Capítulo V
Ser líder de Leo, divagó mientras veía las estrellas montadas en el cielo.
—Hijo —Se volteó para ver a su madre, quien lo observó con el ceño fruncido—, dimite de ser su esposo. —La leona contuvo el aire y sus ojos se tornaron vidriosos—. No lo acepto. No lo quiero.
—Yo... —Guardó silencio y miró nuevamente el cielo. Divagó sobre qué responder—. Me siento aturdido. Mi león lo quiere, es inevitable. Sin embargo, yo... —Negó suavemente con la cabeza—. Ya no sé lo que quiero.
—¿Entonces por qué aceptaste? —Ella sonó desesperada con su interrogante—. Debiste matarlo apenas tuviste oportunidad.
—Madre —regañó sin energía y la miró, abatido—. No es tan fácil.
—¡Claro que lo es! —Las manos de la mujer temblaron, de seguro porque estaba ofuscada por todo lo acontecido—. ¡Es un insensible que se aprovecha de tu buen corazón!
—Omega —llamó su padre con la voz apagada desde atrás, triste porque su mujer lo estaba.
Ella se giró a mirarlo con los ojos ya lagrimeando y corrió hasta él para estrellarse en sus brazos, de repente superada por la situación fatalista que le acontecía a su hijo. ChanYeol vio todo desde la distancia, con la mano fuertemente aferrada al bastón que lo ayudaba a caminar y el corazón batallando entre el amor y la envidia por ver a sus padres apoyándose con tanto fervor. Por el contrario, él no era más que un desdichado, un león que fue rechazado por la persona con la que ahora se casaría.
Se encontraba aletargado por toda la situación, pero ni siquiera tuvo tiempo para meditar sobre ello porque enseguida logró ver a su nuevamente prometido mirándolo desde lo alto del hogar del alfa junto con su familia.
—¿La ceremonia puede ser el próximo miércoles? —preguntó con apacibilidad la tigresa.
—¡Deben esperar un año! —chilló su madre luego de desapegarse de los brazos de su esposo—. ¡Mi hijo se casará en Imbolc!
—Madre —susurró con cansancio—. Casarme en Ostara está bien.
—¡En Ostara debieron fecundar a su primer cachorro! —Inevitablemente las mejillas de ChanYeol se tiñeron de un ligero rosado, pero ni siquiera pudo avergonzarse realmente de ello porque su madre se acercó de forma alarmante a BaekHyun, quien permaneció cabizbajo a un lado de su madre—. Te juro que si te atreves a casarte con mi hijo te haré la vida imposible.
—No amenaces a mi hijo —se interpuso la tigresa con voz dura, haciendo que la omega se tensase y agachase la cabeza. A pesar de las razas, la alfa siempre sería soberana por sobre la omega.
—Recuerda que es tu hijo quien está matando al mío —rugió la leona de igual forma y no se movió de su lugar hasta que su esposo la sujetó por los brazos y la apartó.
ChanYeol solo suspiró al ver la escena. Con todo lo que pasaba no tenía ánimos de nada, muchos menos de discutir. Por ello solo guardó silencio y se movió por el lugar en dirección a su casa. Se suponía que ahora estaba oficialmente comprometido con BaekHyun, esta vez de verdad lo estaba, pero no le importó nada de ello. Él solo quiso meterse en su cama y descansar. El dolor de la cintura lo estaba matando.
—ChanYeol —Se giró a mirar al alfa Byun, quien pareció algo azorado—, ¿dónde podemos pasar la noche?
—Leo tiene una cabaña de hospedaje no muy lejos de aquí, cerca de la iglesia. —Se encontró con la mirada de su padre, quien pareció regañarlo por ser tan descortés, pero ChanYeol decidió que la familia Byun no se merecía mayor hospitalidad que esa—. Pueden pasar la noche ahí.
—¿Puedes llevarnos hasta ahí? —curioseó la tigresa algo cohibida, de seguro porque era consciente de todo el dañó que le causaron sus hijos.
—No —zanjó sin emoción y emprendió el camino hacia su residencia.
No hubo ningún comentario más, así que ChanYeol pudo llegar a su morada sin mayor escollo. Ahí procedió a tomar un pequeño baño con algo de dificultad antes de meterse a su lecho. No supo qué sintió en ese momento, de repente un tumulto de emociones se apoderaron de su pecho y mente, haciéndolo divagar entre todo lo que sucedía.
Cuando BaekHyun insistió con el matrimonio comprendió absolutamente todo. Su mente por fin quebrantó el manto etéreo y fantasioso que la cubría. Hasta su león se dio cuenta de lo cínico que resultaba ser su omega; eso mismo los decepcionó a los dos, tanto humano como león. Ahora que estaba ahí en la oscuridad de su vivencia otra vez se preguntó mirando el cielo el porqué y concluyó que todo lo que sucedía, más que una dicha, era un infortunio que le impuso el destino. ChanYeol podía entender el dolor albergado en el corazón de BaekHyun, podía comprender su venganza aniñada y aún así lo añoraba. Sin embargo, no cabía dentro de su cabeza la posibilidad de que el chico aceptase el matrimonio después de todo lo que hizo. El tigre faltaba hasta a su propia palabra por una simple conveniencia y por ello hubiese preferido que el omega siguiese rehuyendo de él.
Al día siguiente se vistió con un hanbok azul rey y fue hasta los aposentos del líder. A pesar de que nadie lo llamó, sabía que debía estar ahí para resolver todo el cataclismo que acarrearía su vida ahora. Santo cielo, volvía a ser un león comprometido, esta vez con su propio omega, el mismo que casi lo llevó a la muerte.
Una vez que llegó a la gran estructura solo se encontró con BaekHyun ahí. Tenía un pequeño saco colgando entre sus manos y usaba un hanbok verde lima.
—Líder Park... —llamó el tigre con sutileza y algo de temor.
ChanYeol miró por detrás del contrario con la intención de ver al resto de integrantes de la familia, a su padre o a su madre. Sin embargo, el muchacho estaba solo de pie, parecía asustado y cabizbajo, con el velo cubriéndole la mitad del rostro como solía llevarlo.
—Mis padres ya partieron. —Frunció el ceño y su vista volvió al tigre, quien se removió, inquieto—. Dijeron que debía esperar tu llegada.
Asintió, achacado—. Sígueme.
Se dirigieron a su morada a paso lento. ChanYeol tenía problemas en movilizarse con rapidez debido a su pierna herida y BaekHyun simplemente se mantuvo un paso por detrás con la cabeza gacha. Encontró insólita la actitud del omega, de repente tan sumisa, apacible y silenciosa. El día anterior el muchacho lo regañó por traspasarle su olor y ahora parecía que no podía levantar la cabeza para mirarlo.
—Como debes saber, esta es mi casa —musitó sin energía mientras ingresaba a la vivienda.
El tigre miró todo con detenimiento, de seguro porque la luz naciente del sol iluminaba el interior con cuidado, haciendo del lugar un sitio agradable y hogareño. A pesar de que ChanYeol llevaba poco tiempo en ese lugar, contaba con todo lo necesario para subsistir, incluso algunos adornos propios del lugar o de sus alrededores. Él estaba decidido a hospedarse ahí y, a pesar de que debería mudarse a la casa principal ahora que volvía a ser el líder alfa, prefería quedarse en esa vivienda que, irónicamente, construyó para él y su pareja.
—Puedes husmear todo lo que quieras —dijo después de un rato que vio que el joven solo se quedó ahí de pie mientras sujetaba su saco—. Escoge la habitación que quieras también. Ahora este es tu hogar.
Caminó hacia el interior de la vivienda con la intención de ir al que era su despacho y entretenerse con algo, lo que fuese, sin embargo, lo que realmente deseaba era huir de las penetrantes feromonas que flotaban en torno al omega, las cuales parecían atraerlo cada vez más y más; el olor a manzanas se desplazaba por el lugar como una plaga y se clavó profundo en su piel, anonadándolo.
—¿C-Cuál es tu habitación? —curioseó el otro con cuidado, de seguro temeroso de su reacción.
ChanYeol detuvo su andar y se volteó para apuntar la puerta más cercana al salón, lugar donde se encontraban. Su habitación no tenía nada especial por sobre las demás, ni siquiera era la habitación principal. Adquirió ese espacio porque fue el primer sitio donde cayó luego de que lo llevaron absolutamente doliente por los daños provocados en Tigra. Después simplemente permaneció ahí, le era más cómodo para movilizarse porque quedaba cerca del baño y la cocina.
BaekHyun, con la cabeza cacha y las manos apretadas en torno al saco, caminó hacia allí. No obstante, ChanYeol estiró un brazo cuando el otro pasó frente a él para detenerlo, entorpeciendo su andar y obligándolo a detenerse.
—No dormirás en mi habitación —avisó sin cambiar el tono insulso de su voz—. Escoge otra.
El contrario boqueó al mirarlo—. ¿Por qué? ¿No se supone que seremos pareja?
ChanYeol suspiró con cansancio y tomó asiento en una de las sillas más cercanas. Le dolía la cadera debido a la caminata que hizo esa mañana y empezaba a palpitarle la cabeza por todo lo que sucedía. La reanudación del compromiso con BaekHyun aún parecía ser una idea delirante, un sueño o, quizás, una tortuosa pesadilla.
—Creo que deberíamos conversar de ello. —Hizo un ademán para que el contrario tomase asiento. El joven, dubitativo, se sentó frente a él en un sofá de mimbre—. Mi intención no es enlazarme contigo. —Debido a la presencia del velo cubriendo el rostro ajeno no pudo vislumbrar las expresiones que por ahí habitaron, sin embargo, pudo hacerse una idea del asombro del contrario al notar su boca ligeramente abierta—. Deseo postergarlo lo más que se pueda.
—¿Es por...? —El tigre guardó silencio y se pasó la mano por el pelo en un acto nervioso—. ¿Es por lo que sucedió entre nosotros o por mi apariencia?
—¿De verdad crees que no me enlazaría con alguien solo porque tiene una cicatriz en el rostro? —preguntó con cierto hastío, el cual no notó hasta que BaekHyun se encogió en sí mismo. No entendió el comportamiento del otro. Al tigre generalmente no le faltaban las palabras para responder—. Me hiciste un daño irreparable.
—Ahora lo estamos sanando, ¿no?
Soltó una risa sórdida y carraspeó, sintiéndose fuera de sí por un momento. ChanYeol no solía ser cruel, pero de él brotó cierto veneno lacerante que figuró como una especie de venganza, aunque no supo si esta era para sí mismo o para el contrario. De igual forma, él nunca fue una persona de venganzas, lo que menos le importaba era sumergirse en ese tipo de calamidad.
—Aplazaremos el enlace lo más que se pueda, sin embargo, nos casaremos. —Elevó la barbilla con cierta superioridad porque esa era una orden. BaekHyun no pareció oponerse tampoco, ya que solo agachó la cabeza en un acto de sumisión—. Decidirás con mi madre una fecha adecuada para nuestro connubio y conseguiré a personas que se encarguen de organizar la boca. —Se puso de pie con ayuda del respaldo de la silla y suspiró—. Mañana por la mañana te presentaré ante Leo como mi prometido.
Hizo un gesto con la mano con la intención de decirle al contrario que guardase silencio, pues notó que este abrió la boca para decirle algo. Nuevamente, se sorprendió al ver que el tigre no hizo más que morderse el labio inferior y quedarse ahí quieto, apretando con los dedos lo poco que tenía.
