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7 || La postal

Abrí el diario de mi madre para leer lo que contenía. Las primeras hojas estaban llenas de pequeñas frases con dibujitos. Sonreí al ver su letra de nuevo.

JULIO, 1.

¿Hola? Bien, sí. Nunca hice esto. La profesora (y psicóloga) Anderson me ordenó hacerlo por al menos cinco días porque soy un problema para la sociedad. Ajá, como sea.

Esto es ridículo.

Solo estoy escribiendo cosas porque no viene nada a mi mente. ¿Para esto vengo a la universidad?

JULIO, 2.

Sigue siendo ridículo. Estoy ebria. Es gracioso porque creo que no estoy escriebiendo derecho.

ES RIDÍCULO.

JULIO, 3.

Sigo sin encontrarle lo bueno a esto. En serio. Es ridículo. No soy una nerd.

JULIO, 4.

QUERIDO DIARIO, ESTOY HARTA DE TENER QUE ABRIR ESTO TODOS LOS DÍAS Y PONER TONTERÍAS.

JULIO, 5.

Bueno, hoy fui a enseñarle a la profesora Anderson mi avance, aunque ella insiste que esto es privado... Cuando lo leyó, dijo que al parecer así no funcionan los diarios. ¿Qué quiere que haga? Que sea una filósofa, ¿o qué? Esto apesta. La vida apesta. Tú apestas. Báñate.

JULIO, 6.

He decidido hacer una cosa nueva. Ayer me peleé con mamá (de nuevo, qué novedad), y he escrito algo. Espero que te guste, Amy del futuro. Y también espero que ya te hayas bañado.

Okay, okay. Seamos serias, aquí va:

Muchos dicen «yo de niño solo quería ser grande». Yo nunca elegí crecer, yo crecí a la fuerza. ¿Había forma de volver atrás?

No, la respuesta siempre sería no.

Nunca fui de las personas que quemaron etapas, siempre fui feliz siendo una niña; pero nadie me advirtió de todo lo que tendría que afrontar cuando fuese mayor.

Hace poco leí una frase que decía: «¿Quién decidió que una persona de veintiún años oficialmente puede ser adulta? Porque me gustaría decirle algunas palabras». Era exactamente lo que yo pensaba. Era irresponsable, no tenía un trabajo, y entonces también venía la otra parte. Veía como algunos amigos se preparaban para casarse cuando yo probablemente no había tenido una relación seria. Veía como todo a mi alrededor iba evolucionando cuando yo... pues, yo no sabía ni a qué me enfrentaría al día siguiente, porque yo no estaba viviendo, yo estaba sobreviviendo a un mundo donde todo parecía crecer, mientras yo solo me encogía por dentro. No me sentía preparada para ser alguien así.

Te gustó??? Bueno, adiós. Ya me dio vergüenza.

Me parecía increíble leer que mi madre se sintiese de ese modo, ella siempre se vio como el tipo de persona que estaba segura de cada paso que daba, incluso en los que nadie sabía qué hacer.

El diario iba cambiando de forma poco a poco. Mi madre ya no se quejaba tanto por tener que escribir en él, hasta se notaba que le empezaba a gustar. Era gracioso revivir las memorias de aquel cofre.

Entendí cómo fue arrestada en aquella manifestación. Y es que, cuando parecía que la calma había llegado, la policía utilizó la fuerza para llevarse a algunos manifestantes que estaban a su alcance. En ese caso, mi madre.

Detrás de aquel certificado, había una nota escrita con su letra que decía «Sí peleé como una niña. Con coraje, cariño mío. Todo el amor, para ti: Amelia» y su firma, junto a un corazón.

Otra anécdota que resaltaba, era la historia en la que el abuelo se ganó la lotería. No fue mucho, pero alcanzó para poder pagar los estudios de mi madre en una buena universidad.

AGOSTO, 04.

He hecho una lista de cosas que quiero hacer antes de morir, ya la iré actualizando cuando se me ocurran cosas.

Asentí. De ahí había salido aquella lista.

OCTUBRE, 20.

Querido diario. Atrapé la pelota en un juego de los Giants, el capitán me regaló su gorra y me invitó a salir, pero le dije que no, porque he regresado con mi ex novio de la escuela. ¿Esta es la vida real? Esto es surrealista. Me parece una fantasía. Espero que las cosas con Bruce funcionen.

Yo no me había enterado de eso. Según lo que sabía, mis padres estuvieron juntos desde la escuela, pero al parecer, terminaron por un tiempo y se reencontraron en la universidad.

Seguí leyendo. Me estaba informando de chismes familiares que nadie me había contado. Eso sí que era interesante.

Las cosas se pusieron un poco tensas cuando para mí eran las tres de la madrugada, tenía que trabajar a las ocho, y no podía dejar de leer.

—¿Qué? —susurré leyendo, arrugué un poco el entrecejo, y quise pensar que era solo cosa del sueño.

ENERO, 05.

Creo que mi familia me ha estado mintiendo toda mi vida... ¿Mi papá es de verdad mi papá?

ENERO, 13.

He vuelto, una semana sin escribir aquí... No sé qué está pasando, mis padres no saben que estuve hurgando un poco en el cofre de mi madre, pero tengo la ligera sospecha de que mi verdadero papá es Peter Armwood. En efecto, el escritor. Al parecer, antes de que yo naciese, ellos tres fueron amigos, Y ESO ES EXACTAMENTE IGUAL QUE SU LIBRO. Además, el libro se llama AMELIA.

?????????????

Sabes quién más se llama así? YO.

No sé nada.

¿Quién soy?

No podía ser posible. Le mencioné a Dominic que una casualidad así, era demasiado. En serio, de todas las posibilidades, ¿Esa Amelia debía ser mi abuela?

El sueño me venció, y en el trabajo, no pude pensar en otra cosa que llegar a mi casa para terminar de leerlo. Las horas pasaban tan lento cuando necesitaba que fuesen rápido.

Pero llegó el momento, y volví a casa.

Releí las últimas hojas por si el sueño me había hecho olvidar algo.

No pasó.

Tenía cada palabra de mi madre grabada en mi memoria.

Al cabo de una hora, terminé de leer lo que contenía el diario, y mi conclusión era la siguiente.

1. Conocí una faceta de mi madre que no sabía que existía.

2. Al diario le faltaban hojas.

3. La historia estaba incompleta. Mamá no había explicado algunos temas, como el pequeño detalle del misterio de su supuesto padre.

¡¿Cómo iba a dormir yo sin esa información?!

Llamé a la única persona que —pensé—, podría darme una respuesta.

—¿Bee? —contestó mi padre desde el otro lado de la línea. Yo me encontraba dando vueltas por mi habitación.

—Hola, papá. ¿Estás ocupado?

—No, ¿estás bien? —preguntó al escucharme.

—Papá, he abierto el cofre de mi madre. He leído su diario, y ahora no sé qué hacer con mi vida, dime, por favor que tú sabes algo más —rogué, luego me senté en mi cama para calmarme.

—No lo sé, Bee. Tal vez podría ayudarte con algunas cosas si me lo preguntas, pero no sé qué contiene exactamente el diario.

—¿Sabes cómo se llama el lugar de la postal? Ya sabes, aquel lugar que siempre mencionaba que quería visitar.

—Sí, se llama Rupaq. Se encuentra en un país llamado Galí, que está en Latinoamérica —explicó, yo me levanté y busqué algo para anotar. Escribí tan rápido como pude—. Tu madre siempre quiso visitarlo, al inicio no sabíamos cómo se llamaba, ni donde estaba. Ella me arrastró con ella a la biblioteca para buscarlo en los libros de Geografía. Logramos encontrarlo luego de unas horas. No fue tan fácil, Rupaq se encuentra en un pequeño pueblo, un poco lejos de la ciudad de Galí.

Abrí mi portátil para buscar aquel lugar, el explorador me mostró muchas imágenes, la mayoría de fotos se hacían desde el mismo encuadre de la postal, y no hacía falta explicar la razón. Al parecer había que emprender una caminata sobre una gran montaña. El camino duraba alrededor de cuatro horas, pero la vista era increíble. Las nubes se veían bastante cerca de uno. El cielo se veía rosado por las tardes, el lugar era precioso.

—Papá, creo que la abuela es Amelia, la del libro de Peter Armwood —dije aun mirando la pantalla, escuché a mi padre atragantarse con lo que sea que estuviese tomando.

—¿Qué dices?

—¿No te lo dijo? —cuestioné.

—No, en realidad a tu madre no le gustaba hablar tanto del asunto. Solo supe que tenía la sospecha de que su padre no era su padre. ¿Por qué piensas eso?

