Capítulo 1
12 años atrás
Había solo una persona importante en la vida de Harry, su mejor amiga Rose.
No era lo mejor encariñarse con alguien, mucho menos si vives en un orfanato, pero Rose logró meterse en su corazón por la fuerza.
Harry estaba cumpliendo los 18 años, edad donde debía irse del hogar para niños. Por suerte había conseguido una beca para la universidad de Cambridge. Pero a su pequeña amiga le faltaba un tiempo para salir; 4 años para ser exactos.
Sabía que no podía pedir su custodia, a penas y podía mantenerse solo.
En ves de soplar una vela o comer pastel estaba guardando sus pocas pertenecías en una valija.
–Voy a extrañarte -Rose lo veía desde la puerta-
–Yo igual peque. -ambos trataban de ignorar el ardor de sus ojos-
No dijeron más.
Cuando una de las encargadas le aviso a Harry que un taxi lo esperaba se dirigió a la puerta.
Trato de no voltear y ver a los demás niños que lo observaban desde las ventanas.
Pero uno pasos lo hicieron girar justo a tiempo para agarrar a Rose que venía corriendo.
–Promete que me buscarás -pidio escondiendo su rostro en el pecho del mayor-
–Te prometo, no importa cuanto tiempo me lleve.
Se abrazaron un segundos más que parecían eternos y con pesar se separaron.
La Omega corrió hacia adentro para no ver a su "hermano mayor" dejarla.
Harry subió al taxi y le indicó al taxista su destino hacia la estación de trenes.
Voltio hacia el edificio que fue su casa desde los cinco años. Nadie de su familia quiso tener su custodia, siempre se pregunto porque, al final entendió que no valía la pena esas personas. Estaba asustando, lo ha estado desde que era un cachorro, pero era un alfa y era momento de actuar como uno.
⚖️🍎
Actualidad
No quería despertar; no aún. Pero la alarma no dejaba de sonar un su oído.
Con la pereza más grande agarró su teléfono y lo apagó. Agradecía haberse bañado la noche anterior, si no iría al trabajo sin bañarse.
Aún con los ojos cerrados se paró de su cama y se dirigió al baño.
En media hora ya estaba listo para salir a comprar el desayuno. Cerró la puerta de su departamento con llave y agradeció a quien arreglo en ascensor; vivir en el séptimo piso y con escaleras no era lo mejor.
Faltando tres pisos para llegar al lobby subió una omega inquilina que no aceptaba que Louis la rechazara todo el tiempo, que acaso nadie nota su cara de: soy un alfa, pero amo que otro alfa me de por atrás!
–Buenos días Louis!
Iugh, su alfa se retorcía por el fuerte olor de las feromonas de la omega; miel y chicle.
–Savanha.
–Como estás hoy?
–Bien gracias.
El ascensor llego y Louis prácticamente escapó de ahí. No quería ser grosero, pero ella no era de su agrado, y tenía una tarántula como mascota, más razones para no agradarle.
Se dirigió a la cochera del edificio agradeciendo que el bufet le facilite un auto para hacer los recados de los demás abogados.
A pesar de que era asistente del Sr. Styles, su abogado encargado era el Licenciado Cavill, un alfa de 40 años. Fue unos de los primeros abogados en trabajar en la firma SLF (Styles Law Firm). Escuchaba todos los casos como parte de su equipo, asistía a audiencias, investigaba e incluso hacia de defensa en juicios; pero si el Sr. Styles lo requería el dejaba todo, era su trabajo principal.
Pero no solo debía servirle café o buscarle trajes a la tintorería, a veces lo ayudaba en sus casos, y eso no lo sabía nadie. Quería creer que era porque le tenía algo de estima pero lo más seguro es que era para que nadie pensará que Harry Styles necesitaba ayuda; su reputación era intachable, incluso siendo tan joven.
Volviendo a Louis, llego a la cafetería preferida del alfa, no solo por sus exquisiteces pero la dueña, una beta de edad avanzada ayudaba a omegas e incluso alfas en malas situaciones, padres solteros o jóvenes que necesiten vivir por si solos. El Sr. Styles mandaba un cheque todos los meses para ayudar y muy generoso por cierto.
Cómo siempre saludo a los empleados y pidió la típica orden.
Diez minutos y ya estaba camino al hermoso edificio.
Es impresionante pensar que en solo cuatro años Harry Styles, un huérfano que obtuvo una beca pudo armar semejante fortuna y reputación, era digno de admirar.
Al llegar dejo su auto en la cochera y emprendió camino a las oficinas.
Saludo a todo los trabajadores de ahí; desde el conserje, secretarios, otros abogados, algunos novatos como el, pasantes, y por último, luego de que el ascensor lo dejara en el piso 16 llego donde el trabajaba.
El Sr. Cavill estaba ahí y sus compañeros (tres dos novatos como el) se ve que recién llegaban.
–Buen día!
–Louis, buenos días -Cavill saludo y acepto su desayuno- gracias, moría de hambre.
Hizo lo mismo con sus compañeros y se dirigió al piso de arriba, la oficina del director.
El piso solo contaba con un mostrador donde estaba la secretaria, una dulce Omega, que parecía ser madre de todos, siempre regañando que no descansaban lo suficiente. Una cocina, baños, y dos oficinas. La suya y la de Styles.
La Omega ya traía su desayuno así que solo lo saludo y tocó la puerta de la oficina.
–Adelante
Abrió la puerta y observo al alfa que tenía la corbata en el escritorio, la camisa con los primeros botones abiertos y el pelo revuelto. Con las ojeras que cargaba parecía más un mapache que un alfa.
–Señor Styles, pensé que había ido a casa anoche?
Harry le envío una sonrisa cargada de cansancio.
–Iba a hacerlo, estaba repasando información de un caso y cuando me di cuenta tenía a mí asistente frente a mí.
Louis se sonrojo. No podía evitar cuando el abogado de refería a el directamente. El tenía bien definidos sus gustos, y aceptaba que Harry Styles era un alfa en toda la letra.
–Bueno, que tal si toma su desayuno que le traje y luego duerme un rato? Puedo desplazarle el sofá cama, que dice?
–Que eras un genio -Harry le envío una sonrisa cargada de agradecimiento y hoyuelos-
Con un enorme sonrojo, y tratando de no soltar ninguna feromona, dejo el desayuno en el escritorio y se dispuso a preparar el sofá para el alfa.
–Listo, estaré con el abogado Cavill si me necesita señor, descanse.
–Gracias Louis, no se que haría sin ti.
Louis le regaló una sonrisa, Harry pudo apreciar las arrugitas a los costados de sus ojos, y salió.
Si Harry creía que Louis era un alfa muy bonito nadie tenía porque saberlo, mucho menos si soñó con él.
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