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Capítulo 2. La promesa.

1 año antes...

El sudor aún se delizaba por mi frente y aunque ya no sentía el inmenso dolor, percibía una ligera molestia.

Fruncí el ceño al ver la cara de pena de la enfermera que acababa de entrar.

-¿Dónde está?-Murmuré con la voz algo ronca por la falta de líquido.

-Sus pulmones no estan funcionando correctamente, eso se debe a que nació antes de tiempo.-Me senté en la camilla ignorando la punzada de dolor en mi vientre bajo.

-¿Va a estar bien?- Me sentía cansada pero lo más importante ahora era mi pequeña.

-Está en una incubadora con un respirador artificial, veremos su progreso y cuando respire por sí sola le daremos el alta.-Fruncí el ceño, yo debía protegerla, fue mi culpa por no estar en reposo.

-¿Puedo verla?-Ella asintió.

-Te haremos un chequeo y luego podrás...-Su voz se empezó a oír cada vez más lejana, miré mis manos y estaban borrosas.

Recuerdo escuchar un pitido y un grito femenino por ayuda, luego de eso no recuerdo nada.



Miré a mi alrededor y sonreí al ver a Amalia y Nick. La primera se encontraba dormida mientras el segundo observaba su teléfono.

Traté de hablar pero mi garganta estaba demasiado seca así que con mis uñas hice un tintineo contra la barandilla de la camilla. Levantó la cabeza y me miró con una sonrisa antes de acercarse.

-¿Cómo te sientes?.- Le sonreí y tomé su mano.- Debes tener sed.- Se alejó rápidamente para buscar el agua, casi de inmediato volvió con un vaso y me ayudó a beber.

-Gracias.-Murmuré con la voz algo ronca.-¿Ella está bien?- Él me sonrió y buscó algo en su teléfono para luego mostrarmelo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y sentí mi corazón acelerarse, era ella, tan pequeña y fragil.

-Está mejorando muy rápido, nos permitieron verla unos minutos.-Sequé mis lágrimas y sonreí.

-¿Cuánto tiempo dormí?.-

-Casi dos días, luego del parto todo estaba bien pero tuviste una hemorragia de la nada, te desmayaste por la pérdida de sangre.-Bufé con enojo, no he visto a mi pequeña por dos días.- Controlaron la hemorragia pero tuvieron que sedarte porque tuviste un ataque durante la noche y no lograban calmarte.- Pasé una mano por mi cabello y miré hacia la silla de ruedas a un lado de la cama.

-¿Puedo ir a verla?- Él asintió y me ayudó a bajarme de la camilla para luego ayudarme a sentarme en la silla.

Me sacó de la habitación y empujó la silla hasta la sala de neonatales.

La enfermera que estaba conmigo antes del desmayo me vió y abrió la puerta. Le pedí a Nicholas que se detuviera y luego me levanté, no había muchos bebés sólo dos más aparte de mi pequeña.

Ella tenía sus pequeños ojos abiertos y movía sus manos de un lado a otro, me acerqué y sonreí.

-Hola pequeña.- Metí mi mano por uno de los agujeros de la incubadora y acaricié su manito, ella atrapó mi dedo índice con ella.-Soy mamá, ¿me reconoces?, siempre te hablaba antes de dormir.-Ella fijó sus ojos en los míos y yo no pude sentirme más feliz.-Eres tan hermosa, tus ojos son como los de tu padre.-Murmuré sintiendo las lágrimas hacer su camino por sus mis mejillas.- Una vez hablamos de tener hijos y me dijo que quería llamar a su pequeña Ekaterina, y aunque al principio me negué a ponerte ese nombre por lo menos tendrás algo que siempre te recuerde a él.-Sequé mis lágrimas y simplemente la admiré.




-Bienvenida a casa, Kattia.- Murmuré entrando en la casa que compartiamos con Nick y Amelia.

Habíamos decidido que la que era la habitación de invitados sería donde estaría con la bebé ya que era más fácil en caso de emergencias.

Abrí la puerta de la habitación y sonreí, entre mi hermana y Nicholas habían decorado todo, me acerqué a la hermosa cuna que estaba junto a mi cama y la recosté con cuidado de que no se despertara.

Activé el monitor y revisé mi teléfono para confirmar que funcionara, me acosté en la cama y simplemente me dormí.







Ekaterina era muy tranquila a menos que tuviera hambre, sueño o ganas de ser el centro de atención, porque sí, mi pequeña amaba ser mimada por todos, lo que no era un problema porque todos la amaban.

Antes de que pudiera imaginarlo ella ya estaba creciendo y yo no era capaz de entender como el tiempo pasaba tan rápido, ella no tardó mucho en aprender a sentarse sola y en esos momentos sentía que el tiempo pasaba volando.

Aleksey desapareció del mapa, en los barrios nadie sabía de él, ni en lo bares o carreras. Supuse que quizo desaparecer sin dejar rastro, hacía bastante que había dejado de llorar por él pero aún sentía cierto dolor y nostalgia al recordarlo.

Kattia se parecía mucho a él, sus ojos eran iguales y su sonrisa traviesa me hacía recordarlo. Tenía bastante miedo de cuando creciera y empezara a hacer preguntas, Amalia estuvo ahí para decirme que me preocupara por eso cuando pasara.

-Kattia, deja de jugar con tu comida.- Ella me miró desde su silla y se río antes de mover las manos bruscamente logrando que el piso se ensuciara con el puré de papas. La miré con los ojos entrecerrados.- Estas castigada señorita, no hay pudín para tí hoy.-Tomé un paño y limpie el piso y su silla, al levantarme ví su puchero y reí.- No me convenceras pequeña.- Tomé la cucharilla y empezé a darle de comer.

-Addy, ¿puedo ir a dormir en casa de una amiga?.-La ví dejar su mochila sobre la mesada y luego acercarse a la nevera para servirse agua.

-Oh, hola Amalia, ¿cómo estas?.-Dije con exageración, ella rodó los ojos antes de venir y dejar un sonoro beso sobre la mejilla de la bebé la cual río por el gesto de su tía.

-Hola Addy, ¿puedo dormir donde una amiga?.- Hice una mueca y súspire.

-¿Quién es?.- Metí la última cucharada en la boca de la pequeña y me levanté para dejarlo en el lava vajillas automático.

-Es Selena, ya la conoces, la pelirroja de ojos grices.-Asentí, claro que la conocía pues se había quedado aquí varias veces.

-Está bien, ¿a qué hora te llevo?.- Levanté a Kattia y la cargué, era hora de su baño.

-A las seis está bien.-Asentí y salí de la cocina dirgiendome directamente hacia el baño de mi habitación.

Mientras bañaba a Ekaterina recordé a mi madre, no la había visitado este mes aunque faltaba poco para que la liberaran y pudiera verla con libertad.

Recordé ese último día junto a ella, era como otro día de verano, Amalia veía comiquitas y yo ayudaba a mamá a decorar unos cupcakes, recuerdo escuchar unas sirenas y mamá se puso nerviosa, apagó el televisor y le dijo a mi hermana que fuera al sótano, recuerdo preguntarle qué pasaba, ella me miró y tomó mi rostro.

"-Te amo Adara, pase lo que pase hoy, prometo que volveré, por tí y por tu hermana.-"

Luego de eso unos golpes sonaron en la puerta, ella me dijo que me escondiera detrás del librero pero fue muy tarde, los oficiales tiraron la puerta y arrestaron a mamá.

Moví la cabeza de un lado a otro para alejar los recuerdos y me enfoqué en la pequeña que chapoteaba el agua con fuerza logrando mojar el piso fuera de la bañera y a mí.

Ella estiró su brazo hacia mi y puso su mano en mi boca, fingí morderla y ella río antes de jalarla y meterla al agua nuevamente.

-Te amo Ekaterina.-Susurré mientras quitaba el jabón de su cuerpo y la sacaba para luego envolverla en su bata de oso panda.

Luego de secarla, ponerle crema, talco y su pañal recibí una llamada, miré el contacto y contesté de inmediato.

-¿Pasó algo?-Pregunté, puse mi mano sobre el estomágo de Kattia poraue se estaba moviendo mucho sobre la cama.

-Viktor llegó y trajo información con él.-Humedecí mis labios y sonreí.

-¿Algo importante?-Tomé un peluche que estaba ahí cerca y se lo dí a la bebé para que se calmara.

-El objetivo ha estado expandiendose, formó alianza con Holanda, Italia, España y Reino Unido.-Solté un súspiro y pasé una mano por mi cabello.- Dejo la trata de blancas.-Fruncí el ceño pero aún así me sentí feliz por eso, él al menos había cumplido una de sus promesas.

-Me dices el resto esta noche, dale mi gratitud a Viktor y pagale lo que le corresponde.-Me mordí el labio inferior con nerviosismo y antes de arrepentirme solté la duda que se formaba en mi cabeza.- ¿Te dijo algo sobre si tenía una relación?.-Lo sentí sonreír y quize golpearme contra la pared una y otra vez.

-Según lo que me dió, no tiene nada.-Sentí un extraño alivio y me odié por eso.-Al menos nada serio, encuentros casuales de vez en cuando.-Sentí una pequeña opresión y me regañé a mi misma, no puedo ser tan idiota de seguir queriendolo cuando es obvio que él ya se olvidó de mí.

-Debo irme, nos vemos.-Murmuré antes de colgar, miré otra vez a mi pequeña y le hice cosquillas, rapidamente la habitación se llenó de su risa y me sentí calmada nuevamente.-Tú padre es un idiota, Kattia, pero le agradezco el hecho de tenerte.-Ella giró su cabeza y me miró antes de balbucear en su idioma.

Ella había cambiado mi vida entera y aunque al principio tenía miedo de no ser buena madre, la amaba con mi vida entera. Y en ese momento le prometí a ella y a mí misma algo que cumpliría aunque se me fuese la vida en ello.

-Te prometo Ekaterina, que nada ni nadie nos separará nunca, daré todo de mí para que tengas la hermosa vida que mereces y sobretodo haré hasta lo imposible para alejarte del mundo de tu padre.-

Debí saber que no todo es como yo quería que fuera y que a veces las promesas no se cumplen.

Hola amores, aquí les dejo el segundo capítulo, algo aburrido pero de mucha importancia para el futuro de la historia.

Espero que les haya gustado el capítulo y si encuentran algún error dejenlo en los comentarios.

Nos leemos en el próximo capítulo, voten y comenten.

Con amor, la autora.

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