Capítulo IV
El equinoccio de primavera llegó y trajo consigo consigo una lluvia de flores de colores que no solo alegraron a Leo, sino que también lo llenaron de buen alimento debido al fin de la hibernación de los animales. Era una época llena de regalos, donde se suponía que brotaría lo que se plantó en Imbolc, sin embargo, el solo recuerdo de la festividad a ChanYeol le daba nauseas. Ha pasado poco más de un mes, sus heridas físicas ya sanaron después del infortunio que vivió con la familia Byun, pero dentro de él, en lo más profundo de su plano espiritual, se hallaba una llaga alarmante que no lograba curar con nada.
—¡ChanYeol! —Un pequeño jovencito de once años corrió hacia él con un balón de cuero entre las manos—. ¿Jugará con nosotros?
Negó con suavidad y sonrió. Aquel niño era uno de los pequeños cachorros que tuvo que cuidar antes de convertirse en líder y él apreciaba a cada uno de ellos como su propio hijo, pero en ese momento no podía hacer nada para entretenerlo y ponerlo contento, como hubiese hecho en un pasado. No. Ahora ChanYeol se hallaba demasiado trizado, demasiado roto. Su cuerpo dolían aún a pesar de que no quedaban más que heridas de las cicatrices y su respiración ya se volvió regular después de tantas noches de llantos y agonía, cubierto en humillación y amargura.
Aún podía oler las manzanas cuando sabía que estaban en primavera, que aún no era época de manzanas. Ser consciente de eso lo hacía sentir terriblemente roto. Atribuía el sentimiento a que BaekHyun era su pareja y que por eso su sufrimiento era tan fatídico. No quería pensar que tal vez aquel malestar en el centro de su pecho se atribuía a que extrañaba esa meta de conquistar al omega, a su sonrisa por debajo del velo, a sus manos pálidas y pulcras metidas entre la tierra, buscando semillas para él.
¿Fingió durante todo ese tiempo? ¿De verdad el tigre se esforzó tanto en estar alrededor de quien fue el monstruo que lo atacó de pequeño? Lo arruinó, ChanYeol no podía dejar de pensar en ello, de que en realidad se lo merecía. Era lógico que BaekHyun estuviese roto, que buscase venganza de un encuentro infortunio, lleno de errores y de instinto, pues él nunca deseó hacerle daño a ese tigre pequeño, solo se defendió, así mismo como pensó siempre que fue la razón de la herida en su pecho.
—¿Hijo?
Fingió una sonrisa hacia su padre y este sonrió. Debido a la gravedad de sus heridas el hombre tuvo que tomar el mandato nuevamente sobre Leo, causándole un dolor aún más profundo porque lo sucedido solo demostraba que él no era lo suficientemente digno como para hacerse cargo de su propio pueblo y eso no podía ser más indigno para alguien que tuvo como mayor meta liderar la comunidad de leones.
Ahora estaba acabado. No tenía nada, ni siquiera la esperanza de vivir mucho tiempo y ser feliz encontrando a su pareja, pues ya sabía perfectamente quien era y, a su vez, sabía que no había ninguna posibilidad de que él pudiese vivir un felices para siempre, no si BaekHyun se negaba a hablar con él. Porque sí, ChanYeol lo intentó, por supuesto que lo hizo. Los primeros tres días que llegó a Leo estuvo moribundo, empapado en hierbas y con heridas tan graves que no pudo convertirse en su cuerpo humano hasta los cinco días, ahí recién fue consciente y notó que su padre retomó su puesto de líder de forma provisional, pero él supo de inmediato que eso no duraría poco tiempo, para nada. Él ya no era una persona apta para gobernar; más allá de las heridas, un cambiante que estuviese alejado de su pareja ya conocida no superaría los diez años, muchos menos podría concebir al futuro líder cuando su corazón estaba tan roto; sus ojos y corazón no estarían en nadie más que en su pareja ya descubierta.
Estaba acabado, pero aun así quiso volver hablar con el omega. Lo intentó, de verdad se empeñó. Primero tuvo la intención de ir, pero su padre se lo prohibió rotundamente a pesar de que estuvo unos cuantos días empecinado con ello. Luego mandó cartas, incluso cuando su padre no estuvo de acuerdo con la idea. No obstante, ChanYeol logró enviar los comunicados a través de uno de los betas que trabajaba para él. No sabía si eso contribuía en algo, porque nunca recibía respuesta de vuelta, pero no podía dejar de intentarlo. Necesitaba saber que al menos lo intentaba, esa era una forma de hacerle saber a su ex-prometido que para él sus acciones fueron sinceras, que no había realmente un rencor o la intención de tomar venganza de ninguna manera, incluso cuando su padre declaró guerra con Tigra. Por suerte, en ese momento el hombre no era el líder de Leo, así que su orden no fue determinada como válida y, una vez que tomó el puesto, ChanYeol hizo hasta lo imposible para que su padre solo los dejase en paz y no insistiese con él tema, después de todo, parecía ser cierto que el líder Byun no sabía absolutamente nada y que los actos cometidos solo fueron una cuestión de venganza particular, por lo que no involucraba a todo el pueblo de Tigra.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó su padre luego de darle un suave codazo. ChanYeol usaba un bastón de madera para mantenerse en pie, por lo que el golpe de juguetón lo desequilibró, aunque no lo hizo caer. Rio a pesar de todo.
—Estoy bien, padre. —Sonrió y miró hacia los niños corriendo delante de él.
Nunca se replanteó la idea de ser padre, al menos no aún, cuando era tan joven. Sin embargo, ahora que encontró a su pareja y sabía que no la tendría para sí, le provocaba una pesadumbre increíble, pues no podría concebir si no era con BaekHyun. Ahora que lo conocía, no tendría el corazón ni la energía para otro que no fuese el omega que el destino le designó.
El león mayor suspiró—. El líder Byun quiere encontrarse contigo. Dijo que solo hablaría con el verdadero líder de Leo.
Se sorprendió, por supuesto. No imaginó que Tigra se contactaría con ellos, mucho menos después de que pasó poco más de un mes. No obstante, entendía el tiempo transcurrido. Primero se tenían que calmar las aguas antes de volver a zambullirse.
—Me llegó una carta hace tres días —comunicó el león con apacibilidad—. Pensé en ignorarla, pero hoy llegó otra. Ya están en la entrada de Leo, en la pradera que colinda con Tigra. —Su asombro fue evidente y su padre hizo una mueca—. Me da la sensación de que necesitan ayuda de alguna manera. El líder Byun no solía ser tan desprolijo en sus cartas como lo es ahora mismo.
—¿Qué quiere decir?
—No lo sé, Yeol. Pero lo descubriré.
—Iré con usted —dijo de inmediato.
—No, tú te quedarás aquí.
—Padre —llamó urgido—, esto no tiene que ver con Leo ni Tigra, sino conmigo.
El mayor hizo una mueca—. Contigo y ese niño insolente que se atrevió a hacerte esto.
—Padre, por favor. No es momento de discutir acerca de ello. —No de nuevo, pensó—. Me alistaré y partiré antes del anochecer.
—Partirás mañana luego del alba. —De inmediato hizo una mueca y el hombre se adelantó con su respuesta—. Confiaré en ti y dejaremos todo listo, pero prométeme que te irás mañana.
—Bueno, padre.
Obedeció. En ese momento no estaba para discutir con su padre, quien de repente volvía a tratarlo como un cachorro. No lo culpaba, para los leones el cachorro era el amor en su estado más puro, una pequeña joya a la cual cuidar y de seguro esa sensación se intensificó en su padre al verlo en ese estado tan roto, tanto física como emocionalmente. De seguro él hubiese estado igual en su lugar. Por lo tanto, acató lo que le pidió el hombre y al día siguiente se vistió con su ropa de líder, pues entendía que ese encuentro tenía que ver con una visita diplomática, pero no pudo haber estado más estupefacto cuando se encontró al líder Byun sentado sobre una roca mientras vestía sus ropas de batalla y miraba destrozado la pequeña llamarada de fuego que estaba frente a él, en la fogata. Algo no estaba bien y ChanYeol lo intuyó de inmediato, sin embargo, fue más claro cuando el hombre lo miró con ojos llorosos y corrió hacia él apenas lo vio para pasarle los brazos por los hombros en un abrazo. Sí, el líder Byun lo estaba abrazando y su padre gruñó desde un costado al ver la escena, de seguro indignado y suspicaz.
—BaekHyun huyó —dijo el tigre apenas—. N-No logramos encontrarlo. Se fue después de unos días que ustedes volvieron a Leo.
—¿Qué? —preguntó sin aire e hizo al mayor a un lado para mirar a los otros que se encontraban en el sitio. Ahí estaban los cuatro hermanos Byun, todos con la cabeza gacha mientras eran rodeados por soldados de Tigra.
Al parecer la situación era enrevesada.
—Nosotros... —Empezó el líder Byun. Su voz se escuchó entrecortada, totalmente albergada por las malas sensaciones del momento—. Sé el malestar que te causaron mis hijos y por eso me resultó imposible recurrir a ti, pero BaekHyun ya lleva un mes desaparecido y...
—¿Un mes? —preguntó sin aire y sus ojos urgidos buscaron a los tigres hermanos, quienes solo evitaron su mirada. Pudo oler la vergüenza en ellos—. ¿Cómo no lo han encontrado todavía?
