Capítulo 40
Motivación. Es lo que todos hemos buscado en algún momento, como por ejemplo para hacer algo que quieres, salir a correr, ir a estudiar hasta ir a trabajar; necesitamos la motivación. Pero a veces no llega cuando la necesitas, esa motivación que quieres y que necesitas en el mismo momento llega al siguiente día o hasta próxima semana. Sin motivación no podemos hacer nada ya que no tenemos ganas de hacerlo y nos da pereza hacerlo, pero si buscamos algo que de verdad nos inspiré o nos llene de motivación podremos salir adelante.
Después de que Matt llegó a casa, Camila estaba en un sueño profundo, ella cuando llegó del médico se había sentido un poco mal por lo mismo del embarazo y también por qué estaba un poco cansada. Matt le dio un beso en la frente y con la mayor fuerza que le quedaba la cargo y la levantó del sofá para llevarla a la habitación. La morena había esperado a su esposo desde muy temprano; pero el sueño le ganó, otra vez. Mientras Matt subía con Camila en brazos, pensaba en lo que le había confesado Lauren de lo que había pasado con la morena, el chico si que la entendía, pues él hubiera hecho lo mismo al ver que el tonto de Shawn la maltrataba. La dejó en cama, cogió la sábana y la cubrió con cuidado, la amaba demasiado que haría todo por verla feliz y segura. Matt sabía que sí Camila supiera lo que la ojiverde había hecho seguramente la iba a odiar para siempre, pero eso no era lo peor sino que la noticia le caería mal para su embarazo. Decidió no decirle nada sobre eso y hablar después con Lauren.
Al llegar a su casa Lauren salió del auto y entró a ésta. Al entrar lo primero que noto era que su fiel y hermoso gato la estaba esperando en la entrada y eso sería extraño para la ojiverde si no supiera que lo hace por que estaba con hambre y la esperaba por eso. Negó mientras se acercaba y lo cogia en sus brazos para entrar a la casa. Fue a la cocina, con el señor gato en brazos y lo dejó en el piso para darle un poco de comida.
Se hizo un poco de café para ella y se fue para el sofá, sacó la portátil de su estuche y la encendió, debía seguir revisando algunos detalles del inventario del local. Ella debía pensar en cómo hacer para convencer a la difícil polinesia, eso estaría muy difícil ya que Dinah la odia y mucho. Desde que se enteró por Normani que la ojiverde había sido la causante de el accidente de su amiga desde ese entonces la odia mucho. Se frotó su sien con el dedo pulgar, estaba estresada con todo lo que debía pensar y también debía hacer el día de mañana. Se pasó más de dos horas revisando y ordenando cada archivo que su amiga Mani le había enviado a su correo, estaba un poco cansada. Dejó en el lava-platos la taza de café y luego se dispuso a ir a dormir un poco, llegó a la sala y apagando el portátil subió a su habitación. Se colocó la pijama y luego se tumbo en la cama y viendo al techo y cerrando sus ojos se quedó dormida.
Y era así cómo todos los de la ciudad a estas horas de la madrugada estaban dormidos, en un profundo sueño. La noche es el mejor momento para analizar y pensar bien en todo lo que hiciste o no llegaste a realizar durante el día, cada persona a veces estando en su habitación, tumbados en su cama, no duermen por pensar en lo que harán al día siguiente. Se pierden en sus pensamientos, algunos absurdos y otros muy cuerentes, nos dejamos llevar por nuestra mente y los pensamientos que esta llega a crear. No todos estaban dormidos en la ciudad, había una chica en un departamento muy lujoso, ella estaba en su habitación, tumbada en la cama perdida en sus pensamientos y esos hermosos pensamientos tenían un nombre y apellido muy peculiar.
Su sonrisa no cabía en su rostro y es que no la debemos culpar, ella etaba embobada por una sola persona, la única persona que la dejado sin palabras y esa era Lauren Jauregui. Samantha Slown no dejaba de pensar en esa hermosa chica de ojos verdes, estaba muy embobada con toda su belleza; tanto física e interior. Ella le gustaba cómo pensaba y todo de ella de gustaba, en esos únicos días en los que ha pasado a su lado la a conocido muy bien y sabe con certeza que la quiere a su lado, la quiere conquistar a cómo de lugar. Con una enorme sonrisa en sus labios cerró sus ojos y se dejó llevar por los brazos de morfeo. Esta vez si se qu do profundamente dormida y es que el día de mañana debía levantarse temprano e ir a su habitual trabajo, amaba lo que hacía y más cuando la ojiverde llegaba a almorzar ahí, esos momentos la hacía muy feliz.
Al día siguiente cómo todos los días Samantha se levantó muy temprano para darse una ducha muy fría y luego ir a trabajar. Ella este día se levantó muy feliz, pues la idea que la ojiverde llegaría hoy estaba en su cabeza y no podía dejar de sonreír. Se subió al auto y condujo hacía su hermoso y favorito local. Esos negocios de restaurante era de su padre, él le había metido mucho en ese mundo de la cocina y a ella le gustó mucho, lo disfrutaba mucho. La madre de ella quería que fuera una gran doctora, pero no se pudo, ella no quizo.
—Buenos días, señor José —saludo Samantha mientras abría el local.
El señor José; era su fiel cliente, él estaba siempre en la puerta del local esperando a que las puertas se abrieran. Entraron a el establecimiento y le indicó que tomará asiento mientras ella iba a la cocina y esperaba a su empleados que eran un total de cinco. El negocio no era tan popular; pero salía para mantenerlo y también para mantenerse ella con alimentos en su departamento. Ya en la cocina comenzó a ordenar un poco todo para poder hacer un desayuno digno para el señor José. Amaba lo que hacía, ella lo hacía con tantas alegría y ganas por que era una trabajo que amaba y que disfrutaba al máximo. Con una sonrisa continuó cocinando mientras los empleados entraban uno por uno.
Las calles de Miami estaban muy repletas de autos y era algo frustrante ya que tenías que esperar a que los autos avanzaran rápido. La mayoría iban para su trabajo, otros a la escuela y otros simplemente a comprar su desayuno, iban apurados y los autos no avanzaban nada. Lauren estaba en su auto con mucha frustración y muy molesta. Iba a llegar tarde a su local, este día se vería con la asistente del señor Montett; pero primero debía pasar por el local y hacer una revisión de los cuadros que se irían hoy, ya que tenía muchos encargados. Lo que no la dejó dormir mucho ayer era el echo que la novia de su amiga Normani no quisiera hacer lo que quería con las dos escuelas en el local, eso la tenía muy preocupada.
Los autos avanzaron y por fin la dejaron pasar, ella no perdió el tiempo y aceleró no tan rápido, tenía prisa pero no creía ocasionar otro accidente para que este acontecimiento no la deje dormir también como el que había ocasionado anteriormente. Al llegar al local saludo a todos sus empleados y se fue hacía su oficina. Sobre el escritorio estaba una taza de café, se sentó y espero a que Mani llegará para comenzar con su trabajo del día. A los pocos minutos su amiga de piel morena llegó a la oficina, con una sonrisa en su rostro se sentó frente a su escritorio.
—Buenos días, Laur—la ojiverde la notó muy feliz.
—Buenos días... —Lauren la miró detenidamente mientras le daba un trago a su café. —. Veo que alguien está muy feliz este día.
—Es que ayer tuve la mejor noche de todas.
—No quiero saber tu vida sexual, Mani —la interrumpió Lauren. Sabía que como Dinah su amiga morena era de las personas que comentaba lo que hacían muy, pero muy detalladamente.
—Pero te pondrá muy feliz saber lo que hablamos ayer —dijo Mani mientras cogia la taza de café del escritorio de su amiga. Lauren puso una mueca de preguntan.
—Pide un café y no babees el mío. —exclamó y alejo la taza de la vista de Mani. —¿De qué hablaron mientras tenían sexo?.
—Pues la convencí.
—¿Queee? —exclamó sorprendida la ojiverde.
—Escucha, la convencí pero... —Mani no sabía como reaccionaría su amiga al saber lo siguiente. —. La convencí de que tú querías hablar con ella.
—¿Pero... que?. —Mani la miraba con una sonrisa de preocupación. Sabía que ella se pondría algo así. —Ella me sacara con una escoba de su departamento.
—Yo que sabía eso... Bueno si lo imagine. Pero tú habías dicho que querías hablar con ella.
—No entiendes en la situación que estoy con tú novia. —se cubrió su rostro con ambas manos, estaba frustrada. —. Ella me odia mucho, ella me va a matar.
—Pero ella ya aceptó. El día de hoy en la noche nos veremos en el departamento.
—Lauren solo la miraba muy atentamente. Ella pensaba que sería mejor seguir lo que Mani decia, tal vez Dinah la escucharía.
Ambas chicas quedaron en que en la noche se verían en el departamento de Dinah y hablarían sobre el local. Lauren con todo el dolor del mundo acepto, vería a la chica que la odiaba desde el colegio, eso la tenía muy mal. Seguramente no saldría vida de ese departamento el día de hoy. Se pasaron toda la tarde hablando acerca del local.
Después de tres o más horas ambas habían terminado de revisar todos los archivos que tenían que ordenar. Esta noche la ojiverde debía ir a el departamento de Dinah, donde Normani vivía ahora con ella ya que eran novias. La idea de ir y hablar con la polinesia a Lauren le preocupaba demasiado, ella la odiaba demasiado desde el día que se entero que fue causante del accidente atroz que sufrió su mejor amiga. Normani se despido de la ojiverde y se fue, Lauren le dio un vistazo a su celular y observó la hora y apenas eran las cinco de la tarde, ella aún no había almorzado algo, así que decidió ir a el restaurante que comenzaba a frecuentar últimamente. Cogio su maletín y salió de el local directo a su auto.
A los minutos llegó al local "The Cute Sweet", a la ojiverde le encantaba la comida que servían acá, simplemente no podía lograr entender por qué no es tan mencionado con otros lugares. Salió de su auto y camino hacia la puerta principal del restaurante. Entró y se sentó en la mesa más cercana a la ventana, mientras esperaba sentada al mesero o mesara ella sacó su celular del bolsillo y lo revisaba, hasta que una voz conocida la interrumpió.
—Vaya si es la hermosa ángel —Samantha estaba frente a ella con un hermoso traje de shef. La ojiverde le regalo un sonrisa y dejo el celular en la mesa.
—Vaya pero si es la chica atrevida. —ambas rieron de sus ocurrencias.
—Pensaba que no vendrías —Samantha le costaba no verse tan alegre y nerviosa por tener a la ojiverde ahí.
—Tenía demasiado que hacer en el trabajo.
—Buen, te tomaré el pedido. —comento Samantha mientras la observaba con una sonrisa. Era cierto que siempre que la ojiverde se acercaba al local la ojiazul le tomaba el pedido.
Lauren le sonrió y le pidió unas chuletas con salsa dulce y un poco de vino, si que era cierto que el día que la había invitado al restaurante ese mismo plato le había servido, pero estaba tan enamorada del sabor que quería comer eso nuevamente. Mientras la ojiazul se alejaba Lauren miraba por la ventana, pensaba en lo que debía hacer con Dinah, como la convencerá que hacer el trato del local estaba muy bien. Sería una locura esta noche. Reviso su celular y vio un mensaje del señor Montett disculpándose por que su asistente no pudo ir esta tarde. Lauren le dio una contestación positiva y luego dejó su celular a una lado de la mesa. Su comida llegó con una sonrisa de parte de la ojiazul después de dejar el plato ésta se alejo y dejó comer a su querida y hermosa ángel.
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