Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[007] - Rota y ajada

Decir que la relación de Anna con Sam se había convertido inestable era un subestimar la situación. La pelirroja se sentó en el sofá en la cabaña de Rufus, con la rodilla rebotando mientras miraba su teléfono. Una parte de ella pensaba que Sam era un hombre decente, lo que significaba que ayudaría a cualquier persona que le importase, por eso había regresado con Amelia cuando había recibido el mensaje falso.

Pero por otro lado, la ausencia de llamadas y el hecho de que no había vuelto le sugería lo contrario. Había estado sentada en la cabaña pensando durante días, preguntándose si eso era todo. ¿Esa era su manera de decirle que había terminado con ella? ¿Había hecho su elección y había decidido que no quería que fuera parte de su vida doméstica?

Su relación también sería inestable con Dean si no fuera por su incesante preocupación. Debería estar tan enojada con él por enviar ese texto sabiendo cómo se sentía con la relación de Sam y Amelia. Siempre que se sentía enfadada con él, recordaba lo que era estar sin ninguno de los Winchester. Recordaba ese tiempo de soledad. Ese miedo de perderlos a ambos era lo único que le impedía pelear con Dean.

¿Quién sabe? Tal vez Sam había decidido que ella era más esfuerzo del que.

Y Anna no estaba tan sorprendida. Estaba tan rota. Era tan difícil estar con alguien como ella y lo sabía. Le había pasado antes, cómo no iba a pasarle ahora. Por supuesto, ellos finalmente verían que no valía la pena. Era una bella mujer para pasar un rato de diversión ¿quién en su sano juicio iba a querer tener una relación seria con ella?

¿Tal vez debería dejar a Dean antes de que se diera cuenta el peso que su hermano se sacó de encima? ¿Y si ya se había dado cuenta? Había vuelto de Texas anoche, sin decir nada, excepto que Sam no regresaría. No había dormido en la misma cama que ella tampoco.

La mañana siguiente apenas la había mirado y mucho menos hablado. Luego se fue, diciendo algo acerca de que debía aclarar la cabeza. ¿Y si no regresaba tampoco?

Cuando una lágrima cayó por su mejilla, suspiró cansada y se puso de pie. Estaba actuando como una adolescente estúpida. Había llorado muchas veces por hombres, tantas que ya había perdido la cuenta. Se juró no volver hacerlo. Eso antes de conocer a los hermanos.

Se frotó las manos sobre su rostro, limpiando sus lágrimas y se giró hacia la cocina, pero sólo pudo gritar y saltar cuando vio a Cas de pie allí.

—¡Maldita sea, Cas! ¿Cuántas veces tengo que decirte que no hagas eso?

—Anna, necesito tu ayuda. El ángel Samandriel... se lo han llevado.

—Quieres decir Alfie, ¿el chico de la salchicha en el palito?

Asintió. —Sí. Yo... escuché su llamada de socorro esta mañana.

—¿Qué, por la radio ángel? Dean dijo que la habías apagado.

—Bueno —dijo—. Mi penitencia está yendo bien, así que pensé que era hora de volver a encenderla. He estado ayudando a gente, Anna.

Ella le dió una sonrisa. —Eso es estupendo, Cas. Bien. Entonces, ¿quién atrapó al ángel más adorable del cielo?

La miró solemne. —Crowley.

Ella suspiró y se rascó la nuca. —Estupendo.

—Samandriel está retenido en el área de Hastings, Nebraska.

—¿"El área"? ¿Eso es todo lo que tienes?

—Sí, por eso necesito tu ayuda. Parece que esto incluirá... hablar con la gente.

Anna sonrió y se acercó para darle una palmadita en el hombro. —Vamos, Cas, pensaba que ya eras un cazador —pasó junto a él y se sentó en la mesa frente a la computadora portátil de Sam.

Ella lo oyó suspirar y moverse para pararse detrás de ella. —Sí, yo también, pero.. parece que me faltan ciertas...

—¿Habilidades? —Anna abrió la computadora y un gemido salió por los altavoces.

Dean

Frunció el ceño cuando vio un video pornográfico de una mujer pelirroja. —Esa muchacha se parece a ti.

Recordó que Castiel estaba detrás de ella y cerró la computadora antes de que el video siga reproduciéndose. —No viste nada.

Volvió a abrirla y bloqueó la pantalla con su mano, no sin antes fruncir el ceño cuando vio a la pareja practicando una pose bastante rara. Iba a tener que hablarlo con Dean, definitivamente el mayor de los Winchester tenía algunas fantasías. —Muy bien —dijo una vez que tenía todo controlado—. ¿Qué tengo que buscar?

—Cuando torturas un ángel, grita, y ese tipo de dolor, provoca una oleada de incidentes raros —ella asintió y escribió "Nebraska News, Hastings" en la barra de búsqueda. Se quedó inmóvil cuando Cas volvió a hablar—. ¿Dónde están Sam y Dean?

Anna tragó saliva. —Sam se ha ido. Y Dean... bueno, creo que también podría haberse ido. O al menos, pronto lo hará. Está bien. Encontraremos a Alfie por nuestra cuenta.

Hizo clic en un enlace que los llevó a un artículo de noticias sobre tornados en Nebraska.

****

Ambas hermanas junto a Cas terminaron por dirigirse a Ginebra, Nebraska en un automóvil robado cuando la pelirroja mayor encontró un artículo sobre un arbusto que ardía en llamas y mandó a un hombre en el hospital. Parecía bastante raro.

Anna entró en la habitación del hospital del Sr. Hinckley con una sonrisa y una insignia de prensa falsa pegada a su chaqueta.

—¿Sr.Hinckley? —dijo ella cuando lo vio en la cama con vendajes envueltos alrededor de su cabeza y brazos. 

La poca piel que podía ver parecía quemada. Anna trató de mantener sonrisa en su cara, era eso o actuar como una perra y dejar caer todos sus problemas en él. Algo le dijo que eso no le llevaría muy lejos en el caso.

Los ojos del señor Hinckley se movieron hacia ella después de un fallido intento de mover la cabeza. —Hola —volvió a hablar Anna—. Somos de la Gaceta de Geneva, queríamos hacerle unas preguntas sobre su arbusto —se rió de su propia broma, pero la sonrisa cayó de su rostro cuando se dio cuenta de que Cas, Emily y el señor Hinckley no se reían.

—Sí, bueno... yo me reiría también, si no sintiera como si el sol se hubiera comido mi cara —protestó Hinckley.

—Es una metáfora —le dijo Cas al oído.

Anna le dio una cara de desaprobación que Sam y Dean estarían orgullosos, antes de volver a mirar al señor Hinckley.

—Lo siento —se disculpó. Sacó una libreta y una pluma del bolsillo interior de su chaqueta y se preparó para tomar nota—. Bueno, en el informe policial dice que un arbusto le habló, ¿no?

—Sí —afirmó el señor Hinckley—. Sé que parece una locura, pero sí.

—¿Y qué le dijo? —Cas lo cuestionó.

—Ni idea. Me sonaba a chino.

—Vamos a necesitar las palabras exactas —insistió Anna.

—¿Lo dice en serio?

Cas se inclinó hacia delante para mirarla antes de volver hacia el señor Hinckley. —Esa es su cara seria, sí.

Anna rodó los ojos y se hubiera echado a reír si estuviera en otra situación. —Todo lo que pueda recordar, Sr. Hinckley.

Él suspiró. —Sonaba así como... "sol-voch" Sí. "Sol-voch-tay."

Ella y Cas compartieron una mirada antes de agradecerle al Sr. Hinckley y salir al pasillo con el ángel y su hermana.

—Bueno, ¿qué te parece Cas? —preguntó mientras los tres se dirigían hacia la salida—. ¿Significa algo para ti?

—Sí —respondió Cas, su tono era urgente—. Es Enochian, significa "obedece"

—¿"Obedece"? ¿Obedece qué?

—No lo sé. Pero la cantidad de dolor que un ángel debe sentir no sólo para manifestarse a través de arbustos, sino para quemarlos... Anna... —puso una mano en su hombro y la detuvo en medio del pasillo—. Tenemos que encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.

Ella asintió y le dio una mirada tranquilizadora. —Vale. De acuerdo, buscaremos signos como ese... Alfie no puede estar muy lejos, ¿no? Empezaremos en el arbusto y buscaremos una salida —sonrió, tratando de aliviar su ansiedad.

Él frunció el ceño. —¿Y qué buscaremos exactamente? Crowley podría tenerlo en cualquier sitio.

Anna dejó caer la sonrisa de su cara cuando se dio cuenta de que no podía alegrarlo con bromas esta vez. —Bueno, conociendo a Crowley, el sitio debe estar infectado de demonios sólo tenemos que conducir hasta que los veamos.

Cas apretó los labios. —¿No puedes llamarlo y hablar con él? Exigir que traiga a Samandriel de vuelta. Él te escuchará.

Anna sonrió tristemente y puso las manos en sus hombros. —No funciona así, Cas. No hará lo que le pido.

Cas se sacudió y mirándola irritado. —No, simplemente no quieres preguntarle. Crowley no es tu amigo, Anna. Deja de intentar estar en el medio. Escoge un lado —y desapareció antes de que ella pudiera defenderse.

Genial. Anna tenía que tachar otro nombre en su lista de amistades.

****

La pelirroja estaba apoyada contra el lavamanos del motel donde decidió alojarse con Emily. Observó su cara en el espejo tratando de encontrar algo bueno en ella. Las ojeras eran más notorias de lo que pensaba. Su pelo estaba creciendo, definitivamente necesitaba un corte. 

La parte blanca de sus ojos era inexistente, solo eran de color rojo. La punta de su nariz era del mismo color al igual que sus mejillas. No pudo evitar recordar la última vez que estuvo de esa manera por un hombre. Realmente se odiaba.

—Emily vendrá a pasar Acción de Gracias con nosotros —la única respuesta que recibió fue un sonido—. Dice que vendrá con una amiga.

Otro sonido como respuesta.

—James, ¿me estás escuchando?

James había sido un cazador que Anna conoció durante una cacería. Fue la primera vez que trabajaba con otra persona, él la había salvado de morir frente a un hombre lobo. Y prácticamente fue quien le enseñó todo lo que sabía. Le enseñó cómo defenderse, cómo estar siempre armada, como debía ser su bolso de viaje. Le enseñó cómo amar.

Luego de varios años de amistad, ambos habían dado un paso más y decidieron, juntos, que tal vez lo mejor era parar un tiempo. Dejar todos los demonios de lado y vivir una vida normal, como cualquier otra. Y Anna nunca se había sentido tan feliz en su vida, tenía lo que toda mujer deseaba. Una persona que la ame y una vida por delante.

—Anna —ella levantó la vista para ver los ojos azules de James. Nunca se iba a cansar de eso—. He encontrado un caso.

—¿Qué?

—Es algo sencillo, seguramente un fantasma.

—James, lo hemos hablado. Puedo llamar a Bobby y...

—Será un día de viaje Anna. Déjame hacerlo —la pelirroja frunció los labios decepcionada—. Regresaré para la cena de Acción de gracias. Lo prometo.

—James...

—Lo juro.

Pero James nunca volvió.

Y la secuencia se repetía en su cabeza. No podía dejar de buscar los paralelismos entre lo de James y lo de Sam. La diferencia era que James la había llamado. Él le dijo que la amaba, que era bonita y tenía todo lo que un hombre buscaba pero que no quería una vida junto a ella. Que no era lo que esperaba. Pero la amaba.

Sam ni siquiera se había tomado ese trabajo.

Un golpe en la puerta del baño la sacó de sus pensamientos. —Anna —era Emily. La única persona que nunca la dejaría—. Te he dejado comida. Y unas pastillas para dormir.

La pelirroja abrió la puerta para encontrarse cara a cara con su hermana. Tenía una mueca de preocupación en su rostro. —No tengo hambre, Em.

Sacudió su pelo cuando pasó a su lado y se sentó en la mesa, abriendo la computadora para seguir investigando sobre Samandriel. Emily soltó un suspiró irritada. —Anna no has estado comiendo por... ¿cuánto tiempo? tres, cuatro días. Tampoco duermes. Eso no es bueno.

La pelirroja mayor levantó la mirada, pero se mordió la lengua para no decir nada. Si hablaba, la trataría mal, descargaría su ira contra alguien que no tenía la culpa. Así que mejor decidió ignorarla. Ella estaba bien.

—¿No quieres comer? de acuerdo, luego no vengas a mi cuando te sientas mal.

La más chica salió de la habitación dando un portazo. Habían acordado quedarse en cuartos separados por si Dean regresaba. Ellos necesitaban privacidad. Necesitan aclarar varias cosas.

Anna enterró su cara entre sus manos. Y de pronto estaba cansada, como nunca antes. Cansada física y psicológicamente. Tal vez si ella nunca hubiera existido, todo hubiera sido más fácil en la vida de las personas que la rodeaban.

****

—Hay algo mal con ella, Dean —dijo Cas al teléfono.

—Con todo lo que ha estado sucediendo con Sam, creo que se le permite actuar un poco raro, Cas —contestó Dean mientras agarraba el volante del impala con una mano y su teléfono con la otra.

—No. Esto es diferente. Ella no está enojada, no volverá a explotar como la otra vez. Puedo sentirlo. Esto es...

Dean pasó su lengua por su labio inferior. —¿Qué, Cas? ¿Qué sucede?

Cas suspiró. —No lo sé Dean. Puedo sentir que ella no esta bien, esta... débil. No lo sé muy bien.

Dean frunció el ceño. —¿Débil?

—Sí. No lo sé, Dean. Estoy preocupado. Me enojé con ella y creo que lo empeoró todo.

Dean suspiró. —Está bien, Cas. Estoy seguro de que está bien. Ella me pasó la dirección del motel donde se está quedando, así que estoy yendo hacia ahí. Hablaremos y todo estará bien —hubo un silencio en el otro extremo—. ¿Cas? Ella va a estar bien. Gracias por... por cuidarla.

—Por supuesto —dijo Cas—. Llámame si puedo ayudar.

Dean colgó y se detuvo en el estacionamiento justo afuera de su habitación de motel. Estaba parado en su puerta unos segundos, no lo admitiría, pero Cas lo había asustado. Si no estaba preocupado por ella antes, ahora si.

—¿Anna? —golpeó la puerta pero no recibió ninguna respuesta—. ¿Bebé? —nada. Ahora si estaba preocupado. Golpeó con su puño más fuerte—. ¡Anna, abre la puerta!

Emily salió de la habitación de al lado. —¿Dean? ¿Qué sucede?

—Anna está aquí verdad —la pelirroja menor asintió y los nervios de Dean se dispararon. Empujó la puerta con su hombro, entrando asustado.

A simple vista no había señales de ella, miró a la puerta del baño y sacó su pistola en el momento en que vio un pie sobresaliendo por la puerta. La abrió, apuntando a la nada cuando la vio tirada en el piso inmóvil. Dean sintió su corazón detenerse en ese instante.

—¡Anna! —el grito de Emily lo sacó de su estado. 

Metió la pistola en su cinturón y tiró de ella en su regazo mientras se arrodillaba en el suelo. Palmeó sus mejillas y la llamó por su nombre. Ella no hizo un sonido, y mucho menos se movió.

—¡Dean, no despierta! —Emily ya estaba llorando, poniéndolo aún más nervioso.

Él la acercó contra su cuerpo y le dio un beso en la cabeza mientras un sollozo atravesaba su cuerpo. —¡Cas! —gritó. El ángel estaba allí en cuestión de segundos. Su mirada horrorizada confirmó todo lo que Dean había temido. —Por favor —le suplicó—. Has algo.

Cas saltó a la acción. Apretó la palma de su mano contra su frente, tropezando cuando un jadeo cuando la luz brillante se calmó. Dean no prestó atención a su falta de resistencia. Estaba demasiado ocupado acurrucándola más cerca y pasando sus dedos por su pelo colorado mientras sus ojos se abrían lentamente.

—¿Dean? —su voz era lenta y áspera, Dean se dio cuenta de que ella no estaba del todo bien.

Cas se enderezó con dificultad. —Estará bien, solo fue un desmayo. Está agotada y no ha estado comiendo. Puede que necesite un hospital, Dean.

Ante la palabra "hospital", empujó débilmente el pecho de Dean. —No... ningún hospital.

—Shh, bebé —Dean habló a su oído—. Nadie te llevará a ninguna parte.

—Dean —advirtió Cas.

—La has oído —contestó Dean.

—Ella necesita...

—¿Vas a ayudar o no? Porque si no, es mejor que te vayas ahora.

Cas apretó los labios y suspiró. —Por supuesto que me quedaré para ayudar.

****

Dean estaba sentado en una silla mirando a Anna dormir en su cama. Sus codos descansaban sobre sus rodillas, que no habían dejado de rebotar desde que se sentó. Cas estaba en el borde de la cama junto a ella, observando su cara con una mirada seria. Emily estaba sentada en una silla, alejada de todos y sumida en sus pensamientos.

Las piernas de Dean dejaron de rebotar cuando la vio moverse. Estaba de pie al final de la cama en el momento en que se sentó y se pasó una mano por su rostro.

—¿Cómo te sientes? —preguntó suavemente.

—Como la mierda —Anna respondió, evitando su mirada.

—Cas —el ángel se levantó y dio un paso hacia delante con una mano levantada pero ella le hizo un gesto para que se detuviera

—No. Está bien. No... sólo creo que dormiré y estaré bien.

Dean no se había dado cuenta de lo tenso que estaba hasta que su cuerpo se relajó al oír esas palabras. Respiró hondo y se pasó una mano por el pelo.

Entonces lo invadió la ira.

—¿En qué diablos estabas pensando? ¿No comer, no dormir? ¿Qué pensabas, dejarte morir?

La observó mientras ella bajaba la mirada. La sumisión no era algo que la describiera e hizo dudar su rabia, pero no podía dejar pasar algo como eso. Acababa de ver el amor de su vida tendida en el suelo inconsciente, no iba a ser tierno.

Ella se encogió de hombros y su ira aumentó.

—Eso no es suficiente, Anna —dijo bruscamente.

Anna se secó una lágrima que se escapó pero aún así se negaba a sentir lástima por ella. Cada vez que se sentía ceder, la vio tirada en el piso del baño. Definitivamente iba a tener pesadillas con eso.

—Yo no pensé que esto pasaría Dean.

—¿Me estás tomando el pelo? —gritó Dean. Anna saltó ante el sonido de su voz y eso era suficiente para que Emily interviniera.

—Oye, suficiente —Emily lo empujó, haciéndolo tambalear. La mandíbula de Dean se tensó y estaba a punto de gritarle a Dios, Lucifer y todos los dioses si era necesario.

—¡Dean! —exclamó Cas.

—Cállate —gruñó Dean.

—Dean, ¡basta! —cuando Dean parecía que iba a seguir adelante, Cas se adelantó y colocó una mano en su hombro, sacándolo de la habitación y llevándolo al lado del impala. Cas se tambaleó y sacudió la cabeza para tratar de enderezar su visión. Una vez más, Dean lo ignoró.

—¿Qué diablos, Cas?

—Tienes que parar, Dean. No la estás escuchando. Piensa sobre cómo las cosas han estado pasando entre tú, Sam y ella. ¿Puedes culparla? —Dean apretó los labios y no dijo nada—. Anna perdonó a Sam por Amelia. ¿Y qué hace? Él vuelve a ella cuando piensa que necesita ayuda. Luego te vas a Texas sin ella, vuelves a decirle que Sam no va a volver y luego te vas de nuevo. ¿Qué se supone que debe pensar? ¿No has notado lo insegura que ha estado últimamente? Ella cree que no la amas, Dean. Ni tu, ni Sam. Piensa que no los merece. Gritarle no va a demostrar que está equivocada va a hacer que se sienta peor.

Dean se lamió los labios mientras luchaba contra las lágrimas. —Yo solo... verla así.

—Lo sé —dijo Cas en voz baja—. Yo también estaba asustado.

Dean suspiró y pasó una mano por su rostro antes de empujar a Cas y regresar a la habitación del motel. Cas no lo siguió. Estuvo a punto de abrir la puerta, pero esta se abrió y Emily salió interrumpiendo su paso.

—No entraras.

—Emily... lo siento.

—No, no lo haces. Tu... no entiendes. Anna, Dios, ella es un maldito ángel con ustedes y no lo ven. Tu hermano, la engaña, la deja pudrirse en el purgatorio y ella lo perdona ¿Qué hace entonces? vuelve a engañarla. Y tú... —Dean agachó la cabeza avergonzado—. No entiendes que es frágil. Ella podrá ser la mujer más hermosa que has visto pero es insegura Dean. La han lastimado tantas veces que piensa que no vale la pena. Y ustedes solo reafirman eso cada momento.

—Yo la amo.

—Lo sé —Dean la observó y solo vio tristeza—. Si tu pierdes a Anna, sigues teniendo a Sam. Él es tu hermano y lo tendrás siempre. Si yo pierdo a Anna, no tengo más nada Dean.

El mayor de los Winchester la abrazó dejándola llorar en su campera, por primera vez se dio cuenta de la gravedad de la situación. Sus acciones tenían consecuencias sobre otras personas, ahora lo veía con claridad. Ahora aprendía lo que era estar en una relación. Lo que era estar enamorado.

****

La cara de Dean estaba manchada de lágrimas. Anna estaba acurrucada como una pelota dándole la espalda y tapada completamente.

—Lo siento —dijo Dean en voz baja—. No debería haberte gritado.

La oyó aspirar y se tragó sus lágrimas. —Está bien. Me lo merecía. Tenías razón.

Su voz era tan ligera, constante y tranquilizadora que los ojos de Dean picaban con por las lágrimas retenidas y esta vez, no pudo detenerlas. No se dio cuenta de lo mal que estaba hasta que dijo eso. La Anna de la que se había enamorado jamás habría dicho algo así. Ella le habría gritado y hecho un berrinche hasta quedarse sin voz.

—No, bebé —dijo entre lágrimas. Se sentó al costado de la cama, dándole la espalda—. No lo mereces. Realmente no. Y lo siento mucho por toda esa mierda que Sam y yo hemos estado haciendo. No tenía ni idea de que te dolieran tanto. Eres... eres tan valiente todo el tiempo. Y tú siempre estás ahí, sonriéndonos y yo...

Cerró los ojos cuando la sintió moverse y una mano aterrizó en su espalda. —No, Dean, está bien —dijo—. Yo no estaba bien. Yo sólo... tuve un mal día es todo. Tu y Sam, no tienen nada que ver. Fue un mal día.

Dean sintió que le temblaba el labio mientras  se giraba para ver su rostro tranquilizador. Apenas unas horas atrás, ella estaba tendida en el suelo porque no dormía a causa de ellos y ahora le decía que no era nada. Que no era su culpa.

¿Qué diablos había hecho para merecer una mujer como ella? ¿Cómo podía ser tan desinteresada?

Un sonido de incredulidad salió de su garganta. —No, no hagas eso. No actúes como si no fuera nada. Fue mi culpa. Y la de Sam también. No te culpes por lo que le pasa a los demás. Siempre lo has hecho Anna. Lo de Bobby, ¿recuerdas? No fue tu culpa. Lo de tu madre tampoco. Lo de hoy... déjame sentirme culpable. Necesito... necesito saber lo que hago mal así nunca cometo el mismo error otra vez.

Con una mirada tranquilizadora y desgarradora en su rostro, lo atrajo hacia ella. Él envolvió sus brazos alrededor de su cintura y apoyó su cabeza en su pecho cuando se reclinó en las almohadas.

Después de un momento de silencio, ella finalmente volvió a hablar —Tú... no vas a decirle a Sam sobre esto.

—Por supuesto que sí —gruñó. Él suavizó su tono cuando la sintió removerse junto de él—. Lo siento. Pero debo decirle, necesita saber, Anna. Debemos aprender a manejar esta relación.

—De acuerdo —dijo después de un rato—. ¿Podrías darle unos días? Él va a poner sus ojos de cachorro y yo no puedo soportarlo. No por un tiempo.

****






¿Ustedes pensaban que iba a ser todo felicidad? Lamento decepcionarlos 😔

Anna solo necesita amor. ¿TeamDean o TeamSam? ¿O TeamTrío?

Ya vendrán los capítulos felices, algún día. 

Gracias a todos por leer, comentar y votar. Me hacen feliz 😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro