Capítulo 8
¡Qué ganas de besarlo!
Antes de dejar la escuela pasé por el baño para refrescarme el rostro y tratar de aplastar algunos cabellos rebeldes en la coronilla, también lo hice para despistar a Rosario y Brenda Lee quienes me estaban buscando para regresar a casa.
Rosario al parecer no sabía nada de la petición de Miss Clark, algo común, no era la primera vez que la maestra solicitaba mi ayuda con alguien, pues no mencionó nada y yo había optado por guardarme para mi la visita a la biblioteca.
Cuando empujé la puerta de cristal para entrar al interior de la fresca y silenciosa biblioteca uno de mis pensamientos fue que era un extraño lugar para mi primera cita con Sasuke. Rápidamente me corregí con severidad, aquello no era una cita, era un compromiso para ayudar a un compañero de clases.
Sin embargo, por más que tratara de pensar racionalmente, mi corazón no pareció oír razones, un despliegue de adrenalina recorrió mis venas y provocó la sensación de mariposas en el estómago. Me sentía eufórico mientras me adentraba en el lugar aunque un poco perdido porque desde mi posición no alcanzaba a ver mi objetivo, ósea Sasuke.
La biblioteca no era muy grande, aunque tenía dos niveles, sin embargo a simple vista no pude localizar a mi compañero de clases, él no estaba sentado en las mesas redondas que se veían de inmediato al entrar después del amplio counter donde la bibliotecaria y dos ayudantes se encargaban de despachar y recibir libros y demás.
Luego de las cinco mesas se encontraban los altos y amplios estantes de libros organizados en orden alfabético. Mas allá se encontraban mesas individuales y algunas butacas que las personas ocupaban para sentarse a leer. En el segundo nivel estaba un área de reuniones y más estantes con otro tipo de materiales y la zona para niños.
Dirigí los pasos hacia los libreros, había poca gente en el lugar, comencé a caminar en horizontal mirando en cada corto pasillo entre los estantes.
Algo que yo desconocía mantuvo ese día fuera de la escuela a Sasuke y lo primero que pensé fue que lo mismo podría detenerlo de asistir a nuestro encuentro, atisbe hacia el penúltimo pasillo sin estar seguro de como me sentía, entonces a solo dos pasos del último pasillo, el chico salió a mi encuentro de manera tan rápida y repentina que poco falto para que colisionáramos.
Ambos nos miramos, por instinto yo levanté las manos a nivel del pecho, mientras un pasmado Sasuke hizo algo similar con un libro enorme en su mano derecha que interpuso entre los dos.
—¡Alejandro! —Justo caí en cuento de su hermoso timbre de voz, suave y algo ronco— .Llegas tarde, incluso pensé que no vendrías —Sasuke me esquivo tomando distancia entre los dos, luciendo indiferente, aunque yo temblaba por dentro.
Tardé en entender el significado de su reclamo y mientras lo seguía hasta una de las mesas lo único que pude hacer fue sacudir la cabeza con incredulidad y sonreír, aunque él no me veía.
Sasuke dejó el pesado libro sobre la superficie de la mesa que produjo un ruido sordo y de inmediato se sentó en una de las sillas cruzando los brazos al frente.
Me detuve al otro lado de la mesa y dejé en el suelo la mochila mientras buscaba su mirada, su oscura y rasgada mirada que yo evocaba cada vez con más frecuencia.
—Me tardé lo que se supone que se tarde una persona desde la escuela hasta acá, caminando —mencioné, pude ignorar su comentario, pero no fueron solo sus palabras sino la forma de mirarme, pues lo que para mi era un comentario bobo, pude darme cuenta de que para él no.
Recordé algo que leí en algún lugar sobre que los japoneses odiaban la impuntualidad.
—Da igual el caso es que estas aquí...—Sasuke embozó la misma sonrisa que siempre me dedicaba, ligeramente curvada hacia arriba en las comisuras, pero sin llegar a los ojos.
Este chico se dejaba ver tan moderado, pero yo no sabía si su actitud precavida era solamente conmigo o si con todos se mostraba igual. Aunque dejándome llevar por sus casi inexistentes amigos en la escuela...
—Gracias por venir Alejandro —No me esperaba eso, y solo asentí con un rápido movimiento de cabeza antes de sentarme de frente a él, algo confuso, quien recogió sus brazos para llevarlos sobre su regazo, ocultos bajo la mesa.
Además de mostrarse lejano una vez más fui conciente de los cambios de humor en el japones.
Por los siguientes minutos el silencio del recinto se expandió hasta nosotros y fui consciente del rumor de la maquina de sacar copias al otro lado del mostrador, el estridente repiqueteo del teléfono, los pasos de varios estudiantes que pasaron en dirección a una de las mesas y los ruidos que hicieron posteriormente al dejar las mochilas sobre la mesa o sillas antes de lanzarse a buscar lo que sea vinieran a buscar en las estanterías de libros.
Sin embargo, lo que acaparó toda mi atención fue el propio Sasuke y su metodología mientras abría frente a él, el grueso libro de texto, colocaba a su lado una libreta, dos lápices, una goma borradora y un sacapunta.
Lo miré cruzarse de brazos y mirarme en silencio quizás dándome la oportunidad de marcar lo que haríamos siguiente. Me aclaré la garganta.
—Podríamos comenzar con un resumen de la clase, los fundamentos del Álgebra y de paso no estaría mal saber en que tienes dudas o se te dificulta más —Sasuke hizo una mueca de resignación mientras se repantigaba en la silla.
—Prácticamente tengo dudas con todo, soy malísimo con todo lo que tenga que ver con matemáticas —Lo oí asegurar desde su relajada posición sin ocultar un tonito que me sonó a disculpa.
Me dispuse a sacar mi cuaderno de apuntes y en una hoja aparte trate de sintetizar la explicación, mi explicación, la manera como a mi se me hacía fácil resolver las ecuaciones.
—Lo primero será leer el problema y plantearlo como una expresión algebraica...
Solo fue cuestión de comenzar con la explicación y casi de inmediato me envolví, señalando con el lápiz los puntos claves. Más adelante pasé a escribir cinco problemas para resolver juntos. Percibí que mi alumno me estaba prestado toda la atención, aunque en un momento dado me pareció que dejó la mirada fija sobre mi rostro más tiempo del necesario, lo que por poco me desconcentra.
—Resolvamos esto juntos —dije y me llevé una mano a la parte posterior del cuello pues sentí algo de rigidez. La posición que tenía con los brazos extendidos sobre la mesa para poder escribir o subrayar lo que estaba explicando no era la mejor.
—¿A cuántos has ayudado con los exámenes finales? ¿y cuál ha sido el resultado? —Ya se estaba haciendo costumbre verme tomado por sorpresa ante cualquier comentario de Sasuke, obviamente comentarios que no esperaba.
Retiré los brazos hacia atrás mientras sostenía la mirada del otro.
—Miss Clark es mi maestra desde que comencé la superior y un buen día me pidió ayuda para una de mis compañeras, supongo porque se me dan bastante bien los números. Esa vez dije que si y no he parado de ayudar cada vez que puedo. El resultado es por lo general muy bueno, no puedo garantizarte un cien, pero si te esfuerzas al menos obtendrás un ochenta.—El japones alzó sus cejas e hizo una mueca.
—Yo con un setenta me conformo, ya sería un logro, soy realmente malo con todo esto...—dijo abarcando el libro de Álgebra y los útiles frente a él con un gesto.
—Si prestas atención y pones mis consejos en práctica te garantizo más que eso —Volví a extender los brazos preparándome para comenzar con el primer problema, pero Sasuke se puso de pie, yo lo miré con el ceño fruncido, confundido por lo inesperado de su movimiento. Él empujó el pesado libro hacía mi, recogió la libreta y demás útiles, incluyedo el bulto que siempre llevaba consigo y rodeo la mesa para llegar a mi lado.
—Creo que así estaremos más cómodos, en especial tú —dijo antes de sentarse justo a mi costado derecho. Yo lo único que pude hacer fue un leve gesto afirmativo con la cabeza sin animarme a mirarlo directo a los ojos pues no estaba seguro si comodidad era precisamente lo que me esperaba tan cerca de él.
De lo que si tuve certeza fue que ante su cercanía mi corazón pareció volverse loco acelerando su latir, tanto que un pensamiento ridículo cruzó por mi mente.
¿Sería posible que el chico a mi lado pudiera escucharlo?
En aquel momento estaba tan consciente de su presencia, que poco me falto para inhabilitarme. Por segundos me dio la impresión de que era incapaz de respirar apropiadamente, con serenidad y mentalmente comencé a decirme cosas como;
«Contrólate Alejandro, no hagas el ridículo» o
«Esto que te está pasando con él, jamás te sucedió antes»
Mientras recitaba todo aquello en mi mente, lograba con mucho control recitar verbalmente las instrucciones a seguir para resolver los problemas, en tanto apuntaba con la punta del lápiz los números y letras escritos sobre la hoja de papel.
Sasuke tenía la mirada baja, su atención en la mesa, sobre el papel.
Poco a poco para mi fue como si el espacio donde estábamos se redujera, no puedo hablar por otros, pero yo solo oía mi propia voz recitando lo que bien sabía, con la mirada alternando entre el papel y el perfil del chico a mi lado, respirando por primera vez ese aroma que desde ese día en adelante asociaría solo con él.
Un aroma amaderado y terroso que hablaba de tibieza, de bienestar.
—Creo que podría tratar...—Sasuke extrajo un papel en blanco de sus cosas—¿Puedo?—El muchacho buscó mi mirada con la suya a la vez que con su mano derecha intentaba tomar el papel que yo tenía entre las manos.
Yo mismo empujé la hoja hacia él y me dispuse a continuar mirándolo mientras hacia lo suyo, al pasar los minutos, con él concentrado a su totalidad, pude disfrutar al máximo de su perfil, sus ojos rasgados de largas pestañas y pobladas cejas, de su boca de labios finos y su nariz algo aguileña. Sobre su frente unos mechones algo largos y traviesos de cabello oscuro parecían flotar.
Esta vez contrario a otras ocasiones que evitaba pensar en la razón detrás de lo que yo llamaba curiosidad por el nuevo compañero de clases, por primera vez acepte que lo que sentía por Sasuke era igual a lo que un día sentí por Gwendy, pero multiplicado por tres.
No era estúpido, tampoco ignorante, en algún lugar había leído sobre la homosexualidad, una manera de ser, sentir y vivir que muchos consideraban errónea. Nunca pensé mucho sobre ello, ni siquiera tuve mucha curiosidad sobre el tema y ni en mis más locos sueños pensé sentirme atraído por alguien de mi mismo sexo.
Y fue allí cuando por primera vez tuve miedo, un miedo dominante que me hizo levantar de la silla como impulsado por un resorte.
—Tengo que irme...—No pude contenerme, aunque hasta a mi me sonó a mentira, fue un impulso producto del profundo temor que atenazo mi alma. Sin mirarlo recogí lo poco que tenía sobre la mesa, metiéndolo sin ningún cuidado en la mochila,
—¿No vas a revisar lo que he hecho? —El tono de voz de Sasuke no ocultaba su sorpresa ante mi inesperado proceder.
—Llévalo mañana a clases, allí lo reviso —dije por no quedarme callado —. Discúlpame, pero recordé que tengo un compromiso...—añadí y me coloqué la mochila sobre el hombro izquierdo.
Sasuke parecía que aún no entendía de que iba todo aquello, yo lo tenía muy claro y solo quería estar solo, lejos de él para pensar con claridad sobre estas nuevas emociones.
Sin más me giré y casi corrí fuera del lugar. Un único y recurrente pensamiento martillaba mi cerebro mientras me alejaba de él como si me persiguieran mil demonios.
«Qué ganas de besarlo»
********************
Según la hoja que Sasuke dejó frente a mi sobre la superficie de mi pupitre, el chico había resuelto cuatro de los cinco problemas.
—¿Ahora le das clases particulares al príncipe japonés? —Ya había oído a Peter referirse de esa manera a Sasuke, decía que el muchacho era un pretensioso que no hablaba con nadie porque se creía mejor que todos. Según Peter, Sasuke y su hermana creían pertenecer a la realeza.
Gwendy se echó a reír junto con Daniel y el mismo Peter mientras yo solo le eché una rápida mirada al papel y me ponía de pie.
—¿A dónde vas Alejandro? —Mi novia colocó una de sus manos sobre mi antebrazo e hizo presión. Sasuke había vuelto a su pupitre.
—A devolverle esto...—Me incomodaba en ocasiones sus gestos controladores, con suavidad me deshice de su agarre.
—Ve Alejandro, el príncipe no debe de molestarse —oí decir a Peter, me giré un poco y le regalé un gesto con el dedo corazón provocando un nuevo coro de risas desquiciadas y el ruido sordo de las palmadas de la maestra llamando a la cordura.
Tomé asiento en el pupitre vacio al lado del japonés que levantó la mirada.
—Excelente trabajo —dije, mientras le ofrecía el papel de vuelta. Él lo tomó para echarle un rápido vistazo.
—¿Qué paso ayer? ¿Por qué te fuiste así de pronto? —Para nada esperaba su pregunta, o mejor dicho rogaba porque no preguntara pues no podía decirle. Mis inquietudes eran algo que no podía revelarle a nadie, mucho menos a él.
—Ya te dije, olvidé que tenía un compromiso con...
—¿Con tu novia?—
—No...
Me revolví sobre el asiento, de él miré al frente y luego volví a mirarlo a él. La noche anterior había decidido dejar las cosas así, disculparme con él y con la maestra, inventarme cualquier excusa para evitar volver a estar tan cerca de Sasuke.
Mi intención era tomar distancia con Sasuke y acercarme más a Gwendy porque en aquel entonces en mi mente juvenil e inmadura eso lo arreglaría todo, de ese modo aquellos inquietantes pensamientos y inadecuados deseos desaparecerían.
—Seguro que te diste cuenta de que conmigo las cosas serían muy difíciles, quizás no quieres quedar mal con la maestra cuando se de cuenta de que no pudiste lograr que yo sacara al menos un setenta...
En cuanto oí por donde iban sus pensamientos me giré hacia el rápidamente y con afán busque su mirada.
—No me doy por vencido tan fácilmente, Sasuke —dije y enseguida vi en su mirada que algo de lo que le dije le pasmo, quizás el uso de su verdadero nombre, la pronunciación correcta o que no lo llamara Jack como el mismo había pedido. O tal vez fue la seguridad con la que hablé— .Te esperó en la biblioteca después de clases —
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El resto de la semana me reuní con Sasuke y ya para el viernes los dos pudimos ver grandes avances en su desempeño. Cada vez, antes de llegar a la mesa donde el otro chico me esperaba, solía mentalizarme a comportarme con propiedad y evitar a toda costa pensamientos impropios sobre mi compañero de clases, así, salvo contadas ocasiones, pude cumplir con lo prometido y ayudarlo con sus dudas sobre la materia sin tener que huir nuevamente.
Eso no quería decir que no fuera muy consciente de él, de su aroma, de ese gesto que hacía con la boca cuando algo no le salía bien.
Cuando llegaba a la casa daba rienda suelta a mis inquietudes, cada vez más frecuentes sobre mi sexualidad. Pensaba mucho en la atracción que sentía hacía Sasuke, prácticamente no podía dejar de pensar en él y hasta dormido lo tenía presente.
Comencé a preguntarme si él pensaba y sentía lo mismo por mí, aunque una de mis mayores preocupaciones era la reacción de mi familia inmediata a esta nueva realidad.
Y nuevamente, cuando me encontraba acostado mirando hacia el techo del cuarto oyendo los ronquidos de Ben, pensaba erróneamente que todo lo que sentía por Sasuke era producto de mis revoltosas hormonas, algo pasajero que no tenía por que definir mi vida de ahora en adelante. Y por lo general terminaba dormido seguro de que mi relación con Gwendy era la mejor respuesta para dejar lo anterior atrás.
La celebración de la noche de las brujas se encontraba a solo horas y decidí, luego de pensar los pro y los contra, que aquel era el mejor momento para afirmar mi sexualidad acercándome a Gwendy y probar nuestra primera vez, juntos.
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