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La venganza del Rey

Advertencia: Este capitulo contiene escenas de tortura y muerte, muy explícitas.    

Un médico llegó a la celda del rey junto con un guardia que lo resguardaba y dijo que, al parecer, Taehyung lo mandó a buscar para que viniera a chequear a alguien, Jimin le dio paso para que este pudiera dar comienzo a la revisión de Jungkook.

Una vez que le curó la herida del labio y colocó parches en su espalda, rodilla y en un costado de su torso, se puso de pie y le entregó una caja de analgésicos, indicándole cada cuántas horas debería ingerir una, estas le ayudarían a aliviar el dolor en sus músculos, eran costosísimas y por supuesto no las había en el dispensario de la cárcel pero el rey las había hecho traer de afuera; el médico le había dicho que con una sola tableta era suficiente, pero Taoki insistió en comprar la caja entera y le advirtió no muy amablemente al doctor que tenía que explicarle bien a Jungkook como tomárselas, porque si él sufría dolores después, le iba a arrancar los ojos con un tenedor y se los iba a dar a comer en sopa.

Por suerte no hubo fractura de huesos ni daños mayores, los hematomas irían pasando con el transcurrir de los días, tendría que ser paciente con ello, aunque también le entregó una crema que le que ser ayudaría a eliminar esos golpes en las piernas y espalda, como también los de su cara, comprado todo afuera de la cárcel, por órdenes de Taehyung.

Jungkook le agradeció por las atenciones y el médico salió de la celda junto con el guardia, perdiéndose de vista por los pasillos de la prisión.

—Oye, necesitas urgente un buen corte de cabello —Dijo Jimin sin apartar la vista del cabello destrozado de Jungkook, al parecer, de todas las cosas lo que más le impactó fue cómo le dejaron la cabeza.

—Ya sé, tonto —Espetó haciendo cierto puchero, había dejado su cabello crecer y ahora estaba como la mierda, lo mas probable es que tendría que raparselo.

—Yo podría cortarlo, si quieres.

—¿Tú? —Preguntó con el ceño fruncido.

—¡Claro! Sé muy bien cortar cabellos —Respondió guiñando su ojo derecho.

—Bueno —Dijo encogiéndose de hombros.

—Pero más tarde, ahorita lo que más quiero es descansar.

—Oh, claro.

—¿Podrías... —Hizo una pausa para pedirle un favor, en verdad se sentía un inútil por no poder ni moverse. —...pasarme mi ropa? Está en la cama de arriba.

Jimin asintió y subió a la cama de Jungkook, tomó la muda de ropa para luego bajar y entregársela, Jungkook empezó por ponerse la camisa, metiendo sus brazos y luego subiéndolos para que esta pasara por su cabeza y ponerla como es debido, cada movimiento que hacía, era como sentir que un árbol le caía encima y por ende no podía evitar quejarse bajito.

—¿Quieres que te ayude con eso? —Preguntó Jimin al ver la expresión de dolor en su rostro.

—No, no. Estoy bien —Mintió.

—Solo me faltan los pantalones.

Haciendo un gran esfuerzo, se sentó en el borde de la cama e intentó colocarse primero el bóxer sin tener que levantarse, lo logró, a pesar de sentir que sus huesos se quebraban uno a uno, luego pasó a sus pantalones y acá sí tuvo que esforzarse más, se levantó pero, en ese instante, un hórrido dolor en su espalda baja hizo que sus piernas flaquearan y por ende cayó al suelo, Jimin rápidamente lo auxilió, sujetándolo del brazo para ponerlo de pie pero al parecer este pesaba más de lo que imaginaba.

A Jungkook se le hacía casi imposible mover sus piernas, en serio le dolían; así que no pudo hacer mucho, de repente, Taehyung apareció en la celda con una pequeña bolsa de plástico color blanco con algo dentro, Jungkook subió la mirada y la posó en esos divinos ojos del rey, que para ese momento le parecieron los más horribles del mundo.

Taoki observó la situación y veía cómo el debilucho de Jimin trataba de poner en pie a Jungkook, cosa que lo hizo reír para sus adentros, puso la bolsa en la cama y se acercó hasta él para levantarlo con cuidado del suelo, este estuvo a punto de soltarse del agarre del mandamás, sin embargo no lo hizo pues sabía que era mejor obtener un poco de ayuda o si no pasaría horas intentando ponerse de pie, al estar en la cama respiró profundo, era un alivio ya no estar en el puto suelo.

Taehyung volteó a mirar a Jimin y eso le fue suficiente para darle a entender que saliera de la celda y los dejara solos; entendió la indirecta perfectamente y salió del lugar sin decir nada.

—Te traje algo de comer —dijo mientras sujetaba de nuevo la bolsa blanca de plástico. 

—No tengo hambre —respondió mientras intentaba colocarse nuevamente el pantalón pero sin levantarse de la cama, cosa que era casi imposible pues tener que agacharse le causaba un profundo dolor en las costillas y la espalda.

—Ya deja eso, luego te lo pones, primero come algo.

—Ya te dije que no tengo hambre, Taehyung —Gruñó un tanto hastiado.

—Ah, entonces me comeré estos pedazos de pizza yo solo —Dijo mientras sonreía para sus adentros. ¿Cómo iba a negarse ante eso?

