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CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 15




Por los siguientes días Alexia me ayudó con cuestiones para no abrumarme cuando saliera de la casa y solo con ella me sentía cómoda. No crean que dejé de lado a mi familia, solo estaba en una etapa de procesamiento de mi condición y Alexia era psicóloga, así me sentía cómoda y segura.

Por dos semanas me brindó apoyo emocional en mi casa o mi madre me llevaba a la suya, siempre evitándo encontrarme con alguien.

—Sam, hoy quiero salir con Amy para que vaya teniendo contacto social. Sería bueno que luego retomara la universidad —la miró.

—¿Estás segura? —dudó.

—Retenerla más tiempo será negativo, debe continuar con su vida. Además se ha mostrado muy adaptada con los ejércicios que hicimos —me frotó el brazo.

—Estoy de acuerdo, solo fui dos semanas a la universidad. Quiero regresar, de todos modos no tenía relación con mis compañeros. No habrá mucha diferencia —expresé un poco animada por la idea.

—De acuerdo, podemos hablarlo luego. Ahora pueden salir un momento.

—Si mamá. No tardaremos —respondió Alexia de manera burlona.

—Y se supone que eres mayor —rió mi madre.

—Regresáremos pronto —sonrió mirándome —vamos

Asentí y salimos, aunque la casa estuviese alejada de la ciudad no era problema para caminar hasta ella, el camino era seguro o de eso se encargó mi padre hace mucho tiempo.

Caminamos a paso moderado, disfrutando el paisaje y el aire puro, alejado de las toxinas del centro urbanístico. Eso me agradaba mucho, me permitía llenar mis pulmones de aire fresco hasta que llegamos a la ciudad.

—¿Como te sientes ahora? —preguntó señalando un poco la ciudad.

—Bien, como siempre. De todos modos no conozco a estas personas —sonreí levemente.

—Es cierto, en principio esto es para que no entres en pánico. Son personas normales que viven su día a día, no tienes porque reconocerlas. Ellos viven su día a día... —movió un poco las manos en señal de que expresaba aquellas palabras con profundidad.

—Alexia, está bien. Lo comprendo, tampoco soy una demente —reí tomándola de las manos. Ella suspiró dándome la razón.

—Lo siento, pero intentaba ser expresiva para que reconocieras movimientos. Aumentar tu perspectiva, así cuando veas a una efusiva explicando me recordarás o dirás, esa es Alexia —sonrió.

—Lo comprendo, lo comprendo muy bien con palabras. Pobre, la edad comienza a afectarte —la abracé un poco.

—Mocosa, aún soy muy joven. Y no soy tu madrina en este momento. Soy una profesional —se indignó.

—Solo estoy jugando —reí —pero de verdad lo comprendo con palabras, me es más sencillo.

—Está bien

—Y de hecho creo que usted, doctora James se está dejando llevar por los sentimentos de que soy su ahijada —expresé con tranquilidad.

—Solo quiero ayudarte lo mejor posible Amy... —suspiró —muy bien, desde este momento seremos profesional y paciente ¿De acuerdo señorita Rogers? —inesperadamente sonó como una imponente especialista.

—De acuerdo doctora —asentí.

Caminamos un poco más hasta que dos chicos muy parecidos se acercaban por delante. Los observé con atención, algo en particular llamó mi atención.

—Alto... —los detuve mientras pasaban sin ninguna expresión visible.

O eso intentaban cuando uno pegó un pequeño salto al escuchar mi voz.

—¿Taylor y Dylan? —no giraron. Solo se mantuvieron de espaldas.

Miré a Alexia con confusión para que me ayudara.

—Practica lo que hablamos... —asintió.

—Esos cabellos castaños... —señalé —esa estructura física... —los piqué con un dedo —son ustedes, definitivamente o eso creo...

Dudé un momento.

—Aunque no sabría decir cual es cual y... —un momento —ese brazo, eres Taylor —lo toqué —y tú Dylan —repetí mi acción.

—Okey, nos atrapaste —giraron con una sonrisa. 

—Solo los distinguí por eso... —señalé el brazo —pero lo que ahora funciona es la voz, ¿pretendian pasar como si no me conocieran? —les mostré mi puño.

—En realidad los llamé para que hicieran justamente esto... —los señaló y luego tomó mi puño para bajarlo. —quería que pusieras en práctica los ejercicios, caso contrario se habrían acercado y posiblemente te hubiesen asustado con algo repentino.

La miré un poco sorprendida.

—Así es, Alexia nos llamó para ayudarte —agregó Dylan —y lo hiciste muy bien

—Como dije, pusimos en practica los ejercicios. Lo comprendiste muy bien pero la verdadera práctica es reconocerlos y lo aplicaste como se debía, reconociendo sus rasgos. También al distinguirlos.

—Lo último no fue muy difícil, debido a su brazo —lo señalé nuevamente.

—Pero lo hiciste bien —sonrió —pueden irse chicos, muchas gracias por su ayuda.

—Vendremos cuando nos llamen, excepto que tengamos examen —sonrió.

Se despidieron de mi con un abrazo al cual correspondí.

—Bueno, fue “facil” porque son mi familia... —murmuré para mi misma.

—Vamos —señaló para que continuemos caminando.

Fuimos a paso moderado hasta llegar a un parque para tomar asiento. Momentos antes había cruzado a un chico que me sonrió fugazmente.

—¿Que hay con esa pulsera?

Señaló el accesorio que lo tenía girando en su lugar.

—Esto... —levanté la mano para mostrarlo —fue el obsequio de Jeremy, tiene nuestras iniciales —sonreí.

—Muy bonito, ¿se lo dijiste?

—No, no tengo el valor... —bajé la mirada.

—¿Porque? Es tu mejor amigo, desde que eran muy pequeños. Creo que sería un gran apoyo.

—Si, pero está en América ¿que puedo hacer? —suspiré. —la última vez que hablamos fue días antes del accidente

—¿Hay sentimientos más allá de la amistad?

No respondí, bajé la mirada recordando la última vez que nos vimos. Su recuerdo aún era palapable, su contacto pero no su rostro. Sin notarlo se me dibujó una pequeña sonrisa melancólica.

—Tus padres también fueron amigos desde la infancia, con dificultades de por medio que luego resolvieron pero miralos ahora... —la miré dedicándome una sonrisa.

—Los admiro tanto —confesé. —quisiera que mi historia con Jeremy fuese así...

—No digas eso, todas las personas tienen vidas diferentes que desembocan en historias diferentes. Ustedes pueden crear una mucho mejor, estoy segura.

—Me gustaría... —liberé un suspiró que humedecieron mis ojos, en parte con ilusión.

—Vamos, fue suficiente por hoy. Cada día vendremos para hacer lo mismo e ir entrenando.

Nos levantamos en busca de un taxi para regresar.

—Quiero regresar a la universidad, no quiero fracasar en mi primer año... —la miré —pero también temo, ¿crees que aún pueda ser psicóloga?

—Claro que si, no te preocupes por ello. Tu memoria está en perfecto estado.

Regresamos a la hora del almuerzo, tanto papá como Ryan estaban ahí.

—Hola... —me acerqué para saludarlos.

—¿Como te fue princesa? —preguntó en tono bajo.

—Mejor de lo que creía —sonreí palpando sus brazos hasta encontrar su reloj —no te quites esto, por favor.

Miró a Alexia esperando que dijera algo y me acerqué a Ryan para besar su frente.

—Creo que puedo recordarte con lo adorable que eres —pellizqué sus mejillas.

—Ya no soy un niño, muy pronto seré más alto que tu —se quejó un poco. Aquello me sorprendió ya que no era habitual.

—Amy reacciona bien a los ejercicios, mejor de lo esperado. Comenzó por reconocer accesorios y rasgos —explicó

—Me alivia, gracias —respondió mi padre.

—Realmente si... —mi madre salió del estudio con un leve sonrisa. —queda almorzar con nosotros.

—No, te lo agradezco pero debo regresar. Dejar a Austin muchos días a cargo de la cocina comienza a pesar. Dice que su arroz hervido es el mejor... —bajó el tono disgustada.

Mi padre rió mirando a mi madre como si esperara algo.

—¡Si Tom, eres el mejor! —exclamó con una sonrisa. —me saqué la lotería contigo...

No pude evitar reír.

—Nos vemos mañana Alexia... —la abracé —bajaré en un momento —me dirigí a mis padres.

Subí a mi habitación, como cada día tomé el móvil esperando tener el valor para llamar a Jeremy pero como cada día me acobardaba.

Una semana más pasó y me sentía un poco más segura para regresar a mi rutina sin excederme.

—Mamá, estaré bien... —me quejé mientras acomodaba mi ropa como si fuese pequeña.

—Irás con tu hermana, de la casa a la universidad y de la universidad a la casa ¿entendido? —me miró con preocupación.

—Lo sé mamá y no es como que esto fuese de vida o muerte... —suspiré.

—Eve, cualquier cosa la buscas —me señaló.

—No te preocupes mamá...

Ambas nos despedimos de ella y subimos al automóvil, finalmente Eve podía conducir el suyo sin problemas.

—Todo estará bien, sabes que puedes buscarme cualquier cosa. Conoces mi salón —dijo mientras estacionaba.

—Ya lo sé —respondí con cansancio al escuchar repetidas veces lo mismo.

Bajamos y Eve saludó con la mano a un grupo que estaba alejado, quizá los conocía o quizá no pero fui directamente a mi salón.








Amy regresa a la rutina, ¿será una buena idea? (◕‿◕)♡

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