—No lo pienso, papá. Ella lo dijo en el diario. Sospechaba que su verdadero padre era Peter Armwood, el papá de Woody.

—¿En serio? —interrogó—. Wow, si eso fuese cierto, Woody sería mi cuñado. ¿Qué vas a hacer? ¿Se lo vas a contar al equipo?

—No lo sé, siento que esto es algo íntimo. No sé si deseo tener a Dominic inmiscuido en los asuntos de mi familia, la verdad. Pero lo voy a pensar, supongo que hablaré con Woody y lo decidiré. —Suspiré y caminé un poco por mi habitación, terminando por abrir el cofre mientras mi padre me hablaba sobre seguir adelante con el proyecto. Que sería buena oportunidad para mí, ya que descubriría un poco más sobre mi mamá y su familia. Saqué la postal donde se mostraba aquel lugar que mi madre siempre quiso visitar, le di la vuelta, y encontré una pequeña firma del lado inferior izquierdo.

«Un recuerdo de nuestro primer viaje.» Y firmado por P.A.

—Deberías animarte, Bee —terminó de decir.

—Peter Armwood —susurré leyendo la nota.

—¿Cómo? —preguntó él, miré al lado, luego recordé que estábamos hablando por teléfono.

—Oh, lo siento. Es que acabo de darme cuenta de algo. La postal que mamá tenía de Rupaq, no era de ella. Creo que era de mi abuela y la firmó Peter... ¿Papá?

—No me estabas escuchando, qué bien. Dime —dijo con un tono chistoso.

Papá estaba raro. Jamás bromeaba tanto conmigo. La distancia parecía cambiar a la gente.

—Perdón, lo que pasa es que creo que voy a llamar a alguien ahora mismo. Necesito conversar con alguien de esto para saber si Dominic va a meter sus narices, o no.

—Adelante, ya que no quieres hablar con tu padre porque está viejo —bromeó de nuevo, me reí—. Me cuentas cómo va todo. Cuídate, hija mía.

Y terminamos la llamada. Miré el teléfono, un poco sorprendida recitando el «hija mía» en silencio, pero luego, marqué el número que pensé que no tendría que marcar jamás.

—Hola, te habla Finn de Finn's, ¿cómo puedo ayudarte el día de hoy? —contestó él, con su tono de atención al cliente.

—Finn...

Y pude imaginar la sonrisilla que ponía siempre que lo veía.

—Buenas tardes, señorita. ¿A qué se debe su llamada?

Tomé un poco de aire y miré la postal de nuevo.

—Finn, necesito que vengas a mi casa, ahora.

—¿Eh? ¿Qué clase de propuesta es esa? ¿Me vas a invitar a cenar, aunque sea?

—¿Qué dices, estúpido? —pregunté, escuchando su risa de fondo. Se estaba desternillando de la risa a mi costa—. He descubierto algo sobre tu abuelo, y necesito que vengas a verlo.

—Ok, ok, dame unos minutos para encargarle la heladería a papá, y voy para allá —comentó, tratando de calmar la risa boba que aún salía de él.

Pasó alrededor de treinta minutos, cuando Finn apareció en la puerta de mi casa. Tenía helado y una ceja alzada. ¿Qué pretendía?

—¿Qué? —pregunté mirándolo.

—¿No me vas a invitar a pasar, Bee? —Rodé los ojos y abrí para que entrase—. Es que la última vez que vine, no me querías dejar entrar. Así que ahora pregunto, ya sabes, para que no te enojes. —Me guiñó el ojo y dejó el envase de helado en mis manos. —Traje un obsequio de mi padre para ti, al parecer tienes privilegios en la heladería por ser el retoño de Buzzito.

—Gracias —dije tratando de ocultar la pequeña sonrisa que salió de mí, miré el vaso—. Pasa, Finn.

—También traje algo de comida, supongo que estaré aquí más de algunos minutos. Cuéntame todo lo que sabes —suspiró caminando dentro, y se sentó en el sofá.

—Claro, siéntate —dije sarcástica, él se acomodó mejor y sonrió, yo caminé a mi habitación para buscar toda la información que necesitaba, tenía que explicarle lo que había encontrado.

Como él mencionó antes, me tomó poco más de algunos minutos en contarle todo. Mientras Finn leía y escuchaba con mucha atención, el rompecabezas se iba formando en nuestras mentes. Resultaba cómodo hablar con él cuando no decía cosas tontas, pero le duraba algunos segundos lograr que yo negara con la cabeza.

