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[006] parte I

Anna encontró a Benny exactamente donde Elizabeth le dijo estaría. Había una pala y una tumba recién tapada. Sacó el machete de su funda en el momento en que vio todo eso y lo escondió detrás de su espalda cuando vio a Benny. Estaba de espaldas a ella mientras se lavaba las manos llenas de sangre en un fregadero al aire libre.

Vio que sus hombros se tensaban y supo que él había logrado captar su aroma.

—Vainilla y canela, igual que tu primer día en el purgatorio —Benny hizo una pausa—. No soy yo, cariño.

—Ahora, ¿de qué "yo" estamos hablando, Benny o Roy?

Se giró hacia ella después de secarse con una pequeña toalla de mano. —Solo estoy intentando integrarme.

Anna miró sus manos.—¿"Integrarte"? ¿A quién estabas enterrando, Benny?

Se tomó un momento para contestarle. —Víctima número dos. Si estás preocupada por las llamadas perdidas, no quería involucrarte. Ahora... —estiró la mano y acarició con los dedos el mango del machete que había clavado en el tronco de un árbol cortado—. Quiero asegurarme de una cosa, ¿hablamos un poco o qué? —Anna sacó el machete de su espalda hacia el frente pero no lo guardo. Él le dio una sonrisa—. Cariño, tú y yo sabemos que no puedes hacerme daño más de lo que yo puedo a ti.

—Entonces no te importará que me aferre a esto —contestó con calma. 

Anna no creía que Benny hubiera matado a ese hombre, pero luego lo había atrapado enterrando otro cuerpo y no estaba segura que pensar. Y se odiaba por dudar de él.

Benny asintió con la cabeza y se alejó de su propio machete, un acto de confianza. Anna pensó que no lo haría con nadie más. Ella también apoyó su machete sobre el capo de la camioneta estacionada a su lado.

—Un vampiro solitario —explicó—. Entró en el café hace un par de noches... un joven conocido por el nombre de Desmond. Me recuerda de los buenos tiempos anteriores.

—¿Los buenos tiempos anteriores?

—Lo sé, es difícil de creer, pero no siempre he sido lindo y mimoso —ella soltó una sonrisa. Siempre había visto a Benny de esa forma. Y tal vez era solo con ella pero cualquier persona que lo conociera bien, lo amaría—. Está persiguiendo un recuerdo, cariño. Esto es todo. Está agrupando un nido nuevo. Tiene la esperanza de que puedo darle algo de credibilidad. Le dije que no.

—Muy bien. Hasta ahora, muy bien —Anna se relajó—. Vayamos a la parte de la sangre.

—No quiso aceptar un no por respuesta. Está intentando provocarme, dejando cadáveres tras de mí hasta que me inscriba. Dos cadáveres en dos días. Ningún novato me va a echar de mi pueblo natal, querida. Esta vez no.

—¿"Pueblo natal"? ¿Creciste aquí?

Él asintió. —Nacido y criado —Anna miró a su alrededor, estaba rodeada por un bosque y no parecía un mal lugar. Si alguna vez volvía a separarse de los hermanos, sabía a dónde recurrir—. Con Andrea desaparecida y tú cazando otra vez, parecía el momento adecuado para volver a casa, ustedes dos son lo único que me mantiene en calma. Volví a mi antiguo trabajo en el café, e incluso encontré a alguien de quien me hice responsable. La mejor clase de persona. Familia.

Anna recordó la foto de Elizabeth y Benny en el café. Se dio cuenta de que el brazo que tenía él sobre sus hombros no era platónico.

Ella asintió y caminó unos metros más allá mientras decía su nombre.

—Mi bisnieta.

Anna se congeló en su lugar, eso no era lo que esperaba. Estaba agradecida de que todavia estaba de espaldas para que no viera su rostro cuando se dio cuenta que su bisnieta coqueteo con ella. —¿De verdad? —preguntó.

—Ahora, espera. No lo hiciste...

—¿Qué? ¡No! Solo que... olvídalo —soltó una sonrisa nerviosa y se giró para encontrar a Benny observándola atentamente. Se aclaró la garganta—. ¿Ella lo sabe?

Esa parecía una respuesta suficiente para él y se apresuró a cambiar de tema. —No. No, por lo que a ella concierne, yo era solo otro vagabundo. Me gustaría dejarlo así. Está siendo duro comportarse bien después de todos esos años en el purgatorio sin tener que ocuparse del hambre. Pero Elizabeth... me mantiene honrado. Al fin me siento como si pudiera manejar las cosas.

Por segunda vez ese día, la gravedad de la situación cayó sobre ella. —¿Manejar las cosas? Benny, tienes dos muertos en tus manos y dos cazadores en tu culo.

Se burló. —Por favor. ¿El memo que me encontró en el café? Correré el riesgo con él.

—A ese memo lo envió mi novio, y créeme... mi novio no es alguien con quien quieras meterte.

Él le dio una mirada burlona. —¿Dean lo envió?

—¿Qué? ¡No! El... el otro hermano.

Anna pensó que eso aclararía las cosas, pero Benny parecía tan confundido como siempre. —Tú y Dean andaban a los besos y abrazos en el Purgatorio. No hay manera de que se siente mientras huyes a la puesta del sol con su hermano.

Ella le dio una sonrisa nerviosa. —Él... no lo hace. Es como una especie de... ¿acuerdo?

Su ceño se profundizó e inclinó la cabeza mientras la miraba. Entonces un gesto de comprensión inundó su rostro cuando comprendió lo que estaba tratando de decir. Soltó una breve carcajada y se pasó la mano por la barba. 

—Las cosas por aquí realmente han cambiado, ¿eh? Mira dejando eso de lado, por ahora, no tengo tiempo para preocuparme por ellos, querida. No pensé que Desmond tenía una pizca de acero en su espina dorsal pero estaba equivocado sobre eso. Y ahora voy a hacer lo que debería haber hecho hace dos días, que es devolverlo a donde pertenece.

Anna dio un paso hacia él. —Sabes que solo hay una forma de hacerlo, ¿verdad? Y por eso te vas a quedar al margen mientras trato de convencer a Sam y Martin de ir tras Desmond. Te ven ahí fuera y no les importa si vas a recaudar para el March of Dimes. Van a cortar primero y preguntar después. Lo sabes.

—¿De verdad crees que van a ir a por eso? —preguntó Benny.

Y ella no tenía una respuesta para darle.

****

Resultó que tal vez había una parte de Anna que no confiaba en que Sam la escucharía. En lugar de dejar a Benny y regresar al cuarto de Martin, llamó a Dean y le dijo cuál era su plan. Se quedó con Benny hasta el final de la tarde que recibió una llamada del mayor de los Winchester diciendo que ni Sam, ni Martin apoyaban su decisión e iban por ellos.

—Benny —llamó ella cuando colgó—. Tienes que irte, Dean dijo que no comprendieron y que están en camino.

Se levantó con un suspiro y caminó hacia ella. —No te ofendas, cariño, pero tu novio no pone exactamente escalofríos por mi columna vertebral.

—Benny, escúchame. No subestimes a Sammy, ¿de acuerdo? Él puede y te matará si tiene oportunidad.

Sus ojos la observaron una vez más antes de que finalmente contestó. —Está bien. ¿Y ahora qué?

—Iré a buscar a Desmond.

—Me llevas contigo.

—Te acabo de decir... que lo mejor que puedes hacer es permanecer escondido.

Él le dio una sonrisa triste. —Eso no va a funcionar esta vez. Me llevas contigo o no te digo dónde está.

—¿Sabes dónde está?

Benny sacó su machete del tronco y lo envainó. —Dijo que no iba a parar la matanza hasta que me una a su pequeño nido. Dos cuerpos son suficientes. Le dije que estoy dentro.

—Benny —gruñó ella.

Él le dio una sonrisa suave y tomó su cara en sus manos. —Pequeña, esta es mi pelea. ¿Estás dentro o estás fuera?

Ella estaba adentro. Si se trataba de Benny, ella estaba siempre adentro.

****

—¿Este es el lugar? —preguntó Emily mientras salía del coche robado que Anna conducía y miró el edificio del astillero.

Benny asintió mientras se apoyaba contra la puerta trasera. Anna abrió el maletero y comenzó a hurgar su bolso de viaje, sacando una jeringa llena de sangre de un muerto y metiéndola en el bolsillo de su chaqueta.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —Anna preguntó mientras cerraba el auto—. ¿Me quedo atrás mientras veo como ustedes se hacen amigos y se embriagan?

Benny se rió entre dientes mientras se acercaba a ella. —Querida, si no te conociera mejor diría que tienes muy mala opinión de nosotros los vampiros.