—¡Es difícil olerlo! —se defendió de inmediato SeHun, quien se puso de pie al momento de gritar. Sus ojos estaban aguados y enrojecidos—. BaekHyun siempre fue especialista en esconder su aroma y las flores silvestres están en todos lados por Tigra. No podemos seguirle el rastro.
—¿Qué? —Frunció el ceño y apretó la mano en torno al bastón que utilizaba para ayudarse a caminar, rabioso—. ¡BaekHyun huele a manzanas, no a flores!
Los Byun lo miraron aturdidos, incluso su padre, de seguro porque su arrebato no era propio de él y ChanYeol lo sabía. A pesar de ser un alfa, era una persona pacífica, por lo mismo resultaba bastante prometedor como líder, sin embargo, era imposible evitar alterarse ante la situación porque había algo instintivo detrás de todo eso, un sentido de protección increíble que provocó en él unas ganas de sacarle la cabeza a los hermanos Byun por idiotas.
—Mamá dice que huele a flores silvestres —comentó JunMyeon con extrañeza.
—¡Su madre es alfa también! —gruñó—. No lo entendería.
—¡¿Y tú lo entiendes?! —bramó SeHun de vuelta.
—¡Soy su alfa! —rugió, esta vez sacando a su león sin darse cuenta. Miró sobre su hombro para posar sus ojos ya amarillos sobre su padre—. Llame a madre, por favor.
—¿Qué? ¿Por qué? —respondió el león con confusión.
—Madre es omega y estuvo con él para cuidar su celo. Sé que nos ayudará.
—¿Qué? —preguntó BaekBeom perdido, al parecer atónito por la información que se le filtró.
De igual forma, a ChanYeol le importó poco y su concentración fue más hacia la propia situación. Dejó el bastón apoyado sobre la carreta que los llevó hasta allí y se sujetó para quitarse el gat de la cabeza y luego se concentró en el nudo de su durumagi.
Su padre lo detuvo con un suave agarre por el brazo—. ¿Qué crees que haces?
—Debo ir en busca de BaekHyun. —Miró directamente a los ojos al león y pudo ver estos de forma tan clara como nunca antes, hubo una conexión especial, algo fuera de lo común que lo unió a su padre de otra forma.
—Ya eres un hombre —susurró el león alfa con admiración, un comentario solo para él—. Busquemos a tu omega, hijo.
Sonrió como pudo y terminó de desnudarse para así convertirse en león, proceso que resultó algo doloroso porque no volvió a convertirse desde aquella vez que lo atacaron. Por lo tanto, sus cicatrices recién curadas se estiraron ante el proceso de conversión, abriéndose y haciendo que fluyese la sangre. Además, una de sus patas traseras aún no terminaba de sanarse, probablemente porque se quebró el tobillo. Cogió y se vio lamentable, lo supo cuando se encontró con los ojos aún humanos de los tigres. No obstante, no se pudo haber sentido más satisfecho porque, después de todo, se encontraba ahí en busca de BaekHyun aún considerando todo lo que este le hizo. Con eso demostraba que era mucho mejor que ellos.
—Iré por tu madre —avisó su padre mientras se subía en el transporte en el que llegaron.
ChanYeol solo hizo un movimiento de cabeza con la intención de que funcionase como gesto afirmativo y miró hacia los tigres. Sabía que ninguno de ellos le entendería si decidía hablarle, pero de igual forma BaekBeom decidió comunicarse con él.
—Este es uno de sus velos. —El tigre extendió el paño anaranjado ante él y ChanYeol no pudo haberse sentido más roto al verlo, así que simplemente retrocedió, quebrantado. BaekHyun estaba herido, podía sentirlo.
El velo cayó al suelo y él enterró la nariz ahí, aunque no percibió más que aquel típico olor a flores silvestres con el cual siempre se empapaba el omega, aparentemente para ocultar su olor. En un inicio pensó que el chico hacía eso con la intención de que él no lo reconociese como su pareja, pero le fue de gran sorpresa saber que su familia también estaba acostumbrada a aquel aroma, por lo que el tema iba mucho más allá de él. Sin embargo, no era momento de pensar en ello. Su preocupación debía centrarse en su omega.
Miró a su alrededor, sin saber por dónde empezar. De seguro se convirtió demasiado rápido, porque no tuvo tiempo para preguntar en qué lugares estuvieron buscando. De igual forma, no importaba. Él solo necesitaba cerrar los ojos y sentir, respirar profundo y buscarlo, anhelarlo... Abrió los ojos y corrió sin saber, sin sentido, quizás solo detrás de una corazonada que no tenía nada de sentido. Sin embargo, había algo ahí, sentía algo... Aquella sería la primera vez que buscaba a BaekHyun tan desesperadamente, por lo que la situación no pudo parecerle más inusual, llena de sentimientos nuevos que iban más de la preocupación latente del joven que comenzó a gustarle ante sus constantes interacciones. Podía sentir su corazón latiendo abstraído, aquella agonía creciente que de repente lo dejó sin aire, sin visión, sin audición. Solo estaba él y su corazón roto, tan adolorido por aquel tesoro que perdió y que ahora debía volver a encontrar. ¿Lo lograría? ¿De verdad había algo mágico dentro de ellos que los unía más allá de lo terrenal? Lo creía, sí, con el dolor que todo aquello ameritaba, porque sabía que luego de la búsqueda no habría nada más, que simplemente tendría que dejar libre a BaekHyun para perderse de nuevo, quizás para que así lo olvide de una vez.
Anocheció, las estrellas se cernieron sobre él junto a la luna balsámica menguante, aquella pequeña sonrisa que solo le mostraba aquel magullado interior lleno de retazos de lo que ya fue la luna llena. Era el momento perfecto para cerrar ciclos y sanar. ChanYeol no podía dejar de pensar en lo aterrador que era saber eso considerando que involucraba a BaekHyun.
Corrió entre el bosque, esquivando árboles y saltado grandes piedras, sin saber realmente hacia dónde ir, pero teniendo una corazonada tan grande que de seguro significaba que había algo especial, algo que estaba mucho más allá de lo real y que lo movía como si fuese un hilo tirando de él, llevándolo a un lugar tan maravilloso y tan suyo que era imposible no ansiar la llegada.
Con ello, el amanecer llegó, haciendo que su corazón bombardeara claustrofóbico dentro de su pecho, acorralado entre sus costillas, con sus pulmones comprimiéndolo ante el incesante intentó de mantener el aire dentro de sí.
Se detuvo a tomar agua frente a un riachuelo con poco raudal. Ahí se permitió convertirse en humano para mojarse las manos y la cara. Solo en ese momento se enteró que sus ojos ardían, sus extremidades temblaban y que tenía un intenso llanto acordonado en la garganta. Lloró con desolación frente al arrollo, totalmente herido por la pérdida que no solo involucraba la separación con su omega, sino que también el desconocimiento del paradero de este. No sabía si estaba bien, si estaba vivo siquiera, y eso solo hacía que el propio ChanYeol se destrozase, incapaz de sentirse estable aún cuando podía sentir que dentro suyo seguía latiendo aquella parte que le pertenecía a BaekHyun.
Fue así como llegó a otra noche. El león estaba cansado, sus heridas en algún punto fenecieron de sangrar, pero aquello solo dejó un rastro seco sobre su pelaje que le resultaba incómodo y doliente. Sin embargo, no podía desistir. Debía encontrar a BaekHyun, así que solo se detuvo a mordisquear unas cuantas moras que encontró en la medida que avanzaba por el rio hacia la montaña. Fue gracias a eso que pudo percibir ligeramente el aroma a manzanas que era característico de su omega. La sola idea de pensar que BaekHyun podría estar por ahí lo detuvo en seco y lo hizo abrir los ojos, siendo consciente recién de la realidad. Escuchó el agua correr, las hojas de los árboles se movieron junto al viento y el suelo se sintió húmedo debajo de sus patas, de seguro porque era un terreno al que no solía llegarle directamente el sol. Resultaba curioso que se detuviese justo en ese lugar, donde se hallaba una mezcla de todos los sonidos de Tigra, con ese ambiente húmedo y refrescante, sumando aquel corto pasto, fácil de transitar propio de Leo, así como la poca agua.
Amaneció y el sol estaba en lo alto del cielo, por lo que la luna se fue momentáneamente, llevándose consigo aquel trozo roto para dar paso a un nuevo ciclo lleno de luz, tan prometedor como la alborada.
Su corazón se removió y retomó su rumbo, el cual lo llevó hasta una pequeña ladera, donde el olor a manzanas se intensificó de una forma inverosímil. Por ello decidió descender, aún cuando era difícil de apreciar debido a la cantidad de árboles que habían en el lugar. Al bajar se dio cuenta que había un pequeño arroyo y, entre algunos arbustos llenos de flores que se encontraba al otro lado de la corriente de agua, descubrió una cola anaranjada recubierta de líneas negras.
—¿BaekHyun? —preguntó con cuidado y escuchó un pequeño gruñido.
No pudo evitar sorprenderse, porque realmente no hubo ninguna razón para que él pudiese acertar con la ubicación. No obstante, de alguna forma llegó a ese lugar donde el aroma manzanas era completamente embriagador. Simplemente sus patas corrieron en esa dirección, detrás de un sinsentido que de seguro no lo llevaría a nada, pero que aun así lo hizo estar frente a su omega.
—ChanYeol —nombró el contrario algo distante, con poca voz.
