CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 43:
AMY
Un nuevo día daba comienzo aunque sin la respuesta que esperaba, Jeremy no había respondido pero no dejaría que aquello me distrajera o desanimara.
Me levanté, tomé una ducha y esperé que Min-seo hiciera lo mismo para poder desayunar juntas.
—Buenos días —saludó frotándose los ojos que estaban un poco hinchados de tanto llorar.
—Buenos días, ¿como te sientes el día de hoy?
—Cielos... —rió levemente. —hasta pareces una psicóloga del centro
—No quise parecer una, sólo preguntaba —sonreí.
—Estoy bien, ¿y tu? Te ves un poco desanimada —se levantó dirigiéndose hacia el baño.
—No es nada, apresurate vamos a desayunar —evadí lo dicho.
Al salir la llevé conmigo con cierta inseguridad de su parte, claramente temía al hecho de que Steve no la reconocería o no recordaría los últimos días.
Llegamos al lugar de siempre para tomar nuestros lugares, allí estaba él como de costumbre.
—Hola Steve —hablé con calma para llamar su atención.
—Hola... —me señaló. —Amy, ¿cierto? —sonrió.
—Exactamente —imité su accionar haciendo que riera levemente para luego dirigir la mirada a mi amiga.
—Hola Min-seo, ¿como te sientes? Supe de tu episodio
—Estoy bien, gracias. Y me gustaría decir lo mismo de ti —desvió la mirada.
—Estoy bien, ambos tuvimos episodios que podemos tomar como un nuevo comienzo. Un buen comienzo, quizá en mi caso debía olvidar algún problema que tuvimos así qué de ahora en adelante solo nos apoyaremos, ¿que dices? —le tomó la mano sorprendiéndola.
—Me encantaría —se aferró al agarré creando un ambiente solo para ambos.
Los hubiese dejado en su momento pero me vi obligada a aclarar la garganta para que regresaran en sí y comenzar a desayunar.
—Creo que hoy todos nos levantamos con la motivación de un nuevo día... —dije con una sonrisa. —y nada me haría más feliz en este centro que ustedes como pareja —los señalé.
—Creo que tu avance y recuperación sería mucho mejor —respondió Steve con una sonrisa.
—Exactamente y sin presión —agregó mi amiga.
Decidí no molestarlos más con el tema hasta que fue hora de ir a mi sesión del día.
—Min-seo acompañame, por favor —la miré.
—¿Porque? —se sorprendió. —hoy te toca a ti...
—Solo acompañame —sonreí levantándome. —nos vemos luego Steve.
—Nos vemos
Salí del lugar para luego ser alcanzada por mi amiga, fuimos en silenco por el pasillo pero sabía que se reprimía algunas preguntas.
Al llegar toqué la puerta recibiendo la aprobación del otro lado y así entrar juntas.
—Buenos dias doctor Marcus —saludé a quien se encontraba de espaldas.
—Buenos días Amy, hoy... —giró quedando en silencio. —¿Min-seo?
—Buenos días doctor, no me pregunte Amy me trajo aquí —me señaló.
—¿Quieres decirme algo? —me miró.
—Si y es que traje a Min-seo conmigo para probar un “metodo” interesante... —hice comillas con los dedos. —algo que espero que la ayude a aliviar su frustración por su memoria, ya que sé perfectamente como se siente.
—Bien, pero ¿a qué te refieres? —frunció levemente el ceño.
—Cuando sentimos frustración, o nos sentimos mal con nosotros mismos buscamos un refugio donde podamos sentirnos bien y comprendidos. Quizá sea una actividad liberadora e ingeniosa, algo que no tenga relación con una terapia profesional. —liberé un suspiro. —Min-seo es muy buena dibujante pero ella misma lo dijo, no puede dibujar siempre por eso mismo quiero ofrecercerle algo más con su ayuda doctor. Quiero que encuentre refugio en mi música...
Ambos se mostraron sorprendidos.
—Al inicio de mi padecimiento me sentí sola e incomprendida y aunque mi familia estuviese ahí ellos no sabían lo que realmente sentía... —desvié la mirada. —es difícil de explicar pero sé que lo comprenden. Así sentí alivio en ciertas cosas, como por ejemplo en el dibujo aunque no soy tan buena —miré a mi amiga. —pero también en las melodías y quiero ofrecerte lo mismo. Estoy segura que es lo único en lo que soy buena.
—Vaya, es la primera vez que un paciente propone algo así... —respondió nuestro especialista. —y me parece un excelente método. Algo nuevo y dinámico, se ayudarán mutuamente y en compañía. Min-seo, si estas de acuerdo. —la miró.
