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Capítulo VII

Tomar té en el palacio real fue lo sencillo. BaekHyun permaneció sentado a su lado mientras su madre bebía el líquido caliente frente a ellos. La conversación fluyó en torno a su estadía en Leo, lo que hacían en sus tiempos libres y como sobrellevaban su vida de pareja. A pesar que en ese tipo de situaciones siempre fue ChanYeol quien habló, en ese momento su madre instó a que fuese el omega quien respondiese a todas las preguntas, así que él solo se concentró en intentar regular su respiración mientras se aferraba a la mano de BaekHyun. Hace tan solo una hora descubrió que tocar al omega le producía una paz increíble y ahuyentaba el dolor que nacía dentro de su ser cada vez que tenía al tigre delante, como si el león en su interior pujara en lo más profundo de sí para llevarlo al infierno, literalmente.

—Sé que aún no se emparejan —dijo su madre de un momento a otro, cuando BaekHyun terminó de responder la última pregunta que hizo la mayor—. ¿Qué planean hacer? ¿Seguirán así hasta que BaekHyun esté a prontas de quedar infértil?

—¿Qué quiere decir? —preguntó desconcertado y con la voz ronca por unirse recién a la conversación.

—Necesitan cachorros. ¡Muchos!

—Madre... —regañó.

—Al menos necesitamos un heredero, Yeol. —Todos guardaron silencio—. ¿No lo pensaste? ¿De verdad esperas pasar toda la vida sin marcar a tu omega?

—Nosotros nos encargaremos de eso. No se entrometa —pidió con cierta rudeza, aunque, por alguna razón, su madre pareció enternecida y sonrió.

—Está bien. —Ella elevó los brazos en una actitud juguetona—. No me meteré en las cosas de estos niños grandes.

BaekHyun sonrió por amabilidad, pero ChanYeol se mantuvo serio y permaneció así cuando su madre decidió salir del palacio para recorrer el mercado. Se detuvo poco antes de la entrada y detuvo a su esposo por el brazo, provocando que su madre continuase con su camino sin percatarse que ellos se quedaban atrás.

—¿Qué sucede? —preguntó el pelirrojo una vez que él lo llevó a un costado más apartado, alejándose un poco de los guardias.

—Quiero conversar sobre algo. —BaekHyun se mostró sorprendido y ansioso—. ¿Es posible que te quites el velo?

—¿Quieres humillarme públicamente? —preguntó el contrario con dureza y él suspiró, intranquilo.

—Hace calor —explicó, aunque claramente no fue razón suficiente.

—Eso da igual. No mostraré mi rostro.

—Creo que no es necesario permanecer con el velo —insistió nuevamente.

—Soy horrible, ChanYeol. La gente pensará que te casaste con un fenómeno —dijo BaekHyun antes de ir detrás de su madre como si no fuese nada, como si su comentario no tuviese ni un ápice de dolor.

No entendía cómo el tigre podía ser tan cruel consigo mismo. En realidad, BaekHyun parecía ser cruel con todos. ¿Aprendió a hacer de aquella manera producto de una crianza particular? ¿Cómo se convirtió en ese tipo de persona?, pensó mientras retomaba el andar detrás de los dos omegas. Su madre se enganchó al brazo de su yerno apenas lo tuvo cerca y caminó a la plaza principal que había en Leo, un lugar llena de árboles, un sitio para conversar y con mucha entretención para los cachorros. Notó que BaekHyun de inmediato se encogió ante la imagen, de seguro temeroso por encontrarse repleto de leones, así que se apresuró en estar a su lado aún cuando su madre estaba con él. ChanYeol era su protector.

—¡Líder Park! —saludó un comerciante de pieles apenas lo vio y él sonrió antes de saludarlo.

El hombre se le acercó y lo instó a ir a su puesto, así que tiró de la mano de BaekHyun para que estuviese a su lado, quien trajo a la omega consigo también. Estuvieron un rato conversando con el hombre, sobre su trabajo, su familia y lo feliz que lo hacía tener a ChanYeol como líder y a un omega extranjero acompañándolo. Eso sorprendió a los dos, pero no hicieron más que agradecer. Tanto ChanYeol como BaekHyun pensaron que el pueblo de Leo no estaba para nada contento con que se uniera en nupcias con un tigre.

—Tenía una alfombra preciosa —mencionó su esposo por lo bajo una vez que se alejaron del puesto, aún con la mirada en el objeto inmenso colgado detrás del hombre.

—¿Te gusta? —El menor solo asintió—. ¿La quieres en casa?

Los ojos ajenos se abrieron ante él—. ¿La comprarás?

—Si quieres puedo hacerlo.

—Tú solo derrochas el dinero —se burló su esposo y sujetó su brazo para ir detrás de su madre y no ser empujado por la cantidad de gente que transitaba por entre los comercios.

—Imaginé que te gustaría comprar cosas —musitó de repente, como si no fuese un comentario tan ofensivo, cosa que sí resultó ser para BaekHyun.

—Tienes una opinión muy negativa de los omegas. —El joven rio y se dejó tirar por su madre, quien insistió en que fuesen a un puesto de joyas, dejándolo atrás.

ChanYeol vio como su marido arrastró el hanbok rosa pastel con flores que lo obligó a ponerse su madre, manchándolo con la tierra del lugar. Sin embargo, no hizo ningún comentario al respecto, solo unió las manos detrás de su espalda y alcanzó a la que era su familia.

—¡Mira esto! —Su madre alzó un Binyeo que parecía ser de oro con piedras rojas incrustadas, el cual apegó al cabello de BaekHyun—. ¡Lo llevamos!

—Madre —regañó y se acercó más al sentir a su esposo avergonzado, casi pareció llamarlo con su corporalidad, así que no se tardó en llegar a su lado—, lo pone incómodo.

—¿Te incomoda que compre algo para ti? —preguntó la mujer con dulzura hacia BaekHyun, quien negó con rapidez, de seguro por sentirse en un aprieto—. Entonces, ¡quiero esos tres también!

—Madre... —volvió a regañar, esta vez más para sí.

BaekHyun se acercó a su lado y murmuró—: Ya sé por qué crees que me llevaré todo el mercado.

—¡También quiero esos aretes! ¡Se verán preciosos en mi hijo político!

Decidió dejar de intentarlo y solo suspiró, dejó una pequeña presión en el hombro de BaekHyun, indicándole que estaría en el puesto de enfrente. Esperó recibir una respuesta, la cual fue un ligero asentimiento tímido, y con ello cruzó el pequeño pasillo hacia el otro puesto, el cual tenía algunos muñecos hechos a mano, fundas para cojines y mantas, todo de lana, aparentemente. Cada vez que iba al mercado veía ese puesto, desde que era pequeño, inclusive conocía a la anciana leona que lo atendía, la cual fue envejeciendo con el paso de los años.

—Líder Park —saludó ella con una sonrisa al verlo. La mujer caminó con dificultad hasta él y le tomó la mano, él dio un apretón en señal de respeto—. Me alegra ver que ya no tiene ninguna dificultad para movilizarse.

Miró su propio hanbok—. Así es. Me recuperé bien.

—Me imagino que es gracias a su omega. —Sonrió por cortesía—. Me alegra saber que está bien.

Dio un pequeño asentimiento en señal de agradecimiento y se acercó a uno de los muñecos para mirarlo. Siempre le gustaron ese tipo de juguetes. De pequeño, cada vez que iba al mercado, se asegura de llevar alguno de ellos a casa, por muy pequeño que fuese. Dejó de hacerlo con los años, pero aún se detenía en el puesto de esa mujer para elogiar su trabajo y dar un vistazo.

—Cuando tenga sus cachorros me volverá a comprar peluches, ¿cierto? —La mujer sonrió y él no pudo evitar sonrojarse.

—Quizás —musitó algo avergonzado.

Poco después sintió un golpe en la espalda y unas manos delgadas se aferraron a su brazo. No hizo nada por apartar al intruso, el olor de su esposo lo reconocería en cualquier parte.

—Quiero irme —susurró afligido el omega a su lado, un comentario solo para él.

—¿Pasó algo?

—No. Solo que estar entre tantos leones... —BaekHyun detuvo su propio diálogo al darse cuenta que había otra persona con ellos—. Buenas tardes.

—Líder omega —saludó ella con elocuencia, pero con menos emoción con la que lo saludó a él—. No hemos tenido la oportunidad de verlo hasta ahora. Nos alegra saber que disfruta del lugar.

—Oh, sí. Claro que lo hago —respondió el pelirrojo con rapidez, sacándole una risa a ChanYeol.

—No lo intimide —pidió con burla hacia la mujer, quien rio en respuesta.

—Bien, no lo haré. —La anciana alcanzó uno de los tantos peluches que tenía, un pequeño león—. Tome, líder omega. Es un regalo de mi parte.

—¿Para mí? —preguntó el joven sorprendido, aún sin siquiera extender las manos para recibir el juguete.

—Así es. Espero que luego su hijo pueda jugar con él.

—Oh, sí. Claro que lo hará. —BaekHyun tomó el peluche y lo acarició con sus dedos.

—Solía comprar mis juguetes aquí —murmuró. Pensó que sería oportuno contarle una experiencia personal a su esposo, aunque no estuvo seguro de si este quería escucharla o no.

—¿En serio? ¿Qué tipo de juguetes te gustaban? —El joven habló más despacio, quizás solo para él, y apuntó los muñecos.

—Los animales —dijo con un poco de vergüenza.

—¿Cuál es tu favorito?

—Adivina.

BaekHyun rio—. ¿El león?

—No. —Sonrió al verse sumergido en el pequeño juego.

—Quiero una pista.

Asintió—. Responderé una pregunta.

—Pero... —El omega se calló a sí mismo y luego suspiró—. ¿Vive en el agua?

La anciana rio, desconcentrándolos a ambos y sacándolo de la pequeña burbuja de colores en la que se sumergieron. La mujer pareció brillar con su sonrisa.

—Son un par de niños preciosos —alabó ella, avergonzándolos a ambos—. Desde hace muchos años que no veía tanta ternura en una pareja destina, especialmente si esta no se ha apareado aún. —Ambos se sorprendieron por la perspicacia de la leona, quien pareció intuir sus dudas, porque se explicó—: Usualmente, la pareja sin marcar parece estar más sumergida en el deseo.

—¿Cómo se dio cuenta que no estamos enlazados? —preguntó BaekHyun con cuidado, aún azorado.

—Es obvio, para todos lo es. —Ella sonrió de igual forma y se encogió de hombros—. Una pareja enlazada se percibe de manera distinta.

Ninguno de los dos respondió ni tampoco tuvieron la oportunidad de hacerlo, ya que una mujer con su hijo se acercaron al puesto para comprar algunas cosas, robando la atención de la anciana. Los líderes no hicieron más que despedirse de la mujer y retomaron el camino hacia su madre, quien seguía comprando joyas al otro lado de la calle.

—Bien, madre. Es momento de acabar —demandó con cierta seriedad mientras tiraba de la mano de la mujer, quien seguía sacando dinero de su bolsillo para comprar algo más.

—Pero todo esto se verá precioso en tu esposo. Además, podemos costearlo y eso ayudará al pueblo —alegó ella con cierto tono infantil por detrás, sacándole una pequeña risa a BaekHyun—. Tienes razón, me estoy pasando de nuevo. —ChanYeol asintió y ella hizo un puchero—. Por eso tu padre nunca quiere acompañarme. —La leona suspiró—. Ya está atardeciendo, es hora de que me vaya.

—¿Ya se va? —preguntó BaekHyun con cierta tristeza. Solo en ese momento se dio cuenta que, en parte, su esposo disfrutó del paseo.

—Sí, a mi león no le gusta cenar solo. —Ella rio al hablar de su marido. Dejó una suave caricia en los brazos de ambos y se acercó más a su yerno—. Lamento ser tan grosera durante todo este tiempo, BaekHyun. Espero que podamos ser buenos amigos a partir de ahora.

—Oh, sí. —El menor hizo una pequeña referencia hacia la mujer—. Me esforzaré en que así sea.

—Ustedes sigan disfrutando del lugar. Nos vemos luego.

La mujer se despidió con la mano luego de entregarle a ChanYeol lo que compró para BaekHyun y se alejó con uno de los betas que la resguardaba. Él tan solo suspiró ya un poco más tranquilo al saber que su madre por fin los dejaba solo y no presionaba a ninguno de los dos.

—A mi madre... No es que realmente le gusten tanto las cosas materiales, es solo que ella trabajó en los puestos antes de conocer a mi padre —explicó para cortar el silencio, nuevamente abriéndose para que BaekHyun conociese un poco más de él y su familia—. Vendía mermeladas con mi abuela.

—Oh, eso suena genial. —Notó que el omega sonrió a pesar de que la tela cubría gran parte de su rostro—. ¿Qué tal si buscamos mermeladas?

—Me parece bien. —Asintió y extendió su brazo para que BaekHyun se sujetase a él. Ambos caminaron a la par—. ¿Cuál es tu mermelada favorita?

—Fresa. —Rio suavemente y asintió—. ¿Y la tuya?

—Damasco.

BaekHyun hizo una mueca—. Nunca me ha gustado.

—Entonces tendremos que comprar de ambas —concluyó con alegría. El joven a su lado solo rio.

—Aún no me respondes la pregunta del animal.

Se divirtió. A pesar de que durante todo ese tiempo solo sintió punzadas en su ser cuando se acercaba a BaekHyun, en ese momento se sintió como una caricia. Cada vez que lo escuchaba hablar, que se reían, que se sujetaba de su brazo... se sintió vivo y cálido, como cuando estuvo con el chico en Tigra recolectando semillas o escribiendo en un cuadernillo acerca de las plantas. ¿Era eso realmente lo que se sentía por una pareja destinada? Siendo así, ¿había manera de que ambos pudiesen llevarse bien, convivir amenamente, liderar a la par e, inclusive, formar una familia? ¿Sería realmente posible?

—¿Quieres tener hijos? —preguntó en un momento que se detuvieron a comer unos dulces que compraron.

Ya oscureció, pero el sector estaba muy bien iluminado con electricidad y algunos faroles con fuego. Además, estaban muy cerca de la plaza central, así que no muy lejos había gente bailando y disfrutando en los restaurantes nocturnos.

—¿Por qué la pregunta? —curioseó el contrario luego de lamer el dulce.

—No sonaste para nada molesto cuando lo mencionó la señora de los juguetes.

—Oh... —El joven se detuvo a mirar dentro de la bolsa que compraron en uno de los locales, donde estaban todas las cosas que compraron—. En realidad, me gustaría mucho tener cachorros.

—¿Conmigo? —preguntó sin pensar, ocasionando que el momento se volviese incómodo.

El pelirrojo se tardó un poco en contestar—. Sé que a ti no te gustaría, pero...

—Respóndeme sinceramente —pidió con cuidado, sin deseos reales de interrumpirlo. Sin embargo, no quería sumergirse nuevamente en todo el dolor que producían los recuerdos.

—Me gustaría —susurró el contrario de una manera apenas audible. Incluso se tuvo que inclinar un poco sobre el otro para oírlo mejor—. C-Creo que serás un buen padre.

—¿Lo crees?

BaekHyun asintió, aún escondido detrás del velo—. Eres inteligente y atento. Seguro los criarás muy bien.

—¿De verdad crees eso? —preguntó sorprendido.

—Siempre he pensado que eres muy inteligente. Te admiro por ello desde que te conocí. —A pesar de los recuerdos, ChanYeol intentó no zambullirse en ello y se obligó a quedarse en ese momento, en ese presente—. Cuando me cortejaste siempre pensase en mí, incluso cuando eso te puso incómodo.

—Intenté dar lo mejor de mí —susurró al recordar.

—Lo hiciste muy bien —alentó el contrario—. Perdón por estropearlo todo y no ser lo suficientemente bueno.

ChanYeol se detuvo un momento—. ¿Crees que no lo eres?

—Soy un desastre en todos los sentidos. Te mereces un omega mucho mejor que yo. —BaekHyun pateó una pequeña piedra que estaba a sus pies, haciéndola rodar no muy lejos.

—Dijiste que podíamos sanar juntos —recordó—. Creo que podemos hacerlo.

—¿De verdad? —BaekHyun pareció ilusionado con su habla, pero su tono nuevamente decayó—. Soy despreciable. Está bien si solo me quedó como tu compañero ante los demás.

—¿Qué quieres decir?

—Eso es lo que soy, ¿no? Tu pareja política, el líder omega o lo que sea. —El joven, cabizbajo, jugueteó con su dulce—. Supongo que, cuando sea momento, me preñarás para tener un heredero. —Su esposo suspiró—. Lamento darte esta vida. Entendería si quisieras tener otros omegas.

Suspiró—. Ya dije que eso no pasará.

—Pero yo no te complazco.

—Ni yo tampoco a ti. Ya nos conoceremos y aprenderemos de nosotros, lograremos llevarnos bien —alentó.

—¿Incluso después de todo lo que hice?

—Incluso después de todo, BaekHyun. Además, sin ti moriré.

—Sinceramente... —El pelirrojo se tomó un momento antes de continuar, como si buscase las palabras adecuada—. No quiero que estés conmigo por que el destino nos obligue. Me gustaría que me escogieses.

—¿Tú me escogiste a mí? —preguntó con cierta burla, seguro de la respuesta.

—Sí. —Eso lo sorprendió—. Pude no insistir con el matrimonio, pude huir, pude morir incluso. —BaekHyun jugó con sus propios dedos—. Sin embargo, sigo aquí y cada vez que pasa el tiempo me siento más cómodo a tu lado. —El joven gimoteó—. No me gusta cuando te vas. Al principio pensé que sucedía porque me dejabas solo en un lugar donde no conocía a nadie, pero ese día que llegaste cubierto de sangre me sentí tan preocupado por ti que pensé que moriría.

—Ese día —comenzó con cuidado, un poco temeroso de lo próximo que diría—, maté al hombre que te dañó de pequeño.

—¿Qué? —preguntó BaekHyun sin aire, de una forma tan inaudible que ni siquiera lo escuchó.

—Le pedí a mi padre que me diese la información. Fueron tres hombres, uno de ellos murió con los años, maté a otro y mi padre se deshizo del último —soltó sin mirar a su compañero, tan solo se quedó con la vista fija en la tierra bajo sus pies.

—¿Tu padre?

—Sí. —La próxima vez que habló lo hizo mirando directamente los ojos de su compañero, cargando en ellos toda la emoción que ameritaba el momento—. Él no dio esa orden aquella vez, así que se consideró como desobediencia al líder.

El omega soltó un grito ahogado y dejó caer lo que quedaba de dulce para llevarse las manos a la boca, cubriéndose esta. ChanYeol no dudó en acercarse a su omega e hizo el velo hacia atrás, encontrándose con los ojos enrojecidos del contrario y las lágrimas cayendo. BaekHyun no pareció avergonzado de que su rostro se expusiese; no había muchas personas donde se encontraban, pero sí era un lugar concurrido, por lo que podían verlo. A ChanYeol aquello no le importó en lo más mínimo, pero sabía que era un gran complejo para el menor, así que solo posó las manos sobre la mejillas ajenas para limpiar las lágrimas y volvió a bajar el velo. Poco después estrelló a BaekHyun entre sus brazos para reunirlo en un abrazo.

—Ahora todo estará bien —susurró mientras acariciaba el cabello rojizo. BaekHyun sollozó sobre su hombro—. Nadie podrá hacerte daño.

—ChanYeol...

—Ahora te protegeré —soltó apenas y con una inmensa carga de emociones propias del león, pero el humano concordó que era una promesa adecuada.

El llanto se hizo más fuerte, tanto así que algunas personas se giraron a mirarlos y se preocuparon, especialmente porque se trataba del líder omega. No obstante, la expresión relajada de ChanYeol más unos gestos mudos fue suficiente para apaciguar a cualquier transeúnte que se acercó con la intención de ayudar.

—¿Quieres volver a casa? —BaekHyun tomó una profunda respiración—. ¿O quieres hacer algo más? —Como no recibió una respuesta inmediata miró a su alrededor—. ¿Qué tal si vamos por algo de alcohol y bailamos?

—¿Podemos hacer eso? —La tristeza se evaporó de la voz del omega para dar paso a la curiosidad. Había sido un rato de llanto, el suficiente como para desahogarse y recomponerse.

—Si quieres lo podemos hacer.

Pensó que BaekHyun se entristecería por todo lo que conversaron, pero al final su esposo accedió a ir con él a uno de los restaurantes. Bebieron uno frente al otro sentado en una tarima que estaba al exterior, por lo que muchas personas se acercaron a ellos para hablar, la mayoría borrachos. El omega estuvo cohibido todo el tiempo, incluso cuando los leones no hicieron más que felicitarlos por su unión y quejarse de que algunas cosas pequeñas no funcionaban para ello. ChanYeol, a pesar de estar pendiente de su esposo para mantenerlo cómodo, también se concentró en lo que decían aquellas personas y profundizó en los puntos que consideró más relevantes, aunque no le gustó que BaekHyun permaneciese callado todo el tiempo.

—Omega —llamó, haciendo que el aludido levantase la cabeza, aún cubierto por el velo—, ¿qué opinas?

A pesar de que pensó que el joven se mantendría cohibido, al final este no se tardó mucho en responder, casi como si hubiese tenido su opinión en la punta de la lengua todo ese tiempo. Cuando los hombres parecieron contentos con sus propuestas se fueron a sus mesas y brindaron por ello desde lejos, obligándolos a beber.

—No debes esperar a que te dé indicaciones para hablar —dijo con cuidado y bebió del pequeño vaso de cerámica que dispusieron para él—. Puedes dar tu opinión en cualquier momento.

—Temo equivocarme —susurró el contrario con la cabeza gacha—. Ahora soy el líder omega, una equivocación podría ser catastrófica.

—No estamos solos en esto —alentó—. Tienes permitido equivocarte. Lo único importarte es que no me traiciones.

El tigre saboreó sus labios y asintió—. No lo haré.

No le creyó. Después de todo lo que vivieron en Tigra, un sentimiento peligroso habitaba en su pecho, pujando de vez en cuando para plasmarse en su piel, obligándolo a vivir con la carga de saber que su omega lo traicionó de semejante manera. BaekHyun intentó matarlo, ¿quién le aseguraba que no volvería a pasar? Entendía que el joven confabuló una venganza personal por unos sentimientos atroces guardados en su ser, pero ChanYeol seguía creyendo que pudo resolverse de mejor manera, pudieron hablar, entenderse y sanar, él hubiese hecho hasta lo imposible por sanar el corazón de su omega. No obstante, todo eso ya pasó y ahora solo se martillaba por su propio corazón roto y el de BaekHyun.

No sabía qué sentir, qué pensar, si ceder o no ceder. Fácilmente podía solucionar el funesto presente que debía sobrellevar ahora, podría marcarlo y con ello se libraría de muchos problemas, primero de sus inminentes muertes, bestias en el interior de los humanos luchando para llevarlos al final de aquella vida. Segundo, terminarían las presiones de la gente, población insegura por que su líder no marcaba aún a quien se suponía que era su pareja destinada. ChanYeol podía entenderlos, estaba acostumbrado a forzarse en ponerse en los zapatos de la gente de su pueblo. A pesar de estar casado con quien era su complemento, eso no significaba nada si no se enlazaban; así como dijo la Sacerdotisa, era como tener una jarra con agua al lado de una planta sedienta.

Sin embargo, había algo punzante que, a pesar de todo el dolor que causaba en él, no podía dejar atrás. No podía olvidar sin más todo lo que acometió BaekHyun. ¿Cómo podría sacarlo de su cabeza? ¿Alguna vez podría? Lo dudaba, realmente creía que aquella traición del pasado era una laguna de veneno en su interior, la cual poco a poco lo consumía. No obstante, ¿qué pasaba con todo lo nuevo que lo hacía sentir? No sabía si era debido a que BaekHyun era su pareja destinada o porque había algo más dentro de él que lo impulsaba a ver nuevamente todo lo bueno que podía conocer en el omega. Le pasó antes, cuando estuvo en Tigra e intentó cortejarlo. Por supuesto que vio cosas maravillosas en el joven, incluso deseó tenerlo a su lado porque lo consideró ideal, probablemente como lo sería cualquier destinado. Sin embargo, ahora estaba ese veneno en su interior que parecía contraponerse con el bálsamo que, a cuenta gotas, dejaba BaekHyun dentro de su ser. En un inicio no lo notó, pero en ese instante, cuando chocó el vaso con BaekHyun y se pusieron de pie para bailar, escuchó en su risa un canto armonioso que deseó oír toda la vida.

Era injusto.

—Estoy algo mareado. —El omega volvió a reír y se sujetó de su brazo para no perder el equilibrio.

La pista de baile estaba cerca de la terraza donde bebieron, así que sus cosas permanecieron en el interior, resguardada por uno de los betas del palacio, león que en algún punto de la anoche llegó después de ser ordenado por su madre para que los acompañase, al parecer porque la mujer temía que terminasen demasiados ebrios como para no reconocer su propio hogar. Ninguno de los dos estuvo en semejantes condiciones, pero sí sintieron un ligero burbujeo en su interior una vez que se dispusieron a bailar. Gracias a MinSeok, BaekHyun aprendió algo de las danzas que solían efectuarse en Leo, así que para ninguno de los dos fue complicado seguir el baile junto a los demás. Estuvieron un rato ahí, quizás el suficiente como para sentirse acalorados, sudados y un poco menos borrachos.

—¿Crees que es momento de volver? —preguntó una vez que volvieron a sus mesas para tomar un descanso.

A pesar de que BaekHyun continuaba con el velo, dirigió la mirada hacia él y asintió, por lo que llamó a la señora que los atendió y pagó lo correspondiente a lo consumido. Poco después se despidieron de las personas con las que bailaron, quienes parecieron desanimados de que se fuesen tan tempranos, según ellos. Sin embargo, el sol se ocultó hace mucho y ambos debían descansar después de un día de tanta caminata. Fueron a paso lento hacia su vivienda con el beta por detrás. BaekHyun pareció algo incómodo con la presencia del león adulto siguiéndolo a todas partes, así que el otro en algún punto se aferró de su brazo y se mantuvo caminando a su par. A ChanYeol no le molestó, después de aquel día se acostumbró, en parte, a que el omega estuviese apegado a su costado. Al parecer, el tigre perdía total confianza cuando se encontraba en un lugar público y repleto de leones.

—Puedes dejarnos aquí —avisó al beta que los acompañó, quien asintió y extendió la bolsa con las compras—. Que tengas una buena noche.

El beta les dio una escueta despedida antes de alejarse. Ellos, por otra parte, se concentraron en abrir la puerta de entrada. Dejó pasar a BaekHyun primero y cerró la puerta luego de entrar para después dejar las cosas que compraron sobre uno de los sofás.

—Estoy exhausto —comentó el omega no muy lejos de él mientras tiraba de los hilos del velo que estaban trenzado en su peinado—. ¿Me ayudas?

A pesar de que debía sentirse molesto con BaekHyun, le encantaba de sobremanera sacarle el velo del rostro, ayuda que el otro realmente no necesitaba, pero que le pedía cada vez con mayor reiteración.

—¿Te gustó el mercado?

El pelirrojo sonrió con cansancio y asintió luego de voltearse a mirarlo—. Es muy colorido.

—Si deseas podemos ir en otra ocasión —propuso mientras se quitaba su gat.

—Claro, me encantaría.

Se quedó mirando los ojos bicolor durante un momento y notó un brillo singular en ellos que desconoció, aunque sospechó que tenía que ver con el alcohol. Quiso observar aquella imagen durante un tiempo, detenerse a encuadrar en su mente aquello que veía por primera vez y que le fascinó. Pensó que sería incómodo detenerse en esa posición, pero BaekHyun no hizo ningún movimiento y siguió viéndolo directamente, al parecer tan sumergido en esa bruma sensación de comodidad como para apartarse.

Todo el instante mágico se cortó en el momento que el contrario se acercó a su cuerpo al punto que posó ambas manos sobre sus hombros y se alzó para posar los labios sobre los suyos. ChanYeol se quedó quieto y no hizo más que apretar su gat con fuerza. El contacto no fue más que una presión de labios que duró apenas unos segundos, en los cuales ni siquiera pudo pensar, enojarse o disfrutar. BaekHyun se alejó demasiado rápido.

Abrió la boca con la intención de preguntar qué fue eso, pero el joven no hizo más que soltar un gemido ahogado y corrió hacia el interior de la vivienda, a la que era su habitación. Él permaneció un tiempo más ahí de pie, meditando en lo que acababa de suceder y en cuáles podrían ser las razones detrás de tales actos. ¿Por qué BaekHyun se acercaría de tal manera? ¿Aquello fue un beso? No, consideraba ilógico que el omega quisiese besarlo. ¿Quizás se tropezó? Tampoco vio que el otro tuvo un traspié, tan solo se acercó a su cuerpo como si esperase algo de él. ¿Debió profundizar el beso? Al menos debió responder de alguna manera, ¿no?

Con eso en mente caminó a su habitación en un acto automático y cerró la puerta a sus espaldas para quedar solo en la penumbra. La ventana de la habitación estaba abierta y por esta entraba una cálida brisa que lo estremeció. Notó que su cuerpo estaba sumamente sensible, pero se obligó a sí mismo a no prestarle atención a todo lo que sentía y agarró sus cosas para ir al cuarto de baño, donde se aseó antes de ponerse su ropa para dormir. Volvió a su dormitorio y se acostó en la cama, aunque no tuvo ni un ápice de sueño y en todo momento estuvo pendiente de lo que sucedía a su alrededor, de como BaekHyun salió de su habitación para ingresar al baño y asearse, como volvió y se acostó.

ChanYeol no durmió esa noche. Alcanzó a cerrar los ojos poco antes de que amaneciese y se vio obligado a despertarse apenas una hora después para hacer sus obligaciones de líder. Ni siquiera desayunó y tan solo fue a casa de sus padres, donde debía dar los buenos días y avisar de las noticias. Luego de ello desayunó con sus padres.

—¿Qué tal les fue anoche? —preguntó su madre con una sonrisa luego de beber de su té. Su padre se mostró curioso y su esposa pareció leer su expresión—. ChanYeol y BaekHyun se quedaron un rato en el mercado luego de que volví.

—Oh, sí. —Tronó su cuello, entre incómodo y nervioso—. Recorrimos un poco más y luego bebimos.

—¿Bebieron? —Su padre pareció sorprendido.

—Sí, bebimos y bailamos.

—¿Bailaron? —preguntó su madre con emoción. ChanYeol aún no entendía por qué hubo un cambio tan drástico en la actitud de la mujer.

—Solo un poco —susurró con la intención de que se acabase ahí la conversación y pareció funcionar, porque poco después su padre habló sobre temas políticos, especialmente sobre el arroyo desde Tigra.

Ahora, como era líder de Leo, debía hacerse cargo de cientos de cosas y una de ellas era la administración de todas las otras manadas que dependían de Leo, pequeñas comunidades que tenían leones alfas como dirigentes, pero que seguían bajo su mando. Era ese el modo como funcionaban los leones, principalmente porque era muy común que hubiesen problemas entre alfas, antiguamente ocurría incluso entre padres e hijos, pero con el paso de los años se dio más entre yernos y suegros alfas. Por tal caso, ChanYeol debía recibir en los próximos días al líder de Ignis, pueblo que se ubicaba en un sector montañoso, cerca de un volcán. Para ello debían preparar toda una bienvenida, para lo cual necesitaba al líder omega para distribuir funciones. Sin embargo, ¿cómo podría hablarle a BaekHyun? Se sentía totalmente avergonzado por el beso que se dieron la noche anterior —o ese mismo día en la madrugada—, incluso cuando él no fue quien impulsó dicho beso. Además, sabía que su esposo no se sentiría cómodo hablando de ello y lo comprobó cuando llegó a su casa luego del trabajo, aún no anochecía, pero ya era algo tarde, por lo que se sorprendió al encontrarse a BaekHyun trabajando en su jardín.

—Buenas tardes —saludó con su usual tono ronco.

El omega se sobresaltó, miró en su dirección y rápidamente volvió a concentrar la mirada en lo que hacía con anterioridad. ChanYeol no pasó por alto el bochorno que tiñó su rostro.

—Buenas tardes —respondió el contrario con poca voz y levantó la barra de metal que usaba para picar la tierra.

—No deberías hacer eso.

Fue hasta su esposo para quitarle la herramienta, obligando al contrario a apartarse. BaekHyun bufó, pero aceptó el regaño y se sentó en uno de los peldaños de las escaleras. Él se quitó el gat y suspiró.

—Iré a cambiarme y te ayudaré. —Dejó el fierro apoyado en uno de los pilares de la casa y caminó hacia el interior de la vivienda. Habló más alto con la intención de que el otro lo escuchase—. Debemos dejar que nos ayuden con esto. No podremos solos con el jardín.

—Pero tendrá más valor si lo hacemos nosotros —mencionó el joven desde la distancia.

—Moriremos en el intento —se quejó para sí mientras se desvestía.

Luego de ponerse ropa más cómoda volvió al jardín y se encontró con su esposo en la misma posición. BaekHyun permanecía con la mirada en la lejanía, donde estaban unos pocos árboles ornamentales que bordeaban la zona. Con algo de temor se sentó a su lado.

—Sobre lo que pasó ayer... —comenzó con cuidado.

—¡No quiero hablar de eso!

El joven inmediatamente se puso de pie y tuvo intenciones de caminar al interior de la vivienda, probablemente con la finalidad de esconderse. Sin embargo, él alcanzó a agarrarlo con suavidad por la muñeca para detenerlo y se puso de pie para mirarlo a los ojos. Ya era costumbre que el joven se pasease por la casa sin su velo, así que percibió a la perfección sus ojos bicolor que lo hicieron estremecer.

—¿Por qué lo hiciste?

—Fue un error —soltó BaekHyun escuetamente y sin mirarlo.

De inmediato soltó su mano. El tigre permaneció delante de él en silencio y con la mirada puesta en la tierra suelta. ChanYeol, por otra parte, tan solo suspiró y miró el cielo. A pesar de que no debería, esa respuesta lo desanimó.

—Entonces no hablaremos de ello. —El pelirrojo asintió con urgencia, como si quisiese eso más que nada—. Necesito tu ayuda respecto a algo de Leo. —BaekHyun pareció confundido por el cambio de tema y él sabía que sonaría extraño, pero era mejor que hablar de un acto equívoco sin sentido—. Pronto llegarán los líderes de Ignis, un pueblo de leones que está bajo nuestro mando. Vienen a hablar sobre temas comerciales y quiero que estés siempre a mi lado.

Su esposo asintió y él se detuvo un momento a mirarlo. BaekHyun tenía la mejilla izquierda llena de barro, al igual que la ceja derecha y parte del cabello, sin mencionar que su pelo cobrizo estaba completamente desordenado.

A pesar de todo lo que debía sobrellevar el joven por sus dolencias físicas, se esforzaba en aquel jardín, por ello ChanYeol miró el sitio una vez que el omega entró a la vivienda. Tomó la herramienta para mover la tierra y, después de suspirar, se encargó de trabajar en el lugar. Cada vez que golpeó el suelo, que soltó la tierra, logró sentir un estremecimiento que lo relajó. Estuvo tan concentrado en ello y en lo liberador que resultó golpear el terreno que se olvidó del sol y de todo a su alrededor, quizás por eso acabó sacándose la parte superior de su ropa en algún momento, olvidándose incluso que BaekHyun debía estar dentro de la casa. Su cuerpo sudó debido al esfuerzo y se sintió caliente, más aún cuando en Leo el clima era realmente cálido en esa fecha del año. Además, acostumbraba a estar solo, así que no se preocupó de lo desastroso que podía verse ni de las cicatrices que matizaban su cuerpo.

—ChanYeol, ¿deseas cenar? —preguntó BaekHyun mientras se acercaba por el pasillo, ya vestido con un hanbok casual. El joven se sonrojó apenas lo vio—. ¿Q-Qué haces?

Miró el suelo con confusión—. Trabajando.

—¿Así?

—Hace calor —se lamentó sin más y el contrario solo suspiró.

—Puedes enfermarte —recriminó el omega entre avergonzado y tenso—. Además, ya está oscuro.

—Estaré bien. Trabajaré un poco más.

El pelirrojo le dio un vistazo al terreno—. Ya hiciste suficiente. Es momento de que te bañes y cenes.

Aún con el rostro azorado, el joven hizo un gesto con la mano que ChanYeol quiso omitir, cosa que pareció sospechar su esposo, porque este acabó tomándolo por la muñeca y lo obligó a ingresar a la residencia, por lo que botó la herramienta apenas el otro tiró de él. BaekHyun lo guió por la casa hasta el baño, él ni siquiera se preocupó en emitir algún tipo de resistencia y tan solo flotó por la estancia detrás del aroma a manzanas.

—¿Cocinaste manzanas? —preguntó cuando se percató que el olor era más intenso de lo normal en la medida que avanzaban por el pasillo.

—No —murmuró el contrario y se removió en su sitio, nervioso.

Se fijó en el más bajo y lo notó moviendo los pies, inquieto. Además, no lo miró en ningún momento a los ojos, por lo que buscó su mentón para empujarlo y así encontrarse con su mirada. El contrario continuaba rojo.

—¿Te sientes mal? —preguntó con preocupación.

—No me toques —pidió el joven en un jadeo, sorprendiéndolo.

En realidad, no recibió la solicitud como algo brusco, más bien, pareció que el omega estaba realmente agobiado.

—¿Qué sucede? —insistió y tuvo intenciones de recorrer el lugar para buscar si algo andaba mal con la casa, pero no pudo avanzar mucho, pues el agarre de BaekHyun lo mantuvo en el baño.

—Alfa... —gimió el pelirrojo y recargó el cuerpo sobre el suyo, obligándolo a dar un paso atrás para mantenerse de pie.

Solo en ese momento se dio cuenta de por qué era tan intenso el olor a manzanas. No había fruta cocinándose ni un nuevo producto para el cabello, simplemente se trataba de su omega lubricando, aparentemente, lo supuso al notar que el contrario permanecía en una posición incómoda.

—¿Por qué...? —La pregunta la dejó incompleta. No quería ser demasiado brusco con sus palabras.

—Vístete. —Un golpe sin fuerza le llegó en lo alto del pecho—. Tu sudor, tu aroma...

Los ojos de BaekHyun brillaron, al menos aquel de color ámbar lo hizo; pareció una piedra en el fondo de un río limpio. ChanYeol quiso mirarlo por mucho tiempo, atesorar esa mirada cargada de algo que vio muy pocas veces, pero que nunca lograría quitarse de la cabeza. Esa mirada se parecía demasiado a la primera vez que vio a BaekHyun en celo, cuando apareció una mañana en aquella habitación en la que se hospedaba en Tigra.

—Trae... —El omega perdió fuerza y poco después cayó al suelo con lentitud, ChanYeol no lo soltó en ningún momento—. Hay... plantas en la cocina. Una infusión...

—Voy. —Dejó que BaekHyun se afirmase de la curvatura de la bañera y salió por la puerta para dirigirse a la cocina, aunque una vez ahí se sintió inestable cuando vio la cantidad de frascos con especias—. ¡¿Cuál es?!

—Hojas grandes... —Escuchó a lo lejos, así que agarró aquellas que se parecían más y se dirigió al baño para asegurarse que el omega le diese la respuesta correcta.

No obstante, una vez que ingresó a la pequeña habitación sintió el calor quemarle el cuerpo. El fuego recorrió sus venas como si fuese sangre y sus fosas nasales se expandieron en busca de más de aquel aroma. Estuvo unos pocos segundos en ello, totalmente quieto en el arco de la puerta mientras miraba a su esposo recostado en el suelo, con el cabello pegado al rostro debido a la alta temperatura que recorría su cuerpo.

Se forzó a sí mismo a salir de su ensoñación y enseñó los frascos para que el contrario escogiese aquel que era de utilidad. Una vez identificado volvió a la cocina y rápidamente puso a calentar el agua al fuego que aún quedaba de la cena que preparó el omega. Una vez hizo eso se dirigió al baño e intentó tomar al joven para ponerlo de pie, pero este gimió y tiró de él para que permaneciese a su lado.

—Alfa, yo...

—Lo sé —murmuró luego de que el contrario guardase silencio, de seguro demasiado avergonzado como para explicar algo tan íntimo—. Espérame tan solo un momento. Calentaré agua para que te bañes.

—Y-Ya me bañé —susurró el otro apenas, con el jadeo atorado en sus labios.

—Necesitarás hacerlo de nuevo —soltó un poco ahogado. Apoyó la nariz en el cabello del contrario sin darse cuenta. Su propio cuerpo se tensó ante los aromas—. Desvístete.

—Alfa... —gimió otra vez el omega antes de sujetarse de sus hombros, buscando sus ojos. BaekHyun estaba sonrojado y sudado—. Desvísteme.

—BaekHyun —musitó con la voz tensa, sorprendido por la petición.

Sin embargo, ¿qué podría hacer? Sus dedos quemaban por posarse sobre la piel de su esposo, por tirar cada cinto que afirmaba su ropa. En su interior nació un deseo alarmante de desnudarlo, besarle la piel y olerlo por todos lados. Aquel era su león al acecho, probablemente, deseoso por quien era su pareja destinada, el complemento perfecto para generar vida, el ser más idóneo en el cual enterrarse. El solo pensamiento lo hizo sentir vulgar, por lo que se forzó a sí mismo a concentrarse nuevamente en que BaekHyun no estaba en todos sus sentidos y que precisaba de su ayuda.

—Iré a hacer la infusión —mencionó con cuidado al ver las manos del contrario aferradas a su cuerpo.

Volvió a la cocina y se apresuró a hacer todo lo correspondiente para la infusión. Una vez que la tuvo lista procedió a calentar más agua para que el joven se bañase y fue al baño con el líquido caliente. BaekHyun permaneció en la misma posición, algo más ahogado que en un principio y eso lo preocupó.

—Toma —tendió el recipiente caliente y sopló—. Bebe con cuidado. Está caliente.

—Tengo calor —dijo el contrario dentro de su agonía.

—Lo sé —susurró mientras veía que el omega se acercaba para beber la infusión.

Su esposo no tenía la fuerza para sostener el recipiente por sí mismo, de seguro apenas podía mantenerse despierto, sujeto a la poca cordura que dejaba su celo y que lo llevaba a una indudable perdición. ChanYeol sabía lo complicado que era el celo en los omegas, se encargó de aprenderlo muy bien en sus primeros años de estudios. Para ellos era importantes tener cachorros y, por lo mismo, debía asegurarse de que su pareja —ya sea destinada o no— tuviese la mejor de las condiciones para gestar. Sin embargo, en ese momento no pasaba por su cabeza cuándo sería el momento propicio para generar vida, más bien estaba aterrado porque su pareja parecía tan desvariada.

Una vez que consideró que el recipiente con la infusión estaba más helado al tacto lo dejó con BaekHyun y se dirigió a la cocina para ver el agua. A pesar de que no estuvo del todo lista, estimó que podría estar lo suficientemente caliente considerando que a quién bañaría era un omega en celo. El joven de seguro tendría una temperatura tan alta que mucha agua caliente sería innecesaria.

Procedió a preparar el baño aún con BaekHyun gimoteando desde lo bajo. El joven tiró de su ropa en cada momento y él le prestó atención en la medida que pudo; al final no concluyó si el pelirrojo quería su atención o buscaba quitarle la ropa. Prefirió pensar que se trataba de lo primero y se concentró en encontrar una temperatura adecuada, especialmente si consideraba que su esposo estaba a puertas del celo.

—Vamos.

—¿Te bañarás conmigo? —pidió el contrario desde abajo y con unos ojos suplicantes.

Él no pudo evitar sorprenderse—. ¿Qué?

—Por favor, acompáñame —suplicó.

—N-No puedo. Tú...

—Lo sé. —BaekHyun meneó la cabeza con cansancio, de seguro divagando entre el humano y el tigre—. Solo quiero... Quiero... —El menor negó e intentó ponerse de pie. ChanYeol se apresuró en ayudarlo—. Quiero tenerte cerca.

Su respiración se cortó y miró los ojos llorosos de su acompañante, la súplica estuvo escrita detrás de ellos y él suspiró, agotado porque correspondía negarse, pero no quería decepcionar a su esposo. Decidió que estaba bien si simplemente se sentaba a un lado mientras el contrario se bañaba.

—No me bañaré contigo, pero estaré a tu lado.

BaekHyun asintió con entusiasmo, casi aliviado, e intentó apartar las manos de la bañera para desvestirse, pero se tambaleó. ChanYeol suspiró con indecisión y, con timidez, acercó las manos al nudo de la ropa ajena.

—Te desvestiré —avisó y el joven asintió.

Nunca vio al tigre tan dispuesto y eso lo asustó. Supuso que fue producto de su celo, pero eso lo hizo sentir aún más inquieto. BaekHyun a veces parecía tan retraído y en otras ocasiones se mostraba accesible.

Se deshizo de los adornos con cuidado. Ante la necesidad de omitir sus sentires, optó por entretenerse destrenzando el cabello de su esposo, aunque este lo detuvo con un gemidos más frustrados que deseosos.

—Quítame la ropa —pidió el contrario en un lamento, filtrándose lo necesitado que estaba.

—N-Nunca te he desnudado —dijo con vergüenza—. No puedo.

—Eres mi esposo, debes ayudarme —suplicó el contrario mientras se sujetaba a sus hombros aún desnudos.

—No creo que pueda —se lamentó al ver los ojos desesperados del contrario.

—¡Tú provocaste mi celo! —se quejó BaekHyun y lo miró con enfado—. Terminó mi celo regular hace apenas dos días y tú ahora lo activas de nuevo. ¿Tienes idea de lo difícil que es?

Frunció el ceño con preocupación—. Lo siento.

—¡Si lo sientes ayúdame!

Para ChanYeol era difícil ponerle las manos encima a BaekHyun. Sus dedos picaban y su cuerpo empezaba a sentirse caliente, podría ser peligroso para ambos y por eso en algún punto, cuando logró deshacerse con dedos temblorosos del hanbok ajeno, le pidió a su esposo que terminase de quitarse la ropa mientras él iba por una infusión para detener su rutina. Lo último que podía hacer era tomar a BaekHyun en su celo a pesar de que eso fuese lo normal, sin embargo, ellos no tenían una relación de pareja fuera de lo que significaba ser su destinado, así que tomarlo en un momento tan vulnerable podría ser una falla tremenda, especialmente porque el omega tenía una sensibilidad a ese tipo de contacto después de lo que sucedió en su pasado.

Se tomó su tiempo en la cocina con la esperanza de hacerse el desentendido y quedarse toda la noche ahí mientras el pelirrojo se bañaba, pero al final escuchó un quejido desde el baño y estuvo obligado a caminar hacia allá. Se sorprendió al ver al joven con el pecho desnudo y aún con los pantalones que se usaban debajo del hanbok. BaekHyun estaba dándole la espalda, por lo que pudo apreciar perfectamente las heridas que cruzaban la piel del muchacho, muchas de ellas ennegrecidas e inclusive algo amarillentas, infectadas. Se sintió mal al pensar que él lo hacía pasar por todo eso. Bueno, ambos al sumergirse en aquella lucha sin sentido.

—¿N-No te duele la espalda? —preguntó con algo de temor. No quería asustar a BaekHyun de ningún modo.

—Me pica y arde. —El joven lo miró desde lo alto de su hombro—. ¿Por qué?

—Tus heridas... —Se silenció y esperó por la reacción del contrario, quien esquivó su mirada—. Deberíamos decirle a la Sacerdotisa que cure las heridas.

—Lo ha hecho. También me dejó medicación y hierbas, pero nada funciona. —El tigre suspiró—. Sabes perfectamente cuál es la solución.

Se mordió el labio inferior y miró hacia el fondo de la instancia, donde se encontraba la ventana del sitio. En el exterior pudo ver la luna creciente, tan solo un fragmento del alejado satélite que le dio una bienvenida espeluznante, una sonrisa desde la penumbra y la lejanía. Sin embargo, también hablaba de crecimiento. Miró a BaekHyun y suspiró con desasosiego; ChanYeol seguía creyendo que nada crecía entre ellos más que una convivencia cotidiana que parecía funcionar.

—Podríamos hablar de ello en algún momento —dijo y se acercó al pelirrojo, quien se giró a mirarlo con el ceño fruncido en confusión.

—¿Qué quieres decir?

—Por el momento no lo sé. —Intentó dar una sonrisa trasquiladora y se acercó al otro para sacarle el collar que adornaba su cuello—. Lo importante ahora es que te bañes. Hueles mucho a manzanas —bromeó.

BaekHyun se sonrojó y apartó la mirada. Al verlo mejor —de seguro por el efecto de las plantas— decidió soltarlo para salir de la habitación, pero el tigre contó con menos fuerza en sus piernas de las que pronosticó y el joven cayó sobre su cuerpo, lo que ocasionó que diese un traspié. Su pierna alcanzó a golpear la gran bañera de piedra antes de irse hacia atrás, lo cual lo llevó a pegarse en la cabeza con la piedra y a sumergir a BaekHyun consigo ante el peso extra.

—¿Estás bien? —preguntó luego de llevarse la mano a la zona afectada de forma inconsciente.

—Sí —respondió sin más el contrario.

A pesar de que fue un golpe certero, no sintió gran dolor. Se preocupó en acomodarse en la bañera, aunque acabó con BaekHyun muy apegado a su cuerpo, casi recostado sobre él, mientras le acariciaba con sus delgados dedos donde se golpeó, al parecer con la intención de apaciguar el dolor. El tigre no pareció ser consciente de lo que hacía, solo estaba ahí, con el pecho desnudo y los pantaloncillos mojados mientras ChanYeol se sentía entumecido y con el corazón bombardeando a mil. Era la primera vez que tenía a alguien con tan poca prenda tan cerca de su cuerpo.

—Es mejor que me vaya.

Tuvo intenciones de ponerse de pie y alejarse del sitio, pero el joven solo tiró un poco del cabello de su nuca para mantenerlo en la misma posición, cosa que le sorprendió. Al parecer, no fue el único descolocado, porque BaekHyun abrió ampliamente los ojos y se alejó de su cuerpo con premura para apegar la espalda del otro lado de la bañera.

—Lo siento —se disculpó el menor y lo miró apenado—. Actué de forma inconsciente.

—No hay problema —dijo sin más, aunque dentro suyo aún habitaba la intranquilidad producida por el infortunio momento.

Decidió ponerse de pie, pero, al darse cuenta que aún chorreaba agua, no hizo más que suspirar con desasosiego. Como trabajó durante la tarde, en ese momento se encontraba repleto de barro producido por la acumulación de tierra en sus ropas. Al verlo, BaekHyun hizo una mueca.

—Puedes bañarte primero —propuso el pelirrojo luego de darle un rápido vistazo. Aun rehuía su mirada por el vergonzoso accidente de hace unos minutos—. Ahora me siento mejor. De seguro la infusión sirvió.

—Estás empapado —dijo con suavidad—. No quiero que te enfermes.

Ambos guardaron silencio durante un instante, aunque finalmente ChanYeol decidió escapar del incómodo momento y optó por salir de la bañera, lo que provocó que chorrease el agua a su alrededor. Sin embargo, no le importó y solo se enrolló con una de las tantas telas que utilizaba para secarse y salió del baño. Caminó a su habitación y recién ahí pudo respirar con tranquilidad. El aroma a manzanas aún vagaba por toda la estancia, pero estar lejos de BaekHyun le ayudó a ordenar sus propios pensamientos. ¿Qué insensatez estuvo a punto de hacer? Por un momento pensó que sería buena idea complacer al contrario y sintió genuino deseo al ver su piel. De seguro ChanYeol jamás lograría sacarse de la memoria aquellos pezones rosados, una parte tan íntima del omega.

Pensó en ello durante toda la noche. Durante los últimos días ocurrieron muchas cosas con BaekHyun. El paseo en el comercio, el beso y aquel acto tan íntimo del día anterior lo hizo tener en mente a su esposo en cada momento, incluso cuando se encontró con el líder de Ignis, hombre de cabello negro que lo abrazó apenas lo vio. JoonHee, su hija omega, no hizo más que saltar sobre ChanYeol apenas lo vio.

—¡Oppa! —chilló ella con alegría, provocando que su cabello rubio se moviese gracias a la brisa—. Estás muy alto.

—Siempre has sido una enana —dijo con total confianza y sonrió.

Conocía a Kang JoonHee desde que esta era una pequeña cachorra con colmillos chuecos. Su padre siempre fue asesor del líder de Leo, por lo que el contacto entre ambos cachorros se dio de manera natural, especialmente por tener una edad similar. A pesar de ser de castas distintas, se criaron de tal manera que convivieron muchos años como hermanos, cosa que se produjo porque la joven perdió a su madre luego de sus primeros años de vida, así que fue la líder omega de aquel entonces quien crió a la pequeña. Sin embargo, luego de que ella cumpliese los veinte años su padre se convirtió en líder de Ignis y JoonHee tuvo que viajar con él. El transcurso hasta la ciudad montañosa era largo, así que esa era la tercera vez dentro de dos años que ChanYeol la veía. Por ello no dudó en estrecharla entre sus brazos cuando la joven leona se acercó para darle un ligero empujón juguetón.

—¡Por favor, pasen a comer! —dijo con alegría su madre para que saliesen del salón principal y pasasen al comedor.

JoonHee se puso a su costado y musitó—. Supe que te comprometiste.

—Sí. —Sonrió con incomodidad y ella rio, jovial.

—Dijiste que te casarías conmigo una vez que tuviese la edad —se burló la rubia con ojos brillantes.

—Las cosas resultaron así —murmuró sin ganas, más para sí mismo.

Luego de que JoonHee se fue poco recordó de ella. Sabía que era muy difícil mantener el vínculo y por ello solo alcanzaron a mandarse cartas unos cuantos meses, ambos se ocuparon después de eso, ChanYeol por su asunción y JoonHee porque era la líder omega de Ignis al ser la omega más próxima al líder. Sin embargo, eso no quitaba que en un pasado un joven león puso los ojos en ella. ChanYeol era joven en aquel entonces y quedó prendado de las características omegas que se apoderaron de la figura que siempre fue su compañera de juegos. Tuvo un enamoramiento de ella durante la adolescencia, algo que nunca confesó más allá que por medio de juegos. Por aquel entonces ni siquiera intentó cortejarla, era demasiado pequeño como para siquiera pensar en compartir su vida con alguien.

—Oí lo de tu prometido —susurró ella. Ambos se encontraban aún algo distanciados de los demás leones en la habitación, quienes hablaban alrededor de la mesa—. Lamento mucho lo que pasó.

—No debes disculparte. —Dio una sonrisa apenada—. Simplemente sucedió así.

—Lo dices como si fuese cosa del destino. —Ella rio.

—¿No es así? —preguntó confundido.

—¿Realmente lo es? —contraatacó ella con actitud perspicaz.

—Yeol —llamó su madre, provocando que apartase su atención de JoonHee. Cuando se encontró con la leona esta le dirigió una mirada tensa—, ¿le avisaste de la llegada de los líderes de Ignis a tu esposo?

—¿Ya te casaste? —preguntó el padre de JoonHee con sorpresa. Una sonrisa surcó sus labios—. Pensábamos que tendríamos la oportunidad de ver tu ceremonia. Inclusive trajimos regalos.

—No es necesario —dijo con vergüenza y dio una sonrisa incómoda. Su madre aún lo veía desde el otro lado de la mesa—. BaekHyun no se siente bien —mintió—. Quizás pueda cenar con nosotros.

—Eso espero —dijo la leona mayor con poca voz.

Se sintió incómodo luego de ello. La sola mención de BaekHyun delante de la que era el amor de su infancia lo puso tenso, cosa que no tenía ni un poco de sentido porque él no sentía nada por JoonHee, sin embargo, algo dentro suyo se sentía mal consigo mismo, de seguro porque le prometió algo a la joven leona que no pudo cumplir y que, ciertamente, se le olvidó entre todas las cosas por las que pasó antes de ir a Tigra. Su asunción y el imprevisto aviso de matrimonio lo llevó a actuar sobre la marcha, por lo que no pensó en sus amores de la infancia. No obstante, eso no hizo que dejase de pensar en eso.

Luego del almuerzo tuvieron una amena conversación que rozó lo familiar, excluyendo sucesos políticos que tenían que ver con Leo e Ignis, más bien la charla rondó en torno a la salud y las últimas novedades, como era el hecho de que ChanYeol ya era todo un león alfa, al parecer porque ser líder y casarse lo convertía en eso. Pensó en ello durante el camino a su vivienda, donde su madre lo mandó en un punto de la tarde después de hablar con JoonHee durante unas horas. La leona esperaba a BaekHyun, por alguna razón, así que tuvo que obedecerle. Era lógico que su omega estuviese en esas situaciones familiares, él también era integrante de la familia ahora. Sin embargo, por alguna razón no se sintió del todo cómodo con la idea.

—Buenas tardes—saludó el tigre apenas ingresó a la vivienda. El joven pareció totalmente repuesto comparado con la noche anterior—. ¿Ya comiste?

—Sí —susurró con cierta incomodidad en la garganta.

El pelirrojo se giró a mirarlo con una expresión extraña—. ¿Está todo bien?

Aquello le sorprendió. No esperó que el contrario fuese tan perspicaz con temas referidos a él, pues se sintió extraño cuando vio la vivienda a lo lejos mientras caminaba. A pesar de que llevaba cerca de dos meses viviendo con BaekHyun, por primera vez se sintió incómodo por llegar a su propia casa.

—Llegaron los líderes de Ignis —optó por comunicar y se sentó en uno de los sofás.

—¿Todo fue bien? —habló el contrario desde la cocina, al parecer porque se preparaba un té—. ¿Quieres algo para beber?

—Café —dijo sin más, con la mirada puesta en la chimenea apagada. Curioso mencionó—: No tenemos nuestro retrato de casados.

—¿Qué? —BaekHyun salió de la cocina con una bandeja y las tazas con agua. Dejó todo sobre la mesa de centro que se interponía entre ellos y dirigió la mirada hacia donde estaba la suya—. Ah, cierto. Hemos estado ocupados.

El menor agarró su taza y bebió de ella. Mientras tanto, ChanYeol se concentró en las acciones de su esposo. Así como todos los días, BaekHyun llevaba el cabello recogido en un moño bien adornado y su ropa era pulcra debido a la ayuda del palacio, empleados que debían ayudarlo con los quehaceres del hogar debido a que eran la familia líder, sin embargo, sabía cuánto le asustaban los leones al omega, así que optaban por lavar las prendas fuera del hogar.

—Debemos hacernos cargo de nuestra vida matrimonial —dijo después de un momento de silencio.

BaekHyun lo miró extrañado—. Hay cosas más importantes que hacer.

—Esto también es importante —soltó sin más y volvió a beber café.

El omega no le respondió verbalmente, pero eso fue suficiente para entender que en realidad su esposo estaba de acuerdo con ello. Sin embargo, aplazó la idea de buscar a un pintor y se concentró en el tema realmente importante.

—La líder omega de Ignis quiere hablar contigo en torno al comercio —dijo en algún punto, después de beber su último trago de café.

—¿Comercio?

Asintió—. Padre e hija comandan Ignis y ambos se encargan del comercio debido a que es una de las fuentes principales de ingreso de la zona.

—¿Qué comercian?

—Joyas. —Sonrió al notar que el rostro de BaekHyun se iluminó—. Son expertos en la orfebrería.

—¿Y por qué ella quiere verme a mí?

—Ya lo verás —dijo con una sonrisa al notar que su esposo pareció emocionado.

A pesar de que quiso presentar a BaekHyun a los invitados, el día fue atareado por la llegada de los leones, así que tuvo que moverse de urgencia para un lugar a otro, obligado a dejar a su esposo en casa; incluso no se pudo presentar a la cena debido a un inconveniente con los guardias que tuvo que atender. No obstante, al día siguiente se propuso llevar a su omega consigo a todos lados, especialmente porque habían temas políticos que le concernían. Por ello aquella mañana BaekHyun estaba frente al espejo, a su par, arreglándose los adornos que cargaba consigo para salir hacia la tarima del líder. Era la primera vez que el tigre estaría ahí después de que lo presentaron como su prometido.

En aquel momento el omega sí vestía de acuerdo al reglamento; su hanbok caramelo con detalles rojos hacía resaltar su cabello y, a su lado, se veía realmente bien, pues ChanYeol vestía de color oro.

—Parecemos líderes —susurró BaekHyun para sí mismo mientras los miraba a ambos en el espejo grande del salón.

Rio en respuesta y le ofreció el brazo al contrario, quien lo aceptó con actitud alegre y fue así como salieron de la vivienda. Se dirigieron a paso lento al palacio principal, donde debían dar las noticias y los buenos días. Durante la noche anterior le propuso a BaekHyun dar la noticia sobre la llegada de los líderes de Ignis y este aceptó. De ese modo el líder omega se vería más presente frente al público.

Por suerte, todo resultó según lo planeado y el tigre pudo presentarse ante el resto de leones con una actitud solemne y calma. Él solo sonrió ante la imagen de ver a su esposo desenvolverse con tanta naturalidad en situaciones que implicaban actos políticos. A pesar de que intentó negárselo, encontró en BaekHyun otro punto que le encantó y por lo cual pensó que estaba en el lugar correcto, con la persona correcta.

—¡Oppa! —saludó JoonHee con alegría apenas lo vio esa mañana en el palacio principal.

Pasaron unos pocos minutos desde que dieron las noticias, así que en ese momento BaekHyun y él se encontraban de camino a la vivienda de sus padres con la intención de desayunar con ellos. Como era de esperar, los líderes de Ignis también se encontraban ahí para compartir la primera comida.

JoonHee fue la primera que lo saludó y se acercó a él con rapidez apenas lo vio, poniéndose a su costado derecho y agarrándose de su brazo con soltura. La mujer era juguetona, por lo que a ningún familiar le sorprendió que le pusiese las manos encima, al menos no lo hizo hasta que sintió a BaekHyun tenso a su costado, totalmente incómodo. De seguro nadie se dio cuenta de ello aparte de ChanYeol, a pesar de que la idea no le gustaba del todo, conocía la corporalidad del tigre y los cambios en su aroma eran inconfundibles.

Con delicadeza se deshizo del agarre de la joven leona y se puso a un costado de su esposo con la intención de que la mujer se fijase en él. Un poco más allá se encontraba el líder de Ignis con sus padres, quienes también quedaron atentos a la escena.

—Este es BaekHyun, mi esposo —presentó con sencillez y una ligera sonrisa. Le pareció divertida la incomodidad del menor.

—Un gusto conocerlo —saludó el líder de Ignis.

—El gusto es mío. —BaekHyun dio una pequeña reverencia y los invitados imitaron.

—¡Bien! Llegaron justo para el desayuno —dijo su madre con alegría antes de alentarlos a ir al comedor.

Se sintió incómodo en el momento que JoonHee se puso a su lado, al parecer con la intención de quedarse atrás para conversar, como harían siempre que estuviesen en presencia de los adultos. No obstante, en ese momento BaekHyun también se encontraba a su lado y correspondía que él caminase a su par.

—Líder omega, ¿puede dejarnos solos un momento? —pregunto JoonHee con dulzura. El olor a manzanas agrias hizo estornudar a ChanYeol—. ¿Estás enfermo?

—Creo que es mejor que pasemos a desayunar. Después podemos conversar, JoonHee.

Eso no equilibró el aroma del tigre, pero la conversación de los mayores los obligó a olvidarse del incómodo momento y a incluirse en la charla. Como BaekHyun era una novedad para los recién llegados, la mayoría de las preguntas iban dirigidas a él, quien se sentó a su lado y pareció incómodo con toda la atención que recibió.

—Entonces, ¿aún no sabes cazar? —preguntó JoonHee con genuina curiosidad y BaekHyun tan solo negó con la cabeza—. Si gustas te puedo enseñar.

—Mi alfa dijo que me inscribiría a un curso —dijo el tigre sin más y bebió de su té. Pareció tener más ganas de desviar la atención de sí mismos que otra cosa.

—¿Al curso con los cachorros? —interrogó el líder de Ignis con diversión.

—Es el método que tenemos en Leo para aprender —respondió ChanYeol con simpleza—. Mi omega no es un león, es obvio que no sabe lo mismo que nosotros. —Notó que BaekHyun pareció intimidado por toda la conversación, de seguro porque de repente sonó a que se burlaban de él—. Sin embargo, es inteligente en muchas cosas. Él se hará cargo del comercio de Ignis.

—¿Él? —preguntó JoonHee con sorpresa.

A ChanYeol le pareció extraña su reacción. Mostró una sonrisa incómoda.

—¿Hay algún problema?

—¡No! —respondió de inmediato la mujer y dio una sonrisa—. Tan solo esperaba trabajar contigo.

Nuevamente sintió aquel aroma a manzanas agrias y por ello enfocó la mirada en BaekHyun. Notó que el joven hizo puño la mano mientras la posaba sobre su pierna cubierta por la fina tela. ChanYeol no entendió por qué el contrario estaba tan incómodo y molesto, supuso que tenía que ver con la presencia de los recién llegados, pero estos eran personas de confianza; el tigre no tenía por qué sentirse intimidados por ellos, por muy leones que fuesen. A pesar de que en un inicio quiso olvidarse del tema, al final optó por llevar una de sus manos a la de BaekHyun y agarró la extremidad con cierta rudeza, cosa que sorprendió a su esposo. Sin embargo, eso fue suficiente para que su aroma cambiase de inmediato.

—Mi omega es excelente —continuó ChanYeol y elevó las manos de ambos para ponerlas sobre la mesa. El tigre se incomodó y él intentó que sus gestos no se viesen demasiado forzados.—. De seguro ofrecerá muchas más cosas que yo.

—Pero eres el líder de Leo —instó JoonHee con cierta tensión que le sorprendió.

—Él también es el líder.

Dirigió la mirada hacia BaekHyun y le sonrió con la intención de se distendiese por fin la situación. Pudo imaginar su rostro sonrojado por debajo del velo y sintió la mano ajena rehuyendo de él, buscando escapar de aquel tacto que quedó visible ante el resto de la familia. ChanYeol insistió unos segundos con el gesto, pero al final el contrario se apartó de él con un acto elocuente.

El desayuno continuó sin mayor novedad y los únicos que parecieron incómodos por todo el espectáculo amoroso fueron ellos dos. ChanYeol no dejó de pensar en cómo BaekHyun se apartó de él hace unos segundos y en por qué el aroma a manzanas agrias aún rondaba el cuarto. Concluyó que se sentía enjaulado detrás de esa mesa bien adornada y con el resto de personas conversando alegremente de algo a lo que le prestaba poca atención.

—¿Qué hace en sus tiempos libres, líder omega? —preguntó JoonHee con una sonrisa que a ChanYeol le pareció extraña. Si no fuese por que llamó a su esposo no hubiese prestado atención a la conversación—. ¿Se queda en casa?

—Eh... Sí. —El tigre sacudió la cabeza en un acto afirmativo. ChanYeol lo notó disperso.

—¿Se queda a preparar cosas ricas para comer? —indagó la chica con alegría y le dedicó una mirada brillante, como si de repente tuviese una avalancha de amorosos recuerdos—. A ChanYeol no le gustan mucho las cosas dulces.

—Eh... —BaekHyun sacudió la cabeza y él intentó enfocar la mirada en la mesa. Algo extraño sucedía—. En realidad... No cocino mucho.

Claramente, el joven solo respondió por responder, por no verse descortés y dejar a la muchacha hablando sola. Sin embargo, el tigre no estaba en sus sentido y él tampoco. Las uñas de su esposo se enterraron de imprevisto en su muslo, cosa que no lo sobresaltó para nada. En realidad, ChanYeol se sentía igual o más perdido que el tigre.

—¿Pasa algo? —preguntó su madre de repente, acallando la voz de las otras personas en la mesa que criticaban la falta de habilidades culinarias del tigre.

—BaekHyun no se siente bien —dijo con rapidez, sin siquiera mirar al menor. Su mano de inmediato se encontró con la extremidad ajena en un intento de anclarse a algo y no caer de espaldas sobre el suelo bien lustrado—. Ni yo tampoco.

—¿Están esperando? —preguntó el líder de Ignis con cierta alegría e ingenuidad, suponiendo que el malestar compartido se debía a algo que los unía de forma inmaterial.

Claramente, ese era el caso. Su lazo los estaba matando.

ChanYeol apenas pudo soltar un suspiro antes de que sintió el cuerpo pesado de BaekHyun caer contra el suyo, cosa que lo botó al suelo también. Ambos cayeron inconscientes.

| ••• |

¡Feliz año nuevo! No sé si en su país ya pasamos al 2024, por lo menos en el mío no todavía, pero quiero subir este capítulo en estas fechas a modo de ritual o algo así 🤣. Espero escribir con más regularidad este 2024.

La universidad me ha aplacado estos años, pero ya entro al ultimo año, así que tengo esperanza de contar con más tiempo. 💪🏻🌟

Como siempre, muchas gracias por leerme y acompañarme todos estos años. Espero que sigamos acompañándonos muchos más. 💗🌾

Saludos y besos, Ary. ♥️✨

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