- Mío -
Incorrect de inspiración:
“Anfitrite: Poseidón es taaan lindo.
Afrodita: Y taaan sexy.
Sasaki: Y taaan mío.”
Este drabble en particular no tienen mucho sentido, pero siempre me imaginé que Hestia y Sasaki se podrían llevar bien, y sí, estoy muy enferma, sorry not sorry.
Para ZobaMoon que fue la única que me lo "pidió" xd
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Kojiro estaba orgulloso de decir que era capaz de querer a muchas personas por igual pase a diferencias respecto a la personalidad, dejando de lado la apariencia, que siempre le resulto lo de menos. ¡Muchos podían comprobar eso! Estaba conviviendo en la misma casa que el Dios de los Mares y siempre vivía un día más para contarlo, incluso podía decir, ya fanfarroneando, que era una persona cercana a él, porque, bueno, por un lado, aun no lo había asesinado a pesar de todas las locuras que decía y hacia, por otro lado, porque Poseidón jamás se quejó de su presencia (Solo al principio, pero Sasaki sabía que solo lo hacía de terco que era), dejaba que vagara por el palacio, y le buscaba cuando se perdía entre los pasillos. Solía sentarse a su lado a la hora en que Poseidón se sentaba a disfrutar de su lectura, y había logrado que este retrocediera varias páginas solo para permitirle leer de qué se trataba. Eran detallas que para todos eran estúpidos, pero que a Sasaki no dejaban de fascinar, pues lograr sacarle alguna especie de reacción al Dios de por si era difícil, pero había salido victorioso de aquella contienda.
Podía estar orgulloso de no ser alguien prejuicioso, pero le enorgullecía más el hecho de serlo y que eso le haya dado las herramientas para al fin conseguir el cariño/atención/amor del Tirano de los Mares. Sus muestras de afecto eran escasas como el agua en el desierto, pero tan bonitas que valían por mil. Sin embargo, Sasaki sabía que eso debía permanecer en total secreto, uno de esos que solo conocerían los sirvientes del palacio, y que decirlo más allá de aquellas paredes sería un problema grave para cualquiera de los dos.
Pero esto ya era demasiado.
No había sido buena idea hacerle compañía a la hermana mayor de Poseidón, de eso estaba seguro. Hestia se había hecho buena amiga suya, tenían una personalidad tan energética y traviesa que incluso entre ellos se hartaban. Aunque la diosa solía tener un carácter temperamental y Kojiro solía llevarse algunos golpes por listo, le había tomado gran cariño. Al punto en que termino por acompañarla a varios sitios donde ella recurría junto con Artemisa y Atenea, ellas también le caían bien, pero no tenía el mismo lazo que con Hestia, a esta ya casi la consideraba una hermana, lo cual sería algo raro dando su relación con su hermano. Ese día en particular, la diosa le había invitado a una de esas raras reuniones de diosas, no sabía que pintaba él allí, dando que era un humano, pero ella le dijo que daba igual, que le tenía la suficiente confianza para saber que no haría nada fuera de lo normal y solo iría a hacerle compañía.
Le había dicho a Hestia que la acompañaría solo unas horas, pero mientras más y más las diferentes Diosas navegaban en temas cercanos a sus pertenecías (Él había comenzado a etiquetar a Poseidón como una de ellas), el tema le intereso en grandes proporciones y se fue metiendo en la conversación.
–Sé que lo del Ragnarok ha dejado en mal lugar el nombre de Poseidón.-Comenzó Artemisa, quien estaba sentada junto a Afrodita, esta, había sido invitada solo por esa vez, a modo de prueba, porque tenían una cierta rivalidad con Hestia, dando que tenían perspectivas muy diferentes en… Casi todo. Algo le decía que la diosa del hogar solo le había llevado para detenerla en caso de que se le tirara encima a la diosa de la belleza y todo terminara envuelto en sangre. – Pero sinceramente no puedo quitarle el ojo de encima.
Para ese punto, Hestia ya había notado que él estaba más al pendiente de la conversación, al igual que molesto por ella. Kojiro estaba sentado en un sofá algo alejado de las diosas, pero aun así tenía una perfecta audición de lo que decían y cotorreaban. A ser verdad no le hizo falta nada más que escuchar el nombre de Poseidón para levantar la oreja e intentar deducir a que se refería Artemisa con “No puedo quitarle el ojo de encima”.
¿¡No que eran diosas vírgenes!?
–No es algo muy raro. –Le siguió el juego Afrodita, tapando una risilla con el dorso de su mano, siguiéndoles el juego.- Poseidón es bastante caliente.
“Ok, esto ya no me gusta”
Sasaki volteo a ver a Hestia, buscando rastro de incomodidad en su cara que le indicara que iba a tener esa conversación en algún momento, pero no lo hizo, ¡Por un demonio! ¡Estaban hablando de su hermano menor! Debía sentir un poco de molestia ante ello. Movió su rostro automáticamente hacia donde las diosas hablaban, y la Diosa por la cual él estaba allí, le miro de igual forma, con una ceja arqueada y notando lo mal que las veía, como si en cualquier momento fuera a invitarse a sí mismo a la conversación.
–Sinceramente siempre envidie un poco a Anfitrite, aunque fue algo tonta al dejarlo. Desde que Anfitrite se fue del su palacio, quizás se sienta muy solo, no estaría mal hacerle compañ-
–Estoy muy seguro de que no es así.- Hestia maldijo por lo bajo, lo había previsto, pero quizás tuvo que haberlo detenido antes de que lo hiciera. Todas las diosas voltearon a verlo, y Kojiro, que acababa de interrumpir a Afrodita, las miraba con una sonrisa en el rostro, que en realidad rayaba la demencia. –Yo vivo con él, después de todo, no creo que la compañía sea algo que a él le falte, así que no te preocupes por eso.
Afrodita entrecerró los ojos, desafiante, riendo por lo bajo. Sasaki le devolvió la mirada con el doble de reto, y permanecieron así unos segundos, mientras las otras tres alternaban las vistas entre ambos, hasta que la diosa de la belleza remato.
–Hablaba de compañía femenina, humano. – Explico ella con simpleza, sentándose más cómodamente en el cojín donde estaba sentada. Kojiro, en respuesta, hizo un ademan con la mano y miro hacia otro lado, con una mueca aburrida y autosuficiente. Hestia tembló, conocía esa expresión, era la misma que Poseidón colocaba cuando estaba por asesinar a alguien, verbalmente, al menos.
–Puedo cumplir ese papel también, mundana.
Lo siguiente que supieron es que Kojiro estaba siendo abofeteado por la Diosa a quien hablaba.
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-No te preguntare que mierda hiciste. –El Dios del Mar dio media vuelta a penas lo vio, con un vendaje que cubría su mejilla, que apostaba estaba colorada y adolorida. Sasaki rio, y siguió a Poseidón, contento a pesar de haber tenido una linda discusión con Hestia cuando Artemisa, Atenea, y Afrodita (Que se había ido antes que todas, ofendida) se largaron de la mansión. –Pero, ya, en serio, ¿Por qué Hestia me dijo que llamaste mundana a Afrodita?
-Bueno…–Kojiro se lo pensó, antes de seguir, sonriente.–Eres muy popular entre las diosas.
Fue ese el momento en que Poseidón giro a mirarlo, con los ojos entrecerrados, como si tratara de adivinar a lo que se refería. Cuando lo capto, volvió a ver al frente, pero ya era muy tarde, Sasaki ya había visto la sonrisa divertida que se escapó desde los labios del más alto.
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