CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 80
Nos alistábamos para la cena de aniversario de mis padres, curiosamente quiseron que estuviéramos todos presentes en una gran celebración. Años anteriores solo eran ellos dos o con nosotros, en familia pero justamente ese último nos querían a todos allí.
—Jeremy —asomé la cabeza al baño donde terminaba de arreglarse y se veía extremadamente guapo.
—Dime —me miró.
—Te ves totalmente apetecible —dije sin pensar, cerrando los ojos.
—Sabes que usualmente no lo dejaría pasar... —susurró cerca de mis labios. —pero hoy es un día muy especial y no podemos llegar tarde —sonrió.
—Lo sé —devolví el gesto para voltear y hacer mi cabello a un lado. —¿me ayudas?
Con lentitud tomó el cierre de mi vestido para subirlo, haciendo que su mano rozara mi espalda haciéndome erizar la piel.
—Listo —besó mi hombro.
Giré para mostrar mi aspecto con aquel vestido color crema que me encantaba.
—¿Como me veo? —coloqué las manos en mi cintura, simulando modelar.
—Hermosa, como siempre —tomó mi mano para que girara. —la novia perfecta —sonrió.
—Gracias, novio perfecto —besé su mejilla. —es hora de irnos.
Bajamos y salimos rumbo a casa de mis padres donde llegamos al mismo tiempo que Ryan con su novia y aún recordaba cuando se conocieron.
Llagábamos juntos a la universidad, casi finalizaba el tercer mes de su primer año y yo continuaba con mi carrera, por lo que íbamos juntos.
—Tienes examen, ¿estás tranquilo? —lo miré antes de bajar.
—Lo estoy, además mamá me preguntó lo mismo ¿quien creen que soy? Ryan Rogers jamás falla —frunció el ceño.
—¿Desde cuando tan arrogante? Mocoso —me molesté bajando.
—No es arrogancia, solo acepté que soy el mejor, hermana —tomó sus cosas haciendo lo mismo.
—Muy bien, adelante. Ve a humillar a tu salón, pero me conocerás enfadada en caso de no traer una calificación perfecta —lo señalé.
—Sin presión —sonrió mientras giraba para entrar pero no vió a una chica que caminaba con prisa.
—¡Fijate tío! —exclamó molesta, con evidente tono español.
—No te vi, pero también podrías fijarte por donde caminas —respondió con su habitual semblante altanero, aunque solo lo demostraba cuando quería discutir y aquella chica parecía ser la víctima.
—Joder, pero que idiota —frunció el ceño para entrar y dejarlo con la discusión en la punta de la lengua por lo que no pude evitar reír.
Por lo que me contó, su relación fue de lo peor, entre competencias y discusiones por más de un año hasta que descubrieron otros sentimientos el uno para el otro.
Se preguntaran que había sucedido con Lily.
Pues, luego de saber de la relación de Ryan decidió estudiar en el extranjero, precisamente en Italia donde conoció a un chico del cual se enamoró y quien, también era chef.
Aunque me hubiese gustado verlos juntos o que se dieran la oportunidad, no podía obligar a mi hermano, pero estaba feliz por ambos qué encontraron el amor en sus personas correctas.
—Llegamos —mi novio me sacó de mis pensamientos.
—Al fin —sonreí bajando para encontrarme con mi hermano. —hola mi hermanito, tan pequeñito y adorable —lo abracé con fuerza.
—Amy, siempre es un gusto verte pero tengo 21 años —se quejó con una sonrisa.
—Siempre serás mi hermanito —besé su mejilla. —Hola Ashley —le sonreí.
—Hola Amy, que gusto verte. Hoy te ves especialmente radiante —me señaló con ambas manos, haciendo alusión a lo dicho.
—¿Radiante? —miré a Jeremy que sonrió de lado, sabía lo que pasaba por su mente, en comentarios así pensaba cosas perversas. —Últimamente como muchas verduras, te lo recomiendo. —asentí.
—Lo haré —se animó.
—Buenas noches —saludó mi novio, llamando la atención.
