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Capítulo 2

Capítulo 2

Conociendo sobre ti, sobre ellos

Era la hora del almuerzo. Después de aquella confesión en público que hizo JungKook, el alfase sentía extraño. Sin embargo, para su suerte nadie se le acercaba más que para sentarse a su lado y comer en silencio. Agradecía que al menos esa vergonzosa confesión sirviera de algo. Por lo poco que se enteró gracias a los demás, después de no sentirse incómodo al preguntar, no era extraño que respetaran tanto a JungKook.

Al parecer, JungKook era el jefe de ese sitio, o algo así podría decirse. Presos y policías lo respetaban por igual, con los años ahí había logrado ganarse su puesto donde hasta él mismo imponía las reglas que quisiera, sin aceptar un no por respuesta.

Lo visualizó en la mesa de enfrente hablando con su grupo de compañeros, o amigos según le había dicho uno de allí. Por increíble que pareciera, JungKook sólo tenía a los amigos que él consideraba que querían estar a su lado por lealtad pura, por amistad sincera, y no por protección o por promesas al viento que podría jurarle. El omega sabía reconocer a ese tipo de personas y rápidamente las botaba. Al menos eso le había dicho una robusta mujer de mediana edad. Así que por esa simple razón, su grupo de amigos leales sólo era compuesta por cinco personas: dos omegas mujeres y tres omegas hombres.

A uno de ellos lo reconoció al instante, después de todo lo recordaba con total nitidez, como si hubiera sido ayer que había dejado de ver a ese loco muchacho pelirrojo de sonrisa cuadrada. Kim TaeHyung (O su hermano de otra madre, según bromeaba Kook en el pasado) era como el hermano mayor del omega. Nunca supo del todo bien cómo se conocieron, pero según lo que decía el pelirrojo fue en un momento de gran necesidad, razón por la cual tienen una estrecha relación. Por lo poco que supo él terminó allí por robar una tienda, un mes después de que JungKook fuera a prisión. No le extrañaría el hecho de que lo haya hecho a propósito con tal de poder estar al lado del que consideraba su hermano.

Desvió su mirada hacia la derecha del muchacho y vio a una rubia de esponjosas mejillas. Ella era Lalisan Manoban o Lisa para abreviar. Era alguien resistente, muchas y muchos habían afirmado que golpearla era como golpear una pared. La rubia estaba ahí por estafar a un importante empresario del cual no sabían el nombre, lo único que le dijeron era lo único que consiguieron averiguar.

A su lado, comiendo tranquilamente mientras escuchaba la charla, estaba la segunda mujer del grupo, de cabello oscuro y blanca piel. Jin la detalló con la mirada, analizando su tranquila personalidad, viendo que apenas y sonreía. Rosé había terminado allí por venta ilegal de armas, siendo descubierta tras una mala transacción.

Del otro lado, cerca de JungKook, visualizó a los omegas amigos de este. Uno era delgado, de piel exageradamente blanca y cabello negro. Tal vez era alguien como él que estaba ahí por error. Le daba esa sensación no sólo por la poca (por no decir nula) esencia de omega que irradiaba, sino por el hecho de que tenía actitudes muy de alfas, incluso hasta su voz era grave e imponente. Pero según lo que le dijeron a pesar de haber preguntado una y mil veces, él juraba una y otra vez que era un omega. Ese chico, del cual nadie sabía su nombre, se apodaba Suga, aunque nadie supiera por qué. Al igual que TaeHyung, había robado y lo habían pillado en pleno acto.

Por último, estaba el otro omega, el cual era abrazado por Suga de los hombros mientras comía alegremente su almuerzo. En actitud se asemejaba mucho a Tae, sin embargo, era más tranquilo y centrado que el muchacho. De ese chico sí se podía percibir una esencia a omega, a delicadeza...desprendía la misma aura que JungKook. Era muy lindo y delicado, de cabellos rubios y ojos brillantes que desaparecían cuando sonreía. El jovencito, apodado Dooly (ya que al igual que Suga, nadie sabía su nombre) terminó allí por hackear varias cuentas bancarias, siendo un experto en tecnología.

A pesar de no haber conseguido mucha información, al menos tuvo la suficiente como para informarse de por qué nadie se le había acercado desde que JungKook declaró eso.

Aunque, por supuesto, aún había algunos que no conocían las reglas del todo...

.

Tenían un receso de dos horas para estar en el patio mientras no lloviera. Y ahí estaba él, sentado contra una pared, viendo como algunos omegas ejercitaban y otros, en grupos, hablaban de vaya a saberse qué. En más de una ocasión había pescado a más de un grupo hablando y mirándolo de reojo cada tanto. En esos casos era fácil saber de qué hablaban.

Chistaba incómodo de vez en cuando, pero agradecía que nadie se le acercara, a menos que sea para hablar decentemente y de temas que no se relacionaran con su pene o su cuerpo en general. No se podía imaginar cómo serían los demás días que le esperaban ahí. En especial si tenía a JungKook detrás de él. Aunque a pesar de todo, después de su declaración pública no había vuelto a hablarle. ¿Y si todo era una broma? No, dudaba que lo fuera. De ser así alguna que otro robusto omega se le hubiera acercado con dobles intenciones. Pero desde ese momento nadie lo había querido ni tocar ni hablar, a menos que él se acercara.

