Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[005] parte II

—Hemos revisado toda la mierda de este sitio —habló Dean mientras tomaba una escopeta recortada de la maleta del auto y se la entregaba a su hermano. Anna abrió su propio bolso, tomando su arma y comprobando que todo estuviera listo para enfrentar lo que había dentro de la casa—. Si Annie está ahí y no la encontramos...

—Es porque algo no quiere que lo hagamos —Sam terminó.

—Impresionante. Bueno, vamos a entrar.

Con esas palabras de lucha, los tres regresaron a la casa de Van Ness por segunda vez en tan poco tiempo. Armas y linternas en alto.

—De acuerdo, comprobaré las escaleras —Anna comenzó a subir las escaleras, recorriendo los mismos pasos que dieron la última vez. Llamando a la mujer a medida que entraba en una nueva habitación—. ¡Annie, estoy aquí con Dean y Sam!

Ella suspiró con resignación al llegar al final del pasillo sin suerte, justo cuando estaba por entrar a otro cuarto de la casa, oyó a Dean. —¡Anna, vuelve aquí abajo! —giró sobre sus talones y salió disparada hacia donde estaban los muchachos.

—¿Qué pasa? —preguntó, escaneando la habitación, buscando cual era el problema. 

Dean hizo un gesto con su cabeza para que ella se acercara a él y fue entonces cuando notó la cámara en sus manos. Sam estaba mirando por encima de su hombro hacia la pantalla y ella, al ser la más baja de los tres, se ubicó delante de Dean para poder observar bien la pantalla.

Todo lo que se podía ver era un recorrido por la habitación en la que se encontraban. Ella levantó la cabeza pero no podía ver a nadie a su alrededor. Por lo menos nadie que estuviera vivo.

—Los momentos finales de su historia de amor —habló una voz en el vídeo.

—Han estado juntos desde octavo —respondió la otra voz. Ella los llamó Tonto y Retonto por lo bajo. Porque cualquiera que hubiese entrado a esa casa embrujada con una cámara justo después de que sus amigos desaparecieran, no merecían un calificativo menor.

—Sí. Ellos comprobaron esta casa y nos mandaron un mensaje.

Suspiró mientras continuaba escuchando las idioteces que decían. —Odio estas películas de bajo presupuesto. Nunca pasa nada.

—Ídem —afirmó Dean.

—Entraron en la casa. Caminaron por estos pasillos —dijo uno con voz temblorosa. Anna tenía la sensación de que no estaba concentrada del todo con la película, porque se sorprendió cuando Sam dijo que hiciera pausa y regresara la cinta.

Era una imagen confusa, pero se podía distinguir la figura de una mujer mayor, ¿de pelo castaño? No podía confirmarlo porque se veía pálida, como si estuviera muerta. Ella entrecerró los ojos cuando se dio cuenta que la mujer era Annie. Y definitivamente no estaba viva.

—Está ahí y no tiene buen aspecto —dijo Dean. Y por su postura y tono de voz, estaba a punto de estallar y liberar su dolor pateando algunos traseros.

Él guardó la cámara mientras comenzó a llamar Annie junto a Sam de nuevo, ella empezó a recorrer el lugar detenidamente alumbrando con la linterna, con la esperanza de encontrar algo. —¡Mierda! —saltó hacia atrás cuando una mujer apareció de la nada frente a ella, rápidamente levantó el arma cargándola lista para disparar, los muchachos se pusieron a su lado también apuntándole. Lo único que la detuvo de dispararle fue que ella levantó sus manos en señal de rendición y retrocedió unos pasos.

—Por favor, soy Victoria. Victoria Dodd —dijo suavemente. Anna se tomó un segundos para echarle un vistazo. Su piel pálida, pelo oscuro peinado hacia atrás como en la época victoriana y vestido púrpura. Ella estaba segura que no hubiera soportado vivir en esa época.

—¿De dónde eras? —preguntó Sam.

—De aquí —respondió como si fuera una obviedad—. Fui dama de compañía.

Dean frunció el ceño unos segundos antes de volver a hablar —¿Una puta?

Anna le dio un codazo en las costillas, quejándose de sus modales. Victoria levantó la barbilla con indignación y apartó la mirada de los tres como si estuviera pensando en desaparecer.

—¿Está Annie aquí? —preguntó Anna rápidamente con una sonrisa educada, incluso bajó un poco su arma para ganar su confianza.

El fantasma sonrió y avanzó hacia ella. Sam colocó una mano sobre su hombro y trató de tirar suavemente para que se ubicará detrás de él. Sacudió su hombro, haciendo que retire su mano y le dio una mirada de disgusto, no le gustaba ser tratada como una damisela que no podía valerse por si misma. 

Victoria ignoró el intercambio y confirmó que Annie estaba allí. Empezaron a mirar a su alrededor pero ella siguió hablando.

—No pueden verla. No, no estás de pie en ella. —Anna pensó que la última parte era un poco extraña, pero una mirada a los pies cambiantes de Dean y la expresión culpable lo explicó todo. Victoria se detuvo un momento y ladeó ligeramente la cabeza hacia un lado, como si estuviera escuchando algo. Miró hacia atrás antes de hablar—. Lo haré. En mis tiempos, éramos partidarios de conversaciones educadas. —los tres miraron como le hablaba al aire, se giró de nuevo hacia ellos—. Annie está en un terrible peligro. Todos lo estamos.

—¿De qué? —preguntó ella.

— Whitman Van Ness.

—Pero él está muerto —intervino Dean. Anna rodó sus ojos ante el comentario obvio.

El fantasma debió pensar igual que ella, porque miro de nuevo hacia atrás y habló: —Pensé que dijiste que eran buenos.

—Oye, no me compares con ellos —Anna estaba indignada.

Dean le devolvió el codazo antes de volver a hablar con la mujer. —Lo estoy procesando, ¿de acuerdo, señora? Él está muerto. Tú estás muerta. Define "terrible peligro".

Empezó a hablar en un tono precipitado. —Whitman tiene un gran poder sobre nosotros en la casa. Él asesinó a Annie. Dice que pueden liberarnos. Por favor, deben... —nunca llegaron a escuchar lo que iba a decir porque de repente su cuerpo se sacudió y soltó un grito, luego las llamas comenzaron a incendiar su figura mientras gritaba. Solo duró unos segundos antes de que se hubiera consumido por completo y desaparecido.

—¿Victoria? —gritó Sam cuando todo terminó.

—Está bien —comentó Anna cuando se giró hacia Sam y Dean—. Voy a decir que ella estaba diciendo la verdad, considerando que ella acaba de ser... un espíritu-asesinado.

—¿Entonces qué? ¿Whitman Van Ness? —preguntó Sam.

Miró a Dean y luego a ella, ambos se encogieron de hombros. —Ahora sabemos a que huesos echar sal y quemar. Vámonos —respondió Dean.

****

Anna se estremeció mientras se frotaba los brazos en el asiento trasero del auto. —¿Se siente más frío de lo normal aquí? —preguntó.

Una vez más, no era el tipo de frío a causa de un bajo descenso de temperatura, sino más bien era como el que había sentido en el motel de Annie y la casa de Van Ness.

—Te dije que traigas una segunda chaqueta —Dean habló mientras sus ojos se encontraron a través del espejo retrovisor. 

Sam estaba sentado en el asiento del pasajero navegando por la red tratando de encontrar algo sobre donde estaba enterrado Van Ness.

Ella sacudió la cabeza y frunció el ceño. —No —dijo distraídamente mientras miraba a sus lados en el asiento de atrás—. Es otra cosa.

—Bien —Sam comenzó—. Ahí vamos... cementerio, en las afueras. La familia Van Ness tiene su propio mausoleo. 

—Bien, quememos al bastardo y acabemos con él —dijo Dean. Anna se sobresaltó un cuando sintió el coche acelerar de repente.

Sam sonrió. —Calma. Ya llegaremos a eso.

—Ese no soy yo —dijo Dean mientras le enviaba una mirada nerviosa. 

La pelirroja se aferró al asiento delantero mientras que el coche comenzó a acelerar cada vez más. Dean parecía estar luchando para aferrarse al volante tratando de girar a la izquierda.

Estaba a punto de inclinarse hacia adelante para ayudarlo a tomar el control, pero se echó hacia atrás cuando el fantasma de un hombre de mediana edad apareció. 

Estaba vestido con atuendo de estilo victoriano por lo que estaban seguros que este era el perverso Whitman. Tenía las manos apretadas alrededor del volante, luchando contra Dean por el control. 

El coche comenzó a hacer zigzag hasta que finalmente se desvió de la ruta y logró detenerlo. Los tres que salieron volando del auto cuando se detuvo.

—¡¿Por qué está con nosotros?! —Sam gritó mientras corría a pocos metros de distancia del coche.

Anna lo siguió antes de ver a Dean para asegurarse que estaban bien. Él los siguió jadeando. —No lo sé. ¡Tiene que haber algo en nosotros!

Los tres que comenzaron palpar su ropa, no pasó mucho tiempo antes de que uno de ellos encontraron algo. — Oye, oye —Sam dijo mientras sacaba una llave grande, de aspecto rústico, de su bolsillo. 

Él gruñó y su cuerpo se sacudió un momento. Anna y Dean vieron con horror cómo Van Ness apareció detrás de él con una mano enterrada en su espalda.

—¡Sam! —ella gritó precipitándose hacia adelante. 

Tomando las llaves de su mano para tirarlas al suelo, Dean sacó su pistola y le disparó al objeto que se encontraba en el piso. Whitman se desvaneció en una nube de polvo y Sam se quedó sin aliento mientras se tambaleaba un poco.

Anna corrió hacia él y puso una mano suavemente en una de sus mejillas, haciendo que la mire. —¿Estás bien?

Él asintió, una de sus grandes manos se ubicó en la parte posterior de su cabeza, acariciándola con suavidad y murmurando un "gracias", mientras trataba de conseguir su respiración tranquila de nuevo.

—¿Ha servido? —preguntó una vez que se enderezó—. ¿Nos hemos deshecho de él?

—No lo sé —ella respondió.

—Tengo una mala idea, nosotros sólo lo lanzamos atrás, a su casa favorita —dijo Dean.

—Donde Annie es un blanco fácil —acotó Sam.

Ella se apresuró para regresar al coche, tirando de la mano de Dean, porque él tenía las llaves. — Tenemos que encontrar esos huesos. Vamos.

*****

Algunos rayos de la luz de luna atravesaban la oscuridad del cementerio, mientras los hermanos y Anna, iluminaban con sus linternas tratando de encontrar el mausoleo. Unos segundos más tarde, se encontraron con la gran construcción. Ella realmente odiaba a los ricos a veces. 

Ayudó a Sam a empujar las pesadas puertas de madera y Dean se adelantó para entrar y buscar la tumba de Whitman. Estaba en la parte trasera a la altura de los ojos, le entregó la linterna para que alumbrara mientras tomaba el martillo que había llevado con él para extraer la placa de la pared.

Hizo un trabajo rápido, Sam lo ayudó a sacar el ataúd y abrir la cubierta para revelar un esqueleto envuelto en un traje similar al que Van Ness había estado usando en el coche. Dean sacó una caja de cerillas de su chaqueta y las encendió lanzándolas al ataúd. Ninguno de ellos dijo nada mientras estaban alrededor del cuerpo, observándolo arder.

****

Anna suspiró y se frotó la parte posterior de su cuello a medida que caminó
perezosamente de nuevo a la casa antigua detrás de Dean. 

Sam estaba detrás de ella con las manos sobre sus hombros, tratando de relajar su pequeño cuerpo cansado. Los tres se detuvieron de golpe cuando se encontraron a la persona que nunca hubieran querido encontrar, tirado en el piso.

—Hola, chicos.

Dean lo alumbró con la linterna y tragando duro, mirando con los ojos abiertos al hombre.

—¿Bobby? —susurró Anna.

—Espera... —respondió el hombre mientras se ponía de pie—. ¿Pueden verme? —nadie dijo nada. Ella estaba demasiado impactada como para hacer algo al respecto. No se dio cuenta cuando sus lágrimas empezaron a salir—. Annie también está aquí, por cierto.

Dean y Sam miraron a su alrededor, tratando de ubicarla. Bobby estaba allí de pie mirando a Anna con una suave sonrisa en sus labios.

—Anna, mi pequeña —ella retrocedió un poco, chocando contra el pecho de Sam. Su cara era de sorpresa total.

Bobby señaló con el pulgar por encima de su hombro derecho, antes de hablar —Dice que los dos están más feos de lo que recordaba —se balanceó ligeramente, como si alguien le hubiera dado un puñetazo en el brazo.

—¿Cómo te mantienes aquí? —preguntó Sam.

Había una mirada culpable en su rostro mientras se acercaba a una mesa con cajones cercana. —Sí, bueno... —él la abrió y sacó el viejo frasco que Dean siempre llevaba. Volvió a pararse frente a ellos y se los lanzó—. Chúpate esa, Swayze.

—Por eso nunca me respondías —dijo Sam repentinamente como si entendiera la situación, ganando un ceño confuso de Bobby—. Intenté llamarte... la güija, los trabajos, pero siempre estuve solo. Dean siempre tenía esa cosa en su bolsillo. Es por eso que la EMF solamente se fue la mitad del tiempo. Creíamos que nos estábamos volviendo locos.

Dean interrumpió antes de que Bobby tuviera la oportunidad de comentar. —¿Qué ha pasado? ¿Te has quedado atrapado... o qué?

Él se encogió de hombros y apretó los labios. —Quería quedarme. 

—Bobby... —Dean estaba a punto de protestar.

—Necesito ayudar —dijo defendiéndose.

La mandíbula de Sam era marcada, mientras sintió a la pelirroja temblar, pasó una mano por su espalda, tratando de calmarla. Bobby siguió el movimiento con los ojos, pero si pensaba algo no lo dijo. —No si significa que tienes que... ser esto —dijo el hermano menor suavemente.

—Bueno... —Bobby comenzó, hablando con determinación—. La vida no fue cómoda. ¿Por qué iba a serlo la muerte? Ahora, con Annie hemos encontrado los cuerpos. Están arriba. Vayan a quemarlos, necesito hablar con mi pequeña.

Sam y Dean la miraron, esperando a ver cuál era su decisión. Ella asintió y ambos se alejaron a regañadientes.

—Y mantengan mi maldita petaca alejada del fuego —el fantasma les gritó mientras subían la escalera.

Se giró para observar a Anna, estaba todavía de pie cerca de la puerta.

—Bobby, yo... lo siento tanto —no pudo soportarlo más y su llanto comenzó a ser cada vez más. Esta era la primera vez en tanto tiempo que se rompía de esa manera delante de alguien—. Esto es mi culpa. Lo siento.

—¿Pero qué dices pequeña? Por supuesto que no —Bobby quería consolarla pero no podía hacer nada más que hablarle.

—No lo entiendes. Yo escuche tus llamadas, pero las ignoré. Quise llevar una vida normal y alejarme de todo. Y entonces tú...

Anna ahogó sus palabras con otro llanto y se dejó caer al suelo. Apoyándose contra la puerta. Llevó las piernas hasta su pecho abrazándolas, como lo hacía cuando era pequeña y escuchaba a su madre ser golpeada por su padre, mientras que repetía como un mantra "lo siento".

Bobby se agachó lo más cerca que pudo, sin tocarla. —Oye, mírame —ella levantó suavemente su cabeza para mirarlo—. No es tu culpa, pequeña. Eres la mejor cazadora que conozco y estoy orgulloso en lo que te convertiste. Nada de lo que me pasó a mí o lo que te pasó en un pasado es tu culpa —hizo una pausa, observando cómo comenzaba a calmarse—. Eres fuerte Ann. Te ocupaste de tu madre, de tu hermana. Mataste demonios tú sola. Y ahora te estás ocupando de mis muchachos. Ellos te necesitan más de lo que alguna vez lo hice yo. Te necesitan entera. 

Ella meditó sus palabras unos segundos antes de observar a Sam bajar las escaleras. —¿Todo bien? ¿Qué paso? —él corrió hasta el piso donde se encontraba sentada.

Bobby observó la preocupación del menor de los Winchester y sintió cómo las cosas irían bien entre ellos. —Iré a ver a tu hermano —el viejo cazador se levantó, dejándolos solos.

—¿Anna? Mírame —la cara de preocupación de Sam era notoria. La pelirroja se lanzó sobre él abrazándolo. Enterrando la cara en el hueco de su cuello mientras lloraba. Era la primera vez que la veía de esa forma, estaba desconsolada y él no sabía el motivo—. Cálmate, estará todo bien. Vas a estar bien.

—Es mi culpa Sam. Todo esto es por mí.

La empujó suavemente para poder obsérvala con cuidado. Tomó su cara entre sus manos, limpiando las lágrimas. —No Anna. Nada de esto es culpa tuya.

—Si, Sam. Primero mi padre, luego mi madre, ahora Bobby. Todo lo que me rodea termina mal.

—Mira, no sé qué pasó con tu madre pero estoy seguro que no fue tu culpa. Eres una mujer increíble Anna.

Antes de que pudiera decirle algo, Dean apareció iluminándolos con la linterna. Estaba por decir algunos de sus chistes hasta que notó su estado. —¿Qué paso? ¿Anna? —se ubicó detrás de su hermano mirándola.

—Ella está bien Dean.

—Mi trasero está bien, Sam. Es un desastre. ¿Qué ha pasado?

—Lo siento Dean —Anna volvió a quebrarse cuando quiso hablar. 

Volvió al lugar del principio, enterrando su cara entre sus piernas. Ocultándose de las miradas.

Dean observó a hermano, pidiéndole alguna explicación pero él solo negó con la cabeza. —Anna... —se agachó delante de ella al igual que Sam, acariciando su cabello—. No sé porque te disculpas, pero no debes hacerlo.

Ella levantó la cabeza, mirándolos a ambos. —Quiero estar sola.

Sam negó con la cabeza. Como si se rehusara a dejarla. —Vamos Sammy —Dean tomó el brazo a su hermano, levantándolo. Tal vez lo que ella necesitaba ahora era un poco de paz—. Estará bien —susurró Dean en su oído.

Con algunos empujones y protestas por parte de Sam, ambos subieron para seguir con los cuerpos que estaban arriba. Dejándola sola a la pelirroja.

*****

—La echaré de menos —Bobby dijo en voz baja mientras se unía a ellos que estaban guardando sus armas en la parte posterior del auto.

—Yo también —dijo Dean.

—Sí —Sam estuvo de acuerdo.

—Bueno... —Bobby arrastró las palabras con una sonrisa secreta—. No la conociste como yo.

Anna sonrió recordando la conversación que habían tenido en el café hace unos días atrás, cuando los hermanos admitieron haber estado con la misma mujer. Pensó Annie había sido afortunada al estar con los Winchester.

—¿Te encuentras mejor, pequeña? —Bobby miró fijamente a la pelirroja y de repente todos los ojos estaban sobre ella.

Se movió un poco incomoda en su lugar. —Si. Estoy bien.

Dean sacó el frasco de su chaqueta y lo levantó en señal de brindis. —Por Annie. Tiene el funeral de cazadora que quería —bebió un largo trago de la botella, como si se estuviese preparando para una pelea—. Como el que pensamos que te dimos a ti —dijo mientras cerraba el frasco nuevamente.

—Dean —Sam habló en voz baja, apretando los labios en señal de desaprobación. Él no le hizo caso y siguió hablándole a Bobby—. ¿En qué estabas pensando? Podrías estar en el cielo, ahora mismo, bebiendo cerveza en Harvelle's, no atrapado...

—¿Atrapado aquí con ustedes? —soltó Bobby—. Aún tenemos trabajo que hacer. Pensaba que era importante.

Anna agachó la mirada, tenía algunos sentimientos encontrados. Por un lado entendía a Bobby, él quería vengarse. Por otro lado, también entendía a Dean, no era fácil ver a una persona que amas convertida en un fantasma. 

Sin ir más lejos, ella no estaba feliz con la forma que Bobby había tomado. Sam se dio cuenta de su angustia, así que envolvió un brazo su alrededor.

—No está bien. Lo sabes —​​dijo Dean.

—Lo siento. Tienes razón —Bobby replicó con sarcasmo—. Soy un idiota por querer vengarme. Soy un idiota por haberles dado a la mejor cazadora que conozco para que los ayude con ese hijo de perra ¿En qué estaba pensando? —desapareció un momento después y Dean compartió una mirada con ellos antes de tirar el frasco en el maletero y cerrarlo.

****

Dean había estado conduciendo durante media hora, desde que habían abandonado la casa. Anna estaba sentada en el asiento del pasajero, un privilegio que se le había concedido sólo porque Sam estaba lo suficientemente agotado y decidió descansar en el asiento de atrás.

 Ninguno de los dos decía una palabra, el único sonido era del motor del auto y el de la calefacción encendida. Él la miraba de reojo cada pocos minutos, tratando de averiguar en que estaría pensando. Se había quedado preocupado luego de cómo la vio en la mansión Van Ness.

—Así que.. ¿algo de lo que quieras hablar? —preguntó en voz baja. No era bueno consolando personas pero necesitaba consolarla. Necesitaba que ella supiera que él estaba ahí para lo que quisiera.

Anna lo miró por unos segundos antes de hablar. —No.

—Es bueno hablar de los problemas que uno tiene, ¿sabes?

Ella arqueó una ceja mirándolo sorprendida. Él no se caracterizaba por ser un hombre que hablara de sus cosas íntimas. —Si, seguro —se burló

Dean bufó un poco exasperado. Se giró hacia atrás para ver como Sam dormía. —Mira, yo sé que no soy como él, que da bueno consejos. Pero si necesitas hablar con alguien te aseguro que te escucharé. Puedes decirme lo que quieras, no voy a decírselo a nadie. Ni siquiera te lo recordaré algún día. Solo, necesitas decirlo.

Ella sonrió mientras negaba con la cabeza. —A veces eres tan molesto, Dean Winchester —su cara cambió poniéndose seria. Antes de contarle todo lo que había sucedido cuando Bobby murió. La forma en que ella había ignorado sus llamadas y de lo culpable que se sentía.

—No le debías nada, Anna.

—No lo entiendes. Yo le debo mi vida a Bobby. Y cuando él me necesito yo no pude hacer nada. Soy una mierda —Dean frunció el ceño enojado. La conocía el tiempo suficiente como para saber que ella no era una mala persona—. Siempre lastimo a la gente que confía en mí. Lastimo a la gente que quiero, por eso necesito alejarme cuando esto acabe. No quiero que nadie salga herido nunca más —ella lo miró unos minutos para ver su reacción, pero él no dijo nada. Solo siguió manejando y mirando la ruta.

Dean la observó desviar su mirada y antes de que pudiera pensarlo dos veces, apoyó la mano en su muslo, acariciándola suavemente. Anna abrió los ojos sorprendida para observarlo. —Tú nunca nos lastimaras.

Ella no respondió, simplemente se relajó bajo su caricia.

****

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro