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Capítulo 5



Un chico guapo


En tanto Gwendy, Rosario y los demás en la mesa, incluido Peter Logan y su amigo Daniel bromeaban y reían mientras disfrutaban del almuerzo, yo comía mi sándwich en silencio sin participar para nada con algún comentario ingenioso como casi siempre hacía.

Lo que sucedió en el salón antes del receso pareció quedar en el olvido, yo solo esperaba que Peter no hiciera del estudiante recién llegado su nuevo punto de diversión y acoso. Aquello último lo había visto más de una vez y también en más de una ocasión tuve que intervenir en favor de la víctima de mi compañero de clases.

Peter y yo íbamos juntos a la escuela desde que iniciamos en el jardín de infantes. Nuestra relación era de tolerancia, aunque hubo un momento en que él intentó hacer conmigo lo que hacía con los demás, pero tanto a él como a mi nos costó dos días de suspensión por pelear en el pasillo de la escuela.

—¿Ya terminaste mi amor? —Con el rabillo del ojo miré a Gwendy mientras bebía un largo sorbo de jugo de manzana, era eso o leche con chocolate. Gwendy acaricio mi mejilla con dos de sus dedos antes de arrimarse a mi hombro para recostar su cabeza sobre el por unos segundos.

—Vamos afuera, aquí hace mucho calor y hay mucho ruido —La oí decir, crucé miradas con Chari al otro lado de la mesa.

Enderecé la postura y me giré un poco a la derecha para poder mirar a mi novia de frente y decirle que no quería salir, pero algo, un movimiento quizás, me hizo mirar más allá de ella, dos o tres mesas hacia el fondo, casi en la esquina del salón, justo a tiempo para pillar a Sasuke mirando en nuestra dirección.

Una sonrisita de complacencia se formo sobre mis labios. El recién llegado cambio la dirección de su mirada rápidamente cuando se dio cuenta de que yo lo miraba.

—¿Ya vieron a los hermanitos asiáticos? —Esa pregunta la hizo Peter utilizando la entonación más burlona que pudo expresar — .Se ven bien raros —añadió malicioso y el esperado bullicio de carcajadas le siguió.

—Más raro te ves tu y nadie dice nada —Le contesté sin pisca de burla en mi voz, mientras relajaba la postura sobre el respaldo de la silla y miraba directo hacía él.

—Alejandro, amor...—dijo Gwendy dejando escapar una risita nerviosa mientras con una de sus manos repletas de pulseras de goma muy coloridas despeinaba mis cabellos de la nuca.

Rosario le echo una divertida miradita a Peter antes de fingir estar muy ocupada con la mitad de muffin de chispas de chocolate que tenía frente a ella, en tanto él y su amigo Daniel se miraron rápidamente antes de centrar nuevamente su mirada en mí.

Yo sabía como era Peter, él me conocía y en general cada uno evitaba tener encontronazos, pero su inmediato menosprecio por los nuevos estudiantes no dejaba lugar a otra reacción.

—Tienes que tener cuidado Gwendolyn, me parece que tu novio ha quedado fascinado por nuestros nuevos compañeros, en especial por la chica bajita de apariencia tierna y delicada tan diferente a tu cinco, seis de estatura —comentó Peter decidido a fastidiar la paz entre mi novia y yo.

—¿Qué dices? —exclamó la rubia moviéndose inquieta sobre el asiento mientras me miraba preparándose para comenzar uno de sus dramas, lo sabía no porque Gwendy me hiciera dramas sino que la había visto junto a sus amigas en esa faceta y resultaba realmente abrumadora.

—¿Es cierto eso que dice Peter, Alejandro? —estalló ella buscando mirarme fijamente mientras yo rehuía su mirada y rodaba los ojos con hastío, no estaba preparado para todo eso. Gwendy sostenía uno de mis antebrazos —¿Te gusta esa...chica? —No podía creer que un simple comentario de mi parte en respuesta a los dichos de Peter desencadenaran todo ese lio innecesario.

Peter y su amigo no dejaban de reír mientras daban palmeadas a la mesa, vi como Rosario se echaba a un lado y los miraba con incredulidad.

—¡Contéstale Alejandro! —exclamó Peter sin dejar de golpear la superficie de la mesa como un poseso.

Cansado, no encontré nada más que hacer que ponerme de pie casi sacudiéndome de encima a mi novia mientras trastabillaba un poco hacia atrás.

—Esto es ridículo y ustedes dos son un par de idiotas —mencioné señalando a Peter y Daniel antes de girar en dirección al pasillo con la cara ardiendo de coraje.

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Después del almuerzo traté de relajarme en la clase de arte dándole los últimos toques a mi poco llamativa versión de los campos Elíseos. Di gracias porque ninguno de mis compañeros de almuerzo estuviesen en la clase, creo que si hubiese tenido que soportar a Gwendy con sus ñoñerías hubiese salido corriendo no solo del salón sino de la escuela.

Con suerte no tendría que verla hasta la salida y si me esmeraba podría buscar la manera de alejarme del plantel cruzando el pequeño bosque que separaba la escuela de la urbanización donde residía, de esa manera evadiría un encuentro con ella.

Entre pinceladas e ideas de como eludir a Gwendy transcurrió la clase de arte. Ya más tranquilo me escabullí hasta el salón donde tomaría mi quinta clase del día que compartía con Rosario y desde ese día en adelante con Sasuke Takahashi quien ocupaba uno de los primeros pupitres en una de las tres filas.

Solo le dediqué un vistazo antes de ir a ocupar mi lugar al lado de Chari, mi ánimo no estaba para ser educado y mucho menos atento. Esta vez la maestra no tuvo problemas en pronunciar correctamente el nombre del nuevo.

—Sas-ke —Así se pronunciaba correctamente, aunque él nuevamente le pidió a la maestra que lo llamaran Jack, lo cual en mi opinión personal y que nadie me pregunto, era ridículo.

Recordé lo enojado que me llegué a sentir cuando era solo un niño y muchos de mis compañeros comenzaron a llamarme Alex, pues Alejandro parecía muy complicado para ellos. No fueron pocas las veces que tuve que corregirlos y hasta apuntarles sílaba a sílaba la pronunciación correcta de mi nombre, pero el esfuerzo rindió sus frutos y ahora nadie me llamaba Alex, mi nombre era Alejandro y en ocasiones mi familia cercana me llamaba Alejo, pero hasta ahí.

Para mi no tenía sentido ser llamado Jack cuando tu verdadero nombre era único, por lo menos en esta parte del mundo.

La última clase del día era educación física y Sasuke estaba presente. Según dijo el maestro, por esa semana estaría exento, si quería, de participar activamente en los ejercicios de calentamiento y posterior juego de baloncesto pues su vestimenta no era la apropiada, el chico se paso toda la hora muy ocupado con sus apuntes de otras materias, mientras los demás sudábamos la gota gorda, como decía mi abuela, en la cancha.

Antes de que el maestro sonara el silbato indicativo de que finalizaba la sección yo ya me retiraba disimuladamente hacia los vestidores para cambiarme los pantalones cortos y echarme un poco de agua fresca sobre el rostro antes de salir rápidamente del área del gimnasio y escabullirme en dirección al bosque dispuesto a evadir cualquier contacto con mi dramática novia. Solo esperaba que para la mañana siguiente todo el absurdo asunto de la hermana menor de Sasuke hubiese sido olvidado.

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Rosario me sorprendió casi saltándome encima cuando no había caminado mucho, después de abandonar el área arbolada. No estaba muy lejos de su casa, de hecho, la casa de mi amiga se encontraba a solo unos pasos de distancia.

—Te esperé un buen rato frente a la escuela Alejandro, ¿por dónde saliste que no te vi?, tendrías que ver a Gwendy como una boba mirando a todos lados buscándote, casi igual que yo...

Trastabillé hacia un lado para zafarme de ella y acelerar los pasos alejándome.

—No quiero ver a nadie —dije con tono indignado, todo muy fingido a modo de broma— .Tampoco a ti, Chari —añadí mientras pasábamos caminando frente a su casa justo cuando su padre salía al balcón.

—¿A dónde vas Chari? —Enseguida me di cuenta de que el señor Elmer había bebido.

—No te detengas, solo ignóralo —dijo Chari agarrándome por la manga de mi camisa de cuadros para que acelerara el paso. Rosario no soportaba cuando su padre había bebido alcohol pues en ocasiones se comportaba agresivo con ella e incluso con su propia madre.

Chari y yo casi corrimos hasta llegar frente a mi casa entre resoplidos.

—Odio cuando bebe, siempre es lo mismo, bebe hasta casi perder el sentido, pero antes por supuesto nos insulta a la abuela y a mi. La mañana siguiente supuestamente no recuerda nada de lo qué pasó y cuando se lo recordamos luce arrepentido y jura que no volverá a beber nunca más...—Aquello era algo que ya había oído antes, la historia de nunca acabar.

—A veces está semanas sin beber y mi abuela y yo nos sentimos tranquilas. Cuando esta sobrio es un buen tipo, tranquilo y amable, tú lo conoces Alejandro, pero todo cambia cuando bebe —El padre de mi amiga era un buen tipo con un severo vicio de alcohol. En el pasado intento varias veces buscar ayuda en organizaciones que se dedicaban a brindar soporte a personas alcohólicas, pero luego de varios meses sobrio, Elmer volvía a caer bajo el peso del vicio.

—Solo espero que no salga a buscarme, la abuela no está en la casa, hoy se quedará con la tía Esmeralda y yo no quiero estar sola con él...—Rosario odiaba que Elmer se le acercara con su aliento a ron mientras insistía en hablarle sobre Jackeline, la ingrata mujer que los abandono hacia años.

—Tranquila amiga, ¿por qué no te quedas aquí esta noche?, podrías dormir con Brenda Lee y Maricarmen, no sería la primera vez —Mis padres siempre buscaban ayudar a Chari cuando la chica lo necesitaba.

—Gracias por ser tan bueno, amigo. No sabes el peso que me sacas de encima —Chari se arrojo a mis brazos tomándome de sorpresa y me apretó fuerte mientras recostaba su cabeza sobre mi hombro.

En la casa del lado el automóvil oscuro de los vecinos se estacionaba en la entrada de la casa. Rosario se apartó de mi para dirigir su atención a los recién llegados.

El padre y la pareja de hijos abandonaron el carro para caminar con agilidad rumbo a la casa, ninguno miro hacia nosotros.

—Vamos adentro —dije y me adelante.

***********************

Bajé la escalera recién bañado, Rosario y Brenda Lee estaban sentadas frente a la mesa, mi amiga ayudaba a mi hermana menor con una de sus tareas. En la sala, la abuela miraba el noticiero anglosajón de la tarde noche aunque realmente Toña no entendía nada de lo que decían los presentadores.

En esos momentos papá entraba y dejaba el abultado llavero en un clavo en la pared antes de caminar directo a la cocina donde se encontraba mamá lista para comenzar a servir los alimentos.

—Ve a lavarte las manos, amiga —dije cuando me detuve entremedio de Chari y Brenda Lee — .Y tu también Brenda Lee, ya sabes que a mamá no le gusta esperar mucho para servir la comida, y de paso avísale a Ben y a Maricarmen que están arriba —

—Tu no me dices lo que tengo que hacer...

—¡Ve a lavarte las manos Brenda Lee y de paso llama a tus hermanos para que bajen a comer! —Aguanté la risa ante la cara de indignación que puso Brenda Lee antes de levantarse de mala gana y cerrando los libros de repente.

—¿Decías? —Inquirí echándole una miradita de superioridad que terminó por hacerle bufar de camino a las escaleras. Rosario achico sus ojos mientras movía la cabeza en desaprovacion, ella decía que mortificaba mucho a Brenda Lee y tenía razón, pero era mutuo porque mi hermanita no era ninguna santa.

Cuando mamá puso el primer plato con comida sobre la mesa los miembros de la familia parecieron sincronizarse para sentarse frente a la mesa, yo ayude a la abuela a llegar desde la sala y tomar asiento. Después de la debida oración dicha por papá nos dispusimos a disfrutar de la cena.

La mañana siguiente Rosario salió muy temprano a su casa donde se bañó y preparo para la escuela, ya para ese momento su padre dormía la borrachera. Yo la esperé sentado sobre un viejo sillón de aluminio en el balcón de la casa, desde allí vi pasar calle abajo a los vecinos a bordo del vehículo que manejaba su padre.

—Allí va el futuro amor de mi vida —Aquel comentario me sorprendió en todo el sentido de la palabra. No había escuchado a mi amiga salir de su casa y por otro lado no sabía como interpretar sus palabras. Me puse de pie y agarré la mochila.

—No me enteré que te gustaba Takahashi —dije mientras bajaba los escalones hacia el sendero que me llevaría a la acera, todas las casas en aquella calle tenían el mismo diseño.

Rosario cerro la puerta de su vivienda y me siguió.

—Es un chico guapo, con esos cabellos largos y lacios, sus ojos rasgados y ese aire de misterio que lo rodea —mencionó mi amiga mientras caminábamos. A oírla estuve de acuerdo en su apreciación, Sasuke podría ser muy atrayente para cualquier chica. Sin embargo, yo creía que no se le haría fácil a ninguna chica acercarse al asiático antipático que con su actitud gritaba «aléjense de mi»

Una brisa fresca agito nuestros cabellos, los primeros días de otoño se acercaban con rapidez. A nosotros nos faltaban solo unos metros para entrar a los predios del plantel, de lejos pude ver a Gwendy.

Me detuve y Rosario conmigo, mi amiga miro al frente y luego volvió a mirarme a mi.

—Ayer antes del almuerzo iba a terminar con ella, pero no pude, solo la escuché entusiasmada contarme que su familia ya sabe de nuestro noviazgo. Hoy solo espero que no siga con el drama que armo ayer en el almuerzo —confesé alzándome de hombros.

—Tranquilo Alejo, ayer me encargué de asegurarle a Gwendy que solo tenías ojos para ella. —La miré extrañado, nunca me mencionó aquello.

Rosario me animó a continuar caminando, más adelante nos dimos cuenta de que Gwendy ya había entrado al edificio.

—Eso sí, vas a tener que inventarte una buena excusa para tu desaparición ayer en la tarde —Ya le había comentado a Chari sobre el camino a través del área arbolada que tomé para evadir a la rubia, ella ya lo conocía.

Sin embargo, no fue mucho mi esfuerzo para aplacar el enojo de Gwendolyn ante mi anterior fuga, solo tuve que abrazarla fuertemente, susurrarle al oído cuanto la quería y besarla con ternura mientras nos escondíamos en un rincón cerca de los baños para que olvidara el asunto de mi extraña desaparición de la tarde anterior.

****************

Cuando regresé a casa esa tarde me encontré de frente un espectáculo inesperado. La hermana de Sasuke trataba de mil formas diferentes aplacar a un enorme cachorro de Golden Retreiver de pelaje dorado con pequeñas manchas blancas que amenazaba con tirarla al suelo.

La muchacha intentaba afincar sus zapatos escolares en la acera mientras sostenía la cadena que estaba unida al collar en el cuello del animal, su propósito parecía ser controlar la dirección hacía donde trotaba el animal, pero el perro tiraba hacia la derecha, ósea en mi dirección mientras la chica insistía en que se moviera hacia la izquierda y para mi pareció un caso perdido.

El Golden Retreiver era un cachorro fenomenal, hermoso y juguetón, el problema con la vecina era su baja estatura y poco peso además de la efusividad con que se movía el joven animal.

Dejé la mochila a un lado y me acerque a la pareja dispareja justo en el momento en que la chica trastabillaba bajo el peso del animal y fue a dar de trasero a la acera dejando escapar un sonoro suspiro que cambio a apagadas carcajadas cuando el perro comenzó a recorrerle el rostro con la lengua.

—Sal de encima de mi, Dragón y no me llenes de tu baba —La oí gritar mientras se retorcía, el animal poco caso hacia a su dueña.

No lo pensé mucho para tronar los dedos y silbar en tanto doblaba las rodillas mirando fijamente al cachorro y buscando llamar su atención para darle una oportunidad a la chica de levantarse.

Logré lo que me proponía y el animal dejó a la vecina para acercarse a mi moviendo la cola efusivamente, aproveche para tomarlo del collar para mantenerlo alejado, en tanto la chica se ponía de pie. A mi me encantan los perros y siempre quise tener uno pero mamá no era fanática de ellos y siempre dijo que no a mi propuesta de tener uno aunque fuera pequeño.

Mi vecina se sacudió los pantalones cortos y el frente de su camisa amarilla antes de centrar su atención nuevamente en el perro y esta vez en mi. La muchacha agarro nuevamente la cadena mientras el animal se mantenía bastante tranquilo bajo mis caricias.

—Eres un perro muy guapo y simpático —le dije al perro mientras rascaba detrás de sus largas orejas y mirando sus traviesos ojitos. La chica pudo mejorar su postura a la vez que se aseguraba el extremo de la cadena en su mano derecha.

El animal parecía encandilado por mis caricias al punto en que prácticamente se encontraba tirado a mis pies.

—Es maravilloso pero a mi en ocasiones se me hace tan difícil sacarlo a pasear, no me obedece y quiere ser el quien me pasee a mi —alego la muchacha sonriendo ampliamente en tanto nos miraba con asombro —Tu parece que le agradas...gracias por ayudarme con Dragón, mi nombre es Suzume pero puedes llamarme Su —

—Yo soy Alejandro, tu vecino —dije desde mi posición inferior al lado de Dragón, un nombre muy fuerte para un perro tan amable y lindo.

—Suzume ¿por qué sacaste al perro? —Reconocí es voz de una, sin necesidad de verle la cara al hermano de la chica que tenía frente a mi. Para variar el tono de voz de Sasuke dejaba ver su molestia aun antes de verme a mi en escena.

Sasuke se planto a espaldas de su hermana y paso su mirada de ella a mi sin lograr disimular su sorpresa e incertidumbre.

—¿Qué haces acá afuera hablando con extraños? —Fue lo primero que soltó y aunque la pregunta era para su hermana lo dijo mirándome directamente a mi.

Enderece mi postura dejando a Dragón sin caricias, el perro permaneció cerca de mi moviendo la cola frenéticamente. Su pregunta me molesto más que su tono de voz o su sospechosa y casi malintencionada miradita.

—Dragón no dejaba de rascar la puerta de atrás con urgencia, Sasuke —comentó su hermana contestando la primera pregunta de su hermano y antes de llevarse al perro en dirección a la casa, no sin un poco de dificultad porque el animal volvía a ponerse inquieto.

Sasuke miró por unos instantes a su hermana cuando pasó frente a él desviando su atención de mí.

—Si es tu perro deberías de estar más pendiente a sus necesidades —dije, no me pareció justo la manera y en especial el tono de voz en el que se dirigió a su hermana.

Sin esperar respuesta me giré y agarré la mochila con intenciones de entrar a la casa sin perder más tiempo con el poco sociable vecino, pero mis intenciones fueron muy débiles y luego de subir los escalones, frente a la puerta principal de la vivienda voltee hacia la calle esperando verlo todavía allí.

Sin embargo, lo que me llevé fue una enorme desilusión al darme cuenta de que Sasuke ya no estaba donde creía.


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