—¿En qué piensas Jinnie?

Casi da un salto poco álfico al asustarse. JungKook se había sentado a su lado y él ni cuenta se había dado.

—N—nada... ¡Dios! La próxima no te acerques así tan de repente.

—No es mi culpa que seas un miedoso aún. En el pasado eras igual, siempre que te hablaba por poco y salías corriendo gritando como un cobarde—la pequeña sonrisa que le vio le dio a entender que recordaba con detalle eso.

—Tú siempre te apareces así de la nada, ¿cómo esperas que uno reaccione?

—Los demás están acostumbrados ya, por lo que ni se asustan. Paso años haciendo lo mismo y aun así sigues asustándote, eres increíble.

—Lo sé, soy increíble.

Lo vio apoyar la cabeza contra la pared, cerrando los ojos pacíficamente.

—Tonto—por un momento se dio el lujo de reír—, me alegra verte, al menos así no me siento tan solo en un lugar como este.

El silencio que transcurrió segundos después lo cortó el omega con una pregunta.

—¿Cómo está Sowon?—el alfa lo miró desconcertado—Digo, ¿acaso ella logró que ustedes fueran algo o siguen en veremos?

—Bueno...podría decirse que estamos juntos, aunque estando aquí en la cárcel no sabría decirte si ella me seguirá siendo fiel o no—a pesar de ser un tema que a cualquier persona con pareja le preocuparía, Jin soltó todo como si fuera algo común y de poca importancia.

Esto hizo sonreír a JungKook.

—Por lo que veo poco te importa—el alfa iba a refutar eso, pero el omega no lo dejó—. Eso es bueno porque así no tendrás culpa cuando gimamos juntos en la cama. De esa forma, no sentirás culpa cuando me la metas contra la pared. De esa forma, lograras gozar tanto como yo—y el acercamiento que había comenzado a tener, por un momento inquietó a Jin.
Sin embargo, no hizo nada para correrlo. El omega lo había tomado de la remera y lo había acercado hasta él para lamerle los labios con gula y deseo, marcando territorio. Por un momento el alfa quiso saltar a comerle la boca salvajemente, pero se contuvo. Contuvo esas fantasías y deseos que había guardado durante el tiempo que JungKook se había ido, siete años exactamente. Se contuvo incluso si el olor a cereza que irradiaba JungKook era demasiado tentador para su alfa.
Pero una pregunta le azotó, una pregunta para la cual quería una respuesta.

—¿Por qué estás aquí?—preguntó todavía con los labios contrarios cerca de los suyos.

—¿Es eso importante?—preguntó JungKook intentando retomar ese pequeño juego.

Aunque las manos de Jin lo corrieron. Era como un virgen a punto de tener relaciones sexuales por primera vez y se ponía nervioso ante un mínimo acercamiento. O quizás la desesperante necesidad de JungKook estaba poniéndolo nervioso.

—Sólo quiero saber, ¿por qué desapareciste por siete años? ¿Estabas aquí en ese entonces?

—Obviamente. Desde hace siete años que estoy aquí cumpliendo condena como todos. Y aun me quedan varios años más por cumplir—dijo con el ceño fruncido, alejándose del alfa.

—¿Por qué? ¿Qué hiciste?

—Al igual que tú maté a alguien. Sólo por eso—dijo cerrando los ojos intentando recobrar la tranquilidad que tenía antes.

—¿Quién era esa persona?—preguntó dudoso, sin recordar a alguien que hubiese arruinado la vida del omega como para que este tuviera que llegar a ese extremo.

—No te interesa Jin—contestó de mala gana.

Justo cuando el Seok Jin iba a insistir, apareció Dooly llevándose a JungKook de allí, sin excusa ni nada. Sólo lo tomó del brazo y lo arrastró lejos de su persona, aunque eso no pareció importarle mucho al omega.

Se preguntaba quién sería esa persona a la cual JungKook había asesinado y por qué.

.

—¿Qué quieres?—preguntó cuándo estuvieron lejos de Jin.

El rubio parecía querer decir algo importante.

—Las nuevas, deberás tener cuidado con ellas. Andan detrás de Jin y parece que necesitan disciplina—decía seriamente, aunque su delicado rostro le siguiera dando un toque de ternura a ese gesto serio.

—¿Les han explicado las reglas?

—Claro, como siempre. Pero se rehúsan a obedecer. Dicen que no tienen por qué hacerlo, después de todo sólo eres, según ellas, una sabandija miserable que carece de fuerza y autoridad. Si supieran esas cretinas—decía molesto tras recordar el insulto por boca de esas mujeres.

—No te preocupes Dooly, si ellas quieren atacar, que lo hagan entonces—la sorpresa que apareció en el rostro del omega desapareció súbitamente al ver la molestia del pelinegro—. Pero cuando vivan en carne propia el castigo, se darán cuenta que será demasiado tarde. Nadie se mete con Jin, él es sólo mío

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