CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 75
Había pasado un mes desde lo sucedido, un mes en los que acompañé a Jeremy en su regreso a ser la persona de antes y una semana desde que me quedaba con él, nuevamente “gracias a mi hermana”.
Estábamos almorzando en familia días después de haber hablado con Jeremy, a lo cual mis padres comprendieron la sitúacion y estaban felices por su recuperación.
—Todo resuelto... —mencionó Eve con una sonrisa y asentí. —también es momento de resolver mis asuntos, por eso viajaré a América la próxima semana, en nuestras mini vacaciones luego de los exámenes.
Mi padre comenzó a toser luego de escucharla.
—¿Con el permiso de quien? —frunció el ceño.
—Con el mío, ya soy mayor —encogió los hombros.
—Puedes ser mayor, puedes tomar tus decisiones, incluso puedes viajar pero... —colocó los codos sobre la mesa para mirarla con atención. —creo que olvidas algo importante, ¿con qué dinero? Hasta ahora no trabajaste lo suficiente como para pagar un viaje. —sonrió por su expresión y evité hacer lo mismo.
—Es mi derecho papá. —lo señaló con indignación.
—¿Que quieres hacer en América? —preguntó con tranquilidad.
—Iré a ver a Kevin —respondió con naturalidad haciendo que borrara su sonrisa.
—¿Porqué no tiene la decencia de venir aquí? Al menos Jeremy dió la cara —me señaló.
—No es así, fui quien se equivocó y quiero componerlo antes de que sea demasiado tarde. Quiero oficializar la relación —expresó con naturalidad.
—Eve, ¿desde cuando eres tan abierta en estos temas? —preguntó nuestra madre.
—Me siento libre mamá, quiero hacer lo mejor por mi misma y no pueden detenerme, si cancelas las tarjetas de crédito se lo pediré a mis abuelos. —miró a papá. —además, tío Daniel dijo que ustedes pasaron por algo similar en su juventud y hoy son un matrimonio feliz, no pueden negarse a mi felicidad —sonrió.
—Es cierto... —agregué. —tío Daniel nos contó un poco de sus “cruzadas de amor” —reí por sus expresiones.
—¿Por qué tu hermano siempre se involucra? —murmuró.
—Cuando hace algo que te parece mal es mi hermano, sino es tu valioso cuñado, amigo y socio. Por favor Tom —rió.
—Con la actitud de Eve siento que son dos Amy —llamó la atención Ryan. —y me encanta —sonrió.
Luego de que Eve se fuera decidí pasar la ultima semana de vacaciones con Jeremy, para mi sorpresa no fue muy difícil persuadir a mis padres.
—¿Como crecieron tan rápido? —preguntó mi padre. —Amy ya quiere convivir con Jeremy.
—¿Recuerdas cuando comenzamos a convivir? —preguntó mi madre con una sonrisa.
—Como olvidarlo...
—Esperen... —los detuve. —no es una convivencia, solo una semana hasta retomar las clases, luego regresaré aquí y es para disfrutar más el tiempo. —aclaré con el ceño fruncido.
—Amy le teme a lo formal —escuché murmurar a mi padre.
—Papá, cumpliré 20 es demasiado pronto para pensar en eso. Por favor, creí que serías el último en pensar eso —me crucé de brazos.
—Te protegí por mucho tiempo mi pequeña, está bien. Lo que decidas de ahora en adelante estará bien, después de todo Jeremy es quien te hace bien y estoy agradecido por ello. —me abrazó.
Su actitud sobre protectora había tenido un cambio luego de que les contara que Jeremy era el único en mi memoria. Al principio fue la sorpresa y luego la aceptación absoluta con la esperanza de qué en algún momento aquello sucediera con todos, recordar a todos.
—Estos dos días sólo estuvimos nosotros y nadie más, ¿está mal olvidarnos del resto por esta semana? —preguntó mi novio sentándose a mi lado.
—No lo creo, en realidad lo merecemos. Nuestros exámenes salieron bien, superamos cosas y estamos reiniciando nuestras vidas, de algún modo. Creo que está más que bien —sonreí besando su mejilla.
—Si... —divagó con la mirada para luego sonreír. —¿quieres que te cocine algo?
—Tú no sabes cocinar —reí.
—Puedo intentarlo —se levantó para dirigirse a la cocina y comenzar ante mi mirada.
—¿Será la cena? —bromeé acercándome ya que el reloj marcaba las 6pm.
—Claramente —sacó todo lo necesario.
Veinte minutos después la cocina tenía un olor a quemado, el humo era más que visible por lo que abrí el ventanal para que se expandiera hacia afuera y la supuesta “comida” era todo de un color oscuro, para nada apetecible.
—Jeremy, ¿como viviste todo este tiempo? —moví una mano para alejar el humo.
—Bueno... —dudó. —mamá me traía comida o iba a comprarla, solo eso —su tono era bajo, como un niño tímido mientras deslizaba un dedo por la mesada.
—El niño de mamá —me burlé acercándome. —hay que limpiar esto. —miré el desastre.
—Puede ser luego —murmuró cerca de mi. —tengo hambre.
—Puedo cocinar algo rápido, a diferencia de ti, claro que sé cocinar... —sentí su mano abrazarme por la cintura pero lo ignoré. —¿quieres comer algo en especial? Que sea rápido, claro.
—Te quiero a ti... —susurró en mi oído para comenzar a depositar pequeños besos en mi cuello. —pero no será rápido.
—Jeremy —suspiré complaciente por lo que provocaba en mi piel.
Giré para mirarlo, sus ojos reflejaban el deseo al mirarme, muy diferente al niño tímido que simulaba momentos antes.
Sin esperar ambos nos encontramos en un beso totalmente deseoso de más, a pesar de haber arreglado las cosas entre nosotros y haber pasado dos días completamente solos en su departamento, no dimos ese paso. Sólo la primera vez.
Sus besos surcaron mi cuerpo haciéndome erizar la piel, haciendo que me sintiera amada por él como yo lo amaba y aunque aún eramos jóvenes, juntos queríamos aprovechar esa juventud.
Con sus manos recorrió mi cuerpo haciendo que accionara del mismo modo. Sus besos delineaban un camino pecaminoso que no estaba dispuesta a detener y sus ojos tan penetrantes provocaban una revolución en mi interior, todo aquello para que me rindiera al placer y amor que me brindaba.
Cada momento con él era especial y ese momento se sintió tan especial como la primera vez, aunque no me sentía tan apenada.
—Tengo hambre... —mencioné recostada sobre su pecho mientras simulaba tocar una tecla en su abdomen.
No respondió, sólo liberó un suspiró relajado haciendo que levantara la mirada y verlo con una sonrisa de idiota.
—Jeremy —sonreí.
—Te escuché cariño, solo estoy disfrutando de tu dulce compañía —acarició mi espalda desnuda.
—Cariño —repetí en tono bajo regresando a mi posición.
—¿No te agrada que te llame de ese modo? —tomó mi mano para entrelazarla con la suya.
—Claro que me agrada, pero... —volví a mirarlo inclinadome un poco. —no lo dices a menudo, por eso es extraño.
—Entonces lo diré seguido —sonrió. —¿pedimos comida? Cariño... —dijo la última palabra con lentitud mientras cerraba los ojos por las sensaciones que me provocaba una simple palabra.
—Claro
—Creo que al no decirte cosas cariñosas fallaré como amigo y novio. —lo miré esperando una explicacion. —porque jamas tuve pena al decirte las cosas
—Supongo qué... —bajé la mirada. —como pareja las cosas son diferentes —sonreí.
—Lo es —tomó mi mano para besarla.
Momentos después nos levantamos, para tomar una ducha por separado y así poder recibir nuestro pedido de cena.
—Cariño, tengo una pregunta importante para ti —llamó mi atención llevando un bocado a su boca.
