
20 || Un pequeño viaje al pasado
Cuando una persona alcanza un logro, descubre un misterio, o llega a su meta soñada, suele pensar: ¿Ahora qué? Porque el ser humano está diseñado de ese modo, siempre deseará buscar más. Y ahí estaba yo, con una familia nueva, y deseando descubrir qué me deparaba el futuro.
Uno sin Andrew, por ejemplo.
Era raro pensar que, desde el día de los resultados del ADN, había pasado al menos un par de meses, y es que, estábamos tan ocupados con el documental, afinando detalles, escribiendo como locos, y editando, que no notamos cómo de rápido pasó el tiempo.
Hablando de mis amigos, no podía quejarme, Finn y Dom empezaron a juntarse más con mi grupo preferido, y todo iba a mejor. De pronto Finn dejó de portarse raro como antes, y volvió a socializar con todos como siempre. Me alegraba que volviese el tonto de siempre. Incluso, de vez en cuando, se quedaba en casa de su padre por varios días. Me alegraba que empezaran a llevarse mejor. Y que Finn pudiese estar en aquel lugar sin sentirse mal, era un gran avance. Me alegra que se sintiese cómodo en su propio hogar.
El tema con mi madre era un poco más complicado, aunque la podía visitar mucho más seguido que antes, puesto que el documental ya no consumía la mayor parte de mi tiempo, seguía teniendo una enfermedad degenerativa. Yo intentaba pasar todas las tardes con ella, le leía cuentos, o solo le hablaba de lo que pasaba en mi trabajo. Ella solía escucharme con poca atención, pero de vez en cuando nuestros ojos se encontraban y me sonreía un poquito.
Ese momento, era de gran felicidad para mí.
—Me gustaría completar el viaje a Galí que tanto soñaste, mami —le dije un día, tenía su mano entre las mías, estaba sentada justo al lado de su cama, con el rostro apoyado en su almohada—. Ahora que sabemos que tus padres viajaron hacia allá, sería bonito cerrar estar historia de algún modo. El problema es que, Dom está bastante ocupado con el tema del documental, y si te soy sincera, no siento que estemos en una «relación», como para pedirle que me acompañe —bufé un poco, mi mamá se movió y yo alcé la cabeza de inmediato. No quería volver a tener un altercado como el que tuvimos meses atrás. Ella colocó su mano sobre la mía. No hizo fuerza, ni nada por el estilo, pero sentí su calor. —Bueno, creo que es hora de irme. Hoy Finn y Kevin me acompañaron hasta aquí, deben estar en el auto esperándome. Te amo, mami. —Sonreí de lado y besé su frente—. Volveré en un par de días para contarte sobre esta decisión.
Inhalé un poco de aire y lo fui soltando mientras caminaba a la salida. Me despedí de su enfermera y el señor Bullock me saludó en el proceso, le dediqué una bonita sonrisa, y salí del lugar.
Al llegar al auto, Kevin y Finn estaban viendo algo en un teléfono. Me reí al verlos tan interesados.
—¿Qué hacen? —pregunté entrando al auto. Finn estaba en el asiento de copiloto con un ojo en la pantalla, y el otro en mí, pero sea lo que sea que estuviesen viendo, por supuesto que era más interesante que mi presencia.
—Hoy hay un torneo de Trick en Twick, hay streamers de todo el mundo compitiendo por la corona, hay diez personas en la final y una sola chica en el grupo. ¡Es una máquina de matar zombis, Bee! ¡No entiendo nada porque está hablando en español, pero yo la apoyo! —chilló Finn emocionado. Me reí un poco, siendo contagiada por su alegría.
—Pues espero que gane. ¿Cómo se llama? —pregunté, asomando la cabeza. Estaban viendo el torneo desde la perspectiva de la chica.
—No me quedó claro, creo que se llama Seren —respondió. Yo asentí.
—Acaba de eliminar a Ryu de la competencia —susurró asombrado. No entendía qué era tan sorprendente, pero al parecer, eso era mucho. Finn me miró y pestañeó un poco—. Ryu es el mejor streamer de Japón —aclaró.
—Ryu una vez se rio de Nick, dijo que le iba mejor como cantante, que transmitiendo en Twick no era nadie —Kevin añadió, yo entrecerré los ojos.
—Pues me alegra que Seren lo haya eliminado. ¿Seren? Mi reina —dije sin pensarlo, llevándome la risa de ambos presentes.
Mi teléfono sonó, así que no interrumpí más su torneo, y me centré en contestar la llamada. ¿Era Billy?
—¡Hola, Bee! —dijo en cuanto contesté. Se oía algo agitado. Fruncí un poco la nariz.
—Hola, Billy. ¿Cómo estás?
—Estoy bien, ya sé que es raro que te llame, pero necesito decirte algo, y es urgente. Mi primo Javier llegó ayer a Counterville y dice que necesita hablar contigo, lo más pronto posible. De hecho, está aquí a mi lado —dijo, casi sin respirar. Alcé un poco las cejas, estaba intentando procesar todo lo que había dicho, y asentí.
—Sí, está bien. No lo sé, ahora mismo estoy con Finn y Kevin, si necesita hablar conmigo ahora, puedo ir para allá. De hecho, iba a mi casa, así que no estoy ocupada.
Billy le pasó el teléfono a Javier, él se oía mucho más agitado que su primo. Le comenté —de nuevo—, que estaba junto a Finn y Kevin, él dijo que no pasaba nada si ellos escuchaban lo que tenía que decirme, así que quedamos en vernos en una cafetería que nos quedaba cerca a ambos. Me sorprendió escuchar que Javier estaba en Counterville, pero él me contó que viajó porque necesitaba solucionar algunas cosas en la ciudad.
Algunos minutos después, y justo cuando el torneo terminó, llegamos a ver a Javier. Finn estaba emocionado, ya que Seren había ganado, y la verdad, a mí también me alegró.
—Yo los espero por aquí —comentó Kevin, sentado en el auto. Finn y yo asentimos y caminamos dentro de la cafetería.
En aquel lugar, Javier estaba sentado justo en el medio, tenía dos vasos vacíos y una taza de café en proceso. Estaba nervioso, y podía notarlo.
—¡Javier! —lo llamé cuando nos acercamos a él. Al notar nuestra presencia, se levantó de inmediato y nos saludó con un fuerte abrazo a cada uno. Javier era una persona bastante cálida.
—Chicos, lamento haberlos citado así, pero necesitaba contarles algo —resopló sentándose, nosotros nos sentamos con él. Alcé un poco las cejas, esperando que siguiese con lo que tenía que decirnos. —El motivo por el cual los llamé, es que todos estos meses, estuve averiguando el motivo real de la muerte de mi abuelo, les dije que descubriría qué había sucedido, y lo hice. —Tomó un poco de aire, y luego un poco de café—. Hace algunas semanas, en Galí cayó una red de gente que falsificaba certificados de defunción, además de otras cosas, todo en el hospital donde él falleció. Como les conté, mi abuelo murió en el hospital, y su supuesto certificado, decía que fue por un paro cardiaco, y es verdad, pero no por una enfermedad.
—¡¿Qué?! —dije perpleja. No podía creer cómo alguien podía ser tan malo para aceptar hacer algo como falsificar un certificado de defunción. Ni siquiera a los muertos los dejaban descansar, y todo por el cochino dinero.
—Lo que oíste —murmuró. Finn solo negó con la cabeza—. Cuando toda esta gente cayó en prisión, liberaron información real que estuvo escondida por muchos años. El certificado real, decía que mi abuelo falleció por un paro cardiaco, debido a un envenenamiento, cosa que no constaba. En observaciones, indicaron que un tipo alto y algo rubio lo llevó al hospital, no indicó nombre o una identificación en sí, solo mencionaban que «no parecía nativo del país». La verdad no entiendo la razón por la cuál esta información quedó ahí, pero me ayudó.
Dos personas vinieron a mi mente con esa descripción, y me negaba a pensar en que alguno de los dos podía ser.
Dom y Andrew.
Era imposible. Debía ser mi mente.
—¿Bee? —me llamó Finn, alcé la mirada y me encontré con dos pares de ojos mirándome—. ¿Estás bien?
—Sí, perdón, es solo que no puedo creer lo que estoy escuchando, Javier.
—Los días anteriores, incluso ese mismo día, cuando mi abuelo me envió a comprar el fertilizante, sentí que no debía ir. Debí quedarme con él —susurró triste. Exhalé despacio y puse mi mano sobre su brazo.
—Lo lamento mucho, Javier —le dije—. Vamos a encontrar al culpable de todo esto, esto no puede quedar así.
—Eso espero, Bee. Por ahora, te lo cuento, porque no sé qué hacer con esta información, no confío en la justicia ahora mismo. Billy también sabe del tema, no quise contarle nada a la señora abuela, porque no quisiera darle disgustos. Está aún dolida porque mi abuelo ya no está. Yo volveré a casa esta misma semana, pero si me entero de algo más, te mantendré informada.
—Está bien, Javier. Gracias por confiar en nosotros. —Sonreí de lado.
—¿Saben? Me parece extraño que todo esto haya empezado desde el momento en que el tema del documental salió a la luz. —Javier suspiró—. Espero que no tenga nada que ver con ello. Yo me quedé en silencio. Javier cambió de tema luego de ello, él y Finn hablaban sobre cómo le estaba yendo con el negocio en Galí, él nos contó que le estaba yendo bien, ya que su abuelo siempre lo preparó para manejarlo en caso de que él no estuviese más. —Y si en algún momento vuelven a mis tierras, avísenme —dijo. Yo alcé las cejas y mis ojos brillaron al oírlo. ¿Era esa una casualidad?
—¿Sabes? —dije mirándolo—, hace un rato le estaba comentando a mi madre que me gustaría viajar a Galí, y justo después de eso, apareces tú hablándome del tema. No sé si sea esta una señal, pero elijo creer que sí —comenté un poco más segura de lo que decía.
—Será una señal para que ustedes dos me visiten, ¿No? —cuestionó Javier, le dio otro trago a su taza de café. Yo giré a ver a Finn, no había considerado preguntarle si quería acompañarme al viaje, pero sin duda, no era una mala idea.
—A mí no me molestaría tener unas pequeñas vacaciones de Counterville —añadió Finn, ese día en especial, se veía bastante relajado. Cosa que no había pasado en varios meses.
—Vamos entonces —le respondí con una sonrisa, él sonrió también.
—Bien, los invitaría a mi casa, pero no hay espacio —Javier rio un poco y suspiró—. Aunque conozco a alguien que podría acogerlos sin problema. Los Robles. —Yo fruncí el ceño tratando de recordar, ¿Quién había mencionado eso antes? —Luca trabaja con los Robles —aclaró. Ahí recordé. Luca nos llevó en una camioneta que pertenecía a esa familia.
De pronto empezamos a hablar sobre lo que podríamos hacer en el viaje, entendí que Javier no quería hablar más sobre el tema de su abuelo, y lo respeté. Le comenté que podía aprovechar las vacaciones cortas que me daba la empresa para poder viajar. Finn añadió que podía pedirle a su padre un descanso, ya que nunca los había tomado. Al parecer le debía muchos días de vacaciones, porque Finn nunca las aceptaba.
Nos despedimos de nuestro amigo, prometiendo que volveríamos a contactarlo las próximas semanas, así nos buscaría en el aeropuerto al llegar a sus tierras.
En el auto, yo aproveché el momento para llamar a mi padre y contarle la noticia, él estaba entusiasmado con que podría verme, y la sinceramente, yo también. Lo extrañaba, a pesar de todo.
Cuando la llamada terminó, volví a pensar en lo que Javier nos había dicho, y supe que mi cara me delató cuando Finn y Kevin me preguntaron si me pasaba algo, le dije que no, pero no me creyeron. Finn y yo subimos al apartamento mientras conversábamos sobre lugares que podríamos visitar en Galí. En realidad podía escucharlo entusiasmado con la idea, puesto que la vez pasada no pudimos conocer tanto del lugar.
Finn me ofreció cocinar algo, y no me negué. Tomé mi computadora para trabajar un poco en el sofá de la sala, mientras él se encargaba de preparar la comida. Necesitaba distraerme de mis propios pensamientos.
Pero no fue así, porque estuve todo el tiempo mirando la pantalla en blanco de mi computadora. Mi mente no estaba vacía, al revés, estaba llena de palabras que no podía procesar. Se sentía como si las frases volaran alrededor, y yo no lograba atraparlas en el aire.
No pude hilar ni una frase.
—Bee —llamó Finn mirándome, alcé la cabeza, él había servido la comida, la mesa estaba lista. ¿Cuánto tiempo había estado mirando mi computadora sin hacer nada?
—Eh, sí, voy. —Asentí levantándome del sofá, acomodé mis cosas rápido, y caminé hacia donde él estaba. Me senté frente a Finn y observé la comida. Se veía delicioso, pero por algún motivo, no podía moverme.
—¿Estás bien? —interrogó. Finn se veía confundido. Yo asentí, me obligué a mí misma a comer para evitar más preguntas.
—Estoy bien —respondí.
Confirmé que estaba delicioso, pero lamentablemente, no lo disfruté como hubiese querido. Mi cabeza estaba en otro lado. No podía ser. Dom no podía ser.
Al terminar de cenar, Finn se llevó los platos para lavarlos, en otro momento me hubiese negado, y me hubiese ofrecido a hacerlo, pero ni siquiera me di cuenta en qué momento se levantó.
Me puse de pie algunos minutos después, justo cuando lo oí salir de la cocina. Pasé mi mano por mi rostro, estaba sudando frío.
¿Qué rayos me estaba pasando?
—Bee, espera un momento —me pidió. Se acercó a mí y tocó mi brazo, yo lo quité de inmediato, sin pensar mucho lo que estaba haciendo. Él me vio confundido y tomó un poco de aire. —No sé qué está sucediendo, desde que hablamos con Javier tu rostro cambió. Te distrajiste un rato con el tema del viaje, pero sé que ahora tuviste tiempo de pensar, así que, si puedo ayudarte en algo... Por favor, Bee. Dímelo. —pidió mirándome serio.
Me abracé a mí misma y sentí cómo mis ojos escocían, y mis labios empezaron a temblar, por más que yo quisiese controlarme, llegué al punto en donde no podía controlar mi propio cuerpo.
—Es demasiado, Finn. Estoy cansada de todo. Ya no quiero más. —Negué—. Vivo tragedia tras tragedia, ya no sé qué más hacer —susurré. Las lágrimas salieron por fin, cayeron por mis mejillas, de camino al suelo. —Javier mencionó la descripción de la persona que llevó a Henry Kingston al hospital, y no he dejado de pensar en ello, porque conozco a dos personas «con esa descripción». —Puse comillas con los dedos. —Y sé que sonaría tonto, porque es otro país, y todo eso. Pero Andrew es... Pues ya sabes, Andrew. Y Dom estuvo ahí, estuvo ese día, Finn. Es alto, es medio rubio, mencionaron que no parecía de una persona nativa, no sé qué pensar. No quiero desconfiar, pero si te soy sincera, en este punto de la historia, ya no sé quién es quién. No lo sé, Finn —dije.
Intenté respirar, pero de un momento a otro, sentí como una gran presión en la cabeza, luego empecé a temblar. No podía dejar de llorar. Estaba hiperventilando, y no podía controlarlo. Sentí que me estaba muriendo, y fue una de las peores experiencias que viví.
—Bee —me miró y tomó mis manos—. Bee, mírame a los ojos y escúchame, sé que quieres respirar bien, ¿Sí? Respira conmigo, vamos, tú puedes —me animó. Me pidió que respirara algunos segundos, que contuviera el aire, y que luego lo soltase, y poco a poco, mi respiración se desaceleró. —Mantente conmigo, Bee. Buen trabajo —Asintió, yo asentí con él.
No supe qué había sucedido, pero poco a poco me fui sintiendo mejor. Finn me acompañó al sofá, y me senté por un momento.