—Me tomó por sorpresa... —parecía pensar. —pero quiero intentarlo. —me miró con una sonrisa.
—Muy bien, te aseguro que las melodías de Amy te brindarán paz —continuó. —vamos, por allí está el piano —señaló la dirección.
—¿Piano? —se sorprendió aún más. —¿como puedes tocar un instrumento tan increíble y no me lo dijiste?
—Lo siento —sonreí adelantándome al lugar. —lo hago desde pequeña, espero que sea de tu agrado —tomé mi lugar
—Me encantan las melodías, estoy segura de que lo hará
Suspiré levemente antes de comenzar a tocar y procedí a interpretar un bonita melodía que era bastante sentimental llevándome a mis días de niñez, y esperaba que hiciera lo mismo con mi amiga.
Para cuando finalicé sus ojos estaban cristalinos y nuestro especialista me miraba con cierta nostalgia.
—¿No les gustó? —desvié la mirada.
—Suena un poco melancólica pero sentida, me dió la misma calma que consigo al dibujar. Haces arte Amy —sonrió frotándose los ojos.
—Gracias —devolví el gesto para mirar al otro presente.
—Tendrías mucho futuro como pianista —asintió tomando algunas hojas. —¿nunca lo pensaste?
—No, sólo lo hago porque me encanta y brinda paz... —bajé la mirada. —la única vez que me estaba preparando muy emocionada era para tocar en el aniversario de mis padres.
—No lo harás ahora pero si luego, no pienses en lo que habrías hecho sino en lo que harás —respondió el mayor.
—¡Completamente de acuerdo con usted! —agregó mi amiga. —y tú continúa tocando que me encanta —me señaló.
No pude evitar reír por su actitud, ya era la misma de siempre.
Los siguientes días fueron iguales, Min-seo me acompañaba a mis sesiones y también lo hacía cuando era su turno para tocar alguna melodía que le permitiera relajarse y así estar en calma. No solo era por mi música sino por Steve y el hecho de dibujar, todo aquello la mantenía distraída pero avanzando con las sesiones.
—Amy... —me detuvo nuestro especialista antes de salir.
—¿Si? —volví a mirarlo.
—Queria preguntarte, ¿te encuentras bien? Últimamente tus ánimos no son los mismos —me miró con atención.
—Estoy bien, no es nada. Sólo que espero ayudar a mi amiga —sonreí levemente.
—Si sabes que soy un especialista que puede identificar los estados de ánimos, ¿cierto? —asentí. —creí que me tenías la suficiente confianza como para decirme lo que te sucede.
—Confío en usted, solo que esto en particular no tiene nada que ver con mi condición o tratamiento. Solo es algo que debo resolver y no le concierne...
—Claro que me concierne —me interrumpió. —si eso implica un cambio en el estado de mi paciente, claro que me concierne. Quizá pueda ayudar.
—No puede, es una cuestión de amistad muy valiosa y solo esa persona puede “ayudarme”. Lo siento, pero insisto. Esto no afectará las sesiones, se lo aseguro. —suspiré. —no se preocupe, hasta mañana.
Sin más que decir salí del consultorio para encontrarme con mi amiga que me esperaba.
—¿Que sucedió? —me miró interesada.
—Nada, solo me preguntó por mi estado de ánimo, lo habitual —encogí los hombros.
—Entonces, él también lo notó... —se detuvo e hice lo mismo.
—¿Tambien? —fruncí levemente el ceño con confusión.
—Si, yo también lo hice y Steve también... —retomó su andar. —dime que sucede, no puedes engañarme
—No es nada —intenté evadir la conversación.
—Las melodías que interpretas son bonitas, pero cada vez que lo haces te pierdes en ellas. Como si te fueses a otro lugar, como si recordaras algo y últimamente sonaron muy sentimentales. ¿Dirás que simplemente son así?
—Si Min-seo, así son las partituras —entré a la habitación y ella por detrás.
—Amy, ¿es por ese chico?
Entrecerré los ojos con paciencia para no pensar en él, no preocuparme y calmar mi ansiedad que solo quería saber de él.
—Hablé con su hermana... —decidí hablar con calma. —me dió su número nuevo. —me detuve.
—¿Entonces? —no respondí. —¿dirás que aún no tienes el valor de hacerlo?
—Lo hice... —la miré. —le envié un mensaje, lo vió pero no respondió. No comprendo lo que le sucede, puede tener novia pero yo soy su mejor amiga de la infancia. Lo mínimo que puede hacer es explicar el porqué de su actitud —expresé un poco molesta.
—Debería ser así, quizá tenga algún problema. Alguien no puede sacarte de su vida así como así, estoy segura de que hay una buena explicacion —me animó.
—Eso espero —suspiré por lo bajo.
Otro día pasó en el que no pude evitar tocar una melodía melancólica que me hacía repasar varios momentos que había vivido con mi amigo. Amigo por el cual desarrollé sentimientos profundos.
Aquella melodía en particular era una de sus favoritas y en medio de la interpretación recordé sus palabras, unas que me dijo mientras estaba sentado a mi lado: esa melodía es melancólica pero eso la hace especial. Es hermosa a su manera, como tú.
No pude evitar sonreír levemente recordando aquello, lo había dicho con una mirada penetrante pero con su característica sonrisa que me provocaba un desorden sentimental.
Me había perdido tanto en aquel momento que no escuché mi móvil sonar en tono bajo, por alguna razón lo había llevado y colocado sobre el instrumento aún sin prestarle atención. Me detuve repentinamente al ver lo que la pantalla marcaba.
Sin pensarlo mucho lo tomé dispuesta a responder allí mismo hasta que reaccioné.
—Lo siento, debo responder —los miré y salí sin esperar respuesta.
Con cierta ansiedad y temor coloqué el móvil cerca de mi oído para responder.
—¿Hola?... ¿Jeremy? —dije, con lentitud mientras me acercaba a uno de los umbrales del pasillo.
“Hola, Amy...”
Lo escuché suspirar.
—Al fin puedo escucharte...
“Al fin puedo escucharte...”
Dijimos al mismo tiempo haciendo que sonriera.
“Amy, lamento todo lo sucedido. Realmente no sabía absolutamente nada de lo que sucedía ”
Se escuchaba arrepentido.
—Recuerdo que una vez dijiste que el día que tuvieses novia necesitarías mi aprobación... No está mal que la tengas, si tienes sentimientos por ella está todo bien ¿no? —intenté sonar normal mientras un nudo comenzaba a formarse en mi garganta. —pero creo que continuo siendo tu mejor amiga, ¿no podías simplemente responder el teléfono?, ¿ya no te importo? —dije lo último sin pensar.
“Ella no es mi novia, todo es un mal entendido y una historia complicada...”
—Entonces explicame —interrumpí con calma.
“No puedo hacerlo por teléfono. Te iré a buscar Amy, desde ahora estaremos en contacto continuamente ¿entendido?”
—¿Que? —me confundí. —¿me buscarás?
“Así como lo escuchaste, te buscaré y podremos aclarar todo esto... Te extraño demasiado Amy ”
Ante lo último me sentí frágil deseando tenerlo cerca para poder abrazarlo.
—Tambíen te extraño. Te comencé a extrañar desde el primer momento... Pero... —me froté los ojos. —Jeremy hay algo diferente en mi.
“Lo sé, me lo dijeron hace un tiempo y por favor no llores. Ya estoy de regreso, estaré contigo.”
Me conocía tan bien como para saber que estaba a punto de llorar.
—Gracias... Ya quiero verte —sonreí.
“Tambien yo”
Luego de un breve cruce de palabras recordé la sesión y debía colgar. Al girar me encontré con alguien que me sorprendió.
—Doctor... —guardé el móvil. —lo siento, era importante.
—Entiendo, espero que se haya resuelto —sonrió dándome paso para entrar nuevamente.
—Podemos decir que es un inicio. —devolví el gesto.
—¡No! —exclamó Min-seo asustándonos a ambos. —finalizamos, así que nos vamos y nos vemos mañana doctor... —tomó mi mano para prácticamente arrastrarme fuera del consultorio.
—¿Te sientes bien? —pregunté por el pasillo.
—Excelente y quiero que me lo cuentes todo, ¿era ese chico? —se detuvo para mirarme expectante y no pude negarlo.
—Lo era. —asentí con una sonrisa.
—Al fin, ¿y que sucedió?
Ambas fuimos a nuestra Habitación para hablar tranquilamente o eso hubiese querido pero, Min-seo se emocionó demasiado y terminó interrogandome acerca de nuestra historia con Jeremy. En un principio me sentí incómoda, pero luego se convirtió en una plática fluida en la que pude hablar abiertamente con ella. Me sentía cómoda y en confianza.
No pude evitar pensar en Eve y en nuestra relación como hermanas, en ese momento me habría gustado que nuestra relación fuese así y poder hablar de todo como cuando eramos unas niñas.
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