—Dime —le presté total atención.
—¿Recuerdas nuestro reencuentro en el puente?
Divagué con la mirada para luego asentir.
—¿Porqué cruzaste sin decir nada? De todos modos me recordabas... —frunció el ceño esperando mi respuesta.
—Eso... —sonreí. —solo quería confirmar mis especulaciones, quiero decir, estabas en mi mente y te recordaba pero quería estar segura de que era así y no una ilusión que había provocado yo misma, ¿comprendes?
—Entiendo, entonces lo hiciste a propósito —asentí bebiendo mi jugo. —en caso de dejarte ir, ¿que habría pasado? —encogí los hombros.
—No me mires de ese modo. —reí por su expresión. —¿crees que lo habría dejado pasar luego de tanta insistencia? Por favor, después de todo tu si eres mi aliento de vida porque eres el único aquí —señalé mi cabeza.
—Aún siendo en año menor, siempre me dejas como tonto ante tus palabras. Que especial eres, mi Amy —sonrió.
—¿Soy tuya? —desvié la mirada sin borrar mi sonrisa.
—Completamente mía, como yo soy completamente tuyo —volví a mirarlo.
—Me parece un trato justo —murmuré Intuyendo lo que nos deparaba los siguientes días.
Sin importar qué disfrutamos de cada día al máximo, como si al siguiente alguien nos fuese a separar y es como debíamos vivir, sin preocupaciones y a la vez si porque nadie es perfecto, menos las relaciones de parejas donde existen dificultades y conflictos, como en nuestro caso. Aún así, los resolvíamos de la mejor manera posible.
—¿Que dijiste? —me miró totalmente molesto.
—Aquel beso... —divagué con la mirada, como una niña pequeña. —quería que lo supieras, no quiero ocultarte nada. Además, no me importó.
—Ese idiota de Marcus intentó aprovecharse de ti... —señaló a cierta dirección. —y lo dices así.
—Solo quería que lo supieras, pero de saber que te pondrías así no te lo habría dicho —me crucé de brazos.
—Amy, ese idiota debió ser alguien que te ofreciera contención pero no de ese modo, ¿porque no me lo dijiste? —se acercó con el ceño fruncido.
—¿Porqué no te lo dije? —fingí pensar. —es cierto, porque desapareciste —hice una leve explosión con mis manos.
—No es es excusa —me señaló. —cuando sea el CEO de la empresa lo buscaré donde sea que esté y lo destruiré —abrió los primeros botones de su camisa en señal de que estaba muy alterado.
—Por favor. Luego de eso no tuve ningún contacto con él, deja que siga su vida y de haber querido destruirlo le habría dicho a mi padre y sabes lo que conseguiría... —hice un chasquido con mis dedos.
—Tom no lo sabe... —sonrió. —iré a decírselo ahora mismo, él se hará cargo —se encaminó hacia la puerta con prisa.
—Jeremy... —corrí para abrazarlo por detrás. —nada de eso importa, por favor.
No respondió, entonces froté su abdomen con mis manos.
—Estás un poco molesto, necesitas una ducha para relajarte... —giró para mirarme.
—Depende. —sonrió.
Me paré de puntitas para besarlo en los labios y seguir mi camino hacia su oído.
—Tomemos una ducha —susurré abrazándolo.
—Sabes como persuadirme —respondió del mismo modo, tomando mis piernas para poder enredarlas en su cintura y así encaminarse al baño
Con el tiempo nuestra relación había ganado fluidez como cualquier otra relación, sin dejar que mi padecimiento se interpusiera cuando conocíamos personas nuevas y al pasar días sin ver a mi propia familia o personas que eran totalmente comunes en nuestras vidas.
El disfrute que teníamos era grandioso después del año separados y lo que habíamos vivido cada uno, quizá otras personas pasaban más tiempo entre vaivenes y lo nuestro podría sonar simple o “cliché” pero era una completa necesidad depender el uno del otro.
Creo que se aproximan buenos momentos (°∀°)b
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