—¿P-Pizza? —Preguntó curioso mientras intentaba ver qué había dentro de aquella bolsa.

—¿Cómo es posible? Acá no dan eso.

—Recuerda que soy el rey de esta prisión, conejito —Dijo orgulloso.

—Puedes comer ahora lo que se te antoje. 

—¿Hablas en serio? —Preguntó con el ceño fruncido sin poder creer lo que decía Taehyung. ¿Ahora podía comer a su antojo y no esa basura que suelen dar en el comedor?

—Sí. Así que disfruta tu pizza.

El rey sacó la pequeña bandeja dentro de la bolsa y abrió la misma a la vez que varios apetitosos pesados de pizza parecían resplandecer ante los ojos de Jungkook, se veían deliciosos así que no pudo aguantar y tomó uno para luego darle una mordida, aquél sabor que se impregnó en su boca lo hizo flotar en el mismísimo cielo, era maravilloso sentir un gusto agradable en su boca. ¡Carajo, estaba delicioso! Poco a poco fue ingiriendo cada uno hasta que acabó, quedando mucho más que satisfecho.

Taoki observó cómo disfrutaba de su comida y, sin querer, en sus labios se dibujó una leve sonrisa, casi imperceptible, Jungkook se veía muy lindo al poner esas expresiones de gusto mientras mordisqueaba aquella pizza, de modo que sonrió; pero no por mucho, no, esa leve sonrisa desapareció al instante.

Una vez que Jungkook terminó de comer, Taehyung caminó hasta la salida de la celda y salió de la misma para dirigirse a las duchas, al llegar corrió a todos los reos que se estaban bañando y advirtió que, por ahora, nadie podía pasar hasta que él lo decidiera.

Cuando todos estuvieron fuera, Taehyung iba de vuelta a su celda pero en el camino se encontró a Jimin, así que aprovechó para decirle que se preparara a hacer unas cosas que él necesitaba, él aceptó con gusto lo que el rey le dijo y una vez se retiró pudo devolverse al fin a su celda, encontrándose a Jungkook recostado en el espaldar de la cama, parecía dormido pero no, solo tenía los ojos entre cerrados.

—Vamos a las duchas —.Habló haciendo que abriera sus ojos y frunciera el ceño al escucharle.

—¿A las duchas? ¿Para qué?

—Para que bailes un rato —Dijo con sarcasmo rodando los ojos.

—¿Para qué más? Para que te des un baño.

—Idiota, no quiero tomar ningún puto baño —Dijo cruzándose de brazos, mirando en otra dirección.

Taoki suspiró profundo... ¡ten paciencia Taoki, carajo, ten paciencia!

Como era de imaginarse, no hizo caso a las palabras de Jungkook; así que caminó hasta él y con cuidado lo levantó de la cama y lo cargó en sus brazos.

—¿Qué crees qué estás haciendo, idiota?! ¡Suéltame! —Gritó furioso e intentaba forcejear, pero cada movimiento brusco hacía que todo su cuerpo le doliera y no podía evitar quejarse.

—Si sigues de arisco el cuerpo te va a doler más de lo que ya te duele —Dijo mientras caminaba por el pasillo, sin bajar la mirada hacia Jungkook.

—Solo te cargo para que evites caminar hasta las duchas, ni creas que esto será para siempre, princesa.

Jungkook mordió con furia el interior de su mejilla y apretó sus puños. ¿Ese idiota de quién se creía para decirle princesa? ¡Él podía caminar solo! No lo necesitaba para nada, ¡joder. Bueeeeeeno, no! No podía ir y caminar por ese largo pasillo hasta llegar a las duchas, iba a tardar una jodida eternidad, entonces, ¿lo mejor sería agradecer esas atenciones que le estaba dando el rey? ¡Al diablo agradecer ni un carajo! Por culpa de ese idiota él se encontraba en esa situación. Así que, ¡a la mierda!

Jungkook estaba tan inmerso en sus pensamientos que ni cuenta se dio cuando el rey lo pusó en el suelo, una vez que llegaron justo al lugar donde él suele ducharse, bajo la mirada y Taoki se quedó de pie frente a él. ¿Qué? ¿Esperaba quedarse allí parado todo el rato que se tardara bañando?

Un golpeteo en la puerta de la entrada a las duchas llamó la atención de ambos reos, así que giraron sus rostros en dirección al lugar, era Jimin quien había llegado con una toalla, jabón, shampoo, unas tijeras y un peine, el rey dejó a Jungkook para ir con Jimin y tomar todo menos las tijeras y peine, luego le indicó que esperara afuera ya que él le llamaría para que pasara; Taoki se dio la vuelta una vez que dejó de hablar con Jimin y se dirigió a Jungkook, quien aún seguía inerte en el sitio. 

—¿No piensas quitarte la camisa?— Preguntó sin apartar la mirada de los ojos marrones de Jungkook, mientras ponía en el suelo, el jabón y el shampoo.

—No me bañaré mientras estés tú aquí, pervertido. ¡Date la vuelta! —Gruñó, haciendo que el rey soltara un bufido, sin embargo, no dijo nada y se dio la vuelta cruzándose de brazos, dándole así la espalda a ese obstinado mocoso.

