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CAPÍTULO 59

CAPÍTULO 59




Terminaba de desayunar en mi habitación ya que tío Daniel debía asistir a una reunión, a pesar de mi insistencia por ir, no me permitió asistir.

Unos golpes en la puerta llamaron mi atención, sonreí suponiendo quien podía ser y en efecto lo era.

—Buenos días... —saludó en cuanto abrí la puerta.

Allí estaba de nuevo como cada día desde que se lo dijimos a los mayores, desde entonces Kevin me había acompañado en cada momento.

—Buenos días, adelante. —señalé para que pasara.

—Gracias —me robó un beso al pasar. —pensé que podíamos desayunar juntos pero... —vió los platos vacíos.

—Hoy desperté con un especial apetito, no me juzgues —encogí los hombros.

—No lo hago y no lo haría —sonrió con tranquilidad. —¿las náusea cedieron?

—Si, hoy puedo respirar. No me lo recuerdes —levanté una mano.

—Está bien...

Compartimos unos minutos entre caricias y besos, platicando sobre algunas cosas personales y otras que nos competian a ambos. Eso significaba que también platicabamos sobre el bebé.

—¿Sabes? En realidad quiero contarle sobre esto a otra persona. Quiero que lo sepa antes que mis padres... —dije recostada sobre su pecho.

—¿Quien?

—Quiero que Amy lo sepa, quiero compartir esto con ella primero y también quiero verla. La verdad es que la extraño demasiado.

—Entonces deberíamos visitarla, me gustaría conocerla y ver cuan parecidas son... —pellizcó mi mejilla.

—Somos casi idénticas —sonreí sentándome. —y en cuanto a lo otro, no sé como serán las visitas o en que condiciones está con respecto a su tratamiento. No quiero causar algo negativo.

—Son hermana, ¿crees que ella no te extraña? Seguramente siente lo mismo que tú.

—Al día siguiente que llegamos me llamó, y me dió la impresión de que quería decirme algo importante, pero en ese momento estaba con muchas cosas en la cabeza... —suspiré. —¿estás dispuesto a acompañarme?

—¿Aun lo dudas?

—Me sorprende un poco pero en este punto no debería —me levanté para tomar mi abrigo.

—¿Porque? Aún estamos conociéndonos... —hizo lo mismo. —espero sorprenderte mucho

—Mejor no digas más —lo detuve con una mueca. —es incómodo decir que “aún nos estamos conociendo” y ya llevo a tu hijo

—No tiene nada de malo, estamos en el mundo moderno cariño.

Ante la última palabra me avergoncé con una leve sonrisa, Kevin me hacía sentir diferente y sabía perfectamente que podría ser una de mis debilidades.

—Muy bien, ¿lista para una aventura? —tomó mi mano al arribar en tierra canadiense.

—Si... —fruncí  el ceño. —hacia el baño —me cubrí la boca para correr hacia donde donde indicaban las señalizaciones.

El viaje no me hizo bien, sintiéndome enferma en cuanto llegamos.

—¿Mejor? —preguntó en cuanto salí.

—La verdad no... —me sinceré.

—Entonces vamos al hotel —tomó mi mano para luego tomar un taxi e irnos directamente a un hotel que según él estaba cerca del centro.

—¿Como es que conoces esta ciudad? —pregunté mientras me recostaba.

—Vine muchas veces aquí y algunas con mi madre, recuerda que es neurocirujana. Ella atendió algunos pacientes del centro, o eso escuché no sé mucho al respecto —se sentó a mi lado para tocar mi frente.

—¿Que? —tomé su mano. —¿algunas condiciones tienen cura?

—No lo sé con exactitud...

Quedé pensando en aquello, ¿acaso la condición de mi hermana podía revertirse? Suponía que de haberlo nuestros padres lo sabrían y lo habrían intentado pero, Kevin decía que su madre era una excelente profesional.

Toda la mañana me quedé en cama hasta mejorar un poco y por la tarde estábamos caminando hacia el centro cognitivo.

—Esta es la dirección —dije mirando el número. —se ve que es un lugar muy grande. —observé el edificio y alrededores.

—Es aquí... —confirmó mi novio.

—¿Como lo sabes?

—Porque ahí lo dice... —sonrió señalando  el nombre en lo alto “Neurofit Cognitive Center” —deberías ser más observadora.

—Como digas, genio —me molesté entrando al lugar y buscar el despacho de quien debía estar a cargo.

—Señorita Rogers —llamó mi atención alguien detrás de nosotros.

—¿Disculpe? —la miré, era una mujer un poco mayor.

—Lo siento, por un momento creí que era Amy, usted debe ser su hermana —sonrió.

—Lo soy —confirmé. —y estoy aquí para verla, si me lo permite.

—Usualmente no permitimos visitas sin anticipación ya que eso podría causar conmoción en la paciente... —pensó un momento. —pero, ¿que podría causar su hermana? Solo lo permitiré ésta vez.

—Se lo agradezco.

Acto seguido llamó a alguien para que nos guíe hasta la habitación de mi hermana mientras Kevin esperaba en uno de los jardines.

Me acerqué a la puerta para tocar pero escuché algo.

—Tomaré tus consejos, si eres como una hermana mayor —escuché su voz.

—Muy bien, escucha mis sabios consejos —respondió otra.

Por alguna razón me sentí mal, traicionada o solo estaba sensible por mi estado; o solo exageraba demasiado las cosas pero cuando lo noté ya me había alejado del lugar.

—¿Que sucedió? —preguntó Kevin con preocupación.

—Nada, solo no debí venir.

—Eve, ¿discutieron? —me detuvo.

—No, solo soy alguien fácil de reemplazar... —le conté un poco.

—Solo estás dramatizando, no puedes pasar toda la vida de este modo. Es tu hermana —se molestó. —lo correcto sería hablarlo como dos adultas.

—No quiero, regresaremos a New York ahora mismo.

Ante su supiro cansado tomamos un taxi hacía el hotel y posteriormente hacia el aeropuerto aunque me costó enormemente por el malestar.

Por dos días Kevin estuvo conmigo pero su expresión decía estar completamente molesto conmigo por mi actitud y no lo culpaba, a veces era difícil comprenderme a mi misma.

—Mañana regresaré a Londres con mi tío, ya me lo dijo... —informé mientras caminábamos en la ciudad nocturna.

—De acuerdo, iré con ustedes.

—Puedes tomarte tu tiempo, de igual manera mi familia no está en casa. Fue a ver a Amy —me detuve.

—Está bien

—¿Hasta cuando estarás molesto? Creí que dijiste que no me juzgarías —fruncí el ceño.

—Eso fue antes de lo nuestro, Eve estoy contigo. Te apoyo en lo que sea pero no en tu actitud hacia tu hermana, no sabes lo que puede suceder y quizá puedas arrepentirte. Es por eso que estoy molesto —suspiró.

—Para muchos es sencillo hablar desde fuera...

—Hay cosas que no sabes de mi Eve, es por eso que continuamos conociéndonos.

—Kevin... —me quejé notando que dos hombres se acercaban por detrás.

No tuve tiempo de reaccionar cuando lo tomaron e hicieron lo mismo conmigo, cubriendo mi boca, impidiendo que pidiera ayuda y que todo se volviera confuso.

Para cuando recuperé en conocimiento me moví lentamente por las náusea que presentaba, aunque no tenía mucho margen, identifiqué que me llevaban en un automóvil. Se detuvo de manera brusca haciendo que me golpeara la cabeza pero podía soportarlo.

—Hora de bajar niña... —dijo una voz gruesa tomandome de los brazos para que saliera con prisa.

Por el impuso no pude evitar devolver por el malestar.

—¿Cuanto le suministraste para que esté en éste estado? —preguntó molesto.

—Lo mismo que a las otras, debe estar así por otra cosa —respondió otro.

—¿La niña?

—Está aquí... —escuché un llanto. —y su hermana ya está dentro.

—Perfecto, ahora solo debemos esperar el dinero —dijo con satisfacción en sus palabras.

—No por favor... —reconocí su voz entre llanto.

—¿Lily? —Pregunté con preocupación.

—¿Eve? —parecía buscarme.

—Todo estará bien, estamos juntas —intenté calmarla.

—Eso dependerá de sus padres... —susurró uno cerca de mi.

—Eve tengo miedo. —confesó entre llanto.

Nos llevaron hacia algún lugar que no pude identificar por tener la vista privada. Para mi sorpresa allí nos encontramos con Amy y todo lo demás se volvió confuso desde que nos daban la comida, quizá tenía algo para mantenernos dormidas, algún tipo de droga. Sin embargo, no podía negarme, debía alimentarme por mi estado.

—Eve... —la escuché llamarme aunque no pude reaccionar.

Para cuando lo hice había todo un alboroto fuera del lugar donde estábamos, el efecto se había ido permitiendo moverme un poco y notar que el amarre de las manos estaba flojo y pude liberarme.

—¿Lily? —la moví quitándole la venda de los ojos, pero no reaccionaba. —Lily... —finalmente comenzaba a despertar.

—Eve... —se veía muy débil. —quiero irme a casa —comenzó a llorar.

No pasó mucho cuando ingresaron tres hombres, dos de ellos con arma en mano.

—¿Donde está la otra y como se liberaron? —preguntó quien parecía ser el líder.

—Estaba aquí hace un momento... —respondió otro a quien pude reconocer.

Tal parecía que había ayudado a escapar a Amy y nos había dejado allí, solas.

—Lily, calma... —intenté hacer que guardara silencio pero su llanto era más fuerte.

—Nunca debí darte este trabajo, eres demasiado blando —suspiró mirando a otra dirección y en un rápido movimiento le disparó al chico cayendo sin vida en el acto.

El disparo hizo eco en el lugar como también la caída del cuerpo y el grito de pánico de Lily.

—¿Que haremos ahora? —preguntó uno.

—Preparen todo para irnos antes de que lleguen a su rescate y acaba con ellas —nos miró con seriedad.

—¡Nos asesinaran! —gritó Lily totalmente fuera de control.

—Calma, calma... —intenté hacerlo sin éxito produciendo el mismo efecto de pánico en mi.

—¡Quiero irme a casa! —gritó nuevamente haciendo enfadar al que había quedado allí.

En cuanto giró le apuntó con el arma y sin pensarlo intenté evitarlo colocándome delante.

Otro disparo hizo eco en el lugar, y más aún en mis oídos. Un eco acompañado por una mancha de sangre en mis manos temblorosas mientras perdía el conocimiento.

—¡Eve!

Mi nombre fue lo último que escuché antes de irme hacia algún lugar lleno de oscuridad.









¿Quien ayudo a Amy? ಠ_ಠ

Y... ¿quien recibió el disparo?
(」゚ロ゚)」

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