- Adorable. Parte 1.-
Incorrect de inspiración:
"Poseidón: No soy adorable.
Sasaki: Me gustan las personas adorables.
Poseidón: Soy la hijo de puta más adorable que vas en tu mierda de vida."
Universo alterno, Hight School. En esta historia Deméter, Hera, Hestia, Hades y Zeus llevan la apariencia que tienen en Destripando la Historia.
- - -
-¿Estás seguro de que no te gusta ni un poquititito?
-Sí.
-¿Muy, muy, pero que muy seguro?
-Sí.
-¿En serio?
-¡SÍ! – Grito él finalmente, volteando a ver a la muchacha que le seguía a paso rápido y constante, ella hizo un puchero y frunció el ceño, mirándolo, sin creerlo. – Ya deja eso, Anfitrite. –Dicho lo dicho, volvió a dar media vuelta y caminar de regreso a su hogar, ignorando los nuevos alaridos de la chica, que resonaban por toda la cuadra.
-¡Vamos! Vengo viéndote babear por él desde que aceptaste salir conmigo. –Se quejó, y bien era cierto, en cierta forma, cuando Poseidón comenzó a salir con ella, jamás le presto mucha atención, mirando de reojo a alguien que no debía. –Y cuando terminamos, tus intentos estúpidos de acercarte a Sasaki fueron en mayor proporción. ¡Y aun después de eso no lo aceptas!
Por mucho que hablara la de hebras azules, el rubio ya había procedido a colocarse sus audifonos e ignorarla olímpicamente. Incluso con eso, la chica no se rindió, comenzando a gritar a tal volumen que Poseidón pudo escucharla por encima de la potente música, casi grito de frustración, pero Anfitrite era un hueso duro de roer. El rubio simplemente mantuvo la calma, sabiendo que en cualquier momento la chica acabaría su discurso, o eso le gustaba creer, pero Anfitrite continuo su discurso hasta que llegaron a su casa y el rubio le pudo cerrar la puerta en la cara cuando dio un paso dentro de ella. Suspiro con alivio, fueron unos segundos de paz hasta que otra voz femenina se hizo presente.
-¡Posei!
"Mamá, no es mejor momento." Quiso decirle, pero Rea ya lo había abrazado y llenado de besos las mejillas para cuando pensó en decirlo, no se quejó de ellos, después de todo su madre siempre había sido muy cariñosa... Incluso con la ex de su hijo.
-¿La de afuera era Anfi? –Interrogo, acercándose a la puerta, el chico tembló de pies a cabeza ante la idea de tener que soportar a su ex una vez más, y maldijo el día en que la llevo a conocer a su familia y se llevó tan bien con Rea, al punto que siguió invitándola a casa incluso cuando había ya terminado con Poseidón. -¡Anfi! ¡Cariño! Pasa, pasa, lamento que mi hijo te haya cerrado la puerta en la cara, ya sabes como es. – Pero ya era muy tarde, Anfitrite ya había vuelto a la acción, y lo miro con una sonrisa de victoria apenas cruzo la puerta y entro en su campo de visión.
Poseidón no hizo caso, simplemente la miro con enojo mal disimulado y camino hacia las escaleras que conectaban con el segundo piso de su casa, donde estaba su dormitorio; su hogar era bastante amplio, su padre, Cronos, lideraba una marca cosmética que iba en ascenso en el mercado, y, gracias a ello, siempre tuvieron una buena economía, su hermana mayor Hestia había nacido prácticamente en cuna de oro, había sido la luz de los ojos de sus padres hasta que decidieron tener más hijos y tuvo que compartir esa luz con otros seis mocosos: Deméter, Hera, Hades, Adamas, Poseidón y Zeus. Finalmente, llegó a su habitación y, sin lograr escuchar los pasos de Anfitrite viniendo tras él, pensó que al fin estaba en paz, pero, lastimosamente, Poseidón era alguien con muy poca suerte.
-¡Oye, oye, Posei! –La voz molesta de su hermano mayor opaco el hermoso silencio que estaba reinando, y el rubio ni siquiera tuvo la fuerza de voluntad para girar a verlo. – Haz tardado bastante en llegar, ¿Anfi otra vez? –Por mas que todo en el semblante de Poseidón dictara que no quería verlo ni oírle, Adamas aún permanecía junto a él tranquilamente, como si el rubio no estuviera pensando en sentarle un golpe en cualquier momento. El rubio se apoyó en la pared junto a la puerta del cuarto del menor, mirándole con una media sonrisa.
-Sí... -Le contesto con toda la serenidad que pudo reunir, pero sabía que su hermano no estaba dispuesto a dejarlo ir aún.
- ¿Y por qué te ha seguido esta vez?
-... Sasaki.
-Oh, el chiquitín de cuarto año al que le tienes ganas.- La frase de su hermano resonó en sus oídos como una explosión mientras fruncía el ceño y finalmente entraba a su cuarto, envuelto en furia y negación, cerró la puerta con violencia, aunque aun así, Adamas, no despego la mirada tranquila de la puerta hasta que Poseidón finalmente gritó, ya harto de que todo el mundo pensara erróneamente,
-¡No me gusta Kojiro! – Exclamo, y su profunda voz la pudo oír hasta Hera en la otra punta de la casa. Anfitrite, Rea y Deméter (Que se había unido a ellas con tal de poder mantener una conversación normal con alguien en aquella casa de locos), en la planta baja, se miraron entre ellas con asombro, antes de tapar una risita burlona con el dorso de sus manos, sabiendo que aquel muchacho solo estaba en proceso de negarlo todo.
Adamas, sin embargo, no se molestó en ocultar nada y carcajeo fuertemente, haciendo que la ira de su pequeño hermano saliera disparada hacía todos lados. Por suerte para todos, un golpe seco cayo en la nuca de Adamas luego de unos segundos, deteniendo sus risas; Hades lo regaño por un buen rato mientras Hestia le volvía a golpear, haciendo que el chico se quejara y comenzaran una guerra campal en medio del pasillo, mientras Zeus reclamaba, desde el marco de su habitación, que no le dejaban tomar su sueño de belleza, aunque los tres hermanos lo callaron al mismo tiempo.
Poseidón, por su lado, estaba arrojado boca abajo en la cama, tratando de que eso ocultara su horda de enojo y vergüenza, aunque esta fuera casi de su mismo tamaño. Ignoro todos los alaridos de sus hermanos, estaba acostumbrado a ellos, puesto que esos idiotas discutían más tiempo del que vivían. Sintió su teléfono vibrar en su bolsillo, distrayéndolo de sus pensamientos sobre de qué manera podría escapar de la casa y sobrevivir por su cuenta en la vida citadina, tomo el aparato y el brillo de la pantalla ilumino con delicadeza sus bonitas fracciones, aunque el mensaje que vio allí grabado le hizo fruncir el rostro en una mueca, mientras bufaba.
Sasaki.
Poseeeeeeeei
Hestia esta en casa??
Le estoy enviando mensajes y no me responde
:(
El rubio prefirió no pensar en el hecho de que ese idiota parecía sentir cuando estaba teniendo un delirio existencial por su culpa para enviarle mensajes, así que solo declino a contestar tal y como solo él sabía hacerlo, ignorando la forma cariñosa en que abreviaba su nombre.
Tú
Sí, ella está en casa. Pero mi madre le ha quitado el teléfono cuando se enteró que volvió a irse de la escuela con Atenea y Artemisa.
Sasaki.
Artemisa y Atenea se fugaron de la escuela? 0-0
Nunca pensé oír eso xD
Poseidón hizo una mueca mientras veía las tontas caritas que colocaba Kojiro en cada uno de sus mensajes, no era por nada, pero, teniendo diecisiete años como los tenía el azabache, era algo infantil, a ojos del mayor, al menos. Le dejo en visto cuando noto que la conversación dejo de ser "importante", y suspiro apagando su teléfono y dejándolo sobre la mesita de luz junto a su cama, antes de recostarse correctamente en esta. Por suerte, los alaridos de Adamas tratando de sentarle un golpe a Hades no interrumpieron su sueño.
[...]
Sin embargo, por alguna razón, siempre había algo que le terminaba por molestar. En este caso, el insistente sonido de una llamada llegando a su teléfono. El rubio había ignorado la vibración del aparato durante la última media hora, pero cuando la llamada llego a su teléfono, no tuvo más opción que responder, de mala gana, pero al menos lo haría. Miro la bandeja de mensajes de su celular, y noto que cada mensaje era del portador de sus desgracias, Sasaki Kojiro. Suspiro una vez más, y respondió la llamada.
-¿Qué? –Su voz vacía y molesta resonó por la línea telefónica, aunque la voz emocionada de Kojiro la opaco totalmente.
-Poseeeeei, ¿Por qué no me respondías? Me dejaste en visto. – Le reprocho el menor, a Poseidón no le hacía falta conocerlo para saber que estaba haciendo un pucherito.
-Exiges mucho. –Le contesto sin más, mientras se recostaba en la cama y dejaba el teléfono en alta voz, para poder masajear su cien mientras le escuchaba, porque aún no iba a cortarle, además que Kojiro podía distraerlo del jaleo que sus hermanos estaban armado abajo, dando que Rea seguramente los estaba castigando a todos.
-¿A qué te refieres? ¡Somos amigos! Pensé que no te molestaría hablar conmigo, además que estoy aburrido, y no entiendo nada de mi tarea, y Hestia dijo que me ayudaría, pero ella ahora está castigada, entonces me quede solito para tratar de hacerla. – La forma constante en la que Sasaki hablaba desesperaba a Poseidón de una manera descomunal, porque el azabache nunca sabía cuándo cerrar la boca.
- Ahí te equivocas. – Acotó, pero su voz casi sonaba ronca, como la de una película de terror, haciendo que el menor se tesara al otro lado de la línea. – Si fuéramos amigos, sabrías que me molesta entablar una conversación con cualquier ser humano, a la hora que sea y por el asunto que fuese.
-Sí... Lo sé... - Dijo él apenas escucho lo que dijo, como si supiera su respuesta de ante mano. Permaneció en silencio por unos largos segundos, mientras el rubio se comenzaba a impacientar por una respuesta. - Pero eso es muy triste.
Inmediatamente después, Poseidón había cortado la llamada, ardiendo en ira, y Kojiro bien sabía que eso era lo que pasaba cuando se ponía a etiquetar su vida como "triste".
¡Siempre era igual! Era la palabra con la que Sasaki siempre lo etiquetaba, como si su sola existencia fuera lamentable. No era así, él estaba bien con su vida, con todos sus logros y como el orgullo de sus padres recaía en sus hombros, era un peso que no le molestaba cargar, porque solo alimentaba su arrogancia. Pero Kojiro no lo veía así, por cada cosa que Hestia le contaba de Poseidón, el niño aseguraba que era una experiencia triste, y solo por eso se comenzó a acercar al rubio cuando su hermana mayor le conto sobre él, por pensar que no disfrutaba su vida. El rubio quizás no lo aceptaba, pero la forma en que Kojiro era capaz de golpear su ego y amenazarlo, sin siquiera esa ser la razón por la que se acerca, le asustaba, mucho. Ese mocoso desequilibraba todo su ser con comentarios infantiles y su terquedad de acero, y ese era un hecho que él se negaba a aceptar. Había pasado todos sus años escolares siendo el rey de aquella escuela, con el respeto de todos los alumnos, siendo un estudiante perfecto en cuanto a todo, dando que hasta la misma Artemisa le tenía algo de envidia. Pero ese chico no era igual a todo, ¿Por qué no le tenía miedo? ¿Por qué estaba tan decidido en ser su amigo si Poseidón no era un buen amigo? Tener dudas no le gustaba, pero Kojiro era una caja de misterios andante y eso lo desesperaba.
Pero él lo ignoro todo. Como había ignorado toda clase se sentimientos que haya sentido por alguien; Anfitrite, Medusa, y hasta el mocoso de segundo año, Pélope (Aunque con él sí se lío un poco, nadie lo sabía).
Su teléfono volvió a sonar, y esta vez, era un mensaje de Kojiro.
Sasaki.
Pos :(
Te enojaste de nuevo? :c
Oyeeeeee
No me dejes en visto -w-
Pos
Pos
Pos
Pos
El botón de bloquear se vio muy tentador en ese momento. El mayor bufo, e, ignorando la petición de Sasaki, le dejo en visto, para luego silenciar sus notificaciones, dejando su teléfono a un lado y volver a tratar de dormir, sabiendo que mañana ese mocoso no le dejaría en paz en la escuela, al igual que siempre.
[...]
"A veces odio tener razón..."
-Poseeeeei.
"En serio, en serio, odio como abrevia mi nombre..."
Los diferentes alumnos que estaban en aquel pasillo voltearon hacía ellos, algunos comenzaron a murmurar, porque no era ningún misterio que ellos dos se gustaban, pero... Bueno, Poseidón y Kojiro eran los únicos que no resolvían ese misterio. El rubio quiso mandarlos a todos al demonio, pero le faltaron ganas, así que simplemente iba a mandar a la mierda a Kojiro.
-¿Por qué cortaste ayer? No quise ofenderte, pero saber cómo pien...
-Como piensas de mi vida, que, por cierto, no es tu maldita incumbencia. –Le interrumpió Poseidón, con una mueca frívola, sin detener su paso hacía su siguiente clase, aunque aparentemente Kojiro se iba a saltar la suya. – Sabes cómo odio que hagas eso.
-¿Hay algo que tú no odies? – Le remato el azabache, con un hilo de enojo en su voz, pero Poseidón ya tenía una respuesta en los labios.
-Sí, que no me digas que mi vida es triste. – Dio vuelta en una esquina cuando acabo de hablar haciendo que Kojiro patinara un poco, dando que el rubio iba varios pasos por delante de él y el azabache debía casi correr para alcanzarlo y no estar gritando en los pasillos. –Ya déjame en paz, niño... No somos amigos... Ni nada más. –Siguió diciendo, llegando a la puerta de su salón, volteando esta vez a verle, solo para darse cuenta de que Kojiro lo miraba con confusión y enojo. Una pequeña multitud lo miraba a la distancia, curioseando lo que esos tortolitos discutían.
- ¿Algo más? ¿Por qué querría que fueramos algo más que amigos? Tú no me gustas. Me gustan las personas tiernas, no los amargados con una vida tan triste.
La punzada en su pecho no era de dolor, o al menos de eso quiso convencerse el rubio. Un "Uhhhh" Salió de las bocas de todos los espectadores por allí, y el rubio los mando a callar con una mirada gélida, aunque no logro que nadie se fuera, intrigados por la escena que esos dos se estaban montando. El mayor hizo una mueca, mirándole con señas de enojo.
-No me refería a eso... -Susurró él, con un hilo de voz, claramente afectado, pero tratando de disimularlo. Y sí, logro hacerlo. – Lo que quería decir es que no seré tu amigo, ni tu medio amigo, ni nada por ese estilo, ingrato, ahora piérdete y deja de joder mi día. – Su voz era lo más seco posible, mientras trataba de opacar el hueco en su pecho luego de aquel "rechazo".
Asimismo, Kojiro solo lo miro con ira contenida y se largó, aunque las lagrimitas en sus ojitos no pasaron desapercibidas para el público, pero si para Poseidón, que le dio la espalda y se internó en su salón de clase, siendo recibido por las miradas asombradas de todos sus compañeros, que no esperaban que mandara al infierno a aquel chico, dando que no solía hacerlo. Él los miro con odio y cada uno de ellos se fue a hacer lo suyo, aun intrigados por todo.
Más tarde recibiría el regaño de Anfitrite y Hestia, pero, por ahora, solo quería distraerse de ese tema con sus clases.
- - -
La parte dos estará terminada para más tarde que temprano ;w;
Espero haya sido de su agrado, no soy muy buena con estas cosas, pero puse mi esfuerzo uwu
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