El resto de la mañana pasó sin ningún inconveniente. ChanYeol se escondió en su oficia con la esperanza de ahuyentar el aroma de BaekHyun, el cual no lo hacía dejar de estornudar. Sabía que el joven traía consigo muy pocas cosas, de seguro algunas que llevó su madre hasta ellos cuando llegó a Leo para ver a su hijo medio moribundo por la larga estadía fuera de casa, por lo tanto, no creyó que dentro de sus pertenencias se encontrasen todas las hierbas que el tigre solía utilizar para aplacar su olor, cosa que en ese preciso momento ChanYeol necesitaba extinguir más que nada, especialmente si quería calmar a ese león enjaulado dentro de él que no paraba de dar vueltas como un poseso, a punto de tropezar con el deseo y el anhelo infinito que sentía por su compañero.
Detestó al muchacho al ver el escritorio de la habitación, donde estaba todo como lo dejó antes de ir en busca del tigre, aquel que ahora sabía que era su pareja. ¿Cómo lograría llevar una vida armónica con quien era su némesis y redentor? No tenía respuesta para ello, pero decidió no carcomerse. Llevaba mucho tiempo prendado al pasado, pensando en cuál era la mejor opción para deshacerse de ese inquietante fragmento punzante que hería su alma y que llevaba por nombre Byun BaekHyun.
—¡El almuerzo ya casi está listo! —gritó hacia el pasillo de la vivienda al no saber dónde se encontraba su prometido.
Volvió a meterse a la cocina con la finalidad de terminar aquello que se propuso en un inicio, pero no pudo hacer mucho más que sujetarse del borde de la mesa al sentir el intenso aroma de BaekHyun a su lado, mareándolo. Notó que el tigre tuvo intenciones de decirle algo al verlo, pero ChanYeol solo negó con la mano en un intento de que simplemente guardase silencio y le diese un respiro. Por alguna razón que desconocía, tener al joven merodeando a su alrededor le generaba una inestabilidad enfermante, pues se suponía que era su omega, uno que debería estar ahí para tranquilizarlo. No le extrañaba que BaekHyun estuviese presente en su vida para ser todo lo contrario.
—Necesito... —Tomó un poco de aire y se enderezó—. Necesito que cubras tu aroma. —El contrario tan solo guardó silencio y asintió con la cabeza gacha. ChanYeol no se preocupó de contentarlo de ninguna manera y se concentró en ordenar la comida en los platos para mantener su mente ocupada—. También dime las cosas que te son necesarias para traerlas hasta ti. Haz una lista o algo. Puedes sacar papel y tinta de mi oficina.
Tomó los platos calientes con sus manos y, debido a la incomodidad de su pierna herida, se acercó con lentitud a la mesa que había en la instancia para dejar el almuerzo ahí. BaekHyun pareció nervioso por un momento, como si no supiese qué hacer.
—Por el momento puedes tomar asiento —indicó con un ademán al ver que el otro sencillamente no se movió—. Y puedes hablar —dijo con cierta ironía, a lo que recibió un bufido del contrario que le sacó una pequeña risa.
—Ahora soy tu omega, ¿no? —Las palabras del joven salieron agrias y hostiles—. Debo ser obediente, minucioso y pacífico.
Enfocó su ceño fruncido en el contrario, quien tomó aire profundamente, como si esperase un regaño de su parte y, ciertamente, ChanYeol estaba cerca de hacerlo.
—¿Cuándo te pedí todo eso? —Se sirvió un poco de agua y, por cortesía, llenó también el vaso de BaekHyun—. No espero nada de ti.
—¿Por qué aceptaste mi petición? —Elevó la mirada del plato y se concentró en el tigre, del cual no pudo ver mucho más que el velo color verde lima y aquellos labios tensados con frustración—. ¿Por qué accediste a casarte conmigo?
—Ya te lo dije antes, tenerte a mi lado significa que puedo ser el líder —dijo con fingida soberbia.
—¿En serio? —El pelirrojo se mostró incrédulo—. Cuando me rescataste parecías no tener ningún rencor hacia mí, pero desde que saliste de la sala de tu padre todo el encanto y respeto que tenías por mí pareció desaparecer.
—¿Y me estás inculpando de ello a mí? —preguntó con incredulidad, lo que provocó un sonrojo en el contrario, vergüenza que apenas pudo notar debido a la tela que cubría al muchacho.
—Lo que quiero decir es que...
—Todo el respeto que tenía por ti se trizó en el momento en que me di cuenta de lo rápido que parecer cambiar de opinión por tu conveniencia —dijo con cierta hostilidad, con el humano queriendo herir al contrario, aunque el león dentro de sí se negaba a que ello fuese una buena idea—. A pesar de todo lo que me hiciste, en parte admiraba el coraje que tuviste para enfrentaste a un león alfa, incluso cuando utilizaste a tus hermanos para ello. Fuiste astuto y tuviste paciencia para configurar todo y herirme de la manera en que lo hiciste. —Dejó la cuchara con cierta fuerza sobre el mantel, enfadado por el rumbo de la conversación—. No obstante, ahora estás aquí, esquivando mis ojos mientras agachas la cabeza y asumes el destino que hace un mes tanto te esforzaste en apartar. —Miró su comida caliente y suspiró—. Ya no tengo hambre.
Se levantó de la mesa y fue a su despacho, donde se sentó en su escritorio luego de cerrar la puerta con cierta brusquedad, frente a los papeles de Tigra que consiguió antes de viajar a la tierra de felinos. Ante aquella imagen no hizo más que suspirar y se llevó las manos a la cabeza para deshacerse del gat y el manggeon*, los cuales dejó sobre el escritorio. Una vez con la cabeza libre se pasó las manos con frustración por el pelo y, para su chasco, alguien tocó a la puerta poco después de que él lograse controlar a su león, animal desapacible que se movió dentro de él con tanto ímpetu que en un momento ChanYeol pensó que nuevamente lo tiraría al suelo para ponerlo sobre sus cuatro patas.
—Pasa —dijo sin más. Sabía que quien estaba del otro lado era su prometido.
BaekHyun abrió la puerta con lentitud, como si temiese encontrarse con algo catastrófico dentro. Sin embargo, lo único infausto era él convertido en un león enmarañado y doliente, fluyendo en la vida con desasosiego y amargura.
El joven carraspeó al verlo tan desprolijo—. Un beta te busca.
Suspiró y asintió. No dio ningún otro tipo de respuesta al tigre y pasó por su lado para ir en dirección hacia la puerta, pero se detuvo a medio camino para concentrarse en BaekHyun. Ahora no vivía solo no podía moverse sin más. Bueno, en realidad podía hacerlo con total libertad porque no solo era alfa, sino que también el líder, sin embargo, alguien más era responsable de él y eso lo puso incómodo. ChanYeol ahora no creía que era tan buena idea estar emparejado, especialmente si dentro de él aún habitaba un pequeño temor a nuevas heridas.
—Ahí hay papel. Haz la lista. —Movió una de sus manos, instándole al contrario a que ingresase a la habitación—. No tengo nada que ocultar, así que revisa con desmesura. Solo te advierto que no cometas deshonra a Leo. Ni siquiera yo podría salvarte de esa muerte si fuese el caso.
Tras su última advertencia avanzó con un lento y doloroso caminar hacia la puerta principal, donde se encontró con uno de los betas de su padre. El hombre le dijo en muy pocas palabras que el león mayor esperaba por él, así que ChanYeol solo se colocó los zapatos, tomó su bastón y salió detrás del hombre. Poco después se encontró con su padre en su morada, palacio de piedra y madera que lo hizo gruñir un par de veces porque tuvo que subir escaleras. Una vez en su interior se encontró con su progenitor sentado en el suelo como era habitual, delante del que era el trono del líder.
—¿Cuándo te mudarás al palacio principal? —preguntó el león apenas él entró.
ChanYeol suspiró con fatiga, no solo por el extenuante caminar, sino que también por las palabras del contrario.
—No planeo hacerlo.
—¿Te quedarás en esa casa rara que hiciste? —se quejó el otro con cierto aire cómico que filtraba una ligera molestia.
Su padre insistía que su inmueble era demasiado diferente del resto del pueblo y aquello no tenía relación directamente con el tipo de riqueza que se implementó a la hora de construirla. Su vivienda, más bien, estaba inspirada en un relato viejo y maloliente que le trajo su tío —hermano de su madre— de una de sus tantas aventuras cuando fue hacia el norte, a unas islas. Terminó escogiendo una estructura muy poco propia de su cultura, con mesas con más altura, otro tipo de cocina y camas incluso. Su padre, a pesar de que no pudo decir nada al momento que él escogió hacerla, deseaba que llegase el momento que saliese de ella.
—Es mi hogar, padre —dijo con un toque de cariño. Sabía que el mayor solo se preocupaba por la inusual construcción—. Está hecho a mi gusto. Deseo quedarme ahí.
—¿Incluso como líder? —Asintió con una sonrisa y el otro solo suspiró—. ¿Harás los comunicados ahí? Está algo alejado del mercado y de las casas de nuestra gente.
—No, padre. Vendré aquí para hacerlo. —Dio una sonrisa divertida, pero el contrario no cambió su seria expresión.
—¿Con esa pierna adolorida? —Hizo una mueca y suspiró—. ¿Fuiste con la sacerdotisa?
—Sí, padre —dijo sin mucho humor y accedió al gesto de cabeza de su padre, por lo que tomó asiento delante de él.
—¿Qué esperas hacer con tu omega? ¿Ya lo marcaste?
—¡¿Qué?! —Soltó una risa irónica, pero de inmediato se recompuso al ver la inquebrantable postura de su padre, la cual le decía sin miramientos que no bromeaba—. Por supuesto que no, padre. ¿Cómo podría marcarlo sin más? Como mínimo debemos esperar a la ceremonia.
—En eso tienes razón. —El león le sirvió un poco de té. Esperó a que su padre bebiese para luego hacerlo él.
—Además, no creo que sea una buena idea marcarlo, al menos no todavía —susurró mientras miraba la pequeña taza. Sabía que el contrario no estaría contento con su ideal.
La confusión en el rostro del hombre fue indiscutible—. ¿Por qué? Es tu omega. Además, lo necesitas a él para que eso acabe.
Siguió el foco donde apuntó su padre, quien se enfocó en su pierna. Claramente, la tardía sanción de su extremidad se debía al conflicto que llevaba con su pareja destina. La falta de armonización con su león y su otra mitad solo hizo que su cuerpo se tornase enfermizo por las heridas, que la recuperación fuese más tardía y que algunas heridas terminasen convirtiéndose en secuelas. Para ChanYeol no fue sorprenderse saber que su cuerpo se trizó por la pérdida de su omega y, después de un mes de tenerlo lejos, asumió la idea de que esa sería su nueva vida y que, con el paso de los días, todo en su ser se complejizaría aún más. No obstante, no concebía la idea con que tendría a BaekHyun de nuevo, aunque dudaba que pudiese ocurrir una mejoría en su extremidad cuando ya la herida en la piel se fue y detrás de ella solo quedaba un hueso maltrecho.
—No lo sé, padre. Quiero tomármelo con calma. —Las cejas del contrario se elevaron con escepticismo y él suspiró al ver su expresión—. No estoy seguro de haberlo perdonado todavía.
El león lo miró dubitativo—. No sabía que guardabas rencor hacia él.
—Antes no lo hacía —sinceró—. Sin embargo, luego de lo de ayer... —Soltó una suave risa que no cargó ningún tipo de humor, más bien le supo agria—. En realidad, no sé por qué me decepcionó tanto, padre. Supongo que valoraba más a BaekHyun como un omega valeroso que a este que se dejó vencer por una jerarquía.
El contrario elevó el mentón con cierto asombro, era un gesto que solía hacer cuando pensaba en algo más que aún no le quería decir. ChanYeol ya aprendió a leerlo.
—O sea que hubieses preferido que te rechazase.
—Quizás —rio, esta vez más alegre—. El BaekHyun que me hirió lo hubiese hecho.
Su padre suspiró y volvió a servirse más té.
—Sabes que nadie lo hubiese querido aparte de ti; sin un título político ni una apariencia agradable, más encima con su pareja destinada ya conocida. —El león se encogió de hombros—. El joven BaekHyun es inteligente. Por eso cayó de rodillas para conseguir ser tu esposo.
Guardó silencio mientras miraba el resto de líquido que se acunaba en su taza. Pensó en lo que dijo su padre y le encontró la razón; BaekHyun era muy inmaduro, pero muy inteligente también. Si estaba en su hogar agachando la cabeza ante sus desaíres era porque consideraba que eso era lo mejor. Suspiró con intranquilidad.
—No sé cómo sobrellevar esta vida.
—Lo harás bien. —El león sonrió y estiró el brazo para dejarle dos reconfortantes golpes sobre el hombro—. Puedes contar conmigo para todo lo que respecte a BaekHyun, aunque no puedo asegurarte lo mismo de tu madre. —ChanYeol hizo una mueca—. Lo detesta. Te aconsejaría que no le lleves a su morada a cambio de que te enlaces con él, de lo contrario podría matarlo.
—No bromee.
—No lo hago. —Su padre rio y él solo hizo una mueca. Sabía lo fiera que era la leona cuando se trataba de su cachorro—. Tu madre me mandó a decir que no cuentes con ella para los preparativos de la ceremonia. —Aquello lo sorprendió y de seguro se reflejó en su expresión, ya que su padre resopló con cierta intranquilidad—. No podría ofrecerte mi ayuda para ello tampoco, soy un inepto en cosas como esas. Sin embargo, quizás algunos betas encargados de adorno en los festivales puedan ayudarte.
Aquello solo fue un aviso de que su ceremonia sería un completo calvario y se quedó con ello en mente aún cuando su padre continuó hablando de cosas a nivel político de Leo. Ahora, como retomaba el puesto de líder —ya que contaba con un omega—, debía hacerse cargo de no solo mantener el pueblo en buen estado, sino que también traer con su liderazgo prosperidad y nuevas alianzas, para ello tenía un listado de posibilidades en el escritorio de su despacho, listas y listas de posibles objetivos para Leo y para él. Además, aún contaba con una serie de ideas que rondaban en su cabeza después de visitar Tigra, aunque estas rápidamente las apartó de su mente luego de la ruptura de su connubio; ahora que lo volvía a tener prometido debía de hablar de ello con BaekHyun.
Como no almorzó aceptó la merienda que le ofreció su padre y luego la cena a la que lo invitó su madre. La leona estuvo totalmente reacia a hablar sobre su prometido, incluso impidió nombrarlo durante la comida, por lo que, tanto padre como hijo, se esforzaron en olvidarse que a unos metros se encontraba un pequeño tigre en una casa solitaria. ChanYeol no se preocupó por él hasta entrada la noche, cuando las estrellas cayeron junto con el manto oscuro. Apenas abrió la puerta de su hogar notó que BaekHyun se levantó del sofá más cercano con intranquilidad.
—¿Por qué llegas tan tarde?
—Estuve en casa de mis padres.
BaekHyun no dijo nada más y ChanYeol apenas se detuvo a mirarlo, pasó directamente al pasillo que daba inicio a las habitaciones de la propiedad, pero al pasar por delante de la mesa del comedor y verla desocupada se detuvo. Recordó lo que hablaron durante el almuerzo.
—¿Comiste? —preguntó girando tan solo un poco la cabeza para ver al contrario, quien le asintió—. ¿Hiciste la lista? —Nuevamente recibió un asentimiento a modo de respuesta—. ¿Incluiste ahí las plantas que necesitas para cubrir tu aroma?
El tigre gruñó con suavidad a sus espaldas y él contuvo una sonrisa—. Sí.
—Detrás de la casa hay bastante espacio para hacer un jardín. —Su diálogo llamó por completo la atención de BaekHyun—. ¿Qué opinas de que mande a ordenarlo para que puedas cultivar ahí?
—¿Podemos hacer eso? —indagó el contrario con tanto asombro que lo hizo reír.
—Claro que sí. Ahora eres el líder de Leo —comentó con cierta diversión.
—Tú eres el líder de Leo —corrigió el contrario, lo cual lo hizo suspirar.
—Yo soy el líder alfa y tú el líder omega. —Una sonrisa burlesca se apoderó de sus labios—. Eso quiere decir que debes aprender a cazar.
Sabía que su comentario sorprendería al tigre, así que continuó con su camino a la que era su habitación, a la cual de inmediato entró BaekHyun detrás suyo. Él tomó asiento en la cama para relajar sus piernas por la caminata desde la casa de sus padres y el pelirrojo sin ningún tipo de pudor se sentó a su lado.
—¿Qué quieres decir con que debo cazar? ¿Cómo podría hacerlo? —Incrédulo, el omega se apartó el velo del rostro hacia atrás para verlo a los ojos. El corazón de ChanYeol se saltó un latido cuando se encontró con sus ojos—. Soy un omega.
—Aquí los omegas cazan. Lo suelen hacer en grupos, así que tendrás que conseguir algunos amigos.
—¿Hacerme amigos de leones? —dijo el otro con impresión. ChanYeol ni siquiera notó que las manos de BaekHyun comenzaron a temblar—. Creo que es demasiado peligroso. No quiero hacerlo. ¿Acaso tu madre lo hace?
—No, ya es demasiado mayor para eso. Sin embargo, tú aún eres muy joven. —Hizo un ademán y se puso de pie para deshacerse del nudo de su ropa con la intención de que el pelirrojo se asustase y lo dejase por fin solo, pero este no se inmutó—. Debes aprender lo básico. No es necesario que caces siempre. Es una cuestión más bien política.
—No puedo —dijo el otro casi ahogado.
—Claro que podrás. Te inscribiré con los cachorros en un curso de caza —avisó con un deje de sorna.
—¿Te estás mofando de mí? —curioseó el otro, incrédulo.
—Claro que sí.
—¡ChanYeol!
Rio y se volteó para ver al omega—. ¿Desde cuándo me llamas por mi nombre?
—¿Debería llamarte por líder?
—Alfa estaría bien —se burló.
BaekHyun resopló en respuesta—. En tus sueños.
Ese fue el fin de su conversación, el omega se puso de pie y salió del cuarto después de cerrar la puerta. ChanYeol se quedó con la sonrisa entre los labios mientras se desvestía y se puso su bata para dirigirse al baño, donde se aseó para luego volver a su habitación. Se quedó un rato sentado en la cama para acariciarse la pierna herida con el ungüento que le dejó la sacerdotisa, ritual nocturno que debía hacer cada vez que le exigía demasiado a sus piernas. A pesar de lo tedioso que le resultaba fregar su propia piel al punto en que esta se ponía caliente y los dedos se le entumecían, hizo todo aquello con una sonrisa en el rostro, aún sin olvidarse de la anterior conversación que sostuvo con su prometido.
A la mañana siguiente un fuerte rayo de luz lo despertó. En Leo los días solían ser muy soleados y calurosos, especialmente si consideraban que continuaban en equinoccio de primavera. Ostara hacia del lugar un pasaje ideal para venerar la luz y la fertilidad, los pocos árboles que se hallaban en la dorada tierra brotaban y las personas daban alegres noticias sobre nuevos integrantes que se sumarían a la manada. Así como deseó su madre, quizás esa hubiese sido la oportunidad para que ChanYeol y BaekHyun viesen brotar algo entre ellos, el león no se hubiese imaginado que brotaría un nuevo matrimonio.
Así como cada mañana, se levantó temprano para ir en dirección al palacio principal, donde usualmente la gente se reunía para recibir los buenos días y los deseos de prosperidad de los líderes. Algunas mañanas eran más importantes que otras, de hecho, aquella era una de ellas porque sería el día donde presentaría a su futuro esposo delante del pueblo. Probablemente por eso ChanYeol se puso tan ansioso cuando, después de darle tres toques a la puerta que supuso era la de BaekHyun, no recibió ningún tipo de respuesta. Ya en el cuarto toque omitió la privacidad del omega y simplemente ingresó a la habitación, encontrándose con el tigre recostado con comodidad entre las sábanas, con el cabello desordenado y los pequeños colmillos asomándose entre sus labios, brillando entre ligeros ronquidos.
—BaekHyun —llamó con la intención de despertarlo, aunque sus palabras no fueron más que un susurro. Suspiró al ver que el contrario no se inmutó, así que se acercó para mecerlo por el hombro—. BaekHyun, es hora que nos encaminemos al palacio principal. —El recién nombrado le pegó un manotazo y rodó sobre la cama para apartarse de él. ChanYeol apretó los dientes—. Levántate. Debes estar presentable para la ceremonia.
Solo con ello el tigre abrió los ojos, mostrándole una perla ámbar acompañada de otra color hueso, ambos ojos que brillaron bajo un ceño fruncido. Sonrió sin poder contenerse, cautivado por la imagen de un joven precioso recostado sobre sábanas blancas, con el cabello cobrizo ardiendo como el fuego sobre las almohadas.
—¿Qué debemos hacer? —preguntó BaekHyun de repente, sacándolo de su ensoñación.
—Vístete de dorado. Hoy será tu presentación ante Leo.
Enserió su rostro y se giró para ir en dirección a la cocina con la intención de preparar el desayuno, pero un quejido a sus espaldas lo detuvo.
—Solo tengo mi hanbok verde lima.
—¿Verde lima? —preguntó de vuelta como si quieres confirmar lo que dijo el contrario. Suspiró al saber que no tenía nada que confirmar; el día anterior lo vio visto de verde—. Esto será un desastre.
Aquello fue lo último que dijo antes de ir a su recámara en busca de su bata, con la cual se enroló para luego dirigirse al baño. Se aseó, estiló y perfiló porque aquel día se suponía que era importante para él, el que esperó durante toda su vida junto con su asunción. No obstante, una vez que se miró en el espejo del salón, ya con su hanbok color caramelo con detalles blancos y de pie a un costado de su prometido —en efecto, vestido de verde lima—, no hizo más que suspirar y asentir en un intento de alentarse a sí mismo. A fin de cuentas, pasó por muchas cosas, lo último que debía importarle era que BaekHyun no cumplía con el protocolo de su pueblo.
—Pareces molesto —comentó el contrario mientras desayunaban. Él solo meneó la cabeza en respuesta, sin asentir ni negar—. ¿Es por el color de mi vestimenta? ¿De verdad es tan importante?
—En Leo, para festividades especiales, la familia líder se viste con el color del Sol —musitó mientras revolvía su té. BaekHyun pareció incómodo del otro lado de la mesa—. Sin embargo, no le demos importancia a ello. No eres de Leo y no cuentas con tu ropa como para tener elección. —BaekHyun asintió y, a pesar de llevar el usual velo sobre el rostro, pareció aliviado—. Me encargaré de hacer llegar una carta a Tigra para pedir que manden tus cosas.
—¿Todas? —curioseó sorprendido el menor.
ChanYeol elevó la mirada de su taza y, sin expresión, preguntó—: ¿No crees que haya lugar para ellas en esta casa?
—¡No es eso! —Las manos ajenas se movieron con cierto ímpetu frente a él, como si de repente la energía le hubiese subido—. No esperaba conseguir mis cosas.
Asintió y no comentó mucho más. No tenía ganas de hablar con BaekHyun; aún dentro de él se albergaba la amargura producida por los sucesos suscitados durante los últimos días. Ahora le tocaba asumir una responsabilidad que cargaba consigo ser líder de Leo, llevar una buena relación con su futuro esposo y, por como decidió, no enamorarse de este. El deseo de que le diera una oportunidad como pareja quedó bien engullida en el pasado. A pesar de que el humano y el león estuvieron de acuerdo hace un mes que BaekHyun en su totalidad servía como una pareja potencial, en ese momento ChanYeol no creía que era así, cosa que se contraponía con su león, pero él lo decidió así, había algo moral y de honor que no podía traspasar.
Con eso en mente se posicionó a un lado de BaekHyun en lo alto de la tarima desde la cual se daban todas las noticias oficiales. Él estaba bien arreglado, como se imaginó que debía estarlo para una situación como esa, pero su compañero parecía nervioso y desprolijo a pesar de su atuendo buen puesto. El muchacho contrastaba tanto con su cabello rojo y el hanbok verde lima que no fue sorpresa que llamase la atención de los leones por algo más que ser el prometido del líder. BaekHyun era indiscutiblemente un tigre y Leo, luego de enterarse del ataque que sufrió ChanYeol en pueblo ajeno, generó una gran aversión contra la otra raza de felinos. BaekHyun no sería bien recibido y lo confirmó cuando la población hizo muecas y se generaron estridentes cuchicheos al enterarse de quién era y de dónde provenía.
Luego de la presentación de su prometido hubo una pequeña charla con el Concejo. Los leones de melena oscura miraron con suspicacia al joven tigre, pero no abrieron la boca para nada más que felicitarlos por su himeneo. Todos sabían quién era BaekHyun y qué le hizo, pero por respetos al nuevo líder las palabras intemperantes no tuvieron cabida. Después de todo, la elección de que el tigre fuese su pareja no la hacía ChanYeol, sino el propio destino.
La pareja comprometida almorzó con el Concejo, así como con su padre y madre, leona que gruñía cada tanto y parecía empecinada en que, durante alguno de sus tantos traspiés intencionales, arruinase la apariencia del joven omega, quien no hizo más que quedarse a su lado con la cabeza gacha y con el velo cubriéndole las expresiones. Nadie le preguntó nada directamente a BaekHyun, todas las dudas en torno a este fueron resueltas por ChanYeol y, para cuando fue la hora de la merienda, ambos partieron rumbo a la casa del león. Una vez allí BaekHyun se quitó el velo y se dirigió al baño del hogar, él tan solo lo vio partir y suspiró con cansancio.
—Volveré al palacio. Debo conversar con mi padre. —Fue un aviso, así que no esperó respuesta alguna y volvió a los aposentos del ex-líder.
Debía conversar con el Concejo y su padre sobre cómo sobrellevarían la llegada de Beltane, el cual estaba por llegar el próximo mes, invitando al solsticio de verano. Para ellos era el momento de mayor cuidado, pues el calor era garrafal, las plantas perdían todo su poder debido a las altas temperaturas y los leones, a pesar de estar acostumbrados a la elevadas temperatura, tenían que dejar sus labores en ciertos horarios, cuando el sol estaba en lo alto de la cúspide, para no sufrir una descomposición indeseada. A pesar de que era algo que sobrellevaban todos los años, ahora tenían la propuesta de recibir ayuda de Tigra, dado que contraería nupcias con el hijo omega de quien aún era líder. Por ello los leones aristócratas fueron algo exigentes con sus demandas y no dudaron en verbalizar las posibles ganancias que tendría la filtración de agua desde Tigra.
—¿Qué opinas? —dijo sin más luego de llegar a casa, poco antes de que anocheciera.
BaekHyun se encontraba leyendo una novela que le regaló su tío de uno de sus tantos viajes. De seguro se encontró el libro en una de las estanterías que tenía en su despacho. No le importó absolutamente nada el saqueó del montón de palabras, ya que lo suyo a partir de pocos días sería también del omega, y se concentró en que los ojos ajenos se posasen sobre los papeles que él llevaba consigo, los cuales posó sobre la mesa que estaba en el centro de los sofás y se sentó frente a su prometido, quien, dubitativo, dejó el libro a un lado.
—¿Hacer un arroyo artificial? —BaekHyun se acomodó sobre el sofá de manera que pudiese acercarse a él para charlar con mayor comodidad—. ¿Podrán hacerlo?
—¿Qué opinas? —repitió sin inmutarse a la manera encantadora en la que el contrario se movió—. Quiero ver tus ojos cuando me respondas.
Todo el cuerpo del omega se entumeció. El joven tardó un poco en obedecerlo, pero al final dejó las hojas sobre la mesa y desató el cinto que se enredaba en su trenza. Apenas el rostro ajeno quedó al descubierto sonrió en un intento de transmitirle apacibilidad al contrario. En momentos como ese necesita llevarse bien con su prometido, había un tema político y logístico respecto a Leo que debían conversar.
—Cuando estés en casa no uses el velo —pidió con suavidad y tomó el libro que tuvo antes entre manos el pelirrojo con la intención de restarle importancia a sus propias palabras—. No quiero que te ocultes de mí.
El menor suspiró—. No se trata de eso. Estoy acostumbrado a usar el velo.
—Aun así, no lo hagas. —Miró a BaekHyun a los ojos y este tan solo correspondió su mirada—. Ahora dime qué opinas.
El contrario bufó con suavidad, de seguro con la intención de no hacerse escuchar, y concentró la mirada en los papeles. ChanYeol dejó que los leyese con calma y esperó el tiempo necesario para que BaekHyun leyese y volviese a releer los puntos importantes.
—¿Qué desea saber en torno a mi opinión? ¿La validez que podría tener esta petición para Tigra? —preguntó el contrario con cierto aire despectivo que lo hizo sonreír.
—Tal vez. —Se encogió de hombros con una sonrisa—. Dijiste que en Tigra las inundaciones son un peligro. —Guardó silencio un momento para encontrarse con los ojos bicolor de su prometido—. Cuando se acerca el solsticio de veranos las sequías son un peligro para nosotros. Debemos acumular agua para esos días.
—Tienen un lago aquí al lado. —BaekHyun movió la cabeza para apuntar a su izquierda, donde se ubicaba la acumulación de agua.
—Un lago que se seca cada año.
La estadía quedó en silencio. Ambos sabían que no era una mala idea, sin embargo, entendía que el tigre no fuese receptivo con su propuesta; él también desconfiaría de la solicitud de un pueblo con el que siempre estuvo en guerra.
—Quiero hacer llegar hasta el líder Byun mi propuesta de filtración y quiero que estés a mi lado a la hora de sobrellevar este proyecto. —Los ojos del pelirrojo se abrieron con asombro—. Ahora eres el líder omega.
—No lo digas así. —Avergonzado, el joven empuñó el faldón de su hanbok y se puso de pie—. ¿Cómo un omega podría tener algo de relevancia? Tu madre nunca pareció tenerla durante su estadía en Tigra.
—Tu madre, como compañera del líder, sí pareció tenerla —susurró con cierta sorpresa luego de voltearse para mirar a su prometido—. Pensé que sería normal para ustedes.
—¡Mi madre es alfa!
—Aun así, a ti te tratan con mucho cariño y nunca te impidieron la palabra.
—¡Porque soy el bebé omega! —Se burló BaekHyun de sí mismo y ChanYeol soltó una pequeña risa, inmediato a ella hubo un estornudo. El aroma del contrario le llegó de sopetón, por lo que supuso que el joven se encontraba azorado—. Lo que quiero decir es que ya por ser tigre todos parecen detestarme aquí. No quiero que me odien por tener favoritismo político por ser tu omega.
—Lo tendrás —admitió sin ningún tipo de reparo, totalmente seguro de su palabra—. Es lógico el poder político, eres la pareja del líder.
—¿Cómo podría ser posible? —dijo el otro con pesar y se paseó por la estancia. Él no entendió por qué el tigre estaba tan intranquilo—. ¿Hay algo así como pareja oficial acaso?
—¿Qué quieres decir? —preguntó con extrañeza. Solo con eso BaekHyun detuvo su caminar.
—Estuve leyendo durante la tarde. Dijiste que podía tocar tus pertenencias. —Asintió, confundido. El joven tan solo suspiró y apartó los ojos de él—. Encontré un libro sobre la historia de Leo. Los alfas suelen tener muchas parejas.
Asintió, igual de extrañado que antes—. Así es.
—¿Por ser tu pareja destinada tengo algún derecho?
—Espera. —Se puso de pie, ayudándose del reposabrazos del sofá—. ¿Estás suponiendo que tengo más parejas?
Otro estornudo de su parte y su cuerpo se estremeció. Asombrado dirigió la mirada hacia BaekHyun, quien apretó los puños a los costados de su menudo cuerpo. Supuso que estaba enfadado, aunque no lo intuyó por su corporalidad, sino por aquel aroma amargo, como si a las manzanas les hubiesen volteado una taza de café sin endulzar.
—¿No es así? —El tigre de repente pareció un cachorro, cosa que lo descolocó—. Si no las tienes ahora, ¿l-las tendrás en el futuro?
—No —musitó con cuidado, aún extrañado por la reacción del contrario—. ¿Estás molesto porque un alfa pueda tener varios omegas?
—¡Sí! —chilló el otro y sacudió los puños, como un niño enrabiado—. ¡Y no sé por qué me molesta!
—Te prepararé una infusión de manzanilla —dijo sin más y avanzó camino a la cocina, pero acabó deteniéndose a medio camino—. Y es mejor que abras las ventanas. Siento que el salón hervirá en cualquier momento.
—¡¿Pero qué expresión es esa?! —se quejó el otro desde atrás, pero él no se detuvo y continuó con su cometido.
—Omega —llamó con cuidado, a lo que se encontró con el ceño fruncido del contrario. Sabía que BaekHyun estaba abrumado por sus propias emociones, pues el humano seguía negándose a lo que sentía el tigre—, seré solo tuyo.
—¡No digas tonterías!
Recibió un cojín junto a la expresión agónica del pelirrojo y, a pesar de que la acción lo sorprendió y desequilibró fisicamente, soltó una suave risa. Nunca se imaginó a BaekHyun actuando tan infantil, especialmente sí tenía que ver con él. En un principio, cuando comenzó a cortejarlo, estuvo encantado con esa actitud solemne y, cuando adquirieron más confianza, se fascinó por su franqueza. Sin embargo, al final sintió decepción por el tigre, pero también notó que este era sumamente inmaduro y, en parte, lo entendió. Era tan solo un niño que estaba por casarse con quien parecía ser su peor pesadilla, ¿quién no tendría miedo?
—Mi padre nunca tuvo a nadie más que a mi madre —comentó con suavidad cuando puso el té delante del pelirrojo, quien tomó asiento en uno de los sofás—. Yo no espero ser diferente.
—Ni siquiera proyectas enlazarte conmigo —susurró el otro más para sí mismo. Pareció un niño berrinchudo.
—Por el momento no. Aún creo que ambos tenemos cosas que sanar a nivel personal.
Luego de esas palabras no hubo mucho más. ChanYeol dejó solo a BaekHyun en el salón con la intención de que aclarase sus pensamientos y que también pensase en los papeles que aún seguía en la mesa de madera que adornaba el salón. Pasó a su despacho para comenzar con la planificación de combatir con la sequía, pero apenas llegó a su habitación encontró un papel en la cima de su escritorio, era la lista que le pidió a BaekHyun. Resultaron ser menos cosas de las que esperó, pero al menos el joven escribió al reverso de la hoja las plantas que necesitaba para aplacar su aroma. Todo eso se encargó de pedírselo a uno de los betas que le servían, así que entre ellos se organizarían para recolectar lo que necesitaban.
—Líder Park —saludó el omega apenas él abrió la puerta. Se le fue inevitable mostrar una sonrisa al reconocerlo.
—Joven MinSeok —respondió con elocuencia y sonrió antes de hacer un ademán para que el contrario ingresase a la casa. Una vez que tuvo al joven se dirigió al pasillo, donde se encontró a BaekHyun asomándose por la puerta de la que era su habitación, supuso que para ver con quién hablaba—. Omega, acompáñame, por favor.
—¿Por qué me llamas omega de repente? —comentó el tigre entre dientes mientras caminaba por el pasillo con su hanbok verde lima.
—Él es MinSeok, sastre del palacio. —Sonrió hacia BaekHyun, quien pareció sorprendido. Así como le pidió el día anterior, el joven llevaba el rostro descubierto, por lo que pudo ver perfectamente su atemorizada expresión—. Él hará tu vestuario a partir de ahora. Puedes escoger tantos trajes como quieras.
Recién entonces el pelirrojo pareció ser consciente de que había alguien más en la habitación y rápidamente tapó con su mano el ojo herido, agachó la cabeza y se cubrió tras su espalda. ChanYeol estuvo tentado a burlarse de la expresión del otro, pero al final suspiró y se giró para quedar frente a su prometido. Llevó la mano sobre la contrario y con sutileza la apartó del rostro ajeno. BaekHyun lo miró con los ojos brillantes, tanto así que por un momento pensó que el otro rompería a llorar. Sin embargo, el pelirrojo solo lo miró a los ojos por unos segundos y asintió antes de suspirar, al parecer leyendo algo en él que ni el mismo ChanYeol supo descifrar; nunca imaginó que fuese una persona tan transparente.
—Buenas tardes, líder omega —saludó el empleado con una pequeña reverencia.
BaekHyun asintió aún retraído—. Buenas tardes.
—Los dejaré solo.
Hizo una pequeña inclinación en son de respeto y se giró para ir en dirección a su despacho, pero de inmediato se encontró con unos dedos que rodearon su muñeca, inclusive pudo sentir las uñas largas de BaekHyun curveándose en torno a su extremidad. Su conmoción fue abominable, pues por ningún motivo imaginó que su prometido sucumbiría tan rápido por su tigre, mucho menos cuando solo se encontraba en presencia de un león omega. Se cuestionó por qué el otro tenía tanto miedo.
—Quédate conmigo, por favor —pidió el pelirrojo a través de la conexión que los unía como pareja y ChanYeol casi boqueó al darse cuenta que el otro optó por ese medio para comunicarse con él cuando lo tenía justo en frente y no había ninguna señal de peligro evidente.
—Me quedaré —avisó de repente, sorprendiendo a MinSeok porque hace un minuto dijo que se retiraría.
—Solo tomaré medidas, señor.
—Aun así me quedaré —dijo sin más y se sentó en el sofá que estaba más próximo a BaekHyun.
Para su desgracia, pasó ahí mucho más tiempo del que calculó. MinSeok media una y otra parte del cuerpo del tigre, el cual no dejaba de removerse inquieto cada vez que el pequeño león ponía las manos sobre él o siquiera le dirigía la mirada. ChanYeol se preguntó por qué el joven estuvo tan intranquilo cuando la amenaza era inverosímil.
—¿De qué color desea su primer traje, señor omega? —preguntó MinSeok a BaekHyun, quien se sentó en el sofá que estaba a su lado y jugueteaba con sus dedos.
No pudo evitar sentir cierto disgusto cuando los ojos de su prometido se posaron en él, como si no supiese qué contestar. No obstante, ChanYeol no lo haría por él, sabía perfectamente que BaekHyun era lo suficientemente independiente como para decidir por sí mismo o siquiera para responder.
—Del color del Sol, supongo.
Casi se atragantó con el té que bebía y MinSeok lo miró asustado—. ¿Se encuentra bien, señor?
—Sí, MinSeok —respondió sin mirar al león y se concentró en BaekHyun—. Pide lo que gustes.
—¿Puede no ser un color cálido?
—Puede serlo —susurró sin mirarlo, algo incómodo por la inseguridad del chico.
—Entonces quiero uno lila, por favor —musitó el pelirrojo—. También uno marrón y otro azul. —El tigre volvió a mirarlo y preguntó—: ¿Puedo pedir más?
—Todo lo que quieras —dijo sin dirigirle la mirada. Solo levantó la cabeza cuando escuchó a MinSeok suspirar.
El sujeto los miró a los dos con una sonrisa y ojos brillantes, como si estuviera emocionado. No obstante, el sastre no se atrevió a decir nada y solo continuó anotando toda la gama de colores que dictaba su prometido. Cuando el omega león se retiró ChanYeol volvió a su despacho con la intención de ponerse al día con sus obligaciones, pero no pudo seguir con ellas, porque BaekHyun se introdujo en la habitación luego de tocar la puerta.
—¿Estás ocupado? —Negó y acomodó los brazos sobre el escritorio. El tigre tomó asiento frente a él—. Pensé en lo que dijiste sobre el arroyo artificial. —Elevó las cejas con ciertas ansias—. Creo que es buena idea —dijo el menor con la vista fija en sus manos—. Puedes contar con mi apoyo.
—Quiero que comandes el proyecto —soltó entonces, como si lo dicho no tuviese ningún poco de importancia.
—¿Qué? —El contrario rio sin verdadera gracia, más sorprendido que otra cosa—. ¿Cómo podría hacer eso?
—Lo harás. —Tomó una hoja de entre las demás junto con un pincel—. Sin embargo, primero debemos planificar nuestra ceremonia. MinSeok se encargará de nuestros vestuarios; tendrás que usar el tradicional que se ocupa en Leo para las ceremonias. —El omega asintió e hizo un gesto extenuante, como si lo hubiesen sentenciado a cadena perpetua. ChanYeol solo suspiró—. Un beta estará a tu lado para organizar todo. Mi madre no quiere saber nada del tema.
—¿Un león? —preguntó preocupado el contrario, cosa que lo descolocó.
—¿Por qué de repente pareces tan asustados de los leones? —curioseó con extrañeza. El joven desvió la mirada y suspiró—. Me conoces a mí y a mis padres, conviviste con nosotros sin ningún tipo de problema.
—No es lo mismo —susurró el contrario sin corresponderle la mirada—. Nos encontrábamos en Tigra, allí eran los únicos leones.
—Pero ¿eso qué importancia tiene?
Su respuesta no fue respondida, en vez de eso el cuerpo ajeno se movió. BaekHyun jugueteó con sus propios dedos en una actitud inquieta y acabó encontrándose con sus ojos, ámbar y hueso teñidos de vergüenza y tedio.
—¿Puedes ayudarme? —consultó el otro con tanta ligereza que apenas lo pudo escuchar.
—¿Ayudarte con los preparativos de la ceremonia? —preguntó incrédulo y el otro tan solo suspiró, aún sin dirigirle la palabra.
—Sí.
—¿Estás demente? —insultó sin querer, encontrándose con los ojos sorprendidos del contrario—. Tengo cosas más importantes que hacer.
—¿Nuestra boda no es lo suficientemente importante? —El pelirrojo elevó un poco más la voz al hablar, por lo que ChanYeol respondió con la misma intensidad.
—¡No! ¿Acaso para ti lo es? —BaekHyun guardó silencio, cosa que lo descolocó—. ¿Lo es? —Frunció el ceño y el otro nuevamente apartó la mirada—. Ni siquiera quieres casarte conmigo, ¿por qué querrías organizar la ceremonia?
—¡¿Por qué no querría?! —soltó el otro desesperado y él se sintió incómodo al ver que los ojos ajenos se cubrieron de lágrimas—. ¿Crees que nunca soñé con casarme? —El joven se mordió el labio inferior en un intento de sobrellevar sus propias emociones y ChanYeol se entumeció al sentir el ligero aromas a manzanas húmedas por el rocío—. No pensé que terminaría comprometido con alguien, pero aun así imaginé tener una dichosa ceremonia, un alfa amoroso y unos preciosos cachorros... —BaekHyun cubrió su propia boca, deteniendo su diálogo.
—¿Anhelas todo eso? —curioseó, incrédulo—. Sabías que era tu pareja desde que puse un pie en Tigra, pero aun así confabulaste toda esa venganza para deshacerte de mí. —El tigre cerró los ojos, como si cargase con un pesar inclemente—. Pude darte todo eso con la mejor de las intenciones. Sentía algo por ti y se lo comuniqué a tus hermanos incluso. Hasta mi madre sabía que en mí empezaron a hervir sentimientos por ti, no obstante, tú los obviaste e hiciste todo eso.
—No pensé que te gustaría —dijo el contrario sin aire, con el sollozo claramente atorado en la garganta—. Las personas como yo no podrían aparearse.
—¿Personas como tú? —preguntó, sarcástico.
—Feas, repugnantes.
—Santo Cielo, BaekHyun. Solo tienes una cicatriz en el rostro que no entorpece para nada con tu belleza. ¿Cómo podrías...?
—¡No es solo eso! —chilló el otro, interrumpiéndolo. El joven pareció tan fuera de sí que tenía las manos echa puños e inclusive se puso de pie.
ChanYeol guardó silencio con la intención de no entrometerse en aquel amargor que de repente inundó la habitación. Dejó que BaekHyun se levantase de la silla y que fuese a la ventana del lugar, la cual daba con el lago que fecundaba a Leo.
—Yo... Fui mancillado —susurró el pelirrojo apenas, aún de espalda. Él inmediatamente se puso de pie.
—¿De qué hablas? —preguntó con suavidad, temeroso de que el contrario se alterase de nuevo.
Sin embargo, lo que recibió fue un fuerte sollozó que lo quebró a él también. ChanYeol fue hasta su prometido y, con algo de temor por la costumbre de los rechazos, posó una mano sobre el hombro ajeno. BaekHyun se encogió en el tacto, desconfiado, pero al final le dedicó una mirada y acabó sollozando con más fuerte antes de caer en sus brazos. Él tuvo que respirar hondo al sentir el creciente dolor naciendo en su pecho, quemando sus entrañas y debilitando su ser. Recordó cuando estuvo atado contra un árbol mientras unos ojos bicolor lo miraban llenos de lágrimas. Entendió entonces que el dolor que vivió aquella fatídica noche no fue producto del deshonor, sino de que se conectó con su pareja a tal nivel que el dolor lacerante se volvió propio.
—N-No puedo hablar de ello ahora —musitó el otro sin más, aún con la cara enterrada en lo alto de su hanbok.
ChanYeol decidió tener paciencia, pero le costó de sobremanera. Lo siguientes días a esa conversación BaekHyun se tomó de la mano a un silencio sepulcral y se encargó de llevarlo consigo a todas partes. Apenas comía cuando le ponía un plato delante y no hablaba para absolutamente nada, ni siquiera para dar las gracias. Su madre, como ahora era usual en ella, criticaba a su futuro yerno en cada ocasión en la que compartían la misma habitación, especialmente ahora que BaekHyun se hizo mudo. Sin embargo, ChanYeol fue comprensivo, porque sentía que debía serlo, porque había algo doliente dentro de él, algo que probablemente ni siquiera fuese suyo.
Se armó de esa mansedumbre que siempre acostumbraba a portar y dejó que su pareja disfrutase del silencio. Poco a poco fue encargándose de todo lo demás, especialmente de la próxima e inevitable sequía; ya le envió carta al líder Byun para configurar el proyecto, el cual, para su sorpresa, quedó a cargo de JongDae, quien, por iniciativa propia, pidió viajar a Leo para construir junto a su hermano omega la nueva iniciativa. No obstante, ninguno sabía que BaekHyun cada vez parecía menos él.
—Su corazón está enfermo —respondió la sacerdotisa una vez que le preguntó. La mujer revolvió la infusión dentro del caldero—. Carga una herida terrible. Tu león aún insiste en llegar a su tigre.
—No entiendo —susurró luego de que recibió la taza de la anciana.
Una calurosa noche, junto a su bastón y la esperanza, se dirigió a la vivienda de quien era la mejor sacerdotisa de Leo, leona madura de un pelo canoso que era interrumpido por algunos cabellos rubios y castaños que llevaba trenzado y adornados por unas cuantas piedras de colores. Su atuendo era fresco, como el que solían utilizar en Leo, y su sonrisa era grande y brillante, como el Sol.
—Solo él puede decírtelo —mencionó ella con una sonrisa cálida de mujer sabia, de aquellas que sabían todo, pero no decían nada—. Te daré unas hierbas que lo tranquilizarán.
Volvió a su casa igual que desanimado que antes. Era algo tarde, así que tan solo se encerró en su habitación y se dispuso a dormir, sin embargo, se despertó en la madrugada debido a una insufrible picazón en la nariz. Casi sufrió un ataque al corazón cuando vio que el tigre estaba a su lado en la cama, no supo en qué momento el otro se trasladó porque recordaba que al momento de acostarse estuvo solo. No obstante, decidió no prestarle atención a su nuevo compañero de cama y solo se acomodó para volver a dormir, aunque no lo consiguió. A su lado BaekHyun se retorció en lo que parecieron ser duras pesadillas que lo hacían temblar y gimotear. En algún punto de la noche ChanYeol encendió la lámpara que tenía a un costado de la cama y fue al baño para buscar un trapo húmedo con la finalidad de limpiar el rostro del contrario. Pasó así toda la noche, velando por el sueño ajeno al punto en que se quedó dormido sobre el suelo, con la cabeza apoyada sobre sus brazos a un costado del pelirrojo.
—¿ChanYeol? —susurró una voz a lo lejos, la cual lo despertó—, ¿qué haces en el suelo? —Solo en ese momento el chico pareció ser consciente de sí mismo y de donde estaba—. ¿Qué hago aquí?
—No lo sé. —Suspiró y se puso de pie con dificultad. Le dolían mucho las piernas por mantenerse en esa incómoda posición durante la madrugada—. Me despertó tu olor y te vi retorcerte entre pesadillas. —Miró directamente los ojos del omega, los cuales aún se cubrían en ligeras lágrimas—. ¿Pasó algo anoche?
El joven negó—. No sé cómo llegué aquí. Lo siento.
—No tienes que disculparte. —Se enderezó y caminó hacia la salida de la habitación, aunque se detuvo en la puerta y avisó—: Iré a preparar el desayuno.
—Iré contigo.
BaekHyun se levantó rápidamente y llegó a su lado, cosa que le causó sorpresa. Después de estar una semana con el chico esquivándolo se sentía agradecido de que el otro le respondiese y que incluso lo acompañase a hacer cualquier cosa por algo que no involucrase un compromiso.
—¿Quieres algo específico para desayunar? —preguntó con suavidad mientras ingresaba a la cocina.
—Casemonos en Beltane. —Se giró a su prometido con cierto asombro, quien estaba entumecido a la entrada de la cocina—. Primero de mayo —reiteró y él se giró por completo para estar junto en frente y así seguir escuchándolo—. Colores cálidos. Casemonos en el lago.
—¿Qué? —preguntó con estupor y se acercó al contrario, olvidando por completo los huevos que miró en un inicio.
—T-Tengo unas ideas.
El tigre desapareció de su vista y él sencillamente se quedó ahí, con los pies descalzos plantados en el suelo de piedra. Su prometido no se tardó en aparecer en su visual, esta vez con un cuadernillo lleno de rayones y dibujos que le puso al frente, a un costado del canasto de frutas que solían tener en la cocina. El joven apuntó uno de los dibujos, el cual parecía ser la copia del lago que tenían cerca de casa, justo donde se hallaba el muelle de madera que construyeron hace años cuando el agua era lo suficientemente abundante como para pescar. Sobre el muelle que BaekHyun dibujó había un arco hecho con ramas y telas de colores colgando de ellas. Flores que identificó como girasoles y rosas se trenzaban en la desprolija construcción mientras velas se posaban sobre la húmeda madera. Finalmente, ya en la tierra cercana al lago, habían unas bancas que imaginó que serían de madera, igual de adornadas como el arco del muelle.
—¿Qué opinas?
—¿Cuándo hiciste todo eso? —preguntó con cuidado y tomó el cuaderno entre sus manos para darle una mirada más profunda.
—Dijiste que debía encargarme de la ceremonia —susurró el otro como si fuese un lamento.
ChanYeol suspiró al escucharlo—. La idea era que le ordenases al beta.
—Pero quiero hacer algo que nos guste a los dos. Probablemente será la única ceremonia de compromiso que tendremos.
El otro no mentía. Ahora que sabían que eran pareja destinada la probabilidad de casarse con alguien más que no fuesen ellos era inconcebible; sobrevivir sin el otro ya era algo demasiado arriesgado. Por lo tanto, entendía que su prometido quisiese hacer algo mágico. No sabía que el otro tenía ese tipo de deseos, los cuales serían típicos en cualquier omega, pero nunca pensó que pasarían por la cabeza de BaekHyun, incluso cuando su hermano SeHun se lo dijo alguna vez, que al joven le gustaban los romanticismos y cuidados respectivos a los omegas.
—Me gusta —susurró y le dedicó una mirada importante al pelirrojo, quien sonrió—. Me gusta la fecha también. Beltane está bien.
—Creo que es lo que la madre Naturaleza quería para nosotros —murmuró el otro con cuidado mientras jugaba con sus propios dedos. ChanYeol guardó silencio para que se explayase—. Con Beltane celebramos la llegada del verano. Además... —BaekHyun guardó silencio durante un momento—. El Dios Belenus curará cualquier enfermedad y ambos debemos sanar.
Sonrió y por un momento la emocionalidad lo envolvió, totalmente conmocionado por las palabras del contrario, quien parecía realmente sincero.
—Me gusta —insistió sin perder la sonrisa y el contrario le sonrió de vuelta—. Sin embargo, quiero incluir manzanas aquí. —Apuntó el arco del dibujo.
—¿Manzanas? —curioseó el contrario con extrañeza—. ¿Por qué?
—No sé. Creo que se verían bien —dijo sin más, a lo que el omega asintió y lo anotó como un apunte al costado del dibujo, al parecer sin siquiera ser consciente que lo dijo por él.
Ese pequeño diálogo durante la mañana fue lo suficiente para alegrar el resto del día. Como vio a BaekHyun tan dispuesto llamó a un beta para ordenarle los preparativos para la ceremonia. Quedaban tres semanas para el inicio de Beltane, así que tenían tiempo para organizarlo todo. No obstante, su madre, al enterarse de la planificación y de que la ceremonia iba en serio, fue hasta él para decirle que no estaba de acuerdo.
—Déjalo —imploró la leona con los ojos repletos de lágrimas.
—Sabes que no puedo, madre —dijo con pesar y soltó un pesado suspiro—. Estaré bien. Incluso ya no necesito el bastón para caminar.
—Es porque él está a tu lado, pero... —Ella guardó silencio y miró con pesar su extremidad—. Él te hizo todo esto, ChanYeol. No creo que sea correcto hacerlo tu esposo.
—Madre, suéltalo —susurró a modo de petición y la mujer rompió en llanto—. Suéltalo como yo lo solté.
—¡Es injusto!
—Pero es lo que debemos hacer para seguir. —Tomó las manos de su madre y dejó un pequeño apretón—. Me mirarán por tonto, lo sé, pero es lo que ambos necesitamos.
—Si lo haces no te lo perdonaré —amenazó ella con los ojos llenos de lágrimas.
—Madre —advirtió, aunque la mujer soltó el agarre y le dio la espalda—, ¿qué dolería más? ¿Perderte a ti misma o perder a mi padre?
A pesar de que esperó que la leona no asistiría a su ceremonia, al final aquel resplandeciente día la encontró sentada a un costado de su padre mientras vestía un hanbok color almendra. La mujer estaba enfurruñada, su rostro permaneció fruncido durante toda la ceremonia y ni siquiera se acercó a alentarlo cuando lo vio de pie en espera de BaekHyun, quien tuvo un problema con su vestuario, por lo que debió esperarlo un momento para ir juntos al sector donde se unirían en nupcias.
—Ahora sí —escuchó a sus espaldas de alguien que prácticamente se quedó sin aliento.
No le sorprendió encontrarse a BaekHyun con el cabello trenzado recubierto en flores, con el hanbok color blanco con detalles dorados. El velo, como siempre que salía al exterior, cubría su rostro, esta vez por completo, de seguro por simbolización de la ceremonia.
Extendió un brazo hacia su prometido, quien se abrazó a él y juntos caminaron hacia el lugar del rito. ChanYeol sabía perfectamente que aún quedaban muchas cosas por hablar, también creía que su madre tenía razones para estar enojada, sin embargo, estaba agotado, malditamente agotado de tener que hacer las cosas bien, como hizo durante toda su vida. BaekHyun hizo cosas terribles, pero en ese punto le daba igual, simplemente quería estar tranquilo y vivir en paz, por eso sonrió delante del altar y dijo que aceptaba unirse en santo matrimonio con el omega, lo tomó de las manos para decirle unas palabras alentadoras para su unión y escuchó atentamente las de BaekHyun, palabras unidas unas a otras con armonía, recitadas por aquel que sabía lo que decía, por aquel que las estudió noche tras noche frente a él para asegurarse de que diría lo correcto. A ChanYeol no le molestaba saber que el otro planificó sus felicitaciones, él hizo lo mismo con las suyas después de todo.
—Me alegra saber que el día de hoy, ferviente y caluroso inicio de Beltane, anunciamos la unión del líder Park ChanYeol con su destinado, Byun Baekhyun.
Ante la regla de la ceremonia, dejó un pequeño beso en el cuello del omega en señal de que pronto, durante la noche de bodas, dejaría ahí una marca para toda la vida, una marca que, a pesar de todo lo acontecido, ChanYeol aún no pensaba dejar. Podía casarse con BaekHyun, podía asumir la ascensión como líder de Leo y sobrellevar una vida junto a la persona que lo hirió al punto de que casi le quitó la vida, pero aún no estaba dispuesto a unirse en un espiral infinito con el tigre, su corazón no lo podía permitir por muy comprensivo y apacible que fuese.
Pasaron toda la tarde entre los invitados, agradeciendo por la llegada de tantas personas para la celebración de dos jóvenes acalorados entre tanto ropaje. Como era de costumbre, se encontraban ambas familias en el lugar, una docena de tigres se hallaban entre más de un centenar de leones que los miraban de reojo, tensos, con los nudillos blanquecinos y los dientes apretados. No obstante, nadie se atrevería a herir a un tigre en la ceremonia de unión del líder, así que limitaron su honor a lo que ChanYeol dispuso; si el líder estaba dispuesto a aceptar eso, ellos también debían hacerlo.
—Líder Park —llamó BaekBeom en algún punto de la velada, cuando se separó de BaekHyun para que este se pusiese un traje más ligero—, deseo hablar con usted.
Tomó la copa que uno de los meseros le entregó y fue con el tigre hasta un costado del lago. Desde ahí miró el agua acumulada y disfrutó de la vista en espera de que su cuñado dijese algo, pero este se mantuvo en silencio al punto en que resultó incómodo.
—¿Qué sucede? —preguntó al ver que el otro seguía mirando el agua como si en ella buscase las palabras.
—Corresponde que le pida disculpas. —Sorprendido, elevó ambas cejas—. Merece más que mis disculpas. —Una sonrisa tambaleante apareció bajo unos ojos color miel—. Aquel día...