Anna le sonrió y pasó una mano por su pecho. —Benny, sabes que siempre eres mi excepción.

Rodó los ojos pero se inclinó hacia delante con una pequeña sonrisa para que ella pudiera plantar un beso en su mejilla.

—Así que... ¿cuál es mi machete? —preguntó Emily emocionada, cortando la conversación.

—¿Disculpa? —Anna entrecerró los ojos mirándola.

—Mi machete. ¿Dónde está?

—Oh si, que tonta, casi lo olvido... —Anna volvió a abrir el baúl del auto, sacando algo y volviendo a cerrarlo. Se giró y le entregó lo que había tomado a su hermana.

—¿Una linterna? ¿Qué demonios voy a hacer con esto? ¡Anna! —Benny movió la cabeza tratando de ocultar su risa.

—Te quedarás aquí.

—¡¿Qué?! Eso es injusto

—Deja de gritar. Y si, el mundo es un lugar injusto.

—Quiero ayudar, vamos —Emily pataleo como una niña pequeña.

Anna rodó los ojos y suspiro cansada. La voz de Benny llamó su atención. —Ella estará bien. Parece fuerte.

La pelirroja mayor abrió los ojos mirando a su amigo. —Parece pero no. Ella se quedara aquí, es una orden.

—Pero...

—Te metes al auto. Trabas las puertas. Nada de auriculares y nada de música. Y si ves algo, gritas —Emily estuvo a punto de protestar pero no tuvo tiempo—. Tú —señaló a Benny—. Adentro conmigo. Ahora.

—Si, señora —afirmaron Benny y Emily al unísono.

Los dos se separaron poco después de entrar en la vieja fábrica. Anna tenía su linterna apagada, la noche había caído de una manera que la luna brillaba en todos los rincones y las grietas que podría encontrar.

Tenía su machete preparado, su mano se tensó alrededor de el en el momento en que oyó pasos leves detrás de ella. Anna giró sobre sus talones y casi pegó un grito cuando vio a su hermana de pie allí. Usando la linterna como si fuera un arma.

 —¡¿Qué demonios haces aquí?!

—Hacía frío en el auto —Emily trató de sonreír simpaticamente.

—Estas jodiendo conmigo ¿verdad? Emily... no lo puedo creer —miró a su hermana menor, que solo presiono sus labios en señal de disculpa—. De acuerdo, haz silencio y sígueme. Siempre a mi lado.

Ambos caminaron juntas unos pasos más, cuando sintieron una presencia detrás. Y esta vez estaban seguras. Anna miró a su hermana de costado y movió sus labios diciendo que se agache. A la cuenta de tres Emily se tiró al suelo y la pelirroja mayor pasó el machete por encima mientras se daba vuelta. Quien quiera que sea, se quedaría sin cuello.

Pero antes de que la hoja tocará el cuello del vampiro, una mano detuvo su muñeca y la otra fue alrededor de su cuello. Entre jadeos por respirar, le gritó a su hermana que corriera. No tuvo tiempo de pensar en un plan de escape porque el vampiro la había levantado de sus pies y arrojado cinco metros a través de la habitación. 

Anna sacudió la cabeza para borrar la niebla que crecía cuando se golpeó contra el suelo, sólo pudo sentir unas manos en sus hombros y un cuerpo a horcajadas sobre ella. Los colmillos de Desmond descendieron y sólo pudo hacer una mueca ante el horrible color de pelo rubio, muy mal teñido, que pudo ver a la luz de la luna.

—Benny nunca me dijo que fuera a traer a un amigo.

Anna hizo una mueca de nuevo. —No vas a hablar mucho, ¿no? —preguntó mientras buscaba en su chaqueta la jeringa que estaba allí—. He estado lidiando con la locura todo el día.

Levantó la jeringa, apuntando hacia su cuello, pero él agarró su mano inmediatamente y apretó hasta que la jeringuilla se rompió en su palma. Anna gritó mientras los vidrios se clavaban en su piel. Él sonrió antes de cortarle el cuello con una uña.

Desmond se congeló por encima de ella, mirando sus dedos empapados de sangre como si fueran agua y él estuviera deshidratado durante días. Se lamió los dedos con excitación antes de gruñir y se lanzó hacia su cuello. 

Sus colmillos no llegaron a hundirse en su piel porque de pronto su cabeza y su cuerpo no eran uno solo. Anna rodó hacia un lado cuando su cabeza cayó rodando y su cuerpo dejó de presionarla.

