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Capítulo 29


Grabado a fuego sobre mi piel



Sasuke al parecer despertó primero que yo, buscando la manera de que yo también lo hiciera, acariciando mi pene con su boca, con movimientos lentos, pero firmes que me estaban volviendo loco.

Poco a poco la somnolencia fue dispersándose en mi y la excitación tomó su lugar. Llevé la mirada hacía Sasuke que me la devolvió, mientras hacía maravillas con su boca, me encantó verlo en aquella posición.

Totalmente empalmado busqué una mejor postura y erguí un poco el cuerpo, mientras Sasuke abandonaba el lugar que tenía y a gatas se fue acercando a mi lado, pude notar que él también estaba muy excitado y listo.

Nos besamos con ternura, lentamente, saboreando el interior de nuestras bocas.

—Necesito sentirte, Alejandro...

Su petición, dicha sobre mi boca, con un tono suave y ronco, logró descolocarme un poco pues de pronto me gano la ignorancia. Sasuke le dedico caricias a mi pene al tiempo que volvía a atrapar mis labios con los suyos.

Cuando separamos nuestros labios, nuestras miradas se entrelazaron, no podía estar seguro si Sasuke podía ver mi inseguridad en medio del deseo que nublaba mis sentidos, sin embargo, yo pude ver en su rasgada mirada sus ganas de mi, y una petición silenciosa.

Llevándome por mi instinto lo atraje hacía mí, sobre mi, para abrazarlo mientras besaba el hueco de su cuello. Y así, unidos por primera vez, piel a piel, nos dejamos llevar por la pasión que nos gobernaba.

El recuerdo de ese amanecer lo llevó grabado para siempre a fuego, sobre mi piel.

**************

A Sasuke y a mi nos costo bastante salir de la caseta de campaña, estábamos muy a gusto, enredados sobre las mantas. Después de nuestro intenso encuentro durante el amanecer de ese domingo, aún desnudos, tuvimos una larga conversación. Entre otras cosas tocamos el tema de nuestros temores e inseguridades, el miedo que sentíamos ante el futuro de nuestra relación.

Porque la realidad era que los dos nos enfrentábamos a lo desconocido, yo más que él, porque Sasuke ya conocía como sería la reacción de sus padres cuando supieran de nuestra relación.

En esos momentos creí percibir menos tenso a Sasuke, aunque aún estaba reacio a revelar nuestra verdadera relación a los demás, por lo menos en un futuro cercano. Sin embargo, de algún modo las esperanzas que yo tenía sobre una futura relación abierta y sin escondernos se elevaron.

Entre caricias y besos se nos fue la mañana. Ese día antes de abandonar la intimidad del pequeño habitáculo, juramos no dar pie a malos entendidos, prometimos hablarnos con la verdad y en un futuro, cuando nos mudáramos para Akron, como lo planeado, comenzar una convivencia libre, donde el amor sería junto a nosotros, los protagonistas.

El momento exacto de revelar a nuestras familias el amor que nos unía no lo discutimos, y yo me propuse interiormente no ser tan necio con el tema y darle la oportunidad a Sasuke de salir del closet cuando así lo considerara oportuno y estuviese preparado.

Por aquellos días yo no hubiese tenido problemas en gritar mi amor por un chico a quien quisiera oírme, pero decidí que esperaría por Sasuke, sin presiones.

********************

El viaje terminó, de camino a casa me dormí y cuando desperté lo hice rodeado por uno de los brazos de Sasuke, todavía no habíamos llegado. Era noche cerrada, el interior del auto estaba agradablemente cálido, y la suave melodía de una balada romántica podía oírse como fondo del rumor del vehículo que se deslizaba por la carretera.

Sasuke tenía el rostro sobre mi hombro, los ojos cerrados, su tibio aliento abanicando la piel de mi cuello y un arrebato de ternura me sobrecogió. Con cuidado de no despertarlo y mirándolo casi de reojo, llevé mi mano izquierda sobre su mejilla para acariciar su suavidad.

El chico que amaba era curiosamente lampiño mientras yo era propenso a que me creciera, bastante, el vello del rostro. Últimamente tenía que afeitarme cada tres o cuatro días.

La suavidad del rostro del asiático era algo que me encantaba sentir bajo mis dedos.

—No te detengas, mi Alejandro...

Lo pensaba dormido y el susurro de su voz sobre mi piel no solo me tomo por sorpresa, sino que desencadeno un agradable estremecimiento.

Sasuke enderezo su postura mientras yo hacía lo mismo para quedar mirándonos de frente. Luego de tener relaciones sexuales y confesarnos mutuamente nuestros sentimientos, percibía que con solo mirarnos podíamos comunicarnos y entendernos, sin necesidad de palabras.

