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Capítulo 18

Logré convertirme en campeona. Mi sueño se hizo realidad y no podía pedir más, la felicidad rebosaba mis niveles normales.

Luego del momento que tuve con el ojinegro, nos despedimos prometiendo hablar sobre lo ocurrido, ya que en ese instante no podíamos debido a que los guardias de seguridad me guiaron hacia el podio para recibir mi trofeo.

La celebración duró hasta el otro día a la noche en la cena, es decir, 31 de julio, por lo que en tan solo cuatro horas sería el cumpleaños número veintitrés de Shinichiro.

Tenía planeado visitarlo de sorpresa y pasar el resto del día festivo con él, quería y necesitaba charlar sobre nuestros sentimientos y la discusión que tuvimos hace una semana.

Antes de cenar con toda mi familia decidí visitar el cementerio donde descansaba mi hermano.

- Hola hermanito –me senté en frente de la tumba- Lo logré, salí en primer lugar en la competencia –sollocé y tomé el trofeo colocándolo sobre el lecho- Esto es para ti, por siempre acompañarme y darme las fuerzas para continuar, no sabes cuánto te amo y te doy las gracias por ser mi hermano.

Estaba completamente feliz de poder sacarme tanto peso de los hombros. Mi mirada a pesar de tener tantas lágrimas no dejaba de brillar, la tristeza se fue y solo albergo alegría y conformidad.

- Quiero que sepas que gracias a ti soy quien soy –me levanté sacudiéndome un poco el polvo- Te diría "nos vemos" pero no quiero verte tan pronto, tengo más planes.

Salí del cementerio con mi trofeo, porque si, no planeaba dejarlo ahí donde se pudiera deteriorar, además ¿qué dirían los medios si lo encuentran?

Me sentía un poco deprimida ya que mi hermana, cuñado y sobrinos no estarán debido a un asunto de su familia, pero estaba feliz de contar con su apoyo. Al llegar a mi casa avisé que me cambiaría antes de la cena ya que deseaba estar cómoda. Opté por un pantalón gris suelto con un estampado de nubes y un top de mangas largas blanco, además de mis pantuflas de conejo.

Al bajar por las escalas la discusión de mis padres me hizo detenerme antes de que ellos me viesen.

- ¿Cómo se te ocurrió Isabella? –rugió mi padre- ¿Acaso alguna vez pensaste en tu hija?

- Claro que si William –respondió enojada- Es por eso que lo hice. Ella ganó ¿no? Resultó efectivo.

- No ¿Acaso no te das cuenta? Ese chico le da fuerzas a Lexa, ellos se necesitan y no dejaré que los separes. Suficiente fue con acorralarlo para que la dejara sola ¿Pensaste que no lo sabía?

Eso me llamó la atención.

- Ese chico es malo para ella William –golpeó la mesa.

- ¡¿Acaso viste lo destrozada que estuvo?! ¡¿Acaso alguna vez te importó por lo menos un poco la salud mental de tu hija?!

- ¡Fue necesario! ¡Si no le decía a ese motoquero que se alejara, Lexa no se iba a concentrar y perdería!

¿Ella hizo qué?

- ¡No era necesario! ¡Tu estúpida decisión causó que Lexa se rompiera! ¡Por años le prohibiste vivir su vida como quiso solo por tu maldita ambición!

- ¡Y gracias a eso ganó! ¡Si Ethan hubiera logrado salir campeón ella estaría bien!

- No te atrevas a mencionarlo –gruñó completamente enojado.

- Es la verdad William, Lexa ganó y Ethan perdió. Eso demuestra que tuve que haber sido más dura con él, no fue capaz de superar esa estúpida curva que practicamos tantas veces.

Sollozaba en silencio. Mi corazón se estaba estrujando por las duras palabras de mi madre, no podía creer lo tan lejos que estaba dispuesta a llegar.

- ¡Estas jodidamente loca! –le gritó y luego suspiró fuertemente para calmarse- Quiero el puto divorcio, mañana hablaré con los abogados y a lo máximo en la tarde te darán los papeles.

- ¿Qué?

- Lo que escuchaste. No permitiré que le arruines la felicidad a mi familia.

- Son mis hijos, ellos también son mi familia.

- ¡Cierra la puta boca Isabella! Saca de tu asquerosa mente que esto es una familia. ¡Ni siquiera lloraste la muerte de tu hijo! ¡Tu hijo!

- Pero...

- Te encargaste de arruinarle su vida solo por tu fracaso. Lo presionaste tanto con ese maldito deseo de ganar, tanto que le arrebataste la vida –rió sin gracia y podía jurar de que estaba llorando- ¿Y cuál fue tu reacción al verlo quemado en esa camilla?

- No hagas esto Willia-

- ¡Dijiste que fue porque no supo maniobrar bien! ¡En vez que llorar como una madre, de ir en su auxilio, solo mantuviste tu sucia expresión y le echaste la culpa de su accidente! –gritó sin paciencia- ¡Ethan murió sin haber sentido el amor de su mamá, solo vivió la presión de querer ser el mejor por ti! ¡Mi hijo fue arrebatado de mis manos solo por tu ambición! –lloró con tanta fuerza que me sentí abrumaba- Y yo como imbécil no fui capaz de ayudarlo...

Solo silencio. Mi corazón bombeaba rápidamente, mi respiración era agitada y por mis ojos no dejaban de salir lágrimas.

- William...

- No quiero que me hablas más –sentenció- Tuve que ver a mi niño incinerado para darme cuenta del tipo de mujer que eres. Le negaste tantas cosas hermosas a tus hijos que no toleraré que se las sigas arrebatando.

- Pero Lexa necesita seguir entrenando y ese muchacho solo traerá desgracias–habló descaradamente- Debe seguir-

- ¡Basta! –la interrumpió y abrió la puerta de entrada- Me iré yo porque ya no te soporto, dile a Lexa que me perdone por no cenar juntos –dicho esto se fue dando un portazo.

Con mis emociones a tope subí rápidamente a mi habitación para colocarme unas zapatillas blancas y tomar mi mochila con mis pertenencias dentro. Bajé otra vez pero esta vez encararé a mi madre.

- ¿Cómo pudiste? –la miré completamente enojada.

- Hija –se quiso acercar.

- No me llames así –me alejé- ¿Tu fuiste quien obligó a Shinichiro a dejarme?

- Fue por tu bien –me sonrió como si nada- Si hablaban más él se convertiría en una atadura para tus metas, solo quería ayudar.

- Estás demente –reí con lágrimas en mis ojos- ¿Fuimos alguna vez tus hijos? ¿O solo objetos para satisfacer tu frustración de haber perdido?

No contestaba, sabía que su mente estaba ideando una respuesta, sin embargo, su rostro se mantenía igual, y eso me rompió completamente.

- Fue suficiente –tomé el mismo camino que papá- No puedo creer que te haya importado más una estúpida competencia que la vida de tus "hijos", eres un asco. Oh y antes de irme, quiero que sepas que apoyaré a papá en el tribunal y haré lo posible para que no nos veas más, menos a Nyoko y Kenji, ellos no merecen a una abuela obsesionada y no permitiré que les comas la cabeza con esas ideas de ser perfectos.

Estaba harta. Cuando terminé de hablar salí de mi casa dirigiéndome a mi auto. De lejos pude escuchar vidrios rompiéndose, siendo mi madre la causante.

Conduje hasta un destino en concreto. Debía verlo, con la confesión de mamá me di cuenta que él solo buscaba lo mejor para mi, y yo como idiota le eché la culpa de todo.

Fuimos unos idiotas cobardes que prefirieron la separación a que solucionar sus problemas, no estuvimos a la altura de nuestros sentimientos y nos dejamos influenciar por otros, pero ya no más.

Al bajar del vehículo me encaminé hacia la puerta de su habitación. Era tarde y no quería despertar o molestar a los pequeños y a su abuelo, por lo que prefiero no pasar por todas esas presentaciones. Además de que no quería que me viesen en estas pintas, debía verme del asco con mis rulos sobresaliendo de mi coleta y mis ojos rojos por el llanto.

- ¡Adelante! –respondieron desde el otro lado de la puerta luego de mis tres toques a la madera.

Tomé una gran bocanada de aire para luego abrir lentamente la puerta.

- ¿Una pesadilla otra vez Manjiro? –preguntó sin darse vuelta, estaba dándome la espalda.

No emití ninguna palabra, mi boca de repente se secó.

Él al ver que nadie hablaba se dio vuelta. Sus ojos mostraban sorpresa y sus mejillas están teñidas de rojo, además su cabello estaba desordenado y mojado, debe haber salido recientemente de la ducha.

Cuando bajé mi vista un poco pude apreciar su atuendo, su torso estaba al desnudo y vestía solamente un pantalón suelto negro. Su mano derecha sostenía una toalla sobre su cabeza para secar sus cabellos de color ébano, por lo que su espalda estaba flexionada.

- Le...le –murmuró todavía en shock.

- Mierda –dije sin darme cuenta.

Vine en busca de consuelo, pero extrañamente la tristeza se me fue. Shinichiro Sano es jodidamente atractivo, Dios si tiene a sus favoritos.

- ¡Lo-lo siento! –hablé cuando me di cuenta que lo veía de más. Mis mejillas parecían a dos tomates y mi temperatura estaba por los cielos.

- N-no pasa nada –se colocó rápidamente una camiseta- ¿Estás bien?

- Define bien –respondí sonriente pero luego acordé el motivo de mi visita- En realidad... quería hablar contigo.

- ¿Por qué no nos sentamos? –ofreció con una sonrisa calmada- ¿Quieres algo de tomar? Tengo soda en lata –negué.

Nos sentamos en el sillón de su habitación cara a cara. Estaba nerviosa por su reacción, no tenía idea de cómo abordar el tema de conversación. Agaché mi cabeza ocultando mi rostro entre mis manos.

- Creo que yo debo decirte algo primero –me tomó mis manos para verme a los ojos.

- Sé lo que hizo mamá.

-... ¿Cómo? –estaba sorprendido, pero no soltaba nuestro agarre.

- La escuché hablar con papá sobre que ella te obligó a cortar lazos.

No dijo nada pero lo noté un poco nervioso.

- Te amo –dijo luego de un rato.

Lo miré sorprendida pero respondí aparentando calma.

- No me amaste lo suficiente como para quedarte –relamí mis labios.

– No, te amé lo suficiente como para irme -sus ojos estaban cristalizados y juntó nuestras frentes.

Pequeñas gotas de agua bajaban por mis mejillas, mi corazón bombeaba rápidamente y mi respiración se comenzaba a agitar. El ambiente se convirtió en uno tan íntimo que temía por arruinarlo, así que solo me quedé callada hasta que terminara de hablar.

- Pero me di cuenta que fue un error. Ese día en el parque, cuando te vi llorar por mi culpa, de verdad estaba preguntándome si fue lo correcto o no. No sabes lo terrible que me siento por haberte lastimado, y sé que después de lo que hice es muy difícil que creas que te amo, respeto y que adoro con todo mi corazón, no sabes cuánto deseo regresar el pasado y no hacerte pasar tan mal momento, deseo regresar para golpearme y decirme que debía haber luchado por ti –habló mientras me secaba las lágrimas con sus pulgares- Y te juro que he intentado dejar de quererte, y dejarte ya tranquila con tu vida y con tus cosas, pero es que no me sale, no me sale. Así que por favor, perdóname rulos.

Tanto nuestras frentes como manos seguían juntas, ninguno de los dos quería alejarse del otro. Sus orbes negros no apartaban la vista de mis pequeños soles que ya dejaron de expulsar lágrimas.

- Desde que te conocí cada uno de mis días ha sido mejor que el anterior –hablé acariciando el dorso de sus manos- Cuando me dijiste eso pensé que podía seguir sola, sin ti, pero luego te vi de pie en el autódromo y comprendí ya no puedo pasar un momento más lejos de ti.

Y junté nuestros labios.

Amaba a este mecánico con todo mi corazón, me importaba una mierda los demás, quería gritar a los cuatros viento que deseaba estar a su lado.

Él no tardó ni un segundo en seguir el beso. Nuestros labios se movían perfectamente a un ritmo calmado pero cargado de sentimiento.

- ¿Eso es un sí? –preguntó con una sonrisa cuando nos separamos.

- Claro que si, doll.

- No empieces con tus palabras extranjeras –tomó mi nuca y me calló de un beso nuevamente.

Este era igual que el otro, calmado. Pero como toda persona codiciosa, queríamos más, por lo que aumentamos el ritmo.

Nuestras respiraciones se agitaron y sus manos bajaron a mi cintura para tomarme y subirme a su regazo, con mis dos piernas a sus costados. En cambio, mis manos se enredaron en su cabello y jalaban de vez en cuando.

- Eres gracioso, asquerosamente maravilloso y tienes el don para tenerme a tus pies –le dije cuando nos separamos para tomar aire- Eres un chico que ama a sus hermanos y abuelo y también a sus amigos, te encantan las motocicletas y te gustan las películas de suspenso, así como la soda de cola y el pastel de chocolate. Te amo, maldita sea.

Sonrió y volvimos a fundirnos en un beso ardiente pero que seguía con ese sentimiento agradable de saber que ya no tenemos que ocultar nada.

Nos dejamos llevar procurando el cuidado de cada uno para pasarla bien. Nuestros cuerpos se conocieron esa noche por primera vez para los dos, y puedo asegurarme que nunca me arrepentiré de entregarme a este hombre que hizo que cayera en sus encantos. 









Nota: Buenas buenasssss ¿qué tal están?

Un capitulo lleno de emociones ¿qué dicen ustedes?

Les dejo este fanart del que me inspiré  un poco jajaj (créditos en la imagen) 

No se olviden de votar ¡nos leemos luego! <3

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