—Hijo de... —jadeó mientras miraba a Benny y Emily—. Te ha llevado bastante tiempo.

Él sonrió y le extendió una mano para ayudarla a ponerse de pie. —Has perdido ritmo, querida. Es necesario que te deshagas de la comida basura. Por suerte tu hermana es más inteligente.

Anna no contestó, simplemente rodó los ojos. Llevó una mano a la herida en el cuello para asegurarse de que no era demasiado profunda y se estremeció cuando sintió dolor.

Los ojos de Benny se estrecharon y cayeron hasta su cuello, sus labios comenzaron a temblar. —¿Estás bien? —le preguntó Anna, preparándose para dar un paso atrás si era necesario.

Levantó los ojos para mirarla. —Estoy bien —fue una lucha visible, pero se las arregló para alejarse de ella e irse.

****

Diez minutos más tarde, Anna llevaba un paño en la herida de su cuello y esperaba afuera con Emily junto al coche para que Dean apareciera cuando Benny finalmente se acercó a ellas otra vez.

—Mi vida aquí se ha terminado, ¿no? —preguntó, sin mencionar el hecho de que por un minuto la había visto como comida.

Anna se quitó el paño de su cuello cuando estaba segura de que la herida había dejado de sangrar. —Eso me temo. Cuando se corra la voz... los desinhibidos machetes vendrán por tí. No podrás con todos. Es imposible. E incluso si pudieras...

—Tendríamos un problema.

—Sabes, Benny, yo solía pensar que nunca tendría una casa. Nunca tendría una familia. Y no porque no lo haya intentado, simplemente nunca fui lo suficientemente buena o no tuve suerte. Pero ahora...

—¿Vas a decirme que has encontrado algo y un día yo también podría? —Anna se encogió de hombros, sin estar segura de lo que él quería—. No me insultes con esa mierda, cariño. Siempre habrá gente que me quiera muerto. Siempre voy a estar corriendo de algo. ¿Cómo voy a tener una familia cuando todo el mundo me quiere muerto?

Ella le dio una sonrisa de esperanza. —Yo no quiero que mueras, Benny.

Le devolvió la sonrisa, pero era tan triste como agradecida. —Y siempre estaré en deuda por eso, cariño. Pero, por mucho que te amo, no eres la única familia que quiero. No puedes darme lo que necesito —él rió entre dientes—. Además, ya tienes suficientes hombres en vida que están rotos y son difíciles de manejar. Escuché acerca de tu ángel y ese tipo Crowley. Y la verdad, no sé cómo lo haces con los hermanos Winchester.

Anna puso los ojos en blanco. —Odio que todo el mundo conozca mi vida. Me siento una estrella de Hollywood.

Benny se encogió de hombros. —Eso es lo que sucede cuando eres bonita.

Ella le dio una sonrisa de labios apretados. —Escucha, Benny, siento no poder darte las respuestas que quieres. Pero hasta que esta cosa con Sam y Martín se calmen, tienes que ocultarte bien, donde nadie sepa quien eres.

Él asintió y la volvió a mirar solemne. —Sí. Hay una última cosa que tengo que hacer.

****

Dean finalmente había aparecido, preocupado como el infierno y regañando a Benny por permitir que Anna se lastimara. El vampiro lo tomó todo con calma y dejó ir la misoginia de la situación. 

Él sabía que la subestimaba demasiado. El último deseo de Benny había sido ver a Elizabeth. Dean no lo había dejado entrar y hablar como hubiera querido, pero se mostró satisfecho con mirarla por la ventana.

Anna odiaba admitirlo, pero lloró cuando se despidió de él. La abrazó y le dijo cuánto la extrañaría. Incluso dijo que no había nada en el mundo que pudiera impedirle volver a verla. Prometió llamarla tan a menudo como podía una vez que las cosas se acallaran y ella se obligó a no llorar por toda la ropa de Dean cuando vio cómo sus faros desaparecían.

Por supuesto, su estado de ánimo había pasado de la tristeza a la ira cuando descubrió que Dean había reemplazado el teléfono de Amelia con uno que tenía él y lo usó para sacar a Sam de la ciudad. 

Anna no sabía que la molestaba más, si el hecho de que Dean hiciera algo tan bajo o el hecho de que hubiera funcionado. Por lo que le dijo, en el momento en que Sam había recibido el texto falso pidiendo ayuda, había dejado a Martín en medio de los bosque y se había ido a Texas para asegurarse de que estaba bien.

Ella no debería estar celosa. Sabía que Sam la amaba y nunca... bueno, él ya lo había hecho. De alguna manera la había dejado antes, por lógica no lo haría de nuevo ¿o si? Había esperado que una vez que los dos volvieran a tener la relación que tenían antes, Amelia ya no sería parte de su vida. Evidentemente no era así. Pero Sam tendría la oportunidad de explicarse cuando regresara.

Martín por otra parte, había lidiado con una llamada muy desagradable de su parte. No había querido estar tan enojada cuando habló, pero había algo en él que le ponía los pelos de punta, no podía evitar actuar hostil. 

Sus respuestas azucaradas no habían ayudado a su caso. Había terminado la llamada diciéndole que buscara un nuevo trabajo y lo amenazó, de nuevo, que si alguna vez intentaba encontrar a Benny ella misma lo mataría.

Anna se desplomó en el asiento del pasajero una vez que la llamada había terminado, podía sentir a Dean mirándola pero no dijo nada.

—Escucha, bebé, lo siento —dijo mientras se acercaba para poner una mano en su muslo.

—Cierra la boca —contestó, sin molestarse en mirarlo.

Anna sintió su mano tensa antes de apartarla. No trató de hablar de nuevo.

A unos cinco minutos del motel más cercano, sintió que su teléfono vibraba en el bolsillo y contestó sin mirar el identificador de llamadas.

—¿Anna?

Frunció el ceño ante el sonido de la voz de una mujer en el otro extremo, preguntándose quién podría ser por un momento antes de que finalmente todo hizo clic para ella. —¿Elizabeth?

—Me dijiste que te llamase si lo... veía —dijo suavemente.

—¿Qué quieres decir? ¿Roy? ¿Es... está allí ahora mismo? Elizabeth, ¿qué está pasando?

La muchacha se tomó tanto tiempo en responder que tuvo que apartar el teléfono de su oreja y asegurarse de que no había colgado accidentalmente. —Sólo ven —dijo.

Anna se juró a sí misma que si Benny estaba en el café cuando llegara allí, barrería el lugar con él.

Le contó a Dean lo que pasó y las ruedas del Impala chillaron mientras hacía un giro de 180 sobre la carretera y aceleraba más allá del límite de velocidad.

****

Elizabeth estaba sentada en los escalones de la cafetería cuando llegaron. Las lágrimas se habían secado en su rostro y Dean le dio un pañuelo que llevaba con él.  Anna le dio una mirada y un gesto tranquilizador con la cabeza, pero entró directamente al café.

Benny no estaba allí. Pero Martin si. Y no podía evitar sentirse contenta cuando vio que su garganta había sido arrancada. Estaba incluso más feliz cuando supo que era porque había intentado usar a Elizabeth como carnada para atraer a Benny de regreso a la ciudad. El vampiro había recibido una paliza también, por supuesto, pero se había marchado vivo y eso era todo lo que le importaba.

Los tres estaban de vuelta en la carretera una vez que el cuerpo de Martin fue quemado y estaban seguros de que Elizabeth estaría bien. Casi se había dormido contra la ventana cuando escucho un teléfono sonar en el silencio del coche. Una vez que estaba segura de que no era el de ella, abrió la guantera y gimió cuando encontró el teléfono que había estado sonando.

—Por favor, dime que este no es "el" teléfono —rogó. Dean le dio una mirada de culpabilidad y ella se lo lanzó a él—. La llamada de Sam.

Su sangre hervía y se enfadaba cada vez más mientras escuchaba su conversación. Ni siquiera cuando Dean le contó que Martin había sido asesinado pudo animarla. 

Cuando Sam colgó, Dean le dijo que él no saldría de Texas por algunos días. Anna no pudo evitar preguntarse por qué no había intentado hablar con ella. Y ahora lo veía todo más claro, Sam no tendría la oportunidad de explicarse cuando regresara.

Su relación con él estaba terminada.

****



No me odien 😔

⚠️ Aclaración para que no queden dudas, la relación Anna/Benny es solamente platónica. Como lo dije en la historia, se aman como hermanos.

Ahora la pregunta es: ¿Anna perdonará a Sam, de nuevo?

Gracias a todos los que leen, a los que votan y a los que comentan. Los quiero 😘

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