Ahora, a mis cuarenta y cinco años pienso que romantice demasiado la intimidad entre nosotros, y yo mismo me puse en la posición de ser aplastado por el desamor, y el desengañó.

Sin embargo, mi yo de casi dieciocho no podía estar más enamorado, ser un iluso, dejándome arrastrar por todo lo que el chico que amaba me hacía sentir, y lo peor, con una estúpida sonrisa en los labios.

**************

Después del viaje nuestra relación no podía ir mejor, al menos así fue las primeras semanas, siempre bajo la premisa, ante los demás, de que éramos los mejores amigos.

En la escuela nos sentábamos con el grupo, en las clases que compartíamos ocupábamos pupitres no muy alejados uno del otro y en álgebra Sasuke logró con empeño y sacrificio esa nota sobre ochenta de la que tanto dudo en meses pasados.

En las noches, muchas veces me escapé y subí hasta el desván, pero la intimidad que compartimos en el viaje no volvió a darse, creo que estando bajo el mismo techo de sus padres tenía un mal efecto en los deseos de Sasuke.

Nos besábamos y acariciábamos, incluso podíamos estar desnudos bajo las sábanas, pero las cosas no pasaban más allá. Yo lo entendía o trataba de entenderlo, pero en ocasiones la frustración amenazaba con salir en forma de reclamos por mi boca.

En esas ocasiones, a pesar de nuestro juramento sobre no ocultarnos nada, yo prefería inventar cualquier excusa e irme a casa.

De ese año, recuerdo la ocasión de mi cumpleaños número dieciocho, tengo muy vivo el recuerdo de Sasuke, de pie a mi lado cantando la típica canción de feliz cumpleaños, muy claro en mi memoria. Por mucho tiempo atesoré, junto a la pulsera que me regalo para navidad, su regalo de la ocasión, uno de mis libros favoritos por esa época. Fue un año que comenzó muy bien, pero que se torció, en el transcurso de los meses, y bastante.

A mediados de abril me tocaba hacer el viaje a Akron, pero Sasuke comenzó a mostrar dudas sobre hacer el viaje juntos. Sasuke dudaba de que fuera una buena idea, incluso me dijo que su padre podría comenzar a sospechar sobre una relación más allá de la simple amistad, entre nosotros.

En el tiempo que llevaba conociendo a Sasuke y en las pocas ocasiones en que lo vi interactuando con su padre me di cuenta de lo complaciente que se mostraba con su progenitor, parecía que nunca se atrevería a llevarle la contraria en lo más mínimo. Noté que bajo la mirada de su padre Sasuke se mostraba casi sumiso, pero como buen ignorante tampoco asocie esa actitud con un serio problema futuro.

********************


El viaje que con tanta ilusión planeamos parecía irse por la cañería y sobre ello fue la primera discusión que tuvimos Sasuke y yo después de nuestra reconciliación.

—Entiéndeme por favor, Alejandro —Aquella frase comenzaba a ser la favorita de Sasuke y la más odiada por mi. La había oído tantas veces, en diferentes contextos— .Si nos vamos juntos a ese viaje a Akron, mi padre puede sospechar —Fastidiado y molesto no pude disimularlo ante Sasuke, que me lanzó una mirada con un dejo de extrañeza.

Caminábamos hacia la escuela, las mañanas eran menos frías pero aún teníamos que abrigarnos con suéteres ligeros o sudaderas con capuchas, mis preferidas.

—Tranquilo, Sasuke —Casi por instinto aceleré un poco el paso buscando dejarlo atrás a propósito, pues lo que necesitaba era estar solo unos momentos, liberarme de esa incómoda sensación de frustración mezclada con desilusión que comenzaba a apoderarse de mi ánimo.

Sasuke troto hasta alcanzarme, pero no me toco y mucho menos se atrevió a mostrar algún gesto que denotara un poco de la desesperación que mostraba su voz cuando hablo nuevamente.

—Créeme cuando te digo que eso sucederá...—

Estábamos llegando al plantel y nos cruzamos con bastantes estudiantes y personal docente que caminaban, algunos con apuro, hacia el interior.

—No pasara nada Sasuke, yo ire solo a Akron, relájate...—Como era común fui yo el que cedí ante la presión, pero esta vez no fingiría que no me afectaba— .Nos vemos luego, recordé que tengo que hacer algo antes de entrar a clases —El viaje a Akron no lo podía atrasar más, debía ir a conocer el área donde se encontraba la universidad, si era posible ver algunos apartamentos pequeños para alquilar, no deseaba irme a vivir a la residencia de estudiantes pues siendo así, Sasuke quedaría fuera de los planes. También planeaba llenar algunas solicitudes de trabajo.

No voy a negar que me hacía mucha ilusión el viaje en la compañía de Sasuke, tener cuatro días solo para nosotros, lejos de nuestros respectivos entornos me parecía un paraíso, pero en aquellos momentos me di cuenta de que posiblemente aquella emoción era unilateral, quizás solo yo me sentía así.

Sin embargo, ese día tuve la oportunidad de pensar bastante, la maestra de mi primera clase se ausento y sin distracciones, Sasuke no compartía esa asignatura conmigo, pude repasar en mi mente sus alegatos y aunque continuaba igual de fastidiado por tanto secretismo, recordé que prometí tener paciencia, y dejar que Sasuke saliera del closet a su tiempo.

Estuve seguro de que si Sasuke se mostraba inseguro sobre el viaje tenía que escucharlo pues ¿quién mejor que él para conocer a su padre?

Durante el día apenas hablamos, solo nuestras miradas se encontraban, yo quería trasmitirle todo el amor que sentía por él, pero sentí que no fue recíproco, pues en sus ojos no pude leer nada.


************************


Camino de vuelta a casa me sentí tremendamente solo, me distraje un poco, caminando lento y pateando cualquier piedra que encontraba a mi paso. Recuerdo que esa tarde me sentía especialmente nostálgico y en cuanto entré a la casa fui directo con la abuela, necesitaba oírla comentar sobre cualquier cosa. Recuerdo que esa tarde me relato vida y milagro de uno de sus personajes favoritos de la telenovela que veía.

Y mientras ella tenía puesta toda su atención en el televisor, yo, sentado muy cerca de ella sobre el sofá, fui cayendo en un tranquilo sopor teniendo de fondo los ruidos que hacia mamá ocupada en la cocina y las distantes voces de los actores del drama televisivo.

Creo que estaba a punto de dormirme cuando alguien toco la puerta, me despabile y miré la hora en mi reloj pulsera, en el televisor estaba por comenzar el telediario de la tarde, eran casi las cinco.

Entre los avances noticiarios que anunciaron me llamó la atención un reportaje sobre una tormenta solar que había azotado a Quebec, Canada, y que provocó que seis millones de personas se vieran afectadas por el apagón que duro noventa segundos.

—Puedes ver quien llama, Alejo —El llamado de mamá terminó por ponerme en movimiento, como siempre.

—Hola.

Era Sasuke con una sonrisa de disculpa en los labios y brillando en sus ojos rasgados. No pude evitar mirarlo con suspicacia.

—Aquí traje los apuntes para la tarea —El chico que amaba sacudió en el aire una deshojada libreta. Mi extrañeza aumento porque no entendí de que iba todo aquello— .La tarea de álgebra...—Sasuke hizo énfasis en la última palabra, mientras se desplazaba al interior.

—Tenemos que hablar...—atiné a oír su murmullo sin dejar de caminar.

Para mis padres no había problemas con que Sasuke subiera a mi cuarto, mucho menos si era para estudiar. No fueron pocas las ocasiones en que el cuarto que ocupaba con Ben en la casa de mis padres, fue testigo de nuestros besos y caricias.

—Quiero hacer ese viaje a Akron tanto como tú, Alejandro —dijo Sasuke sobre mi boca, entre jadeos.

Solo tuve que cerrar la puerta de la habitación para tenerlo sobre mi después de lanzar la vieja libreta por los aire, tomarme con suavidad, pero firmeza de los cabellos y acercar su boca a la mia.

—Hable con Ryu, él le dira a mis padres que me voy con él de excursión, un viaje de hermanos. Y mientras él y Kim disfrutan de una escapada, tú y yo nos vamos a Akron —Sasuke me hablo del plan en murmullos, mientras acariciaba mi rostro. Yo rodeaba su torso con mis brazos y disfrutaba no solo de sus caricias, sino de darme cuenta de que después de todo al chico que amaba si le importaba que pasáramos tiempo juntos.

Sasuke volvió a besar mis labios, está vez con mucha suavidad, nuestras lenguas encontrándose para saborearse mutuamente, sin prisas.

—Te amo, Sasuke.

—Yo también te amo, mi Alejandro.


************************


A finales del mes de abril, Sasuke y yo hicimos el esperado viaje a Akron, una ciudad a una hora en auto desde Cleveland. Akron era una de las ciudades más pobladas del estado de Ohio y hogar de la universidad donde comenzaría mis estudios universitarios en septiembre.

Fue un viaje de cuatro días, inolvidable.

Salimos un viernes en la tarde, mientras papá me dejaba en la entrada principal de la estación donde tomaría el autobús para Akron, en una de las entradas laterales Sasuke se bajaba del auto que manejaba Kimberly. Ninguno de nuestros padres estuvo al tanto de que él y yo viajaríamos juntos.

Además de orientarme sobre los alojamientos cerca de la universidad, también deseaba hacerlo sobre la oferta laboral, necesitaba encontrar un trabajo a medio tiempo.

Sasuke y yo hablamos de como queríamos que fuera nuestra vida en Akron, estuvimos de acuerdo en que ambos tendríamos que trabajar, y mientras yo asistiera a clases en la universidad, él se prepararía para la audición en la escuela de arte en la que presentaría su petición de admisión para el próximo año. Él estaba muy seguro de que aceptarían su solicitud. Yo compartía su entusiasmo porque reconocía su talento. Su sueño era estudiar música, y llegar a ser un excelente músico.

Aunque estábamos lejos de casa, en una ciudad grande donde éramos unos perfectos desconocidos siempre guardamos entre nosotros una distancia prudente, luciendo como dos buenos amigos, igual que en nuestro entorno. Fue algo que no hablamos, pero ambos estábamos de acuerdo en mantener nuestro romance lejos de los ojos de las demás personas.

Era algo que yo no dejaba de resentir, pero era consciente que las muestras abiertas de cariño y amor, ya fuera demostrado por el contacto de las manos, un beso rápido en los labios o hasta un abrazo más prolongado que el común, entre dos personas del mismo sexo, no era bien visto por la sociedad. Así eran las cosas en mil novecientos ochenta y nueve, un mundo de diferencia con el futuro.

Así que, aún estando lejos de casa, Sasuke y yo solo éramos para el resto del mundo dos buenos amigos con miles de cosas en común. La única diferencia fue que cuando estuvimos solos, en la intimidad de aquel pequeño cuarto de pensión que alquilamos por tres noches, nos convertíamos en dos jóvenes amantes sin inhibiciones a la hora de demostramos cuanto nos amábamos, con que pasión nos deseábamos.

Volvimos a casa con un plan para el futuro inmediato en común y enseguida nos vimos atrapados en la vorágine de los preparativos de último momento para el baile de graduación y posterior ceremonia.

Días después de nuestro regreso mamá nos llevó a Rosario y a mi de compras, en mi caso mis padres decidieron alquilar el traje de tres piezas que usaría en el baile. Para Chari, papá y mamá deseaban regalarle el vestido y los zapatos que usaría en el senior prom.

Rosario no podía ocultar su emoción, no solo por el hermoso vestido nuevo sino porque había logrado completar con éxito la escuela superior, que según me confeso, dudaba de poder hacerlo. Chari lucia feliz por todo lo bueno que estaba sucediendo en su vida últimamente, incluido el que su padre, por primera vez en años, conservara su empleo y dejara de beber alcohol. Yo solo podía compartir su alegría mientras disfrutaba de su risa y buen animo.

El futuro tenía buena pinta para mi mejor amiga, y esperaba lo mismo para mi.

Junio llegó con sus temperaturas elevadas, días largos y noches cortas. Era el mes del comienzo del receso escolar, cuando finalizaba un año escolar llenos de retos y nuevas experiencias, y era también el principio de la adultez para la mayoría de nosotros.

Recuerdo lo que pensé frente al espejo la noche  del senior prom, mientras admiraba lo bien que me quedaba el traje de tres piezas en color negro, que mis padres alquilaron para la ocasión. A mi memoria llegó el recuerdo del pasado otoño cuando creía haber encontrado el amor de mi vida en Gwendolyn. Y de estar ilusionadísimo con nuestro romance, pasé a sentirme hasta incómodo con el noviazgo.

Después conocí a Sasuke y comencé a cuestionarme todo sobre mi. De la noche a la mañana comenzaron las dudas, los temores y las nuevas emociones. Y poco a poco, la semilla que él plantó en mi alma con su sola presencia, comenzó a germinar y crecer.

—¿Todo listo? —Ante la pregunta de mamá, giré el cuerpo hasta quedar frente a ella, quien con una enorme sonrisa levantó los brazos y llevó sus manos sobre el lazo que yo llevaba al cuello, para acomodarlo mejor.

—Estás tan guapo, Alejandro —dijo ella. Nuestras miradas se encontraron, eran tan similares, los dos teníamos ojos grandes color café oscuro. Recuerdo que esa noche fue una de las últimas ocasiones en que mi madre y yo tuvimos un momento tan cercano, por lo menos en buenos términos.

Esa noche vi reflejado en sus hermosos ojos el amor y lo orgullosa que se sentía por mis logros, fue una lástima que luego de que todo explotara y ella supo de mis preferencias sexuales, nuestra relación jamás fue igual.

Pasé de ser su mayor orgullo, a ser un depravado, un desequilibrado mental que se había dejado usar por el demonio de la lujuria. Y fueron muchos los años que preferí mantenerme lejos de ella, en parte porque ella no soportaba ni verme, en parte porque yo no soportaba el dolor de sentir su rechazo.




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