—Mi querido cuñado, ¿estuviste cuidando de mi hermana? —preguntó Ryan, para quien Jeremy era su “querido cuñado” y lo fue luego de que conociera a Ashley.
—Como siempre, ¿y tu, como va la relación?
—De maravilla —le sonrió a su novia.
Luego de esa breve plática entramos para saludar a mis padres y a Eve con Kevin que ya estaban presentes.
—¿Que anuncio darás esta noche? —pregunté curiosa luego de que Jeremy quedara a platicar con Kevin.
—Era broma —rió.
—Eve... —me quejé.
—Bueno hay algo, pero es personal... —dudó. —como sabes intentamos ser padres pero hasta ahora no pudimos como consecuencia... —se refirió al disparo. —así que, comencé con tratamientos para que pueda ser madre —sonrió con un brillo especial en sus ojos.
—Que maravilla —la abracé. —realmente espero que funcione, tienes tantos deseos de serlo —sonreí.
—Espero que se me dé la oportunidad.
Realmente esperaba que Eve pudiera conformar su familia como tanto la deseaba, hacia más de un año que intentaba quedar embarazada sin éxito y en algún momento se sumió en la tristeza por ello. Pero Kevin era su mayor apoyo, además de ser su esposo y así siempre mantenerla en pie.
Momentos después saludé a Selena que estaba con su pareja.
—Hola Selena —la abracé. —Hola Andrew. —le sonreí y me devolvió el gesto.
—¿Como va todo? Usualmente mis tíos no hacen algo tan llamativo —señaló las decoraciones.
—Es cierto, supongo que quisieron tener a toda la familia junta y por toda me refiero a toda, entre familia y amigos. —bromeé. —en una hora seremos todo un ejercito.
—No lo dudo —rió.
Selena había notado que no era lesbiana, sino bisexual y gracias a Andrew descubrió aquello que tantos conflictos le había causado creyendo que decepcionaría a sus padres.
Se conocieron casualmente en una floristería y luego como colegas en el hospital en el cual comenzó a trabajar, sus sentimientos fluyeron convirtiéndose en novios y un año después contrajeron matrimonio.
Los dejé un momento para observar la decoración y arreglos que tenía la casa, algo poco usual conociendo a mi padre y no era diferente en el patio trasero donde sería la cena, el lugar parecía
soñado.
—wow... —expresé en cuanto se acercó. —si que te esmeraste papá, lo admito. Jamás creí que serías tan romántico e invitando a tanta gente, siempre fueron un perfil bajo —le sonreí.
—Lo sé, pero creeme que la ocasión lo amerita —se acercó para besar mi frente, al igual que cuando era una niña. —creciste tanto mi princesa.
—No comiences, no quiero melancolía en esta noche tan especial para ustedes. —lo detuve. —solo hay que disfrutar, recordar buenos momentos y crear nuevos. —lo abracé. —ustedes son mi ejemplo a seguir —susurré.
La cena “familiar” se llevaba a cabo y como lo dije, eramos un ejercito con los amigos de nuestros padres aunque no eran menos importantes. Aunque llegado un momento determinado Jeremy, que estaba a mi lado, se levantó para llamar la atención.
—Con el permiso de los presentes y en espacial de mis queridos suegros —todos los miraron, en especial a mi padre que sólo sonrió levemente, ya no le molestaba esa palabra.
—¿Que haces? —pregunté en tono bajo pero me ignoró.
—Sé perfectamente que es un día especial para el matrimonio Rogers y para todos porque llevaban tiempo de no reunirse de este modo, por eso también quería aprovechar la ocasión. —me miró extendiendo su mano, la cual tomé dudosa sin saber lo que planeaba.
—Es tu momento —animó mi madre y la miré.
Jeremy me haló levemente para llevarme con él unos pasos alejada de la mesa donde estaba un camino de rosas, bien preparado.
—Amy... —me miró a los ojos. —el día de hoy quiero dar ese paso que nos falta, aquí frente a nuestras familias que son tan preciadas para nosotros y todos lo presentes que también lo son... —sonrió e hice lo mismo, con timidez, evitando mirar a los demás pero sentía sus miradas sobre nosotros.
—Lo son, todos lo son —concordé con la voz baja.
Me soltó la mano para inclinarse lentamente hasta quedar de rodilla, aquella pose característica de algo que conocía muy bien, ¿cuantas veces había imaginado verlo así? Aún siendo una niña.
—Dices que soy el único que permanece en tu mente, totalmente intacto al igual que mi sonrisa... —sonrió. —quiero hacer de este día especial y que todos los presentes queden grabados en tu mente. Aún existiendo la posibilidad de que me rechaces de nuevo, porque si, ésta bella y tierna señorita me rechazó indirectamente hace dos años. —los presentes se sorprendieron pero mi padre y hermano sonrieron.
Sacó una pequeña caja de su bolsillo mientras mi corazón se aceleraba con cada latido y decir que iba a mil por segundo era poco, las mariposas revolotearon en mi estómago como si fuese la primera vez en todo y lo era, aquello debía ser lo primero y único entre nosotros.
—Amy, mi Amy... —sonrio mientras abría el objeto para dejar ver un hermoso anillo brillante. —¿quieres casarte conmigo y pasar el resto de nuestras vidas juntos?
Preguntó con seguridad en su voz, esperanza en sus ojos y temor en sus manos y lo noté por el leve temblor.
—Claro que si quiero —las lágrimas se hicieron presentes en ambos. —te habías tardado
Me colocó el anillo en el dedo mientras se acercaba a mi rostro.
—No me tardé, esperé pacientemente los quince años que pediste —confesó y recordé la plática que tuvimos a los diez años. —te amo mi prometida.
—Y yo a ti, ¿como puedes ser tan perfecto? —lo abracé y todos comenzaron a aplaudir, por un momento los había olvidado.
Los primeros en felicitarnos fueron nuestros padres, a lo que me aferré al mio en un fuerte abrazo.
—¿Lo hicieron juntos? —pregunté en tono bajo.
—Si, era la ocasión perfecta —respondió del mismo modo. —felicitaciones mi pequeña, ahora eres una mujer comprometida y futura esposa de este muchacho —se separó para abrazarlo. —sé que la harás feliz.
—No lo dude —sonrió.
—Mamá... —la abracé conteniendo mis lágrimas de felicidad.
—Llorar de felicidad siempre será el mejor sentimiento, aunque aún falta lo mejor de todo. —me miró. —los preparativos y todo lo que conlleva hacerlo, hay que disfrutarlo todo y cada momento.
—Lo sé —miré a Eve que se acercaba con móvil en mano. —¿grabaste todo? —sonreí.
—Todos lo hicimos, felicitaciones —me abrazó. —pero estaba haciendo otra cosa, y alguien más quiere felicitarte —giró el móvil para dejar ver a mi a mi amiga del otro lado.
“¡Finalmente se casarán!”
Exclamó entre llanto mientras Steve tiraba papelitos con emoción.
—Min-seo, faltaban ustedes para que sea totalmente perfecto pero aquí están... —no pude controlar mi llanto.
“Aquí estamos, como siempre Amy”
Respondió del mismo modo.
“De algún modo estamos presentes en este momento tan especial y claro que estaremos en tu boda”
“Aunque aún no tenemos la invitación”
Agregó Steve haciéndome reír.
—Como siempre Steve con su humor, claro que están invitados y claro que quiero que estén aquí.
“Claro, siempre estaremos para ti Amy. Eres la amiga más valiosa que podemos tener ”
Respondió mientras abrazaba a Min-seo sin que pudiera controlar su llanto, hacia mucho tiempo que no nos veíamos personalmente, unos dos años para ser exacta.
Luego de un momento colgué para abrazar a mi prometido que solo sonreía de felicidad.
—Gracias, todo es perfecto —susurré.
—No mereces menos —respondió del mismo modo.
Y como dijo mi amiga, finalmente iba a casarme. Nos comprometimos delante de todos para aumentar la felicidad y contra el reloj nos casaríamos en menos de dos meses por decisión de mi prometido
¿Querian a Lily con Ryan? Pues lo siento *patea una piedrita*
Por otro lado, ¡compromisoooo! *toma la piedrita para tirarla con emoción*
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