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Capítulo 16

El automovilismo que practico es de tipo turismo, o, en otras palabras, automovilismo de velocidad. Este se basa en conducir en una carrera a través de circuitos asfaltados (autódromos o carreras callejeras) con el fin de completar el número de vueltas en el menor tiempo posible, o bien completarlas en un tiempo determinado.

Para llegar a la final del Super GT Japónes debes competir en otros circuitos del mismo a lo largo de un año en diferentes sitios de Japón, es como una escalera que debes ir subiendo para llegar al final, y para logar escalar hasta obtener un lugar en el gran final debes ganar las carreras y obtener una cantidad de puntos determinados.

Debido a esto, yo tuve que cumplir con dichas carreras, ganándolas a todas con puntaje perfecto. Por lo que en esta competencia tengo el primer puesto en la línea de meta, una gran ventaja que me otorgan por todos mis puntos que me permitirán salir en primera dejando a los 19 competidores restantes atrás mío. En síntesis, dependiendo de la cantidad de puntos es el lugar que te corresponde en la línea de meta.

Yo ya estoy vestida con mi overol oficial y mi casco en mano, además de mis audífonos para poder comunicarme con mi entrenador, y mi automóvil ya está preparado en perfectas condiciones gracias al genial trabajo que realizó mi equipo.

En esto precisos momentos estoy conduciendo mi carro hacia la línea de meta ya faltan exactamente veinticinco minutos para que dieran la orden de comenzar, es por esto que se nos pide que nos ubiquemos antes para no hacer todo a último momento.

El estadio estaba repleto de admiradores del automovilismo, tanto niños como adolescentes y adultos, también las decenas de periodistas, sin contar con los operativos policiales y las ambulancias con los bomberos, todo en caso de emergencia.

Las luces del autódromo iban acompañadas de los flases de las cámaras que de vez en cuando te cegaban pero que luego de unos minutos tu vista se acostumbraba bien.

Permanecí en mi asiento descansando mi cabeza en el volante, quería mentalizarme en este momento que me llevará a la cima de mi carrera profesional. Estaba nerviosa y asustada, no lo negaba, tenía confianza en mis habilidades, pero eso no garantizaba nada ya que no controlo a los demás y menos al futuro o destino, la muerte de Ethan me lo dejó en claro. El piloto que nunca sintió miedo es un idiota.

Quería calmarme, necesitaba calmarme, pero las malditas palabras de "aliento" que me dijo mamá unos minutos antes de separarnos me dejaban un mal sabor a agrio.

- Más te vale ganar, no quiero otra decepción en mi legado, suficiente tuve con tu hermano.

Suspiré y saqué esos pensamientos de mi cabeza, no me servirían de nada en el momento que encienda el motor, solo me desconcentrará.

No me moví de mi lugar al mismo tiempo que masticaba un caramelo de ananá o piña, dependiendo del lugar. Mi casco estaba en el asiento de copiloto y mis audífonos descansaban en mi cuello, cuando faltaran diez minutos me prepararía correctamente.

- ¡LEXAAAAAA! –un grito entre todo el tumulto de gente se escuchó claramente.

Voltee mi rostro rápidamente hacia mi derecha que daba a la verja de alambre que separaba al público de la pista de carreras, y ahí estaba él. Esa melena azabache que ocupaba mi mente desde hace tres meses y medio estaba de pie aferrado a los alambres mirando en mi dirección.

- ¿Shinichiro? –murmuré bajando de mi vehículo.

Estaba sorprendida, no lo niego, me asombraba que esté en frente mío con una mirada nerviosa y desesperada, y no solo eso, sino que se atrevió a llamarme.

- ¿Qué demonios hace aquí? –le pregunté una vez estuve frente a frente.

- Lele –murmuro con los ojos cristalizados- Perdóname, por favor perdóname, soy un idiota.

Todo el autódromo estaba en silencio, era asombroso el escenario que se estaba dando en estos momentos: la piloto, Lexa Lewis, se acaba de bajar de su auto por el grito de un chico.

Los medios de comunicación, ni cada persona de este lugar, se querían perder ningún detalle de nuestra conversación, todos estaban pendiente, pero ni a mí ni al pelinegro nos importaba.

- ¿Qué demonios haces aquí? –volví a preguntar enojada.

- Fui un idiota, Lele. Sé que debes estar enojada conmigo y lo entiendo perfectamente –habló mirándome a los ojos- Pero por favor, déjame explicarte todo y luego puedes decidir si me odias o no.

- ¿Explicarme qué? ¿Cómo fue que te divertiste conmigo, que me dejaste llorando en un parque a mitad de la noche? ¡¿Qué?! –estaba enojada, se atrevió a venir a verme quince minutos antes de comenzar, provocando que me desconcentrar completamente.

- Lele...

- ¡Dímelo Shinichiro! Porque no entiendo qué debes explicarme luego de habérmelo dejado en claro.

- Te amo –soltó de repente.

Me quedé de piedra luego de eso, las personas a su alrededor murmuraban cosas sorprendidos al igual que yo.

Quería llorar, me parecía injusto su actitud después de todo lo que pasamos.

- Perdón, sé que te dañé y te hice llorar y lo lamento, realmente esa no fue mi intención –continuó hablando luego de ver que yo no tenía que decir- Todo lo que dije ese día fue toda una maldita mentira, reconozco mi error y deseo conversar para solucionar todo, porque te mereces la verdad.

- Oye viejo –habló un señor a su izquierda- No puedes cagarla y luego venir a decirle que te perdone así como así.

- ¡Es cierto! –gritaron otros apoyándolo.

- Ellos tienen razón –recargó su cabeza en la red- Pero por favor...

- Hablaremos –sentencié seria luego de reflexionar un poco y secarme una lágrima- Pero luego de que tenga ese maldito trofeo entre mis manos.

- Estaré aquí para alentarte –me sonrió más calmado- Ve y cómete el mundo, rulos.

Y le sonreí, no voy a mentir, lo quería ahí, quería que gritara mi nombre demostrándome su apoyo y que viera en lo que me convertí. El público empezó otra vez con sus bullicios animando el ambiente. Me relajé de sobremanera luego de verlo, por más que mi mente se negaba a dejarlo, mi corazón dictaba otra cosa.

Y me di cuenta de que su maldita presencia provoca paz en mí y me motivaba a hacer más, no importaba si estuviésemos peleados, él lograba que todo mi ser se iluminara con unas simples palabras de perdón.

Le golpeé la cabeza con mi puño provocando que retrocediera un poco y luego me encaminé hacia mi automóvil lista para ganar esto.

Me acomodé rápidamente en el asiento abrochando el cinturón de seguridad, colocándome los audífonos abriendo el canal de comunicación, subí las ventanillas al máximo y finalmente me puse el casco.

- Joder, Lexa –me habló el señor Hisoka- ¿Qué fue eso? Fue más entretenido que una novela.

- Es Shinichiro, el chico que le comenté.

- Solo te diré que te concentres y luego puedes hacer lo que quieras.

- No lo defraudaré.

- Jamás lo has hecho -sonreí ante sus palabras.

Faltan tan solo tres minutos para dar comienzo y todos mis nervios y miedo se fueron.

Estoy aquí por un solo motivo. Y con la frase de Damon Hill me preparé para comenzar la maldita carrera.

"Ganar lo es todo. Si acabas segundo, sólo lo recuerdan tu mujer y el perro".




Nota: Buenas buenas ¿cómo andan? ¿qué les pareció el capítulo de hoy? 

No tengo nada importarte que decirles, solo que me encanto escribir el cap, y el próximo que tengo preparado será genial, por lo menos para mi 

Espero que les haya gustado, no se olviden de votar o comentar<3

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