[004] - Pijamada
Con Sam haciendo su rutina de ejercicio afuera, Dean tratando con Kevin y Crowley que no cooperaba, Anna y Emily se unieron para hacer una lluvia de ideas sobre posibles soluciones para el problema de los ángeles y Castiel.
Resultó que, cuando se pusieron a pensar y tuvieron un poco de tranquilidad, en realidad eran buenas solucionando problemas.
Anna estaba jugando con el mapa en la mesa de control cuando la puerta del búnker se abrió para que Dean entrara.
—Hola —Anna lo saludó con una brillante sonrisa—. ¿Cómo te fue con Kevin?
—Ese pequeño nerd está en una preciosa y resguardada habitación de hotel en Branson —explicó Dean mientras bajaba las escaleras—. Tiene unas 48 horas de porno pago y Kenny Rogers por delante.
Ella lo dejó que presionara un beso en sus labios antes de hablar. —¿Cómo se siente?
Dean se encogió de hombros y giró la bolsa de plástico que sostenía en sus manos. —Bueno, miró fijamente la tabla de Ángel y repitió la palabra "falafe" durante todo el viaje. El chico está tarado. Espero que este descanso aclare su mente. Sabes, después de todo lo que pasó, pensé que nosotros también podríamos tomarnos un pequeño descanso —abrió la bolsa de plástico—. Así que, te traje la primera temporada de Game of Thrones. Imaginé que podríamos tomar un pequeño respiro.
—¿En serio?— Emily preguntó emocionada. Después de todo ella fue la que le insistió a Dean para ver la serie.
Anna rodó los ojos pero su expresión cambió con rapidez, sonrió mientras envolvía sus dedos alrededor del cuello de su chaqueta. —Así que ... ¿no tenías nada más en mente? —él la miró con expresión en blanco y ella alzó las cejas—. Ya sabes... mientras Sammy está fuera y tenemos el lugar para nosotros... —la expresión de Dean seguía siendo desconcertante—. Sexo, Dean. Estoy hablando de sexo.
—Ugh, eso es un asco —acotó Emily, mientras se disponía a revisar el mapa de la mesa y dejaba de escuchar a su hermana.
Anna sonrió y mordió su labio pero entonces recordó algo. —Oh, espera. Creo que podría haber encontrado una manera de ayudar a Cas.
Dean tragó saliva mientras su rostro se llenaba de preocupación. —¿Hablaste con él?
—No —la pelirroja negó mientras soltaba su chaqueta y se movía para apoyarse contra la mesa—. Y por cierto, todavía no entiendo por qué se fue en primer lugar. Quiero decir, el búnker es el lugar más seguro para él. Bartholomew y... quién sabe cuántos otros ángeles están ahí afuera, cazándolo.
La bolsa de plástico crujió cuando Dean extendió sus manos. —Mira, nadie lo quiere aquí más que yo, ¿de acuerdo? Pero, él sentía que nos traería problemas, así que se tuvo que ir. Pero si encontraste una manera de ayudarlo, soy todo oídos.
Esas palabras hicieron que Anna recordara su trabajo anterior, se apartó de la mesa para girarse y mirar el mapa en el que trabajaba su hermana.
—Está bien —afirmó—. Entonces, Kevin dijo que la mesa se iluminó como un árbol de Navidad cuando los ángeles cayeron, ¿no?
Dean asintió. —¿Y?
—Resulta que cada luz era el lugar donde cayó un grupo de ángeles. Así que estoy pensando que tal vez hay alguna manera de activar esto, hacerlo rastrear ángeles. De esta manera, podríamos ayudar a Cas a mantenerse alejado del peligro.
Él le dio una mirada que no pudo descifrar, como si realmente no estuviera hablando con ella. —¿Esta fue... tu idea?
Anna le dio una sonrisa mientras se cruzaba de brazos y señalaba con la cabeza a su hermana. —Em fue la que lo descubrió, en realidad. Tu sabes... no solo somos unas caras bonitas.
Dean asintió con la cabeza, sus ojos se iluminaron divertidos. —Entonces, ¿cómo funciona? — preguntó mientras se movía para pararse junto a Anna y mirar la mesa.
—Ni idea. Al principio, pensamos que la mesa era el ordenador, pero no lo es. Resulta que solo es parte de ello. Pero sí encontramos estos cables debajo y los seguimos —explicó Emily mientras señalaba debajo de la mesa—. No te vas a creer lo que hemos encontrado.
Una computadora era lo que las hermanas encontraron. Pero no solo cualquier computadora, una computadora antigua y del tamaño de una habitación.
—Voilà —dijo Anna después de haber conducido a Dean a través del búnker y abrir la puerta de la sala de computadoras.
—¿Esto es una computadora? —Dean preguntó incrédulo mientras entraba en la habitación y miraba la tecnología de los años 50.
—Sí... o lo era en 1951, cuando fue instalado. Pero, adivina qué. No está conectado a nada. Quiero decir, no tengo ni idea de qué lo está haciendo funcionar. Soy bueno con la tecnología, pero cualquier cosa antes de los 90' me confunde —se lamentó Emily.
Dean la miró. —Sabes, cuando dices cosas así, me haces sentir un viejo. Muy viejo.
—Un viejo muy sexy por cierto —bromeó Anna antes de guiarlo por el costado de la computadora.
—Hace calor aquí —se quejó Dean.
Se enderezó y miró alrededor de la habitación por un momento antes de agarrar un destornillador plano de un estante. Tuvo que hacer algo de fuerza, pero logró abrir el panel trasero. Se tambaleó hacia atrás cuando cayó al suelo y golpeó el estante detrás de él.
Anna pensó que escuchó algo volcarse, pero se distrajo con el interior de la computadora recién descubierto. Se agachó frente a el y suspiró mientras miraba los cables y partes que eran tan extraños.
—Bueno, eso parece sencillo —bromeó Dean mientras se ponía detrás—. ¿Viene con un manual?
—Nada en los archivos y obviamente no pudimos encontrar nada parecido en internet, por no mencionar que estoy bastante segura de que los Hombres de Letras ya no tienen lo que se llamaría un soporte técnico, tampoco.
Los tres miraron las entrañas de la computadora por un momento más antes de que Dean palmeara el trasero de Anna, antes de hablar. —Creo que conozco a alguien que podría ayudarnos. Vamos.
La pelirroja frunció el ceño y estaba por decirle algo, pero él ya estaba saliendo de la habitación.
****
Sam regresó cuando Dean pidió su respaldo técnico. Anna le contó todo lo nuevo al Winchester más joven y una hora más tarde Charlie bajó por las escaleras de bunker con un bolso de lona sobre el hombro y una sonrisa en la cara.
—Gracias por venir —dijo Dean con una cálida sonrisa mientras envolvía a Charlie en un fuerte abrazo.
—No hay problema —contestó mientras se alejaba—. Especialmente desde que me despidieron la semana pasada.
Sam frunció el ceño sorprendido. —¿Qué? ¿Qué ha pasado?
Charlie suspiró y dejó su bolso sobre la mesa antes de girarse hacia los cuatro. —Resulta que la empresa donde trabajo subcontrataba trabajo infantil, así que publiqué esa información en wikileaks. Y, sí. Aunque no pasa nada. Me ha dado más tiempo en centrarme en mis aficiones... como los juegos de rol, el macramé —le dio a Dean una mirada nerviosa—. Y cazar.
Las caras de Dean y Sam eran una mezcla de asombro, confusión y preocupación, pero Anna y Emily tuvieron ocultar sus sonrisas.
—¿Perdona? —interrumpió Dean.
—Está bien —se defendió Charlie mientras levantaba las manos—. Fueron solo un par de casos pequeños. Me encargué de un vampiro adolescente y de un fantasma, lo que suena a novela adolescente cuando lo dices en alto.
—¿Cómo te fue? —preguntó Anna. Dean la miró con dureza, sabía que si alguien iba a alentar el comportamiento peligroso de Charlie, sería ella.
—Fue... fue intenso. —contestó Charlie asintiendo—. Por suerte tuve la ayuda de Emi —afirmó mirando a la menor de las pelirrojas.
La sonrisa cayó completamente de la cara de Anna mientras sus ojos se abrían en estado de shock y le daba a su hermana una mirada mortal. Dean y Sam eran los que ahora debían ocultar su sonrisa.
—No importa —irrumpió Charlie antes de que Anna pudiera decir algo—. Entonces, ¿dónde está su Comodore 64?
****
Anna nunca había visto a Charlie volverse tan friki como cuando vio la computadora. Tampoco había visto nunca a su hermana ver a una persona de la misma forma que miraba a Charlie. Tenía una sonrisa en todo su rostro y sus ojos eran tan amables, tenía una expresión de ensueño y adoración, parecía feliz.
Después de un minuto de hablar de sus características, una de las cuales es que era el sistema central de seguridad del búnker, Charlie aceptó ver qué podía hacer para rastrear a los ángeles. Unas horas más tarde, tenía la computadora conectada a su computadora portátil.
—Está bien —afirmó—. Costó un poco, pero ahora podemos descargar. Esta bestia tiene todos los archivos de los Hombres de Letras. Tiempo para un pequeño arrastra y suelta.
—Wow —se sorprendió Sam—. Bueno, es un comienzo. Gracias. Eso es... eso es genial.
Anna estaba en el lado opuesto de la computadora de los hermanos, justo al lado de Charlie y Emily.
—Entonces, has estado cazando —le dijo Anna a Charlie—. Con mi hermana.
—No técnicamente, pero si.
—Entonces sola—gruñó Dean.
—Lo sé —suspiró Charlie—. Lo sé. No es una buena idea según los libros de "Supernatural".
El rostro de enojo de Anna cambió al escuchar sobre los tan famosos libros, tosió para ocultar su risa mientras los hermanos compartían una mirada molesta.
—¿De verdad no puedes borrarlos de internet? —preguntó Sam.
—Ni siquiera yo puedo hacer eso. ¡Vamos! —exclamó Charlie.
—¿Dónde los encuentras? —rezongó Dean.
Charlie trató de mirarlo seriamente, pero no pudo evitar una sonrisa formándose en sus labios. —Un sitio ultra secreto al que llamo Amazon. Y alguien subió todo el trabajo no publicado. Al principio pensé que eran fanfic, pero claramente eran trabajo de Edlund.
Anna frunció el ceño. —¿Quién lo subió?
Charlie se encogió de hombros. —No lo sé. Su apodo era beckywinchester176. ¿Les suena familiar?
Anna se cruzó de brazos y miró a los hermanos con dureza. Dean, no tan sutilmente, hizo un gesto hacia Sam que se retorció en su asiento cuando sus ojos se posaron en él.
—Becky Winchester, ¿eh? —dijo ella—. ¿Quieres decirme quién es, Sam?
Se aclaró la garganta y se frotó las palmas de las manos contra los pantalones vaqueros. —No. Nadie. No, no me suena familiar. No.
Dean le dio su sonrisa más encantadora. —No te preocupes, bebé. No tengo ninguna otra mujer a mi lado que no seas tu.
—Amigo —exclamó Sam mientras le daba una palmada en el brazo a Dean—. ¿Qué demonios?
—¿Qué? —protestó Dean—. Oh, vamos, hombre. Ella está jugando contigo.
Los ojos de Sam volvieron a Anna. Una pequeña sonrisa se curvó en labios mientras giraba los ojos hacia él. Charlie miró entre los tres como si estuvieran locos antes de volver su atención a su computadora portátil.
—Estos archivos están encriptados —explicó—. Esto tomará un tiempo. Entonces, ¿comida para llevar, fiesta de pijamas, trenzarnos el pelo cada uno?
Emily sonrió y levantó un dedo. —Tengo una idea.
****
Sentarse y ver la primera temporada de Game of Thrones fue lo más relajado que Anna hizo en toda la semana. También fue el tiempo más largo que Sam y Dean estuvieron juntos sin discutir sobre algo.
Siempre discutían y la mayoría de las veces era divertido verlos, pero últimamente parecía haber una tensión entre ellos. Y por primera vez, Anna no podía entender de qué se trataba.
A veces, se preguntaba si le estaban ocultando algo, pero entonces la culpa empezaba y se daba cuenta de que era estúpido creer eso. Después de todo, los tres habían pasado cosas difíciles, incluso ella les había hecho la promesa de no guardar más secretos. Estaba segura que no romperían esa regla con tanta facilidad.
Por supuesto, una temporada de un buen espectáculo no fue suficiente para mantener las disputas a raya por siempre.
Charlie hizo un simple comentario acerca de que Sam no se había movido por completo a su habitación y de repente Dean estaba sobre él.
Sam rodó los ojos. —Bueno, lamento que no haya colgado aún el poster de "Aguanta ahí, gatita", Dean —gruñó—. Siéntete libre de redecorar.
—Y, ¿qué, nuestro hogar no es lo suficientemente bueno para el póster de "Aguanta ahí, gatita"?
Su hermano se burló. —Esta no es nuestra casa. Es donde trabajamos.
Sam no había querido lastimar a Anna, pero las palabras le dolieron. Trajo a la luz el viejo problema de que algún día él se iría a vivir la vida doméstica que tanto quiso.
Había dicho innumerables veces que no podía vivir esa vida sin ella y Anna le creía. El problema era que, llegado el momento, tendría que elegir entre ir con Sam y romper el corazón de Dean, o forzar a Sam a vivir una vida que no quería.
Era el elefante en una habitación que Anna fingía no ver, pero entonces Sam diría una frase como la de recién y la gravedad de la situación la golpearía.
La pelirroja tragó saliva y evitó la mirada de todos mientras se levantaba de la cama de Sam y salía de la habitación murmurando una excusa.
****
Anna estaba en la cocina, cortando una rebanada de pan con bastante violencia, para ponerlo a tostar cuando Dean la encontró.
Sus manos se deslizaron sobre su cadera mientras se paraba detrás de ella y presionaba un beso en la parte superior de su cabeza.
—¿Quieres un bocadillo? —preguntó la pelirroja—. Estoy haciendo la cena.
—No, no lo haces —dijo mientras accidentalmente rompía el pan con el cuchillo y maldecía.
Dean presionó sus dedos contra su mano hasta que bajó el cuchillo y la giró para mirarlo.
—Vamos, bebé —dijo mientras le masajeaba los hombros—. Háblame.
Anna suspiró y se rascó la frente. —No puedo, no puedo elegir entre ustedes dos, Dean.
—No es necesario.
—¿Pero y si tendré que hacerlo? ¿Qué pasa si Sam finalmente decide irse?
Dean negó con la cabeza y acarició su cara con suavidad antes de volver a poner su mano sobre su cintura. —Sam no se irá. No, a menos que esté cien por ciento seguro de que irías con él.
Ella frunció el ceño y lo miró. —Pero eso es injusto. No quiero que siga siendo un cazador si no quiere serlo. Especialmente no si solo lo hace por mí. Es como si no quisiera que abandonases esta vida solo porque yo quiero.
Dean suspiró. Abrió la boca para decirle que eso era lo que sucedía cuando uno estaba enamorado. Ella hizo sacrificios. Hizo cosas que se había prometido a sí misma que nunca haría. Entregó cosas que ella se había prometido que nunca dejaría ir.
Así es como funcionaba.
Dean había vivido la vida doméstica y lo había vuelto loco después de un año. Se había prometido que nunca volvería a llevar una vida así. Luego Anna apareció y él sabía que si ella le preguntaba, dejaría todo y la seguiría a una casa con un patio gigante, pileta e incluso era capaz de adoptar un perro.
También sabía que eso no era lo que ella quería escuchar. Lo que no había descubierto era que cualquier vida con ella era la vida que ellos querían.
Sin embargo, fue una conversación para otro día.
Entonces, en cambio, mintió. —Sammy no quiso decir lo que dijo, cariño.
—La gente dice la verdad cuando está enojada, Dean.
—Eso no es verdad.
Sus cejas se alzaron y una sonrisa apareció. —¿No lo es?
Sacudió la cabeza. —No. La gente dice la verdad cuando esta borracha. Cuando están enojados... —se encogió de hombros—. Solo dicen lo que saben que lastimará a la otra persona.
Anna asintió y bajó la vista al suelo. —Tiene sentido.
Dean pasó sus manos sobre su cabello e inclinó su rostro hacia él. —Sam solo estaba tratando de lastimarme, cariño. Él era estúpido por no pensar en cómo te afectaría, pero te lo prometo, no irá a ninguna parte pronto. Es feliz aquí.
Le dio a Dean una sonrisa de agradecimiento antes de avanzar y dejar que la envolviera en sus brazos.
****
Cuando terminó el descifrado, los cinco regresaron a la sala de ordenadores y se encontraron con que uno de los estantes se había movido hacia adelante, era el mismo con el cual Dean se golpeo. Y había una sustancia grisácea en la pared detrás de el.
Mientras Charlie revisaba las descargas, Sam y Dean movieron los estantes del camino para revelar dos grandes huecos tapados con una especie de telarañas en la pared, uno de ellas parecía estar abierta y vacía.
Anna sacó su arma mientras Dean sacaba su cuchillo y cortaba parcialmente la cápsula que todavía estaba cerrada.
Su arma resultó ser innecesaria cuando un brazo cayó del corte. Ella y Sam compartieron una mirada confundida antes de que Dean cortara la cápsula por el resto del camino y una mujer inconsciente cayera después.
Cuando parecía que las telarañas habían salido de un frasco que se había caído, Anna le pidió a Charlie y Emily que la ayudaran a revisar algunos archivos para ver qué podía desenterrar.
—¡Mierda! —soltó Charlie después de que Anna había llevado el archivo a la sala de computadoras y lo había abierto para revelar una foto de la mujer que salió del hueco, ahora consciente—. El primer caso investigado en este búnker es sobre Dorothy. Ella y la bruja vinieron a este cuarto y nunca salieron. ¡Esto nunca dejará de asombrarme!
—Muy bien, tranquilízate, Toto —murmuró Anna mientras miraba hacia donde estaba la mujer, Dorothy, envuelta en una manta hablando con Sam.
—¡Oz es real! Es parte del mundo de las hadas.
—Tenemos que encontrarla —dijo Dorothy.
—No, debemos hablar antes de que nadie haga algo, ¿de acuerdo? —dijo Sam. Ella no respondió—. ¿Dorothy?
—¿Hablar? —preguntó Dorothy—. Típico de los Hombres de Letras, sentados, teniendo una pequeña charla con las narices enterradas en los libros mientras sus secretarias toma notas.
—Soy una cazadora —gruñó Anna.
—¿A quién llamas secretaria? —se quejó Charlie.
Dorothy frunció el ceño. —¿No eres una secretaria? ¿Eres una Mujer de Letras? ¿Cuánto tiempo estuve fuera?
—Es por eso que tenemos que hablar —explicó Sam—. Mira, estuviste fuera por 75 años. Ahora, de acuerdo a nuestros archivos, llegaste aquí para matar a la bruja malvada y entonces desapareciste. ¿Qué pasó?
—No encontramos una manera de matarla, así que hice la única cosa que pude. Un hechizo de vinculación que vino con un precio... su alma con la mía.
—Así que, ¿estuviste congelada con la bruja todo este tiempo?
—Sí —Dorothy se quitó la manta y se levantó suspirando irritada—. Miren, la bruja no puede ser asesinada. Si estoy despierta ella también lo está.
—Espera, si está aquí, ¿por qué no te ha matado?
—No puede —contestó irritada mientras se dirigía hacia la puerta.
—Estás protegida por el beso de la Bruja del Norte —acotó Charlie. Ella le sonrió a Dean—. Es de los libros.
—¡Olvida los libros! —gritó Dorothy mientras se giraba hacia los cinco—. No son importantes. Estoy protegida. Tú no. Ahora, la bruja vino aquí en busca de algo. No tengo ni idea de lo que sea. Pero tenemos que encontrarla antes de que lo encuentre.
—Está bien, está bien —dijo Dean—. Charlie, Emily revisen en los archivos. Miren si pueden encontrar algo que dañe a una bruja —Charlie emitió un sonido afirmativo y se giró hacia su computadora portátil para comenzar—. Anna, Sam y yo echaremos un vistazo. Vamos.
Anna y Sam siguieron a Dean fuera de la habitación. Antes de cerrar la puerta detrás de ella, Dorothy dio un paso adelante. —Estoy ayudando.
Todo en ella, su postura, su tono de voz, gritaba que era una mujer acostumbrada a luchar por su lugar en un mundo manejado por hombres.
La pelirroja asintió con la cabeza hacia ella. —Sí, no lo dudo. Pero por ahora, ¿por qué no descansas y ayudas a las personas más inteligentes en la sala? —hizo un gesto hacia Emily y Charlie, quienes agacharon la cabeza, sonriendo ante los elogios.
****
Solo puedo pensar en ¿se imaginan si Anna conociera a Becky Winchester? ¿Qué pasaría? Yo creo que Becky va a tener que correr por su vida. Necesito un capítulo de eso.
Me encanta la relación Emily y Charlie, son mi nuevo ship.
Como era un capítulo largo lo dividí en dos, así que el sábado la próxima parte 😘
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