Lo dije una vez, la soledad es adictiva,
Te abraza, te cubre, te besa,
Te distorsiona la realidad.

La depresión viene, se sienta, conversa,
Se aleja, te deja, pero al final regresa.

Si tan solo pudiera hundirme en el mar,
Y por un segundo dejar de pensar.

Mis lágrimas caen clavándose en mis letras,
Me penetran cuál agujas, incándose en mi piel,
Los demás siempre van primero,
Eso me hice prometer,
¿Pero de qué vale decir un te quiero?
Si nunca he pensado un me quiero.

¿De qué sirve poner a otros delante?
Obtienes una toma perfecta
¿Que ocurre tras el lente?
Descubres que la vida no va en línea recta.

Hablan de reconstrucción,
Pero no de qué hacer,
Cuando te derrumbas por poner la pieza equivocada.

Estoy entre la pared y yo misma Empuñando la espada.
Y mi mente me repite, igual que la vez pasada,
Tal vez nunca me perdone,
Porque está fría puñalada,
Es la que mis manos imponen.

Deja que pasen los segundos, las horas,
Deja que pase el tiempo,
Pero no sabes que este profesor,
Mata a todos sus alumnos,
Ahogandolos en dolor.

Mi destino redunda en oscuridad,
Porque el caos es mi manera de entender la libertad,
De buscar respuestas que quizás no existen,
De buscar escribir con la razón y olvidar al corazón.

Estoy cansada de entender y que no me entiendan,
De obligar a un ciego a ver,
Cansada de luchar,
Cuando a mí nadie me sabe escuchar,
Cansada de que duela más el amor que el odio,
Y la victoria sea un trofeo vacío en un podio.

Me quedé sin palabras para expresar lo que siento,
Ahora tan solo sobrevivo callada,
Aunque al dolor sigo anclada.

Escribo y a todos miento,
Quiero darles el aliento, que a mí me nadie me ha ofrecido,
Me repiten –tus escritos duelen, pero me han fortalecido,
Te leo y pienso, no está mal dejar de sonreír,
Tus escritos me ayudan, a no morir–
Pero tengo una pregunta,
Dime,  ¿quién me salva a mi?

LeahCearo