Es una situación completamente frustrante y desgarrante. Es indignante que se anuncien aumentos en el salario mínimo, pero, al mismo tiempo, se decida aumentar el IRPF a las personas con menos recursos. Esto es un contrasentido absoluto. Se supone que el aumento del salario mínimo es para ayudar a las familias que realmente lo necesitan, para que puedan hacer frente a los gastos de la vida diaria, y para mejorar la calidad de vida de quienes más lo requieren. Pero, en lugar de eso, nos suben los impuestos y nos lo quitan otra vez. Lo único que logran es dejar a esas personas en una situación aún más precaria.

Y, como si esto no fuera lo suficientemente malo, en lugar de usar ese dinero para financiar lo que realmente importa, como la sanidad y la educación, lo destinan a Hacienda. ¿En serio? ¿Es esa la prioridad del gobierno? La sanidad y la educación son pilares fundamentales para el bienestar de la sociedad, para que tengamos una población sana y bien preparada para el futuro. Pero no, en lugar de invertir en estos sectores esenciales, parece que lo único que les interesa es llenar sus propios bolsillos, alimentar la burocracia y seguir recaudando más dinero, sin tener en cuenta las verdaderas necesidades de la gente.

Esto solo demuestra cuán desconectados están de la realidad de las personas que viven día a día con salarios bajos, luchando por llegar a fin de mes. El aumento de impuestos a los que menos tienen es una injusticia. En lugar de ayudar, nos están golpeando más fuerte. Es una burla. Y lo peor de todo es que parece que cada vez más, la política se aleja de los intereses de las personas para centrarse en sus propios beneficios y en mantener un sistema económico que solo favorece a unos pocos.

Esto no se puede quedar así, necesitamos una verdadera reforma, una que considere las necesidades reales de la sociedad y no esta farsa de medidas que lo único que hacen es empeorar la situación.