—Hace mucho tiempo, cuando entré a la universidad, conocí a Jacob —comencé a decir, Finn se acercó a mí, había ido a la cocina por un poco de agua—. Él estaba en la misma carrera que yo, pero en el último semestre, la gente solía decir que le gustaba salir con chicas del primer semestre, pero nunca les hice caso, pensé que solo lo molestaban. Cuando lo conocí, jamás pensé que sería la persona en la que se convirtió más adelante. Me enamoré, Finn —dije mirando un punto fijo, no quería tener que mirarlo a los ojos mientras contaba lo que había sucedido—. Pensé que todo lo que decían de él, era una mentira, porque conmigo era una persona distinta. Era dulce, jamás me obligó a hacer nada que yo no quisiese, me esperó hasta que estuve lista. Pero cuando nos hicimos novios, las cosas empezaron a cambiar, de pronto sus celos excesivos resultaron en golpes, maltrato, insultos... —dije bajito. Tomé un poco de aire—. Muchas veces llegó a mi casa totalmente ebrio, mi madre, que aún estaba consciente de las cosas, se ponía nerviosa cuando lo oía cerca. Llegué a discutir muchas veces con mis padres por su culpa, por defenderlo. —Mi rostro se endureció al recordar cada momento. —¿Cómo no me di cuenta? Pensé que cambiaría, me lo prometió muchas veces, amenazó con suicidarse otras más. Yo lo apoyé en todo. Le di del poco dinero que tenía, porque en ese momento la empresa de mi padre ya estaba casi en la quiebra. —Tragué saliva—. Yo solo quería ayudarlo a cambiar, como me había pedido. Pensé que con amor podría ayudarlo. —Reí sin pizca de gracia y negué—. Claro que no fue así. Creo que lo peor de todo, es que pensé que yo podría solucionarlo, ¿Sabes? Cuando no fue así. Cuando Sam se enteró de todo, trató de hacerme entrar en razón, y eso fue peor, porque peleé con ella también. No hablé con ella por mucha tiempo, aunque Sam siempre intentaba buscarme, yo pensaba que solo quería alejarme de mi amor... Y por supuesto que quería alejarme de él, pero por mí, para que saliera de ese lugar que no me estaba haciendo bien. Jacob terminó conmigo muchas veces, y ahí estaba yo, rogándole que volviese conmigo en medio de la universidad. Hasta que un día, Sam me comentó que había una charla gratuita en la universidad sobre el maltrato a la mujer. Casi me obligó a acompañarla, pero siento que fue lo mejor que pudo hacer, porque en ese momento, me di cuenta que todos los puntos malos que la psicóloga estaba tocando, los estaba viviendo con Jacob. Ese mismo día terminé con él. Salí de la universidad, recuerdo que se estaba haciendo de noche, él me siguió de camino a casa pidiendo que volviese con él. Me negué muchas veces, incluso recuerdo que fingió que se estaba asfixiando, se lanzó al suelo... Cuando vio que yo seguí caminando, volvió a seguirme como si nada. Corrí hacia mi casa, no faltaba mucho para llegar. Cerré la puerta justo a tiempo. Él me llamó toda la noche, no le contesté. Falté toda la semana a la universidad. Él ya se había graduado para aquel entonces, pero seguía buscándome. Llamé a la policía, pero él desapareció. No supe de él por muchos meses. Un día me enteré que había huido a casa de sus abuelos en New Lake. Pensé que todo iba a terminar ahí, pero un día empecé a recibir llamadas extrañas, se quedaban en silencio cuando contestaba... Unas semanas después, en las noticias anunciaron que había tenido accidente automovilístico y murió, yo lloré mucho ese día. Porque lo quise mucho, y me dolió. ¿Sabes qué es lo peor de todo? Él estaba vivo, quien tuvo el accidente, fue su tío. Él y sus papás me hicieron creer que había muerto, aprovechando que tenían el mismo nombre, lo hicieron para que admitiese que aún lo quería. Ya sé que suena todo tan... retorcido, que parece increíble, pero te juro que fue así, Finn. Él me volvió a buscar cuando se enteró que llamé a sus padres para darles el pésame. Ahí entendí que debía denunciarlo. Andrew me ayudó —me reí por la ironía—. Andrew movió contactos en la policía porque no querían procesar mi denuncia. No me creyeron, aunque tenías pruebas de todo lo que pasó durante nuestra relación. Dijeron que me veían bien, que no tenía golpes, aunque tenía fotos y videos de todo. Grabé cada día en el que aparecía de noche en mi casa diciendo que iba a volver con él, sea como sea. Grabé sus amenazas, sus gritos, lo grabé todo. A Jacob le pusieron una orden de restricción, pero eso no lo detuvo, así que lo encarcelaron un día que logré llamar a la policía mientras gritaba en mi casa que le abriese la puerta. Seis años de cárcel, porque al final sí procesaron las denuncias de maltrato, el próximo año lo iban a liberar, pero hace dos años tuvo un problema en prisión, una pelea por posesión de droga, al parecer. Murió por un disparo en la cabeza. El tema de Jacob me generó mucha desconfianza en la gente, y a la vez repetí relaciones en donde me trataron mal. Hace unos meses estuve con un chico, Caleb, a mis amigos no les caía bien, yo no les hice caso... —Resoplé—. Solo estaba conmigo porque se enteró que mi mejor amigo era el gran Julien Garnier. No he tenido un solo descanso en ningún ámbito de mi vida, Finn. ¿Económico? La empresa de mi padre se fue a la basura, gracias a mi tío y perdimos nuestra casa. Hace un año logramos recuperarnos. ¿Mi madre? La perdí hace algunos años por el Alzheimer, solo está ahí... presente. ¿El trabajo? Estuve varios años trabajando con una revista que solo alimentaba el chisme y el odio hacia mi mejor amigo, y aunque lo sabía, no los dejé. ¿Familia? Acabo de descubrir que quien creí que era mi abuelo, no lo era. ¿Mi otro abuelo? Fingió ser un vagabundo por mucho tiempo porque huyó de mi tío y la casa de reposo en donde lo obligaron a vivir, y hablando de mi tío, ¡Adivina quién tiene un trastorno de la personalidad antisocial, y además huyó de la cárcel luego de estafar a mi mejor amigo, y casi matarlo! Y no olvidemos que ahora me persigue a mí. Creo que no me he olvidado de nada. —Asentí—. Lamento haber dicho todo esto, creo que necesitaba soltarlo.
—Gracias por confiármelo, Bee —me dijo, yo negué. —No sé qué decir, la verdad no tenía idea.
—No es necesario que digas nada. Creo que solo me sobrecargué. Todo este tema de Andrew me tiene mal, y lo de Dominic es peor, ¿Y si de verdad fue él?
—Cuando Javier dijo eso, yo también lo pensé —confesó bajando la mirada—. No lo sé, ¿De verdad piensas que Dominic sería capaz?
—Jacob tampoco se veía capaz —susurré—. Además, ¿Qué con todas esas veces que lo llamaban por teléfono, y se iba sin pensarlo? Es sospechoso. Necesito irme de aquí unos días y no saber nada de nadie. No quiero saber nada de Andrew, de Dominic, de Peter Armwood, de mi abuela, no quiero saber nada. Quiero viajar a Galí y ser feliz un rato, vámonos, Finn. Por favor.
—Lo dije antes, y lo digo ahora, yo quiero viajar, y si eso también logra que estés feliz, aunque sea un momento, pues adelante. —Estiró su mano, como para cerrar un trato. Yo lo miré, y la estreché.
—Entonces v... Espera, me llaman —comenté tomando mi teléfono. Bufé al ver el nombre—. ¿Ahora qué? —me quejé—. ¿Hola? ¿Comandante Williams?
—Señorita Tucker, comandante Williams al habla, ¿está ocupada?
—No, estoy en mi casa, comandante, ¿Qué sucede? —pregunté. Sentí un pequeño cosquilleo en la espalda que llegó hasta la parte de arriba, eso hizo que me sacuda un poco sin querer.
—Parece que encontramos a su tío —me dijo, yo fruncí el ceño.
—¿Cómo que parece?
—No puedo asegurar que sea él hasta que hagamos las pruebas pertinentes, pero hace una hora, nos llegó el aviso de un cuerpo en la orilla de un rio a las afueras de la ciudad. Tiene ropa y la identificación de su tío, el problema es que el cuerpo también está calcinado, así que, como dije, tendremos que hacer las pruebas para esclarecerlo todo.
—No puede ser —susurré.
No sabía si lo que sentía era alivio o lástima, o una mezcla de todo eso. No sabía cómo reaccionar, así que le pasé el teléfono a Finn para que pudiese hablar con el comandante.
Andrew Tucker había muerto.
buenas noches
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