—Creo que es algo que debemos dejar en el pasado. —Tuvo intenciones de volver a la ceremonia, más en un intento de huir del pasado que de divertirse con los invitados.
—Líder Park —repitió BaekBeom con pesadumbre, adolorido por alguna razón—, aquel día recibimos un aviso de nuestro hermano SeHun. —Se volteó a ver al mayor, quien lo miró con aflicción—. Nuestro cachorro pareció tan desesperado que lo seguimos sin más.
—¿De qué habla?
—BaekHyun desapareció ese día. —Asintió, recordaba eso—. SeHun mencionó que BaekHyun le dijo que usted fue algo... irrespetuoso con él. —Frunció el ceño. El contrario pareció leer su lenguaje corporal—. Dijo que intentó propasarse con mi hermano omega.
—¿El joven SeHun dijo eso? —soltó sorprendido. La copa perdió fuerza entre sus dedos.
—Sí. También dijo que la desaparición de BaekHyun tenía que ver con usted, que planificó algo para mancillar a mi hermano.
—¡Santo Cielo! —Afligido dio un paso hacia atrás, tan pasmado que BaekBeom tuvo que sujetarlo por el brazo con ambas manos para que no se fuese de espaldas.
—Se que es algo disparatado, pero nosotros no lo conocíamos lo suficiente. Solo sabíamos lo que nos contaron de ustedes y lo poco que convivimos. —El tigre lo soltó una vez que él se estabilizó—. Fue por eso que atacamos aquella vez, pensamos que estaba dañando a nuestro hermano omega.
—¿Porque lo besé? —preguntó, aún atolondrado.
—Justamente. Pensamos que se propasaría.
—BaekBeom —dijo tenso y sin ningún tipo de recato—, no puedo creer que un hombre como usted sea tan insensato a la hora de tomar decisiones. ¿Sabe todo lo que ocasionó?
—Lo siento mucho. Es por eso que estoy aquí para pedirle disculpas, porque sé que fue un error de nosotros actuar tan apresurados. Debimos ser cautelosos. —El tigre guardó silencio durante un momento y ChanYeol lo miró con verdadero disgusto—. Líder Park, aceptaré el castigo que usted estime conveniente para saldar este inconveniente.
—¿Cuándo se enteró que no fue así, que no dañé a BaekHyun?
El mayor pareció incómodo—. Poco después de que usted dejara Tigra. BaekHyun nos contó su plan, el único que lo supo fue SeHun. El resto de hermanos solo actuamos bajo la insistencia del menor. —Tomó aire a profundidad y asintió antes de tomarse lo que restaba en la copa de un trago—. Mi hermano JongDae... Él siente real admiración por usted. Espero que no tenga problema con él, ya que trabajarán juntos en el arroyo artificial.
De mala gana respondió—: BaekHyun se encargará de eso.
Dio un par de pasos para alejarse del tigre y fue hacia los invitados aún con el ceño fruncido. Los dedos se cernieron con rudeza alrededor de la copa de cristal, la cual dejó de mala gana sobre una mesa bien adornada con alimentos y volvió a tomar otra de ahí mismo, la cual se tomó de golpe. Para su desgracia, BaekHyun apareció delante de él con un ropaje igual de elegante, pero mucho más ligero. El omega se levantó un poco el velo al estar frente a él de modo que sus miradas se encontraron. Los hombros de ChanYeol se distendieron inmediatamente después de que aquella piedra ámbar se fijó en él. Lo odió por ello.
—¿Todo bien? —El tigre sonrió y posó una mano en su brazo, no supo si para llamar su atención o porque quiso tocarlo—. Hay una mujer que tiene muchas ganas de verte, dijo que quería hablar con los dos.
Intentó no enojarse por el control que ahora BaekHyun tenía sobre su sistema emocional y asintió luego de dejar la tercera copa vacía sobre el mantel. El contrario tomó su mano y tiró de él con cierto ahínco, animado. ChanYeol se preguntó qué mujer querría verlo y por qué el omega parecía tan contento con ello, sin embargo, ni siquiera pudo sorprenderse cuando vio a la sacerdotisa de pie con un traje color amarillo, totalmente sonriente. Era la primera leona de la que BaekHyun no parecía querer huir.
—Aquí —dijo su joven esposo una vez que estuvieron frente a la mujer.
—Sacerdotisa —saludó él apenas la vio y BaekHyun hizo una reverencia al igual que él con algo de premura, avergonzado por no ser cortés desde el principio.
La leona rio—. Mis niños. Feliz me hace verlos unidos al fin.
ChanYeol dio una sonrisa incómoda que la mujer ni siquiera se detuvo a mirar, en vez de eso la anciana fue hasta el más joven y posó la mano en el inicio del velo para luego hacerlo hacia un lado, sorprendiendo a BaekHyun, quien de inmediato tiró de la tela para volver a cubrirse. Ella no perdió la sonrisa en ningún momento.
—El Sol debe cargar con la Luna —musitó ella con ternura—. No te avergüences de las heridas, querido mío. No dejes que ellas te limiten.
—¿Querías hablar conmigo? —preguntó con cuidado, más que nada en el intento de librar a su esposo del instante incómodo que generó la mayor.
—Solo quería desearles una feliz unión. —Ella sonrió y puso una mano en el brazo de cada uno—. Puede que tengan complicaciones con el primer cachorro, así que cuida que tu omega no haga mucha actividad física.
—¿Cómo? —preguntó descolocado y ella solo rio. Sintió que BaekHyun se apegó más a él, quizás porque estaba asustado.
—Nada, mis niños. —Tomó su falda para empezar con su camino, aunque luego se detuvo—. ¡Vivan felices, preciosos cachorros!
La leona continuó con su camino, dejándolos a los dos ahí de pie, aún entumecidos por la inusual situación de la que ChanYeol pudo desprenderse más rápido, ya acostumbrado de los desvaríes de la señora. Sin embargo, a BaekHyun le costó un poco más volver en sí y cuando lo hizo pareció ahogarse durante unos segundos.
—¿Tendremos un cachorro? —preguntó el otro de repente, causándole una risa que lo ahogó a él también.
—No te preocupes por lo que dijo. Está un poco... —dio unos ligeros golpecitos en la cabeza de su esposo y siguió con su camino. El tigre no se tardó nada en volver a estar a su lado—. ¿Por qué me llamaste con tarta urgencia?
—Pareció urgida por hablar contigo. Además, te sentí tenso. —Suspiró y buscó con los ojos una copa de alcohol. BaekHyun volvió a posar una mano sobre su brazo para detener sus pensamiento—. ¿Qué hablaste con mi hermano mayor?
Apretó los labios. No creía que era momento para hablar de ello, porque aún se encontraban en su ceremonia de enlace y le quedaban horas por compartir con los invitados.
—Lo hablaremos una vez que lléguenos a casa —dictaminó y el otro tan solo suspiró—. Ahora debemos ir a la hoguera. Está por empezar la última ceremonia.
El fuego, purificador y vitalizador, era un elemento que no solo marcaba Beltane, sino que también a la propia comunidad de Leo. Como era tradición, tanto ChanYeol como BaekHyun se apoderaron de una antorcha con la que quemaron una hoguera de grandes troncos en los cuales todos los asistentes escribieron en un pequeño trozo de papel algo para potenciar en la pareja, un modo tradicional de desearles buenos deseos, pero sin verbalizarlos. Solo la madre Naturaleza sabría de estos y podría hacerlos realidad.
Como era lógico, fue un día atareado y se quedaron hasta entrada la madrugada bebiendo, conversando y bailando. Como era tradición en Leo, el alfa debía bailar con su omega, un baile que MinSeok le enseñó a BaekHyun durante un par de tardes, luego de que el tigre pareció acostumbrarse a la presencia del omega. Finalmente, pudo bailar con el pelirrojo sin ningún problema y, cuando sonó el último instrumento, finalizó la velada.
—Estoy agotado —gimoteó BaekHyun apenas ingresaron los dos a la casa, con el velo en la mano. ChanYeol tuvo que ayudarlo a quitárselo cuando estuvieron en la puerta debido al trenzado en el que implementaron la tela—. Solo quiero sacarme toda este polvo brillante. Siento la piel entumecida.
Por supuesto, ambos debían parecen igual de brillantes que el Sol, así que fueron recubiertos en colores cálidos, en oro y maquillaje dorado.
—Tendrás que remojarte un rato en el agua —musitó al saber que se refería al maquillaje.
—¿Mucho rato? —preguntó el otro con un puchero entre los labios, como un niño.
ChanYeol asintió en respuesta y el contrario refunfuñó antes de caminar a su habitación. Él, de igual forma, prefirió darse un baño. Pasó todo el día bajo el ferviente Sol y sabía que su aroma no debía ser el mejor, más aún considerando que antes de la ceremonia, en un acto tradicional, lo rociaron de la infusión de una pequeña flor que se encargaba de acentuar su aroma como alfa con la finalidad de que esta despertase el libido del omega, cosa que no pasaría porque BaekHyun se bañó con hierbas que no solo limitaban su aroma, sino que también su celo, todo eso a petición del mismo ChanYeol. Sin embargo, no por ello pudo deshacerse del maquillaje brillante; de ello se preocuparía al otro día.
Una vez que se puso su ropa para dormir se sentó en la cama mientras tenía la mirada fija en la ventana, enfocada en el manto oscuro. Pensó en su nueva vida a partir de ahora. Ya era un hombre casado, aunque no enlazado. Ahora debía hacerse cargo de una persona como si fuese su hijo, proveyéndolo de todo, protegiéndolo hasta la muerte y, supuestamente, amándolo hasta que su corazón no bombease más. Prometió que lo amaría hasta el final; ChanYeol se sintió mal consigo mismo al prometerle a su dios Sol que lo amaba en un principio.
—¿Alfa?
Desorientado se giró a la puerta de la habitación, confundido porque BaekHyun estuviese despierto todavía. No obstante, se descolocó aún más cuando notó que su ahora esposo llevaba un ligero traje color vino que le llegaba hasta un poco más por debajo de las rodillas y que parecía traslucido en ciertos sectores. Menos mal que el chico continuaba con su ropa interior por debajo.
—¿Por qué...? —se cortó a sí mismo, sin saber cómo continuar—. ¿Qué haces en mi habitación?
—¿No tendremos nuestra noche de boda? —Negó con el ceño fruncido y el otro suspiró con cierto alivio—. Mamá me dijo que pasaría, así que estuve nervioso todo el camino hasta aquí. —El joven trepó con comodidad sobre la cama hasta llegar a su lado, sorprendiéndolo—. ¿Puedo dormir contigo?
—¿Con esa ropa? —cuestionó.
—MinSeok dijo que era tradición en Leo ponerse esto luego de la boda.
Puso los ojos en blanco, pero una sonrisa se asomó entre sus labios—. Eso es para... intimar con la pareja.
—¿Qué? —BaekHyun, alterado, tiró de las mantas para cubrirse.
—Nosotros no haremos eso, así que solo duerme. —Le tiró un almohadón al contrario antes de acomodarse para dormir. Una vez que le dio la espalda y que apagó la luz de la mesilla susurró—: Y se usa sin ropa interior.
—¡ChanYeol, no seas desvergonzado!
Rio y se cubrió más con las mantas. Como fue de esperarse, al día siguiente despertó con el cabello de BaekHyun metido dentro de la boca, el chico tenía el pelo cobrizo increíblemente largo y ChanYeol era muy bueno para roncar y babear, así que cada vez que dormía en la misma cama que el muchacho —lo cual solo sucedió dos veces— terminaba con el cabello del chico sobre el rostro.
Estoy casado, pensó con pesar mientras miraba el techo de madera que era iluminado por la luz que se filtraba desde la ventana. Poco después sintió un golpe en la pierna, un puntapié de BaekHyun, y este terminó con la cabeza sobre su pecho. Suspiró con cansancio porque sabía que esa sería su vida a partir de ahora, la cual, por suerte, creía que podría sobrellevar de buena manera siempre y cuando el contraste siguiese sumergiéndose en esas hierbas que se llevaban consigo el olor a manzanas, de lo contrario ya se hubiese aferrado al cuerpo del menor con pensamientos ardientes. Deseaba que madre Naturaleza no fuese tan cruel como para hacerlo caer en eso.
—BaekHyun —llamó con cuidado. Con delicadeza apartó el cuerpo del otro para ponerse de pie—, debemos almorzar con nuestros padres.
—Tu madre me matará —dijo el tigre aún con los ojos cerrados y la voz rasposa. ChanYeol no lo negó.
Así como estimó, la leona estaba furiosa. Podían ser esposos, pero seguía sin aceptarlo y eso estuvo claro para todos. Su madre pareció tan colérica que hasta la tigresa le guardó respeto y no hizo ningún comentario fuera de lugar mientras almorzaban, gesto tradicional que también tenía que ver con su reciente enlace, eran días y días de festejar a los recién casados, algo tedioso para ChanYeol.
—Alfa —llamó BaekHyun en algún momento, cuando se encontraban bebiendo té y conversando entre ellos, excepto su madre, claro—, debo hablar contigo un momento.
Se suponía que BaekHyun ahora que era su pareja, debía llamarlo alfa, así como él debía llamar omega al contrario, al menos si se encontraban en público. Sin embargo, eso no lo hizo poner los ojos en blanco al escuchar la fingida voz del tigre, pero lo siguió. El sujeto pareció algo nervioso una vez que estuvieron en uno de los desolados pasillos del palacio principal, donde solo habían unos betas a lo lejos resguardando las entradas.
—Ayer hablé con la omega líder de Cocodrillus. —Sorprendido, abrió ambos ojos—. Dijo que estaría dispuesta a cenar con nosotros hoy. Su esposo también asistirá.
—¿Por qué me lo dijiste recién ahora? —preguntó con algo de agobio, temeroso por el poco tiempo de preparación.
—Lo recordé cuando hablaron sobre el arroyo artificial.
Suspiró y asintió. Recordó que no tenía razón real para enojarse, que no había motivo alguno. Suplantó la molestia inicial por el afecto y dejó una pequeña caricia en el cabello de BaekHyun en señal de que estaba agradecido con su actuar, cabello que ahora estaba tomado con un moño bajo; era la primera vez que el omega usaba un moño, lo cual era señal de que ya era un hombre casado. A pesar de que el tigre siempre se negó a enlazarse con ChanYeol, algo dentro de él disfrutaba de todo lo que sucedía.
Aquella noche se reunieron con la pareja líder de Cocodrillus, quienes se quedaron en Leo para disfrutar del lugar. Cocodrillus quedaba demasiado lejos como para emprender un viaje sin haber descansado antes, así que la pareja de cocodrilos se quedó en el caluroso lugar, el cual parecía ser mucho más sofocante de lo que podían soportar, porque llevaban sus abanicos y cantimploras con agua a todos lados, incluso a la cena que acordaron en el palacio principal.
—Su omega nos comentó que quería vernos, líder Park.
Sonrió en respuesta y, después de un saludo correspondiente, ofreció servirle alcohol a los otros dos, los cuales aceptaron con sonrisas. Los habitantes de Cocodrillus solían tener el cabello negro y liso, el hombre lo llevaba en un moño por debajo del gat y la mujer lo tenía en un moño bajo con algunos adornos que parecían escamas, elemento simbólico de su tierra. BaekHyun, casi como si le leyera la mente, elogió sus accesorios.
—Sé que su visita en Leo es producto de nuestro matrimonio, pero queremos aprovechar el momento para conversar un tema político.
El líder de Cocodrillus, sorprendido, elevó ambas cejas con ansias—. ¿Qué desea, líder Park?
—Una alianza. —Sonrió.
Se sintió nervioso por la expectativa, quizás por lo mismo buscó la mano de BaekHyun por debajo de la mesa y le dio un apretón. No esperó nada de él más que el apoyo silencioso que recibió. A pesar de cómo terminaron las cosas, sabía que podía contar con su esposo para temas políticos, especialmente porque este compartía los mismos intereses de prosperidad que él.
Se quedaron conversando con la pareja durante mucho rato, incluso en algunas oportunidades incitó a BaekHyun a que hablase, a que diese su opinión, a que generase propuestas; y lo hizo. Eso era lo que buscaba, lo que soñó desde siempre, tener a un omega que fuese su contraparte, su apoyo, su compañero. A pesar de que se sentía decepcionado por todo lo que pasó, por la venganza inhumana de su destinado, se sintió contento una vez que llegó a casa y el otro le pidió ayuda para quitarle el velo del rostro. Estuvo tentado a reír porque estaba vez el chico no tenía ningún tipo de dificultad para quitarlo por su propia cuenta, pero de igual forma lo ayudó.
—Fue un buen día —comentó feliz, aún recordando la triunfante cena que tuvo con los líderes de Cocodrillus.
—Tu madre sigue odiándome. —El joven le hizo un puchero y él solo rio ante el gesto.
—Y probablemente seguirá haciéndolo.
Sin darse cuenta, esa noche acabaron turnándose para usar el baño y luego se recostaron los dos en la cama dentro de la habitación de ChanYeol como la noche anterior. Él prefirió no decir nada, pues BaekHyun pareció tan cómodo con sus gestos, como si durmiese con él todos los días, que optó por no hacer de ese momento algo extraño. A fin de cuentas, entre ellos dos se alzó una especie de tregua y ChanYeol sentía que volvía a estar con ese pequeño BaekHyun que se cubría el ojo herido con un parche y parecía emocionado cada vez que le hablaba de trampas, solo que ahora el chico tenía un poco más de confianza que no solo traía consigo la convivencia, sino que el mismo enlace.
Para su mala suerte, al día siguiente despertó temprano en la madrugada por unos fuertes toques en la puerta principal de su casa, sonidos que a BaekHyun no lo hicieron moverse ni un poco de la cama. Fue a la entrada solo para encontrarse con el joven JongDae, quien traía consigo una canasta de frutas e iba acompañado de un beta tigre, quizás una especie de guardaespaldas. Con solo mirar el Sol ChanYeol pudo estimar la hora.
—Buenos días —saludó con la voz ronca y aún algo adormilado—. ¿Qué hace por aquí tan temprano, joven JongDae?
—¡Cuñado! —respondió alegremente el otro e ingresó de inmediato a su casa luego de golpear la canasta de comida con su pecho. La próxima vez que el tigre habló se dirigió al beta—. Puedes dejarme aquí. Mi cuñado no me hará nada.
El beta pareció indeciso de su decisión, pero solo hizo un asentimiento de cabeza y se retiró. ChanYeol cerró la puerta cuando vio que el tigre desconocido ya estaba lo suficientemente lejos y se volteó con la canasta aún en las manos. JongDae ya no estaba en el salón.
—¡Hermano! —escuchó gritar desde las habitaciones y él suspiró. Sospechó que el tigre fue lo suficientemente irrespetuoso como para meterse en la habitación donde descansaba el omega—. ¿Aún no tienes sexo con mi cuñado?
—¡JongDae, por favor!
Dejó la canasta sobre el mesón de la cocina y se encargó de preparar el agua para hervirla. Que BaekHyun se hiciese cargo de JongDae, o al menos eso pensó, pero el omega no tardó nada en aparecer en la cocina con el cabello revuelto como todas las mañanas, mirándolo entre achacado y avergonzado.
—¿Por qué mi hermano está aquí?
—Lo dejé entrar —dijo sin más mientras se volteaba para cocinar algo de carne para el desayuno—. Por cierto, ¿dónde está?
Observó por detrás de BaekHyun y este, igual de desorientado, miró hacia el pasillo. No fue sorpresa para ningunos saber que JongDae se paseaba por la casa, husmeando todo. Cada cierto tiempo el menor soltaba exclamaciones sobre lo preciosa que era la decoración o lo curiosa que le parecían ciertos objetos. BaekHyun fue el único que corrió detrás del otro en el intento de calmarlo, ChanYeol tan solo se sentó con una taza de café al ver cómo los otros dos merodeaban por la casa.
—Cuñado —nombró nuevamente el tigre menor, haciéndolo suspirar—, ¿por qué aún no ha marcado a mi hermano?
La pregunta fue un poco incómodo, aunque de seguro no se le notó en las expresiones. Sin embargo, el omega sí pareció avergonzado, ya que rápidamente se perdió en el baño con la excusa de que debía asearse. ChanYeol bajó la voz la próxima vez que habló con la intención de no ser escuchado por su esposo.
—Creo que la respuesta es obvia.
—¿Aún está molesto por lo que pasó? —JongDae, algo intrépido, tomó siento frente a él en la mesa—. Una de las razones por las que vine es esa —El joven se inclinó y tomó su mano libre, sobresaltándolo—. Quiero pedir con sinceridad su perdón.
Se alejó del tacto del tigre—. Joven JongDae, es más complejo que eso.
—Lo sé, pero yo no sabía nada hasta hace poco. Mi hermano BaekBeom me explicó y no hallé el momento idóneo para conversarlo con usted. Sé que él se disculpó en nombre de nosotros, pero quise venir de igual forma. Me parece una persona muy agradable, un excelente compañero para mi hermano y un líder prometedor. —JongDae volvió a sujetarse de su mano mientras hablaba con fervor—. Realmente lo encuentro admirable.
—Gracias —dijo sin más y volvió a alejarse del tacto. Esta vez tomó la taza con ambas manos para que el contrario no lo volviese a sujetar.
—Además —continuó el otro, bajando un poco la voz—, quiero rogarle que tenga paciencia con mi hermano omega. Puede que le cueste ajustarse a su nueva vida de casado.
ChanYeol miró con desinterés la puerta de baño, donde aún seguía su esposo—. Creo que lo sobrelleva bastante bien.
—¿Sí?
Asintió—. Tenemos una especie de tregua, supongo. Será mi esposo y me ayudará con los temas políticos, pero no me enlazaré con él.
—¿Cómo? —respondió el contrario con estupor, sorprendiéndolo—. ¿Por qué no quiere marcar a mi hermano? ¿No es acoso su destinado?
—Lo es, pero eso no quita lo que me hizo.
—Lo sé, pero... —JongDae negó con la cabeza y en su expresión se reflejó la culpa—. Es mucho más complejo, cuñado. BaekHyun lo conversará con usted cuando esté preparado.
—¿Qué debe decirme? —dijo con sorna—. Sé perfectamente que lo herí de pequeño, que ambos nos herimos. Sin embargo, eso no quita que hiciese un escándalo por un simple rasguño.
—No es solo eso —susurró una voz apacible desde lo lejos. BaekHyun ya salió del baño.
———————
*Manggeon: Cinta para la cabeza que utilizaban los hombres para apartar el cabello del rostro.
Imagen de la cual me inspiré para describir el lugar donde se desarrolló la ceremonia.
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Me costó varios días y unas cuantas cervezas conseguir este capítulo. Sé que quizás no tiene la misma calidad que los primeros, pero de verdad me estoy esforzando para darle un buen ritmo y una conclusión coherente. 🥺
Por ello quiero saber las dudas que tienen respecto a la historia, sus consejos y propuestas. 💖
Esta es la única historia que tengo incompleta, así que estoy muy enfocada en el escrito, sin embargo, me cuesta retomar el hilo. 😫
Muchas gracias por leer, votar y comentar. Leer sus comentarios es un gran impulso para seguir escribiendo. ♥️
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