Jungkook, al verlo de espalda, se quitó al fin la camisa; con cuidado y paciencia obviamente, también bajó poco a poco su bóxer y colocó las prendas encima del hombro de Taehyung mientras sonreía con sorna, si el rey se iba a quedar para hacerle un favor, pues que lo hiciera completo ¿no? Y le sirviera de perchero.

—Si volteas te pateare el culo cabrón —Dijo en un tono serio al ver que el rey se daba un poco la vuelta al ver, en su hombro, la ropa de Jungkook.

Taoki al escucharle, se le dibujo media sonrisa en el rostro. En serio, ¿ese tonto no aprendía que a quien le hablaba así era al rey? Hasta se le hacía gracioso que respondiera de esa forma, ya que mientras más lo hacía más le enseñaría quién mandaba en la prisión cuando lo tuviera empotrado en su cama.

Jungkook se dio la vuelta y abrió el grifo de la ducha, sintiendo cómo las pequeñas gotas de agua caían por todo su cuerpo, no tenía que preocuparse por los parches que el médico le había colocado puesto que estos son a prueba de agua; así que pudo bañarse con tranquilidad, cuando estuvo enjabonando su cuerpo, Taehyung no pudo evitar voltear ligeramente su rostro y mirarlo de reojo. Carajo, la imagen con la que se encontró era tan provocativa... Ese tonto desnudo y con jabón por todo su cuerpo era algo tan tentador que debería ser ilegal ¿Podría aguantar no hacer algo pervertido con ese chico?

—Oye, ¿qué haces?! —Preguntó exaltado al sentir unas fuertes manos tomarlo por la cintura.

—Solo te enjabonare la espalda —Respondió mientras sonreía ladino y acercaba su cara al cuello de Jungkook, aspirando el rico aroma a jabón de vainilla que emanaba de su cuello; provocando en este un escalofrío que le recorrió toda la espina dorsal.

—Te dije que te patearía el culo si te volteabas, estúpido —Gruñó mientras intentaba apartar las manos del rey de su cuerpo. —Así que quítate.

Taoki por supuesto no hizo caso, como siempre; aprovechó el momento para tomarlo de las muñecas y darle la vuelta con cuidado pues no quería lastimarlo más de lo que ya estaba, quedando entonces este frente a él, su profunda mirada se clavó en aquellos ojos marrones quienes lo observaban con impresión, Jungkook no movió un solo músculo, solo tragó grueso al tener tan cerca a ese hombre que también le caían gotas de agua encima, empapando su camisa y haciendo que esta se pegara a su cuerpo, marcando sus provocativos pectorales.

Taehyung había dejado en el suelo la ropa de Jungkook y la toalla antes de caminar hacia él, así que no se mojaron ni mucho menos, el rey se sacó la camisa y lanzó la misma al piso, dejando a la vista ese torso que podía llevar a la locura a cualquiera.

Jungkook no pudo evitar bajar la mirada y recorrer con la vista el cuerpo del rey. ¡Carajo, sí que tenía unos músculos envidiables! Taoki soltó una pequeña risilla al ver cómo ese chico casi se lo comía con la mirada, se sentía orgulloso de haber trabajado duro con las pesas hasta obtener ese cuerpo tan bien marcado.

Jungkook volvió a subir su mirada, deleitándose con ese color tan exótico que poseían sus ojos, en ese momento  se veía tan diferente, tan distinto a pesar de ser el mismo sujeto prepotente, arrogante y cruel, tenía una mirada que emanaba tranquilidad, al igual que su semblante, podría haberse sentido nervioso o irritado pero no era así, veía a Taehyung de una manera indescriptible, no sabía si era por el agua que recorría todo su cuerpo y le hacía lucir divinamente atractivo ¿o simplemente todas las atenciones que le estaba brindando el mandamás lo estaban haciendo cambiar de parecer? Quién sabe.

Taoki apegó más su cuerpo al de Jungkook y este se hizo para atrás, dando unos cuantos pasos que no fueron muchos ya que la pared tras él se lo impidió, el rey al tenerlo acorralado, posó con suavidad su mano en su mentón y lo alzó levemente, sus miradas estaban fijas, cada uno se deleitaba por ese color particular que tenían sus ojos.

No había tensión, no había reclamos, no había nada que fuera negativo en el ambiente, simplemente estaban viviendo un momento muy distinto a cualquiera que hallan tenido antes.

Taoki no se apresuró en besar los labios de Jungkook, no. Solo se quedó observando cada detalle en el rostro de aquel, se vería aún más lindo si no tuviera en su rostro esos horribles hematomas. En serio, iba a disfrutar matar al imbécil de Suk Jun por hacerle eso a su pequeño conejito.

Poco a poco se fue acercando con sutileza sus labios, a principio creyó que este se apartaría, sin embargo, no lo rechazó, se quedó quieto, a la espera de ese beso que el rey estaba a punto de darle. Una vez que los labios de Taehyung tocaron los suyos, ambos cerraron los ojos y disfrutaron de ese intenso y cálido beso, diciéndose tantas cosas sin palabras, sus cuerpos continuaban mojándose ya que el grifo seguía abierto, pero esto poco o nada les importó, esa sensación del agua cayendo sobre sus cuerpos los hacía sentir frescos ya que sus temperaturas corporales estaban aumentando gradualmente por la intensidad del momento.

Como bien se sabe, Taehyung es un experto en derretir a cualquiera con sus besos y Jungkook estaba siendo víctima de ello, sentir su lengua rozar la suya era exquisito y esos pequeños suspiros que ambos dejaban escapar los hacía desear que ese momento fuese eterno y el reloj dejara de girar deteniendo el tiempo.

Los besos de Taoki eran suaves, delicados, sin brusquedad ni desesperación, estaba tranquilo a pesar de querer poner a Jungkook de frente a la pared y poseerlo allí mismo, y que en cada rincón de ese lugar retumbaran sus gemidos, algo en el interior de Taehyung lo hizo frenar esos impulsos y solo quería ser gentil y acariciarle el alma.

Jungkook, con atrevimiento, mordió el labio inferior del rey entre besos; cosa que lo provocaba aún mas, si no se detenía ahora, quién sabe qué llegaría a ocurrir.

Taehyung sabía que Jungkook estaba muy adolorido y él a la hora del sexo no era para nada delicado por mucho que quisiera ser gentil; No señor, ese hombre era una jodida máquina de sexo insaciable, así que, para evitar follarlo en ese instante, se apartó del y clavó la mirada llena de deseo que se cargaba en el otro.

—Joder... Termina de bañarte. Me daré también un baño de agua fría, "antes que te folle ese culo tan provocativo que tienes"— pensó para sus adentros mientras se daba la vuelta y caminaba a otra ducha dejando un tanto confundido a Jungkook.

Este al volver en sí, removió su cabeza de un lado a otro. ¡¿Qué coño le estaba pasando por la mente?! ¡¿Acaso era idiota?! ¿Por qué putas no lo detuvo? O mejor dicho, ¿por qué él no se detuvo? Carajo, si seguía así iba a terminar follando con el rey tal y como Hyun Sik se lo había dicho y se supone que eso no lo iba a permitir.

Tratando de no pensar más en aquello, tomó el shampoo y vertió un poco en su cabello, hasta que lo lavó y lo dejó limpio.

Una vez que terminó de bañarse, secarse y vestirse, caminó con pasos lentos fuera de la ducha, Taoki fue hasta él y también Jimin, a quien Taehyung  llamó para que le buscara un pantalón seco y también el de Jungkook, así que este le hizo entrega de la prenda a la vez que ayudab a colocárselo.

—Muy bien, es hora de arreglarte ese cabello que es un desastre.

—¿Y a dónde iremos para eso? —Preguntó.

—Pues... 

—Yoongi ya viene con una silla, acá mismo podrás hacerle el corte. —Respondió y como si sus palabras fuesen mágicas, el rubio apareció con una silla de metal color gris, la cogió del comedor cabe destacar.

—Ya llegué. El idiota del guardia del comedor me retrasó.

—Bueno, bueno, háganse a un lado que haré mi trabajo —Le dio una palmadita a la espalda de Suga para que se fuera y este enarcó una ceja. ¿Ese tonto lo estaba corriendo a caso?.

—No te demores tanto, tonta rubia —Jungkook rodó sus ojos y bufó, quería irse a la celda y descansar un rato pero también quería que Jimin le arreglara el cabello, estaba más que seguro que aquellos hijos de puta lo habían dejado horrible.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que él terminó de arreglar su cabello, ¡lo dejó muy bien! Estaba muy corto pero al menos no disparejo.

Se veía totalmente diferente y hasta más atractivo pues el corte lo hacía lucir un poco más acorde a su edad.

Al estar todo listo, ambos salieron de las duchas, al parecer Jungkook podía caminar un poco mejor así que no hubo problema en llegar a su celda, allí estaba Taehyung esperando sentado en la cama mientras conversaba con Yoongi, las horas habían pasado y se acercaba el momento de ir a cenar, Jungkook no estaba con ánimos de ir al comedor así que prefirió quedarse, y no es para menos, Taoki dejó que este se acostara en su lugar, es decir, en la cama de abajo para que no se le hiciera forzoso subir a la otra, y estando este recostado en el sitio, tanto él como Yoongi y Jimin se fueron al comedor.

Al cabo de un rato, después que los reos cenaron y hablaron un poco, Taehyung se devolvió a su celda y le llevó la cena, este se hallaba un tanto adormilado pero despertó cuando escuchó la reja de la celda abrirse.

—Te traje la cena, princess— Dijo mientras sonreía para sus adentros, y es que en verdad, Jungkook estaba siendo tratado por él como una princesa. 

—Princess tu culo, cabrón. —Espetó, Taehyung soltó una risa, puso la bolsa con comida en las manos del Jungkook.

—La rubia hizo un buen trabajo —Dijo observando el nuevo corte cabello que tenía. Quería decírtelo antes, solo no me atreví.

—Ah, sí —Pasó su mano por su cabello. —Sabe lo que hace.

—Me gustas mucho más así —Comentó coqueto. —No sé, siempre he tenido cierta debilidad por lo chicos así, se ven divinos.

Jungkook rodó sus ojos y no le dio mucha importancia, aunque si pudiera habría pintado el cabello de verde si fuera posible! En fin, abrió la bolsa con comida y sacó una bandeja con un emparedado de pollo con tomate, pepinillos y lechuga, junto con una botella de agua fría, al terminar de comer, colocó la bandeja y la bolsa encima de la mesita de noche y en ese instante la alarma sonó, indicando que las rejas de las celdas se cerrarían pues ya eran las 9:00 pm.

Taehyung sacó de la cajetilla de cigarros que llevaba en su bolsillo uno para fumárselo mientras esperaba a que la hora pasara, dentro de poco se iba a divertir con SukJun, al acabarse el cigarrillo, caminó hasta la mesa de noche y sacó de la gaveta un reloj y vio la hora que este marcaba, acto seguido, se subió a la cama de arriba y se recostó en la misma soltando un profundo suspiro. Jungkook creyó que el rey le pediría que hiciera un espacio para él acostarse, pero no, y no supo por qué se sintió un poco decepcionado por ello y además también se le hizo extraño pero bueno, tampoco le iba a reclamar. Mejor así, ¿no?

Llegada ya la hora exacta, es decir las 10:00 pm, bajó de la cama, sin querer despertar a Jungkook, subió con cuidado su colchón para sacar debajo de este el martillo de hierro, una manopla y su nueva navaja, la misma posee una parte lisa como también una dentada, cercana al mango, las favoritas de Taehyung, pues estas le permite usarlas a su antojo; por ejemplo, con la parte lisa de la cuchilla puede hacer cortes muy limpios en la piel y la otra parte era para hacer un corte mas riguroso, podría cortar hasta el hueso si se le antoja. En fin, a pesar de ser cuidadoso, Jungkook se despertó y sus miradas se encontraron al instante.

—¿Qué haces? —Preguntó curioso al ver en las manos de Taehyung aquellas cosas.

—Haré un pequeño trabajado, conejito —Respondió mientras metía en el bolsillo de su pantalón la navaja y la manopla.

—¿Trabajo? ¿A dónde vas con eso?

—Escucha, no voy a permitir que ningún reo o guardia haga lo que le venga en gana cuando doy una orden, y mucho menos permitiré que toquen lo que es mío ni que te hagan el mas mínimo daño. Acabaré con Suk-Jun, conejito, así que quédate aquí y sigue durmiendo.

Aquellas palabras hicieron que  abriera sus ojos con sorpresa. ¿ SukJun? ¿A caso ese es el nombre del sujeto que le hizo aquello? Pero esperen, se supone que fueron dos. Oh, claro... lo haría hablar; por eso llevaba aquel... Martillo.

Una vez dicho eso,  caminó hasta la reja de la celda y abrió la misma para salir, la cerró antes de irse al fin a las duchas y al llegar se encontró con una linda escena: un asustado y lloriqueante Suk-Jun atado a una silla en medio de aquel lugar.

La silla tenía unos reposa brazos, así que sus manos estaban atados a ellos con una cinta adhesiva gris, conocida también como cinta americana, y sus pies estaban también atados a las patas de la misma, también tenía un buen parche de cinta en su boca, esto impedía que los gritos del guardia se escucharan tan alto.

Al rey se le dibujó media sonrisa al ver cómo SukJun tembló de pies a cabeza cuando lo vio llegar, este sabía perfectamente lo que le iba a pasar y no viviría para contarlo, solo esperaba que su muerte fuese lo más rápido posible, cosa que no ocurriría pues al rey le encantaba torturar, disfrutaba plenamente pasar horas haciéndole las cosas más dolorosas que se puedan imaginar y hacer que estos imploraran acabar con su sufrimiento mediante la muerte, y si él estaba de ganas, paraba de torturarlos para cumplir su deseo.

Se acercó con pasos lentos y con el martillo en una mano mientras lo golpeteaba contra la otra; haciendo un pequeño sonido que indicaba que cosas para nada agradables se avecinaban.

POV KIM TAEHYUNG

—Así que tú eres el famoso Suk-Jun —Dije una vez que estuve de frente a él, observando fijamente su rostro bañado en lágrimas, que patético ese jodido idiota.

—Te portaste muy mal Suk-Jun. Muy, muy mal. —Joder, ¡ese marica no paraba de llorar como nena!

—¿Sabes lo qué les pasa a aquellos que tocan lo que me pertenece? —puse con suavidad la punta del martillo en su sien y noté el terror en su cara, eso me encantó y más cuando lo vi tragar saliva.

—¿Lo sabes? —Asintió con su cabeza y suspiró con lágrimas en los ojos.

Estoy seguro que ese imbécil estaba que se orinaba encima de los nervios. ¿Será qué ver mi cara de psicópata lo aterró?

—¡Ja! Así que lo sabes —Dije sonriendo.

—Quiere decir entonces que anhelabas esto, por eso te atreviste a tocar lo que me pertenece, ¿no es así? —pregunté acercando con lentitud mi rostro al suyo.

—Pues empecemos, maldito imbécil.

Una vez que dije aquello, Suk-Jun intentó apartar su cara del contacto con el martillo de hierro. ¿En serio era tan estúpido como para creer qué lograría algo con eso? ¡Qué imbécil! No tardé mucho en propinarle un fuerte golpe en la quijada con el mismo, le di con la suficiente fuerza para hacerle un daño tremendo, pero no como para matarlo, de haberlo hecho, habría perdido la oportunidad de torturarlo a mi antojo, ¿cierto?

Él, entre lo atontado que quedó por el golpe, dio un grito de dolor pero no se escuchó tan alto ya que la cinta en su boca se lo impedía, le di otro violento golpe pero esta vez al otro lado de la quijada, Suk-Jun gritó y apretó sus puños con fuerza al sentir el impacto, no me conformé con eso, así que me entretuve con sus rodillas; les di con tanta fuerza que estoy seguro le pulvericé ambos huesos.

Sus gritos de dolor se hicieron cada vez más y más agudos y en serio, lo estaba disfrutando. ¡Esos gritos eran música para mis oídos! Esto les iba a enseñar que nadie toca a mi conejito.

Tiré el martillo en el suelo y troné mis dedos mientras observé a Suk Jun llorar como desquiciado, ¡y eso que aún no había hecho ni la primera parte! Saqué de mi bolsillo la manopla y la puse en mi mano derecha, acomodándola en mis nudillos, una vez bien posicionada, le di el varios golpe con mi puño en el rostro, golpes que seguí uno tras otro; sentí cómo su tabique se partió en dos partes.

Le corte una ceja, los labios y le dejé la mejilla sumamente moreteada. ¡Carajo! la sangre que brotaba de su nariz salía a borbotones, al igual que en toda su cara pues tenía profundos cortes gracias a la manopla, incluso, ese provocativo liquido rojo que se deslizaba desde su ceja, le caía dentro de los ojos y estoy seguro que eso le causaba ardor, se me hacía muy gracioso verlo quejarse tanto, parecía una miserable rata siendo pisada por la cola.

Pasé de golpearle el rostro a hacerlo en su estómago, el imbécil tosía e intentaba tomar un poco de aire pero yo obviamente no se lo permitía así que, con más fuerza, lo golpeé hasta el punto de quebrarle una costilla. Reí al escuchar los jadeos de Suk-Jun, se notaba que estaba sufriendo, cada vez que este intentaba respirar he de suponer que el dolor le era inaguantable.

Me agoté tan solo un poco después de haberlo golpeado tantas veces, así que solté un suspiro, llevé mi mano hasta la cinta adhesiva que llevaba en su boca y se lo retiré de un jalón, más no completamente pues un extremo de la misma se le quedó adherida en parte de su mejilla; El hijo de puta escupió pedazos de dientes y muelas rotas, no pude evitar reír y más al escuchar sus quejidos con claridad.

—¡Maldito! —Gritó con lágrimas en los ojos. —Y-Ya detente... Por favor.

—¿Detenerme?, ¿acaso tu te detuviste cuando estabas metiendo tu asquerosa verga en el cuerpo de mi Jungkook? Esto a penas empieza, campeón.

Me quité la manopla y saqué de mi bolsillo mi pequeña amiga la navaja.

Si que me encantaba jugar con esa cosa y ahorita tenía planeado darle un buen uso, utilicé la misma para rasgarle la camisa, abriéndola por la mitad y dejando su desagradable y velludo torso expuesto, me miraba con desespero, como queriendo descifrar mis intenciones, seguro pensó que se la clavaría en el corazón y que acabaría así con su sufrimiento.

¡Pero no! No señor, eso sería una muerte rápida e indolora y yo disfruto demasiado hacer chillar como puercos a mis víctimas y adoro escuchar que imploren por su muerte, así que aún no era momento de enviarlo al otro mundo.

¡Joder la mirada de pánico que puso cuando pose la punta de la cuchilla en su pecho fue algo indescriptible, así que disfruté hacer presión con ella hasta clavarsela, abriéndole la piel.

Sus gritos no se hicieron esperar una vez que empecé a deslizar el filo la navaja hasta marcarle la palabra "Taoki" una pequeña marca que le quedaría de recuerdo y que todos verían al día siguiente cuando se encuentren a este imbécil muerto en las duchas. El que viera esa palabra, iba a temblar del horror al pensar que de ese mismo modo quedarían si intentaban desobedecerme o siquiera intentaban pasarse de listos cuando les de una orden.

Sonrei satisfecho al ver mi obra de arte, perfectamente dibujado en su piel, ¡le quedó estupendo!

—¡Maldita sea, detente! —Gritó suplicando y pude ver cómo apretaba sus puños a la vez que lágrimas salían de sus ojos como cascadas. ¿Será qué le dolía mucho? ¡Por supuesto! Hice que la navaja le llegara al músculo hasta rajarlo. Pero, ¿acaso creía que con unas simples y ridículas lágrimas iban a detenerme de mi faena? Qué iluso...

El idiota de Suk-Jun palideció al verme sonreir, seguro entendió perfectamente que mi sonrisa solo decía una cosa: «me voy a divertir escuchando tus gritos», ese hombre estaba aterrorizado, lo pude notar ¡y me encantó!

¿Quieren saber qué hice después? Pues bien, le sujeté con firmeza el dedo índice y llevé la punta de la navaja hasta el mismo, acto seguido, comencé a cortarle el dedo y una vez que pude llegar al hueso hice más presión y lo moví de un lado a otro para arrancarlo con facilidad. El guardia dio un grito tan fuerte cuando sintió que le arrancaba esa parte de su mano que no pude evitar darle una bofetada y decirle que se callara. ¿El hijo de perra no podía soportar las cosas como hombre o qué? Además, no solo iba a cortarle uno, no; Yo necesitaba que SukJun sufriera más que eso, así que continué con el del medio y el siguiente, arrancándole así tres dedos de la mano.

El idiota se retorcía del dolor en la silla, sus gritos seguramente se escuchaban hasta fuera de las duchas pero poco me importaba. ¡Al contrario!, saber que otros reos estaban escuchando la clase de gritos que daba el guardia, gracias a mi, me encantaba.

Cuando tuve los dedos sangrantes en mi mano, le sujeté la mandíbula y le abrí la boca, una pequeña risa se me escapó al ver su estúpida y patética expresión de angustia y sufrimiento.

—Cómetelos —Le dije mientras comenzaba a introducírselos uno a uno dentro de su boca.

—Con estos asquerosos dedos te atreviste a tocar lo que me pertenece y ahora te los vas a tragar —Su expresión fue la de alguien que estaba a punto de vomitar, pero bueno, tener tus propios dedos en la boca no era el sabor más delicioso del mundo, supongo. Pero a mi me valía media hectárea de verga.

—¡Masticalos! —Grité mientras le apretaba la mandíbula. Suk-Jun cerró sus ojos con fuerza y... ¿Saben qué hizo? Los comenzó a masticar, ese imbecil estaba masticando sus propios dedos cercenados, en serio estaba disfrutando lo que hacía. Ver a ese hombre comerlos era digno de tomarle una foto, ¿por que no me conseguí una cámara?

¡Mal Taoki muy mal!

Oír el crujir de los huesos en su boca era lo mejor de todo, solté una última pequeña risa y liberé el agarrare de su mandíbula e inmediatamente escupió los pedazos de huesos y carne de su boca. ¡Qué puto asco! Lo vi de reojo mientras él aún escupía y luego me le puse en frente.

—¿Te gustó follar a Jungkook? -Le pregunté viéndolo con todo el desprecio del mundo, pero no recibí respuesta, solo se oían sus gritos de dolor salir de su garganta, su mano sangraba igual que su pecho, su cara, sus rodillas que estaban vueltas añicos... Pero aún faltaba. Quería divertirme más, mucho más.

—Te hice una pregunta —Grité y le propine un fuerte golpe en la quijada con el puño, dejándolo más que mareado.

¿Te gustó follarlo ya tu amigo también?

—N... No —Soltó como un débil susurro.

—¿Ah no? ¿Quiere decir que tu juguetito no lo disfrutó? —Dije y posé mi mano en su entrepierna, apretándole el miembro por encima del pantalón.

—Bien, haré que lo disfrutes ahora.

—¿Q-Qué vas a hacer? —Preguntó con pánico al ver mi expresión cuando me agaché para pisicionarme entre sus piernas.

Le desabroché el pantalón y le bajé el cierre para luego meter mi mano dentro de su bóxer y sujetarle el miembro, SukJun abrió sus ojos de par en par cuando sintió que agarré su pene y lo saqué fuera de su bóxer. ¡Joder, me sentía ansioso por llevar a cabo mi juego!

—¿Qué... haces? —Gritó mirándome fijamente, no pude evitar soltar una leve risa ante tal pregunta estúpida.

—¿No es obvio?

—¿No quieres disfrutarlo? O mejor dicho, ¿no es lo qué querías, disfrutar tener esto en el culo de MI Jungkook? —Dije apretándole con fuerza el pene.

—Culo que solo a mí me pertenece —hable sin apartar mi mirada de sus ojos que me veían con pavor, llevé lentamente la punta de la navaja hasta tocarle los testiculos y soltó un jadeo del susto.

—Necesito saber algo, Suk-Jun —Continué con seriedad mientras hacía presión con la navaja en sus testículos.

—Dime el nombre del otro sujeto que violó a Jungkook.

—¡Púdrete! —Gritó con furia y pánico. Definitivamente ese hombre es más idiota de lo que imaginaba.

—Dime su nombre —Repeti.

—Vete a la mierda —¿Cómo putas osaba alzarme la voz? Le apreté el miembro con fuerza y el estúpido no pudo evitar soltar un grito de dolor. Joder, le iba a cortar el pito!.

—No lo volveré a repetir. Dime el nombre del imbécil que estaba contigo o te castraré en este instante —amenacé mientras le sostenía con fuerza el miembro y hacía presión con la navaja.

—N-No lo hagas —Dijo con la voz temblorosa por los nervios.

—Yo no hice nada, todo fue idea de él.

—Dime su nombre! —Le grité furioso, ya estaba perdiendo la poca paciencia que tenía. Suk-Jun soltó un leve jadeo al sentir el filo del arma aprisionarse en sus testiculos. Ese imbécil sabía que tenía que hablar o lo castraría.

Junho! Se llama Kang Junho! —Respondió al fin.

—Era todo lo que queria escuchar.

Le sujeté y halé con firmeza el pene y de un solo y limpio corte con la navaja se lo arranqué, desde la base. Ese hombre gritó como nunca antes en su vida habia gritado, se retorcia como un gusano en aceite.

La sangre salía a borbotones y caía al suelo formando poco a poco un enorme charco bajo sus pies, lloraba y gritaba con desesperación, como si ya no pudiera soportar el dolor por más tiempo. Yo, mientras tanto, lo observaba en silencio, veía cómo ese imbécil lloriqueaba a moco suelto como una mismísima puta y sonreí orgulloso.

Ya sus gritos comenzaban a hastiarme, era como escuchar un puto cerdo ir a un matadero, me estaba aturdiendo, así que de un solo golpe metí el pedazo de carne, que aún cargaba en la mano, en su boca e hice que se atragantara con su propio miembro viril, le pegué nuevamente el pedazo de cinta para evitar que escupiera lo que llevaba en la boca y de la manera más simple del mundo, deslicé el filo de mi navaja por su garganta, le hice un corte perfecto de extremo a extremo y pude deleitarme al ver cómo todo su líquido vital brotaba y caía empapándole el pecho. Aquella imagen era realmente grotesca, pero me fascinaba.

Pude observar cómo Suk-Jun poco a poco se desangraba pero antes de que muriera, le solté las muñecas cortando la cinta e inmediatamente el muy tonto se llevó las manos al cuello tratando de evitar, de la manera más inútil, que su sangre siguiera derramándose, le desaté también los pies y le di una violenta patada en el pecho de modo que cayó al suelo junto con la silla. Suk-Jun no dejaba de retorcerse en la fría cerámica del piso e intentaba arrastrarse lejos de mí. ¿Ese jodido idiota aún luchaba por la poca vida que le quedaba? De poder hacerlo, habría corrido lejos para morir en otro lugar, ¿cierto? Maldito estúpido. Se estaba desangrando tanto del cuello como de lo que quedaba de su asquerosa entrepierna.

Cuando lo vi arrastrarse como el propio gusano que era en el suelo, tomé nuevamente el martillo que estaba tirado en el piso y luego me posicioné encima de su espalda, me mordi el labio inferior al imaginarme toda la escena; sin esperar más, comencé a propinarle con toda mi fuerza golpes en el cráneo, fracturándole el mismo y haciendo que sus sesos se esparcieran por todo el lugar, aquello era un jodido festival de carne.

Aunque hace rato ya no seguía con vida, no dejé de golpearlo hasta que me sentí completamente satisfecho. Sin duda, hice un licuado de sesos a la Taoki.

Tiré el martillo lejos, haciendo este un estruendoso ruido al chocar contra el piso, me puse de pie y di una ultima mirada a mi «obra de arte»> ¿Existía una imagen más hermosa que aquello en ese momento? Estaba súper orgulloso de mi trabajo.

Di un suspiro al mirar mis manos y ver que estas se hallaba llenas de la asquerosa sangre de Suk-Jun, tenía que limpiarme toda esa porquería así que me fui camino hasta una ducha y en ese momento vi en dirección a la puerta, encontrándome con Jungkook que observaba absolutamente todo. ¿Desde cuándo ese tonto estaba allí? Su expresión era de asombro y tal vez miedo, parecía que no podía creer lo que sus ojos acababan de presenciar, seguro pensó que soy un maldito lunático y... ¿Estaba en lo correcto?

—¿Qué haces aquí? —Pregunté alzando un poco la voz mientras me acercaba a él quien me observaba de arriba a abajo, fijando luego su vista en mis manos manchadas de sangre.

—Estás demente —Fue su única respuesta. No dije nada, escuchar eso no era algo nuevo para mi.

—Dime algo que no sepa, conejito —Respondí con sarcasmo.

—Deberías estar en la celda y no viendo esto —Dije caminando hasta una ducha.

—Da igual —Contestó mientras se adentraba en el lugar viendo de lejos el cuerpo inerte de Suk Jun, notando aquel lago de sangre en el suelo y su cabeza más que destrozada.

—Sí que te divertiste —Me dijo.

—Se lo merecía y aún falta uno.

—¿Le harás lo mismo? —Preguntó girándose en dirección hacia mí.

—Tal vez —Respondí encogiéndome de hombros.

—Primero necesito averiguar quién es y cuál es su turno de guardia.

—Me encantaría matarlo con mis propias manos —Soltó de repente, dejándome bastante asombrado. ¡Me estaba enamorando!

—¿Quién es el demente ahora? —Cerré el grifo y caminé hacia él.

—Pero si lo quieres, te dejaré acabar con ese sujeto —Guiñé mi ojo derecho sonriendo para mis adentros.

—Solo quiero ver su rostro, saber quién fue y partirle la cara —Aclaró.

—Está bien, conejito. De eso me encargo yo.

—Oye, ¿será qué puedes dejar de decirme conejito? En serio, me enferma.

—¿Por qué? Ese apodo te queda muy bien y te quedará mejor cuando empecemos a follar como Dios manda —Dije con picardía.

—¡Ni en tus sueños! —Gruñó haciendo un puchero de enojo. ¡Dios, se veía aún más lindo cuando se enojaba! No dije nada al respecto, solo me giré y caminé en dirección a la salida de las duchas.

—Vamos a la celda. —Hablé desde lejos sin voltearme a verlo, me sentía agotado y quería descansar.

Jungkook me siguió poco a poco el paso y al cabo de unos minutos los dos entramos al lugar y nos acostamos cada quien en su camas sin cruzar muchas palabras, esperaba conciliar el sueño rápido y la llegada del amanecer, seguramente el alcaide me daría algún estúpido sermón o quién sabe, así que en fin, cerré mis ojos y solté un profundo suspiro sin saber en qué momento me dormí como una mismísima roca.

Continuará

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