- Songfic-
Era una mala idea.
Pero él tenía muchas de esas últimamente.
Las barandas del balcón no eran los suficiente anchas ni altas para mantener todo el peso de la curiosidad de Sasaki tras ellas, evitando que cayera directamente de cara al suelo del jardín. Pero por suerte la gravedad le ayudó a darse cuenta que iba a ir de lleno al piso sino paraba de inclinarse sobre el barandal, buscando en esos movimientos encontrar una pequeña cabellera rubia y deslumbrante entre un mar de vegetación y flores. Pero Sasaki no tenía atención para eso. Ya no. No desde que Poseidón comenzó a formar parte de su día a día.
Era inevitable. La deidad podía estar haciendo cualquier cosa (Leyendo, comiendo, ignorandolo, asesinando a sangre fría, lo que sea) y Kojiro aún podría estar completamente maravillado viéndole desde lejos con fascinación absoluta saliendo por sus ojos. Y no era por asombrarse, cualquier ser humano lo haría. El rubio atraía la atención de todos, como si de un destello de luz arrasador se tratara.
Y Sasaki nunca supo como quedarse atrás.
Espero que no pienses que soy grosero...
— En verdad quiero besarte.
El palacio de Poseidón era enorme y colosal, con pasillos extensos y confusos, cuartos grandes y asombrosos, un sin fin de puertas que haría perderse a cualquiera, pero eso no detuvo a los pies de Kojiro para impulsarlo por todo el palacio para salir de allí y buscar a Poseidón en el jardín. Fue una pena encontrarlo, porque en ese momento Sasaki dio algo por hecho.
Todo esto es una mala idea.
— ¿Disculpa?
Muy dichoso el Dios, haciéndose que no se daba cuenta que se veía espectacularmente hermoso sentado debajo de un cerezo, con su cabello siendo sutilmente empujado por el viento, y las flores estrellándose con cuidado contra su ropa (Blanca y pulcra, perfecta para hacer a Kojiro dudar entre sí quería besarlo o sí quería fundirlo en un abrazo). No había palabras, para nada, Kojiro solo fue capaz de decir una frase, y con todo eso, sabía que lo había arruinado.
Pero en verdad tengo ganas de solo un beso.
— Quiero besarte. — Aclaró otra vez, arrodillado a su lado, mirándole atento, aunque solo podía ver el desinterés pintado en los ojos de la deidad.
El humano término fascinado (Como si fuera algo nuevo que el rubio le fascinara), observando la línea recta que usualmente conformaba la boca de Poseidón elevarse por un extremo. Sasaki podía añadirlo a su lista de razones por las que quería besarlo. Poseidón era un espectáculo cuando sonreía.
Aunque fuera para burlarse de él cruelmente.
— Ponte en la fila.
Por supuesto.
A veces Sasaki dudaba estar cuerdo, la arrogancia no era atractiva, pero en Poseidón era otra historia; una que empezaba por un extremo de su boca y acababa en el siguiente.
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Su dedo recorrió los orificios en la mano de la deidad, acariciando las yemas de sus dedos tranquilamente, en una especie de masaje cariñoso. Acarició cada dedo, desde el meñique hasta el pulgar, pasando sus dedos por su palma, que masajeo con suavidad, pasando su mano por allí con cuidado, tratando de sentir el cálido contacto de Poseidón.
— ¿Qué porquería haces, humano? — La voz de su compañero le saco de sus pensamientos. Kojiro levanto la cabeza hacia él, sin soltar la mano ajena.
Poseidón se había quedado dormido debajo de aquel cerezo, y Kojiro aprovechó la situación.
Solo quiero saber cómo se sentiría tomar su mano.
— Solo... Tocaba tu mano... — Explicó torpemente, como si no fuera obvio aquel hecho. La mano de la deidad fue apartada de su tacto apenas acabo de hablar.
— Que molesto...
Soy un poco insoportable.
El Dios se puso de pie, y poco a poco se alejo de allí, dejando detrás a un Kojiro que pensaba si el resto del cuerpo del rubio se sentiría igual de cálido que sus manos. No sabía porque siempre se sentía en la obligación de hacer cosas que le derrumban todo el tiempo.
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Dime, ¿Piensas en mí?
Aclaremos, ¿Cómo no?
Él era molesto. Y eso hacia inevitable no pensar en él. Como ningún humano que haya conocido antes, él era especialmente... Conversador. Irritante. Hiperactivo.
Insoportable.
Le gustaba. No pregunten cuando. Pero él había pasado cuatro largos meses encerrado en su palacio junto con Sasaki, porque él se negaba a dejarlo luego del Ragnarok, en el cuál el humano le perdono la vida. Ya había pasado su época de vergüenza infinita y odio hacia Kojiro por haberle dejado vivir con la humillación. Ahora, solo queda la intriga.
Ninguno de los cuartos del palacio era o suficientemente grande y acogedor para retener dentro la curiosidad de Poseidón sobre aquel anciano decrépito (Ni tanto, a veces el rubio se encontraba a sí mismo mirando a Kojiro, pensando en cómo carajos se veía tan bien a esa edad). ¿Podía solo cerrar la boca un segundo? Su voz lo volvía loco, y no de la buena manera, era molesta en todo sentido de la palabra, y la deidad estaba a medio paso de callarlo: Quizás a golpes, probablemente a besos largos y húmedos como esos labios que emitían solo tonterías no dejaran de atraerlo.
Sí, era una mala idea. La peor que una deidad podría tener. Poseidón estaba cansado de todo ese asunto. El humano le había humillado en el Ragnarok, derrotado brutalmente y jodido la vida con su mera existencia desde que le conoció, pero, ahí estaba, dudando. Ese mortal, de alguna forma llevaba a la deidad a dudar de todo. Se sentía analizado, y es que lo estaba, Kojiro sabía cada movimiento que haría si estaban en la misma habitación, cada aliento, cada pestañeo, cada vez en que el corazón de Poseidón se agitaba con violencia y su rostro se apartaba de su visita por el sonrojo.
Sasaki era el escáner definitivo, y desde el Ragnarok, Poseidón no podía hacer un movimiento sin pensar en que posiblemente Kojiro sabría que él iba a hacer eso. Analizado de punta a punta, algo le decía a la deidad que Sasaki sabía que, al final de la recta, conseguiría lo que deseaba.
Conocía sus movimientos, sabía quien ganaría al final de la partida.
No había en el mundo un diccionario que albergará en él la palabra exacta con la que Poseidón podía describir el sentimiento que Sasaki le causaba, pero tenía una parecida.
Desesperación. No estaba familiarizado con esa emoción, pero sí; Le gustaba el sentimiento.
Desesperación por ir más rápido.
Desesperación porque a Kojiro se le ocurriera de una buena vez correr todos esos metros que los separaban y estrellarle la cara con sus labios.
Desesperación por, quizás solo por una vez, dejarse caer en la imperfección de la humanidad y chocar contra la realidad; esa que tenia por apellido "Sasaki".
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— Fuera.
— Pero este es m-
— ¡Sal de aquí, humano!
Sasaki tuvo que salir de su propio cuarto luego de ser echado por Poseidón. El labio inferior de la deidad tembló un poco cuando escucho el portazo de la puerta, estando solo ahora, sin testigos que pudieran ver la tontería que haría. Pero su intriga solo daba pasos agigantados. Poseidón llevó sus manos hasta cubrir su rostro, dejando en su pecho la sabana que estaba anteriormente sobre su nariz. Su rostro teñido en rojo y sus ojos reflejados en vergüenza decían a gritos lo que había ocurrido allí; un intruso de cabello rubio se infiltró en un cuarto que no era suyo y fue atrapado por el dueño de la habitación en medio del acto de maravillarse con el olor de las sabanas.
El problema es que, además de haber quedado como un acosador, Poseidón no podía saldar su duda. Luego de aquella escena en el cerezo, donde Kojiro casi estuvo encima suya, la ropa que uso ese día olía a él, y a Poseidón llevarla puesta el resto del día fue una gran satisfacción. Quería saberlo, necesitaba saber por qué demonios había pasado ese día con su nariz en su ropa tratando de saciar a su mente de aquel rico olor.
La deidad gruño, dejando su espalda caer sobre la cama ajena. Su cuerpo, sin ordenárselo, se comenzó a enredar entre la manta que cubría la cama, quedando finalmente echo un bollito sobre ella sin siquiera terminar de notarlo. Sus ojos, entrecerrados y con la vista perdida por completo en un punto vacío de la habitación. Todo en ese cuarto tenía un toque de Sasaki Kojiro: El desorden era el factor principal junto con las prendas mal dobladas y las katanas tiradas en el suelo como si fueran calcetines. De alguna forma, eso hizo sonreír al Dios levemente, cerrando los ojos sin tener la idea en la mente que esa habitación era la de un adulto de más de 400 años que aún no lograba madurar.
Sin saberlo, esas sabanas se impregnaron con suolor, y ahora no sería el único con delirios por no saber porque el olor natural del contrario le fascinaba tanto
.
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Malas ideas. Ambos tenían muchas últimamente. Pero ninguno de los dos podía tener suficiente.
Kojiro quería quejarse de la forma en que las flores se estrelladas contra su cara, siendo impulsadas por el viento, pero no podía, no cuando a Poseidón le estaba pasando exactamente lo mismo, sin embargo, solo destacaban con belleza su perfil. Sasaki le miro en silencio, sin saber cómo habían vuelto a ese lugar en particular del jardín, sentados bajo el mismo cerezo que en un comienzo, con la deidad mirando al frente y tratando de ignorarlo, y con el humano a su lado aún igual de fascinado, ¿De qué? Kojiro estaba averiguando eso.
La boca entreabierta de Sasaki se cerró de golpe cuando sus ojos conectaron con los de Poseidón.
"Al fin cruzamos miradas, ¿Qué tal, niño? "
— Quizás también quiero besarte.
Era una mala idea.
El aire en los pulmones de Kojiro fue desechado por completo, mirando a la deidad. Quizás pocos habían tenido la dicha de mirar a Poseidón a los ojos, pero Sasaki estaba muy arrepentido de haber cruzado miradas con él en el Ragnarok la primera vez; no era por nada en especial, pero Kojiro odiaba la sensación de estar un poco más obsesionado con Poseidón cada vez que sus miradas conectaban.
— Ponte en la fila.
A pesar de la ironía de la situación y el ambiente algo tenso, la boca del dios se contrajo en una sonrisa llena de burla, soltando una carcajada a medias, pues había tratado de ocultar que el que hayan usado sus propias palabras en su contra le causaba gracia. No porque le gustara, sino porque había sido Kojiro quien hizo aquello, en una situación normal, Poseidón le hubiera arrancado la lengua.
Esa no era una situación normal, para nada.
— Sabes que soy capaz de apuñalar a cualquiera que este por delante de mi en la fila. — Explico con aires de grandeza, borrando su sonrisa para que Sasaki dejara de verlo tan cariñosamente, pero ni con eso logro que dejara de mirarlo, a Kojiro le atraían mil y un cosas mas de Poseidón además de su sonrisa.
— Sí, estoy seguro de eso... — Susurro, podía jurar que sus pupilas habían adoptado la forma de dos pequeños corazones que solo se dilataban cuando Poseidón estaba en su rango de visión.
Ninguno entendía como habían llegado ahí, pero no era momento de cuestionarlo, no había tiempo para eso, no cuando Kojiro ya se había prácticamente abalanzado contra la deidad para atraerlo hacía el jalándolo del brazo. El reclamo de la deidad por tan bruto movimiento no se hizo esperar, pero las quejas desde que conoció a Sasaki le duraban poco. Sus narices rozaron y las flores que danzaban por el viento parecían haber detenido su baile solo para darles privacidad. El aliento cálido de la deidad choco contra los labios del humano, tentándolo cada vez más a moverse algunos centímetros para finalmente cerrar la distancia. Cuando ambos quisieron, lo notaron.
Todo eso era una mala idea, pero ninguno quería retractarse de su decisión, no cuando los labios ajenos tenían el sabor de todo lo que era bueno en el mundo. Sus bocas encajaban bien, sabían, de esa manera, que ambos labios estaban desesperados uno del otro de hace ya mucho tiempo.
Malas ideas, eso era lo que ambos eran, pero en los ojos del contrario solo eran una colección pulida de maravillosas decisiones.
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En este escrito trate de usar una forma de escritura diferente a la que suelo usar, espero que haya quedado decente, al menos. La canción en la que me inspire es Bad Ideas de Tessa Violet (Canción en multimedia, siksi)
Tengo en borradores un one-shot lemon de ellos dos, ¿Publicarlo o no publicarlo? Esa es la cuestión xd
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