Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

||Ventuno||

|21|Punto y aparte

–¿Luca?

Su mirada esmeralda se abrió con sorpresa al ver a su novio bajo la fuerte lluvia de aquella noche, con una sonrisa nerviosa y cargando una bolsa con el logo de un restaurante chino. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas, habían pasado tres días desde su último encuentro, por culpa de sus trabajos: Alberto estaba al pendiente con su nuevo proyecto con la editorial y las semanas de exámenes llego para Luca.

–Hola...–musitó algo avergonzado al recapacitar su idea de una visita sorpresa– ¿molesto?

Negó con suavidad, parpadeo un par de veces antes de recapacitar la situación y hacerse a un lado para que entrara. Él sonrió, le entrego la bolsa con comida para poder cerrar su paraguas y adentrarse a la casa. Alberto abrió curioso la bolsa y rápidamente su estómago gruño al olfatear aquel aroma de comida recién hecha, Luca dejo en la entrada su paraguas para después mirar la casa, sorprendido ante el silencio que había; ni siquiera Mina estaba llorando.

–¿Qué haces aquí a estas horas? –preguntó desconcertado el mayor mientras se dirigía al comedor para dejar la comida sobre la mesa– Me dijiste que estabas cansado de calificar exámenes tan malos.

Paguro soltó una risa pequeña mientras lo seguía.

–Bueno, le pague a Tyler, Camilo y Miguel para que lo terminaran por mi...–explicó sin darle mucha importancia– además estos días estábamos ocupados y pensaba venir a traer algo de comida china para descansar tan siquiera una noche –le sonrió algo apenado; jamás había sido tan cursi como lo era con Alberto.

Él miro la bolsa y luego a su pareja para después sonreírle. Jamás había recibido ese tipo de gestos por alguien, normalmente él era el que los daba. Sentía una calidez en su pecho ante eso.

–Me agrada la idea –comentó al mismo tiempo que lo abrazó de su cintura y besó en la mejilla. Obteniendo como ya era costumbre una risa por parte de él.

Luca sonrió y correspondió rápidamente el afecto antes de separarse y mostrarle lo que trajo.

–¿Esta la señora Marcovaldo? –preguntó en lo que sacaba un paquete– Le traje los royos primavera que le encantan.

–No, tiene el turno nocturno en el hospital esta semana.

Luca asintió por la información, saber que estaban solos, lo emociono un poco e hizo que su estómago se revolviera –como si dentro tuviera un enorme cardumen de peces nadando– al recordar los consejos de Miguel. No obstante un par de bracitos abrazando sus piernas lo saco de sus pensamientos pervertidos. La vergüenza lo invadió al toparse con aquel par de ojitos esmeralda que lo miraba atentamente. El pequeño Leonardo lo abrazaba con "fuerza", tenía puesto ya su pijama abrigado de distintos tonos de café. Sonrió y dejo lo que hacía para agacharse en frente suyo.

Ciao, piccolino –le sonrió con dulzura mientras revolvía sus largos cabellos castaños–, hace días que no te vi, ya te extrañaba. Así que vine a verte a ti y a tu papá para comer juntos con tu hermanita. ¿Qué te parece?

Leo asintió levemente. Luca le volvió a sonreírle antes de pararse y sacar de la bolsa un paquete y abrirlo en frente de él. Los ojos del niño se iluminaron con emoción al ver un par dumplings recién hechos.

–Tu tía Giulia me dijo que eran tus favoritos.

Volvió asentir que esta vez con más energía.

–Entonces ve a lavarte tus manitas para comer.

El pequeño no espero más y salió corriendo a pasos torpes al baño. Dejando solos devuelta a los adultos, Alberto miro con extrañes mientras que su novio seguía sonriente ante la reacción de su hijastro.

–¿Le preguntaste a Giulia?

–Quería estar seguro de traerle algo que le guste a él y a Mina –respondió algo avergonzado, antes de dejar el paquete en la mesa y sacar de la bolsa un yogur de durazno marca Sullivan.

Alberto abrió su mirada sorprendido, era la única marca y sabor que Mina adoraba comer. Tomo el envase y miro al contrario sin saber que decir.

–Luca no tenías que hacer es...

Pero él se le adelanto levantando su mano frente de su rostro para que se callara.

–Ya hablamos de esto Alberto, no me obligas a nada –aclaró con seriedad.

Scorfano esbozó una silenciosa risa, dejo el envase en la mesa y se acercó a él para abrazarlo devuelta de su cintura. Atrayéndolo mas a su cuerpo y esconder su rostro en el cuello ajeno. Luca se retorció un poco al sentir su barba haciéndole cosquillas.

–Eres el mejor, ¿lo sabes? –dijo dando un sonoro beso en su cuello antes de salir de su escondite. Sonrió con orgullo al ver a su pareja completamente rojo.

Humillado el menor desvió la mirada y musitó:

–Solo quiero consentir a mi novio...

Con una sonrisa enternecida el mayor le tomo del mentón obligándolo a que lo viera. Una risa tonta salió de los labios de ambos ante la cercanía, sus alientos cálidos se mesclaban y sus miradas se perdían en el negro de sus pupilas. No esperaron mucho para unir sus labios en un suave beso, sus labios se movían a un vals silencioso. Lentamente los brazos de Luca se enrollaron en su cuello para profundizar más el beso, las grandes manos de Alberto apretaron levemente su cadera y hubieran ido más lejos su no hubieran escuchado unos pequeños aplausos. Abrieron sus ojos como platos, se separaron de manera brusca, completamente sonrojados y avergonzados ante la sonrisa alegre de Leo.

Alberto no sabía cómo reaccionar y Luca solo rio ante la humillación que sentía por ser atrapados por un niño de casi tres años. Leonardo miro extrañado a ambos adultos, los apunto a ambos e hizo con sus manitas fingieran darse un beso. El padre de familia se puso aún más rojo, mientras que Luca se acercó a él para cargarlo en sus brazos.

–¿Es acaso que quieres un beso tu también? –le preguntó de manera juguetona.

Las mejillas del niño se sonrojaron inocentemente y miro a su papá; según le habían contado que los besos se daban entre personas que se quieren mucho...y él adoraba cuando Luca lo besaba en su mejilla o cabello. Miro a Luca y él esperaba su respuesta.

–B-be..sho –respondió entre cortado, pero rápidamente hizo una mueca de dolor. Hablar le dolía mucho su garganta.

Ambos adultos sorprendidos se miraron entre sí; Luca sin saber que decir lo beso en su mejilla para después abrazarlo contra su pecho, por otro lado Alberto estaba atónico hace casi un año que no escuchaba su voz, su dulce voz. Talló sus ojos con fuerza, estaba pasando por tantos sentimientos en ese momento.

Tantas terapias y ejercicios que tomaron para que volverá hablar se fueron a la basura, solo para que un simple beso lo hiciera hablar.

–Ay, mi niño –dijo dulcemente Luca–, no hables mucho tu garganta no está acostumbra, por eso te duele –beso su frente mientras lo arrullaba en sus brazos– ven, vamos a prepararte un poco de té con miel para tu garganta mientras que tu padre sirve la comida en los platos.

El niño asintió al mismo tiempo que sostenía con sus manitas su garganta. Alberto los vio irse hacia la cocina, podía escuchar como Luca le decía cosas bonitas, felicitándolo por decir a media una palabra. Oh, Guido se sentirá traicionado por su propio sobrino. Pero no lo culpaba en ese momento se sentía un pésimo padre por no lograr lo que Luca hizo en menos de dos meses. Suspiro pesadamente en lo comenzaba a sacar la comida. Leo ha mostrado mucha mejora, ya no era tan tímido y se comportaba más como un niño mientras que Mina comenzaba a dejarse ser cargada por más personas. ¿Era un mal padre?

Todos sus pensamientos negativos empeoraron al sentir su teléfono vibrar en el bolsillo de su pantalón y ver en la pantalla que nombre que no quería ver: Lana, su cuñada.

Lo miro por unos momentos, pero al final solo rechazo la llamada y apago su celular. Ella nunca le hablaba al menos que se tratara de su esposa.

[...]

Alberto soltó un suspiro de alivio al salir de bañarse, con un cambio de ropa cómoda y su cabello al igual que su barba húmeda se sintió relajado y fresco. Hace días –casi semanas– que no tomaba un baño largo y relajante, ser padre "soltero" lo consumía demasiado.

Al salir del baño sonrió de lado al ver de espaldas a Luca sentado en el sillón con Leo en su regazo. La sonrisa de su hijo era incomparable. Alberto los miro en silencio, Leo estaba concentrado en su padrastro que no noto su presencia.

–Vamos, tú puedes, para tu papá –escuchó decirle en un tono dulce Luca al niño–. Di pa-pá.

–P-a –lo intentó, pero rápidamente se sujetó la garganta ante el dolor.

Los ojos verdes de Leo se entristecieron al ver que no podía, pero pudo notar como Luca tomaba su mejilla con delicadeza. Aunque no podía verlo sabía que Luca le sonreía.

–Está bien, burbujita, es un buen comienzo –murmuró antes de acercarse a besar su frente–. Estoy orgulloso de ti y tu papá también.

Todos los pensamientos malos se esfumaron, Luca no le quitaba la atención de sus hijos. Tampoco era mal padre, solo los niños necesitaban una figura que se pareciera a una madre cariñosa. Suspiro y se acercó a ellos haciendo un poco de ruido para que lo notaran, rápidamente su pareja y su hijo lo miraron y le sonrieron. Él les correspondió.

–¿Cómo te sientes? –le preguntó Luca. Ahora se sentía mal al mentirle que estaba adolorido de la espalda de lugar de simplemente decir que estaba celoso.

–Estoy mejor, gracias –se acercó a él para agacharse y besar su mejilla–. ¿Qué están haciendo?

Antes que su pareja pudiera contestar, Leo lo sorprendió al gritar –un no tan fuerte–:

–P...–su carita se ponía roja al intentar que las palabras salieran–... ¡pa...p-á!

Luca sonrió con orgullo y lo acerco para besarlo en su mejilla repetidas veces, haciendo reír al infante mientras que Alberto sintió un hueco en su pecho.

Amore...–se enterneció al verlo pararse y alejarse.

–¿Puedes acostarlo, per favore? necesito un momento.

Luca con una sonrisa asintió calmadamente. Se levantó con el niño en brazos; quien soltó un pequeño bostezo mientras tallaba su ojito con su puño. Se acercaron a él.

–¿Seguro que estas bien?

–Solo estaba pensando dijiste que hablaste con Giulia –mintió a medias, mientras acariciaba el cabello de su hijo.

–Aja.

–Y escuchar a Leo hablar me hizo recordar que no pude ayudarlo a él hacerlo, ahora no puedo ayudar ni a mi hermana que esta teniendo un ataque de ansiedad con su boda. Ercole me comento estos días que tuvo conflictos con eso.

–Eso explica por qué me contesto algo cansada y cortante –se dijo a sí mismo– ¿Todo está bien entre ellos?

–No lo sé –suspiro frustrado dejando se acariciar la cabeza del niño–, aunque suene raro ellos nunca pelean desde que empezaron a salir. Peleo más yo con Ercole, que ella.

Luca le sorprendió eso con todo el historial de su infancia y las constantes discusiones que tenían ese par de competidores de la copa Portorosso; aunque cierto punto lo entendía. Ercole la conoce enojada, molesta, fanfarrona y competitiva, y Giulia lo conoce fanfarrón, egocéntrico, egoísta, narcisista y la lista sigue. Ambos conocían sus peores versiones de sí mismos como para enamorarse aun así del otro...los dos crecieron y no había persona que los conociera mejor que la persona a la que intentaban destruir en su juventud.

–¿Por qué crees que sea? –inquirió con la mirada fija en el durmiente niño de sus brazos.

–Giulia es una mujer reservada, sabes que ella no tiene amigas mujeres y es muy criticada por eso.

–Creo que lo entiendo –levanto su rostro con una expresión pensativa–, sucede lo mismo en nuestro grupo; con Mirabel, muchos la tachan de miles de apodos, incluso aun estando embarazada...no entiendo porque es mal visto, ambas son una mujeres increíbles que simplemente no le agradan a otras mujeres.

Alberto suspiró.

–No lo sé y es lo que me preocupa, Giulia nunca ha sido así.

–Ellos estarán bien, se han aguantado peores –murmuró tomando su mejilla y sonriéndole de lado.

Él intento sonreírle, pero no pudo. Otros pensamientos estaban tomando control en su mente más la culpa de no decirle la verdadera razón.

–Giulia es la mujer más fuerte que he conocido, solo son nervios por la boda. Ella superara esto, ya que para nuestra desgracia ella es realmente feliz con el pez gato –soltó una pequeña risa antes de volver a mirarlo con mas ánimos–. Ercole la ama...a su manera, pero la ama como ella a él.

Alberto esbozó una sonrisa que Luca correspondió.

–Somos adultos, amore, las cosas ya no son como antes, los problemas se resuelve más con sexo que peleando.

–¿También te refieres a nosotros? –cuestiono en un tono juguetón que hizo reír al menor.

–Oh, no, lo nuestro es un punto y aparte. Ten por seguro que tú y yo pelearemos y mucho. Así que ve preparándote porque necesitaras más que tu pene para contentarme.

Una carcajada salió de los labios de Scorfano, si no fuera que él tenía a su hijo en brazos ya se hubiera lanzado a acorralarlo contra la pared.

–¿Es una amenaza?

–Es una advertencia –dijo con una sonrisa orgullosa–, querías intentar algo conmigo, ahora tendrás que aguantarme.

El mayor volvió a reír para después acercar su rostro con el de él. Luca seguía sonriendo como si lo desafiara.

–Creo que puedo con eso, ya es mucho con que estés aquí para mí y mis hijos –murmuró muy cercas de sus labios.

Un enorme sonrojo apareció en el rostro del más alto cuando sintió como la mano libre de Luca estaba jugando con el borde de su pantalón, seguía sonriéndole como si le retara a pisar la fina línea que los llevaría al pecado.

–Estás jugando con fuego –murmuró en un tono ronco.

–¿Ahora me dirás que estas casado? –susurró mirándolo con la ceja arqueada al mismo tiempo que su mano se escabullo dentro de su pantalón.

Alberto suspiro pesado al sentir sus dedos rozar con la tela de su bóxer.

–Lo estoy –respondió juguetonamente haciendo que Luca parara y lo mirara serio; a lo que él rio–, pero sabes que mi pene ahora te pertenece.

Paguro sonrió y antes de que pudiera continuar fueron interrumpidos por un fuerte llanto de Mina, Alberto suspiro cansado y Luca saco su mano, esbozando una leve risa al ver la frustración de su pareja quien iba ir a atender a su hija, pero fue detenido al sentir como el contrario lo tomaba del brazo.

–Iré yo, tu ve poniendo una película, después retomaremos esto, no quiero traumar a tus hijos –dijo besando su mejilla y dando media vuelta para ir a la habitación.

Alberto lo miro irse. Dejo salir un suspiro y de su bolsillo saco su teléfono y lo encendió, suspiro al ver como la pantalla mostraba más de quince notificaciones de su cuñada. No estaba de humor para hablarle y solo abrió el buzón de mensajes.

Un gruñido salió de sus labios al leer el último mensaje:

Ella quiere la casa, además de verte antes de que te mudes; quiere discutirlo en persona

Vigilo que Luca no estuviera cerca para contestar furioso:

No es momento, no quiero saber de ella hasta después de la boda; quiero asegurarme la custodia de Mina

No paso menos de quince segundos para sentir como su teléfono vibraba con un nuevo mensaje:

Sabes que no es tu hija; su verdadero padre quiere reclamarla. Ríndete Alberto...ella te tiene contra la pared

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro