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CAPÍTULO 52

CAPÍTULO 52:
AMY



Desperté totalmente desanimada, todos mis ánimos se habían caído al suelo luego de que Jeremy no llegara en los días que debía.

Suspiré para tomar un poco de valor y así poder levantarme de la cama, aunque quisiera quedarme allí no podía. Era mi día de sesión y no podía faltar.

—¿Estas así por él? —me preguntó mi amiga sentándose  en su cama y así quedar frente a mi.

No respondí, solo negué con la cabeza y me encaminé hacia en baño con la mirada baja.

Mientras me duchaba pensaba en otra cosa que había sucedido días atrás y tampoco ayudaba a mi ánimo. Como acto desganado dejé que el agua recorriera mi cuerpo sin interrupciones mientras cerraba los ojos para intentar relajarme y así enfrentar un nuevo día.

—Olvidas tu móvil —me detuvo Min-seo antes de que saliera.

—No importa, de todos modos no lo utilizaré —sonreí levemente para encaminarme hacia el consultorio de Marcus.

Pero...

¿No debía tocar la melodía para los demás?

La respuesta era, no.

Ya no tocaba melodías por las mañanas y tampoco en el centro, sino que se había implementado un nuevo sistema para ayudar el funcionamiento cognitivo de los pacientes. El cual consistía en ir a la ciudad para presenciar la música de la orquesta, en la cual continuaba tocando.

—Amy... —una mano pasó por delante de mi mirada haciendo que reaccionara.

—¿Si? —miré a Marcus quien se había levantado de su asiento para observarme.

—En los últimos días estuviste distraída... —regresó a su asiento. —pero hoy estás especialmente distraída, cuentame qué te mantiene así

Divagué con la mirada para que comprendiera que no quería hablar de ello, menos con él.

—Amy...

Volví a mirarlo para tomar aire y poder responder.

—Hay alguien muy importante para mi, él debía venir hace días y no ha llegado.

—¿Y eso te preocupa?, ¿temes que haya sucedido algo?

—No... —fruncí el ceño. —en ningún momento pensé así porque él lleva una vida normal y pudo haberse presentado algún asunto importante

—¿Más importante que tú?

No respondí.

—Está bien, no quise decir eso. Quizá solo se retrasó, eso no quiere decir que no vendrá

—Lo sé pero es muy importante que esté aquí cuanto antes —dije en tono bajo.

—¿Por qué? —no respondí. —creo que dijiste que no tenías pareja

Ante lo dicho solté un suspiro imperceptible.

—Tampoco dije eso, él es mi mejor amigo —evité mirarlo.

—Solo es amistad, ¿como la nuestra?

—Jamás será así, él es demasiado preciado para mi... —me levanté luego de observar la hora. —mi sesión ha terminado, hasta la próxima doctor

Sin más salí de allí con un poco de mal humor, la tensión entre nosotros comenzaba a sentirse y no era algo que me agradaba. Al parecer Steve con Min-seo tuvieron razón en sus especulaciones pero no se los haría saber.

—Amy... —justamente me detuvo en el pasillo.

—Steve —lo miré un momento.

—Vaya, cada vez me reconoces más rápido —me guiñó un ojo y reí por su ocurrencia.

—Quisiera, pero llevas la misma camisa fea de hace tres días... —lo señalé. —pero realmente ayuda

—Que cruel eres —achinó los ojos.

—Tranquilo, cuando regrese a mi vida te obsequiaré una camisa nueva —dije para molestarlo.

—Te tomaré la palabra, aunque con mucha ofensa —continuó  y reí ruidosamente.

—Vamos Steve, por cierto Min-seo estaba en la habitación por si la buscabas —señalé en dirección del dormitorio.

—Te lo agradezco —sonrió para luego ir en aquella dirección.

Aquel día finalizó normal, fue un tanto tranquilo ya que no habría orquesta y tampoco tenía apetito a la hora de la cena. Solo me quedé en la habitación para terminar un dibujo que tenía hace tiempo.

Al día siguiente me preparaba para dar un paseo con mis amigos, un paseo tranquilo y era casi mediodía por lo que la concurrencia no sería mucha.

—Hoy habrá presentación y se acerca el evento más importante de año para recaudar fondos para la beneficencia, ¿te dijeron algo al respecto? —me preguntó Min-seo mientras cruzábamos la calle.

—Escuché algunos rumores, pero personalmente no ¿porqué? —la miré.

—Cada año se presenta la orquesta con una sinfonía especial y también se hacen presentaciones individuales —respondió Steve.

—Ya veo... —coloqué las manos en los bolsillos de mi abrigo. —espera, ¿que intentas decir? —intenté asimilar.

—Que quizá puedan pedirte que toques sola y...

—¡Jamás! —lo interrumpí casi con un grito haciendo que muchos nos miraran y me avergonzara. —jamás... —repetí en tono bajo.

—Tampoco es el fin del mundo Amy —rió su pareja. —Steve acompañame a comprar algo, mientras tanto Amy dará un paseo como de costumbre ¿no?

—Si, nos vemos en 20 minutos aquí para ir a comer —giré para continuar con mi camino.

Caminé a paso tranquilo, con la mirada baja y una expresión tranquila, intentando que no me invadieran los pensamientos de los últimos días.

Llegué a aquel lugar que tanto me gustaba observar pero no esperaba que un chico estuviese ahí,  usualmente nadie concurría por allí a esa hora.

Lo miré mientras caminaba, me dedicó una sonrisa furtiva a la cual correspondí como acto automático pero no pretendía detenerme. Continué con mi camino hasta que algo me detuvo.

—Amy...

Aquella voz la reconocí de inmediato, mi corazón comenzó a latir con fuerza más sólo liberé un suspiro con alivio ante mis especulaciones internas.

Giré con el ceño levemente fruncido. Aquel chico se acercaba con seguridad pero sus ojos reflejaban temor.

—Amy...

—¿Jeremy? —interrumpí por impulso tomándole las manos. —¿eres tú?

—Si, lo soy ¿no me recuerdas?

Negué conteniendo las lágrimas.

—No es... —me detuve. —finalmente estas aquí

No respondió, me haló para abrazarme de manera protectora y algo de fuerza. Pude esconderme en sus brazos olvidando lo que pasaba alrededor. Después de mucho me sentía protegida, reconfortada y lo más importante era que tenía su compañía.

—Jeremy —me separé para mirarlo y tomar su rostro. —creo que así fue la última vez que nos vimos y me refiero a Londres —sonreí.

—Si, así fue... —limpió mi mejilla con un pulgar.

Y sin pena me acerqué para depositar un beso en sus labios, uno de dos segundos pero quería sentir ese tacto nuevamente.

—En menos de un mes cumpliré 19 —sonreí un poco apenada.

—Lo sé... —me tomó de la cintura para acercarme y besarme del mismo modo que aquella vez, haciendo que recordara cada instante de ese momento.

—Si, así fue... —susurré sobre sus labios luego de separarnos y hacer que sonriera.

—¿Como estás? —colocó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Estoy bien, mucho mejor ahora —me separé completamente para apreciar la vista de aquel puente.

—Quiero que me cuentes absolutamente todo y no me mientas —dijo con tranquilidad.

—Siendo así, tú también tienes mucho de que hablar —volví a mirarlo. —comenzando de como es que estás exactamente en éste lugar, pero primero podemos almorzar, ¿que dices? —sonreí.

—Acepto con gusto —extendió su mano con una sonrisa que tanto surcaba mi mente cuando pensaba en él.

—Bien... —la tomé —sigueme, vine con unos amigos. Quizá los encontremos o quizás no, pero quiero que los conozcas —caminamos juntos.

—¿Que clase de amigos? —preguntó interesado.

—Bueno, una es la que te dijo que pagarías con sangre mi sufrimiento —reí levemente. —y su pareja, ambos fueron un gran apoyo para mi —moví levemente la cabeza hacia algunas personas que me saludaban.

—Muy bien, espero llevarnos bien porque nos iremos de aquí juntos

—¿Me secuestrarás? Porque aún no tengo el permiso de la directora —negué con una leve sonrisa.

—No es mala idea...

Lo llevé conmigo a un restaurante de comida bastante sencillo que era donde siempre comíamos con Min-seo y Steve.

—Y hablando de Roma... —murmuré observando nuestra mesa habitual ocupada y obviamente eran ellos dos, además de que nos miraban con una expresión totalmente inquisitiva.

—¿Como los reconoces? —preguntó y lo miré. —tu condición es un poco...

—Lo sé, solo aprendí a identificar algunos rasgos que me ayuden y ellos no son muy difíciles —sonreí señalándolos. —vamos

—Por tu expresión tan risueña, tomados de la mano y él con apariencia de idiota... —dijo Min-seo en cuanto nos acercamos. —asumo que es Jeremy —lo señaló

—¿Apariencia de idiota? —cuestionó y reí por su expresión.

—Se llevarán de maravilla —festejé. —Jeremy ella es Min-seo, mi amiga y compañera de habitación. Y él es Steve, su novio —lo señalé. —chicos, él es Jeremy. Por favor, sean buenos entre ustedes —pedí sentándome en mi lugar.

Aunque al principio hubo un poco de tensión entre Jeremy y Min-seo, por algunas “indirectas” que lanzaba sobre mi. Y por indirectas me refiero a cosas para molestarlo. Todo mejoró pasado unos minutos y pidieron llevarse bien, así me sentí aún mejor anímicamente y totalmente acompañada por mis amigos.

Jeremy nos acompañó hasta las puertas del centro para conocer la dirección.

—Vamos Steve, estos dos deben despedirse con mucho amor... —dijo mi amiga para molestarnos.

—Ay, ya callate —respondí con una sonrisa.

—Ya sabes como es, y Jeremy ya la conocerás bien y sabrás lo molesta que es... —respondió Steve. —por cierto, espero verte esta noche en la orquesta, todos vamos a acompañar a Amy

—¿Orquesta? —me miró.

—Steve... —lo miré con expresión de callate, se lo iba a decir yo.

Al notarlo ambos se fueron como caricaturas haciendo que negara por sus actitudes.

—A lo que se refería Steve, es que toco con la orquesta de la ciudad y hoy lo haré de nuevo. A las 8 pm, ¿quieres ir? —lo miré un poco apenada.

—Por supuesto que iré... —sonrió. —te dije que extrañaba tus melodías y no me lo perdería

—De acuerdo, nos vemos esta noche. Te enviaré la dirección en un momento

—Está bien... —se acercó a mi tomando mi mentón. —no sé si esto podría causarte problemas pero mejor ser precavidos. —sonrió besando mi frente.

—Nos vemos.

Ambos caminamos en direcciones opuestas pero en mi caso con una sonrisa que no podía disimular. Los sentimientos que sentía por Jeremy eran tan grandes que hacia que mi corazón latiera frenéticamente. Por el pasillo tuve que correr hasta mi habitación para tirarme sobre mi cama y mover mis piernas como una niña totalmente feliz.

—Vaya, si que lo necesitabas

Al escuchar eso me levanté de inmediato para mirarla.

—¿Para que negarlo? —amplié mi sonrisa. —aunque me da pena, no hagas ningún tipo de comentario —pedí tumbandome de nuevo.

La hora de ir a la orquesta había llegado y a diferencia de otras veces me sentía totalmente motivada y emocionada.

—Amy, ¿te sientes bien? —preguntó Marcus colocándose delante y así bloquear mi vista hacia la entrada del lugar.

—Si

—¿Esperas a alguien?

—Es mi momento de acompañar a los demás —señalé a quienes iban tomando sus puestos.

También tomé el mio, hice una última mirada y en ese mismo momento entraba Jeremy por aquella puerta. No pude evitar sonreír y así comenzar a tocar al compás de los demás.

En esa ocasión sentí una especial inspiración haciendo que tocara con mayor fluidez y sentimiento, olvidando a los demás.

—¿Como estuve? —pregunté en cuanto terminé y se acercó.

—Magnífica, jamás me cansaré de escucharte —me sonrió con dulzura.

—Y yo jamás de cansaré de tu sonrisa Jeremy, jamás dejes de sonreír —dije sin pensar.

—Mi intérprete favorita —interrumpió alguien que conocía muy bien.

—Doctor Marcus —lo miré.

—Como siempre estuviste excepcional —sonrió.

Sentí incomodidad por su habitual sonrisa y más aún por la expresión de desagrado que tenía Jeremy al mirarlo.

—¿Tu quien eres? No te he visto antes —lo miró.

—Doctor... —me adelanté. —él es Jeremy, mi mejor amigo. Jeremy, él es el doctor Marcus, mi especialista —los presenté.

—Un gusto. —ambos estrecharon las manos. —espero que haya ayudado muy bien a Amy, ya que pretendo llevarla conmigo

—Amy ha avanzado pero no puede salir del centro sin aprobación de la directora y sin ser informados sus padres —respondió con tranquilidad.

—Ya es mayor de edad, puede tomar sus decisiones...

—No con su condición y...

—Basta —los detuve. —Jeremy, caminemos un poco —lo tomé de la mano para alejarlo de ahí.

—No dijiste que tu especialista era tan joven y por lo que veo, también atractivo —se molestó.

—¿Es joven? Si, ¿es atractivo? No lo diría así, ya que cada día es alguien nuevo con respecto a su rostro —intenté explicar. —y no es buen momento para comenzar con tus celos —lo señalé.

—¿Celos? Claro que no —frunció el ceño.

—Por favor Jeremy, se nota a kilometros. No seas orgulloso. —sonreí.

—No son celos ni orgullo —se cruzó de brazos.

—Muy bien, entonces deberías de saber que mañana me toca mi sesión del día

Solo frunció el ceño con fastidio, conocía aquella expresión y estaba notablemente molesto aunque lo negara. Antes solía ponerse así cuando platicaba con Chris pero se le pasaba rápido cundo se nos unía en la plática. Verlo así de molesto y por alguien que no conocía era algo nuevo que comenzaba a conocer fuera de nuestra amistad.








¡Reencuentrooooooo! (」゚ロ゚)」

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