CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 71:
JEREMY.
Al regresar de Londres las cosas no fueron sencillas para nuestra familia, el acompañamiento a Lily debía ser constante debido a su trauma, tanto que por las noche tenía pesadillas.
Corrí a su habitación al escucharla gritar sin poder despertar de aquel sueño y sólo reaccionaba cuando la movía un poco.
—Está bien, está bien... —la abracé en cuanto despertó, comenzando a llorar.
—Lo asesinaron delante de nosotras y luego le dispararon a Eve. —repitió entre llanto, cada noche decía lo mismo.
Solo cuando dormía de nuevo podía irme podía a mi habitación, aunque no descansaba realmente.
Por las mañanas la observaba en la sala leyendo algún libro o coloreando algo, Lily siempre fue infantil y eso la hacia especial, que no perdiera esa inocencia tan característica aunque sabía ponerse a la altura de la sitúacion cuando se lo proponía.
—Mamá, ¿cuando la llevarás con un especialista? —pregunté en tono bajo.
—La llevaré hoy, Alexia me recomendó una muy buena y su consejo fue dejarla unos días para que se sintiera en casa y ya puedo llevarla. —respondió del mismo modo.
—No soporto verla así —volví a mirarla.
—Lo sé, desde ahora sólo lo dirá el tiempo —suspiró.
Por días la acompañé a su terapia de recuperación haciendo que se aferrara a mi con confianza para contarme sus aflicciones, como siempre debió ser aunque se interponía nuestra diferencia de edad y las peleas que solíamos tener.
—¿Que haces? —me acerqué a ella para ver que tenía un álbum fotográfico en mano.
—Veo fotos de mi infancia, mi doctora dice que me ayudará a recordar bueno momentos y visualizar a futuro. De como era de niña y como me gustaría verme en diez años —sonrió.
—¿Y como te ves? —le devolví el gesto.
—Aquí está Ryan... —señaló. —de niños éramos muy unidos, quiero ser así de nuevo y casarme con él —confesó con rubor en sus mejillas.
—Escucha lo que dices mocosa, el día que te cases ese chico tendrá que pasar por muchas cosas, no le entregaré mi hermanita a cualquiera.
Rió por mi comentario, sus sentimientos por el menor de los Rogers no era secreto pero creía que los sentimientos no eran mutuos, y debía aclarar aquello. Justamente ese día iría a visitar a Samantha.
—Hola —saludé con una sonrisa en cuanto abrió.
—Hola Jeremy, pasa por favor. Amy con Eve salieron con su padre, así que podremos platicar tranquilamente. —nos sentamos en la sala. —como sabes, se acerca su cumpleaños y tu dijiste tener una buena idea para ello.
—Si, seré directo. Amy estuvo pensado mucho en los amigos que dejó en el centro y pensé en traerlos para su cumpleaños, con su ayuda claro. Porque no sé como funcionan los permisos en ese lugar.
—Perfecto, dejamelo a mi. Y... —dudó. —quisiera saber otra cosa
—Claro, ¿que es?
—Tú y Amy, ¿son más que amigos?
—No le mentiré al respecto, aún somos amigos pero nuestros sentimientos van más allá. De hecho, hace un año le prepuse ser mi novia y debe responderme ahora —sonreí desviando la mirada.
—¿Se lo pediste hace un año? —asentí. —vaya Jeremy, si que eres paciente —rió. —me alegra saberlo.
En eso bajó Ryan con una expresión que reconocía muy bien, idéntico a su padre.
—Como dice papá, ya te vemos hasta en la sopa —cruzó los brazos.
—También me da gusto verte Ryan —sonreí. —y ya que estás, ¿podemos hablar un momento?
Su madre nos miró a ambos, sin comprender mientras Ryan aceptó dirigiéndose al patio trasero.
—Algo me dice que es sobre Lily —dijo directamente mientras se sentaba en una silla.
—Estás en lo correcto. —hice lo mismo.
—Te escucho, se directo por favor.
—Bien... —suspiré. —sabes todo lo que sucedió y debido a ello fue la más afectada psicológicamente. Con esto no quiero decir que tus hermanas no se vieron afectadas, pero no es lo mismo para alguien de 18 años que para alguien de 14, más aún con lo infantil que es, que siempre vió todo color de rosas. —asintió comprendiendo. —en su proceso de recuperación su doctora aconsejó acompañamiento constante de personas que aprecia y que la aprecian...
—Entiendo tu punto... —me interrumpió. —y mi respuesta es no. Tampoco quiero que me mal intérpretes, quiero a Lily, la aprecio y me importa porque es mi amiga pero sé perfectamente de sus sentimientos por mi y no es mutuo. Me gustaría ayudarla pero en casos hací, hacer lo que me pides sería para que se aferre, es lo que sucede y terminará sufriendo más cuando sepa que no es como lo imagina. —frunció el ceño. —entiendo tu posición, incluso te pediría lo mismo si fuese Amy pero por el hecho de qué sé lo que siente el uno por el otro y sé que jamas la dejarías sola. Lo siento, pero no es mi caso, no puedo hacerlo, mis sentimientos no irán más allá. Espero que me comprendas.
Quedé en silencio un momento, confirmando mis pensamientos y lo sentía por mi hermana pero Ryan tenía razón en lo que decía, aunque no estaba seguro acerca de lo que dijo sobre sus sentimientos. Aún así, el menor de los Rogers demostró su imponente madurez a tan corta edad.
El cumpleaños de las Rogers era un hecho y en él habría muchas sorpresas para ambas, con personas importantes en sus vida.
—¿Nervioso? —le pregunté a Kevin mientras observaba la casa a una distancia.
—No, solo curiosidad, podría echarme en cuanto me vea —sonrió.
—Con Amy estamos seguros de qué eso no sucederá. —animé.
—¿Ustedes? —dió a entender su pregunta.
—Espero dar ese paso esta noche. —sonreí. —me adelantaré.
Fui hasta encontrarme con David en la puerta, acompañado de una chica que no había visto hasta el momento.
—Amigo —lo saludé.
—Jeremy —rió saludandome con un abrazo.
Me presentó a su novia, la noticia me sorprendió ya que siempre estuvo enamorado de Eve, pero me parecía excelente que haya cambiado de parecer para darse una oportunidad en el amor.
La noche pasó, como así también el tiempo y muchas cosas, como la recuperación de mi hermana, el inicio de clases y mi mudanza, cosa que tardó porque Lily se había aferrado a mí.
Era el primer día y recuperaba mi salón con mis antiguos compañeros, entre ellos Chris con Sandra.
—Este año debe ser magnífico —mencionó mi amigo que iba de la mano de su novia.
—Luego podríamos hacer una cita doble —sigirió la chica con una sonrisa.
—Se lo preguntaré a Amy... —me coloqué una gorra. —ahora mismo.
—Pero las clases.
—Me saltaré el primer día, no le hará mal a nadie —sonreí mientras me alejaba de ellos con dirección al salón de mi novia.
Entré con un grupo para distinguirla al final del salón y con prisa tomé el asiento vacío a su lado antes de que alguien más lo hiciera.
—Buenos días preciosa... —dije en tono bajo. Ella sólo frunció el ceño para mirarme.
—¿Jeremy? —se sorprendió. —¿que haces aquí? —miró a los demás.
—Bueno, no quería que mi novia se estrese o se sintiera sola en su primer día. —sonreí. —te ayudaré y tomaré notas por ti —saqué mis cosas.
—Podrías tener problemas, no seas tonto. Además, también tienes clases —me regañó en tono bajo.
—Para eso están Chris con Sandra, ellos tomarán notas por mi —coloqué una mano en mi mentón para prestar atención a la clase.
—Estas loco —rió haciendo lo mismo.
La clase resultó ser interesante y no lo decía por lo aprendido, sino por tomarle la mano Amy a cada momento y compartir miradas en medio de la clase sin que nadie lo supiera. Y eso hacia plantearme cambiar de carrera para compartirla con ella.
—Definitivamente no —se molestó en cuanto se lo dije cuando salimos.
—¿Porqué? —me crucé de brazos.
—No tirarás dos años a la basura...
—Ya suenas como mi madre —me quejé.
—Y si lo haces, terminaré contigo —me amenazó sorprendiéndome.
—Entonces dejame en este mismo momento —me molesté.
—¿Eso quieres? —no respondí. —perfecto.
Giró en su lugar para irse lejos de mi, o eso pretendía cuando la alcancé para abrazarla por detrás y reír.
—Solo bromeo, no te enfades —besé su mejilla.
—Tonto —murmuró.
El tiempo pasó y nuestra relación era la mejor, aunque en los últimos días Amy actuaba distante y creía saber la razón. No era exactamente su temor a que sucediera, sino todo lo contrario, que no sabía como expresarlo y siendo sincero, me sentía igual.
Nuestra primera noche pasó, luego de un magnífico y poco habitual día. Allí pude confirmar la frase, “los mejores momentos salen sin ser planeados” y tenía razón.
Desperté y ella aún dormía sobre mi pecho, en cuanto la vi mi corazón se alteró de una manera poco habitual aunque siempre se alteraba, pero esa vez lo hizo con fuerza.
Con cuidado me levanté para que no despertarla pero fallé haciendo que se moviera y quejara con un poco de dolor.
—¿Estás bien? —me acerqué a ella.
—Duele un poco —frunció el ceño levemente mientras se sentaba cubriéndose con las sábanas.
—Pasará, no morirás por eso —reí acomodando su cabello.
—Espero que tengas razón —tomó mi mano para acercarme a ella. —buenos días —besó mis labios.
—Buenos días, preguntaría como te sientes pero ya sé la respuesta —dirigí su mano a mi mejilla.
—Ignora eso... —rió. —¿tú, como estás?
—¿Quieres la verdad? —asintió. —mejor que nunca, fue la mejor noche de mi vida y pretendo repetirla miles de veces.
—Debería molestarme, pero es tierno. Te amo.
—Tambien te amo y ahora tomarás una ducha para que te sientas mejor. —la halé.
—Puedo ir sola. —me detuvo.
—¿Segura?
Asistió pero terminé cargándola para llevarla al baño y dejar que se tomara su tiempo mientras preparaba el desayuno, era lo único que me salía bien.
Desayunamos juntos, comenzando un nuevo día y una nueva etapa en nuestra relación. Los buenos momentos que me hicieron olvidar los malos, las risas que hicieron que desviara la atención de lo demás y su presencia me hacia sentir que todo había pasado, aunque me había equivocado.
Una semana después.
Estaba amarrado a una silla, alguien delante de mi me miraba con seriedad para luego sonreír de manera psicótica.
¿Donde estaba o porqué?
Fui por voluntad propia luego de su llamado para evitar problemas mayores, pero en ningún momento creí que llegaría a tanto y al punto de sostener un arma a la cual movía de un lado a otro como si fuese un juguete.
—Veamos que dice tu novia de esto... —sonrió tomandome una fotografía. —anteriormente no me creyó aunque las imágenes valieran más que mil palabras.
—Eso jamás sucedió, llegaste a un punto obsesivo. Vine aquí creyendo que platicariamos y pedirías dinero, no esto —me molesté.
—¿Porqué querría algo tuyo? Cuando lo quise no me lo diste, maldición Jeremy. Todo era un plan perfecto para destruir a las poderosas familias que se habían forjado pero no, tú tuviste que ser lindo y atento conmigo, aún sin conocerme. Eso provocó todo el fracaso del maldito plan. —me apuntó con el arma luego de enviar la imagen.
—No sabes lo que dices, jamás fue mi intención ser atento, solo te ayudé porque me dabas pena...
Al parecer aquello le había dolido, su expresión lo confirmaba pero recuperó su postura.
—Hubo cambios de planes en su momento. —sonrió. —creimos que el camino más fácil sería acostarme contigo, seguido de un embarazo y para que la familia no tuviera un escándalo te habrías casado conmigo pero... Siempre la veías a ella por todos lados, ¿porqué? —no respondí. —todo lo demás se habría evitado, no habríamos secuestrado a tu hermana, la otra chica no habría perdido su embarazo y Amy solo lo habría aceptado con el tiempo cuando encontrara a alguien más. Todo habría sido mejor sin ti, después de todo cada día es nuevo para ella.
—¿Como demonios sabes tanto de nosotros? —no pude evitar preguntar.
—Siempre supimos todo de ustedes, siempre estuvimos cerca. Jordan de sus padres, Jackson de Amy, yo de ti y los demás vigilando todo lo que hacían pero jamás lo notaron.
Sus ojos se cristalizaron, con algunas lágrimas sin control provocando la irritación en ellos.
—¿Porque no me quisiste como a ella? —desvió la conversación. —¿porqué nadie puede quererme de ese modo?
—La respuesta es fácil Susan, tu no eres nada y ella lo es todo para mi. —respondí sin medirme, intentando no caer en su juego.
—¿Es así? Entonces tienes que saber que fuiste el primero en rechazarme... —me apuntó. —y también debes saber que todo lo que sucedió fue tu culpa, y no saldrás de aquí sin sentir la crueldad de este mundo. Sin sentir como me sentí al ser rechazada continuamente por ti, la desesperación que sentí la sentirás ahora mismo.
Miró su móvil.
—Vaya, Amy salió de casa luego de recibir la imagen y dirección de donde estamos. Que imprudencia, ¿cierto? Está justo en la mira, una sola confirmación y tu novia pasará a mejor vida —sonrió llevando el aparato a su oído.
—Espera, no lo hagas... —intenté moverme.
—Esa es la desesperación que quería ver en ti, buen chico —me señaló.
No pasó mucho cuando los automóviles policiales se escucharon fuera del lugar, utilizando el altavoz para que saliera quien fuera que estuviera.
—Fueron más rápidos de lo que pensé... —mostró el arma. —una sola bala, no tengo nada que ganar o perder, ¿le temes a la muerte?
—Estás loca.
—La mirarás a los ojos —me apuntó. —lo único que me interesa ahora es que pagues por frustrar el plan y qué, tu linda novia sufra. Y sepas que todo es tu culpa, Jeremy.
Tomó con decisión el arma posicionándola a la altura de la cabeza, un solo moviento, un disparo certero y a la distancia que estaba, sería letal para cualquiera. Me sonrió reflejando la decisión de su acción mientras lentamente presionaba el gatillo.
Un segundo fue suficiente para que el disparo hiciera eco en todo el lugar, provocando la movilización de quienes estaban fuera.
¡TENSIÓN! (」゚ロ゚)」
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