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Capítulo 47

La hora de ir por la pequeña Kate ya había llegado, así que ambas chicas ya estaban listas para ir por ella. Las miradas entre ellas no cesaban nunca, pues en esas miradas se decían mas lo que lo unas simples palabras. Y no era mentira que ambas aun sentían una conexión y también mucha tensión entre ellas, pero la verdad era que siempre habían secretos que podían hacer que ese amor y esa tensión pueda desaparecer. Entraron al auto de la ojiverde ya dispuestas a ir por Kate a la guardería. en todo el camino Camila no dejaba de ver a la ojiverde, es muy hermosa y eso no lo dudo, pensó la morena, le gustaba y vaya que lo hacía.

A los pocos minutos llegaron a la heladería más cercana, Lauren se bajó primero del auto para ir a abrir la puerta de Camila; la cual estaba cargando en brazos a la pequeña Kate. Entraron al local, estaba muy vacío para ser miércoles y eso era extraño. Fueron directo a una mesa, la mesa estaba cerca de los juegos donde habían muchos niños y niñas jugando.

—Bien, iré por los helados —dijo la ojiverde mientras dejaba el maletín de Kate en un asiento. —. ¿De qué sabor quieren?.

—Banana, Lolo—dijo rápidamente la pequeña Kate. Lauren no pudo evitar esbozar una hermosa sonrisa.

—Eres igualita a tu madre —la morena le sonrió por su comentario. —. ¿Y usted señorita?.

—Si ya sabes, ¿para que preguntas? —ambas tenían una hermosa sonrisa en sus rostros. Era obvio que la morena quería igual de banana.

Lauren las dejo en la mesa y ella se fue a pedir los helados. Le encantaba demasiado la sensación que había cuando estaba con ellas dos, simplemente las estaba comenzando a amar más de lo que debería, se había propuesto solo cuidar de ambas, nada más, no debía meter sentimientos en este cumplimiento de propuesta. Pero ambas sabían que eso sería algo difícil. Pidió sus dos tazones de helado, si bien era cierto la pequeña aún no podía comer mucha azúcar, entonces del mismo de Camila comería ella y se fue nuevamente hacía las hermosas chicas que estaban esperándola. La morena no podía dejar de ver a Lauren, por su cabeza pasaban millones de ideas que no debían estar pasando en estos momentos y más si estaba su hija cerca. Se sentó frente a la morena y le entregó el tazón de helado con sabor a banana.

—Mamá, jugar con los niños —la pequeña apenas había probado el helado y ya quería ir a jugar.

—Primero comeremos el helado, cielo—le indicó su madre mientras le limpiaba un poco de helado de su labio.

—Yo quiro ir —Kate no era de las bebés que hacían berrinche por todo pero esta vez si que quería ir a jugar.

—Hey, Kate —le llamó la atención Lauren, la niña la miro muy expectiva. —, si comemos primero el helado te prometo ir a jugar contigo, ¿si?.

—Shi, Lolo quero jugar contigo —dijo con su hermosa voz de niña.

Lauren tenía el poder de convencer a la pequeña y eso le agradecía mucho la morena ya que a veces no podía controlar sus repentinos berrinches absurdos. Pero siempre estaba la ojiverde para ayudarle y convencer a la pequeña para que deje de llorar. Las tres continuaron disfrutando de su delicioso helado, Lauren hacia lo posible por hacer sonreír a Kate con sus locas ocurrencias. Cómo por ejemplo mancharse de helado la nariz y hacer bizcos para tratar de ver la manchar. No era solo la risa de la pequeña la que se escuchaba por todo el local, sino que también la hermosa risa de la morena y es que con las ocurrencias de la ojiverde no había con detenerse de reír.

Así se pasaron toda las horas en la heladería, Lauren jugando con la pequeña y Camila observandolas, Camila le encantaba la relación que estaban logrando ellas dos. Lauren se notaba que disfrutaba la compañía de la niña y también se notaba el desenvolvimiento que tenía con todos los niños que en ese momento se le acercaban para jugar con las dos. La ojiverde amaba a los niños, ella siempre había soñado con tener una familia y tener hijos. La morena no podía dejar de sonreí mientras las miraba jugar tan afanadas en los pequeños juegos electrónicos. Simplemente hermoso y tierno, pensó y definió el momento entre la niña y Lauren.

A las horas ya estaban de camino hacía la casa de la cultura, donde le mostraría los avances a la morena. Apenas había estado dos días en el lugar y Lauren quería que se familiarizara con todo eso. Tenía algo en mente, pero no sabía cómo se lo tomaría la morena. En todo el camino Kate iba muy hablante, ella no dejaba de balbucear palabras que apenas se entendían, les estaba tratando de comentar lo que había pasado en la guardería, cómo Jorge se había comido el pegamento. Pero era una niña de dos años que apenas se le entendía. Entre risas y bizcos de parte de la ojiverde llegaron a su esperado destino. Lauren les abrió la puerta y salieron, caminaron hacía la entrada, a esta hora no había nadie dentro solo estarían las tres.

—Esta hermoso Laur—le comentaba la morena mientras dejaba en el suelo a la pequeña; quien comenzó a corretear y observar el lugar.

—Si, y eso que no has visto la mejor parte.

La cogió de la mano e hizo que la siguiera a la siguiente habitación donde era la clase de pintura. Al entrar a ésta Camila estaba muy asombrada. En la pared de la habitación estaban unos cuadros, no eran simples cuadros, sino que era el rostro de ella en cada uno de los cuadros colgados.

—Los jóvenes siempre me preguntan sobre la modelo —le dijo la ojiverde mientras esbozaba una sonrisa. —, simplemente les dijo que es una de mis musas.

—Una de tantas —corrigió la morena con una sonrisa.

—Solo tengo dos musas, ¿sabes? —se defendió la ojiverde mientras se acercaba una poco más a la morena.

—No sé, ¿quiénes son? —Lauren le acaricio la mejilla a Camila.

Eres tú y la hermosa Kate.estaban muy cerca, era peligroso la distancia que estaban.

—Mamá, dibujo—la pequeña Kate sabia bien cuando interrumpir.

—Si hija dibujos. —se alejó de Lauren.

—¿Quieres pintar, pequeña curiosa? —le preguntó Lauren a la niña, la cual estaba muy feliz al ver los montones de pinceles y pinturas.

—Shi, pintar, me encanta pintar. —Kate mostraba su alegría y ansias por comenzar.

—Bien, siéntate acá —le indicó Lauren. —. Coge lo que quieres de esta caja, ¿okey?.

Así comenzó la hermosa niña a pintar con los pinceles, mientras ambas adultas observaban cómo se desenvolvia con los pinceles y la pintura. Lauren estaba feliz por que a la pequeña le encantaba pintar, era algo que quería saber, quería encontrarle un interés a algo, era muy temprano para saberlo pero viéndola con los pinceles sabía que ella sería una hermosa y gran pintora en un futuro.

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