¡Solo es sexo!
Advertencia: este capitulo contiene escenas de sexo explicito.
Al llegar a la celda de su hermano, Jungkook lo vio agachado a horcajadas en el pequeño lavabo, al parecer estaba vomitando, unas cuantas manchas de sangre se veían esparcidas por las sucias baldosas del lugar, pero lo demás se lo llevó el agua.
—¿Te sientes mal? —Preguntó acercándose. —Te traje algo de comer, no es lo que hubiese querido traerte pero... bebe este jugo de fresa, te hará bien.
—Gracias —apenas si pudo responder y sostener con su mano el vaso con jugo para darle un sorbo, su voz se oía rasposa y desgastada.
—¿De dónde sacaste este jugo?
—Eso no importa. —Se sentó al borde de la cama seguido por Namjoon.
—¿Qué ha pasado desde que no estuve aquí? Dudo mucho que esto —Dijo alzando su vaso. —Lo estén dando de almuerzo a todos los reos, ¿o me equivoco? —culminó enarcando una ceja.
Jungkook se mordió la parte interna de su mejilla, su hermano había empezado a hacer preguntas y... ¡joder!, aunque no quisiera, tenía que contarle lo que ha pasado últimamente.
—Bien, bien. Te contaré. Solo no... no vayas a buscar problemas luego.
—Te es cucho.
Jungkook empezó con su monólogo, contándole a grandes rasgos, todo lo acontecido en estos días, por supuesto obviando algunos detalles como la «charla que tuvo con Taehyung hace algunos minutos. Su hermano se sorprendió y enojo cuando este le hablo sobre el cambio de celda y aún más cuando le contó que dos malditos guardias lo habían violado cuando estuvo encerrado en El Hueco. Todo le sonaba de cierta forma irreal, estaba seguro de que Taoki tenía que ver con todo aquello, y eso que Jungkook no le dijo que de hecho había ido a parar allí por una orden suya.
Una vez que terminó de contarle todas las cosas que habían sucedido esos días a su hermano y conversar un poco más sobre todo lo que le pasó a él en aquel pútrido Hueco, apareció Hyun Sik en la entrada de la celda.
—¡Sobreviviste, hombre! —Dijo alegre y muy animado, adentrándose al lugar.
—No podrán deshacerte tan fácil de mí. —Comentó Namjoon.
—¿Cómo te sientes?
—Como la mierda, pero ya pasará supongo. —Sonrió, haciendo que Hyun Sik también sonriera.
Los tres reos continuaron hablando un rato mas hasta que Namjoon terminó su comida, después de aquello, lo acompañaron a las duchas para que se diera un buen baño y también se afeitara, no era muy velludo, pero con el paso de los días en que estuvo recluido en El Hueco, por su barbilla se había dejado ver una pequeña mota de pelos disparejos que él estaba urgido en eliminar, Hyun Sik le prestó una rasuradora, para que pudiera hacerlo y después de estar aseado y bien afeitado se dirigió hasta su celda para poder al fin descansar. Jungkook lo acompañó y estuvo un rato más con él hasta que este cayó en un profundo sueño, causado por el cansancio acumulado en su cuerpo después de tantos días de tener un mal dormir, encerrado en ese horrible lugar.
Namjoon es un hombre fuerte, eso su hermano lo sabía y que iba a recuperarse pronto, solo era cuestión de tiempo y de tener un buen descanso y alimentos, pero en ese momento, debía pensar en un asunto de mayor importancia: su pesadilla Kim Taehyung. Ese maldito imbécil que se aprovechó de que soltó la lengua en un momento de debilidad para chantajearlo vilmente.
Como bien sabía, su hermano no estaba en óptimas condiciones para defenderse en este momento de un ataque por parte de Kim y él también sabía que si no le daba una pronta respuesta, era más que seguro que mataría a su hermano, algo tenía que hacer para evitarlo, después de todo era la única familia que le quedaba; su hermano una vez le salvó la vida, cuando le dispararon, así que de cierta forma sentía que además del lazo sanguíneo que los unía, estaba en deuda con él por salvarle la vida en aquel fatídico día, por lo tanto, hacer esto que pensaba hacer saldaba su deuda.
Pero, ¡mierda! su pesadilla estaba convirtiéndose en realidad, lo que tanto había temido, pasaria e iba a terminar por convertirse en la puta de ese cabrón.
Llegada la hora de la cena, Namjoon no fue al comedor, Hyun Sik le hizo el pequeño favor de llevarle la comida a su celda y acompañarlo un rato, Jungkook por su parte, se tardó un rato más en ir a cenar, los nervios por lo que tenía que hacer se lo estaban comiendo vivo y queria retrasar lo más posible el verle la cara a ese estúpido, lo malo era que quiera o no, tarde o temprano tenía que darle una respuesta.
Así que hizo acopio de todo su valor y al cabo de unos 10 minutos, salió de su celda dando un profundo suspiro de resignación, decidido, se fue directo hasta el comedor y se dirigió a la mesa del rey. Allí estaba sentados él y Yoongi, más su plato de comida estaba aguardándolo a un lado.
Taehyung lo miro de reojo al llegar más no dijo nada y solo vio cómo este se sentaba en la mesa junto a ellos con una expresión seria pero también se notaba algo ¿nervioso?
—Oye, hyung. ¿Qué pasó con la rubia? —Preguntó Taoki, interrumpiendo aquel silencio y tensión en la mesa.
—Yo qué se. Respondió encogiéndose de hombros. —A ese idiota no le he visto la cara desde la mañana, está enojado y no entiendo porque putas, ya parece una mujer con el chorro rojo.
—¿No le sirvió la droga?
—¿Cuál droga? —Preguntó frunciendo el ceño.
—Sí, si —Dijo con la boca llena mientras comía un enorme bocado de su cena. —La que me pidió para tener más tiempo contigo en la cama durante el sexo. —Así que siempre sí estaba drogado como lo suponía y esa fue la razón por la que duró tanto en la cama, interesante saberlo.
—¿No sirvió?
—Vaya que si sirvió. Pero... ¡Carajo! Todo estaba bien hasta que a ese mamarracho le dio por decirme Te amo. —Dijo con un leve sonrojo al recordar aquello. Taehyung en ese instante se descojonó de la risa con solo imaginarse la cara que puso Yoongi al escucharlo.
—¿De qué te ríes, idiota?!
—Es que me imagino ese momento y tu cara... ¡Eso debió haber sido muy chistoso!
—Si serás imbécil... ¡Yo también me voy a reír cuando eso te pase! —Dijo haciendo un puchero de enojo, en ese momento.
Jungkook alzó la mirada hacia Yoongi, llevaba escuchando la conversación todo el rato, más parecería un ser invisible para ambos. —Me largo. —Dijo Yoongi levantándose de la silla para irse a su celda, cansado de que Taehyung se burlara de él
Taoki soltó otra pequeña risa al verlo partir, en verdad se le hizo muy gracioso lo que Yooni le contó, y es que al parecer, él nunca le ha dicho a nadie «Te amo». Ni siquiera a su ex pareja al cual asesinó, y ahora venia de la nada el tontuelo de Jimin a decirle aquello ¡Ja! En serio, habría pagado por verle la cara a su amigo en ese justo momento.
Una vez que Jungkook terminó su cena y limpió con una servilleta su boca, clavó la mirada en los ojos del rey, estaba preparándose mentalmente para lo que iba a decirle.
—Tengo que... decirte algo. —Habló al fin, llamando su atención.
—Te escucho conejito —Ya se imaginaba qué le diría ese pequeño tonto.
—Bien, pero... Vayamos a la celda, no hablaré contigo de eso aquí.
Dicho aquello, se puso de pie seguido por Taehyung, sentía que con cada paso que daba su cuerpo temblaba como gelatina, el camino se le figuraba demasiado corto y él en serio no quería llegar a la celda, ¡no y mil veces no! Pero como si el universo conspirara en su contra, llegó más rápido de lo que hubiese querido al lugar y casi sin darse cuenta, como si en lugar de caminar se hubiese teletransportado mágicamente, de un segundo a otro, en un pestañear ya estaba pisando el suelo de aquella maldita celda que compartía con Kim Taehyung.
Una vez dentro, el rey cerró la reja de la misma y Jungkook se giró para ver a los ojos a ese maldito ser despreciable.
—Y bien? —Habló con esa filosa voz que hacia tambalear de pies a cabeza a quien lo escuchara y esta vez Jungkook, no fue la excepción.
—Acepto el trato. —Respondió sin dar más rodeos al asunto, Taehyung sonrió complacido por tan maravillosa noticia.
—Pero te advierto una cosa, si algo llega a pasarle a Namjoon y me entero que tuviste algo que ver, me encargaré de matarte con mis prop... —No pudo terminar la frase ya que el rey se le acercó y besó sus labios de forma demandante, enredó sus fuertes brazos en su estrecha cintura y lo apretó contra su fornido cuerpo.
—Deja las amenazas para otro día, mocoso, Ya tenemos un trato. —Jungkook tragó grueso, asintió con nerviosismo y de nuevo Taehyung le plantó un profundo beso, sintió cómo la traviesa lengua de Taoki se adentraba en su cavidad bucal y él, con nerviosismo, intentaba también seguirle el paso y que su lengua tocara la ajena, en realidad no entendía el por qué de su nerviosismo, no era su primera vez ni nada por el estilo, pero el roce de las manos de Taehyung en su piel lo descolocaba y sentía derretirse bajo sus dedos.
Como en ocasiones anteriores, se estaba dejando llevar por los malditos besos de este. Y es que, ¡joder! ¡Ese hijo de puta besaba de maravilla!
El beso se hacía cada vez más húmedo, guarro y conforme pasaban los segundos la lengua de Taehyung se adentraba más en la boca de Jungkook, saboreando cada resquicio de esta sin dejar lugar alguno, sus dientes raspaban y ocasionalmente le mordía, tan fuerte que ya podía percibir el sabor metálico de la sangre de Taoki en su paladar.
De un momento a otro lo sujeto de su trasero y lo elevó para llevarlo hasta la cama, aventándolo en esta sin ningún cuidado y con un poco de brusquedad para luego posicionarse encima suyo.
—Haré que gimas mi nombre conejito, y terminarás implorando por más, ya lo veras. —Sentenció con total seguridad, con aquella voz que se le hacia ronca al estar excitado, con un tono lleno de deseo y lujuria, mientras se quitaba la camisa dejando a la vista esos perfectos abdominales que no escaparon de la mirada de Jungkook.
Sentía tanto desprecio por el rey pero también se sentía más que hipnotizado por el cuerpo de este, su cabeza era toda una montaña rusa de emociones contradictorias, sin contar que los divinos besos que había probado de sus labios, lo llevaban a la locura.
Estaba entre la espada y la pared, entre el deseo y el desprecio y eso le causaba una enorme confusión; sin darse cuenta, se mordió con suavidad el labio inferior, saboreando su propia sangre y llevó una de sus manos al torso del Taoki quien sonrió ladino al ver el deseo reflejado en esos hermosos ojos marrones de Jungkook.
El mandamás se aprovechó de ese momento para subirle la camisa y quitársela, dejando expuesto su abdomen, se relamió los labios de manera pervertida y los posó sobre el pezón derecho de Jungkook, dejando en el un pequeño beso y luego lamiéndolo en círculos, mordiéndolo y halándolo hasta dejarlo completamente irritado, para luego pasar al izquierdo y hacer lo mismo, los mordía con saña y luego los estiraba con sus dientes para continuar lamiéndolos; dejando así ambos pezones más que rojos y húmedos.
Se deleitaba por los pequeños jadeos y quejidos de dolor que dejaba escapar Jungkook, quien trataba de concentrarse en solo disfrutar el momento para no hacerlo tan desagradable, intentando contener sus alaridos lo más que podía, mordía con fuerza sus labios, estaba experimentando dolor pero... Era ese dolor diferente, ese que se confundía con el placer, como bien dice el dicho «Hay cierto dolor en el placer y cierto placer en el dolor» dicho gusto por el placer del dolor se sumaba ahora a las mil y una sensación nueva que había empezado a conocer gracias a ese horrible hombre que lo tenía subyugado.
—Quiero oírte gemir, conejito. No te contengas, se que te gusta. —Ordenó bajándose el pantalón y el bóxer, tirándolos al suelo y quedando tal y como Dios lo trajo al mundo, aquella imagen hizo que Jungkook tragara grueso. Ese maldito de Kim se veía endemoniadamente exquisito sin ropa, ¡El hombre era todo un puto Dios de Ébano! Quiso esquivar la mirada del hombre encima suyo, giró su rostro a un lado y el rey sonrió, llevando su mano a su mentón para colocarlo nuevamente de frente y mirarlo de cierta forma picaresca y divertida.
—¿Acaso no quieres que te escuchen, hermoso conejito? —Dios, le encantaba verlo molesto, le entraban unas ganas enormes de sodomizarlo aún más, el enojo de Jungkook era el mejor afrodisíaco para Taehyung.
—¡Cállate, maldito imbécil! No es cierto. —Gruñó un tanto sonrojado, al sentirse descubierto, se supone que esto no debía gustarle.
—Como tú digas, conejito. —Dijo rodando sus ojos y soltando una pequeña risa.
—Ya verás que en unos días la terquedad que te cargas se te quitará y más bien querrás que todos sepan que a quien le perteneces y que quien te folla soy yo. —Hablo con orgullo, Jungkook se mordió la parte interna de la mejilla, a estas alturas ya no se lo podía negar a si mismo, más no dijo nada.
Taoki continuó con su trabajo en el cuerpo de Jungkook, esta vez, bajándole el pantalón y bóxer, aventándolo quien sabe a donde, en algún lugar de la celda.
El rey se mordió con deseo el labio inferior al contemplar la belleza de Jungkook en toda su desnudez, ¡así quería tenerlo! Verlo de esa forma lo excitó demasiado, y su miembro que había permanecido semi erecto hasta el momento, se despertó irguiéndose completamente y endureciendose más de lo que ya estaba.
—¡Mierda ¿Ves cómo me pones! —acerco sus labios a el cuello ajeno para dejarle un profundo beso y luego varias mordidas, arrancándole un largo suspiro, pensó para si mismo que a este paso, con la forma en que Taehyung lo estaba marcando con tantas mordidas, terminaría peor que un Cristo nazareno.
—Tócame! —Le ordenó con voz firme, Jungkook llevó su mano al miembro erecto del rey, haciendo con el, movimientos de vaivén, primero lentos y por otros momentos más rápidos. Taoki soltaba leves gruñidos del placer, mismos que de cierta extraña forma, también calentaban el cuerpo del propio Jungkook al escucharlo.
-¡Joder...! Es suficiente, de tanta cháchara, ya quiero metertela y venirme dentro de ti. —Hablo demandante, Jungkook abrió sus ojos con sorpresa, un tanto nervioso por la brusquedad con que fueron pronunciadas aquellas palabras y no es para menos, tan solo el ver ese trozo de carne gigante que se cargaba el mandamás entre las piernas le daría miedo a cualquiera. Parecía que Kim Taehyung tenía en lugar de un pene normal, uno con esteroides o un injerto de caballo, no quería ni imaginarse lo qué iba a sentir cuando este to follara, ni tampoco pensar en lo mucho que esto iba a doler.
—Date la vuelta. —Ordenó el mandamás, posicionando a Jungkook en cuatro.
Taoki se relamió los labios con morbo al ver ese divino trasero en frente suyo y no pudo evitar darle unas cuantas nalgadas hasta que el trasero de Jungkook se quedo rojo cual tomate, se quejaba bajito y daba pequeños respingos con cada golpe, le aterraba un poco descubrir que en realidad tenia un lado masoquista que no conocía, Taehyung le sostuvo las nalgas con sus manos y las separó, dejando a la vista el pequeño orificio de su entrada que pronto iba a profanar, escupió una buena cantidad de saliva en el y luego llevó tres de sus dedos a su boca para humedecerlos y posteriormente posar uno a uno en su ano, para dilatarlo.
Jungkook temblaba al sentir sus dedos en su entrada y Taehyung aceleraba y disminuía el ritmo en un intento de que se relajara un poco para poder introducirlos como se debe y dejarlo lo suficientemente dilatado para soportar su tamaño, o de lo contrario iba a terminar desgarrándolo cuando la penetrara.
A penas logró que se relajara un poco mas aprovecho para meter sus tres dedos juntos; escuchando un pequeño grito de dolor por su parte.
Comenzó a hacer movimientos circulares para que este se acostumbrara un poco y, después de un rato, comenzó a abrirlos haciendo tijeras, estirando el interior de las paredes anales de Jungkook quien trataba con todas sus fuerzas de soportar el dolor ya que el tacto de Taehyung era brusco y descuidado, pero a una parte detrás de su cabeza, una que no sabía que tenía, le gustaba aquella sensación de rudeza y no podía hacer mas para retener sus gemidos y morderse los labios, juntos eran la perfecta pareja sadomasoquista, no cabía duda.
Por último, trató de introducir un cuarto dedo en el orificio ya más dilatado, con la morbosa idea en la cabeza de hacerle un fisting, pero lo descarto ya que si bien es cierto que estaba dilatado no contaban con mas lubricante que su saliva y esto seria demasiado doloroso y lo mas probable es que se levantara y le pateara las bolas.
Aunque sintió dolor por la intromisión en su interior de los largos dedos de Taehyung, no le quedó de otra más que aguantar. Taehyung al notarlo más preparado, comenzó a meter y sacar los tres dedos a mismo tiempo con movimientos irregulares durante un corto tiempo.
—Listo. —llevó luego su mano a su ya lubricado pene, ya no podía esperar más para penetrar el culo de ese mocoso.
Sin previo aviso Jungkook sintió cómo Taehyung introducía su miembro dentro de él. El dolor fue grande aunque fue previamente dilatado, lo disfruto tanto, no pudo evitar desgarrar su garganta con un fuerte grito, mientras sujetaba con fuerza las sábanas, y es que era grande y ser penetrado por semejante anaconda se sintió como ser atravesado con un tronco.
—Tranquilo, conejito, pasara, ya te acostumbrarás. —Aunque tenía más que ganas de empezar a embestirlo con brusquedad, se contuvo tan solo un poco por tratarse de la primera vez y se quedó quieto en esa posición durante unos minutos hasta que el mismo Jungkook movió por inercia un poco sus caderas para que este empezara a moverse.
Taoki sonrió para sus adentros y, sin tardar mucho, colocó sus grandes manos en las estrechas caderas de Jungkook, sujetándolo bien para luego comenzar con un lento vaiven. ¡Dios, la sensación de tener su pene siendo apretado por el cálido interior de las paredes anales de su conejito era increíble, así que no podía evitar soltar leves jadeos de lo bien que se sentía.
Jungkook, al principio, sintió una horrible molestia y dolor en su ano, pero con el pasar de los minutos esa sensación comenzó a transformarse de dolor a placer y más cuando aumento el ritmo de sus estocadas y su pene empezó a rozar en ese punto lleno de nervios dentro de él que lo hizo soltar un gemido tan alto que no lo pudo contener.
—Ahhh... —Gimió relamiendose los labios, Taehyung sonrio, orgulloso de haber encontrado su punto dulce, junto mas su cuerpo a la espalda de Jungkook en busca de una mayor profundidad en sus penetraciones y llevó sus labios a su oreja para lamer su lóbulo y luego propinarle una pequeña mordida que casi desgarró su oreja mientras soltaba pequeños suspiros.
—J-Joder... ¡Hmm... Dame ahí jodido idiota! —Pidió sin pudor mientras sentía que el mandamás aceleraba cada vez más el ritmo de las embestidas, sus caderas comenzaron a doler y sentía como si de un momento a otro Taehyung fuera a desbaratarlo.
Taoki estaba más que concentrado en rosarle, esa zona llena de nervios dentro suyo que lo hacía gemir, le apretujaba la espalda con una mano, y con la otra le sujetaba con firmeza la cadera.
Los sonidos obscenos que hacia el choque de su pelvis contra las tersas nalgas de Jungkook inundaban el espacio y estaba por enloquecerlo, de modo que no paraba de embestirlo, una y otra vez, cada vez con mas fuerza y rapidez.
Continuo así por un largo rato y Jungkook no pudo contenerse más, arqueo su espalda y con un fuerte gemido se corrio manchando las sábanas debajo de él. Taehyung por su parte, también estaba a punto de llegar al orgasmo, el sentir su pene siendo apretado en el interior de Jungkook producto de las contracciones anales debido al reciente orgasmo de este, lo hicieron gruñir de la excitación y placer.
De un minuto a otro, el rey se corrió en su interior, llenándolo por completo de su espeso y tibio semen. Una vez que salió de su interior, este cayó exhausto en la cama intentando recuperar el aliento, no tenía ni fuerzas para colocarse boca arriba, sus piernas le temblaban y estaban flojas como si estuvieran hechas de gelatina, su entrada quemaba y sus caderas dolían horrores.
—¡Maldito imbécil! Ahora consigueme una silla de ruedas idiota. —Taehyung por su parte, se puso de pie sin problema y levantó del suelo sus prendas para luego colocárselas, al estar ya vestido, miró en su dirección y no dijo nada, sonrió disimuladamente por lo que acababa de oír.
—Estuviste bien, conejito. Para la próxima será mucho mejor. —Dijo esbozando una sonrisa triunfante y caminando a la salida de la celda para ir a las duchas y darse un buen baño refrescante.
Jungkook abrió sus ojos y vio a este partir, maldijo para sus adentros lo que había pasado y es que, ¡joder!, por más que lo negara sabía perfectamente que aun a pesar del dolor que sintió, le gustó tener sexo con él. Porque fue solo eso, sexo, él en ningún momento sentía nada mas que no fuera desprecio por ese nefasto sujeto ¿verdad?
A pesar de todo, no fue tan horrible como esperaba. ¡Y eso era lo peor! Se supone que no debía de gustarle y que no debía sentir nada. ¡Mierda! Pero bueno, lo hacía para ayudar a su hermano, ¿Cierto? Sí, solamente por eso, no había ningún otro sentimiento mezclado en esto. ¡Era solo sexo!
—¡Maldito seas Kim Taehyung! —Gritó dándose la vuelta para mirar hacia la pared y se puso una sábana encima, tapándose hasta la cabeza, ya que ni fuerzas tenía para levantarse a vestirse, cayendo minutos después en un profundo sueño, en el que por supuesto de ninguna manera soñó con que le hacía el amor al rey de Konapus.
Continuará...
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