Capítulo II
ChanYeol se levantó lo suficientemente temprano y aun así los sonidos del exterior le turbaron el despertar. Tigra estaba de fiesta por los juegos llevados a cabo para pedir la mano del hijo omega del líder, por lo que la gente del lugar se volvió ruidosa incluso antes de que comenzase el amanecer.
Al salir al exterior se encontró con las chozas adornadas con muchas flores y telas de colores. Las calles parecían estar más repletas de personas de lo que recordaba que estuvieron los dos últimos días y después de saludar respetuosamente a su padre por la mañana, este le comentó que a la ciudad llegaron extranjeros, tanto tigres como leones, para ver cómo él avasallaba contra sus contrincantes. Estuvo claro que la premisa fue más bien una advertencia, una solicitud implícita donde se le exigía ganar, porque detrás de sí había un título lo suficientemente pomposo como lo era el ser líder de Leo.
Su madre no se quedó atrás. Lo vistió con un ropaje ligero de tonos amarillentos con el que solía entrenar y le dio un desayuno rico en proteínas para que su cuerpo se activase ante lo que le tocaba vivir ese día. Posterior al alba comenzarían los juegos y el primero de ellos sería sobre rapidez. Debían atravesar Tigra en el menor tiempo posible y quien llegase primero a la meta se le entregaría una semilla de níspero, árbol que aludía a la fertilidad, claramente refiriéndose al joven omega que se vistió de anaranjado en esa ocasión para completar la simbolización de la actividad.
—Los límites del terreno los establecerán los tigres betas, quienes bordearán el sitio en sus canoas.
El corazón de ChanYeol se detuvo y solo entonces levantó la mirada del inicio de su ropaje, prenda de la que se estaba desprendiendo para convertirse. Al azar la vista se encontró directamente con la tarima de madera donde se situaba el alfa. Allí se hallaba el señor Byun a la par de su esposa y, a su izquierda, estaba BaekHyun y sus otros cuatro hermanos. Por otra parte, la pareja de leones se encontraban a la derecha del líder, teniendo a su padre oliendo a ansias y a su madre a desasosiego.
—¡Conviértanse!
Miró a su alrededor, encontrándose con los tigres ya sobre sus cuatro patas y olisqueando el aire; se sorprendió incluso al ver un par de tigres albinos. No obstante, su concentración rápidamente se fue hasta su ropa, de la cual se deshizo con apremio. Al verse desnudo oyó un coro de quejidos ahogados sonando desde la multitud y asumió que la razón de aquello no fue por lo que le gustaría, ya que sabía que al desnudarse por primera vez la atención iría inmediatamente al centro de su pecho, donde emergía una cicatriz atroz de un arañazo profundo que hirió su cuerpo de niño y que cargaba consigo al verse imposibilitado de olvidar el pasado y de que tuvo cerca de su corazón unas garras de tigres enterradas en su carne, hiriéndolo. Sí, ChanYeol sufrió un ataque cuando no era más que un tierno brote al cual una leona amorosa protegía con su vida. No obstante, en aquella época Leo era inestable y su padre recientemente obtuvo el mando sobre los pobladores de abundante melena, por lo que sus tierras se volvieron un apogeo de luchas sangrientas, mismas que destruyeron la gracia y elocuencia propia de un león alfa como lo era su padre.
En aquellas intransigente época era un peligro salir de noche y ChanYeol no solo hizo eso aquella vez, sino que también sobrepasó los límites del territorio al verse cautivado por una flor, una simple y mundana flor que se volvía típica en Leo con la llegada de la primavera, pero a la cual él le puso atención por primera vez en esa ocasión. Fue esa misma flor anaranjada la que lo llevó a llenarse de sangre producto de unos ojos amarillentos escondidos entre la maleza, los cuales lo acecharon hasta que decidieron saltar sobre él.
Aquel fue el primer encuentro que tuvo con un tigre, un cachorro que no debió ser mayor que él en aquel entonces, pero que definitivamente supo atacar y defenderse mucho mejor, tanto así que lo dejó tirado en el suelo, agonizando ante la atenta mirada de unos ojos dorados y unos colmillos filosos que solo se presentaron como una última amenaza antes de salir de la escena, dejándolo desolado al comienzo del bosque, lejos del pastizal rocoso al que llamaba hogar. Por suerte, su madre sintió por instinto a su pequeño herido y el olor de la sangre al acercarse lo hizo encontrarlo y sobrevivir.
A pesar de lo sucedido, ChanYeol no tenía real rencor hacia la otra raza y aquel infortunio del pasado solía mantenerse en el recuerdo, excepto cuando la gente se quedaba aterrada por la cicatriz. No podía olvidar que fue marcado a tan pronta edad por un animal del que solo recordaba el color de sus ojos y la fragancia de flores.
—Aquel que destierre la estaca de la bandera anaranjada será el ganador —avisó el líder.
Decidió que debía convertirse para ponerse a la par de los tigres en el punto de partida. Para su satisfacción, ser un león trasmutado entre tantos tigres generaba una fascinación inusual, incluso cuando habían otros tigres tan llamativos como los albinos. No obstante, ChanYeol se aprovechó de eso y, dando vueltas en su lugar, meneó la melena y la cola antes de dirigirle una última mirada a BaekHyun, quien se acomodó sobre su trono con la intención de inclinarse hacia adelante, con si quisiese verlo mejor. Aquel típico velo en combinación con su atuendo seguía cubriendo su rostro, pero para ChanYeol fue evidente el lenguaje corporal que expresó el otro.
Su atención volvió al punto de partida y la realidad lo entumeció. Recién entonces se dio cuenta que debía atravesar Tigra, lo que significaba sumergirse en los manglares, por lo tanto, mojarse.
El tambor sonó.
Escuchó las patas de sus contrincantes sonar contra el húmedo suelo, lanzándose hacia la oscuridad que generaba la acumulación de árboles frente a ellos. ChanYeol debió correr también, pero acabó deteniéndose ahí, demasiado impactado por el real desafío.
Cariño, llamó su madre a través de la conexión especial que efectuaba una omega con su cría. Solo entonces fue consciente de que debía moverse, sin embargo, tocar el agua no era realmente una alternativa para él. Por lo tanto, optó por una estrategia, pero para eso debía desaparecer primero de la mirada inquisidora que le ofrecía el pueblo de su prometido, así que se echó a correr por el terreno, perdiéndose entre la maleza. No conocía el sector, pero la visualización periférica de los betas guiaron su camino y la gran intolerancia que tenían sus patas ante la humedad lo encauzaron por el camino que consideró seco sin pasarse de los límites. No obstante, en algún punto notó que sus contrincantes se movían mucho más rápido por el agua, así que decidió encaramarse por el tronco grueso de un árbol torcido, el cual lo llevó a una cima recubierta de flores que cayeron ante su peso y pájaros que volaron por su inoportuna presencia.
Al hallarse frente al sol todo pareció mucho más claro y fue eso mismo lo que lo impulsó a abalanzarse hacia la copa más cercana, teniendo siempre ante sus atentos ojos a los ciudadanos vestidos de color anaranjado para guiarlo. Su melena en muchas oportunidades se encontró enredada entre perniciosas ramas que solo lo hicieron tragarse gruñidos y omitir rasguños que luego ardían sobre su piel. Sin embargo, nada de eso lo deshizo de esa energía que tanto lo tenía sobrecargado, aunque no por eso dejó de odiar a BaekHyun por ponerlo en esa situación.
Por suerte, sus patas no tardaron mucho más en tocar la tierra húmeda y tuvo que conformarse con enterrarse un poco en el barro antes de ver cómo, a tan solo unos cinco metros por delante de él, un tigre albino agarraba de un mordiscón la vara que sostenía la bandera para adueñarse de ella, proclamándose ganador del primer juego.
ChanYeol sintió la derrota afectarle directamente al ego y junto a ello el tambor se escuchó a lo lejos. Al parecer uno de los betas ya avisó del ganador.
Derrotado tuvo que volver al punto de partida y ello significó atravesar nuevamente aquel engorroso terreno que cruzó a duras penas, porque en más de una oportunidad tuvo que mojarse las patas, cosa que lo llevó a encumbrar sobre los árboles nuevamente. Como en esa ocasión solo estaban volviendo y no era en sí una competencia, al menos para ChanYeol no, más de un felino se giró a mirarlo con el ceño contraído en extrañeza al verlo trepado sobre los árboles. Como buen león, se sintió cómodo con las miradas ajenas, sin embargo, acabó olvidándose de ellas cuando llegaron frente a los habitantes de Tigra, donde pudo ver a BaekHyun ya de pie sobre la tierra, enlodando sus adornados zapatos.
—El ganador es Seo JungWoo. —El beta elevó la mano de quien poseía la bandera, tigre que fue rodeado por una seda blanca para ocultar su desnudo cuerpo de humano.
Para su sorpresa, el rostro de BaekHyun se giró en su dirección y, a pesar de que no pudo notarlo bien por culpa del velo, pudo sentir que los ojos ajenos se detuvieron sobre su cuerpo, aunque no descifró que transmitió con ellos.
—Felicidades —soltó el omega con delicadeza y gracia, aunque detrás de su voz había una ligera pizca de indiferencia, como si todo aquello realmente no le importase—. Aquí. Toma la primera semilla.
ChanYeol ahogó un gruñido cuando vio que BaekHyun dejó caer sobre la mano del tigre la semilla de níspero, algo que en cualquier otro contexto no hubiese tenido nada de repercusión, pero que en ese momento dañó considerablemente su ego y que, por algún extraño motivo, lo hizo sentir un propósito de pertenencia increíble. No quería que nadie se le acercase a BaekHyun y que mucho menos lo tocasen, porque se suponía que sería solamente suyo. Aún con todos esos juegos BaekHyun le pertenecía, acabaría junto él y se lo llevaría a Leo para gobernar.
—Líder Park —murmuró una voz a su costado. Se encontró con un beta ofreciéndole un semblante relajado—, ¿se encuentra bien?
A pesar de que el hombre fue cauteloso con su interrogante, notó que algunos tigres se giraron a verlo, al parecer recordando recién que un león se hallaba compitiendo entre ellos.
La mayoría de los alfas se convirtieron para presentarse ante el pueblo con sus cuerpos desnudos, acto completamente común para los cambiantes. Después de todo, seguían estando desnudos en su forma animal. No obstante, en Leo eran pocas veces cuando el humano no se cubría, aún cuando solían trasformarse en leones con frecuencia. Por ello, apenas se convirtió se concentró en sus ropajes, envolviendo estos en torno a su cuerpo aún cuando sabía que tenía una pregunta sin ser contestada.
—Estoy perfectamente bien —puntualizó luego de darle una rápida e insignificante mirada al beta.
El diálogo no llegó más allá de eso y el líder Byun, con su voz calma y apacible, llamó la atención de su pueblo y allegados para anunciar la primera celebración que se llevaría a cabo para el ganador, algo que ellos denominaban como un 'pequeño almuerzo' lleno de verduras, frutas y semillas. Los tigres no solían ser muy buenos cazadores, más bien atrapaban uno entre diez venados, por lo que no se sorprendió que se regodeasen con alimentos tan poco sazonados. Esa no era su celebración de igual forma, así que ChanYeol no tuvo ni un poco de ánimo para ir a cazar algo para su familia y la de su esposo; que se conformasen con las insípidas semillas.
—Líder Park —llamó una voz queda desde atrás. Él se hallaba mirando los manglares a la lejanía, algo apartado del tumulto de personas que se reunieron para compartir alimento. ChanYeol no entendía cómo tanta gente podía comer en un lugar tan pequeño.
—Joven BaekHyun. —Se volteó para encontrarse de frente con el omega. No tenía muchas ganas de dialogar, pero por nada del mundo podía darle la espalda a su prometido.
—Lo he notado algo distante hoy.
—¿Distante de usted?
—Distante en general —aclaró el pelirrojo—. ¿Se encuentra bien?
La sola pregunta activó algo en ChanYeol. Una llamarada se encendió en su pecho de forma reconfortable y antes de que siquiera pudiese controlarse ya estaba inclinando la cabeza hacia un costado, mostrándose tan débil como solo solía mostrarse ante su madre. Ese poder tenían los omegas, el de generar tanta comodidad que cualquier alfa acabaría llorando sobre la falda de uno de ellos si su corazón no se encontrase lo suficientemente fuerte como para soportarlo.
BaekHyun suspiró, al parecer empatizando con sus sentimientos—. Lamento su derrota.
—¿Realmente lo lamenta? —preguntó con la mirada puesta en la lejanía, aún furioso con las acumulaciones de agua—. Dudo que haya aceptado esta prueba con la intención de verme ganar. Sabe que los leones aborrecemos el agua.
—Pero debe ajustarse a lo que yo como omega necesito —comentó el contrario sin cambiar su tono calmo al hablar.
—Pero en Leo no hay manglares —contestó de inmediato y con cierto tono hosco.
—Líder Park —nombró BaekHyun con cuidado y con cierto temor que apenas se notó. Ciertamente, su prometido siempre parecía tan seguro de sí mismo que no pudo evitar sorprenderse cuando lo vio jugar con sus propios dedos en una actitud intranquila—, a mí no me gustaría dejar Tigra.
Detuvo momentáneamente su respiración y se acercó un poco a BaekHyun para ofrecerle sombra con su estatura. El sol no estaba muy predominante en ese momento, apenas salía por entre la gran porción de nubes que lo saludaron en la mañana. Sin embargo, quiso ofrecerle algo que lo reconfortase, quiso ponerse en su lugar, entenderlo y hacerle saber de alguna manera que no estaba ahí con la intención de hacer las cosas mal, al contrario. ChanYeol tenía un deseo genuino de ser un buen alfa, un reconocido líder y un excelente esposo.
—Llámeme por mi nombre —pidió, sorprendiendo a BaekHyun, dado que este alzó la cabeza en su dirección con la intención de mirarlo, cosa que contribuyó a que notase los labios rosados y pomposos por entre la tela. ChanYeol estaba empezando a soñar con el día en que ese hombre se quitase el velo del rostro.
—No puedo...
—Es una orden —dictaminó.
BaekHyun contuvo un suspiro. Claramente, las órdenes alfas no le agradaban y ChanYeol, a pesar de que lo explicitó, no quiso realmente que sonase como una, mas bien tenía deseo de que el contrario se comportase genuino con él, implicando sencillez y holgura.
—Yo no puedo permitir que me trate tan coloquialmente —avisó el tigre con cierta incomodidad, aunque con un predominante ego haciendo frente. Por supuesto que el hombre quería que lo tratase con respeto y ChanYeol no lucharía contra eso.
—Haré las cosas en la medida que usted estime conveniente —puntualizó con calma y volvió su vista hacia el bosque frondoso que se erguía frente a él.
—Entonces espero que acepte mis formalidades hasta que me sienta lo suficientemente cómodo como para omitirlas. —Sonrió aún sin apartar su mirada de la vegetación y asintió con la cabeza gacha—. Además —continuó BaekHyun, sorprendiéndolo por su imprevisto diálogo—, quiero saber si usted desea seguir con el cortejo.
—¿A la par de los juegos?
—Por supuesto.
Contuvo un suspiro—. Pero no gané el juego de hoy. ¿Merezco cortejarlo?
—Nuestros padres tienen un trato, así que yo debo respetar eso, aún cuando su desempeño en el juego de hoy fuese deficiente.
No le gustó del todo la respuesta de su prometido, pues ya lo estaba descalificando por su resultado en la primera prueba. No obstante, su atención se concentró en lo otro que el muchacho mencionó. Pensó que le hubiese gustado que el deseo del cortejo naciese del propio BaekHyun y no de sus progenitores, ya que eso solo hacía todo más penoso. Conocía desde hace poco al omega, pero ya sabía que mientras fuese una orden, BaekHyun no estaría contento con la idea.
—La tarde de hoy está libre de juegos —anunció el contrario algo que él ya sabía, pero de igual forma no hizo ningún comentario al respecto y esperó que el hombre siguiese con su explicación—, por lo que me gustaría que invirtiese su tiempo y energía en mí.
Aquello le sorprendió, pues en un inicio imaginó que BaekHyun no estaba realmente contento con que él lo cortejase, pero en ese momento se detuvo a solicitárselo, cosa que no era propia de los omegas tampoco. Sin embargo, ya notó que el tigre tenía unas particulares formas para desenvolverse con los alfas.
—¿Qué desea para hoy? —indagó con cierto fastidio, pues ya se imaginaba cazando algún animal de carne blanca para contentar a su prometido con una elegante cena.
—Que me enseñe a cazar con trampas.
Su atención se enfocó plenamente en el contrario, quien llevó la mirada hacia sus manos, las cuales acarició entre sí en un acto que pareció distraído. No obstante, ChanYeol logró detectar algo de nerviosismo y vergüenza en las feromonas ajenas, cosa que no hizo más que confundirlo.
—¿Desea cazar? —preguntó de igual modo, para quedar claro porque quizás lo anterior no fue más que un producto de su imaginación.
—Así es —dijo el otro con vehemencia, alzando la cabeza con orgullo—. Acá no somos muy buenos para montear. Sin embargo, he oído de Leo que son buenos cazadores y que son hombres de tecnología, por lo que supongo que las trampas se les dan bien.
Asintió y miró nuevamente hacia la espesura, vio a lo lejos el pequeño brillo que se producía gracias al choque que efectuaban los rayos del sol y el agua empozada.
—Dudo que las trampas que nosotros utilizamos puedan funcionar aquí. Las grandes acumulaciones de agua y la abundante vegetación no ayudan —agregó con actitud solemne, sin real intención de invalidar al contrario y a sus ideales. No obstante, BaekHyun no pareció para nada imputado y con su argumento solo adquirió mayor hervor.
—Quiero intentarlo —instó el pelirrojo—. Enséñeme.
—Bien. —Asintió y le dedicó una mirada al vestuario del contrario—. No obstante, será necesario que use prendas más apropiadas.
—Perfecto. Nos vemos en un momento frente a la vivienda en la que se hospedan. Justo detrás hay un lugar tranquilo para cazar.
Nuevamente asintió y BaekHyun desapareció a paso apresurado, entusiasta. Era la primera vez que ChanYeol lo veía así y claramente no estaba habituado a observar a su prometido con ese tipo de actitud, pero procuró no darle importancia y se dirigió hacia el hogar donde se hospedaba. Ahí cambió su ropaje por uno igual de cómodo que solía usar en su tierra cuando entrenaba a los cachorros. Si había algo que a ChanYeol le gustaba, era detenerse un momento con los niños para enseñarles a defenderse y cazar, aunque en su mayoría eran los omegas los que se encargaban de eso y durante su dulce juventud no fue más que un saco de boxeo para que los cachorros practicasen, aunque poco a poco pudo hacerse un espacio entre los omegas para ayudar así a los pequeños alfas, quienes también querían ser como sus maravillosas madres.
Como no estaba en su territorio ni fue ahí para cazar, no portaba ninguna de sus herramientas, así que solo salió al patio con una bolsa llena de frutas que le dio su madre con una amplia sonrisa al saber que tendría una cita con BaekHyun. ChanYeol le repitió que no era nada romántico, pero aun así ella pareció realmente contenta de que el omega aún quisiese acercarse a él después de su derrota de aquel día, cosa que solo terminó por bajar sus ánimos al punto en que formó una mueca con sus labios mientras yacía sobre el húmedo suelo del cual solo podía salvaguardarse gracias a sus botas de cuero.
—Líder Park.
Alzó la cabeza, encontrándose con la mitad del rostro de BaekHyun a la vista, cosa que le quitó completamente el aire. Nunca tuvo la oportunidad de mirar tan directamente el rostro de su prometido, ni siquiera pudo mirar una de sus mejillas durante esos tres días que llevaba en Tigra, pero en ese momento se le daba la oportunidad y su sorpresa fue tal que ni siquiera pudo guardar silencio.
—Su atractivo es sorprendente.
Al parecer, el contrario no esperó para nada su comentario porque dio un paso hacia atrás y miró hacia otro lado, como si sintiese vergüenza, cosa extraña porque suponía que como hijo omega del líder alfa recibía muchos cumplidos. Era más que obvio considerando que aquel día hubieron más de diez hombres corriendo para alcanzar una bandera que supuestamente los acercarían al corazón del tigre.
—No estoy aquí para hablar sobre mí, líder Park.
Recién entonces ChanYeol fue consciente del otro en su totalidad. BaekHyun llevaba un pañuelo sobre su imagen, le tapaba todo el costado derecho del rostro, solo dejaba sus labios y parte de su nariz al descubierto. Se trataba de una especie de parche de cuero oscuro que combinaba con sus ropas ligeras del mismo color. Al igual que él, el contrario llevaba botas de cuero y entre sus dedos portaba una especie de llave.
—Tuve que hurtar la llave del almacén de armas de mi padre, así que no tenemos mucho tiempo para sacar algo de ahí.
Sorprendentemente, el contrario lo tomó por el antebrazo para tirar de él, haciendo que apresurase su caminar al punto de que casi se tropezó con los pies de BaekHyun, a quien entonces le vio la larga cabellera roja sujetada en una coleta en lo bajo de su nuca. Generalmente BaekHyun iba con el pelo suelo o tomado de forma superficial en la cima. Era la primera vez que lo venia tan ligeramente arreglado y supuso que fue así porque esa vez no tenía intenciones de comportarse como un omega encantador, sino como un... cazador. Sonrió ante el pensamiento. Definitivamente le agradaba mucho más una pareja cazadora, como los leones omegas.
—No sé si algo de esto podría servir. —Las grandes y pesadas puertas de madera se abrieron ante él, dejando a la vista una serie de armas de metal junto a otros artilugios. Pudo notar algunas trampas anticuadas a lo lejos.
—Creo que es mejor que creemos algunas —soltó distraídamente mientras pasaba sus dedos por el oxidado metal.
—¡¿Sabe crear armas?!
Su concentración de inmediato se enfocó en el pelirrojo a su lado, quien pareció realmente encantado con su propuesta, incluso pudo notar cómo brilló su ojo libre del cuero. ChanYeol reprimió la respiración ante la escena y contuvo el ronroneo en lo profundo de su garganta al verse sorprendido por lo rápido que se dejó cautivar por el otro.
—Mi especialidad no es ser inventor, pero como cazador tengo conocimientos respecto al tema.
BaekHyun asintió y se sujetó de su antebrazo en un gesto que demostró profunda admiración y que ocasionó que el mismo ChanYeol se entumeciese.
—¿Qué necesita? —El omega se movió ansioso y miró a su alrededor, como si esperase encontrar entre las filosas espadas la respuesta.
—Algo de madera y acero forjado, aunque trabajar en una sola trampa puede tomarnos toda la tarde —comentó distraídamente mientras agarraba con más seguridad un par de trampas que consideró que podrían servir—. Necesitaré herramientas.
—¿Entonces construirá? —preguntó el contrario con cierto deje de ilusión, cosa que llamó completamente su atención y que lo llevó a sonreír para sí mismo. Durante esos días el chico nunca le pareció tan encantador como hasta ese momento.
—¿Puedo hacerlo? —Meneó entre sus manos la trampa de conejos que identificó, suponiendo que podría servir aún a pesar de lo malgastaba que estaba—. De igual forma, esto puede servirnos.
—¡Quiero construir!
Nuevamente la mano del contrario se posó sobre su antebrazo. Notó entonces que hacía ese gesto para llamar su atención, para que lo mirase, lo escuchase.
—Joven BaekHyun —llamó con cuidado y sonrió con la intención de mostrarse apacible. El menor perdió la sonrisa y alejó de inmediato la mano de él, ChanYeol supuso que lo hizo porque temió que lo regañase—, no necesita tocarme para que mis ojos se fijen en usted.
El omega se sonrojó y desvió la mirada hacia las armas que estaban frente a él. El león aprovechó ese momento para mirarlo un poco más, pero al final se movió para salir del húmedo y oscuro lugar, aunque la armoniosa voz del contrario lo detuvo.
—Perdón. Soy el único omega en una familia de seis alfas. Mi voz usualmente no se escucha por sobre la de ellos y, de alguna forma, tocarlos es mi manera de llamar su atención.
Aquella fue la primera vez que el contrario se mostraba tan trasparente frente a él, cosa que lo descolocó, pero que a la vez lo hizo detenerse y en todos los sentidos. ChanYeol no sabía mucho de omegas, pero sí de cachorros, así que acabó arcándose al contrario para ponerse frente a él y, aún desde su altura, sonrió y estiró el brazo hacia el contrario. Quiso palmearle la cabeza como solía hacer con los pequeños, pero él aún no tenía permitido tocar a su prometido, así que solo bajó la mano en un gesto elocuente y sonrió más ampliamente con la intención de demostrar sus intenciones.
—Por el día de hoy cazaremos con esta trampa. —Alzó el artilugio que tomó en un inicio. El brillo de BaekHyun se perdió ligeramente—. No obstante, prometo que en otra oportunidad le enseñaré a construir su propia trampa. —Miró a la lejanía, donde temblaban ligeramente las aguas—. Quizás algo que nos ayude a pescar podría servir.
—¿Pescar? —Sus ojos se concentraron en BaekHyun y este miró por sobre su hombro para fijarse en los manglares—. Aquí solo suelen haber sapos y serpientes.
—Estoy seguro de que encontraremos algo que le apetezca. El pescado posee carne blanca.
BaekHyun apretó los labios para no sonreír y ChanYeol simplemente mostró sus dientes en una amplia sonrisa. Estaba contento porque por fin lograba acercarse a su prometido de algún modo. Le pareció curioso que fuese a través de un acto tan poco sutil, pero definitivamente era lo que más parecían tener en común, más allá del nulo deseo de contraer nupcias.
—En cuanto a esto. —Alzó la mano en la que tenía la trampa, llamando la atención del omega—. Es necesario estudiarla bien para saber cómo montarla y desarmarla.
Caminó hacia el bosque, aunque se enfocó siempre en lo húmeda que estaba la tierra con la intención de no acercarse mucho a las acumulaciones de agua. Gracias a eso notó que entre más se acercaban al norte, menos manglares había.
—Observe la tierra —pidió con suavidad y el joven a su lado le obedeció—. Es más seca que donde se llevó a cabo la primera prueba.
—¿Eso qué quiere decir?
—Que aquí hay más animales que no les gusta el agua. —Con el olfato y la audición en su mayor potencial miró a su alrededor, aunque de repente sintió un intenso aroma a manzanas que lo hizo estornudar. Supuso que fue porque habían varios árboles frutales a su alrededor—. ¿Cree que es un buen lugar para un conejo?
—Sigo creyendo que estamos muy cerca del agua.
—Lo estamos, pero alejarnos aun más del pueblo sería inoportuno.
Se acercó a un árbol de tronco grande y allí se apoyó para observar con más detenimiento la trampa. Aprovechó ese momento y la atención de BaekHyun para explicarle a este todas las partes del artefacto para luego posicionarla entre un cúmulo de maleza que no era realmente inoportuna para caminar. Primero la probo él con todo el cuidado que ameritó y luego la desmontó con la intención de que fuese el propio omega quien la armase.
—Cuidado con los dedos —pidió desde lo alto mientras veía que el otro forcejeaba con los alambres para posicionar el arma en el lugar adecuado. ChanYeol no pudo evitar perturbarse al ver cómo los dedos ajenos se mancharon de óxido—. No haga tanta presión.
—¿No me acaba de decir que debo sujetarlo con fuerza? —preguntó el contrario con algo de fastidio luego de dedicarle una rápida mirada.
—Pero no se ensucie.
Solo después de decirlo se dio cuenta de la incoherencia que salió de entre sus labios, pues el tigre yacía con ambas rodillas posadas sobre el húmedo suelo mientras tenía las manos manchadas del herrumbre que habitaba en la trampa. Además, ChanYeol no estaba mucho mejor, pues previamente fue él quien tuvo que montar todo, por lo que pareció bastante incongruente que le pidiese eso al contrario, quien, con un quejido y un suspiro pesado, terminó montando correctamente la trampa en el suelo. BaekHyun se puso de pie y en el proceso se sacudió las manos sin mucho interés.
—¿No cree que es inevitable ensuciarse? —preguntó el contrario con reticencia, algo molesto incluso.
—Lo sé. Solo se me pasó por la cabeza y lo dije sin considerar que era absurdo —se disculpó.
Nuevamente tuvo el ojo amarillo del tigre mirando en su dirección, escaneándolo, diciéndole muchas cosas que ChanYeol no lograba entender aún, pero que ansiaba descubrir. En el intento de apartarse de aquella intensa mirada levantó la cabeza para enfocarse en el cielo. El sol ya desapareció y solo quedaba de él un ligero tono anaranjado que poco a poco se perdía ante la llegada de la noche.
—Tenemos que volver —avisó y volvió a concentrarse en el omega, quien solo le dio un asentimiento de cabeza.
Ambos caminaron en silencio de regreso al pueblo y no hubo ningún comentario entre ellos, incluso cuando la gente cuchicheó a su lado al verlos pasar sucios y enlodados, agregando que no era común ver a un líder y a un omega así de despreocupados. De igual forma, a ninguno de los dos pareció importarle lo que los demás tigres de la manada pensasen de ellos.
Atravesaron el patio delantero del hogar de la familia del líder, porque ChanYeol no tenía permitido ir más allá, pero sí poseía el compromiso de llevar a BaekHyun sano y salvo a su morada.
—Gracias por el día de hoy —comentó el pelirrojo por lo bajo, como si no se sintiese realmente cómodo con sus propias palabras—. Estoy agradecido por su enseñanza.
—No tiene que agradecerme. —Sonrió y llevó las manos hasta detrás de su espalda mientras daba un paso hacia atrás con la intención de alejarse de su prometido—. Fue un gusto ayudarlo.
Hizo una inclinación de cabeza a modo de despedida y caminó otros dos pasos haca atrás antes de finalmente darse la vuelta, demostrando así respeto que sentía por el omega. Quizás hubiese sido mejor que esperase a que el joven ingresase a la vivienda, pero el sitio estaba rodeado de guardias y él sabía perfectamente que no duraría mucho tiempo ahí, aunque lo quisiese.
—Quiero... —Detuvo su caminar al escuchar una voz cautelosa a sus espaldas. Al voltearse se encontró con BaekHyun mirándolo con ese ojo todo resplandeciente mientras se mordía el labio inferior. La imagen fue fascinante—. Quiero que lo repitamos en otra ocasión.
Sonrió—. Por supuesto, joven BaekHyun.
Aquella fue una promesa que ambos guardaron a fuego en sus corazones, pero que no pudieron cumplir hasta unas largas horas después.
ChanYeol durmió contento por su avance y se despertó algo desanimado, contrastando un poco con su estado anímico de la noche anterior, pero ello tenía un motivo. Se suponía que ese día, durante la mañana, BaekHyun tendría un desayuno con el ganador de la primera prueba, cosa que abría la posibilidad a que el otro sujeto lo cortejase, lo cual era posible incluso cuando él como líder de Leo ya pidió su mano. No obstante, no había mucho que pudiese hacer porque esas eran las reglas que impuso el omega al solicitar aquello de los juegos.
Luego del almuerzo, ya cuando el sol estaba en lo más alto del cielo, tuvo que volver a reunirse frente a la tarima del líder alfa de Tigra para dar comienzo al segundo juego que dictaminó el joven BaekHyun. En ese momento tenían la obligación de cazar, cosa que hizo que una sonrisa astuta se asomase por entre sus labios, porque él era realmente habilidoso en ello. A pesar de que no podía ver el rostro de BaekHyun, porque este estaba con su común velo, aun así pudo estimar que el joven estaba igual de emocionado que él por la celebración.
Nuevamente, el tambor dio inicio a la prueba y él, ya convertido en león, se echó a correr por donde recordó que paseó junto a BaekHyun durante la tarde anterior. Esto no con el ánimo de encontrar la trampa y el pobre conejo que de seguro ahí se quedó atrapado, sino con la intención de ir por algo más ingente, pues recordaba que antes del atardecer logró ver un gran venado a la distancia, lo que pronosticaba mamíferos de gran tamaño por la zona.
Por otra parte, notó que los tigres que competían a su par se fueron hacia los manglares, donde quizás esperaban atrapar unos cuantos peses y, si tenían mucha suerte, a algún cocodrilo que se encontrase lo suficientemente despistado como para no batallar contra un par de garras. Acabó perdiéndolos de vista al poco tiempo y francamente poco le interesó. Lo único que estuvo en sus pensamientos fue su presa y el beta tigre que hacía de juez en la competición; cada jugador tenía uno para cerciorarse de que se cumpliesen las reglas. A ChanYeol no le importaba tener al hombre cerca siempre y cuando no se entrometiese en su caza, cosa que hasta el momento no acaecía.
Así como estimó, no le costó mucho identificar el botín. Se trataba de un ciervo macho que recién parecía entrar a la adultez; de seguro apenas se reprodujo una vez. Por lo tanto, era una pieza más que factible y sabía que su padre estaría lo suficientemente orgulloso si llevaba semejante semental. No obstante, a BaekHyun no le gustaba la carne roja.
Se ahogó con su propio gruñido para no asustar al animal que comía plácidamente de la vegetación que le ofrecía el lugar. ChanYeol solo escaneó al mamífero una vez más y rodeó unas cuantas veces el lugar antes de acercarse a su presa, la cual rápidamente huyó apenas lo detectó saltar. Por detrás suyo sintió al beta seguirlo con paso cauteloso, sin entrometerse en su estrategia de caza. Todo hubiese salido fantástico si no se hubiesen encontrado de frente con una acumulación de agua. El ciervo cayó y pataleó, pero ChanYeol también lo hizo, aunque un segundo después, cosa que le dio tiempo para encaramarse sobre uno de los árboles y saltar sobre su presa, dándole caza al fin.
Con un gruñido tiró del animal para sacarlo del agua y ya en el exterior se sacudió con molestia por el indeseado chapuzón.
—Es necesario que lleve la pieza hasta el joven BaekHyun para proclamarse ganador —avisó el beta ya algo más cerca al notar que el animal murió.
El león observó detenidamente el ciervo de ojos perdidos antes de mirar a su espalda, donde se extendía el espeso bosque. Sabía que su presa era grande y si llegaba a tiempo sería lo suficiente para ganar, sin embargo, en ese momento consideró que no era realmente suficiente, así que se echó a correr por la tierra que detectó menos húmeda, alejándose del beta.
—¿Líder Park? —preguntó el tigre con perplejidad y luego gritó a la distancia—. ¡¿A dónde va?!
ChanYeol fue detrás del olor de conejo. Le costó encontrarlos porque eran muy escurridizos, especialmente considerando la cantidad de vegetación. No obstante, necesitaba conseguirlos para sentirse realmente satisfecho. Por lo mismo, no volvió con el ciervo hasta que tuvo dos presas que alguna vez fueron machos proveedores, eran grandes y con un pelaje mestizo, pero le servían.
Una vez que llegó hasta su primera víctima se encontró nuevamente con el beta, quien lo miró sorprendido por llegar con más presas, pero no hizo ningún comentario al respecto y tomó a los conejos desde las patas para que él, aún en su forma de león, pudiese montar sobre su lomo al gran ciervo.
Llegar hasta la aldea fue una gran travesía y comprendió un gran gasto de tiempo y energía. Sin embargo, sabía que los tigres que competían debían estar peor que él y así lo comprobó cuando llegó al punto de partida, donde debían llegar y presentar sus presas. Ya habían dos tigres ahí, uno de bengala y uno albino, ambos con pájaros y liebres en las manos; no eran más de tres animales por tigre.
Él, apenas llegó con el ciervo a cuestas, llamó la atención de todos y no fue para menos. Desde hace rato que el animal muerto dejó de desangrarse por la herida que le generó en el cuello a la hora de matarlo, pero eso no quitó lo grotesca que pareció la imagen de un león alfa adueñándose de la vida de un animal que pesaba incluso más que él.
Dejó al animal con cierta brusquedad en el suelo y luego se trasformó a un costado de donde dejó su ropa para vestirse rápidamente con esta, incluyendo la parte superior de su ropaje con la intención de que nadie se concentrase en su grotesca cicatriz que le cubría el pecho. Luego de eso caminó hacia el beta que lo siguió durante la prueba y este le entregó el par de conejos, los cuales tomó antes de caminar hacia la tarima para llegar hasta BaekHyun, quien se puso de pie al verlo acercarse.
ChanYeol no tenía permitido subir a la tarima, ya que en ese momento solo era otro competidor más, así que en ese enlodado lugar puso una de sus rodillas sobre el suelo y con ambas manos alzó los conejos hasta más arriba de la altura de su cabeza.
—Traje el ciervo para la competencia, pensando que un mamífero grande y rico en grasas podría proveernos de una buena cena —argumentó con elocuencia, sin dirigirse a nadie en específico—. Sin embargo, decidí tardarme un poco más para traer algo que fuese del especial gusto del joven BaekHyun: Carnes blancas.
Su comentario fue totalmente en serio, por lo que no esperó para nada que una suave risa proviniese de entre los labios de su prometido, acción que lo obligó a bajar a los animales muertos entre sus manos para concentrarse en cómo BaekHyun rio con suavidad delante de él.
—Me alegra saber que me ha prestado atención, líder Park. —El omega miró al ciervo—. Estoy seguro que a mis hermanos les encantará su ofrecimiento. —El joven miró sobre su hombro para encontrarse con los alfas sobre la tarima—. No obstante, recibiré gratamente estas dos presas como un obsequio para mí. —Hubo un momento de silencio donde ChanYeol volvió a posar la mirada en el suelo—. El líder Park es el ganador de esta prueba.
—¿Aún sin ver lo que te proveerán los otros cazadores? —preguntó el señor Byun con un ligero deje de asombro.
BaekHyun no ocultó el tono contento de su voz—. Aun así, padre. El león trajo justo lo que esperaba.
ChanYeol sonrió aún con la mirada en el suelo y luego alzó la cabeza, encontrándose con la efímera sonrisa de BaekHyun a través del velo.
Por fin recibió una semilla de níspero, la cual apretó en un puño y luego la llevó a la altura de su pecho con la pura intención de contentar su ego herido por la prueba anterior. Aquello definidamente le gustó y, como esa vez sintió que la cena si era en conmemoración de su logro, se detuvo a comer junto a los demás, donde prepararon el ciervo junto con todas las presas que llevaron los competidores, aunque la suya terminó siendo la más grande y admirable.
—Me esperaba algo así, líder Park, pero nunca un animal tan inmenso —alagó el señor Byun en un punto de la noche mientras le enviaba una mirada de reojo a su hijo omega, quien se sentó a su lado—. Al parecer no era un embuste aquello de que los leones tenían un especial talento para cazar.
—¡Por supuesto que no! —alegó su padre con alegría—. Aunque la carne sabría insípida sin estos deliciosos ingredientes para acompañar —agregó el hombre mientras aludía a la mesa repleta de verduras y especias.
ChanYeol sonrió y nuevamente se encontró con la sonrisa de BaekHyun al otro lado de la mesa, quien optó por modificar su velo antes de almorzar, de modo que tenía su boca a la vista para comer sin dificultad. En parte, no entendía esa fascinación por ocultarse y mucha gente en el pueblo no lo aceptaba, ya que escuchó algunos comentarios acerca de esa fascinación que tenía el joven por cubrirse el rostro, cosa que aparentemente desde siempre fue así. Por lo que oyó, BaekHyun nunca mostraba sus facciones. ChanYeol lo encontraba extraño, entendía el fundamento de que nadie pudiese verlo aparte de sus familiares cercanos o su esposo, porque era un comportamiento que antiguamente tenían los omegas, al menos los de especies más mansas. No obstante, con lo exasperante que podía ser a veces, a él le daba completamente igual, a fin de cuentas, podría ver a su prometido en el momento en que este considerase oportuno.
—Esta tarde de hoy —anunció en un punto del almuerzo, cuando ya todos estaban satisfechos con lo que ingirieron. Su atención fue directa hacia BaekHyun—, me gustaría que me acompañase a una velada.
—¿Llenarás a mi hijo de grasas animales? —se burló la tigresa alfa, madre de BaekHyun.
Todos rieron en la mesa y su prometido se quejó entre dientes de ella, diciéndole que guardase silencio. Al parecer la mujer bebió algo más de vino al verse satisfecha con el almuerzo.
—No precisamente —contestó con la vista fija en el joven pelirrojo y sonrió—. Deseo que demos un ameno paseo.
En respuesta solo recibió un asentimiento por parte de su futuro esposo y ChanYeol sonrió satisfecho antes de tomar el último trago de jugo de manzana que prepararon para la ocasión. En Leo no se tenía permitido beber alcohol delante del alfa proveedor de la familia mientras no se estuviese casado, por lo que ChanYeol, a diferencia de los demás, debía conformarse con el dulce jugo de manzanas y eso estuvo bien para él.
Su atención esa noche estuvo sobre el omega pelirrojo, como sucedió en todos los días anteriores. Sin embargo, en esa ocasión algo fue distinto, pues los hermanos alfas del joven bebieron un poco y no dejaban de molestarlo con el león. Aparentemente, para la familia del alfa de Tigra todo iba según lo planeado, pero BaekHyun pareció en algún punto tan incómodo con todo eso que ChanYeol supuso que esta vez debía ser él quien diese el primer gran paso para llevar a cabo el cortejo.
—¿Qué desea hacer hoy? —preguntó BaekHyun cuando ambos se encontraron solos luego de levantarse de la mesa donde aún las familias de ambos seguían platicando, riendo y compartiendo alimento.
—Así como dije con anterioridad, me gustaría llevarlo a dar un paseo.
Ofreció el brazo con la intención de que el contrario se sujetase de este para emprender su rumbo. Era muy probable recibir una negativa, pues su invitación no fue concertada con ningún acuerdo previo. No obstante, obtuvo una respuesta que lo llenó de satisfacción, ya que BaekHyun finalmente se sujetó de su extremidad con ambos brazos y ambos caminaron en dirección a la morada que, en cierta medida, compartían, dado que se trataba del terreno donde se hallaban las viviendas del líder de Tigra.
—¿Desea que me abrigue? —preguntó el omega cuando se detuvieron en el hogar donde este residía.
—Deseo que se ponga ropa cómoda. —Sonrió al ver la expresión de deslumbramiento de su prometido—. Iremos a inspeccionar la fauna de los manglares.
—¿Para cazar?
—Exacto. Crearemos trampas que sirvan para los animales que aquí residen.
La sonrisa de BaekHyun se volvió amplia y el hombre se soltó de su brazo para correr hacia las escaleras, las cuales subió con rapidez y agilidad, sin embargo, se detuvo a medio camino y se volteó a verlo.
—No me tardaré nada. Lo prometo.
ChanYeol solo sonrió, asintió e hizo un ademán con la mano con la intención de que continuase subiendo hasta su habitación.
Efectivamente, BaekHyun no se tardó nada en volver a bajar por las escaleras con el traje que le vio el día anterior, aquella prenda negra y el parche en el rostro que lo hacía parecer más un guerrero que un omega desvalido.
La sonrisa ajena fue preciosa—. ¿Vamos?
Asintió y volvió a extender el brazo para ayudar al contrario a caminar. Pensó que el joven se negaría, pero su prometido se afirmó de él con ambas manos y con una sonrisa aún en el rostro camino a su par con cierto paso saltarín. ChanYeol nunca lo había visto tan ansioso, pero decidió no hacer ningún comentario al respecto, ya que no quería romper aquella maravillosa burbuja en la que se sumergió el otro.
—Hay muchos peces —comentó el joven mientras se encontraba con ambas rodillas y manos apoyadas sobre la tierra. Su cuerpo estaba inclinado ligeramente hacia adelante para observar el agua estancada.
ChanYeol permaneció un poco más alejado, dado que le daba miedo caer al agua. Sin embargo, seguía atento al sitio para detectar todo aquello que le pudiese ayudar a crear una trampa que funcionase para el lugar. Además, también estaba pendiente de que BaekHyun no se cayese ni se hiciese daño, aunque el joven no estaba realmente interesado en ello y parecía más entretenido mirando la fauna que se hallaba en los manglares.
—¡ChanYeol!
Su cuerpo se puso completamente tieso al escuchar su nombre de entre los labios del omega y se giró de inmediato hacia BaekHyun, quien tenía un pez de gran tamaño entre las manos. El joven pareció bastante ajeno a cómo salió su nombre de entre sus labios.
—Pensé que sería imposible agarrarlo con las manos. ¡Pero mire!
El tigre estiró los brazos con la finalidad de que alcanzase al animal, el cual aún se retorcía. Por ese motivo, no fue extraño que el pez saltase de entre los delicados dedos del omega en un intento para volver al agua, aunque el pelirrojo fue mucho más rápido y logró atraparlo en el aire para posteriormente acercarlo con rapidez a su boca, enterrándole finalmente los colmillos afilados. Eso fue suficiente para que el pez dejase de moverse y para que el corazón de ChanYeol diese un gran brinco. Ver a BaekHyun así de atrevido hizo que un calor agradable recorriese todo su cuerpo desde las puntas de sus pies hasta la cabeza, deteniéndose en el centro de su pecho y en la punta de sus dedos, cosa que generó un deseo genuino por tocarlo y acariciarlo, por restregar su melena contra él. La idea por sí sola fue quimérica.
—¿Alguna vez hizo esto antes? —preguntó con toda la educación que BaekHyun le pedía, aún cuando su corazón saltaba loco dentro de su pecho y su mente se encontraba nublada por el cúmulo de sensaciones.
El joven, tan albergado por la excitación del momento, no hizo más que negar fervientemente con la cabeza antes de entregarle el pez y volver a ponerse de rodillas sobre el barro.
—Intentaré pillar otro —comunicó con voz alegre y ChanYeol solo sonrió.
—¿Dos no sería mucha suerte?
El pelirrojo le dio una media sonrisa desde lo bajo—. Ya verá.
BaekHyun pareció tan convencido de sí mismo que ChanYeol realmente creyó que el muchacho tenía experiencia pescando con las manos. No obstante, no resultó ser nada de eso y al final el joven se pasó toda lo que restaba de tarde intentando pescar y mojándose en el proceso. El león en algún punto se sentó en el húmedo suelo a mirarlo juguetear, riéndose con él y hablando de lo curiosos que parecían algunos crustáceos. En algún punto acordaron que se reuniría a la mañana siguiente para anotar toda aquella información que recolectaron hasta ese día con la finalidad de que pudiesen generan un plano para la trama, especialmente porque BaekHyun deseaba enseñársela a otros tigres. A ChanYeol le gustó mucho aquella motivación y viveza del omega. No se pudo negar y acabó juntándose con él al día siguiente en uno de los patios de la casa alfa, donde pusieron sobre una tarima de madera dos mesas con algunos cojines para sentarse cómodamente. Junto a ello habían papeles y plumas largas con tinta para escribir.
A pesar de que su misión fue clara, realmente acabaron charlando la mayor parte del tiempo, olvidándose momentáneamente de la razón por la que se reunieron en primer lugar. Sin embargo, lograron reunir algo de información y ya para medio día los dos tuvieron un almuerzo preparado por las personas que trabajaban en la vivienda del alfa de Tigra. Nuevamente su conversación fue tan amena como antes, esta vez hablando sobre cosas en relación a la comida que se producía en la tierra de tigres y, de hecho, fue eso mismo lo que impulsó a que ChanYeol mirase su plato lleno de verduras y un gran trozo de carne, todo bañado en una sopa muy bien sazonada.
—En Leo —empezó con cuidado, llamando la atención del contrario—. No tenemos muchos vegetales. La mayoría de ellos son importados. —El omega pareció pasmado por su comentario, aunque ChanYeol no supo si fue porque le hablaba de eso de repente o porque compartió una debilidad de Leo, del pueblo que debía amparar—. Vivimos entre pastizales. Allá la tierra no es tan fértil como acá. Sin embargo —Guardó silencio y miró a BaekHyun a los ojos—, me gustaría que Leo aprendiese a cultivar.
Las cejas del omega se elevaron, maravillado—. ¿Quiere que le ayude con eso?
—Exactamente. —Sonrió enternecido—. Imagino que no es de su agrado tocar la tierra y ensuciarse las manos, pero aun así me gustaría que me diera un recorrido por los terrenos cultivados, que pudiera proporcionarme semillas a cambio de planos de trampas y...
—¡Sí! —La sonrisa del contrario se mostró amplia frente a él—. No es necesario que me dé nada a cambio. Encantado le ayudaré. —BaekHyun se removió sobre su propio asiento, acomodando las piernas para recargarse sobre sus tobillos. De nuevo pareció como un niño pequeño, totalmente entusiasta—. Estaré complacido de enseñarle, líder Park. Además, por supuesto que tengo conocimientos sobre la agricultura. De hecho, ¡tengo mi propio huerto! ¡Se lo mostraré!
ChanYeol asintió con frenesí, tan contento con la propuesta como lo estaba BaekHyun. Eso realmente marchaba bien, a pesar de que no lo pareciese y de que no se lo esperase para nada. No obstante, funcionaba, realmente funcionaba. Ambos eran seres con ganas de aprender y sin complicaciones de enseñar lo que sabían, así que ese almuerzo se lo terminaron más rápido de lo que consideraron prudente, ansiosos, para ir en dirección al huerto que mencionó BaekHyun.
El sitio se encontraba dentro del recinto de la familia alfa, en uno de los patios más ocultos de la vivienda. No era un lugar grande, más bien solo se trataba de un pequeño espacio lleno de flores y colores. Habían unos cuantos árboles a los costados, pero lo realmente atrayente se encontraba en el centro.
—Son plantas medicinales —comentó el omega con orgullo y se acuclilló delante de una de ellas. ChanYeol lo imitó para estar a su par—. Nosotros ya tenemos médicos y producción de plantas medicinales, pero considero que son tan preciosas... —BaekHyun acarició una de ellas con aire distraído y él solo lo miró atentamente, cautivado con el perfil bien iluminado que le ofreció el contrario—. Además, huelen tan bien.
—Como usted —soltó sin pensar, impresionando al contrario.
Al ser consciente de lo que dijo se relamió los labios y concentró su mirada en el frente, huyendo del pelirrojo.
—Lo que quiero decir...
BaekHyun rio suavemente y él volvió a concentrarse en el chico—. Pues sí, suelo utilizar estas plantas, aunque a mi familia no le gusta mucho. Dicen que apestan.
—¿Por eso siempre huele a flores silvestres? —preguntó ChanYeol casi para sí, en un tono demasiado bajo como para ser realmente escuchado. Sin embargo, el contrario puso atención en lo que dijo y fue por eso mismo que se topó con unos ojos sorprendidos.
—¿Me huele?
—¿Qué quieres decir? —Soltó una suave risa y acarició una de las flores moradas, totalmente cautivado por al textura propia de la planta—. Por supuesto que lo huelo. Su aroma es intenso, sin embargo, hay cierto deje a manzanas que aún no sé si provienen de usted o del ambiente... —Se calló a sí mismo y volvió la mirada hacia BaekHyun.
El omega miró hacia el frente y perdió la sonrisa por completo, cosa que extrañó a ChanYeol. Sin embargo, el joven acabó por soltar con fuerza el aire que contenía en sus pulmones antes de girarse hacia él con una sonrisa que le pareció más fingida que nada, cosa que, en cierta medida, lo incomodó.
—¿Todo bien? —preguntó con cuidado, extrañado por el cambio de actitud del contrario.
—Por supuesto —susurró el joven y sacudió un poco la cabeza antes de posar ambas manos sobre la tierra.
En esa ocasión el pelirrojo andaba con un hanbok de color celeste cielo, traje que ya estaba sucio por la tierra y el rozar constante con las plantas. ChanYeol en algún punto le dijo que se mantuviera un poco más alejado para que no se ensuciase, pero acabó con un ceño por parte de BaekHyun antes de que este insistiese más con moverse por sobre la tierra, ensuciándose, claramente desobedeciéndolo, y a ChanYeol aquello no le pudo parecer más placentero, aún con todo lo contradictorio que podía sonar eso viniendo de un alfa.
A partir de ahí el día se volvió completamente ameno, así mismo como sucedió con el día anterior. Ambos se encontraron en un curso en el cual enterraron las manos en la tierra, cortaron tallos y recogieron frutos para finalmente abrir estos en buscas de las semillas.
—Sé coser —comentó el joven de imprevisto—. Para mañana le traeré unos pequeños compartimientos para que pueda guardas las semillas.
ChanYeol miró las pepitas en su palma—. ¿Me enseña a coser?
De nuevo se encontró con la expresión estupefacta del contrario y, ciertamente, eso no le sorprendió. No era para nada común que los alfas hiciesen cosas hogareñas, sin embargo, a ChanYeol le daba completamente igual qué rol le ofrecían a quien. En Leo los omegas cazaban y muchas veces los alfas no hacían más que estar ahí, jugueteando con los cachorros, y por lo mismo más de una vez tuvo que coser para arreglar el desastre que los pequeños causaban, aunque nunca supo hacerlo de buena manera, nadie se tomó el tiempo de explicárselo. Quizás esa era su oportunidad de aprender.
—Claro. Si desea puedo enseñarle —comentó BaekHyun con suavidad, aún sorprendido por la solicitud.
—Hoy no habrá juegos —comenzó, recordando que ese día no tenían planificada ninguna actividad que tuviese como meta conseguir una semilla de níspero—. ¿Qué le parece si vamos a por los sacos antes de continuar con las semillas?
BaekHyun sonrió—. Me parece bien.
Para su sorpresa, el joven se sujetó de su brazo aún con las manos sucias y todo, incluso lo tocó cuando ChanYeol no ofreció el brazo en ningún momento. No obstante, eso no lo irritó para nada, al contrario, le alegró saber que el pelirrojo obraba de forma genuina a su lado. Si el joven al final no decidía casarse con él, al menos podría establecer una amistad que aportaría para el crecimiento de ambos. Si no fuera porque Leo estaba en peligro, aquello sería suficiente para ChanYeol.
Aún con el contrario posando las manos sobre su brazo se dirigieron hacia la vivienda, aunque se quedaron en el patio donde hicieron las escrituras durante esa mañana.
—Puede lavarse ahí. —El omega apuntó hacia una batea de madera que estaba posada sobre un armazón. Al parecer, era agua acumulada por las lluvias de Yule, festividad propia del invierno—. Yo entraré a cambiarme y traeré lo necesario para hacer nuestro trabajo. —El pelirrojo subió los dos escalones que lo llevaban a uno de los pasillos interiores de la vivienda, pero antes de entrar se volteó y lo apuntó con el dedo índice. Para ChanYeol el otro se vio sumamente infantil—. ¡No se vaya!
—No lo haré —prometió y acompañó su diálogo con una sonrisa que no desapareció incluso después de que su prometido saliese de su vista.
Al encontrarse solo se dirigió a la batea y con sus ágiles manos sacó un poco de agua para lavarse estas. Aquel día salió con su ropa de entrenamiento, ya asumiendo que pasar tiempo con BaekHyun estaba muy alejado a las elegantes cenas que implicaban el cortejo.
—Líder Park.
Se giró hacia la voz que lo llamó y se encontró con el hijo mayor del líder Byun, un joven solo un poco más bajo que él. Tenía el cuerpo bien ejercitado y parecía muy serio con aquel semblante estoico y poderoso. Le recordó a la apariencia que le dio su prometido el primer día que lo conoció, inquebrantable.
—Byun BaekBeom —saludó con cortesía y se inclinó ligeramente en señal de respeto. Más allá del rol, aquel alfa era mayor que él y le debía cordialidad.
—Puede llamarme por mi nombre mientras yo pueda llamarlo por el suyo.
Sonrió ante la propuesta—. Me parece idóneo.
—ChanYeol —nombró entonces el tigre. Por alguna razón, su tono serio al hablar le produjo intranquilidad—, necesito hablar con usted un momento.
—Estoy esperando al joven BaekHyun —comunicó y dio una mirada a su espalda, por donde se fue el susodicho.
—Mi hermano entenderá.
—Le prometí que me quedaría. —Se mantuvo firme a su idea.
BaekBeom frunció el ceño, pero no pareció realmente molesto.
—Entiendo. —El joven mostró una pequeña sonrisa, cosa que se vio extraña en su rostro inmaculado—. Sinceramente, me parece sorprendente que un león no sea un bárbaro, como se nos enseñó.
—Digo lo mismo de ustedes —musitó incómodo por el tema que emprendió el otro.
—En cuanto a BaekHyun. —El alfa BaekBeom miró hacia el pasillo por donde se perdió su hermano—. Solicito que se abstenga con estas invenciones suyas. —Los ojos del mayor volvieron a posarse en él—. BaekHyun es un tigre omega y debe mantenerse en un rol útil para nuestra comunidad. No lo saque de ahí metiéndole cosas en la cabeza.
Frunció el ceño con engorro, pero contuvo cualquier alteración de su cuerpo físico a pesar de que sintió a su león gruñir con suavidad, vibrando con hastío. Aparentemente, BaekBeom lo notó porque ladeó la cabeza con confusión y también frunció el ceño.
—El joven BaekHyun puede hacer lo que desee.
—Como alfa a su cargo las órdenes las pongo yo.
—Usted no es el alfa a cargo del joven BaekHyun. Este tiene a su padre —puntualizó—. Además, pronto yo seré su alfa y me aseguraré que su rol sea aquel que él desee ejercer.
El tigre se quedó en completo silencio, pero poco a poco una sonrisa traviesa apareció entre sus labios, contrastando con la primera apariencia que el tigre le ofreció. De hecho, esa expresión le pareció muchísimo más juguetona, como la que empezó a notar que poseía BaekHyun.
—¡Gané!
Asustado se volteó hacia el hombre que salió del interior de la casa. Ahí se encontraban los cuatro hermanos Byun, incluido el omega, quien cambió su ropaje y su velo. Por lo mismo, ChanYeol no tuvo la oportunidad de ver su expresión.
Por otra parte, estaba JongDae sonriendo y moviéndose sin importarle para nada su título. De hecho, él fue quien gritó, festejando por quizás qué. A su lado permanecía SeHun con su usual cara de enemistad; mostraba cantera y tedio. También estaba JunMyeon, el tercer hijo de la familia Byun, quien pareció desinteresado de todo eso mientras leía un libro.
—Perdón, ChanYeol —se disculpó el alfa mayor con una actitud mucho más afable—. Estos cretinos apostaron por tus ideologías respecto a BaekHyun.
—¡Yo no aposté! —Alegó de inmediato BaekHyun, sonando abochornado—. No sabía de esto.
Guardó silencio y pestañeó un momento con la mirada perdida. Se cuestionó si aquella actitud era realmente adecuada para una familia con semejante título, sin embargo, acabó reparando en BaekHyun y bufó mínimamente, aceptando que los Byun no tenían nada de convencionales.
—Joven BaekHyun —llamó con cuidado y volvió a extender su brazo para que el contrario lo tomase—, ¿seguimos con nuestros planes?
—Por supuesto. —El joven, animado y con poco reparo, bajó los dos escalones para llegar hasta él y así tomarlo del brazo.
—¿Qué harán? —preguntó JongDae con curiosidad, sin avergonzarse de su inoportuna intromisión.
—¿Qué te importa? —El omega le sacó la lengua a su hermano y ChanYeol solo rio.
—Una cita, joven JongDae. Tendremos una cita —respondió con elocuencia y una elegante sonrisa antes de caminar hacia el patio aledaño, donde tomarían asiento para empezar con su taller de costura.
—¡¿Y por qué Baek lleva el saco de hilos?! —vociferó JongDae desde la distancia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro