Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[004] parte I


Garth estaba sentado en el mostrador de la cocina del motel, retocando su lector de EMF que parecía estar roto mientras que Sam estaba en una pequeña mesa del comedor investigando en su computadora portátil. 

Dean y Anna estaban en el sofá, también investigando pero a diferencia de Sam, ella estaba leyendo un libro antiguo y Dean las anotaciones de su padre.

—Hay un millón de cosas con garras por la noche —Dean suspiró frustrado mientras pasaba una mano por sus ojos—. Una vez te fijas en "invisible", el número desciende.

Anna suspiró con cansancio, la investigación se había vuelto fastidiosa. Dean observó la tarjeta del motel que estaba ubica en una mesita al lado del sofá pero antes de que pudiera hablar ella se la quitó de las manos.

—¡Oye!

—¿Afternoon Delights? ¿En serio, Garth? No crees que este lugar es un poco... —agitó una mano en el aire mirando a su alrededor mientras buscaba la palabra para definir el lugar.

Pago por hora, ¿baño sin puerta?, incluso había un jacuzzi. Definitivamente era un lugar para pasar momentos íntimos. —Ustedes son tres, yo solo una. Estoy en desventaja —bromeó haciendo reír a Dean.

—Quieres un buen baño caliente después de un día en la oficina. Son las pequeñas cosas —respondió con un gruñido, ignorando su broma, mientras trataba de arreglar el EMF. 

Ella compartió una mirada burlona con Sam. 

—Me siento triste por esos tipos de la fábrica de cerveza —Garth cambió de tema—. Pasar tu vida embelleciendo el mundo con la cerveza. Primero un compañero se suicida. Ahora dos niños han sido asesinados por alguna cosa desconocida.

Dean rodó los ojos y tomó un trago de una vieja petaca que tenía guardada. Anna rápidamente se dio cuenta que era la licorera de Bobby, ella misma había bebido de esa pequeña botella un par de veces, sin embargo no hizo ningún comentario al respecto.

De repente Sam habló y señaló hacia su computadora portátil. —Según esto, Dale no fue solo un compañero. También fue el "maestro cervecero".

—¿"Maestro cervecero"? —Dean se burló, compartiendo una mirada incrédula con Anna.

Sam solo sonrió. —Le consideraban un genio.

—Está bien, eso es todo.

La pelirroja se puso de pie utilizando la pierna de Dean como apoyo para levantarse. Él le dio un gruñido junto con una mirada de enojo, ella solo respondió quitando la licorera de sus manos y colocándola sobre la mesa en la que Garth estaba apoyado. Su medidor de EMF comenzó a sonar de manera extraña pero no le prestó atención cuando comenzó a golpearlo con la mano.

—Ninguna cerveza vale... ¿Cuántos? ¿Ocho premios culinarios? —abrió la puerta del refrigerador y sacó cuatro botellas de cerveza—. Además, ¿quién considera comida a la cerveza?. Es agua.

Colocó una botella frente a Garth, ignorando la extraña mirada que le dio, imaginando que estaba con un raro estado de ánimo. Le dio otra a Dean y por último una a Sam, mientras se sentaba en la mesa junto a él. 

Dean inspeccionó la etiqueta de la botella antes de beber. —Thighslapper. Irónico —se burló, tomando un trago. Su cara cambió por completo—. Esto es alucinante de verdad. Maldita sea, ya ni siquiera estoy enfadado.

Sam y Anna se rieron mientras tomaban un trago, pero a Garth no le importó en cambio se concentró en beber todo el contenido de su botella, sacudiendo las últimas gotas en su boca, antes de soltar un ruido. Los tres lo miraron sorprendidos.

—Que siga la fiesta, Garth —Dean comentó con una sonrisa.

—Normalmente ni siquiera bebo cerveza —dijo Garth—. Interfiere con mi percepción —dejó escapar otro ruido seguido de un hipo—. Especialmente cuando nado desnudo.

Anna se giró a Sam para darle una mirada divertida, sólo para darse cuenta de que ya la miraba con una pequeña sonrisa en sus labios. Antes de que tuviera la oportunidad de pensar en lo adorable que eran sus hoyuelos, Garth le preguntó si quería oír una broma. 

El menor de los hermanos sacudió la cabeza e intentó dirigir la conversación de nuevo al trabajo, pero Garth empezó a reír sin control.

—Garth, ¿estás borracho? —preguntó incrédulo Sam.

—Amigo, solo... —cubrió su boca con un ataque de hipo—. Me bebí toda la cerveza. Claro que estoy borracho.

Sam miró con desaprobación a Dean, como si de alguna manera fuera su culpa. Él solo se encogió de hombros —¿Había algo interesante en el trabajo?

—De acuerdo.

—¿Puedo tomar más Thighslapper? —Garth interrumpió.

—No —respondieron todos al mismo tiempo.

—Solo café para ti, gran muchacho —contestó Anna mientras se ponía de pie para prepararle una taza.

—¿Café con un poco de licor? —preguntó con una sonrisa. 

Dean cerró los ojos y suspiró resignado mientras Sam ignoraba la conversación y continuaba hablando del trabajo.

—Así que, dice que Dale en realidad dejó la compañía dos semanas antes de morir. O... quizá lo quitaron de en medio porque no quería vender. Quiero decir, Baxter dijo que el trato llevaba meses en proceso.

—Eso explicaría lo de la viuda —Anna sugirió mientras se acercaba de nuevo hacia los chicos y se apoyaba contra el mostrador donde Garth había estado arreglando el EMF—. Ella está demandando. Quizás Dale tenía una espina que quitarse y aún se la está quitando.

Los ojos de Sam se arrugaron mientras consideraba su teoría. —De acuerdo. Así que, quizá es un espíritu malo —Garth se metió en la conversación no sonando tan borracho.

De repente la radio de la policía cobró vida, la voz pidiendo una unidad para ir a la residencia de McAnn en 698 Washburn.

—Residencia McAnn. ¿Cómo Jim McAnn? —preguntó Sam.

—Igual, espero por su bien que nuestro espíritu no se atreva a salir del bosque —Garth golpeó sus manos contra el mostrador y se levantó inestable—. De acuerdo. Vamos a comprobarlo.

—Ustedes dos vayan. Anna y yo vamos a visitar a la viuda.

Sam ordeno con rapidez. Ella suspiró de alivio, por más que las cosas con el menor de los Winchester fueran raras prefería mil veces lidiar con él que con un borracho Garth.

****

—¿Entonces qué te pasa últimamente? —Sam le preguntó a Anna mientras los dos caminaban por la calle hasta la casa en la que vivía la viuda de Dale.

—No sé a qué te refieres.

—No haga esa misma mierda que Dean hace conmigo —dijo con brusquedad, ganándose una mirada de asombro. 

Sam suavizó su voz y puso una mano en su hombro para tranquilizarla. —Mira. No sé cuánto tiempo va a llevar todo este asunto, así que no se cuanto tiempo estaremos juntos. Sé que Dean tiene problemas con que estés cerca, pero espero que esto dure por un tiempo.

Se detuvo un momento mirándolo, Anna no estaba segura de cómo responder a eso así que solo asintió para que siga hablando. 

—Lo que quiero decir es que, sea el tiempo que sea, necesito que seas honesta conmigo. Me enteré por Garth que conocías a Bobby, hay muchas cosas que no se de ti Anna. No quiero recibir de tu parte los secretos y la deshonestidad que recibo de Dean.

Ella asintió de nuevo. —Quieres honestidad. No quieres que me guarde las cosas de la manera en que tú y Dean lo hacen. Lo entiendo. Pero quiero lo mismo de ti.

—Por supuesto. Y estoy preparado para eso —afirmó. Dio un paso hacia adelante y ella luchó por no retroceder cuando su fragancia la golpeó—. Así que cuando te pregunte si todo está bien, quiero saber si algo te está pasando. La verdad. No importa lo malo que sea.

Anna tomó una bocanada de aire antes de empezar a hablar. Ella quería ser honesta, pero si eso sucedía había una línea que iba a cruzar. Una de la cual estaba segura que no había vuelta atrás.

 —De acuerdo —dijo lentamente—. Me siento atraída por ti —lo miró para asegurarse de que todavía estaba seguro de que quería honestidad. Cuando se quedó mirándola expectante, continuó—. Y he estado actuando rara porque creo que es una mala idea mezclar amor, placer o lo que sea con trabajo. He estado tratando de distanciarme.

Sam asintió y miró a su alrededor en el oscuro vecindario, tratando de buscar las palabras adecuadas.

—Mira, entiendo si tú no te sientes de la misma forma. Ni siquiera se cuando ocurrió todo esto...

—Detente —Sam elevó la voz tratando de calmarla—. Está bien Anna. Quiero decir, yo también me siento atraído por ti —se rascó nuca mientras sonreía con nerviosismo.

—Y puede que tengas razón. Probablemente es una mala idea mezclar todo, pero creo que es algo que no podemos controlar. Debemos dejar que las cosas sigan su curso y lleguen a donde tengan que llegar. No me gusta que te alejes de mí. Me salvaste la vida en el psiquiátrico, eres mi amiga. No quiero perder eso.

Anna se dio cuenta de que probablemente tenía razón. Estaba preocupada por algo que aún no había sucedido. Algo que quizás nunca suceda. —¿Entonces estamos bien? —Sam preguntó con temor.

Ella sonrió y le dio un amistoso golpe en el brazo. —Sí, estamos bien, Jirafa —Sam cruzó sus brazos a su alrededor dándole un amistoso abrazo.

****

Anna y Sam terminaron reuniéndose con Dean y Garth en la cervecería después de que ella los llamó para decirles acerca de la botella de sake que Dale aparentemente había enviado a Randy y el señor McAnn después de que vendieron la compañía sin él. 

Había sido la caja negra que capturó la atención de Sam y ella mientras hablaban con el señor McAnn.

Ella, Dean y Sam entraron por la puerta de enfrente de la cervecería mientras Garth se quedaba en el coche cuidando la situación, se dirigieron a la oficina del señor McAnn con las linternas en alto. 

—Aquí está —dijo Sam mientras tomaba la vieja caja y la colocaba sobre el escritorio para abrirla. 

Dentro había otra caja más pequeña, de color negro y adornada con una cara y letras japonesas. La botella de sake estaba dentro, notaron que el sello rojo estaba roto.

—Parece que alguien ha estado probando los productos —murmuró Anna. Sam la sacudió, probando su teoría. La botella sonaba como si quedaba menos de la mitad.

—No me digas —respondió distraídamente Dean, luego soltó una sonrisa de triunfo y señaló la cámara en una esquina de la habitación—. Echa un vistazo. Dios, adoro a los paranoicos —se giró hacia ella y señaló la computadora—. A ver si puedes entrar.


—Eres buena —Dean la aprobó con un gesto.

Anna se sorprendió por el halago —Soy buena en muchas cosas Winchester —sonrió triunfante antes de volver a la computadora—. Muy bien, así que la primera muerte fue ¿Cuándo? ¿Hace cuatro meses?

Dean se inclinó sobre ella, de la misma forma que lo hizo Sam cuando estaban en la morgue. Sintió el mismo escalofrío cuando su aliento le rozó el cuello. Su voz sonó en su oído y ella se detuvo, dejando de morderse el labio. No sabía qué demonios le estaba pasando, pero tenía la sensación que estar con Sam y Dean estaba aumentando su libido más de la cuenta.

—¡Anna! —la voz de Dean la sacó de sus pensamientos. Murmuró una disculpa antes de pedirle que le repita—. Trevor McAnn. Paciente cero.

—Correcto, ¿qué dejó salir de esa botella? —ella avanzó en el video hasta detenerse en el momento en que Trevor entró a la oficina para tomar una copa de sake.

—Aquí no hay nada —dijo Sam.

—Que podamos ver —antes de que ella o Sam registraran lo que Dean quería decir con eso, él colocó con un par de vasos y una botella de whisky delante de ellos.

Explicó la posibilidad de que sólo podían ver al fantasma cuando estaban borrachos. Al parecer, él y Garth habían tenido una lluvia de ideas mientras se dirigían a la cervecería.

Anna sonrió —Adoro este fantasma.

—¿Estás bromeando? —Sam arruinó su felicidad.

—Tic-tac. —Dean le hizo un gesto con el dedo.

Anna empinó todo el líquido color ámbar de un solo trago. —Mierda —su garganta quemaba a medida que el whisky bajaba.

—¿Y tú puedes emborracharte? —Sam le preguntó a Dean. Estaba apoyado en el escritorio, sentado al lado de Anna. Ella se recostó ligeramente en su asiento colocando los pies en su regazo después de llenar otro vaso—. Es como una bebida vitamínica para ti, ¿verdad? —bromeó.

—Cállate —gruñó. 

La pelirroja y Sam compartieron una sonrisa ante la burla. Vagamente oyó a Dean hacer un ruido por lo bajo luego de beber una botella extraña, finalmente había encontrado algo que lo embriagara.

Transcurrió otra media hora y los tres estaban bastantes ebrios. —Está bien. Hora de la fiesta —exclamó Dean. Anna le hizo un gesto a Sam para que se hiciera cargo de los controles de la computadora.

Sam repitió las imágenes de Trevor, excepto que esta vez pudieron ver a una mujer de pelo largo vestida de blanco de pie detrás del escritorio de la oficina. 

—Así que, él dejó esa cosa salir de la caja y debió haberlo seguido al lugar con todas esas cositas —Anna se enderezó en la silla, inclinándose hacia adelante y entrecerrando sus ojos para intentar detener el mareo.

—Sí. Sí —dijo Dean mientras la observaba—. Eso es inteligente —se inclinó hacia atrás en la silla, soltó un fuerte suspiro mientras se servía otro vaso de ese líquido claro—. ¿Qué es esto? —le preguntó a nadie en particular—. "Yo gustar" —Sam y Anna negaron sonrientes—. Echo de menos esas charlas.

Ella se sirvió otra copa de whisky y tomó un trago sólo para escupirlo de nuevo en el vaso cuando oyó una voz masculina gritar.

—¡¿Qué demonios?!

—Oh, lo siento —se disculpó mientras miraba a Randy de pie en a la puerta.

—Apágalo. Apágalo —susurró Dean.

—¿FBI, eh? ¿Sabes qué? —Randy sacó su móvil del bolsillo y empezaba a marcar el 911—. Puedes guardarlo para los polis.

—Señor Baxter, escuche... —interrumpió Sam—. Si sólo deja explicarnos, usted...

Él nunca llegó a terminar su explicación porque de repente Randy gritó y cayó de cara a la alfombra, revelando a Garth de pie detrás con un taser en la mano.

—Eres bueno —Anna asintió conforme por la audacia de cazador.

****

La pelirroja se quedó descansando en el sofá de la habitación, con un café en la mano y un paño frío contra su frente. Había optado por no ir con los chicos para averiguar lo que significaba la escritura en la caja de sake, pero ahora que veía a través de la puerta a Garth haciendo alguna extraña pose de karate se arrepintió.

Cuando llegaron los hermanos la miraron sorprendidos como si ella tuviera una explicación para el extraño comportamiento del cazador. Se encogió de hombros y señaló al jacuzzi cuando Sam le preguntó dónde estaba Randy. 

—El tipo pesa mucho más de lo que parece, para que lo sepas —retiró el paño de su cabeza mientras hablaba—. Y Garth no es de mucha ayuda.

Sam se acercó haciéndole un gesto para que lo dejara sentarse. Se corrió un poco dándole lugar —Mala idea —murmuró mientras la habitación de repente comenzaba a girar y tenía que apoyarse contra su hombro.

—¿Estás bien? —le preguntó suavemente. Todo lo que recibió de respuesta era un gruñido, Sam presiono el dorso de su mano contra su frente e inspeccionó su cara.

—Solo un poco mareada.

Parecía satisfecho con su respuesta. —De acuerdo —dijo mientras tomaba su computadora portátil de la mesa de café—. Muy bien. Shojo. Veamos qué podemos ver.

—¿Qué es un Shojo? —preguntó Anna, sus parpados pesaban demasiado como para mantenerlos abiertos.

—Un monstruo de las bebidas alcohólicas japonesas —explicó Dean.

—Supongo que eso explicaría por qué tienes que estar borracho para verlo. Muy poético —Garth comentó.

Anna trató de escuchar las explicaciones de Sam y Dean pero no podía sostenerlo más. Lo último que escuchó fue acerca de sus teorías sobre el fantasma, antes de quedar dormida.

****

—¡Anna! Levántate, bella durmiente.

Se levantó con un resoplido, mirando a su alrededor. Todavía estaba en el cuarto de motel de Garth, pero al parecer solo estaba Dean.

—¿Qué está pasando? ¿Dónde está todo el mundo? —preguntó aturdida, mientras se pasaba la mano por los ojos tratando de despabilarse.

—Bueno, mientras estabas roncando, el resto de nosotros estábamos tratando de encontrar una manera de matar a esa perra —Dean tomó las llaves del auto de la mesa antes de mirarla.

—De acuerdo, lo siento. Hacía tiempo que no me embriagaba, estoy un poco oxidada.

—Te acostumbraras —murmuró Dean—. Mira, recibí una llamada extraña de Garth mientras conseguía la espada del samurái. Está perdido en la cervecería. Dijo algo sobre Randy teniendo un hijo secreto. Y él, por cierto, se ha ido, así que gracias por protegerlo —bufó.

Ella frunció el ceño mientras miraba la bañera ahora vacía. 

—Para tú información vi entre sueños a Garth dejarlo salir —hizo una pausa pensando en las palabras de Dean—. ¿Una espada samurái? ¿Tienes un fetiche asiático o algo así?

Nunca había visto a alguien ejecutar una cara de enojo tan perfectamente como Dean lo hizo en ese momento. —¿Escuchaste algo más mientras estabas despierta?

Se encogió de hombros. —Sé lo que es un shojo.

—Mueve tu hermoso trasero. Vamos a buscarte un café y apuñalar a un fantasma de alcohol.

—Así que tengo un lindo trasero... —sonrió cuando Dean rodó los ojos—. ¿Debo estar sobria para eso? —preguntó recogiendo un abrigo.

Él mantuvo la puerta abierta dejándola salir primero. —Porque seguro puedes apuñalar a un fantasma con una espada de samurai mientras estás tan borracha que apenas puedes estar de pie.

—No lo sé, tendría que intentarlo.

****

Anna y Dean se dirigieron a la fábrica de cerveza. Un chico, el que Randy había estado regañando la primera vez, estaba de espalda a los dos. Ella apoyó una mano sobre el hombro del muchacho, haciéndolo gritar de miedo, le ordenó que se quedara detrás de ellos. 

Sam estaba tirado en el suelo inconsciente.

Dean comenzó a balancear la espada salvajemente frente a él, ninguno estaba lo suficientemente borracho para ver al Shojo. 

Antes de que pudieran hacer algo, un golpe invisible los atacó dejándolos en el piso. Ambos estaban tendidos en el suelo, la espada había volado lejos de la mano de Dean.

La pelirroja trató de levantarse para conseguirla pero todavía le faltaba unos metros para llegar a recogerla, hasta que la espada se deslizó por el suelo en su dirección como si alguien se la hubiera alcanzado. 

Ella y Dean compartieron una mirada de sorpresa antes de ponerse de pie lista para atacar.

—¡¿Dónde está?!? —le gritó a Sam mientras sostenía la espada con las dos manos.

—¡Gira a la derecha! —lanzó un golpe con la espada al aire sin encontrar suerte—. A mi derecha. —añadió Sam como si fuera obvio. Ella le lanzó una mirada asesina antes de volver a golpear—. ¡Las tres en punto, Anna! —ella giró y balanceó la espada tan fuerte como pudo, Dean se agachó tirando del muchacho con él mientras la espada volaba sobre sus cabezas—. ¡Las seis!

—¡¿Qué eres un puto reloj?! —Anna gruño clavando la espada frente a ella. 

Soltó la empuñadura cuando parecía quedar atrapada en el aire. Unos segundos después apareció el shojo, de pelo largo y pálido.

El fantasma hizo un crujido con los dientes mientras miraba a Anna con los ojos bien abiertos, luego gritó y cayó hacia atrás, desintegrándose antes de llegar al suelo. Dean avanzó y cogió la espada del piso mientras ella se giraba hacia el chico.

—¿Estás bien?

—Estoy vivo. Sí —respondió.

—¿Jirafa? —el hermano menor le dio un pulgar hacia arriba mientras se ponía de pie.

—¿Dónde está Garth? —preguntó Dean.

El hijo de Randy señaló el pasillo. —Bueno... está por aquí.

Dean rodó los ojos. —¿Podrías ir a por él?

Sam tropezó ligeramente con sus pies antes de recuperarse y seguir al muchacho para buscar a Garth. Anna se giró para observar a Dean y lo encontró mirando fijamente el lugar donde la espada había aterrizado antes de que se deslizara por si sola hacia ella. 

Sus ojos estaban parpadeando de un lugar a otro y tenía una extraña sensación de que había algo que estaba buscando.

—Se movió sola —Anna afirmó.

—Si.

—Dean, no soy tu hermano. Así que, ¿hay algo que deba saber? —ella cuestiono, cruzando los brazos mientras lo miraba fijamente.

La miró por unos segundos meditando su respuesta. —No.

Ninguno de los dos había visto a Sam de pie en el pasillo, observándolos.

****

A la mañana siguiente, los cuatros se pararon en el estacionamiento del motel. Anna rodó los hombros, tratando de aliviar la tensión que aún le quedaba de la noche anterior. Estaba segura de que tenía un aspecto terrible, no solo ella, sino Sam y Dean también. Ninguno de los tres había dormido. En cambio Garth parecía tan feliz como siempre, ella lo envidiaba por eso.

—¿Seguro que no quieren pasar el rato? —Garth preguntó, lanzando su bolsa en el asiento trasero de su auto—. ¿Comer algo, quizá unas cervezas?

Ella le dio una sonrisa educada pero negó con su cabeza mientras que Dean lo rechazó cortésmente. Él era simpático y amable, pero Anna no iba a poder soportarlo mucho tiempo más.

Además prefería tener una ducha caliente y tratar de dormir en lugar de beber. El rechazo no pareció desanimar a Garth que se dirigió a Dean y lo envolvió en un abrazo de oso. Algo que parecía incomodarlo un poco.

—Llámame en cualquier momento —le dijo Garth.

—De acuerdo.

—Y tú, Sam... —ambos se dieron la mano—. Ven aquí —dijo Garth abrazándolo torpemente.

Se giró hacia Anna que observaba la situación divertida, amagó a abrir los brazos pero ella lo cortó con rapidez. 

—Ni lo pienses —Garth volvió a meter las manos en su bolsillos mientras asentía. Ella negó sonriente—. Fue divertido conocerte. Eres bueno.

La cara de Garth se iluminó mientras la miraba. —Eres todo lo que Bobby me dijo. El placer fue mío —la pelirroja asintió con una sonrisa—. ¡Sayonara, kemosabes! —gritó por encima de su hombro mientras se deslizaba en el asiento del conductor.

—Tenías razón —Anna murmuró mientras Garth se alejaba, dejando una niebla de humo—. Aprendes a quererlo.

Dean sonrió y levantó la mano saludando al coche en la distancia.

—De acuerdo. Vamos a hablar de ello —dijo Sam mientras se giraba hacía su hermano.

—¿De qué? —respondió confuso—. Oh. ¿La tabla ouija? Está bien. Lo entiendo, supongo.

—No, eso no. Mira, los he oído.

—¿Oíste qué? —preguntó Anna mirando a los hermanos.

—¿Qué pasó en la cervecería?

Dean suspiró —Nada. Fue... era sólo mi imaginación —se apartó el coche en el que había estado apoyado y se dirigió de nuevo a la habitación del motel dejándola a ella y Sam detrás.

—Mira... —Sam siguió a su hermano.— Sé que algo pasó. Y sé que Anna estuvo involucrada.

—No entiendo nada de lo que hablan, así que déjenme fuera —murmuró ella cuando comenzó a empacar sus cosas. Lo último que querías era involucrarse en otra rivalidad entre hermanos.

—Sólo quiero que sean honestos conmigo.

Anna se sentía un poco culpable cuando dijo eso, sobre todo cuando pensó en la conversación que habían tenido la noche anterior. Afortunadamente por su culpable conciencia Dean decidió derramar todo.

—La espada estaba al otro lado de la habitación y luego estaba en la mano de Anna. Y luego mi cerveza se bebió sola. Y luego, esa página apareció mágicamente en la cama. Y... entonces el libro de Bobby se cayó y salió el número del tipo que encontró a Cas. Nada. Estoy seguro.

—Claramente —dijo Sam con sarcasmo.

—¿Entonces qué, Sam? —se quejó Dean mientras lo miraba—. ¡¿Está aquí Bobby o no?!

—¡¿Qué?! —Anna dejó todo lo que estaba haciendo para ver a los hermanos.

Sam suspiró mirándola —Con Dean creemos que Bobby regresó.

—¿Regresó?

—En forma de fantasma.

Ella abrió los ojos sorprendida ante la atenta mirada de los hermanos. —Eso es.. —negó con la cabeza efusivamente—. Eso es imposible. Estamos hablando de Bobby ¿verdad? Él odia los fantasmas. No es posible.

Anna sintió sus ojos humedecerse por lo que se giró hacia su bolso de nuevo evitando la mirada de ambos.

—Tiene razón —Sam observó su actitud pero no dijo nada—. ¿Sabes qué creo, Dean? Creo que la gente normal también ve a los que han perdido por todas partes.

—Sí. ¡Jodidos fantasmas!

Anna no dijo nada, simplemente escuchó la pelea. Notaba un cambio en ella desde que se había reunido con los muchachos, pero pensó que era solo hasta que se acostumbrara. Tal vez había algo más, algo que no estaban pudiendo ver.

—O simplemente les echan mucho de menos. Ven una cara en la multitud... nosotros vemos un libro cayéndose de la mesa. Es lo mismo, Dean. Hice lo de la ouija. Me han dado mucho EMF. Cuando esa cerveza se esfumó me volví un poco loco.

—Sí, ¿y por qué no me lo dijiste? —Dean levantó el tono de voz.

Ella se giró para enfrentarse a los hermanos. Sam se encogió de hombros. —Como dije, un poco loco en aquel momento.

Anna se movió hacia adelante agarrando la mano de Sam, como lo hacía cuando estaban en la clínica y dándole un apretón con la esperanza de calmar las cosas. Observó a Dean, pensando que podría haber alguna manera de consolarlo también, pero él pareció relajarse cuando la vio con su hermano.

—El shojo cerró la puerta al otro lado de la habitación. Quizá también estaba intentando coger la espada —ella estaba tratando de buscar la explicación más lógica. 

De nada servía seguir hablando de esto, evidentemente era un tema que le hacía mal a todos.

—Claro. Claro —asintió Dean mientras se aclaraba la garganta—. Quiero decir, como dijo Anna, si fuera Bobby, nos lo haría saber. ¿Quién sabe más de ser un fantasma que Bobby? A parte de Swayze, ¿no?

—Exactamente —Sam asintió.

—Bueno. Entonces, tu teoría es que... somos prácticamente gente normal sobre algo por una vez. Todo bien. Bien, ¿quieren ir por algo de comer y unas cervezas? —Dean se llevó la bolsa al hombro y ella gimió cuando agarró la suya.

—Yo paso, solo necesito una ducha caliente y cama cómoda —respondió Anna cerrando su bolso.

—Sí —Sam estuvo de acuerdo con una risa cansada—. Yo todavía tengo mucha resaca.

Ella fue la primera en subir al coche seguida por Sam. Dean corrió de regreso al motel, al parecer se había olvidado algo, regresó con la vieja petaca de Bobby en su mano. 

Anna recordó cuando el medidor de Garth se había disparado cuando estaba cerca, las lecturas de EMF que ocurrieron a lo largo de todo el caso parecían un poco extrañas e inconsistentes. Tal vez la teoría de Dean, de que Bobby estaba de vuelta era correcta. 

Solo esperaba que no fuera cierto.

****


Me llego un comentario tan lindo que solo me dieron más ganas de seguir con esta historia. Les recuerdo, a los que leen, que esto no es Anna/Sam. Así que... 😏

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro