Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21

A todo el mundo le gustan las hamburguesas ¿no? Es decir, están consideradas una comida universal debido a su gran popularidad al igual que su sabor y sus grandes variedades ¡Pero porqué estoy dudando tanto en comprarlas! Esto me ocurre por no saber los gustos de otros.

- Muy bien, Lexa –me golpeé las mejillas para reaccionar- Comprarás cinco combos comunes de McDonald's junto a cinco sodas de cola, fácil.

Entré al gran local e inmediatamente hice mi pedido debido a que la fila estaba vacía, en unos quince minutos obtuve mis hamburguesas y pagué. Con mis dos bolsas caminé dos calles más hacia otro local para comprar las sodas, aunque para mi elegí una Pepsi, mi favorita; estaba por pagar las bebidas cuando a un costado de la caja registradora habían planchas de stickers.

- Deme dos, por favor –no me pude resistir, eran stickers de estrellas.

Una vez realizadas mis compras, conduje en mi auto hasta el taller de Shinichiro donde me esperaba con los miembros fundadores de los Black Dragons.

Manejé durante unos veinte minutos cuando aparqué a un costado de la tienda, me bajé con la comida y bebida y caminé hacia la entrada, donde la pequeña campana de la puerta anunció mi llegada.

- ¡Le-chan! –me saludó Takeomi ayudándome con las comprar.

- Hola chicos –les sonreí- Hola bonito –saludé a mi novio con un beso en el cachete.

Shinichiro estaba arreglando una motocicleta por lo que estaba dándome la espalda.

- Te abrazaría pero tengo las manos llenas de aceite –me las mostró y sonrió como un niño.

- ¿Es la motocicleta que le regalarás a Manjiro?

- Así es –se limpió las manos con un pañuelo y se levantó de su lugar dándome un beso en la frente- Le falta unos ajustes pequeños pero estará lista antes de su cumpleaños.

- Lávate las manos, traje comidas para todos –me separé y les entregué a cada uno un combo.

- Gracias Lexa –agradeció Benkei.

El mecánico refunfuñó por lo bajo e hizo lo que le pedí. Luego, una vez se aseó, nos sentamos en diferentes lugares del taller pero cerca de cada uno para conversar de cualquier tema que se nos ocurriera.

Hacíamos chistes y contábamos anécdotas, más por la parte de los muchachos que comentaban acontecimientos sobre la pandilla y lo bien que se sentían en esa época, también me enteré que Imaushi y Arashi eran grandes enemigos pero que Shinichiro los unió, creando así la mejor pandilla de todo Japón.

Por mi parte les comentaba sobre mis carreras y la escuela, es decir, mi vida no fue muy interesante, solo se basaba en estudiar y entrenar, nunca tuve amigos ni entablé conversaciones con personas de mi edad, ellos son los primeros y no podía pedir nada más luego de tan linda amistad que me regalan.

- Es tarde –se quejó Takeomi- Lo siento, sé que me extrañarán pero Haruchiyo y Senju están solos en casa, debo llegar antes del anochecer.

- ¿Cerraste el gimnasio Benkei? –le preguntó Wakasa.

- Creo que si –frunció el ceño.

- ¿Crees? –le dio una patada despacio- En ese caso, nosotros también nos vamos.

- Adiós muchachos –los abracé a cada uno- Tengan cuidado en el camino ¿sí?

- Adiós Shin –gritaron juntos.

Los tres salieron del taller dando las gracias por la comida y la buena compañía, dejándonos solos con el pelinegro.

- Si que es tarde –miró por el ventanal como la luna hacía su aparición.

- Es mejor comenzar a limpiar para cerrar el taller, te ayudo.

Asintió y los dos comenzamos con la limpieza. Mientras él acomodaba las motocicletas  y cerraba las persianas metálicas, yo recogía las herramientas del suelo y las fregaba con un pañuelo para quitarle el aceite, cuando terminé las llevé a la parte trasera del taller, que es un tipo de habitación continua, y las coloqué sobre la mesa justo al lado de mi mochila rosa.

En eso se me ocurrió una idea que hizo que sonriera maliciosamente. Tomé las pegatinas de mi pequeña mochila y comencé de a poco colocarlas sobre las llaves inglesas y pinzas. Un detalle bonito.

- Mi niña –me abrazó por detrás- ¿Acaso esto es una muestra de posesión?

- Puede ser –me di vuelta y le sonreí- Pero quedan lindas ¿verdad que sí?

- Muy lindas.

Juntó nuestras narices y las comenzó a rozar lentamente en un ritmo precioso. Nos cerramos en nuestra propia burbuja mientras nos abrazábamos y manteníamos nuestros ojos cerrados.

- Te adoro rulos.

Unió nuestros labios en un vaivén calmado, sus manos no se despegaban de mi cintura mientras me apretaba contra él y sus dedos pulgares acariciaban en círculos mis curvas. Mis brazos se enrollaron en su cuello y mis dedos se mantenían en sus cabellos color ébano.

El beso comenzó a tomar un ritmo acelerado y no nos detuvimos, estábamos ansiosos por unirnos otra vez aunque sentía que este no era el lugar adecuado. A la mierda.

Me empujó hacia la mesa que estaba detrás mío y me tomó de los muslos para subirme a esta, colocándose en medio de mis piernas. Nos separamos para tomar aire y cuando por fin recuperamos un poco de oxígeno volvimos a fundirnos en un beso caliente. Su mano derecha comenzó a viajar por debajo de mi blusa, donde sus largos dedos comenzaron a acariciar mi tatuaje a lo largo de mi espalda; y su izquierda se adentraba por short y me apretaba el trasero para juntarme más con él y así sentir su erección.

Nos separamos para que Shinichiro me quite la blusa y dejarme en sostén, e inmediatamente su boca se dirigió hacia mi cuello para lamerlo y besarlo a su gusto.

- Mierda Shin... -gemí despacio.

Mis mejillas estaban completamente rojas y no podía dejar de pensar en lo pervertido que es el pelinegro en la intimidad, su dualidad es asombrosa, podía pasar de ser un ser tierno chico a un muchacho serio y caliente.

Estaba a punto de sacarme el sostén cuando se escuchó el sonido de un vidrio romperse.

- ¿E-escuchaste eso? –mi respiración era un desastre.

- Si –él estaba igual- Pero no creo que sea importante, debe ser la casa de al lado.

Me quiso besar nuevamente pero el ruido de algo cayéndose en el suelo lo detuvo. Todo ese ambiente se esfumó cuando se separó de mi y me extendió mi blusa.

- Iré a ver –me habló despacio y de la mesa tomó una llave inglesa grande- Quédate aquí y colócatela, debe ser un ladrón.

- P-pero –me coloqué la prenda.

Me hizo una señal para que guardara silencio y se alejó por la puerta hacia el taller. Tenía miedo que le ocurriera algo malo y este mal presentimiento no se ha ido desde que escuché el primer ruido.

Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos y me encaminé hacia el mismo lugar. Tomé una silla de metal que se encontraba en ese sitio y comencé a caminar temblorosa pero en silencio, debía ayudar a Shinichiro sin importar qué.

La silla se mantenía sobre mi hombro derecho y cuando divisé la figura del pelinegro de espaldas a mí me acerqué lentamente hasta quedar a menos de un metro de su cuerpo. Por delante de él pude ver a una figura pequeña que sostenía la motocicleta que iba a ser regalo de Manjiro

- Shin –le susurré- ¿Todo bien?

Antes de responderme sentí una pequeña brisa a mis espaldas.

- ¡Alto! ¡Kazutora!

Un gran golpe de mi lateral derecho de mi cabeza me tumbó al suelo.

- ¡Lele!

- Ugh... -logré formular.

Mi cabeza no paraba de dar vueltas y un líquido comenzaba a salir de mi frente.

- ¡Lele, amor! –me abrazó el pelinegro- ¡Keisuke, llama a una ambulancia! ¡Y no se vayan de aquí!

- Solo fue un raspón, no es necesario –reí.

Me dolía pero no fue para tanto, el impacto se amortiguó gracias a la silla que recibió todo el daño, solamente ha sido un pequeño tajo de no más de cinco mili centímetros, ni siquiera llegaba al centímetro.

- ¡Shinichiro-kun! –hablaron a mis espaldas.

- Keisuke, trae agua –le ordenó seriamente- Y que el otro chico traiga un trapo.

- ¿Se conocen? –pregunté cuando se me pasó el mareo.

- Son amigos de Manjiro –respondió ayudando a levantarme.

Abrí mis ojos sorprendida ¿qué hacían unos niños aquí?

- Shinichiro-kun ya trajimos las cosas –un chico peligro con ojos marrones claro se acercó- D-de verdad lo sentimos... no sabíamos que esta era tu tienda.

- Baji ¿quiénes son? –preguntó su acompañante, este tenía un tatuaje en el cuello y sus ojos eran amarillos, parecidos a los míos.

- Es el hermano mayor de Mikey y ella su novia, Mikey me lo contó el otro día en el dojo.

Shinichiro no prestaba atención a su conversación y solo se dedicaba a sanar mi pequeña herida.

- Niños –les hable despacio para no asustarlos.

- Lele no te muevas –me regañó tomando mi nariz entre sus dedos y cuando terminó de colocarme la pequeña venda se giró para encararlos- Keisuke ¿Qué hacían aquí?

El pelinegro pequeño se dedicó a contarle el porqué de su presencia, resulta que ellos querían regalarle una motocicleta para el cumpleaños del rubio ya que la suya se rompió, que ironía que hayan elegido la misma que Shinichiro pensaba otorgarle.

Luego de esa charla, mi pareja se ocupó de regañarlo severamente pero sin quitar su tono calmado y tranquilo. Los dos pequeños se habían quedado callados durante todo ese discurso y con su cabeza abajo en signo de arrepentimiento; tanto el Sano como yo sabíamos que no lo habían hecho de mala intención por lo que lo dejamos pasar.

- ¡De verdad lo sentimos! –se inclinaron ante nosotros.

- Esta bien, solo prometan no hacerlo más –les acarició la cabeza de manera amistosa- Pueden ir a casa.

- ¿Usted está bien señorita? –me preguntó el tatuado antes de marcharse.

- Si niños –les sonreí- Solo fue un pequeño rasguño.

Shinichiro me abrazó por los hombros y nos quedamos en silencio vindo como se volvían a dsiculpar y se retiraban dejandos solos. Esta noche había sido muy agitada y habíamos impedido que un accidente terminara en tragedia.

Estaba completamente feliz de haber sido yo quien recibiera el impacto y no Shinichiro, sabía perfectamente que había cientos de personas que tenía al pelinegro en un pedestal, para todos que lo rodean él era un héroe y que si él hubiera muerto o algo, todo se caería. 

Los Sano, Izana, su antigua pandilla, sus amigos y yo, todos nos hubiéramos derrumbado sin él, y grandes consecuencias se hubieran desatado.

Una casi tragedia –pensé sonriendo- Esto me recuerda a cuando nos conocimos por primera vez.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro