[002] parte I
Dean levantó la bolsa de lona del piso y la colocó en el mostrador. Comenzó a vaciarla, haciendo una lista de las armas que tenía y lo que hacían.
Sam estaba apoyado contra una de las mesas junto a la ventana mientras Anna caminaba. Cuanto más tiempo permanecía en el restaurante, peor era su ansiedad. Lo único que quería era irse de la ciudad y nunca volver. Pero los hermanos tenían razón, Abaddon necesitaba ser asesinada cuanto antes.
Él atrapó su muñeca cuando pasó a su lado. La atrajo hacia su cuerpo, extendiendo sus piernas para que pudiera acurrucarse entre ellas mientras le ahuecaba el rostro con sus grandes manos.
Presionó su frente contra la de ella y frotó sus mejillas con sus pulgares. No tuvo que decir nada. Solo su calor envolviéndola fue suficiente para calmarla.
Pero solo por un momento, y entonces Irv estaba hablándoles.
—Eres Anna, ¿verdad? —preguntó.
El hermano menor se inclinó hacia atrás pero mantuvo las manos sobre su cadera mientras la pelirroja miraba a Irv y asentía.
El cazador asintió y sonrió como si acababa de hacer algún tipo de descubrimiento.
—Sí, lo sabía. Se corrió la voz de que una mujer había llegado al grupo de los muchachos —Irv se rió entre dientes—. La noticia salió de los monstruos, en su mayoría. Cuando comenzaron a llamarte Winchester, pensamos que eras una hermana perdida —sus ojos se posaron en las manos de Sam que aún descansaban sobre su cintura—. Supongo que no.
Los ojos de Tracy se movieron hacia Dean cuando él se giró para mirarla.
—También hay otros rumores —habló, sin dejar ningún misterio sobre de lo que estaba hablando.
—Tracy —advirtió Irv.
—Está bien —contestó Anna mientras se alejaba de Sam y se acercaba a la chica con una mirada dura.
Ella se movió sobre sus pies pero no apartó la mirada. Era valiente, se lo concedía.
—¿Quieres saber si estoy follando con ambos Winchester, verdad? —le preguntó.
—Anna —advirtió Dean, su voz suave y tranquila mientras avanzaba hasta que su pecho le rozó el hombro.
—Bueno, ¿qué puedo decir? Estoy cumpliendo el sueño de toda chica americana —contestó con un destello de sarcasmo. Anna con una frase y una sonrisa burlona era capaz de ponerle los pelo de punta a cualquiera. Y ella lo sabía—. Te lo aseguro, te gustaría saber que se siente.
Tracy abrió la boca para iniciar una pelea, pero un sonido en el exterior hizo que todas las cabezas se giraran hacia las ventanas. Sam entreabrió las persianas para ver qué era antes de volverse para mirarlos.
—Ahí vienen.
Dean asintió. —Bueno.
—Tienen rifles de asalto.
—Bien, menos bueno.
—¿Cuál es la estrategia? —preguntó Irv.
El plan había sido para atraer a los demonios con una grabación de la voz de Dean mientras los cinco se escabullían por la parte de atrás.
—Está bien—dijo Dean cuando todos salieron del restaurante—.Tenemos que flanquear a ese equipo de marines imbéciles, así que: Irv, tú y yo vamos por la izquierda. Sam, Tracy y tú por la derecha. Anna, ve con ellos, mantenla en linea.
Tracy entrecerró los ojos hacia Dean pero sabiamente no dijo nada.
—Bien. Sigamos —dijo Sam. Fue a moverse hacia Anna pero tropezó con Tracy.
—No me toques —gruñó.
Anna podría haber pasado por alto la hostilidad de sus palabras, pero cuando vio la forma en que empujo a Sam lo suficiente como para hacerlo tropezar, hizo que toda su compostura saliera volando.
Dean preguntó cuál era el problema, pero la pelirroja no esperó una respuesta. La tomó de la camisa, empujándola hacia atrás e inmovilizándola contra el contenedor de basura con fuerza.
Tracy se sorprendió de la fuerza que tenía, algo anormal para una mujer que apenas llegaba al metro y medio. Tragó duro cuando se dio cuenta que podría hacer con ella lo que quisiera.
—Oh cariño, estás en problemas —gruñó en su rostro.
—Mi familia está muerta por él —le gritó.
—¿Qué? —Sam estaba atónito.
—Vi a un demonio asesinar a mis padres y todo el tiempo hablaba de que era una celebración. Porque un chico tonto había sacado a Lucifer de su jaula.
Anna estaba en shock. Su padre también había sido poseído cuando los Winchester abrieron las puertas. Ella los había aborrecido por tanto tiempo, pero la vida siempre es una sorpresa. Ahora no se acordaba lo que era odiar a alguno de los hermanos.
Siempre pensó en decirles, pero no creyó que fuera necesario. Sólo bastaba con conocer la historia de sus vidas para darse cuenta que no era culpa de ellos. Que nada era intencional.
Cuando Tracy se movió, Anna volvió a tirar de ella hacía adelante y luego de nuevo hacia atrás. Asegurando de golpear con fuerza su espalda, esta vez contra una pared. Eso fue suficiente para Dean, hizo un gesto para que Irv lo ayudara a alejarla de Tracy.
—Te diré una cosa —dijo Anna bruscamente mientras se sacudía a los dos hombres—. Todos tenemos una familia muerta, es como empieza. Así que si tienes problemas guárdalos para un psicólogo. Aquí nadie tendrá lástima por ti —se acercó a su oído para que solo ella la escuchara—. Y si vuelves a tocar a Sam, no será un demonio el que acabe contigo. Y sabes que puedo hacerlo.
—Está bien—Dean logró separar a la pelirroja de Tracy—. Bien, tenemos que movernos. La chica conmigo. Irv.
Irv asintió llevándose a Anna y Sam a un lado del restaurante mientras Dean y Tracy iban en dirección opuesta. El dolor en los ojos de Sam hizo que la ira en su corazón se encendiera más.
****
Dean se asomó por la esquina del restaurante, el arma apretada en sus manos. Miró a Tracy para verla de la misma forma. Lo hizo sentir incómodo tenerla en su espalda. Últimamente, parecía que solo podía confiar en Anna cuidándolo. Él diría lo mismo de Sam, pero hubo momentos en los que ni siquiera podía confiar en él.
Pero él siempre había confiado en ella.
—Bueno, creo que siguen dentro —dijo Dean mientras se concentraba—. Esperamos a que salgan y los eliminamos uno por uno.
Tracy no dijo nada y él pensó en lo que había dicho sobre Sam.
—Escucha —comenzó—. Para que conste, Sam no es el único que creía hacer lo correcto y luego vio todo irse a la mierda. ¿De acuerdo? Eso es parte de ser...
—Ser un cazador.
Dean volvió a mirarla. Imaginaba que no podía estar muy lejos de su edad, pero todo lo que podía ver era una niña cuando miraba su rostro presumido. Solo una niña. Cuando miró a Anna, sin embargo, siempre veía una mujer. Su mujer
Se preguntó cuándo fue que comenzó a comparar a todos con ella. Cuando la pelirroja se convirtió en su estándar para la gente.
—Ser humano —la corrigió—. Mira, si quieres enfadarte con Sam, está bien. Lo entiendo. Pero si quieres ir a por alguien, asegúrate de que tenga los ojos negros. Tienes que saber cuáles son los verdaderos monstruos, niña. Sam no dirá nada, pero Anna lo hará. Ella es... protectora. Y no quieres tenerla de enemiga, créeme. Atacar a Sam es una manera segura de hacerlo.
****
—Sam, ¿estás bien? —preguntó Irv.
Sam asintió pero cuando su mano apretó, más de la cuenta el mango del cuchillo demoníaco, Anna sabía que nada estaba bien. Sin embargo, ahora no era el momento de pensar en eso.
—Bien —anunció Irv—. Ahora pásame ese palillo de dientes. Y tú, Dean, Anna y Tracy salen corriendo de aquí.
—¿Qué? —Anna lo miró con el ceño fruncido, deteniéndose en seco.
—Iré solo. Les conseguiré tanto tiempo como pueda.
—Irv, eso es la muerte —dijo Sam.
—Sí, bueno, es lo que tengo merecido —tragó saliva mientras miraba hacia otro lado—. Es mi culpa. Estaba en picada, andaba descuidado, solitario y conocí a cierta chica. Lo siguiente que sé es que estoy amarrado a una cama y ella está retorciendo cosas que no se supone que se retuerzan.
—¿"Ella" quién?
—Abaddon —los ojos de Irv se llenaron de lágrimas cuando los miró de nuevo—. Los entregué. Pete, Tracy, le entregué a todos. Así que dame ese cuchillo y me dejas hacer lo que tengo que hacer, o que me ayude...
Estaba muerto antes de llegar a terminar la oración. Una bala le atravesó el corazón. El brazo de Sam salió volando y empujó a Anna contra la pared mientras se escondía en la esquina del restaurante e intentaba derribar al francotirador. Debió haberlo hecho porque lo siguiente que ella supo fue que la estaba arrastrando delante de él mientras corrían hacia la puerta del restaurant.
La pelirroja fue la primera en entrar, cayéndose al suelo en el camino. Con el arma todavía en su mano, cuando finalmente reaccionó y se movió para ponerse de pie, una bota presionó su muñeca.
Levantó la mirada hacia el dueño del pie para encontrar a un soldado sonriente con ojos negros.
—Boo —dijo.
Demonios poseyendo hombres con trajes del ejército fue lo peor que pudo haber sucedido. Para cuando Sam se desmayó detrás del mostrador, había tres. Anna maldijo por lo bajo, sabiendo que no tenía manera salir viva de allí.
Lo iba a intentar de todos modos.
****
La sangre de Dean se heló cuando corrió hacia el restaurante y vio los cuerpos. Abaddon había desaparecido hacía mucho tiempo y Tracy aún estaba trayendo Impala, algo que le hubiera sido difícil de permitir si no fuera porque Anna y Sam estaban en peligro.
Sam gimió cuando se levantó junto al mostrador y se llevó una mano a la cabeza. Cuando se aseguro que estuviera bien, Dean volvió su atención hacia la pelirroja que terminaba de pasar el cuchillo demoníaco por el cuello de un soldado.
Solo que no era ella.
El estómago de Dean se revolvió cuando vio la frialdad de Ezekiel mirando a través de sus ojos. Le molestaba ver a alguien más habitando el cuerpo de la mujer que amaba.
—Iban a matarla, Dean —explicó Ezekiel.
—¿Qué demonios hiciste? —preguntó Dean mientras miraba a los cuerpos.
—Estaba protegiendo a tu pareja. Pensé que era lo que querías.
Sam rodeó el mostrador y se detuvo junto a Dean. La miró e hizo una mueca al recordar que unas horas antes habían estado haciendo el amor. ¿Había estado Ezekiel mirando? No se le había ocurrido en ese momento.
—Claro, sí —Dean asintió con la cabeza—. No, yo, lo siento. Recién me estoy acostumbrando a todo esto.
—Como yo —dijo Ezekiel.
—¿Pero Anna está bien? —preguntó Sam.
—Ella quedó inconsciente. En cierta forma, todavía lo está. Anna no recordará nada de todo esto.
—¿Y qué se supone que vamos a decirle cuando se despierte?
Ezekiel miró el cuchillo demoníaco en su mano antes de dárselo a Dean. —Eso es por lo que usé el cuchillo.
—Bien. Inteligente —Dean tomó el cuchillo.
Le molestaba que la suavidad de su piel aún fuera suficiente para hacerlo estremecerse de excitación a pesar de que no era ella quien lo miraba fijamente.
—Oye, Ezekiel —dijo Sam—. ¿Puedes... estar al tanto de todo? Como todo. Todo.
Ezekiel frunció el ceño por un momento antes de darse cuenta de lo que Sam quería decir. —Si te refieres a las relaciones sexuales que mantuviste con Anna. Entonces no.
Sam y Dean intercambiaron otra mirada.
—De acuerdo —dijo Sam—. ¿Pero sabes que sucedió?
El ángel asintió. —Por supuesto. Conozco todos los pensamientos de Anna. Cuando ella comienza las técnicas de seducción, yo... "me desconecto", como dices, por privacidad.
Dean asintió. Sus pies se movieron inquietos mientras se giraba para mirar los cuerpos otra vez. Ya no eran demonios. Ahora eran soldados muertos.
—Sigues preocupado —comentó Ezekiel mientras miraba a Dean.
—Sí —afirmó Dean—. Es que... esto es culpa mía. Yo convencí a Anna de no cerrar el infierno. De acuerdo, así que cada trato con un demonio, cada asesinato que cometen, estás viendo a la persona que permitió que eso esté pasando.
—Dean, esto no es tu culpa —dijo Sam.
—Estoy de acuerdo —añadió Ezekiel—. Estabas protegiendo a tu pareja. Estoy en la cabeza de Anna. Todo lo que sabe, lo sé yo. Y sé que lo que hiciste fue por amor.
—Sí. Mira, Zeke... te llamaré Zeke. No me gusta todo eso del, amor.
—Te gusta cuando estás con Anna. Por eso dije que sí.
—Sí, y si sale mal, también será culpa mía.
—Eso está en nosotros —corrigió Sam.
—Eso no va a suceder —dijo Ezekiel.
Dean se burló y negó con la cabeza. —Esto es una locura. Eres Anna, pero no eres Anna y normalmente hablamos con ella de estas cosas. Estamos confiando en ti, Zeke. Solo espero que seas uno de los buenos..
Ezekiel niveló a Dean con una mirada. —Lo soy —apartó la vista—. Pero supongo que eso es lo que diría uno de los malos —Dean asintió—. Winchesters, están haciendo lo correcto.
Después de la sincera relación de Sam y Dean con Ezekiel, el ángel se recostó contra la pared donde Anna había quedado inconsciente y se escondió en su mente.
Los hermanos tenían todo el equipo empacado cuando ella reaccionó unos minutos después.
—¿Anna? —Sam la llamó cuando comenzó a gemir. Se agachó a su lado y la calmó cuando se asustó al verlo.
—¿Sammy? ¿Qué diablos pasó?
—Te dispararon en la cabeza —dijo Dean mientras se unía a los dos—. Y vine a salvar tu bonito trasero, como siempre.
Ella frunció el ceño y Dean sonrió.
—¿Has matado a tres demonios? ¿Solo?—comentó ella.
—No —dijo Sam mientras la ayudaba a levantarse—. Llegué justo a tiempo para ayudarlo. Los tomamos por sorpresa. La cosa se puso fea. Tuvimos un poco de suerte.
—Ah, y soy increíble —bromeó Dean—. Así que...
Anna se burló y lo empujó juguetonamente mientras él sonreía de nuevo. Frunció el ceño ante el sonido del Impala afuera y su sangre hirvió cuando se dio cuenta de que era Tracy conduciendo.
—Oye. ¿Estás bien? —Sam le preguntó a Tracy mientras los tres salían del restaurante y ella salía del auto.
—Sí —afirmó Tracy—. ¿Tú?
—Más o menos, sí.
Tracy asintió y le dio una sonrisa vacilante. —Bueno.
—¿En serio, Dean? —gruñó Anna—. ¿Apenas me dejas sentarme en el asiento delantero pero a ella la dejas conducir?
Tracy le dio una sonrisa amistosa y abrió la boca a punto de decir algo para alivianar las cosas. —Cállate —Anna le gruñó, consciente de que Sam se había escabullido hacia su lado del auto. La señaló con el dedo—. Estás muerta para mí. Y Sam, te sientas atrás.
Ella se precipitó hacia él y lo empujó fuera del camino.
—¿Qué? Yo... yo no hice nada malo. ¡Fue Dean!
—Estoy enojada con todos —se quejó mientras abría la puerta y subía—. Nunca puedo conducir este maldito auto.
Sam le hizo una mueca a Dean. —Esto es tu culpa —gruñó antes de subir a la parte posterior.
—Wow —Tracy se rió mientras miraba a Dean—. Y pensé que ella estaba enojada conmigo. ¿Siempre es así?
Dean asintió, mientras sus labios se curvaban con una sonrisa. —No, solo a veces. Pero no la amaría si fuera de otra manera —Dean miró a Tracy y sonrió ante su sorpresa—. Si la conocieras. Quiero decir, realmente la conocieras, entenderías. No es algo que pueda explicar.
Tracy se encogió de hombros y se movió para abrir la puerta del automóvil. —El amor nunca se puede explicar.
****
Mientras los muchachos y Anna habían estado cazando, Emily y Kevin se portaron como dos niños rebeldes e hicieron lo único que no debían hacer. Hablar con Crowley. Para su suerte habían logrado que el demonio le diera algunos nombres.
No sin antes torturar psicológicamente a Kevin con mentiras.
—Ustedes revisen los nombres —suspiró Anna—. Iré a buscar al niño.
Lo encontró dirigiéndose hacia la salida con una mochila en su hombro.
—¿A dónde vas? —preguntó. Él la empujó pasando por delante de ella—. Oye —lo agarró del brazo, deteniéndolo—. Habla conmigo.
—No puedes mantenerme encerrado aquí —gruñó—. Me voy.
—Si, seguro. Escucha, te dijimos que no hables con Crowley ¿sí? Hace estragos con tu cabeza.
—Dijo que mi madre está viva —Anna quedo sorprendida—. Crowley dijo que si lo suelto, me la devolvería.
—¿Y le has creído?
Kevin rodó los ojos e hizo un gesto hacia el calabozo. —Sigue ahí, ¿no?
Anna suspiró y se rascó la frente. —Crowley miente.
—¿Y si no?
Tragó saliva mientras miraba sus grandes ojos marrones. Él era solo un niño. Se repetía a sí misma una y otra vez.
—Bueno... si está viva, entonces está muerta. En todo lo que importa, está muerta, Kevin. Lo siento —hizo una pausa—. Sé que te mueres por desaparecer. Lo entiendo. Pero ahí afuera, hay demonios y ángeles, y les encantaría tener en sus manos a un profeta. Así que incluso con Crowley aquí, este es todavía el lugar más seguro para ti. Es eso. Y te necesitamos, Kev.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras trataba de apartar la mirada de ella.
—Porque soy útil —afirmó.
Anna negó con suavidad.
—Porque eres familia —corrigió—. Después de toda la basura por la que hemos pasado. Después de todo el bien que has hecho. Si no crees que moriríamos por ti. No sé que más decirte —las lágrimas le cayeron por las mejillas, se adelantó y le tomó la cara entre sus manos—. Porque tú, yo, Emily, Sam, Dean y Cas, somos todo lo que tenemos. Pero, si nada de eso te importa, entonces no te detendré.
****
Kevin decidió quedarse. Anna entró a la biblioteca con orgullo diciéndoles a los hermanos que él era un niño duro. Dean sonrió y la besó en la sien mientras pasaba junto a ella para dirigirse a la cocina.
La pelirroja frunció el ceño ante la mirada triste de Sam que estaba sentado investigando. No levantó la mirada cuando ella se movió detrás de él y envolvió sus brazos alrededor de su cuello.
—¿Qué pasa? —preguntó susurrando en su oído.
—Nada. Es solo... lo que dijo Tracy sobre mí, no estaba equivocada.
Ella suspiró al oír el nombre de Tracy. Sabía que lo que había dicho esa chica iba a volver y perseguir a Sam. Si antes no le caía bien, ahora definitivamente la odiaba.
Anna se enderezó y se paró a su lado. —Muévete —él le dio una mirada interrogante—. Muévete. Mueve tu silla hacia atrás.
Él hizo lo que le pidió y ella se sentó a horcajadas sobre sus muslos. Sus manos fueron instantáneamente a sus caderas. La pelirroja tomó su cara entre sus pequeñas manos, se aseguró de que la mirara a los ojos.
—Sam, escúchame. Has ayudado a mucha más gente de las que has dañado. Así que todo eso... fue antes. Esto es ahora —él apartó la mirada y apretó los labios. Anna lo obligo a que la mire—. No eres una mala persona. Nunca lo has sido, nunca lo serás. ¿Recuerdas la charla que tuvimos hace unos meses? ¿Sobre como yo una mala persona? —él asintió pero ella igual lo hizo recordar—. Dijiste que no era mala porque me amabas y me conocías. Eso fue suficiente para ti, te digo lo mismo. No eres una mala persona, Sammy. Y lo sé porque te amo. Porque te conozco.
Sam frunció el ceño y sonrió. Su ojos se humedecieron, enterró la cara en su cuello cuando la abrazó. Ella lo acunó y vio Dean entrando con una cerveza en la mano. Le dio una pequeña sonrisa, que él le devolvió.
Dean lo entendía. Y lo aceptaba. Y mientras tomó un sorbo de su cerveza apoyado en el marco de la puerta, no podría haber estado más feliz de ver que su hermano tenía a alguien como ella. Ambos tenía a alguien como Anna.
****
Si, definitivamente odie a Tracy, pero mi pequeña Anna hizo justicia.
Ironico que Anna le haya dicho a Kevin que es familia porque *spoiler*todos sabemos quién lo va a matar*spoiler*. Así que imaginen como se va a poner cuando se entere que está poseída por un ángel.
Tuvieron muchas repercusiones las frases de Marvel en el capítulo anterior. ¿Se imaginan un capítulo tipo "The french mistake" pero con el MCU? 😏 Dean y Tony en una misma escena es algo que me gustaría ver. O leer.
Gracias por todos los comentarios, en serio. Me hacen feliz 😘
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