Se preocupó por ello, así que se acercó al omega y metió la cabeza entre las pequeñas hojas en busca del tigre. Por suerte, no le costó encontrarlo. El contacto provocó que BaekHyun se asustase y retrocediese, saliendo a rastras del arbusto. Al parecer, el chico reconoció de inmediato su aroma porque se convirtió en humano. La acción del contrario lo puso sumamente inquieto, pues nunca tuvo la oportunidad de ver a su pareja desnuda de forma tan directa, así que se fascinó cuando se encontró con un pecho blanco, casi rosáceo; las clavículas eran pronunciadas, al igual que las caderas. ChanYeol no pudo evitar mirar el sexo ajeno y luego los muslos carnosos, totalmente perdido en el cuerpo seductor frente a él.
—¿Qué haces aquí?
Solo entonces salió de su ensoñación y volvió a la realidad. Se convirtió nuevamente en humano y se acomodó del otro lado del arbusto con la intención de parecer igual de casual a pesar de que estaban desnudos. Ciertamente, como cambiantes deberían estar acostumbrados a mostrarse desnudos, pero para él era difícil normalizar eso cuando que suponía que estaba delante de su pareja omega, por quien debía sentir el deseo más auténtico e intenso, una total locura.
—¿Estás herido?
Claro, sus heridas seguían sangrando, pero consideró que no era necesario detenerse en ello, mucho menos cuando su intención era asegurarse que BaekHyun se encontrase bien.
—Estás cerca de Leo —pronunció sin mucha energía, triste ante la sensación de saber que el contrario debía mantenerse lejos de él.
Concentró sus ojos en la lejanía. Ciertamente, estaba distraído por algo que iba más allá del propio cuerpo de BaekHyun. No pasó mucho tiempo desde la última vez que se vieron, pero algo cambió completamente en el ambiente que los rodeaba, algo cambió en ellos mismos.
Al ver que el contrario no tuvo intenciones de hablar intentó insistir—. ¿Estás bien?
Nuevamente se encontró con la mirada del contrario y este se mordió el labio inferior mientras miraba hacia un costado, al parecer, huyendo de su mirada. ChanYeol solo contuvo el suspiro y se tragó la vergüenza propia de la racionalidad y se acercó al omega para ayudarlo a ponerse de pie. Inicialmente, BaekHyun rechazó el gesto, pero al final terminó mirándolo a los ojos y aceptando la ayuda. Una vez que el joven estuvo de pie él le dio nuevamente una mirada con la intención de inspeccionar su cuerpo, esta vez sin ningún deseo animal detrás, sino que con la única necesidad de comprobar que el menor se encontraba en perfecto estado. Lamentablemente, notó que el pelirrojo tenía una herida en la espalda, una cortada que de seguro se hizo con una rama o piedra. Además, tenía el cuerpo sucio y estaba despeinado, pero aparte de ello no hubo nada más que hiciese evidente alguna herida, cosa que lo confundió.
—¿No me responderás? —insistió con suavidad, sin la intención de generar presión, pero con el anhelo palpable de que su pareja estuviese bien.
Volvió a toparse con los ojos del contrario y no pudo haber estado más sorprendido al ver que BaekHyun parecía tener unas increíbles ganas de llorar. De hecho, el joven no se contuvo y simplemente volvió a caer de rodillas mientras enterraba las uñas en la tierra seca, sollozó desde esa posición. ChanYeol claramente se sorprendió y de inmediato cayó al suelo también para sujetar al contrario de los hombros y así enderezarlo. El omega nuevamente hizo algo que no se esperó, pues posicionó ambas manos sobre sus hombros y lo sacudió mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Él se sintió totalmente afectado por la imagen y, de alguna forma, para revertir eso pasó los pulgares reiteradas veces por sobre el rostro de su ex-prometido con la finalidad de parar su llanto.
—¿Qué pasa? —pidió con urgencia, temeroso de que lo que él olía dañado en BaekHyun fuese algo que estaba al interior de su cuerpo, algo que no podía ver con los ojos.
—Duele tanto... —se lamentó el pelirrojo a la vez que se llevaba el puño cerrado contra el pecho. Golpeó ahí un par de veces—. No puedo, ChanYeol. De verdad siento que moriré.
—BaekHyun... —susurró afligido y recorrió los hombros del contrario para después ir hasta su pecho en un gesto que ocultaba genuino deseo y preocupación por encontrar aquello que le causaba malestar al contrario—. ¿Qué sucedió? ¿Por qué huiste?
—No podía quedarme en Tigra. —El joven negó con fervor y ChanYeol se encontró perdido por un momento en su iris blanco—. Todo me recordaba a ti, absolutamente todo —se lamentó el contrario—; los árboles, las flores, los otros tigres, tan distintos a ti. —BaekHyun llevó la mano hasta su cabello rubio corto y lo acarició. En Leo hacía tanto calor que solían cortar su cabello—. Veo el Sol y eres tú.
—BaekHyun... —susurró atónito.
—Leo es guiado por el Sol. Un león es todo fuego y viveza, brillante. —El menor negó unas cuantas veces, como si recién tuviese consciencia de su realidad—. Estoy roto. No me siento bien.
—Debes descansar —susurró y miró a su alrededor. Estaban en un lugar agradable, así que ayudó a que el contrario pudiese recostarse en un árbol que tenían cerca—. ¿Has comido?
—Soñé contigo durante el último mes. —BaekHyun le sonrió con los ojos perdidos, ignorándolo por completo—. Emprendimos juntos nuestro camino desde Tigra y de repente me trajiste hasta aquí. —El pelirrojo miró hacia el cielo celeste—. ¿Crees que este es un buen lugar para acabar? A mí me parece bien. Escogiste bien.
—¿De qué estás hablando? —Sujetó la cara del contrario y buscó en sus ojos algún indicio de envenenamiento, pues creía que su ex-prometido estaba delirando.
—Conviértete para mí una última vez —murmuró el otro apenas y con los ojos repletos de lágrimas nuevamente—. Déjame acariciar al león una última vez.
—No morirás —aseguró de inmediato y acomodó mejor la cabeza de BaekHyun contra el árbol, al parecer este estaba a prontas de dormir.
—Por favor, solo conviértete en león y quédate conmigo un rato.
ChanYeol no supo bien qué hacer, pero al final obedeció al mandato de su omega y se convirtió en león. Ni siquiera pudo hacer algún acto porque, al escucharlo, BaekHyun abrió los ojos y de inmediato se concentró en él. Lo tomó de la melena y lo acercó hasta su rostro para chocar sus narices, lo olió y luego recorrió su mejilla antes de enterrar el rostro por debajo de su hocico.
—Hueles a hogar —susurró el otro de repente, sorprendiéndolo—. Espero volver a encontrarte.
—No —gruñó su león, molesto por el delirio de su compañero.
Pasó la lengua por la mejilla de BaekHyun y este, aún con los ojos cerrados, sonrió. Ese fue el último gesto antes de que el joven cayese hacia un costado, esta vez convertido en tigre. Solo entonces ChanYeol pudo apreciar la herida que cubría el lomo del animal. BaekHyun estaba sufriendo la herida a carne viva que dejaba la separación con su pareja, destino trágico que solo traía consigo un malestar que creía en su interior y que poco a poco se materializaba en su piel. Para ChanYeol fue al revés, pues él ya estaba herido físicamente, así que la separación con su destinado solo ralentizaba esa recuperación rápida propia de los cambiantes. Claro, era una especie de método de defensa. Si los dos seres no se querían encontrar en esa vida, entonces el destino haría lo posible para que muriesen y viviesen en la otra, obligados a encontrarse, anhelándose, amándose...
Acobijó al omega entre sus brazos y olisqueó su pelaje en busca de algo que le diese luces de que podría afectarle al contrario más allá de él como destinado. Detectó hambre y sed, al principio también notó frío, pero este disminuyó cuando lo acobijó contra su cuerpo. Era la primera vez que los dos se hallaban en su forma animal y no pudo parecerle más sorprenderte ver el contraste de sus pelajes, pero de alguna forma resultó maravilloso, armonioso. Pensó que ambos juntos se veían perfectos. Sin embargo, no era momento para pensar en eso, primero necesitaba hacer que BaekHyun se estabilizase. Por lo mismo, dejó al tigre durmiendo sobre el pasto y se concentró en crear una fogata aún cuando sabía que el ambiente era cálido. Luego se entretuvo cazando por la zona, siempre alrededor del pelirrojo, así que no se tardó mucho en tener una presa contra el fuego mínimamente sazonada. Incluso se le ocurrió llevar unas peras que encontró apenas maduras en unos árboles no tan lejanos. Agua corría a pocos metros, así que solo acobijó a BaekHyun contra su cuerpo y se dispuso a cuidar su sueño.
Claramente, tanto ChanYeol como su león sabían que ese no era momento para sucumbir al deseo, aún cuando estaban al tanto de que su omega todavía no era marcado por él. No obstante, había algo delicado en la situación, algo que activaba todos sus sentidos de protección y que lo hacían olvidarse del anhelo impúdico que tenía por su omega.
BaekHyun despertó poco antes del anochecer, justo cuando el sol estaba escondiéndose por entre los árboles a la lejanía. El lugar se veía precioso bañado por ese tono anaranjado y la sonrisa del tigre cuando despertó fue el cuadro completo. Claro, se suponía que así tenía que ser, que lo que vivía significaba todo eso, dejándolo tan lleno de amor y tan loco por un ser inigualable que era exclusivamente suyo.
—¿Me volví Tierra? —preguntó el contrario confundido ya en su forma de humano mientras tocaba el suelo bajo sus manos.
Claro, en su cultura ellos pasaban a formar un elemento de la naturaleza antes de reencarnar.
ChanYeol sonrió—. No, BaekHyun. Aún sigues siendo un tigre precioso.
Para su sorpresa, el contrario se sorprendió, como si recién fuese consciente de que él era real y no solo un espejismo de su imaginación. Con eso, el joven se llevó una mano a su ojo herido, ocultándolo de él casi como si se tratase de un acto instintivo. ChanYeol se sintió afectado al verlo y no pudo evitar pensar que detrás de toda la rabia que tenía BaekHyun había un profundo miedo, un corazón tan roto que solo encontró la manera de sanarse hiriendo a otros.
—¿ChanYeol? —preguntó confundido el contrario y fue entonces que se llevó los brazos cruzado sobre su intimidad, cubriéndose—. Pero... ¿Cómo? ¿Qué haces aquí?
Sin vergüenza se puso de pie para acercarse a la fogata, donde tenía el conejo siendo atravesado por un palo. Movió este con la intención de que se calentase por el otro lado antes de entregárselo a BaekHyun, quien tomó la varilla con cuidado y luego dirigió la mirada a él.
—Vine a buscarte. —Sonrió y luego miró sobre su espalda, donde estaba el riachuelo y más atrás el sol ya escondiéndose casi por completo—. Come y bebe agua. Traje fruta para ti. Debes ducharte y partir.
—¿Qué? —El pelirrojo miró a su alrededor, desorientado—. ¿Dónde estoy?
—En el territorio de Leo, casi en la frontera que tiene este con Tigra.
El contrario se sorprendió ante su comentario y luego bufó, molesto. ChanYeol se sorprendió por su repentino cambio de actitud.
—El tigre me trajo hasta aquí —gruñó el otro y le dio una mordida a la presa cocinada—. ¿Cómo te enteraste de esto?
—Ya pasó un mes desde que te fuiste de Tigra, BaekHyun.
—¿Qué? —preguntó el pelirrojo con estupor y volvió a mirar a su alrededor.
ChanYeol pudo sentir la consternación del contrario y, por lo mismo, puso una mano sobre el hombro ajeno con la intención de apaciguarlo, pero al final BaekHyun se encogió y se alejó de él. Aguantó el suspiró y bajó la mano para posarla sobre el pasto, derrotado.
—Sé que viajé, pero... —El joven negó, sin saber qué más decir.
—Tu familia te está buscando. —Se humedeció un poco los labios antes de continuar, pues sabía que su comentario no le gustaría al contrario—. Tu padre se contactó conmigo para rastrearte.
—¿Qué? —repitió el omega y le dio una sonrisa irónica.
—Tus hermanos también estaban ahí —aportó y fue entonces que todo rastro de mofa desapareció de la expresión del contrario—. Están preocupados por ti.
—¿Cómo no pudieron localizarme? —BaekHyun pareció realmente aturdido—. ¿Cómo tú pudiste?
Tomó un poco de aire antes de responder—. Eres mi omega.
El tigre no dijo nada, solo formó una mueca y miró hacia el suelo mientras pellizcaba el trozo de conejo asado con sus dedos. ChanYeol retrocedió lo suficientemente como para no generarle incomodidad al otro y miró hacia el arroyo. Ambos estaban desnudos, en medio del bosque y con unas increíbles heridas que curar.
—Iremos a Leo. —Apuntó a la lejanía, donde se podía apreciar una construcción de piedra más allá de los frondosos árboles—. Una vez allá le enviaremos una carta a tu padre para que vaya en tu búsqueda. Yo no tengo permitido regresar a Tigra.
—Entonces... ¿De verdad viniste a ayudarme? —Se giró a mirar a BaekHyun con confusión, quien solo tenía la mirada puesta en la tierra—. ¿No crees que es mejor aprovechar esta oportunidad y dañarme como yo lo hice contigo?
—¿Qué? —Soltó una risa irónica y se sintió increíblemente herido ante la propuesta del contrario—. ¿Cómo podría dañar a la persona a la que estoy destinado a amar? ¡Es masoquista! Me dolería más a mí.
—¿Cómo puedes...? —El menor guardó silencio, al parecer replanteándose su comentario molesto, de seguro porque entró en razón, porque se dio cuenta que él sufrió durante el último mes, sintiendo aquel dolor que significaba estar separado de su pareja—. Gracias por la comida. —El joven elevó la varilla y él solo asintió—. Puedes irte ya. Volveré a casa.
—Claro que no. Te alejarás de mí solo cuando estés al lado de algún Byun.
—¿No insistirás con que me quede a tu lado? —preguntó extrañado el tigre y eso a ChanYeol no le pudo parecer más desolador—. ¿O realmente perdiste todo cariño por mí después de lo qué pasó? Yo... Te hice tanto daño. —Sorprendentemente, la voz de BaekHyun se trizó en un sollozo—. Fui realmente malo contigo. Te golpeé delante de todos, te herí físicamente de una forma inconcebible y tú solo te quedaste ahí, recibiendo mis golpes.
Suspiró—. Me lo merecía.
—Esa vez, hace años... —empezó el pelirrojo elocuencia—. Estaba muy enfadado. Solo fui un niño que huyó de casa al sentirse incomprendido y asustado. En una familia llena de alfas no hay realmente una consciencia de qué significa ser omega—. El joven miró hacia el bosque, perdido en los recuerdos—. Huí. Salí de casa y solo corrí, no supe hacia donde.
—Aquí. —ChanYeol miró a BaekHyun y sonrió—. Yo salí de caza con mi padre y terminamos los dos aquí, encontrándonos.
El omega se sorprendió y miró a su alrededor con cierto pánico, como si tuviese a punto de ser sobrecogido por un tumulto de ansiedad y eso lo alertó de inmediato. Por lo mismo, se acercó hasta su ex-prometido y lo sujetó de los hombros, obligándolo así a que lo mirase, aunque con ello solo se encontró con los aguados ojos del contrario.
—Todo está bien —susurró y sonrió con la intención de trasmitirle calma a BaekHyun, cosa que aparentemente funcionó, ya que el joven concentró la mirada en él, lo cual también lo puso nervioso.
—¿No estás molesto por esa vez? —preguntó el otro con incredulidad.
—No realmente. —Se acomodó a un lado de BaekHyun y lo instó a que continuase comiendo, cosa que por suerte hizo con algo de desánimo—. Éramos unos cachorros, ambos nos atemorizamos y atacamos. Siempre pensé eso, incluso después de saber que quedó esta marca gracias a tus garras.
El tigre suspiró al mirar su herida—. Una cicatriz no es lo mismo para un alfa que para una omega.
—Lo sé. Por eso creo que me merecía el golpe. —Sonrió sin sentirse realmente dichoso—. Me sorprendió, porque pensé que las cosas iban bien entre nosotros, pensé que de verdad tendría la oportunidad de formar una familia contigo. —Agarró una palo pequeño del piso y procedió a hacer trazados sin sentido sobre la tierra—. Y al enterarme que eras mi omega y me hacías eso... —Solo entonces se volteó hacia BaekHyun, quien tenía la mirada perdida en la lejanía—. Supe que lo había perdido todo.
—¿A qué te refieres?
—En Leo, el alfa no es nada sin su omega. —Hizo una mueca, pero al final sonrió hacia su pareja destinada—. Yo ya no soy el líder de Leo ni podré serlo.
—Pero... —BaekHyun tomó aire, sorprendido por la información—. ¿Y la agricultura, la alianza con Cocodrillus...? ¿Nada de eso lo harás?
Negó—. Si tú no estás a mi lado no.... —Se encogió de hombros—. No soy apto para ser líder.
—P-Pero... —El ceño del contrario se frunció con enfado—. ¿Cómo es posible eso?
—Está bien —terminó diciendo, resignado—. Quizás en otra vida las cosas sean mejor.
Miró la luna balsámica menguante y sonrió. Nuevamente pasó por su cabeza el cierre de ciclos y se preguntó si lo que pasaba en ese momento se trataba de ello.
—Pasaremos la noche aquí y partiremos mañana temprano. Buscaré más leña. —Se puso de pie sin nada de vergüenza y se adentró en el bosque, aunque poco después sintió a BaekHyun a su lado.
—¿Ahora no me anhelas ni un poco?
Contuvo el aire y miró sobre su hombro con recelo. De repente el olor de BaekHyun le llegó como un golpe en el estómago, intensificándose a tal nivel que tuvo que moverse, huir de su pareja.
—¡¿ChanYeol?! —llamó el menor a la lejanía, extrañado por su intento de escabullirse.
—D-Dame un momento.
Caminó con dificultad debido a la cojera para alegarse del contrario y acabó al lado de un árbol compuesto por un tronco grueso en el que enterró las garras de su león con la intención de aferrarse a algo, aún demasiado superado por todas las sensaciones del momento. Ahora que sabía que su pareja estaba bien, esa necesidad por salvaguardarlo fue eclipsada por el deseo de poseerlo, de marcarlo como suyo.
—¿Qué pasa? ¿Por qué hueles tan intenso? —Al sentir la mano sobre su hombro se volteó y se encontró de frente con su ex-prometido, quien pareció sorprendido por alguna razón—. Tus ojos están amarillos.
Cerró los ojos y respiró unas cuantas veces con la intención de calmarse. En el pasado vivió experiencias similares, especialmente durante su adolescencia, pues en esa época hasta el mínimo aroma de un omega solía activarlos, totalmente hormonales y sometidos ante las feromonas. No obstante, ya era un hombre de veinticinco años y ya llevaba mucho tiempo compitiendo contra ello, pero BaekHyun...
—No puedo —susurró entre dientes y arrancó sus garras del árbol—. Tenemos que movernos ahora.
—¿Qué? ¿Por qué?
—¡¿No te hueles?! —Se avergonzó por su imprevisto sobresalto y se mordió el labio inferior mientras miraba hacia el suelo, regañándose a sí mismo—. Lo siento. Creo que tus feromonas me están afectando.
—Oh... —BaekHyun pareció avergonzado—. Lo siento, no me di cuenta.
—Es imposible evitarlo —susurró con la mirada perdida y miró hacia la Luna, la cual ya hizo su aparición en escena. Cada vez quedaba menos para convertirse en luna nueva—. Creo que debemos movernos ahora. ¿Eres capaz de seguirme? —El pelirrojo asintió, así que él miró hacia su destino con la intención de prepararse para la corrida, sin embargo, se detuvo—. Estoy cojo, así que no avanzaré mucho. Sin embargo, mantente detrás mío.
—Pero...
—Sé que deberías ir a mi par —interrumpió sin siquiera pensarlo. Las palabras salieron solas de su boca y no entendió el significado de estas hasta que se encontró con la expresión perpleja del contrario—. Estabas pensando eso, ¿cierto?
—Sí...
Suspiró—. Bueno. El caso es que en Leo los tigres no son bienvenidos. Podría ser peligroso.
Salió de detrás del árbol y caminó con dificultad hacia donde veía la edificación a lo lejos. Estuvo a punto de convertirse cuando BaekHyun volvió a hablar.
—¿Tu cojera...? —Se volteó hacia el contrario y este se mordió el labio inferior, pareció avergonzado y arrepentido—. Lo siento.
ChanYeol no dijo nada más a pesar de que quizás debió hacerlo considerando que aquel muchacho era su pareja, sin embargo, no podía cometer semejante insensatez. Quien lo hirió de esa manera fue BaekHyun, él no tenía por qué consolarlo cuando parecía así de triste por algo que él mismo omega ocasionó.
—Iré lento, pero aun así quédate detrás —exigió sin mirar al joven.
Se convirtió en león y esperó a que su pareja también se convirtiese para ir rumbo a Leo. A medida que avanzaban la vegetación disminuía, dando paso así a un extenso paraje con pasto algo amarillento por el inicio de la primavera y la falta de lluvias. Los árboles eran pocos, al igual que las acumulaciones de agua, así que no pudieron avanzar mucho para cuando el propio ChanYeol se halló sediento por debajo de los rayos de la Luna. Ciertamente, culpaba al conflicto que llevaba con su pareja, era justamente eso lo que lo limitaba, incluso físicamente.
—Vamos —alentó BaekHyun al verlo detenerse y él no pudo evitar gimotear. Era triste saber que podía hablarle aún en su forma animal—. Te prepararé algo delicioso cuando lleguemos. Te lo prometo.
Era una promesa vacía, ChanYeol lo sabía. Sin embargo, aun así miró los ojos bicolor de su compañero y respiró a profundidad para emprender nuevamente la marcha, esta vez con algo de lentitud. Fue eso mismo lo que ocasionó que la noche se cerniese sobre ellos, por lo que llegaron a Leo a prontas de iniciar la alborada.
—Espera. —Detuvo al pelirrojo y olfateó a su alrededor.
Desde que los integrantes de Leo se enteraron de la disensión con el pueblo de Tigra aumentaron los guardias. Además, ese mismo rumor de la contienda generó un mal ver de los tigres, así que ChanYeol no podía permitirse que BaekHyun se encontrase con un soldado de Leo, excluyendo que él ya era uno.
—Conviértete —ordenó sin darse cuenta, más preocupado por no ser atrapados que por la calidad de sus palabras. Al escuchar el gruñido del omega se concentró en él—. Lo siento.
De igual forma, BaekHyun obedeció y acabó desnudo a su lado. ChanYeol también se convirtió y al final quedaron los dos mirándose desvestidos por detrás de un matorral, escondidos entre la poca vegetación del bioma.
—Debo pasarte mi olor —murmuró con algo de reparo, avergonzado por la intimidad que implicaba ese gesto—. De lo contrario sabrán que eres tú y no te dejarán explicarte.
—Si sabias eso, ¿por qué me trajiste hasta aquí en primer lugar? —El menor apretó los dientes. ChanYeol suspiró al sentir su enfado ligeramente.
—De día sería más fácil entrar, te verían, pero aún no sale el Sol. Es demasiado temprano.
Notó que BaekHyun apretó los labios, de seguro para contenerse y no quejarse. ChanYeol solo lo observó en espera de una respuesta y no pudo sorprenderse más cuando el chico extendió el brazo hacia él.
—Márcame con tu aroma —soltó el contrario, de seguro sin pensar, porque no pareció nada consciente de lo que realmente implicaban esas palabras.
Prefirió no meditar en lo deseosa que parecía esa insinuación y se concentró en el brazo pálido extendido hacia él. En Tigra había mucha vegetación, por lo que los rayos del sol no llegaban tan directamente y eso hacía que la gente fuese más pálida, distinto a como era en Leo, donde solían tener una piel más bronceada. De seguro ese no fue un pensamiento en el que se tuvo que detener porque, al ser consciente de dónde y con quien estaba, se encontró con el ceño fruncido de BaekHyun.
—Lo siento —se disculpó con cierta vergüenza y tomó la muñeca del contrario para posar su pulgar ahí.
Suspiró derrotado al sentir el pulso bajo sus dedos, danzando al mismo ritmo que lo hacía el suyo. Era tan triste imaginarlo, pero decidió no pensar, no. Se concentró en subir y posó el pulgar en lo alto del antebrazo antes de pasar al cuello del otro, distraído. Posó la mano sobre la zona como nunca antes hizo, recorrió los labios ajenos con el pulgar y luego se acercó con la intención de rozar la nariz y besar le frente, pero fue entonces cuando se volvió consciente de sus movimientos y de inmediato se alejó, asustado. El ceño de BaekHyun estaba fruncido y su rostro sonrojado.
—Te propasaste conmigo —dijo el pelirrojo en un susurro, entre asombrado y enfadado.
—Lo siento. —Su disculpa fue sincera y el pánico lo albergó—. Lo hice sin pensar.
—Me faltaste el respeto —insistió el otro, cosa que lo molestó un poco. No podía creer que BaekHyun lo regañase por eso considerando la situación.
—Tú también me lo faltaste a mí —gruñó y el contrario guardó silencio. El omega miró hacia otro lado, claramente avergonzado—. No es momento para discutir ahora, BaekHyun. Debemos movernos.
—¿Hacia dónde?
—Solo sígueme.
Tomó la mano del pelirrojo y caminó por entre el pastizal. Inicialmente el joven insistió en alejarse de su tacto, pero ChanYeol tuvo verdadero miedo al verlo desnudo a su lado y percibir aquel aroma a manzanas propio del omega fértil. Temió que alguien más lo tocase, que lo mirase siquiera. Podía vivir con la miserable idea de que BaekHyun no fuese suyo, pero odiaba pensar que alguien más podría tomarlo como su omega, de ser así, él se encargaría de liquidarlo.
Caminaron por entre los matorrales con cautela y se detuvieron un par de veces ante la presencia de algún guerrero de Leo, hombres maduros que se encontraban con lanzas en mano, dispuestos a atravesar el pecho de todo aquel que lo quisiese. Por lo mismo, ChanYeol se tomó todo el tiempo necesario para dirigirse hacia su hogar, siempre bajo la excusa de que buscaba una total protección hacia BaekHyun, sin embargo, cuando se halló a puertas de su vivienda descubrió que realmente quería estar con el omega un poco más, aunque fuese huyendo y escondiéndose del peligro que significaban los leones de su propia tierra.
—Por favor, toma asiento —invitó una vez que estuvieron dentro de la casa.
A diferencia de Tigra, Leo poseía construcciones de piedra ante el bioma en el que habitaban. En el caso de ChanYeol, tenía una casa propia de dos pisos con un techo en forma de uve invertida. Era un sitio inmenso, rodeado por una cerca baja también hecha de piedra, con algunos arboles importados que lograron sembrar en la zona y con un patio abundante que colindaba con una de las acumulaciones de agua más grandes de Leo, la que proveía a todos para saciar la sed durante cada año. A otro costado de la pequeña laguna se hallaba la casa de sus padres, el hogar del alfa de Leo.
—¿Vives solo? —curioseó BaekHyun luego de haberse vestido con un par de prendas que él usaba para dormir. Claramente, superaban las medidas del joven, pero resultaron ser suficientes considerando la situación.
—Sí —susurró sin más mientras miraba la olla llena de agua y alimentos frente al fuego.
Le resultaba sumamente pesaroso pensar lo que pudo haber sido ese hogar, pues no fue creado exclusivamente para él, para nada. En realidad, esa era la vivienda para el futuro líder de Leo y su esposo. A pesar de que sus padres insistieron en mantenerlo en el hogar en el que siempre se crió, ChanYeol insistió con que era momento de vivir solo, de morir solo y sin limitar la vida de sus progenitores ni de nadie más. Además, aún quedaba en él una pequeña añoranza y la casa que fue hecha para su familia inexistente calentaba aquella injustificable llama.
—Te prepararé un baño —avisó mientras volvía hacia BaekHyun, quien se encontraba mirando por la gran ventana que daba con la laguna.
—Me imaginaba que en Leo escaseaba el agua —murmuró el joven con la mirada perdida en la lejanía.
—Durante algunas temporadas lo hace, pero con mi padre planeábamos crear un arroyo artificial desde algún manglar de Tigra.
BaekHyun se volteó a mirarlo con una expresión seria. ChanYeol al principio pensó que el contrario lo regañaría, pero al final solo enfocó su mirada hacia la ventana nuevamente.
—Es una buena idea. En Tigra las inundaciones son un peligro. —El pelirrojo le dio una rápida mirada—. Pero supongo que eso ya no se llevará a cabo ahora, ¿no?
—No. —Miró hacia otro lado, sabiendo que todos esos planes y posibilidades solo podrían efectuarse si él lograba unirse en matrimonio con el hijo omega del líder de Tigra—. Por favor, sígueme. Te prepararé un baño caliente.
—No es necesario que hagas nada de esto. —BaekHyun suspiró. Parecía realmente cansado y derrotado—. Solo hazle llegar el comunicado a mi padre.
—Lo haré —dijo sin muchas ganas—. Sin embargo, se tardará en llegar. Aprovecha ese tiempo para detenerte a descansar. Estuviste un mes lejos... —dejó el enunciado al aire con la intención de que el contrario entendiese la gravedad de la situación.
—Está bien —obedeció el joven con un volumen moderado, como si no estuviese del todo de acuerdo sucumbir ante sus órdenes.
ChanYeol no esperó ningún otro comentario de su parte y se dirigió hacia el baño, donde se encontraba una gran bañera que se hizo con una roca gigante. Ahí vertió el agua que previamente calentó en el fuego y echó un poco de agua natural para equilibrar la temperatura. Luego agregó un poco de lavanda recién cortada y aceite de meliza, producto importado que su madre se encargó de dejar en su casa antes de que se fuese a Tigra con la intención de recibir de buena manera a su esposo una vez que llegasen, cosa triste de pensar, porque en ese momento BaekHyun se encontraba ahí, pero no como le gustaría.
—El baño te relajará. —Se acercó hacia la puerta para dejar que el omega ingresase a la habitación—. Tienes todo lo necesario. Ahí hay más prendas limpias. —Apuntó hacia una de las repisas de madera y salió de la habitación—. Mientras tanto prepararé la comida. Si necesitas algo solo llámame.
—ChanYeol —lo detuvo BaekHyun antes de que él cerrase la puerta—, gracias por todo esto.
Sonrió suavemente, sin sentirse verdaderamente contento, y solo asintió antes de cerrar la puerta. Posteriormente se dirigió a la cocina y se concentró en terminar la comida que deseaba prepararle al omega, algo contundente lleno de carnes blancas y vegetales para nutrirlo durante todos esos días que no lo hizo. Su ex-prometido parecía mucho más delgado de lo que recordaba, de seguro no estuvo alimentándose bien durante todo ese tiempo y era lógico pensarlo, después de todo, el joven desvarió durante todo un mes, siendo obligado por su instinto animal a acercarse a quien era su amado, su pareja destinada.
ChanYeol miró el contenido de la olla y suspiró mientras revolvía. Durante todo ese tiempo pensó que su compañero no hacía más que estar aliviado de no hallarse enlazado con el. No obstante, la situación no era para nada como lo esperó. Al final, BaekHyun estaba igual o más herido por aquel fatídico final que los obligaba a tener el destino.
Mientras cocinaba llegó un beta a golpear su puerta. El hombre se sorprendió al verlo y le dijo que su padre lo mandó hasta su casa para preguntar por él con la esperanza de encontrárselo en su hogar, pero que realmente no se esperaba verlo ahí. ChanYeol solo pidió que le llegase con la noticia del regreso de joven omega a su padre y que de inmediato le notificasen al líder Byun para que fuese a buscar a su hijo a Leo, aún cuando a él no le agradaba del todo la idea, sin embargo, aquello era lo que BaekHyun deseaba, el estar lejos de él. Por muy alfa que fuese, él no tenía ningún poder para exigirle al omega que se quedase a su lado, mucho menos cuando vivían en una cultura donde el omega no era suprimido por el alfa más allá de lo que tenía que ver con el apareamiento. Por ello, le pidió al beta que limitase a su padre de tal manera que fuesen ellos quienes se acercasen hasta la casa alfa para conversar de todo lo acontecido. Necesitaba que el pelirrojo estuviese lo suficientemente cómodo antes de llevarlo hasta su padre.
—¡ChanYeol!
Asustado dejó el cuchillo de lado y fue corriendo hasta el baño con toda la dificultad que eso implicó, pues su cuerpo seguía sucio y adolorido por la hazaña que llevó a cabo durante esos dos últimos días, especialmente si consideraba que tenía un problema en la pierna que lo mantenía cojo todo el tiempo.
—¿Qué sucede? —preguntó con cuidado mientras se apoyaba en el trozo de madera que lo separaba del baño con la intención de oír bien a su ex-prometido.
—Mi pelo se quedó enganchado en algo y no puedo soltarme —se quejó el contrario desde el interior y luego se escuchó un quejido que estuvo más cerca de ser un sollozo—. ¿Puedes ayudarme?
—¿Quieres que entre? —Su cuerpo de inmediato se puso tieso ante el pánico y su rostro se sonrojó.
Aún cuando se suponía que debía estar odiando a BaekHyun por todo lo que le hizo, era realmente imposible hacerlo, especialmente porque empatizaba con él y porque era su pareja. Haría por él lo que fuera.
—Por favor, solo pasa y no mires.
Con inquietud tomó el pomo de la puerta y lo abrió, encontrándose en su interior al joven pelirrojo sumergido en el agua en el centro de la instancia, con las flores flotando sobre la superficie líquida. El cuarto estaba cubierto de vapor y había un olor a meliza recubriendo el sitio con su esencia relajante, aunque ChanYeol no pudo evitar detenerse en el sutil aroma a manzanas propio de BaekHyun. Claro, se concentró en eso y por supuesto que también sus ojos se enfocaron en el cuerpo del contrario, cosa que no pudo evitar. El omega estaba sumergido en un agua con espuma algo sucia y su cuerpo pequeño cabía bien en una tina que era tan grande como para ser hecha para un alfa como ChanYeol. Sus brazos delgados y níveos estaban tocando su propio cabello, luchando con aquello con lo que se enredó, mientras que una de sus piernas estaba flectada, sobresaliendo por encima del agua. Él tuvo que morder el interior de su propia mejilla para no verse superado por las emociones que no solo lo estaban gobernando a él, sino que también a su león.
—ChanYeol —insistió BaekHyun con cuidado, de seguro porque se quedó más del tiempo debido mirándolo.
Optó por acercarse al muchacho con una expresión algo seria; como seguía mordiéndose el interior de la boca para contenerse ni siquiera hizo el amago de sonreír. No obstante, eso no era lo importante, sino descubrir qué sucedía con BaekHyun y dónde se quedó enganchado. Sus dedos de inmediato se dirigieron a aquel cabello rojizo y con cuidado tiró de él para dejarlo libre. Procuró concentrar su atención en lo que hacían sus dedos, pero en algún momento su concentración viajó hasta los hombros del contrario, pálidos y con algunos lunares adornándolos. Le resultaron tan preciosos que tuvo unas inmensas ganas de besarlo, también de recorrerle el pecho con las manos y quizás, solo tal vez y si BaekHyun se lo permitía, podría rozar su miembro y sus muslos, para luego abrirlo y...
Obligó a su mente a pensar en aquel día lluvioso cuando tuvo a BaekHyun frente a él con el cuchillo sobre el cuello, cuando lo golpeó tan fuerte que...
Sus manos se detuvieron, ya sin ningún de mechón enganchado en el metal que consistía en una llave de agua.
—Esa vez... —empezó con cuidado y con la mirada perdida en la lejanía. BaekHyun de inmediato se giró a verlo mientras se cubría con sus propias extremidades—. ¿Por qué llevaste la cuchilla a tu cuello? —Sus ojos se concentraron en los bicolor del contrario, quien pareció sorprendido por su alcance—. ¿Qué pensabas hacer realmente?
—Yo... —El joven de inmediato apartó la mirada y suspiró—. Por un momento tuve el deseo de dejar todo atrás. Realmente quise irme.
—¿Morir? —indagó espantado y eso mismo lo llevó a tomar la barbilla del omega, obligándolo a que lo mirase—. ¿Por qué querías hacer eso delante de mis ojos? ¿Esa iba a ser tu venganza?
BaekHyun se soltó de un manotazo de su tacto y desvió la mirada, pareció ofendido por su comentario.
—Tuve el deseo genuino de morir —susurró el otro, aún sin darle ni un vistazo—. Por un momento pensé que estaba haciendo una insensatez. —El joven tomó un poco de aire—. Te vi tan débil, tan asustado, que me resultó imposible hacerte daño. Además, mi tigre prefería matarse a sí mismo que a tu león.
—BaekHyun —susurró asombrado y luego negó con suavidad—, tenemos que hablar de lo que pasó.
—Lo sé. —El aludido volvió a desviar la mirada y cerró los ojos.
ChanYeol pudo percibir la agonía en el cuerpo contrario, ese pánico e impotencia. Aún no lograba saber a qué estaba enlazado ese sentimiento, pero decidió que necesitaba averiguarlo sin que su compañero estuviese sumergido en un líquido ya sucio por el extenso y agotador viaje en el que lo sucumbió su tigre.
—Termina el baño y hablaremos —ordenó con apacibilidad, pero fue una orden después de todo y por ello el contrario no hizo más que asentir, sabiendo que era algo que ambos debían enfrentar.
—Por cierto... —El pelirrojo apuntó hacia aquello en lo que se enredó su cabello y ChanYeol solo suspiró y sonrió mínimamente, sabiendo a qué se refería el contrario.
—Es una llave de agua. Planeamos hacer algo que llamamos fontanería.
—¿Fontanería? —Los dedos de BaekHyun se posaron sobre la curvatura en la piedra—. ¿Qué es eso?
—Una forma de conducir el agua mediante tuberías.
—Woo... —El omega volvió a concentrar hacia el frente y luego miró el techo y apuntó—. ¿Eso es la electricidad?
—Exacto. —Sonrió suavemente al ver la ampolleta.
—Tigra pudo haber tenido todo esto...
Guardó silencio porque el comentario lo suficientemente suave como para que solo fuese dirigido para el propio BaekHyun. De igual forma, nada de eso importaba ya.
—No te tardes mucho. La comida ya está lista —avisó mientras se ponía de pie.
Sin dirigirle ninguna mirada al joven se dirigió hacia la puerta y cerró esta a sus espaldas para luego suspirar. Era increíblemente intenso lo que sentía por su compañero, era lógico también, se suponía que era así como tenía que suceder, especialmente si BaekHyun tomaba un baño, dejando a la luz su aroma natural. Por lo mismo, ChanYeol tuvo un inmenso deseo de volver sobre sus talones, abrir esa puerta de manera y encontrarse con la boca del omega. Anhelaba acariciarle toda la piel y hacerlo suyo más allá del deseo carnal propio que traía su instinto. No, tenía que ver con algo mucho más grande e importante que ello, algo más intrínseco y trascendental, con algo que nunca podría consumar.
Volvió a la cocina y se concentró en la comida que hervía dentro de la olla. Por lo mismo, se apresuró en servirla y luego continuó cortando los vegetales que dejó a medias. Finalmente, posó todo lo necesario en la mesa y mientras servía el jugo de naranja recién exprimido se encontró a BaekHyun con el cabello húmedo y las ropas limpias.
—¿Todo bien? —preguntó por cortesía y el contrario solo suspiró.
—Siento dolor en la espalda.
Frunció el ceño y se acercó al contrario, aunque al final solo quedó frente a él mientras miraba su torso cubierto y con las manos extendidas. ¿Qué esperaba?, ¿acercarse y tocarlo sin más? No podía, no lo tenía permitido y estaba seguro de que a BaekHyun no le agradaría la idea tampoco. A su vez, no sabía si realmente deseaba tocarlo. Podía ser su pareja y para él significaba mucho más que un omega a su lado por la importancia que le daban los leones a sus enlazados, pero los recuerdos volvieron a él como una avalancha, al igual que como sucedía cada noche.
—¿Quieres que llame a alguien para que te revise? —Miró al contrario a los ojos y su propia respiración se cortó al ver aquel iris blanco llenó de luz. Concluyó que ese ojo no estaba muerto, para nada.
—¿Un león? —indagó el contrario con cierto deje de pánico.
—Pero yo soy un león —susurró sorprendido y con cierto deje de burla. BaekHyun pareció algo sorprendido por su comentario.
—Pero eres mi... —El pelirrojo guardó silencio, al parecer siendo consciente de lo que estaba a punto de decir. Por lo mismo, el joven suspiró y miró hacia otro lado, aunque ChanYeol logró percibir cierto enrojecimiento en su rostro—. Solo puedo confiar en ti. ¿Me ayudas?
Tuvo el deseo de preguntarle si realmente confiaba en él, le parecía casi irrisorio que fuese ese el caso cuando construyó una venganza durante todo el tiempo que intentó cortejarlo. No obstante, decidió que debía dejarlo, durante todo el tiempo que transcurrió en el que no vio a BaekHyun estuvo hablando mucho con la sacerdotisa de Leo, una leona madura que no solo le puso ungüento sobre las heridas y le diseñó un bastón a su medida, sino que también lo llevó a una depuración espiritual, a un mayor entendiendo de las razones de su pareja y a un perdón de este mismo, aún cuando este fuese un proceso mucho más complejo que requería más tiempo y conexión con el fuego para depurar. Ella decía que le hacía bien quedarse en su tierra natal, la cual quemaría todo aquello de lo que debía deshacerse, por lo mismo le parecía sumamente curioso que terminase con el omega en su hogar.
—Claro —terminó por decir antes de acercarse con cierta reticencia.
El contrario lo miró a los ojos de una manera tan intensa que todo el cuerpo de ChanYeol se congeló. La sensación se volvió aún más poderosa cuando, delante de sus ojos, su ex-prometido se llevó las manos hasta el nudo que tenía la prenda de la parte superior de su vestimenta. El joven solo se volteó y dejó caer un poco la ropa en una actitud sencilla, de seguro porque estaba más urgido por saber cuál era la herida que lo acongojaba, sin embargo, para ChanYeol fue sumamente distinto; se halló sumergido en una serie de sensaciones que no lo dejó respirar y que lo hizo sentirse claustrofóbico.
Llevó las manos hasta los hombros ajenos porque tuvo el genuino deseo de posar sus llamas sobre la piel, sin embargo, no podía hacer algo tan imprudente. Su raciocinio de inmediato lo trajo a tierra y acabó suspirando mientras bajaba con cuidado la prenda, notando entonces la herida que tenía el tigre en su espalda. No obstante, la lesión que le vio la última vez no podía compararse con lo que cargaba consigo en ese momento. Era sorprendente porque no solo vio un rasguño profundo, sino que habían ahora cuatro arañazos bien marcados y, a pesar de que no salía sangre de las heridas, estaba claro que eran magulladuras recientes y que necesitaban atención de inmediato.
—¿Duele? —preguntó con temor mientras acercaba la mano hacia la zona.
BaekHyun suspiró—. Arde.
Abortó la idea de tocarlo y al final se alejó del contrario.
—Comamos. Luego iremos a la casa del jefe alfa. Tu padre debe estar ahí.
El contrario de inmediato puso mala cara—. Pero tu padre...
—Debes volver con tu familia. Una vez con ello llamaremos a la sacerdotisa para que te revise. —aseveró y lo hizo con cierto tono estricto expresado de forma sutil en sus palabras, el cual no se hubiese apreciado si no fuese porque el pelirrojo era su omega, entiendo así el tono ligeramente tengo que utilizó.
—Está bien —musitó a regañadientes el contrario.
ChanYeol pensó que el joven estaba enojado, pero el contrario se giró a mirarlo de forma preocupada y algo se trizó en ChanYeol a la hora de encontrarse con sus ojos. Pudo darse cuenta que para el joven la situación lo estaba superando y era normal, a fin de cuentas, el tigre debía estar totalmente herido en su interior, roto por un enlace que no se efectuó y por un animal que era suprimido en el fondo de su ser.
—¿Es grave? —El pelirrojo se mostró preocupado y él solo suspiró. Tuvo un genuino deseo de abrazarlo, de acunar tanto a BaekHyun como a su tigre, pero no tenía permitido nada de eso.
Ciertamente, a ChanYeol le hubiese gustado dejar todo atrás y emprender de nuevo aquel rumbo que le ofrecía Imbolc. Quería creer que su unión tenía que ver con algo fértil, único y lleno de sosiego. Poseía todo para ofrecerle a BaekHyun, aunque eso también incluía un corazón roto del que se tendría que hacer cargo para sanar.
—La curandera lo dirá, pero no creo que sea demasiado grave —mintió, ya que sabía que en realidad era el tigre quien, desde el interior, luchaba con el humano en un intento alarmante de llevarlo a la siguiente vida.
El joven solo asintió y tomó asiento en la mesa luego de recibir una ademan de su parte. Extrañamente, él terminó sentando en la cabecera de la mesa y BaekHyun a su mano izquierda, cosa que lo puso incómodo porque justamente ese era el espacio donde debía sentarse un alfa y su esposo omega. Pensó que el contrario haría uno de sus comentarios sagaces en torno al lugar, la iluminación, la comida o tan solo su presencia, pero el tigre se sentó en silencio y miró el plato que acunaba la sopa junto con la carne y los vegetales.
—Extrañaba tu comida —susurró el contrario, descolocándolo por completo y trizando su interior.
ChanYeol también concentró la mirada en la sopa con abundante carne y vegetales, y de ahí no pudo apartar la mirada. No supo qué hacer, cómo reaccionar, ni siquiera supo bien si debía mirar al contrario o no. Decidió que no debía hacerlo.
—Disfruta de la comida —murmuró más para sí antes de comenzar a comer.
Nadie dijo nada después de eso. La comida se desarrolló en silencio más allá del sonido de los cubiertos y un par de suspiros que soltaron los dos. Al finalizar invitó a BaekHyun a que fuesen hasta la casa del líder de Leo y el contrario de inmediato frunció el ceño.
—No quiero ver a tu padre —mencionó entre dientes mientras desviaba la mirada.
—Debo llevarte con tu padre. Por favor, solo sígueme. —Caminó hacia la puerta de la entrada y abrió esta, pero al voltearse volvió a encontrarse con el ceño fruncido del omega.
—No quiero.
—BaekHyun, por favor. No es momento....
—¡Tu padre me matará!
Ambos guardaron silencio y se miraron directo a los ojos. ChanYeol acabó suspirando nuevamente.
—No lo hará.
—¡Por supuesto que lo hará! —Para su sorpresa, los ojos del contrario lagrimearon—. Puede que el tigre quiera morir, pero yo no.
Se quedaron en silencio y ChanYeol sencillamente suspiró para luego asentir, entre agotado y derrotado. Podía apreciar el miedo en esos ojos bicolor, podía sentir él el propio pavor.
—No dejaré que nadie te haga daño —mencionó luego de abrir la puerta e hizo un gesto hacia el exterior.
Para ese punto BaekHyun estaba con una capa que él le pasó, era una prenda grande que le cubría hasta los tobillos a pesar de que a ChanYeol le llegaba un poco más abajo de las rodillas. El pelirrojo se cubrió la cabeza con la capucha y fue así como caminó a su par para ir en dirección hacia la casa de la la gran casa que no estaba muy lejos de ahí y que residía al líder de la manada.
Para ese momento del día ya la mayoría del pueblo de Leo se despertó, por lo que hacían su vida cotidiana. Ante lo mismo, varios de ellos se sorprendieron a ver a ChanYeol caminar a paso dificultoso con una persona desconocida y encapuchada. Todos miraron, pero nadie dijo nada al respecto, al menos hasta cuando estuvieron lo suficientemente cerca de la casa de sus padres, ahí se encontraron con un cuartero de guardias que parecieron demasiado curiosos por el encapuchado, pero bastó que él solicitasen que le abrieran las puertas para que ambos pudiesen ingresar a la residencia.
Caminaron por el gran jardín delantero y no alcanzaron ni medio trayecto cuando la puerta principal se abrió, de ahí apareció la madre de BaekHyun, aquella tigresa madura que llegó hasta su cachorro para abrazarlo y llenarlo de besos, todo esto mientras lloraba, lo sujetaba por el rostro y le decía bajito que lo sentía por hacer tantas cosas mal. Fue una instancia emotiva que ChanYeol solo vivió como un experimentador alejado; dejó que el muchacho se reencontrase con su familia, momento que se tiñó por la añoranza del reencuentro, los regaños ante la imprevista pérdida y las disculpas endulzadas en besos amorosos y abrazos sollozantes.
La instancia se volvió emotiva y, por lo mismo, ChanYeol solo miró desde un costado con el cuerpo pesado afirmándose del bastón y el corazón palpitándole de una forma alarmante. Sabía que perdería a BaekHyun dentro de nada, que ya no había vuelta atrás y que la familia Byun se llevaría a su omega bien lejos hasta Tigra, lugar donde probablemente lo protegerían ante los penosos recuerdos de haberlo perdido alguna vez. Aquello no era algo que le concernía a él tampoco, así que luego de hacerle un gesto de cabeza a su padre que se encontraba a la distancia junto a su madre, tuvo el amago de retirarse de la habitación para dirigirse hacia su morada. Sin embargo, no logró llegar muy lejos porque el señor Byun, al verlo frente a la puerta, carraspeó y lo llamó por su nombre.
—¿Me da un tiempo para hablar con usted, por favor?
Confundido accedió y se acercó con dificultad hacia el tigre, quien hizo un gesto de cabeza hacia una persona de la cual él, en primera instancia, no tuvo visión. No obstante, no tardó mucho en darse cuenta de que se trataba de su padre. Los tres se dirigieron hacia la oficina principal del líder de Leo, aunque antes de que cerraran la puerta se unió el futuro líder de Tigra, quien, con la cabeza gacha y las manos entrelazadas por delante del cuerpo, se posicionó a un costado de la puerta.
ChanYeol no entendió qué sucedía, pero accedió a sentarse en el suelo cuando vio que los hombres mayores lo hicieron. Ante ello, solo se acomodó para que su pierna herida no sufriera el peso de su cuerpo y se mantuvo ligeramente incómodo para guardarle respeto a los otros.
—Tengo un trato que proponerle —empezó el señor Byun, cosa que lo hizo fruncir el ceño, pues su padre solo observó su reacción desde el silencio. De seguro el hombre ya sabía por qué camino quería ir el líder de Tigra.
—Dígame —musitó sin muchas ganas. Imaginó que el hombre quería entregarle algún tipo de recompensar por haber encontrado a su hijo.
—Me gustaría ofrecerle una propuesta. —Asintió sin muchas ganas y frunció el ceño cuando vio que el tigre maduro sacó un pergamino y lo desplegó sobre la mesa de madera que los separaba—. Deseo que acepte la mano de mi hijo.
—¿Disculpe? —indagó confundido y enfocó la mirada en su padre, aunque este pareció tan serio y sereno que se obligó a buscar a BaekBeom, quien lo observó con la misma expresión. Al parecer, en esa habitación todos estaban al tanto de lo que deseaba el señor Byun menos él.
—Únase con mi hijo omega en santo matrimonio para unificar las tierras de Leo y Tigra.
Frunció el ceño al escuchar el motivo—. No.
—ChanYeol... —empezó su padre con cuidado.
La situación no pudo parecerle más irrisoria. Los Byun lo humillaron de una manera garrafal; era imposible aceptar un acuerdo en esas condiciones.
—No lo haré —aseguró—. Además, su hijo no está de acuerdo. Creo que eso ya está bastante claro.
El rechinar de una puerta de madera sonó a sus espaldas y todos en la habitación dirigieron la vista hacia allí, por lo que se encontraron con el joven tigre mirándolos a todos para tenerse finalmente en ChanYeol.
—Estoy dispuesto —aseguró BaekHyun, lo cual lo descolocó. Pudo ver que tenía los ojos húmedos por las lágrimas y que estaba su madre detrás de él—. Hagámoslo. Casémonos.
—N-No —titubeó, extrañado por la escueta respuesta—. Respetaré tus deseos y no me casaré...
—Mi mayor deseo es casarme con usted, líder Park —interrumpió BaekHyun con una sobriedad que no compartieron durante el último tiempo, cosa que lo hizo fruncir el ceño en confusión.
—¿Por qué...?
—Hijo —habló su padre, cortando su habla nuevamente—, el joven BaekBeom tomará el mando de Tigra. El joven BaekHyun ya no será más un omega protegido por la familia Byun. —El león respiró profundamente y luego susurró al momento de mirarlo a los ojos, como si las siguientes palabras fuesen solo para él aún cuando todos los demás en la habitación los escuchaban—. Si su alfa no lo toma ahora... —El león se calló a sí mismo y lo miró con intensidad; ChanYeol nuevamente pudo sentir el vínculo con su progenitor, le decía con ansias que no dejara solo a su pareja.
—Me casaré con usted, líder Park —insistió BaekHyun con los ojos viéndolo directamente, como si buscase en ellos la ansiada aprobación que debía estar cargada de rabia dada la funesta situación—. Por favor, acepte hacerme su esposo.
Miró a su alrededor en busca de BaekBeom en espera de que este dijese algo, que evitase toda esa situación. Sin embargo, sabía que aquello no podía modificarse de ninguna manera, era ley de vida envejecer y morir, resultaba obvio que el puesto de futuro líder de Tigra lo tomaría el hijo alfa mayor, pero nunca imaginó que sería tan pronto y, ciertamente, nunca consideró la posibilidad, no se le pasó por la cabeza que una vez que el joven tigre tomara el poder su hermano omega, por ley, quedaba sin la protección de un alfa; solo contaría con su padre para protegerlo, hombre mayor que como anciano poco tiempo tendría para cuidar de su hijo que probablemente tendría poca oportunidades para casarse si no era con su alfa predestinado.
Pensó en todo ello y en muchas otras cosas. Quiso seguir cavilando respecto a todo lo que sucedía, deseó tomarse un tiempo para escoger una buena decisión, quizás proponer alternativas donde él pudiese abastecer a BaekHyun, dado que era su alfa, pero sin la necesidad de que fuese su pareja, para así no interrumpir con los deseos del omega. Sin embargo, toda idea posible quedó en el olvido cuando vio que, frente a él, cayó BaekHyun de rodillas, con las manos y la cabeza sobre el suelo, suplicando.
—Por favor, alfa, tómeme como su esposo. —Algo se rompió en ChanYeol, pudo escuchar la tristeza y la rabia tras ese enunciado.
Guardó un momento, unos segundos pensando en qué responder, hasta que finalmente suspiró mientras miraba esas hebras pelirrojas.
—Acepto. Me uniré en santo matrimonio con el joven BaekHyun. —Los ojos del omega se elevaron hacia él y lo próximo que dijo fue exclusivo para el menor—. Pronto serás el cónyuge del líder de Leo.
++++
Sí, sé que la historia tiene un final muuuuy abierto. Sin embargo, la historia me dio para más capítulos de los que me permitieron escribir para el fest. Aún no sé bien qué hacer con esta situación, quizás escriba mejor la historia, pero para mí. No sé si eso lo pueda publicar. Quizás lo pueda compartir para quien le interese, no sé. Aún no sé cómo solucionar esto, porque la historia así como está no me tiene satisfecha. :c
A todas muchas gracias por leer y comentar. Realmente me puso muy contenta tener tantos comentarios, hace mucho tiempo que no tenía tantos en un mismo capítulo, así que quiero agradecerles de corazón, así con todo mi amor. Me disculpo por no haberles ofrecido algo mejor.
Saludos y besos, Ary. Ya pronto seguirá alguno de los fics que está en emisión. c:
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