Capítulo 9
Me encontraba viendo pasar las horas, viendo como los árboles se movían con el viento. Amaba pasar tiempo sola, leyendo o dibujar, aveces también escribía, pero nadie sabía eso, nunca vi futuro para mis notas tontas. Estar sola es la mejor sensación que puede tener una persona, no siempre es bueno estar así, yo siempre me siento sola aunque este rodeada de personas.
Mamá decía que en ese aspecto soy rara y muy antisocial, yo le llamo diferente y única. Me encontraba viendo como las hojas bajaban de las ramas de los árboles. Frente a mi se encontraba la chica más hermosa del mundo, ella me quitaba el sueño, aunque apenas conozco su nombre, aún así me estoy volviendo loca por ella.
Camila se encontraba viendo cada rincón del bosque, verla así sé que aún es infantil, pero aún así es adorable y tierna. Ella es diferente a las demás, tiene un lado tierno y a la vez tiene secretos, secretos que nadie debe saber, cuando estoy a su lado siento paz, tranquilidad, felicidad y a las un poco de tristeza, no entiendo el porqué, pero... No, no debo sentir eso. Ella me regalo una mirada con una sonrisa, se acercó a mi y tomó mi mano, le sonreí y la seguí, no sabía dónde iba, pero por ella... Por ella voy hasta el fin del mundo.
Llegamos a una cueva, más bien eran dos árboles juntos, formando una tipo cueva. Entramos y dentro de este había una roca grande muy linda, nunca la había visto acá. Camila se acercó y yo la seguí, en la roca habían unas iniciales "A y B" decía en esta.
--¿Crees que aún son felices? - Camila se refería a los dueños de estas iniciales.
--Supongo que si... El amor no se acaba de un día a otro - ella sonrió, con esa hermosa sonrisa que detiene todo a tu alrededor.
--Lolo, ¿Tu tienes a alguien? - ella preguntó con un poco de rubor.
--Pues... No, pero si estoy enamorada de alguien - no se porque lo dije, es que con ella puedo ser sincera.
--Oh vaya... - fue su respuesta, siguió viendo la roca.
Me acerque un poco, quedando atrás de ella, pude admirar su espalda y toda su figura, Camila es una chica muy linda y hermosa. Me acerque a su oreja y suspire.
--Es una chica... - ella se estremeció al sentir mi voz. Me vio de reojo.
--¿Que... Que? - su respiración se torno un poco más rápida.
--Estoy enamorada de una chica... - sonreí al ver el efecto que tenia en ella mis palabras.
Me aleje un poco y salí de esa cueva, camine un poco. Camila se está volviendo todo para mi, llegué a la banca y me senté en esta.
A los minutos Camila se acercó, se miraba muy confundida, se sentó a mi lado y nos quedamos en silencio un momento, pero no era incómodo, bueno no para mi. Sonreí al sentir su mano, estaba cerca de la mía, estas se tocaban un poco.
--¿Te gustan las chicas? - y ahí va, esa pregunta.
--Si, pero no me gustan las etiquetas, ¿sabes? - agache mi mirada, me sentía avergonzada. Sentí que su mano levantaba mi cara lentamente.
--Quiero conocer más de ti, Lauren -
Me perdí en su mirada, esos ojos color chocolate, esa mirada donde te puedes perder, su mirada mostraba misterio y curiosidad. Su mirada estaba iluminada de ilusión.
Ella por un momento vio mis labios y se mordió los suyos, Dios esto no está pasando, ella no puede ser real. Me acerque un poco a ella, nuestro rostros estaban a centímetros, podía sentir su respiración mezclarse con la mía. Llevé mi mano a su mejilla y la acaricie.
Todo era tan perfecto, este momento, donde podía pasar todo, donde probablemente, probaría sus dulces labios, esos que desde un principio quería besar. Todo era mágico, sentí como sus labios se rozaron con los míos, pero siempre debe haber algo que lo arruine y eso es la lluvia. Comenzó a llover a cántaros.
La tome de la mano y comenzamos a correr hacia la cabaña, a la cual no quedaba lejos. El las noticias no dijeron que llovería, arruinado todo el momento.
Llegamos a la cabaña y entramos, estábamos súper mojadas, ocurrió algo que nunca imagine que pasara, pero igual fue hermoso. Por un momento estaba viendo el techo, me había resbalado, y ahora estaba en el suelo, lo hermoso de esto es que Camila estaba disfrutando el momento, se reía a no poder más, ella se reía de mi mal, verla así es la mejor sensación del mundo.
--Lo... Lo siento... Es gracioso - decía entre risas.
--Vaya, me alegro que te parezca gracioso el mal ajeno... - detuve una sonrisa que quería aparecer en estos momentos. --Deberías ayudarme, ¿no crees? -
Ella asintió y se acercó, aún riéndose de mi, cuando su mano estaba tratando de levantarme, yo la jale, para que ella cayera, pero cayó sobre mi, eso era mi plan, no quería que se dañara.
--Ahora no te parece gracioso, ¿verdad? - ella entrecerro sus ojos y se miraba enojada.
--Eres mala, Lauren -
--Yo no, tu si, te burlaste de mi -
--A si, entonces... Esta es la guerra -
Comenzó a hacerme cosquillas, yo no soporto eso, me retorcía bajo de Camila, ella no dejaba de hacerme cosquillas. Yo trataba de levantarme pero no podía por reí mucho.
--Camz... Para... - no dejaba de reír y es que mi debilidad eran las cosquillas.
--No, esto te pasa por mala -
Pasamos unos momentos así, hasta que ella se detuvo y me vio, con una mirada muy nerviosa y diferente, se miraba algo tensa, quizá era por el esfuerzo del momento. Ella miró mis labios nuevamente y se mordió los suyos.
No soporto que haga eso, sus labios se me hacen más irresistibles, sus ojos mostraban alegría. Ella se acerca poco a poco, cerré mis ojos esperando lo que nunca pensé que pasaría, de un momento a otro escuche un estruendo muy fuerte, Camila se estremeció, se había asustado, sentí como su cara se escondía en mi cuello.
--Camila, tranquila acá estoy, no pasa nada - ella sollozaba en mi cuello, ella le tenía miedo a los truenos. Supongo.
--Odio los truenos - dijo y se abrazo más a mi, yo le correspondí el abrazo y acaricie su espalda.
Nos quedamos así mucho tiempo, sentir su calor, su cuerpo, es la mejor sensación del mundo. Camila es tan tierna, ella no dejaba de estremecerse por cada trueno que se escuchaba por toda la cabaña.
No me sentía incómoda, al contrario, me sentía bien al sentir su cuerpo. Con mis caricias trataba de tranquilizarla, sentía que lo estaba logrando.
A los minutos ella se alejo lentamente de mi, en el acto su nariz roso la mía, su respiración chocaba con la mía. Sus ojos, te podías perder en ellos.
--Es gracioso, ¿no crees? -
Pregunto, su labio roso el mio.
--¿Hummm...? - no podía concentrarme en nada más que sus labios, tan carnosos e irresponsables.
--Que siempre nos interrumpen... - Tenía un sonrisa en su rostro.
--Sabes que esto no está bien, ¿verdad?... - dije como puede.
--Lo sé, pero es inevitable... -
--Tú tienes novio, Camila - ella bajo su mirada y suspiro.
--Es verdad, lo siento... - se levanto y toco su cabello.
Como puede me levante y sacudí mi ropa, pues estaba en el suelo. La lluvia cesó. Camila se sentó en el sofá y puso sus manos en su cara. Se miraba muy estresada e inquieta.
Me acerque un poco y me quede frente a ella, no podía verla así de mal, me destrozaba verla así. La dejé un momento, que se tranquilizara, un suspiro salió de su boca.
--Yo... -
--Sabes, mi novio es un tonto, no sé por qué estoy con él - confesó con un suspiro.
Lentamente levanto su mirada, esta se miraba muy triste y mal, me acerque otro poco más y de un momento a otro, se quebró, ella lloraba si fin, sus lágrimas salían de sus hermosos y tristes ojos, también se quebró algo dentro de mí, verla así me destroza.
--Tranquila... Camz, acá estoy - toque su espalda y la acaricie.
--No puedo desahogarme con nadie, no tengo a nadie cerca... Es duro ¿sabes? -
--Estoy acá, pequeña, conmigo lo puedes hacer -
Ella se tiro a mis brazos, siguió llorando, sentir como se quebraba en mis brazos es lo peor del mundo, no me gusta verla así, ella es muy hermosa para estar así. La abrace fuerte y acaricie su espalda.
--Tranquila... Yo estoy acá... -
--Todos los días... Me siento sola... Aunque tenga a mamá, mi hermana o Dinah - apenas podía hablar, Camila estaba en mis brazos llorando sin parar -- Toda mi vida a sido fatal, ¿sabes? -
--Yo... Sé que no me conoces bien, pero si quieres compartir algo conmigo, acá estaré, Camz -
--Gracias, Lolo, lo tomaré en cuenta -
Se quedó así por unos minutos. La tarde ya estaba cayendo, trayendo consigo la noche, debía regresar a casa, debía llevar a Camz a su casa, pero en estos momentos lo que importaba era el bienestar de ella. Su cara estaba escondida en mi cuello, tenerla en mis brazos es lo mejor del mundo, pero no es lo mejor del mundo verla llorar.
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