CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 48:
EVE
Desperté con cansancio por el insistente tono de mi móvil en señal de una llamada. Tomé el aparato con fastidio para ver de quien se trataba y lo volví a dejar en su lugar colgando la llamada.
Giré en mi lugar para darle la espalda pero no tardó en sonar en señal de un mensaje.
—¿Que demonios quieres? —cuestioné entre dientes para tomar el móvil y ver el mensaje.
Kevin: ¿cuanto tiempo continuarás ignorándome? 🤔 ✔✔
—El que sea necesario —lo volví a dejar para tomar una ducha.
Habían pasado dos semanas de que habíamos regresado de América con mi padre y desde entonces estuve ignorando a Kevin por una obvia razón.
Bajé para desayunar con un leve dolor de cabeza por el estrés que sentía, haber hablado con Jeremy para arreglar lo que había provocado no me hacía sentir mejor. Quizá debía hablar directamente con mi hermana pero mis padres no me permitirían viajar.
—Eve, ¿te sientes bien? —mi madre llamó mi atención luego de que liberara un suspiro pesado.
—Si, solo es un poco de estrés. Ya sabes, papá me ha dado más trabajo últimamente —sonreí levemente.
—Lo sé, por eso hoy tendrás el día libre. —la miré sorprendida. —trabajar de ese modo no es nada productivo
—Gracias —me alivié.
—Y ya que estamos solas, tu padre me contó sobre tu amistad con Kevin Cooper.
Dejé el cubierto a un lado luego de escuchar su nombre.
—¿Podemos hablar de eso?
—¿Hablar? No hay nada de que hablar, solo es un amigo y ya... —fruncí levemente el ceño. —¿es un interrogatorio?
—Claro que no —rió. —pero dices que es un amigo, Eve tu no confías fácilmente en las personas o llamas “amigo” a cualquiera. Incluso rechazaste a David, a quien conoces desde la infancia.
—David es diferente, no lo quiero como amigo y como nada, absolutamente nada —desvié la mirada.
—Muy bien... —volví a mirarla. —conozco a Kevin, y es tan atractivo como su padre cuando era joven
—Mamá, no soy Amy para hablar de esas cosas. Cualquier duda o interés, o lo que sea que sienta necesario preguntarte lo haré. Mientras tanto no hables sobre mis asuntos —dejé la comida de lado.
—De acuerdo, sin presión. Sólo no hagas o digas algo que luego puedes arrepentirte —continuó con su desayuno
—¿Que podría hacer? Está en otro país —me levanté
—Recuerda que soy mayor y soy tu madre —dijo antes de que me retirara.
Subí a mi habitación frotándome la frente por el dolor que comenzaba a disminuir y esperaba estar completamente bien al día siguiente.
—¿Que demonios quieres? —cuestioné tomando el móvil con un mensaje en él.
Kevin: ¿realmente me ignoras de este modo? 😐
Yo: solo quiero tiempo
Kevin: ¿tiempo?
No pude responder ya que entró una llamada suya que dudé en responder.
—Hola —dije en tono cansado.
“Hola, finalmente puedo saber de ti”
Tampoco se escuchaba bien.
—¿Te sientes bien? —pregunté sin pensar.
“Es lo que debería preguntar yo, pero respondiendo tu pregunta... Estoy bien pero preocupado por ti, ¿cometimos algún error?”
—¿Y lo preguntas así? Creo que está claro y hablar con Jeremy no me hizo mejor... ¿sabes? Siento que soy un caos y Eve Rogers no es así —dije en total confianza.
“¿Será que es porque es la primera vez que no piensas metódicamente?”
Aquello me sorprendió.
—¿Y de pronto me conoces a la perfección? —ironicé.
“Lo suficiente, y lo sabes”
Hubo un momento de silencio.
“Iré a verte para aclarar las cosas”.
—¿Que? ¡Claro que no! —negué de inmediato. —sería totalmente extraño, no digas idioteces Kevin.
“Iré, claro que iré. Creo que esta semana estaré libre para viajar”
—¡No! No lo hagas, es demasiado. Estoy muy estresada como para recibirte a ti también —fruncí el ceño.
“¿Tambien?, ¿hay algo que quieras decirme?”
—No, tengo mucho trabajo. Por favor no hagas nada, hablaremos luego. Adiós —colgué antes de recibir respuesta. —solo dame tiempo —murmuré tirándome en mi cama.
Los días pasaron y regresé a mi rutina de trabajo con mi padre y algunas veces también ayudaba a tío Daniel.
—Entonces, ¿te irás este jueves a América? —escuché decir a mi padre y posé toda mi atención en ellos.
—Si, ya te ocupaste la última vez. Ahora es mi turno, además debo arreglar otras cosas referidas a la CI Anderson —respondió mi tío.
—De acuerdo, me ocuparé de todo aquí y en caso de necesitar ayuda llamaré a Sam... —sonrió levemente.
—No hay porqué preocuparse —rió.
Luego de esa breve conversación cada uno se dirigió a su respectiva oficina y sin pensar fui a la de mi tío.
—Adelante —aprobó del otro lado luego de que tocara la puerta.
—Con permiso, no quiero molestar —entré con un poco de timidez.
—Nunca molestas, mi hermosa sobrina —me sonrió. —dime, ¿que necesitas? —me prestó total atención.
—¿Crees que te pediré algo? —sonreí.
—Tom no te envió, cualquier cosa me hubiese dicho hace un momento en el pasillo. Algo me dice que necesitas de tu tío preferido —sonrió con arrogancia.
—Por favor tío Daniel... —me miró de manera inquisitiva. —de acuerdo —suspiré resignada. —escuché su conversación, ¿puedo ir contigo a América?
—No —respondió de inmediato.
—¿Por qué? —me sorprendí ya que nunca se negaba a ningún pedido.
—Porque te trajeron de regreso como castigo y aunque ya viajaste con tu padre, algo me dice que es por el chico Cooper. Las razones por las que no quiero llevarte son obvias —acomodó su corbata.
—Por favor, si se lo pido a mi padre se negará y es muy, pero muy importante... —coloqué mis manos de modo suplicante.
—No tendré problemas con tus padres por tu causa, lo siento Eve... —negó con la cabeza.
—Serán reuniones importantes en las que necesitarás apoyo, ¿quien mejor que yo para ayudarte? —me miró un poco pensativo. —ademas, podríamos visitar a Amy...
—Según tengo entendido no puede recibir visitas sin aviso previo —tomó su portátil pero pude notar la nostalgia en su rostro.
Tío Daniel siempre adoró a Amy de una manera especial, siempre decía que se parecía a nuestra madre y jugaba mucho con ella. Eso no me afectó en lo más mínimo ya que por mi parte tenía la atención de nuestro padre, pero era cierto que tío Daniel la quería como una hija más.
—Piensalo, es muy importante —me dirigí hacía la puerta deseando que me permitiera viajar con el
Me dirigí a la oficina de mi padre para ayudarlo como debía, ese era mi trabajo y debía hacerlo bien.
—¿Quiere café? —me dirigí a él.
—No... —miró su reloj. —en una hora saldremos a comer en familia, ¿te parece? —me miró.
—Claro —sonreí.
—Bien, entonces ayudame a terminar con esto —señaló unas carpetas. —¿recuerdas a algunos de los presentes en la reunión en los Ángeles?
—Si
—Bien, clasifica los potenciales negociantes y los que requieren inversión, así será más fácil en la próxima reunión.
—Claro, lo haré de inmediato. —tomé las carpetas para hacer lo pedido.
Y como dijo fuimos a almorzar a un bonito lugar, mi madre llegaba casi al mismo momento acompañada por Ryan que llevaba su uniforme escolar.
—Extrañaba comer fuera y en familia —dijo mi madre luego de recibir su comida.
—Aunque no estamos todos... —agregó Ryan. —¿cuando podremos ver a Amy?
—Pronto cariño, la directora del centro me informó que ha avanzado favorablemente y maneja mucho mejor su condición
—No hay duda de que lo hará bien y regresará con nosotros —agregué moviendo mi comida de un lado al otro, sin probar bocado.
—Lo hará pero, ¿te sientes bien? —me preguntó mi padre.
—Si, solo no tengo apetito. Quisiera pedir el postre —lo miré.
—Como quieras —asintió.
Llamé al camarero para que hiciera el pedido correspondiente y así poder comer a gusto mientras pensaba en mi hermana.
No había día que no pensara en ella y como estaría en aquel lugar, Amy siempre fue apegada a personas especificas como con Jeremy o conmigo y siempre le fue difícil relacionarse con otros aunque eso no era impedimento para que los demás la llamaran “amiga”.
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