Sin embargo, se veía relajado, y por alguna razón, yo también me sentía de esa forma. Sabía que podíamos trabajar bien en equipo, pero a la vez sus bromas me sacaban de mis casillas. ¿No podía solo callarse? Así nos llevábamos perfecto.

—Entonces me estás diciendo que Amelia podría ser tu abuela —susurró mirando todos los papeles en el piso—. La verdad esto cuadra mucho con todo lo que Dominic mencionó, ¿qué piensas hacer? —consultó. Yo suspiré mirando una foto de mi madre. Estaba en la playa, con un gran y bonita sonrisa. Justo como yo la recordaba.

—No lo sé, Finn. Me gustaría seguir con esto, porque en el fondo sé que, si mi madre tuviese esta oportunidad, la tomaría para así averiguar si Peter era su padre de verdad. Por otro lado, lo siento tan íntimo, y no sé si quiero a Dominic husmeando en mi vida, y en la de mi familia.

Finn asintió mirándome.

—Podrías tal vez contárselo a mi papá, al fin y al cabo, son ustedes dos, en principio, los involucrados en el asunto. Sé que él probablemente te diga que es tu decisión, pero como a mí me odias un poco, te hará bien escucharlo de alguien que aprecias —bromeó, reí y tomé un poco de aire.

—Sí te odio un poco.

—Gracias. —Le dio un mordisco a su quesadilla y yo moví la mirada a la postal. Remojé mis labios y leí en voz alta.

—Recuerdo de nuestro primer viaje... —cité mostrándole aquel objeto—. Mi madre siempre quiso viajar a este lugar, y resulta que tu abuelo y mi abuela fueron también. Sé que no tendrá mucho que ver con el documental, pero he estado leyendo tanto de Rupaq, que ahora me gustaría ir, ¿sabes? Para cumplir el sueño que mi madre no pudo.

—Suena bien —comentó, asintió con la cabeza y ladeó la cabeza—. Deberías hacerlo. Seguro que a tu mamá le hubiese encantado.

Asentí. Y todo se resumió a un pequeño silencio.

Él comía, yo leía de nuevo la parte del diario en donde hablaba de su supuesto padre. Trataba de sacar algún tipo de información que se me hubiese pasado la primera vez.

Ambos concentrados en sus asuntos. Nada incómodo.

—¿Crees que deba ir a contarle a Woody de esto? —pregunté—. Me refiero a hoy.

—Yo creo que sí, y si lo haces, puedo llevarte, si deseas —se limpió la boca con una servilleta—. Ya sabes, es que vivo ahí.

Miré el reloj.

—Sí, puede ser. La heladería ya cerró, imagino que Woody ya estará en casa. Creo que puedo aceptar tu oferta.

—Perfecto, son cincuenta dólares —comentó levantándose y estiró su mano hacia mí.

Yo le pegué en la palma, y él indignado, chilló: —¡Era para ayudarte a que te pongas en pie!

—¡Pensé que me estabas cobrando los cincuenta dólares! —chillé como respuesta.

Él volvió a estirar la mano, y la tomé riendo.

—Ahora son cien dólares.

—Eres tonto, te lo juro —negué empujándolo, él se echó a reír.

Me limpié la ropa por inercia, y me preparé para salir junto a Finn hacia su casa. Visitaría a Woody en busca de un poco de sabiduría de los Armwood. Sabiduría que Finn no podía ofrecer, porque era un bobo.

Al cabo de algunos minutos, nos encontrábamos justo en la puerta de su hogar, y cuando íbamos a entrar, alguien la abrió de forma enérgica. Era un tipo bastante alto y grande, era un poco musculoso, su atuendo era como el de alguien que trabajaba en un hotel. Mis ojos no se equivocaron, ya que, en efecto, era su uniforme de trabajo. Noté la insignia del hotel en el bolsillo de su camisa. «Eterneco». Me miró con una pequeña sonrisa arrogante, que no me agradó para nada. Incluso Finn me había caído mejor que él.

—Vaya, vaya, vaya, miren a quién tenemos aquí. Adivina quién llegó a visitarlos, primito —mencionó señalándose, miré a Finn, y él tampoco se veía feliz de tenerlo en frente.

—Hola, Ethan —respondió serio. No dijo más, solo lo empujó un poco y me ofreció pasar.

—¿No me vas a presentar a tu compañera? —cuestionó luego de cerrar la puerta—. Oye, Peón. Mira quién llegó —le gritó a alguien más, entonces seguí la vista hacia donde él hablaba, encontré a un muchacho que era totalmente distinto al tal Ethan. Un poco más bajo, cabello negro, pecas y ojos de color claro. Le sonrió a Finn y se abrazaron casi de forma automática.

—Bee, él es Mike, mi primo.

—Hola, Mike —saludé amable, él asintió con una bonita sonrisa. Mike también tenía el uniforme que Ethan llevaba.

—Hola, Bee. Es un gusto conocerte. Vinimos a visitarlos, la tía nos contó sobre el documental. Se oye interesante —comentó Mike, Finn y yo asentimos.

—Oye, ¿yo estoy invisible aquí? —preguntó el rubio apareciendo a nuestro lado. Finn bufó.

—Ambos son mis primos —me dijo Finn, rodó los ojos, yo asentí despacio.

—Y estoy interesado en invitarte a ser parte de la familia, si eso deseas, claro —Ethan se acercó un poco a mí, yo giré a verlo alzando una ceja.

—No, gracias —respondí.

—Oh, es una lástima. ¿Estás interesada en mi primo? ¿Sabes que le gusta ver dibujitos japoneses? Cuando era niño soñaba con casarse con una de esas —comentó entre risas—. ¿Ya te curaste de aquello? —le preguntó a Finn, a lo que él solo atinó a ignorar.

—Finn, ¿podemos hablar con Woody? —consulté mirándolo directo, el muchacho, al ver que también ignoré a Ethan, asintió.

—Sígueme —pidió.

—Disculpen —comenté saliendo del lugar junto a él. Ethan dijo algo más, pero no logré escucharlo.

Finn se veía un poco afligido, pero yo no tenía la confianza ni el poder de decirle algo. Así que intenté ayudar con mi silencio, así al menos, no se sentiría avergonzado. De todos modos, no entendía la razón por la cual debía sentirse así.

—Perdón por la actitud de mi primo, él no sabe comportarse fuera de su trabajo —murmuró abriendo la puerta de la biblioteca, me invitó a pasar, y sin dejar que respondiese, comentó que volvería enseguida.

Unos segundos después, Woody apareció solo. Me sonrió y saludó.

—Cuéntame, Bee. ¿Qué te trae por aquí?

Moví los dedos un poco mientras pensaba cómo empezar con aquella historia, no todos los días uno descubría que su abuela era la protagonista de un famoso libro al que le harían un documental. De locos.

Exhalé todo el estrés que mis pensamientos estaban provocando. Saqué el diario de mi madre de mi mochila y la puse sobre sus manos. Woody, que aún estaba confundido, quiso preguntar qué era. No lo dejé hablar, también le entregué la postal —supuestamente— firmada por su padre.

—Necesito que me digas si crees que esto lo escribió tu papá —pedí mirándolo.

Él, ni corto ni perezoso, caminó hacia un mueble en medio de la biblioteca. Como un escritorio, pero más pequeño que lo habitual. Se sentó frente a aquella mesita y sacó algo de un cajón. Eran cartas, o al menos eso parecía.

—Pues solo quería revisar para estar seguro, pero puedo confirmar que esto está escrito por él, además está su firma aquí. —Señaló el papel.

—Bien, Woody. Siéntate, porque tengo algo que contarte.

—Estoy sentado, Bee.

Me reí e inicié con mi historia.

Mientras el observaba cada detalle del diario, le explicaba lo que había averiguado. Woody calló, escuchó con atención al igual que su hijo unas horas antes.

Cuando por fin terminé, sonrió un poco y encogió los hombros.

No era precisamente la respuesta que yo necesitaba.

—¿Qué opinas? —pregunté con curiosidad.

—Pues no tenía idea que mi padre conocía a la mamá de Amelia, si te soy sincero. Y ya estamos seguros que esta es su letra —señaló la postal—. Te puedo decir que tienes bastante material para el documental, pero queda en ti decidir si quieres compartirlo con Dominic, Bee. Sé que te gusta mucho tu privacidad, y que tal vez luego de esto, una gran parte de la historia de tu familia quede expuesta a la opinión pública. Por lo que me cuentas, ahora entiendo a tu madre, ella siempre tenía esa mirada de querer saber más. Siempre inquieta, buscaba mucho la aventura de salir de la ciudad y descubrir misterios. No entiendo por qué no me lo dijo, pero supongo que también la comprendo. —Woody inhaló un poco de aire y sonrió—. Queda en ti la última decisión, Bee. Eres el único familiar directo que queda en la familia de los Cooper, ¿verdad?

—Sí, mamá fue hija única, no tengo primos o tíos de ese lado de la familia —contesté.

—Entonces, por más difícil que suene, eres tú quién dará el sí definitivo... Escucha, Bee. Conocí a tu madre, y tú también, ambos sabemos que ella hubiese tomado esta oportunidad sin pensarlo, yo te diría que lo hagas, pero como mencioné antes, la decisión está del lado de tu campo.

—¿Por qué tengo que tomar decisiones tan importantes? Solo tengo veinticuatro años, debería estar preocupándome por, no sé, ¿Qué hace la gente de mi edad? ¡Irme a una buena fiesta!

—Ir a una buena fiesta es divertido —dijo Woody, asintió.

Me reí.

—No me gustan tanto las fiestas porque me estreso si estoy con más de cinco personas, pero me gustan las reuniones con mis amigos —respondí. Miré la biblioteca por última vez, sin pensarlo mucho más, bufé y me puse de pie—. Ok, mamá dijo que esto se trata de tomar oportunidades, eso voy a hacer. Vamos a hacer esto —le dije señalándolo.

—Tú y Finn, dirás. Yo me quedé encargado de la heladería. Perdón por dejarte con el enemigo, pero debo cuidar el negocio de la familia —bromeó.

En otro momento hubiese contestado algo, pero considerando que Finn estaría en la otra habitación sintiéndose avergonzado por el comportamiento de su primo, solo atiné a callar.

—Me voy a casa. Quería que estés enterado del asunto. Gracias por escucharme, Woody.

Él me sonrió y palmeó mi hombro. Me acompañó hasta la puerta, y nos despedimos ahí. Saqué el teléfono para pedir un taxi, y Finn interrumpió, asustándome con su presencia repentina.

—¿Lista para que sean doscientos dólares por llevarte de regreso a casa? —dijo con la misma sonrisa de siempre. Se apoyó sobre el marco de la puerta de su auto con los brazos cruzados, yo ladeé la cabeza.

¿Qué no estaba desolado en alguna esquina de su casa, así como lo había imaginado?

—¿Aumentaste el precio? —pregunté, caminando hacia donde él estaba.

—La calle está difícil, Bee —chasqueó con la lengua y rodé los ojos—. Vamos.

—He decidido decirle a Dominic sobre mamá —conté entrando al auto junto a él. Me parecía extraño como a veces podía hablar con Finn sin ningún problema—. Le pediré tener una reunión mañana para aquello.

—¿Me estás invitando a la reunión?

—Pues no me queda de otra —respondí mirando al frente. Finn se rio un poco y encendió el auto—. Lo voy a llamar ahora mismo —conté marcando su número.

Esperé un par de tonos y contestó.

—¡Bee! ¡Qué alegría escuchar de ti! ¿Cómo estás?

—Hola, Dominic. Necesito hablar contigo.

—Dime, soy todo oídos para ti —respondió.

HOOOOOOOOLIIIIIIIIIIIII

¿CÓMO ESTÁN?

Ah, por qué grito

Hello, Caos. Aquí Chime con un nuevo capítulo. Un poquito tarde, pero sigue siendo viernes jiji.

Espero que les haya gustado, yo ando editando cosas, pero cumplo con los capítulos, ok?

A ver, noticias que les tengo.

Si viven debajo de una roca y aún no se dieron cuenta, True Colors y Zion volvieron a Wattpad de forma indefinida! Y, pues, Ginger nunca se fue xd

Así que si no los pudieron leer, pásense por ahí (pero lean la nota de advertencia antes).

YYYY, creo que nada más? LMA está por llegar a los 200k

AAAAAAAAAH

Gracias por darle una oportunidad a mis nuevos hijos, significa mucho para mí.

Los tkm a todos, muak

Baaaaaai <3

PD: PODEMOS HABLAR DE QUE FINN Y BEE HABLAN BONITO DOS SEGUNDOS Y LUEGO PELEAN 1 HORA? los quiero

skljslkjslksjlskjslkjs

adiós

pd 2: CREO QUE NO LO DIJE POR AQUÍ, VEAN LA NUEVA PORTADA, LA HIZO VIC @weirdowithluv EN INSTAGRAM. TKM VIC.

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