Capítulo VIII
—Esto no funcionará —mencionó con cansancio luego de llegar a la habitación de BaekHyun, quien se encontraba hecho un ovillo en la cama.
Como sucedió en ocasiones pasadas, la falta del lazo les generaba malestar físico y emocional. Por esa razón aquella mañana terminaron acostados sobre el suelo de madera del comedor. Se enteró después por su madre que los trasladaron a una habitación y los médicos los atendieron. Así como dijo la Sacerdotisa, ser parejas destinadas y no unirse los estaba matando lentamente, león y tigre luchaban contra los humanos en un intento de encontrar la salvación a su fatídico amor.
Además, descubrieron que BaekHyun tenía un extraño bulto en lo bajo de su estómago que no tenía que ver para nada con una criatura, como mal intuyó el líder de Ignis. En realidad, el joven estaba a puertas de una enfermedad que peligraba su posible futura maternidad. A pesar de que nadie le dijo de ello a BaekHyun, su madre le comentó a la perfección lo que podría significar eso para el tigre. Guardó silencio durante la conversación y se prometió mantener eso en segundo plano mientras aún luchaban con lo que les sucedía.
Ambos sentían la mente nebulosa y al llegar acompañados a su vivienda lo primero que hicieron fue dormir en sus habitaciones, descansar de lo dolorosa que se volvía la vida después de conocer a su pareja. Una vez que ChanYeol se despertó se dirigió a la habitación de su esposo para ver cómo se encontraba este. BaekHyun estaba sentado sobre su cama.
—No tengo ganas de discutir —susurró el otro con cansancio sin dirigirle la mirada. Sus ojos estaban puestos en la ventana de la habitación, la cual daba con el patio posterior.
ChanYeol suspiro—. Tampoco quiero discutir. Solo quiero hablar de lo que sucede entre nosotros.
—No sucede nada.
—¡Ese es el problema! —Algo alterado entró a la habitación. BaekHyun se acomodó para mirarlo directamente—. No podemos seguir así. Tenemos que hacer algo.
El contrario suspiró—. ¿Qué quieres hacer?
—Te marcaré —dijo convencido, como quien afirma algo.
El contrario abrió los ojos con asombro y se relamió los labios un par de veces antes de volver la mirada hacia la ventana. ChanYeol no vio su rostro, pero por alguna razón la habitación tenía un aroma extraño, estaba la leve fragancia propia de su esposo, pero había algo más detrás del típico olor. El león no logró dilucidar de qué se trataba.
—Te marcaré —repitió. El tigre no se movió de su posición—. Prepáralo de alguna manera, has que sea una ceremonia.
Solo con eso el contrario le prestó atención—. ¿Qué? ¿De qué hablas?
—Nuestra unión debería ser un momento especial —soltó con cierta espesura, molesto porque su compañero no infiriese de inmediato su petición—. Quiero que tenga un entorno y momento adecuado.
—Pues hazlo tú. Yo no pienso planificar esto también.
Por alguna razón, BaekHyun estaba enfadado. Se levantó de la cama y caminó hacia la salida de la habitación con rapidez y cierta molestia evidente en sus expresiones. ChanYeol ni siquiera pensó mucho en las acciones del contrario y decidió que podía encargarse él mismo de planificar algo lo suficientemente decente como para no arrepentirse luego de ello.
La sola idea de imaginarse ese momento fue lo suficiente caótico. Le agobiaba pensar en lo atareada que se volvió su vida de un instante a otro. Fue eso mismo lo que lo llevó a dar una caminata con la intención de quitarse todas esas cosas de la cabeza, de pensar, avanzar hacia algún lugar y salir del estancamiento que significaba compartir su vida con BaekHyun. En busca de un poco de paz mental se dirigió hacia la orilla del lago, justo sobre el muelle, el mismo lugar donde se unió en nupcias con BaekHyun, su tigre. Santo Cielo, ChanYeol realmente estaba pensando que la diosa Naturaleza se lo ponía demasiado difícil, quizás quería herirlo, quizás debía ser herido. ¿Será por todo aquello que hicieron sus antepasados?, ¿por toda esa carga energética que tiene su pueblo y su propio linaje?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?, ChanYeol no dejaba de preguntárselo y fue con esa pregunta en mente que se deshizo de algunas de sus prendas en un acto automático y desprolijo, dejó todo tirado sobre la madera húmeda y simplemente saltó hacia el lago como si hubiese ido con eso en mente en primer lugar. A ChanYeol no le gustaba el agua, pero por alguna razón quiso mojarse, quiso sentir algo helado que contratase con aquel bochorno que acompañó su cuerpo desde que conoció a BaekHyun, quiso hundirse, perderse en la oscuridad de la acumulación de agua. Deseó que aquellas ramas que tocaban sus piernas se enredasen en sus tobillos, que se afirmasen a sus rodillas y tirasen de él hacia las profundidades, hacia donde estaba lo que sea que estuviese al fondo de ese lugar y por lo que tanto temió. Por alguna razón, ChanYeol quiso sentir genuino miedo.
No sé dio cuenta hasta ese momento que estaba dejando simplemente que la vida pasara, sin disfrutar de una absoluta pequeñez. Ni siquiera su puesto político lo ponía realmente feliz, ¿cómo podía ser así cuando siempre deseó eso? ¿Qué le amargó la existencia? ¿Fue BaekHyun?
BaekHyun... No sabía si lo odiaba o lo amaba realmente.
Los pensamientos quedaron abruptamente aplacados cuando sintió una sensación de malestar en su pecho que lo llevó a salir a la superficie con algo de apremio y tomó una bocanada de aire. Se estaba ahogando y ese solo pensamiento lo hizo mover los brazos con esmero, cada vez más rápido en un intento de recibir algo de aire, pero el solo movimiento de sus brazos hizo que el agua se moviese de un lado a otro y, junto a esa descordinación, dentro de su cabeza aparecieron los pensamientos como un estallido. Se concentró en la sensación propia de supervivencia, en aquello suave, pero espeluznante que tocaba sus pies, en lo oscuro que parecía todo, en el dolor en su pecho, en la sensación de desvanecerse, en...
BaekHyun, sonó dentro de su cabeza. Fue su propia voz llamando a su esposo, aunque no descifró si fue el humano o el león.
Al darse cuenta de que la situación estaba superando al humano, ChanYeol decidió convertirse en león. El animal movió todas sus extremidades con la intención de salir del calvario, pero el cambio solo pareció generar mayor peso, hundiéndolo, cegándolo. ChanYeol se perdió a sí mismo en esa profunda espesura, en el malestar que habitaba en su ser, el cual lo hacia descender poco a poco en la locura que se convirtió su vida durante los últimos meses. No obstante, aquel espacio oscuro por un momento se sintió tranquilizador, quizás porque en ese instante no pensó absolutamente nada más y simplemente se fue a negro.
Tiempo después abrió los ojos y se encontró con el techo del patio de su casa. En menos de un segundo tosió y su cuerpo se retorció en un intento de sentirse mejor. Vomitó sobre el pasto mientras su cabeza bombardeaba, pesando dentro de sí. Todo pasó demasiado rápido, ni siquiera sabía cómo llegó ahí, pero ya era humano y seguía mojado.
—¡¿Estás loco?! —Un alarido lo hizo girarse de inmediato, encontrándose a BaekHyun desnudo y mojado de pie en la puerta de la casa—. ¡¿Qué tenías en mente?! ¡¿Al fin me harías la vida más fácil y te morirías de una maldita vez?! —El tigre empujó una de las macetas de greda con fuerza, estrellándola contra el suelo. La tierra le saltó a los pies y el contrario sollozó—. Te odio.
El llanto se hizo más pronunciado, pero también más lejano. BaekHyun se adentró al interior de la casa, dejándolo ahí, desnudo y tomando el sol mientras intentaba hacer que su cerebro volviese a conectarse con su cuerpo, procesando lo que acababa de suceder. Concluyó algo: El león lo quiso matar y puede que el humano también quisiese morir.
Con algo de dificultad se puso de pie. Tenía el cuerpo entumecido, agarrotado por la reciente sensación y con esa misma dificultad ingresó a la vivienda mientras se apoyaba de las paredes. Llegó a su habitación y sin preocuparse mucho por la humedad de su cuerpo se dejó caer sobre la superficie. Fue ahí donde lloró durante un momento. Odiaba todo lo que le sucedía, cada segundo de su vida se volvía más pesado, más doliente. Los pensamiento eran más sombríos, dispuestos a hundirlo un poquito más en lo que fuese que le ocurría y lo mataba a la vez. ChanYeol llegó a la conclusión de que no disfrutaba absolutamente nada y eso era algo de lo cual temer.
No obstante, se obligó a dejar todos esos pensamientos de lado porque necesitaba descansar, aunque en realidad sentía todo como si fuese un sueño. ¿O en realidad lo era? ¿De verdad estaba en un mundo onírico y macabro, una especie de pesadilla oscura que buscaba desollarlo? Se quedó dormido con eso en mente. A la mañana siguiente su cuerpo maloliente y la persistente relación de malestar físico y emocional lo hicieron determinar que no fue un sueño y que todo estaba mal, terriblemente mal.
El día empezó con la misma sensación. Supuso que BaekHyun no le comunicó a nadie de lo que sucedió el día anterior porque no le hicieron ningún comentario. Todo actuó con una normalidad espeluznante y, mientras estaba en lo alto de su trono con los distintos ministros mirándolo desde abajo, sintió su corazón desbocado y unas increíbles ganas de huir se apoderaron de él, obligándolo a parar la reunión. Se vio imposibilitado de continuar ahí, donde prácticamente sentía que moría.
Por suerte, los hombre no tuvieron problemas en dejarlo salir más temprano tras la excusa de un malestar. Sin embargo, al día siguiente no pudo usar la misma excusa y le preguntaron directamente si se encontraba enfermo, cosa que era indudablemente peligrosa. No solo se ponía en peligro a él como líder de Leo, sino que también ponía en peligro a su propio pueblo. Un líder enfermo no servía de nada y fue eso mismo lo que pensó la semana siguiente, mientras intentaba levantarse cada día después de una noche en la que le costó dormir, entremedio de un descansar lleno de pesadillas que nunca lograba recordar y solo lo hacían despertar sudado y con un malestar increíble en el corazón.
Sus padres claramente lo encontraron extraño, pero solo hicieron ligeros comentarios en la comida, los cuales rondaron en torno a su salud, a si había visitado a la Sacerdotisa y a cómo iba su vida matrimonial con BaekHyun. A todo eso respondió con respuestas positivas, pero esquivó la profundización de cada idea y quizás por ello el par de leones no hicieron más que suspirar y mirarlo desde el otro lado de la mesa mientras le servían té de manzanilla, quizás en un intento de que la flor por fin lo mandase a dormir.
—Líder Park.
Elevó la cabeza de sus libros y miró a YiXing, el líder del ejercito de Leo; hombre alto y de pelo rubio bien cortado que ordenaba muy bien. Ciertamente, no escuchó ni leyó nada, aún vagaba en su mente todo lo ocurrido con BaekHyun, incluso después de que pasaron días desde que se lanzó al lago y que BaekHyun no le hablaba, apenas se lo encontraba por la casa incluso. ChanYeol decidió que haría lo mismo, estaba demasiado ensimismado en lo que le sucedía como para, además, tener que adivinar el porqué de la actitud de su esposo y como remediarla. Ciertamente, ChanYeol estaba harto de tener que remediar cualquier situación, incluso aquellas que tenían que ver con Leo y por esa misma razón no le prestó demasiada atención a nada más que a aquella mancha oscura que se instaló en su mente, aquella que al principio solo fue una nube atravesando su día de soledad, pero que cada vez se volvía más y más inmensa, sumergiéndolo en su espesura espeluznante y desconocida.
—¿Qué debería hacer con Hyaena? —El beta pareció demasiado inexpresivo considerando qué era lo que le acongojaba—. ¿Nos mantenemos en la periferia o nos movemos hacia el sur?
ChanYeol suspiró—. No tengo la menor idea, YiXing.
El hombre hizo una mueca y soltó un suspiro. A pesar de lo inexpresivo que solía ser YiXing, este fue su compañero de batalla antes de que se comprometiese, era su mejor amigo. Antes de ascender como líder, ChanYeol tenía pequeños trabajos en el área bélica de Leo, cargos más o menos importantes que lo hicieron codearse mucho con el general del ejercito que en ese momento estaba a cargo de el conflicto bélico que tenían con Hyaena, espacio rocoso y sin mucha materia prima como para exportar. Esa fue una de las principales razones por las que las hienas no tenían un gran funcionamiento de comercio. El padre de ChanYeol ya llevaba un tiempo intentando llegar a Hyaena para apoderarse de ella y hacer de esa ciudad una especie de colonia, todo esto con la finalidad de disminuir la pobreza. No obstante, claramente las hienas no estaban de acuerdo con ello, principalmente porque significaba una pérdida de autonomía.
—ChanYeol. —YiXing relajó sus expresiones y se sentó delante de él. El león alfa en ese momento se encontraba sentado en el escritorio de su oficina—. No se ve muy bien. —El beta se tomó un tiempo antes de continuar, al parecer con la intención de calcular lo que se reflejaba en su rostro, pero ChanYeol se mostró inexpresivo, ya experto en esquivar la verdad y su emocionalidad debido a las extensas charlas con sus padres—. ¿Qué pasa? —Tomó aire a profundidad y despegó los labios con la intención de decir la misma mentira de siempre, pero YiXing volvió a interrumpirlo—. Si no me dice lo que realmente pasa no podré ayudarle.
Se detuvo a pensar en lo que dijo el beta y acabó por suspirar. De forma inmediata las manos fueron a su rostro y se escondió detrás de sus dedos. Ni siquiera pudo hacer amago de la fortaleza que debería tener cada alfa, porque se puso a llorar ahí, sobre aquellos libros que ni siquiera leía y el león del otro lado de la mesa suspiró al verlo.
—¿Tiene que ver con el líder omega?
YiXing tomó asiento con cuidado delante de él y le dedicó una mirada importante. ChanYeol siguió escondido detrás de sus manos hasta que fue el mismo beta quien apartó las extremidades para que lo mirara o por último le respondiera. Forcejeó un poco para alejarse de su amigo, pero el otro le dio una mirada lo suficientemente dura como para sentirse intimidado.
—No sé qué hacer —terminó por decir con la voz ronca por el reciente llanto—. Salté al lago, YiXing.
—¿Qué? —La expresión en el rostro del otro fue evidente—. Odia el agua. —Asintió, afirmando lo dicho por el otro—. No sabe nadar. ¿Cómo salió de ahí?
—BaekHyun me sacó. —Su mirada se perdió en la puerta que estaba detrás del otro león, madera inmensa y bien adornada. Se sentía perdido—. Debió dejarme morir.
—¡Líder! —Un golpe seco sonó contra la mesa de madera. YiXing quiso llamar su atención—. ¿Me puede decir qué le tiene tan desalmado? ¿Es porque no ha marcado al líder omega?
—No lo sé. —Negó y se encogió de hombros—. Nada de lo que hago me gusta.
—¿Nada? —El beta ladeó la cabeza con cierta confusión, sin creerle—. ¿Qué tal si se toma un día libre para ir de caza? Eso suele gustarle mucho.
Negó con suavidad—. No tengo la energía para hacerlo.
—¿Qué tal si va con los cachorros? —La mirada de ChanYeol se encontró con la de YiXing, quien sonrió—. Le encanta eso, líder. Encuéntrese con aquello que le gusta.
Cachorros... La sola idea de ser padre parecía insostenible incluso en su imaginación, pero intentó apartar la sensación de malestar y pensó en lo mucho que le gustaba vincularse con los más pequeños de la manada. Se tomó unos breves segundo para considerar la propuesta del beta y plantearse si sería efectivo, pensar en los pros y contras. Hubieron más cosas que lo hicieron pensar que simplemente debía aprovechar ese tiempo para hacer cosas referente a Leo en vez de malgastarlo en salir a dar una vuelta con los cachorros, se suponía que ya no contaba con el tiempo para hacerlo y fue eso mismo lo que le comentó al líder del ejército.
—Entonces, vaya con el líder omega. Llévelo de paseo —dijo el otro, convencido.
ChanYeol soltó una risa irónica—. Eso no será posible. Ni siquiera podemos estar en la misma habitación.
—¿Discuten?
Negó con la cabeza—. Simplemente alguno de los dos huye. No podemos mirarnos a la cara.
Soltó una risa amarga y se recargó sobre el respaldo que estaba detrás suyo. Se sintió desdichado ante la idea de que era un líder terrible y un esposo intratable. Su vida era una miseria.
—¿Cómo llevarán una vida feliz si no pueden mirarse a la cara?
Miró los ojos azules de YiXing y pensó en ellos como la única claridad que tenía cerca, la única persona que lo sostuvo en un momento donde se encontró tan desvaneciente como ese. Podía ser que su cuerpo se recuperase al tener de vuelta a BaekHyun, pero eso no hizo que las cosas estuviesen mejor, al menos no a largo plazo.
—¿Qué me sugieres? —preguntó con cierta reticencia, sin saber si confiar en YiXing o en cualquier otra persona para recibir consejos respecto a su relación.
—Cortéjelo.
ChanYeol se rio ante la simple respuesta y se puso de pie con algo de dificultad por el cansancio. Caminó hacia una de las repisas que había en el lugar y tomó uno de los jarrones que contenían alcohol. Le invitó un trago a YiXing y se propuso a hablar toda la noche de por qué esa era una mala idea. No obstante, su compatriota acabó callándolo de inmediato y obligándolo a que se concentrase en lo que podía hacer para, nuevamente, intentar algo con respecto a BaekHyun para que ninguno de los dos terminase matándose.
Bebió lo suficiente como para desmayarse sobre el escritorio en el que debía trabajar. Sin embargo, se permitió estar así hasta que, al día siguiente, una de las servidoras se asustó al verlo recostado ahí en el momento que fue a hacer la limpieza. Recién a medio día, después del almuerzo, ChanYeol se dirigió a su hogar con una serie de tareas en su cabeza y la primera de ellas era tomarse una ducha.
Como supuso, su esposo no le abrió la puerta ni salió de su habitación para recibirlo como sí hizo en otro momento, así que él se tomó su tiempo para asearse en el baño y para luego comer alguna fruta en la cocina. Inclusive se dio el tiempo para salir al jardín delantero, ahí mismo donde despertó después de caer al lago, y se sentó en una de las bancas para mirar el paisaje con el lago a lo lejos. En ese breve momento, mientras parecía tener una tregua consigo mismo, decidió que intentaría lo que le aconsejó YiXing. Al menos tenía que hacer el último intento antes de que realmente decidiese acabar consigo mismo.
—¿BaekHyun? —llamó mientras se acercaba a la puerta de la habitación del contrario. No obtuvo respuesta, como supuso, así que esta vez le dio un toque a la puerta y volvió a decir el nombre del omega—. ¿BaekHyun?
Solo hubo silencio, por lo que se dirigió al patio trasero con cierta frustración. No tuvo intención de ir en búsqueda de su esposo, dado que imaginó que este se escondió en su habitación, por lo que se sorprendió al encontrarlo en el patio trasero, en aquel lugar que dejó para que el tigre hiciese todo lo que quisiese. Solo en ese momento se dio cuenta de todo el tiempo que pasó fuera de casa o encerrado en su habitación, sin ser consciente de todo lo que hacía BaekHyun en su ausencia. El contrario armó gran parte del jardín, ya tenía puesta sus primeras plantas medicinales. Le quedaba mucho por plantar, pero era un gran avance considerando que lo hizo todo solo.
—Hola —saludó al ver que el contrario se detuvo, sin saber qué decir. BaekHyun tenía la misma expresión de molestia con la que lo miró todos esos días y ChanYeol se preguntó cómo podía odiarlo tanto de un momento a otro y, mas aún, cómo lograría que se llevaran bien—. Veo que has avanzado con el jardín.
El joven lo ignoró y volvió a concentrarse en regar las plantas que ya estaban enterradas y en humedecer la tierra que pronto sería plantada.
—¿BaekHyun? —Ante él aparecieron unos ojos color bicolor que rápidamente se apartaron—. ¿No me hablarás?
El pelirrojo suspiró—. ¿De qué quieres hablar específicamente? ¿Qué me ordenarás esta vez?
La dureza de las palabras ajenas lo hizo fruncir el ceño. Estuvo tentado a decir algo tosco, porque aún había molestia en él, aunque ni siquiera sabía por qué. Sin embargo, prefirió guardar silencio, porque lo último que quería era ocasionar más problemas. Se suponía que estaba ahí con la intención de solucionar aunque fuese un poco de lo que pasaba entre ellos.
—Lamento eso —susurró y tomó un poco de aire antes de continuar. El ambiente se volvió denso—. Lamento todo.
Así como si no dijera nada relevante, se sentó en uno de los escalones que daba con el jardín y miró sus manos. No se sentía lo suficientemente poderoso como para encontrarse con los ojos bicolor de su esposo, así que se tomó un tiempo para pensar si debía decir algo más o dar por terminada la conversación, ya que BaekHyun no le respondía.
—Lamento hacerte tan infeliz —dijo finalmente.
Para su sorpresa, un sollozo se escuchó por sobre el sonido de los pájaros a la distancia. Sorprendido elevó la mirada y se encontró con su esposo aferrado al jarrón del que se hizo para regar las plantas.
—I-Ibas a abandonarme —soltó el otro entre dientes.
—¿Cuándo...?
—Discúlpate por eso. —BaekHyun dejó el jarrón en el suelo y se enderezó, inflando el pecho. Su postura orgullosa resultaba incoherente con su rostro compungido por las lágrimas—. M-Me ibas a dejar.
—BaekHyun, no sé a qué...
—¡Te lanzaste al lago y no sabes nadar! —El grito lo sobresaltó—. Claramente querías morir, ChanYeol. ¡Pensabas dejarme!
Ambos guardaron silencio y, en aquel calor ardiente de Leo, lo único que se escuchaban eran los sollozos de BaekHyun. A pesar del dolor genuino que vivía el contrario, ChanYeol lamentó que el joven estuviese concentrado más en su propia dolencia que en aquello que realmente implicase que una persona viviese lo que él vivió. Es decir, su esposo tenía razón. La razón por la que saltó al lago fue porque quiso morir, sin embargo, su esposo estaba más pendiente de su probable abandono que de aquello que lo llevó a saltar en primer lugar.
Con eso en mente decidió que no quería intentarlo, al menos por ese día.
—Lo lamento —susurró sin lamentarlo en verdad. Agradeció que BaekHyun no se lo cuestionase—. Iré a mi oficina a continuar con algunas cosas del trabajo —mintió.
Se levantó y emprendió su rumbo hacia el interior de la vivienda, pero solo llegó al marco de la puerta, dado que el lamento de BaekHyun lo detuvo. Miró sobre su hombro y el joven se derrumbó sobre él escalón en el que estuvo sentado. Terminó por voltearse para dirigirse hacia su esposo y consolarlo de alguna manera. El desborde emocional que presentaba el contrario parecía superar aquello a lo que estaba acostumbrado.
Se sentó al lado del tigre, lo tomó del rostro, corrió los cabellos rojizos de sobre su rostro y buscó sus ojos. BaekHyun aún sollozaba mientras se mordía los labios, claramente al límite.
—¿Qué pasa? —musitó con cuidado, sin saber cómo entender o aliviar el malestar de su pareja.
Para su sorpresa, el contrario puso ambas manos sobre su rostro y acercó la frente a la suya. ChanYeol solo se mantuvo quieto y cerró los ojos, algo asustado por aquella cercanía inusual, pero permaneció ahí con la intención de que BaekHyun buscase en él alguna opción para sentirse reconfortado.
—Hoy se cumplen dos meses desde que nos casamos, alfa. —La frente ajena cayó sobre su hombro y aquello solo dio paso a más lágrimas—. P-Pensé que hoy tampoco nos hablaríamos. —Los delgados brazos de su esposo rodearon sus hombros—. Por alguna razón me siento aliviado de que me hablases primero.
ChanYeol no supo qué decir ni qué hacer, así que permaneció quieto en esa posición mientras dejaba que el contrario se descargarse sobre él. Tuvo la oportunidad de reconfortar a varias personas en su vida, tenía algo de experiencia respecto a cómo actuar con las personas que se encontraban al límite de sí mismas, sin embargo, con su pareja todo era distinto, así que no se le ocurrió nada y acabó ahí, quieto como una marioneta mientras el contrario lloraba.
—¿Qué tal si vamos por una cena sabrosa? —preguntó con suavidad en un momento de la tarde, cuando BaekHyun dejó de llorar y se sentó a su lado en silencio. Ambos estuvieron ahí un tiempo, mirando el jardín. El pelirrojo le dio una mirada, pareció extrañado por su petición, así que prefirió aclararlo—. Cumplimos dos meses como esposos. Creo que sería bueno que lo celebrásemos de alguna manera.
—No celebramos el primer mes de igual forma —comentó el menor con desgano.
—Pero podemos celebrar el segundo.
La perla ámbar junto a la hueso lo miraron fijamente con cierto destello cegador por detrás. ChanYeol bebió de la paz que le transmitió aquella mirada y sonrió después que BaekHyun asintiese. Aparentemente, con eso establecieron una pequeña tregua que no desaprovecharía.
Mediante unas cortas palabras concordaron darse un tiempo para alistarse. ChanYeol se encerró en su habitación para cambiarse de ropa y su esposo se dirigió al baño para quitase la tierra que se acobijó en su cuerpo.
Dado que estuvieron tantos días sin dirigirse la palabra se sintió un poco extraño retomar la conversación con su cónyuge, especialmente después del inusual momento que vivieron en el patio trasero de su hogar. No fue para nada como se lo imaginó ni tenía un ápice de semejanza con alguno de los posibles escenarios que le presentó YiXing al momento de dialogar sobre qué hacer con su vida matrimonial, por lo mismo cierto nerviosismo recorrió su cuerpo y lo hizo sentirse inseguro cuando miró su ropa en los cajones. Pensó en qué ponerse y luego divagó en por qué eso importaba cuando en realidad solo saldría con BaekHyun. Claro, era una cita de cortejo.
Se detuvo un momento para que esa última palabra rebotase unas cuantas veces dentro de su cabeza antes de animarse a escoger uno de sus trajes. Optó por aquel que era de color aguamarina con gris, incluso adjuntó a su hat algunas joyas que combinaban y pasó un cepillo por su siempre alborotado cabello. Se miró al espejo una vez que se consideró lo suficientemente ordenado y suspiro mientras hacía una mueca. No estaba para nada acostumbrado a prestarle atención a su físico más allá de lo políticamente correcto. Siempre fue bien adornado por ser el hijo del líder, pero nunca le puso real atención a los adornos que escogía hasta ese momento.
A pesar de que por su cabeza pasó la idea de que tenía que darle importancia a todo lo que pasaba, optó por darle rienda suelta a esa ansiedad sana que se apoderó de su corazón, haciéndolo latir con emoción al darse cuenta que se acercaba el momento para encontrarse con BaekHyun en la puerta de su casa.
A pesar del bonito e inusual momento que estaba viviendo, algo malvado dentro de él lo hizo recordar lo que vivió con su esposo durante los últimos meses y cómo se sintió cuando BaekHyun pareció omitir por completos sus sentires para anteponer los propios. Quizás no debería importante tanto considerando el tipo de persona que era su cónyuge, pero aquello de verdad le dolió.
Respiró a profundidad e intentó ahuyentar aquellos pensamientos que entristecían su presente. Concentró nuevamente la vista en su reflejo y decidió que estaba lo suficientemente decente como para ir en búsqueda de BaekHyun o, al menos, dar paso a su espera. Se sorprendió gratamente al ver que el tigre ya lo esperaba en el salón con su hanbok verde oliva. Intentó no sorprenderse por la coincidencia de colores en sus vestimentas y llegó hasta donde estaba el contrario.
—¿Estás listo? —preguntó con una calma que fingió y el otro solo asintió con su usual velo cubriéndole el rostro. Estaba vez el paño estaba bordado con unas pequeñas flores que le daba a su vestuario cierta elegancia.
Le sorprendió la inusual prenda, pero intentó no darle mayor importancia y le ofreció el brazo a su esposo cuando ambos se encontraron a las afuera de la vivienda. El joven pareció algo dubitativo, pero se aferró a su extremidad y se dejó guiar por él en dirección al comercio de Leo, el cual estaba tan activo como siempre, tanto así que se toparon con bailes en el centro. BaekHyun pareció asustado por la festividad inusual y apretó el agarre en torno a su brazo.
—¿Pasa algo? —susurró después de inclinarse para que el contrario lo oyese—. ¿Prefieres ir a comer?
El tigre asintió en su dirección, así que se apartó de la multitud que los saludó a la distancia y se dirigió hacia uno de los locales de comida, esta vez algo más elegante que aquella vez que fueron al pueblo. Se sentaron en al aire libre junto a una mesa baja llena de comida, la cual daba con el lago desabastecido que tenía Leo. Era el lugar perfecto considerando que a BaekHyun no le gustaba que le viesen el rostro y ChanYeol quería que se quitase el velo para comer.
—¿Seguro que nadie me verá? —preguntó el contrario cuando, con duda, se llevó las manos hasta el pelo para tocar la tela que se enredaba en su moño.
—Nadie lo hará —aseguró sin darle mucha importancia. Él realmente creía que BaekHyun no tenía razones para sentirse incómodo—. De verdad creo que podrías soltar esto ya.
Le dio una mirada a la tela que quedó sobre el faldón del contrario y este solo la agarró con fuerza, casi como si pensase que en cualquier momento se la arrebatarían. ChanYeol se detuvo un momento a pensar en eso, en que no entendió el actuar del otro, así como BaekHyun no lo entendía. Claro, realmente no se entendía o, en realidad, no se conocían. Pasaron tantos días, tantos meses. Ocurrieron tantas cosas entre ellos, pero siempre terminaba siendo lo mismo, flotando en un calvario, sin entendimiento ni proyecciones.
Dirigió los ojos hacia los bicolor de su esposo, pero este esquivó su mirada en cada momento, al parecer más urgido por mirar a su alrededor y que nadie se acercase, cosa que no tenía ningún sentido porque el lago impedía ver a cualquier personas. No obstante, entendía y aceptaba la preocupación de su esposo.
—Omega —nombró, llamando momentáneamente la atención del contrario—, ¿cómo te sentiste cuando me viste en el lago?
—¿Ah?
Claramente, la pregunta desconcertó al tigre y ChanYeol lo sabía. Sin embargo, concluyó que si debía esperar empatía por parte de su esposo, debería empezar él primero, al menos para jactarse en un futuro de algo que él sí hizo.
BaekHyun tomó con claro nerviosismo un poco del trago que él anteriormente le sirvió.
—¿Cómo...? ¿Cómo me sentí? —Asintió ante la pregunta del contrario y este desvió los ojos hacia el agua que estaba a pocos metros—. Sentí mucho miedo. Al principio no sabía que eras tú, porque suelo dar paseos por el río a veces y simplemente vi algo amarillento flotar. —La vista ajena se concentró en las cosas que estaban sobre la mesa—. Me acerqué porque era inusual, pero desde hace un rato mi corazón bombardeaba de forma extraña. —El tigre se mordisqueó los labios aún sin dirigirle la mirada—. Te estaba perdiendo y lo sentí. —El joven tomó los palillos y toqueteó con ellos un poco de la comida. El volumen de su voz disminuyó—. Sentí tanto miedo...
Suspiró al notar que el momento trizó a su compañero, ya que este agachó la cabeza y sus hombros temblaron ante los sollozos. ChanYeol no dejaría de sorprenderse por cómo la emocionalidad sobrepasaba a BaekHyun cuando en un inicio este pareció un sujeto tan impecable. Tomó un trago con esa imagen en mente, en un intento de que el alcohol lo llevase a concentrarse en esa parte del contrario, en analizar esos dedos revoloteando nerviosos, esa mirada perdida, los labios temblorosos... ¿Desde cuándo su esposo parecía tan desconsolado?
—¿Te sientes roto? —preguntó de repente, como si la idea hubiese llegado como un relámpago a su cabeza.
Los ojos de BaekHyun se conectaron con los suyos y su cuerpo se estremeció. Lo entendió, se dio cuenta que lo entendió.
—Yo igual me siento roto —agregó e hizo una mueca—. Creo que no olvidaré nunca la esperanza que tuvimos alguna vez de entenderlos y hacer un buen equipo.
—¿Por qué crees que nos cuesta tanto? —El tigre sonó urgido con su interrogante, realmente preocupado por encontrar una solución a lo que les pasaba y por dejar atrás la complejidad que implica abordar aquello que significa «roto»—. ¿Crees que alguien configuró algo malo contra nosotros?
Eso le sorprendió—. ¿Una chamana?
—¿Hay en Leo?
—Claro que sí. La Sacerdotisa es... —Detuvo su propio diálogo y miró los ojos de BaekHyun—. Es la única que conozco. —Esperó un momento para analizar las expresiones de su esposo, pero en él solo notó curiosidad—. ¿Qué opinas de ella?
—¿Desconfías de ella? —El tigre se mostró desconcertado—. Parecían aliados cuando la conocí.
—Creo que lo somos. Me ayudó desde niño, es la curandera del pueblo —soltó con seguridad, casi frustrado por desconfiar de una persona que nunca demostró deslealtad—. ¿Desde fuera cómo se ve?
—No puedo creer que prefieras mi opinión a la de una mujer que debe ser como tu abuela. —Una risa suave corrió detrás de las palabras de BaekHyun.
ChanYeol se sonrojó ligeramente, se sintió avergonzado por la interpretación del contrario, pero era totalmente cierta; confiaba más en su esposo que en cualquier otra persona, aunque eso también era una incoherencia considerando todo lo que lo traicionó. Con una sonrisa irónica bebió otro trago. Estaba loco.
—Imagino que así de tanto te aprecio... —soltó con cierta duda, pero con toda la intención de dar a relucir sus intenciones. Esa noche, al menos por el momento, seguiría apostando por su matrimonio con BaekHyun.
—Suena ilógico —comentó el contrario por lo bajo, pero con la mirada atenta en él. ChanYeol se estremeció por la excitante sensación que dejó detrás, como si fuese un latigazo electrizante.
—Somos ilógicos —soltó con una risa divertida detrás.
Se impresionó por la ligera sensación de alivio que vibró en su pecho. Una sonrisa genuina se apoderó de sus labios y reflexionó una vez más en su pareja mientras les servía a ambos otro trago. ¿Esa paz significaba la pareja?
—¿Qué es el vínculo de pareja para ti?
Tanto él como su esposo se sorprendieron por la pregunta, la cual de repente parecía demasiado íntima, demasiado reflexiva. ChanYeol no sabía exactamente qué le pasaba ni por dónde quería llevar la conversación, pero de algún modo parecía funcionar. Sin embargo, quizás solo era el efecto del trago extranjero que se atrevieron a probar en esa ocasión.
—Libertad —susurró el otro con voz áspera y con la mirada enfocada en como sus palillos buscaban comida.
—Para mí es justo lo contrario —musitó sin procesarlo, cosa que llamó de inmediato su atención. No vio una emoción especifica detrás de los ojos bicolor, así que prosiguió—: A veces siento que necesito entregar mucho. —Ladeó la cabeza, sorprendido por su propia consideración.
—Entregas mucho —afirmó su esposo desde el otro lado de la mesa—. Me entregaste libertad. —BaekHyun ladeó la cabeza con una sonrisa en los labios, gesto genuino que le dedicó desde la más humilde dulzura—. Ya no tengo que preocuparme por mi futuro, por las expectativas de mi familia. —El joven comió un trozo de pulpo y sonrió después de comer—. Tengo una casa que siento como hogar gracias a ti, un jardín. Mírame ahora, jamás comí fuera de casa sin algo en el rostro. —El pelirrojo asintió y acabó por darle un mirada afable—. Gracias por esto, ChanYeol. Realmente me detesto por equivocarme de esta manera.
Su esposo bebió un trago y él lo siguió con otro. Esa pequeña conversación sentimental dio paso a una conversación que fluyó como el aceite, sin entramparse con nada, con ningún pensamiento que nublase lo que suscitaba en el presente; él con el hombre que, de algún modo catastrófico, le gustaba.
La noche transcurrió así, entre diálogos sin sentido que trajo consigo ritos y momentos reflexivos. La comida poco a poco disminuyó, pero el trago seguía renovándose, dispuestos a llevarlos hasta las más insensatas incoherencias. Quizás por eso terminó yendo a trompicones hacia su residencia mientras corría detrás de BaekHyun, y a veces corría de él. Jugaron como niños, ensuciándose sus finas ropas y riéndose hasta doblegarse.
—¡Espérame! —gritó el más bajó desde atrás. ChanYeol se detuvo y sonrió.
Estaban demasiado ebrios, ambos, pero él procuró ser lo suficientemente cuidadoso con su esposo, especialmente porque salieron del local de comida increíblemente tarde y desde hace horas que ChanYeol le dijo a su guardia que se fuese a descansar. En ese momento esperaba a su esposo a un lado de la puerta de su hogar mientras el otro estaba con el pelo revoltoso a unos metros más allá y sin velo sobre el rostro.
Abrió la puerta de la casa y dejó que BaekHyun lo empujase de forma juguetona antes de entrar. Sin darle mucha importancia a su vergüenza, se quitó el lazo que ataba su ropa mientras se dirigía a su habitación. No obstante, no logró llegar muy lejos porque tropezó con el sofá y empujó a BaekHyun.
Ambos rieron ante la caída sobre el cómodo sofá, con una suerte increíble de que su esposo no se golpeó con nada. Cuando la risa acalló algo se instaló en los cuerpos de ambos, endureciéndolos y haciéndolos sentir una ligera corriente eléctrica que nuevamente se sintió como un latigazo. ChanYeol se levantó de inmediato, dilucidando entre la borrachera que esa sensación no era del todo adecuada considerando que se trataba de... su esposo.
Entre esa cavilación BaekHyun se levantó el sofá y se puso delante de él. Por alguna razón, no dejaba de mirarlo a los ojos, como si esperase algo de él y sabía qué quería. Sin ningún tipo de vergüenza tomó al contrario por las mejillas y estrelló sus labios contra los contrarios con cierta brusquedad. En ese acto se zambulló de inmediato dentro de la boca de su esposo, lo que ocasionó que el contrario tirase de sus ropas y se ahogase en su boca. Por como le devolvió el beso, ChanYeol supuso que al otro le gustaba tanto como a él.
Ciertamente, nunca había besado a BaekHyun tan a fondo, ni a nadie. Sin embargo, le importó poco lo vulgar que podría verse jugueteando con la lengua del tigre y dejó que sus manos cayesen con cierto peso sobre la cintura del contrario, encontrándose con la suave tela. Se agarró a ella con cierta necesidad y tiró del cuerpo ajeno hacia el suyo. El pelirrojo gimió en su boca y cambió el ángulo antes de posar las manos sobre sus hombros y tirar de él hacia abajo para besarlo mejor.
Se preguntó qué debía hacer. ¿Dónde tenía que poner las manos? ¿Debería detenerse? ¿Se movían hacia otro lado? ¿Si seguían así terminarían en la cama? El solo pensamiento lo hizo separarse y se encontró de inmediato con los ojos del contrario, los cuales eran iluminados por la luz de luna que entraba por una de las ventanas. En dos días habría luna llena, así que la luminosidad del espacio fue perfecta para notar todos los detalles que se albergaban en el rostro de su esposo, en cómo los pómulos parecían menos preponderante que meses atrás, en cómo sus labios brillaban en distintas tonalidades de rosáceo, demostrando lo agrietado que realmente estaba.
—Hagámoslo —soltó el contrario de imprevisto, descolocándolo—. ¿Q-Quieres intentarlo?
Se alejó un poco de su esposo y lo miró fijamente con la cabeza ladeada. A pesar de lo incierto de su interrogante, sabía a qué se refería.
—No tenemos nada preparado. La ceremonia no...
—Me basta con que estemos los dos en nuestro hogar. —El pelirrojo se mordió el labio inferior—. Si tú estás dispuesto, me gustaría que me tomases hoy.
Se quedó totalmente quieto, petrificado por la directa propuesta. Notó a su esposo tenso frente a él y sintió la inseguridad recorrerle el cuerpo, sin embargo, no se trata de él, sino del sentimiento del tigre. Apenas vio que el otro abrió la boca para decir algo él se apresuró en responder.
—Bien, hagámoslo.
Terminemos con esto de una vez, pensó con cierto tedio, pero también con ansiedad detrás.
—P-Pondré algunas velas. —BaekHyun se movió con algo de ansiedad por el espacio.
—Llevaré unos aceites.
El pelirrojo se giró a mirarlo y le dio una pequeña sonrisa antes de asentir, pareció mucho más emocionado y aliviado que cuando le propuso marcarle. De seguro el otro se sintió bien al saber que no lo hacía todo solo, como antes. De repente ese pensamiento llegó a ChanYeol.
—Usaremos la habitación del fondo. —Nuevamente llamó la atención de su esposo—. Esa es la habitación matrimonial.
Unos minutos después se encontraban en la habitación iluminada ligeramente por la luz amarillenta de las velas, con el olor afrodisíaco dando vuelta por el lugar y con su esposo nervioso desde el otro lado de la habitación. ChanYeol tampoco estaba seguro si debían dar el siguiente paso tan pronto, si era el momento idóneo para morder a su esposo y cerrar por fin el trágico paraje que ambos recorrían como cónyuges.
—Bebamos —incentivó BaekHyun luego de apuntar a una botella de licor.
Asintió y sirvió para ambos un poco en las pequeñas tazas de cerámica. Ambos bebieron el fuerte líquido mientras se miraban a los ojos. Notó nerviosismo en los ojos de su esposo, pero también mucha fiereza; entendió entonces que el contrario estaba dispuesto a llegar hasta el final y eso provocó cierta llamarada desafiante en ChanYeol. Deseo y ansias brotaron de su pecho y fue eso mismo lo que lo direccionó a su esposo. Sujetó al contrario por una de sus mejillas y de inmediato se introdujo en su boca mientras se apegaba con fuerza, totalmente excitado.
BaekHyun respondió de una manera similar, aunque mucho más inseguro en sus actos. ChanYeol recordó que tenía que ser cuidadoso con su esposo y aquello lo hizo sensibilizó por un momento, reflexionó que ese instante era lo suficientemente importante para el tigre como para llegar a cambiarle la vida de nuevo.
—E-Espera. —Se alejó ante el empuje suave del contrario y lo miró a los ojos. BaekHyun musitó—: Más despacio.
ChanYeol aceptó y la próxima vez que se acercó a su esposo lo hizo con cierta incertidumbre y desconfianza. BaekHyun lo miró y pareció descontento con su actuar, porque los brazos ajenos se enrollaron alrededor de su cuello con seguridad y tiraron de él hacia abajo, desequilibrándolo momentáneamente. Pudo recuperarse rápidamente del estupor inicial y procedió a desvanecerse en los suaves labios del contrario, con los cuales se había encontrado unas cuantas veces, pero ninguna siento tan preponderante como en ese momento.
El solo pensamiento de marcar a su pareja lo puso ansioso, quizás por lo mismo gruño un par de veces mientras intentaba sacar los adornos del cabello pelirrojo luego de que el joven se lo pidiese con cierto gesto elocuente, muy sensual. La sola imagen fue una novedad, por lo mismo ChanYeol se sintió extasiado con la petición y al final terminó gruñendo con toda la escena que se presentaba frente a él.
—Estás nervioso. —Una risa vino después del diálogo ajeno—. Haces que me sienta aún más nervioso.
—Tienes razón —concordó y se detuvo un momento a respirar con profundidad para hacer que su razonamiento funcionase de algo—. ¿Y si vamos por pasos?
—¿Ah? —BaekHyun pareció genuinamente extrañado y la próxima vez que habló lo hizo con un tono más bajo—. Las novelas dicen que hay que fluir...
Desea que alguien lo trate con tanta estima y pasión como alguna vez leyó, recordó con una facilidad increíble, casi como si el león se lo hubiese lanzado desde el fondo de su cabeza, como si lo hubiese preparado todo ese tiempo para contentar a su pareja.
ChanYeol tomó una profunda respiración y pidió—: Indícame cómo hacerlo. No me resulta fácil hacerlo.
El tigre lo miró durante un momento después de su petición y él se extrañó por ese comportamiento tan emocional, donde los ojos ajenos parecieron algo aguados, como si estuviesen a punto de trizarse. ChanYeol se preguntó si hizo algo mal, se cuestionó tanto, al punto que estuvo dispuesto a aplazar su unión con la intención de deshacerse del sentimiento de desasosiego que de repente habitó en su pecho. Quiso hacer algo al respecto, pero el contrario actuó más rápido que él y lo sujetó de las mejillas para besarlo. Él se resistió con cierta sutileza, extrañado de que de repente un beso supiese tan triste; se cuestionó entonces si la emocionalidad del momento tenía más que ver con lo que sentía su compañero que consigo mismo. BaekHyun se separó.
—Es mi culpa. Solo piensa que este es el omega que parecía valer la pena. —El joven sonó realmente duro al decir esas palabras—. Solo piensa en ese BaekHyun, acaríciame como lo hubieses hecho con él.
La sola idea le dolió y quiso decir algo al respecto, pero al final el contrario volvió a encontrarse con sus labios y él aceptó, Santo Cielo. Por un momento, tan solo por una noche, quería deshacerse de la terrible carga que significaba vivir para toda su existencia con quien era un claro enemigo, quien estaba dispuesto a quitarte la vida. ¿Cómo se vivía así? ¿Cómo lo logró todo ese tiempo? Quizás lo consiguió a medias, porque no podía creer cuánto cambió en tan solo unos meses.
El BaekHyun de antes..., pensó. Ese chico hubiese sido igual de inestable, pero ansioso como quien lo tocaba ahora. ChanYeol estaba seguro que también le hubiesen temblado las manos en el momento que bajó su durumagi por los hombros y que hubiese gemido igual cuando introdujo una de sus manos por los cabellos rojizos y le besó el cuello.
Se sentía bien. Aún podía quedarse con el BaekHyun real y no con el recuerdo. No obstante, volvió a pensar en esa imagen fantasiosa del omega en el pasado. ¿Cómo se hubiese visto su cuerpo desnudo en aquel entonces? ChanYeol se maravilló con el color de piel, tono demasiado pálido considerando que estaban en una tierra de fuego como Leo. Luego de mirar su contorno se encontró nuevamente con esos ojos bicolor de los que seguro se enamoró en un pasado, de esa diferencia proporcionada por una herida amoratada, magulladura de la que ChanYeol se olvidó rápidamente porque el deseo era más poderoso considerando que tenía la imagen de BaekHyun semi desnudo delante de él, con los pezones rosados. Nuevamente, ¿el joven del pasado se hubiese visto tan escuálido, tendría las piernas y los brazos amoratados?, ¿el BaekHyun de aquel entonces hubiese estado tan herido como lo parecía en ese momento?
Se saltó la sensación de malestar y dejó que su león le diese la siguiente indicación, así que una de sus grandes manos se detuvo sobre uno de los brazos ajenos y acarició con suavidad, de repente demasiado temeroso como para hacer algo más. BaekHyun lo acarició de vuelta en la misma zona, pero del brazo contrario, al parecer con la intención de intercambiar esa sensación, de darle a entender que debía dejar de tener miedo.
Lo soltó entonces. Así como cayeron sus expectativas y miedos, se dejó caer sobre su esposo para besarlo. Ambos estaban acostados en la cama, él con medio cuerpo sobre el tigre y sin saber muy bien qué hacer con la creciente erección que se ocultaba en lo poco que le quedaba de ropa.
Todo pasaba más rápido comparado con lo que siempre imaginó en sus expectativas, en aquellos sueños húmedos que su adolescencia creó. Claramente, muchas cosas eran distintas; esperó estar atentos a más detalles. Sin embargo, en ese momento se sentía sofocado, pero ciertamente eufórico, con la cabeza dando vueltas y albergándose en su propio deseo. Por eso mismo dejó que su boca se dirigiese a recorrer la piel ajena mientras terminaba de subirse sobre el cuerpo del contrario. BaekHyun por unos momento se dejaba hacer, disfrutando de la instancia, mientras en otros tiraba de él, exigiéndole algo que ChanYeol no se atrevería a ignorar.
Aún temeroso por el desconocimiento llevó su boca al cuello de su esposo y dejó un pequeño mordisco ahí con cierta ansia. Arrastró los dientes por la clavícula del contrario y se detuvo en su pecho, de repente tropezándose con uno de sus pezones. ChanYeol pensó que fue sin querer, pero realmente se dirigió a esa sensible zona con una clara intención de mordisquear y chupetear. BaekHyun no opuso ningún tipo de resistencia y solo se arqueó ante él al momento en que sus manos recorrieron el cuerpo ajeno con suavidad, acariciando la piel.
Fue ese pequeño acto lo que dio paso a un desenfreno por parte de ambos, ya completamente olvidados de que esa acción alguna vez lo pensaron como una ceremonia de enlace preparada. No, en ese momento tan solo eran ellos dos luchando contra el otro, pero también contra sí mismos. ChanYeol gruñó por el enfado contra la vergüenza cuando sintió una necesidad de tocarse mientras tenía a BaekHyun gimiendo por debajo de él a la vez que le retorcía juguetonamente un pezón. No quería ser vulgar, no quería asustar al omega, pero el deseo lo nublaba, quizás por lo mismo llevó de igual forma la mano a su extensión y dejó una pequeña caricia, como si tan solo hubiese sido un roce descuidado. No obstante, el tigre fue lo suficientemente sagaz como para notar sus intenciones por entre esos párpados entrecerrados que transmitían un profundo deseo.
El pelirrojo fue inseguro en el momento en que llevó la mano hasta su pecho y descendió hasta su ombligo, ahí dejó una pequeña caricia, saltándose la cicatriz y deteniéndose en el vello de su intimidad. El solo acto, junto con los ojos temerosos de BaekHyun, lo hicieron estremecer y lo llevaron a empujar un poco la cadera hacia su cónyuge, quien pareció recibir lo que esperaba porque después de eso tomó su pene con los dedos suaves y la mano segura. ChanYeol cerró los ojos ante la sensación y suspiró cuando los dedos ajenos recorrieron su extensión con una lentitud tortuosa que decidió aceptar, mientras tanto se encargó de recorrer con gozo las piernas del contrario.
Fue así como quedaron sin ropa, con su espalda sudada mientras buscaba ansioso enterrarse en el contrario. No obstante, fue cauteloso porque su león se lo pidió, le dio su tiempo para amar al tigre. Más allá del alcohol ya completamente olvidado, ChanYeol por fin estaba de acuerdo en algo con su león después de tanto tiempo. Era realmente satisfactoria la sensación de reconciliación y se recordó a sí mismo que tenía que reflexionar los próximos días respecto a eso, porque quizás toda la vida agónica que vivía últimamente no tenía nada que ver con BaekHyun —quien se retorcía por debajo de él con los ojos cristalizados y ansiosos—, sino con la desgraciada vida que llevaba con su león, consigo mismo.
Por lo tanto, besó al tigre tanto como pudo, recorrió con su boca cada rincón y saboreó las manzanas en gotas de sudor del pecho de su esposo, elixir que lo llevó a seguir bajando. Sin pensarlo mucho, sin saber como hacerlo siquiera, besó la punta del pene del tigre y luego se lo metió a la boca. El ChanYeol racional dentro de su cabeza gritaba que era una locura, pero los ojos de BaekHyun ya brillaban en destellos color miel y con su boquita abierta parecía realmente ahogado entre gemidos.
A pesar de la imagen que provocó, decidió seguir con su aventura por sobre el cuerpo ajeno, así que se detuvo en el interior de los muslos del contrario y simplemente... se dejó hacer ahí. Su omega olía a manzanas, a flores, a primavera... ChanYeol no lo sabía con exactitud, solo estaba completamente loco, con los colmillos del león y los ojos dorados por la excitación. Salió de ahí antes de que decidiese hacer algo estúpido y volvió sobre el cuerpo de su esposo mientras intentaba tranquilizarse a sí mismo. Lo besó en un intento de no perderse a sí mismo.
—Estoy listo —susurró el contrario contra su oreja en algún momento y el trato fue sellado.
Con cierta inseguridad abrió de mejor forma las piernas del contrario y se acomodó entre ellas. Pensó en ir directo al grano, pero su león lo detuvo, tiró con fuerza de él en su interior y le pidió manejar la situación. Concedió con cierta ansiedad, pero disfrutó de tocar el cuerpo de su esposo, de masturbar su miembro y juguetear con su esencia, de repente sumergido en el aroma de su pareja. Se estaba volviendo loco.
A pesar de lo que alguna vez imaginó, no había un paso realmente elaborado para proseguir. Simplemente se dejó aplastar por las uñas de BaekHyun, dejó que sus besos le aplacasen la cabeza y en el momento en que la pierna ajena se encaramó sobre su cadera él simplemente cayó. BaekHyun lo esperó con un beso ahogado y pareció mucho más dispuesto de lo que se hubiese imaginado. La primera intromisión implicó un momento de tregua, unos segundos para recuperar el aire y para encontrarse con los ojos del contrario.
—L-Lo hiciste —soltó el otro de repente, cosa que lo desconcertó.
—¿No debí hacerlo?
—N-No... — El pelirrojo se mostró nervioso—. Me refiero a que... lo hice.
—¿Deberíamos...? —Se detuvo un momento a mirar los ojos ajenos con la intención de encontrar en ellos alguna claridad respecto al tema que de repente abordaba su esposo—. ¿Deberíamos parar?
—¡No!
BaekHyun puso ambas manos sobre sus hombros, como si con eso quisiese anclarlo en ese lugar. No había forma de que ChanYeol se moviese tampoco, estaba demasiado tenso como para hacer algo al respecto, sentía que cualquier movimiento podría llevarlo a perderse a sí mismo.
—Entonces, me moveré un poco —dijo con cuidado y poca voz, demasiado ahogado por su propia propuesta.
El omega asintió y pareció receptivo, así que ChanYeol presionó su cadera contra la contraria, de repente al bordo de un abismo al que estaba seguro de que caería. Por eso dejó que su león lo guiara en la espesura bruma de deseo que lo rodeó y simplemente fluyó mientras se encarga de escuchar a BaekHyun y sus peculiaridades detalles de novela que procuró cuidar. Se movió lento, pero duro; salió y entró con cierta agonía y se pasó la noche en eso, en un vaivén lento y dulce, caliente y sudoroso, a veces rápido y rudo. Fue así que terminó con una ansiedad creciente en él y se aferró a una de las piernas de su esposo mientras se empujaba en su interior, de repente con la mente rota con un deseo efervescente y una locura peligrosa. El tigre fue igual de dócil al recibirlo, sumido en el placer al punto en que gemía de gozo y le pedía que se moviese de forma distinta, que le tocase otro trozo de piel, que lo mirase y besase.
BaekHyun era realmente particular. ChanYeol no se hubiese imaginado que descubriría mucho más de su esposo durante el sexo, pero así fue. El tigre, a pesar de su condición de omega, era sutilmente dominante; no tenía ningún temor en exigirle que se moviese, que lo pusiese en otra posición o que lo besase de una manera distinta. Y ChanYeol era un loco obediente que, ansioso, esperaba por las recompensas de su omega. Ridículo, pero satisfactorio. El león estaba dispuesto a sobrellevar eso y ChanYeol concordó.
—¿P-Podrías...? —BaekHyun se aferró a sus hombros mientras estaba sobre su cadera, ambos sentados sobre la cama—. ¿Podrías recostarte un poco?
Obedeció, pero con eso también pidió, así que movió las caderas con ciertas ansias cuando tuvo al contrario mejor recostado sobre su cuerpo. El tigre se movió ansioso y él acarició la piel del pelirrojo, durante toda la noche se tropezó con las cicatrices de la espalda de BaekHyun, donde aún se albergaban nuevas heridas. El tigre realmente estaba sufriendo y eso dolía, dolía por la emocionalidad reflejada del otro y por su propio dolor, porque realmente no quería ver a una persona pasando por eso.
—B-Baek... —Quiso decir algo, cualquier cosa. Quizo hablar, decir todo aquello que estaba dispuesto a soltar, pero la propia expresión llena de deseo de BaekHyun, esas ansias por llegar hasta el final, solo lo hizo nublarse—. Creo que puedo empezar a perdonarte —soltó de igual forma.
El joven se detuvo en una coincidencia irrisoria y ChanYeol fue llevado por la misma corriente, sus manos se aferraron a las caderas ajenas y mordió la piel expuesta sin siquiera considerarlo antes, rozando la vena yugular. Se liberó, de repente demasiado compungido por las emociones. Su cuerpo se entumeció suavemente en el momento que el tigre cayó contra su pecho con cierto cansancio. ChanYeol lo acobijó, acarició su pelo y suspiró.
Sus ojos se dirigieron hacia la marca rosácea que ahora decoraba el cuello de su esposo, casi como si fuese un collar pomposo que estaba dispuesto a llevar a todos lados. A pesar de que la experiencia fue más que clara, ChanYeol aún no podía creer que marcó a su esposo.
—¿Cómo te sientes? —preguntó con la voz ronca y seca.
Distinto a como imaginó, su esposo gimoteó mientras se acomodaba sobre su pecho. El otro pareció tener una clara intención de descansar ahí, así que ChanYeol se apresuró a moverlo porque aún seguía en una posición íntima, demasiado como para que pudiese acostumbrarse con facilidad. Con cuidado dejó a su esposo sobre la cama, quien lo miró con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.
—Buscaré algo para limpiarte —soltó con tranquilidad.
Se apresuró en ir al baño para asearse con rapidez y, aún desnudo, caminó a la cocina para buscar unos cuatro duraznos antes de volver al baño por los paños limpios. Ni siquiera se tomó el tiempo para pensar y él mismo se encargó de limpiar a su esposo, quien pareció confiado en sus manos a pesar de estar más despierto a como lo dejó.
—¿Quieres? —ofreció una fruta después de asear lo suficiente el espacio donde acababa de marcar a su esposo.
Santo Cielo, ChanYeol aún no lo procesaba.
—Gracias.
Se sentaron uno al lado del otro con la espalda contra el respaldo de la cama y miraron fijamente el exterior que se mostraba frente a ellos, una ventana con vista directa al lago que prontamente estaría lleno de abundancia gracias a Tigra. ChanYeol aún estaba perdido en todo lo sucedido como para concluir que sí, Santo Cielo, mordió al omega y de alguna forma estaba a prontas de deshacerse de todo aquello que implicaba la maldición que los acomplejaba.
Después de comer los duraznos y apagar las velas se recostaron en la cama, uno al lado del otro mientras miraban el techo o se entretenían con las sombras que hacía la luz de la luna al interior de la habitación. ChanYeol se preguntó si debía hacer algo al respecto, sabía que su compañero estaba despierto y que simplemente guardaba silencio igual que él, ambos esperando algo del contrario.
—Eso que dijiste... —Empezó el omega, sorprendiéndolo—. ¿De verdad empiezas a perdonarme? —Intentó buscar los ojos bicolor del contrario y terminó hallándolos brillantes, claramente con anhelo detrás—. ¿O solo lo dijiste por el momento?
Guardó silencio y dirigió la mirada hacia la ventana. Ahora era un alfa emparejado en todas sus reglas, tenía un omega del cual no podría separarse nunca más, una persona con la cual tendría que cargar a todos lados, con quien tendría que compartir el trono de Leo, a quien tenía que designar tareas importantes en torno a la política de su pueblo. Ese omega, quien intentó matarlo, ahora era su mejor aliado, aquella persona de la que no podía deshacerse por nada del mundo porque de lo contrario moriría.
¿Lo empezaba a perdonar? ChanYeol no estaba seguro. Sí, se dejó llevar por la emocionalidad y el calor del momento, por lo romántica que se volvió la situación en su momento. Ahora, después de eyacular y con el cuerpo frío, creía que fue un estúpido por acostarse con su esposo.
—Lo intentaré arduamente —susurró el omega lo suficientemente bajo, casi como si lo hubiese dicho entre sueños—. Lo prometo.
| ••• |
Este capítulo lo tenía listo desde hace tiempo, pero no lo subí hasta ahora porque no me sentía muy conforme con la escena de sexo, sin embargo, fue lo mejor que pude dar en este momento. 🤣
Les comento que tengo pensado cerrar esta historia en los 10 capítulos, a lo más en los 12, así que me gustaría que me comentasen qué cosas creen que faltan por saldar para así hacerlo a lo largo de los capítulos restantes. 🐛🌟
Como siempre, muchas gracias por leer y comentar. Es un gran agrado saber que continuan acompañando esta historia a pesar del tiempo de ausencia. ♥️✨
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