Capítulo 37
Cada día uno debe aprender de las personas y también de las acciones que nos llevan a algo mal y también bien, ya que con los errores se aprende. Las calles de ciudad de Nueva York estaban un poco vacías, eran las diez de la noche, todos los habitantes estaban dormidos. Aunque le huyamos a los problemas siempre están a la vuelta de la esquina, los problemas llegan sin que lo pidas o lo esperes simplemente pasan. Pero siempre se debe luchar para solucionar esos problemas. Eso hacía nuestros protagonistas en esta historia, si tenían problemas los solucionaban, aunque fuera difícil lo lograban hacer.
Nos movemos a la calle donde vive Lauren Jauregui la chica hermosa de ojos verdes. Ella estaba en la cocina preparando un poco de café, tenía una pequeña visita, era Samantha, ella estaba en el sofá acariciando al señor gato, ya llevaban menos de cinco días conviviendo las dos y para ellas era algo genial, ambas estaban solas y a veces es necesario estar solos pero aunque no lo creas llega ese día en el que necesitas compañía. Lauren le agradaba pasar tiempo con Samantha su nueva amiga o es cree ella, le parecía una chica muy ocurrente y también muy simpática. Notaba algo en ella que le llamaba la atención, la última vez que se vieron fue en el restaurante de la ojiazul, Lauren se enamoró de sus comidas que preparaba en ese lugar. Así que cada tarde después del trabajo iba a almorzar a ese hermoso restaurante.
Luego de tener su dos tazas de café camino hacia la sala donde se encontró con su amiga, dejó las tazas en la mesa y se sentó en el sofá que estaba frente a Samantha, ésta última le sonrió. El día que conoció el restaurante ellas se conocieron un poco más pero había quedado pendiente algunos datos de ellas que aún no se comentaron. Se quedaron viendo unos momentos en silencio mientras bebían de sus tazas con café, esta vez la primera en hablar fue Lauren.
—Tus ojos son verdes oscuros, he notado que siempre cambian de color. —ella no dejaba de verla a los ojos, Lauren no pude evitar sonrojarse un poco, bebió un poco de café. Era extraño que otra persona que no sea la morena la haga sonrojarse con un comentario.
—Ya sabes mucho sobre mí —dijo Lauren luego de dejar la taza de café en la mesa, estaba cambiando el tema. —. ¿El restaurante es tuyo?.
—Si, desde pequeña amo cocina. Mi padre me pagó la carrera de cocina —Lauren solo se quedaba analizando y escuchando atentamente a Samantha.
—, a mi madre no le gustó mucho la idea pero lo que importaba era mi opinión, yo iba a estudiar y yo iba a pagar la carrera.
—Pero al final tu padre te apoyo y la pagó —afirmó la ojiverde. Samantha sonrió y asintió.
—Llevó tres años viviendo acá, tengo... Bueno mi padre esta en otro local en Miami con el mismo nombre.
—Oh ya, nunca había visto o escuchado de esos restaurantes —dijo Lauren con sinceridad mientras observaba a la ojiazul beber de su taza. —. ¿Tienes hermanos?.
—Si, dos. Mi hermano Josh que tiene 22 años y mi hermana Emma de 26 años —Samantha lo decía con nostalgia ya que no los veía desde hace años. La ojiverde se dio cuenta de la nostalgia y no preguntó más.—. Me encanta la poesía también —trato de cambiar el tema, Lauren la miró y sonrió.
—Si es hermosa —había algo que Lauren quería saber. —¿Eres muy amiga de Matt?.
—Pues de la familia más bien. Con Matt solo soy como una conocida —dijo y le bebió de su taza. —, en el colegio trate de ser su amiga pero él siempre era muy reservado.
—Si lo noto igual. Él te habló de mí me dijiste... —se recordó de lo que le había dicho. Samantha sonrió y asintió.
—Si, unos días antes de la boda —se limpio los labios con una servilleta y luego continuó —. Él necesitaba a alguien para la comida y pensó en mi o más bien su madre le dijo—. Samantha era muy buena en la cocina y la familia de Matt lo sabía muy bien. —, entonces él me dijo que con ayuda de una chica había arreglado bien el lugar.
—Él no me dijo nada de ti —ella sonrió y le dio un corto sorbo a su café.
—También me dijo que eras linda —Lauren sonrió, pues sabía que se acercaba una de las ocurrencias de la misma. —, pero nunca me dijo que eras una hermosa ángel que roba suspiros y corazones.
—¿Siempre eres así de atrevida?.
—No, solo con chicas hermosas —o sea que se lo dice a todas, pensó Lauren.
Entre tonterías y coqueteo lo último de parte de Samantha, se pasaron las horas. Ya era hora de irse para la ojiazul. Lauren la acompañó hacia la salida. Para Lauren pasar tiempo con Samantha era muy interesante. Ella debía tratar de olvidar lo que la vida le estaba dando. El karma estaba actuando a ella, si que lo hacía pero por algo lo hacía el destino, ella se lo merecía o eso era lo que ella piensa.
Al día siguiente hizo lo mismo de todas la mañanas, se levantó a las nueve de la mañana, fue hacia el local donde trataba de vender cuadros ahora ella se estaba encargando demasiado del local, Ally le había dicho que así se a entretener en algo más, algo que no era la morena. Lauren estaba madurando pues estaba dejando la bebida y también las drogas aunque estas ya no las consumía. Normani le entregaba los documentos y también se presentaba en reuniones con nuevos socios para algunos cuadros que necesitaban, todo le estaba yendo bien. O eso cree.
En la ciudad de Miami habían demasiadas playas hermosas, pero había una especial donde se estaban hospedando Matt y su esposa Camila, las semanas estaban pasando demasiado rápido ya casi terminaría su cinco semanas, lo habían disfrutado al máximo de eso no había duda. Camila estaba muy feliz, los mareos y malestares no paraban y era obvio porque estaba embarazada, su estómago ya estaba creciendo poco a poco y eso no le molestaba, lo que ya estaba ansiosa era saber el sexo del bebé. Estaban sentados en una mesa de un restaurante que estaba frente al mar.
—Está muy delicioso la comida —le dijo la morena mientras se limpiaba sus labios.
—Si, estaba muy deliciosa —Matt le sonrió y se quedó embobado viendo a tal hermosura que tenía frente a él y es que aún estando in poco pasada de peso por el embarazo él aún la miraba muy hermosa.
—¿Que? —preguntó la morena con una sonrisa, había notado la mirada embobada de su esposo.
—Nada solo que... Estas hermosa, cada día que pasa me enamoro más de ti amor —coloco su mano encima de ella y la acaricio con mucha ternura y cariño. Camila estaba muy sonrojada, lo notó más cariñoso de lo que había sido. —, te amo con locura amor, soy el hombre más feliz del mundo teniendote conmigo y ahora cómo mi hermosa esposa.
—Yo igual te amo amor —Matt le dejo un corto beso en el dorso de la mano, Camila suspiró y lo miraba con mucho amor. Si que lo amaba y mucho.
—Ahora los amo a ambos, a ti y nuestro futuro hijo.
Camila amaba cuando Matt hablaba de su futuro hijo, se daba cuenta que no era como los demás hombres, los demás solo buscan una noche con las chicas, las dejan embarazadas y se ban, pero Matt no era así, él se estaba haciendo muy responsable y eso siempre le había encantado de su hermoso esposo. Se quedado en ese restaurante más minutos, disfrutaban de sus postres y del buen vino. Luego de un rato fueron hacia la playa donde caminaban con las manos entrelazadas.
—Quisiera saber que será —dijo y acaricio su estómago, se refería al el sexo del bebé. Camila suspiró y sonrió.
—Yo igual, creeme.
—No me importaría su sexo, igual lo amaré o la amaré —se detuvieron estando frente al mar. Matt la tomó de la cintura y le dio un corto beso. —. Camila quiero que siempre estés a mi lado, sin ti no se que haría amor, la vida es tan corta y quisiera vivirla al máximo contigo.
—Lo sé amor, yo igual lo quiero —Camila tomó la iniciativa y le dio un beso que duró más tiempo de la que había durado el primero de Matt. —, te amo demasiado para dejarte. Te lo prometo.
Y se perdieron en un largo beso lleno de amor y mucho cariño. Lo que Matt decía era cierto, él quería estar con la morena mucho más, mucho más de lo que la vida le estaba preparando. Camila no lo decía tan segura, si lo amaba pero había algo en su subconsciente que le decía que algo iba a pasar o algo debía de cambiar en su vida. Los esposos se estaban besando frente a la hermosa luna llena, el mar era ilunado por esta hermosura, ellos estaban destinados a estar juntos y eso era lo que importaba.
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CINCO MESES DESPUÉS.
Los días pasaban rápido y también los meses ya habían pasado cinco meses los cuales nadie de los habitantes de la gran ciudad de Nueva York sentían. Ya estaban en el mes de Julio. Todo había cambiado en las vidas de nuestras hermosas protagonistas. Lauren estaba ya saliendo con Samantha aunque sólo son salidas sin compromiso ni nada por el estilo, lo que ha Lauren le agrada pero a Samantha no, ella se estaba enamorando y también quería algo serio con la ojiverde. Teníamos a los esposos, Matt y Camila estaban en su nueva casa los dos vivían felices en esta. A Camila ya se notaba el embarazo demasiado para ser exactos, pero para su amoroso esposo se miraba mucho más hermosa así, eso le decía todas las noches.
Habían vuelto a su vida normal, después de la luna de miel Matt siguió con sus libros de citas para parejas y Camila se estaba enfocando más en ordenar la habitación donde sería para el bebé, el doctor ya les podía decir el sexo, esta misma tarde iría Camila a el doctor, estaban ansiosos por saber el sexo, aunque no era importante para ambos pues lo o la amarían igual. Aunque lo debían de saber por los futuros regalos que recibirían, así que esta misma tarde irían ambos.
No Camila ni Lauren se habían encontrado, no aun ya que ambas estaban muy ocupadas con sus trabajos, y es que Lauren estaba haciendo negocios con unos propietarios de unos locales cerca de su casa o del local, estaba por cumplir uno de sus nuevos sueños que era construir su escuela de arte, Normani le había dicho que se podían asociar ambas para hacer una escuela de arte y a la vez una de danza, a Lauren le gustó la idea sólo faltaba el local y la opinión de Dinah y eso viéndolo bien estará muy difícil.
—Mucho gusto señoritas —dijo el señor Montett, era con el que hacían el negocio del local nuevo. Se levantó. —. El día de mañana mi asitente les enseñará el local.
—Muchas gracias señor Monttet.
—Pasen excelente día señoritas, compermiso.
Con una saludo de manos se despidió y salió de la cafetería, ambas chicas se miraron y sonrieron muy alegremente, ya estaba listo todo para la escuela que querían poner ambas. Era una ilusión que tenía Lauren, no sabía que la había llevado a tomar la decisión de poner esa escuela. Ambas se volvieron a sentar.
—Es genial Laur, todo esta yendo bien. —dijo Normani con una enorme sonrisa en su rostro.
—Lo sé, Mani.
—Tendríamos ambas escuelas en un local. —a ambas se les borro la sonrisa al pensar en lo que debían de hacer antes de asociarse. Eso era el problema de convencer a Dinah.
—Será difícil convencerla, Mani —dijo la ojiverde con una mirada triste. Era cierto, la polinesia no aceptaría demasiado rápido. A Lauren se le vino la sonrisa nuevamente al tener una idea.
—¿Que? —dijo extrañada su amiga.
—Amenos que su novia la convenza —dijo con una sonrisa mientras miraba a Mani. La polinesia y Normani estaban en una relación y eso ya no era un secreto como lo mantuvieron durante estos años.
—Pero cómo haré eso, si ella apenas me escucha —exclamó la chica de piel oscura —, ella solo habla de lo hermosa que se ve o de lo que hará en su día, solo habla de ella misma.
—Si, pero algo debes de hacer cuando quieres convencerla para lo que quieras
—Normani pensó un momento y luego sonrió con mucha picardía. —. Mani, no me cuentes esas cosas.
—Ya, pero Lauren lo que me pides es difícil ya sabes por qué —Lauren sabia perfectamente por qué y era por qué la polinesia la odiaba desde siempre.
—Bien—se bebió la taza de café de un sorbo y se levantó muy decidida de su asiento, Mani sólo la miraba. —, iré a su departamento, ¿esta en éste?.
—¿Pero estas loca? —dijo Normani y se levantó de un salto, sabía que sí iba a su departamento no saldría viva. —, si vas es cómo ir directo a la muerte. ¿Que piensas hacer?.
—Disculparme con ella y explicarle todo
—un suspiró muy largo salió de sus labios y le dio una mirada a su amiga.
—. Trataré de convencerla.
Normani solo negó, sabía muy bien que Dinah no aceptaría verla y mucho menos aceptar un negocio que viene de Lauren, simplemente la odiaba por lo que había hecho en los años anteriores, en el año que le arruino la vida a su mejor amiga. Amabas chicas salieron de la cafetería e iban con la idea de ir esta tarde a él departamento de la polinesia y hablarían las tres. Pero cuando estaban de camino una llamada dejó en shock a Lauren, era Matt, no hablaba con él desde hace dos meses, contestó.
—¿Si?.
—Lauren, ¿como estas? —ella sabía que quería algo se notaba en su voz la cual estaba muy cansada y también preocupada.
—Bien Matt ¿y tú?. —Normani la miraba desde el asiento del copiloto.
—Un poco atareado con el trabajo —ahí estaba, él la necesitaba para algo. —¿y estas ocupada?.
—Pues no tanto pero...
—Necesito tú ayuda, se que solo te llamó para eso pero creeme que eres mi única amiga que me puede ayudar —se quedó un momento analizando la voz de Matt y de lo que estaba diciendo, se preocupó un poco, ella pensó que algo pasaba con Camila.
—¿Camila...?.
—No, todo esta bien, si es de ella el favor
—hizo una pausa y luego continuó —. Este día iríamos al doctor al conocer el sexo del bebé, creeme que tengo tantas ganas de ir pero debo hacer unos negocios con mis libros. —Lauren siempre veía eso raro, siempre Matt se iba cuando Camila lo necesitaba, era raro pensaba Lauren, pero tal vez era cierto. —. Ella no puede manejar así que quisiera que la llevaras al doctor, por favor.
Lauren se quedo en silencio, pues le parecía extraño que el propio padre no pudiera ir y mandaba a su amiga, no quería pensar en que Matt este engañando a Camila y tenga otra familia, la cual va a ver a Miami cada cinco o tres días. Matt no era ese tipo de persona, pensaba siempre Lauren. Uno siempre guarda secretos para no dañar a los que amamos. Normani tenía una mirada interrogante en su rostro mientras observaba a Lauren.
—¿Lauren?, te pagaré...
—No Matt, no aceptaré tú dinero. Iré, solo dame la hora y pasaré por ella. —al otro lado de la línea Matt tenía una gran sonrisa.
—Gracias Laur, la cita es a las una de la tarde, Camila ya sabe, aunque se enojo un poco pero entiende. —se despidieron y cortaron.
Una sonrisa de tristeza se asomo en su rostro, simplemente quería ir pero no podía, pues se volvió a presentar otro compromiso que no le agradaba no lo hacía. Matt Hussey estaba sentado en la sala de espera del hospital de Miami, estaba esperan su turno, no dejaba de pensar en la morena y su felicidad al saber lo del bebé, donde él no estará. Matt quería y había hecho lo posible por cancelar todo e ir con Camila pero el destino es impredecible y no sabemos que pasará el día siguiente o el siguiente. Se tocó la frente y dio una corta caricia en esta.
—Matthew Hussey, pase por favor.
La enfermera lo llamó, era el siguiente y el estaba muy preocupado, no quería entrar a la habitación blanca. La vida te da muchas noticias buenas y otras malas, simplemente debes vivir con las que te de está. Eso pasaba con Matt. Entró a la habitación y espero a lo peor.
Las horas pasaban y ya casi debería ir al doctor, Camila estaba sentada en la cama esperando a que las arcadas cesarán ya que últimamente ha tenido demasiadas arcadas. La noticia de Matt la dejó desbastada, no entendía por qué él no iría, siempre le decía lo mismo, pero ella lo notaba diferente, algo había cambiado en él. Ahora que se entero que Lauren iría con ella estaba un poco más nerviosa, pues no la había visto desde la boda y no sabia como estaba. Se quedó esperando, cuando sintió la necesidad se levantó y fue al baño a vomitar.
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