Capítulo 27
Segunda oportunidad
Las siguientes semanas las recuerdo como envueltas en una densa bruma, donde no existen detalles, solo la sensación de que estuve muy solo y lleno de ansiedad.
Sin embargo, tengo vividos recuerdos de esa noche después del pleito con Kenzo. Benjamín consiguió que uno de sus amigos nos regresara a la casa y después de acompañar a Rosario a su casa, mi hermano no dejo pasar un minuto más sin hablar conmigo.
Benjamín fue directo y yo le contesté con honestidad.
—Jamás imaginé tener esta conversación contigo, Alejandro —fue algo de lo que dijo, su expresión dejaba ver su incredulidad, yo acababa de aceptarle que estaba enamorado de Sasuke.
Estupefacto, Benjamín se había llevado ambas manos a la cabeza mientras paseaba de un lado a otro de la habitación.
—Pienso que quizás es una etapa, una confusión...
Le dije que no era confusión , y que podía entender porque lo decía . Le aseguré estar muy claro en mis sentimientos y preferencias, descartando enseguida la teoría de que era una etapa.
—No te voy a negar que todo esto me ha tomado por sorpresa, hermano, pero pondré todo de mi parte por comprenderte, y apoyarte. Perdóname si te ofendí con lo que dije la noche de las películas, fui un idiota —Sentí a Benajmin sincero, aunque como él había dicho, estaba bastante asombrado y lo noté ensimismado por mi confesión. Hablamos sobre cuando pensaba yo hablar con nuestros padres, sin embargo, le aseguré que no tenía prisa.
En esos momentos no quería pensar en nada más, con lo mal que me sentía por como terminó todo con Sasuke, era suficiente. En un futuro no muy lejano me preocuparía por hablar con mis progenitores.
Esa noche Ben y yo estuvimos hablando muchísimo, de todo un poco, incluso sobre la curiosidad que dejó ver mi hermano ante la recién descubierta etapa de mi vida. De eso último le confesé no poder decirle mucho porque ni siquiera yo conocía más allá de lo vívido con Sasuke.
—¿Y qué va a pasar con ustedes dos? Según me dices Sasuke no quiere mostrarse a los demás como realmente es, y sus verdaderos sentimientos —No tardé en asegurarle a Ben que lo que hubo entre Sasuke y yo, ya formaba parte del pasado, pues en vez de bien me estaba haciendo mal. No le dije, pero el agobio que sentí durante aquellas dos semanas ante la actitud de Sasuke, solo había ido en aumento.
Porque yo podía entender que Sasuke necesitaba tiempo para ordenar sus pensamientos, y coraje para mostrarse, esta vez sin dudas y con firmeza ante unos padres de quienes ya conocía su postura.
Por esos días yo tampoco conocía como reaccionarían los míos cuando me sincerara con ellos, y quizás mi única ventaja sobre Sasuke era precisamente esa, que aún no sabía a que atenerme.
Sin embargo, con lo que no podía bregar era con su lejanía e indiferencia, cada vez que se sintiera amenazado, que pensara que cualquier se daría cuenta de nuestros sentimientos, porque siempre terminaban lastimándome. Así que finalmente esa madrugada me decidí a dejar de empeñarme en una relación casi unilateral, que no podía hacerme feliz.
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Y llego marzo, con el mi cumpleaños numero dieciocho, que celebre con un pastel de panadería, lejos de una de las personas mas importantes de mi vida por esos anos. La primavera se encontraba a la vuelta de la esquina, pero la nieve y el frio solo fueron en aumento. Hubo unos cuantos días que, debido a las condiciones del tiempo, con temperaturas congelantes por debajo de los diez grados Fahrenheit, cuando las clases fueron canceladas y permanecíamos en casa por varios días.
Aquello último por un lado fue un alivio para mi, pues no tenía que ver a Sasuke, sin embargo, con las horas terminaba convirtiéndose en una tortura por lo mismo, no verlo, aunque fuera de lejos, casi me enfermaba. En fin, que mi vida se convirtió en una gran contradicción.
Al regresar las clases a la normalidad y los días se hicieron poco a poco menos fríos, me dediqué a evadir a Sasuke como un poseso, ignorándolo y pasando de él. Ni siquiera le permitía acercarse a mi lo suficiente para darme los buenos días.
Por esos días, además de los trabajos finales y arreglos para los últimos exámenes, todos estaban enfocados en los preparativos para la graduación que incluían, pero no se limitaban, a coordinar los actos de graduación. También se estaba organizando el senior prom, la última oportunidad de los graduandos de lucir sus mejores galas ante sus compañeros, muchos de los cuales no volverían a coincidir.
Por mi parte gran parte del tiempo lo ocupaba en darle forma a mi plan de vida en Akron, la idea principal era conseguir un trabajo a medio tiempo cerca de la universidad y no depender de mis padres para todo, aquellos planes lograron animarme bastante.
Rosario pronto se dio por vencida en cuanto a convencerme de darle una oportunidad a Sasuke. Sin embargo, por ella supe que Kenzo y Azumi habían seguido su viaje hacia Illinois.
Cuando estábamos juntos Chari no dejaba de hablar de la próxima graduación, los planes que tenían ella y Ben, que incluía hacer oficial su noviazgo y sus propios planes de estudiar en el colegio donde Maricarmen y Benjamín iban.
—Eres el único que se ira lejos a estudiar —
—Solo serán un poco más de tres horas a la distancia. Tú y Ben podrán ir a visitarme cuando quieran y puedan —
—Hablas como si no pensaras volver a Cleveland, amigo —dijo ella— .Te voy a extrañar, Alejo —añadió y de la nada se me abalanzo encima, echándome los brazos a cuello para abrazarme. Del impulso, casi nos caemos del colchón donde estábamos sentados.
Entre risas, buscamos el balance acomodándonos mejor.
—Yo también te voy a extrañar, amiga. Y si, claro que vendré en navidades y así, pero...ustedes también pueden ahorrarme el viaje e ir a visitarme en Akron —Luego de que dije eso, mi amiga y yo guardamos silencio por unos segundos.
De reojo observé a Rosario con la mirada perdida en algún punto de la habitación, mientras yo intercalaba la mirada entre ella y algunas pelusas blancas sobre mi camiseta oscura.
Presté atención a los sonidos que venían desde la planta baja donde mamá estaba ocupada en la cocina, mientras el resto de mi familia, menos Ben, se encontraban en la sala viendo algún programa dominical.
Me disponía a hacer algún comentario que nos sacara de aquel silencio que comenzaba a sentirse un poco pesado, cuando me di cuenta en que estaban tocando la puerta principal, agucé el oído y inesperadamente la idea de que Sasuke estuviese detrás de ese llamado, hizo que mi corazón galopara desquiciado.
Aunque insistiera en negarlo, Sasuke Takahashi todavía me afectaba y mucho.
Minutos luego oí el zapateo de una carrera en la escalera, alguien tenía mucha prisa en subir, y el instinto me hizo mirar la puerta cerrada del cuarto. Casi enseguida Brenda Lee abrió la puerta, sin avisar, como siempre.
—¡Te buscan, Alejo! —exclamó mi hermana menor, su cabello rizo, muy parecido al mio apenas la dejaba ver, la miré sacudirse con una de sus manos los rizos, lejos de sus ojos— .Es el vecino...—Me quedé inmóvil al borde del colchón, con Rosario a mi lado, pero sin mirarla porque solo tenía ojos para Brenda Lee, mientras intentaba descifrar si entendí bien lo que decía.
—Está esperando por ti, Alejo —En un impulso nervioso estuve a punto de decirle a mi hermana que no bajaría, así sin más explicaciones.
—¿Quién está abajo, Brenda Lee? —preguntó Rosario a tiempo en que se puso de pie, sentí su mirada fija en mí a pesar de dirigir su pregunta a mi hermana.
—El vecino, el chico llamado Ryu —Al oírla cerré los párpados unos segundos, sentí alivio, pero más fue desilusión lo que me arropo el alma.
—Preguntó por ti, Alejo, ve a ver lo que quiere —Me puse de pie, Rosario y yo nos miramos.
—¿Le pasaría algo a Sasuke? —La desilusión se mezcló con un casi irracional sentimiento de preocupación.
—No lo creo, lo vi cuando venía para acá hace menos de una hora —
—Bueno, ya yo cumplí con avisarte...—Brenda Lee desapareció detrás de la puerta y la oí bajando las escaleras. Me desplace hasta el espejo y me ocupe en arreglar un poco mi despeinados cabellos.
La visita de Ryu me resultaba tan inusual, demasiado.
—Quizás viene de parte del hermano —mencionó Rosario con malicia, yo me sostuve de unos de los muebles, una mezcla de emociones recorría mi cuerpo.
Por un lado, me negaba a dejarme envolver nuevamente por el embrujo de ciertos ojos rasgados, aunque sabía que me había estado engañando a mí mismo cuando me decía que cada día era un paso más hacía ser completamente indiferente a él.
—Baja y averigua que quiere —urgió Rosario a mis espaldas en tanto me daba un empujoncito.
Afirmé con un leve movimiento de cabeza antes de abandonar el cuarto.
******************
Ryu estaba muy a gusto hablando con la abuela Toña, yo levanté una de mis manos haciendo un gesto amistoso cuando estuve frente a él.
—Este muchachito es un amor —comentó la abuela, mientras miraba al vecino con calmada expresión, Ryu sonreía con amabilidad.
El muchacho se puso de pie.
—Hola, Alejandro —Luego de los saludos salí con Ryu al balcón de la casa, siempre pensando que en cualquier momento podría llegar su hermano Sasuke. Los nervios no me dejaban en paz.
La noche estaba clara, el cielo plagado de estrellas, hacía frío, pero no soplaba brisa. Mientras Ryu se detuvo a solo unos pasos de la escalera, yo permanecía de frente a él, con los brazos cruzados sobre el pecho.
—Vine para hacerte una invitación y no te voy a mentir, lo hago por mi hermano, pero también por mi. Sasuke esta mal, triste, callado, y ya no sonríe...—Pensé que Sasuke nunca fue de mucho sonreír— .Solo yo y Suzume sabemos lo que le pasa y que es debido a la distancia que se ha abierto entre ustedes...
Ryu pareció ver mis intenciones de hablar, de hecho si lo iba a hacer para puntualizarle que la distancia entre nosotros fue puesta por su hermano, él lo había querido así.
—Sé lo que sucedió con Kenzo, que siempre a sido una persona llena de prejuicios estúpidos. Y a mi entender Sasuke es solo un inmaduro que no tiene el coraje y la firmeza para mostrarse como es, y de paso, mostrarle su amor a la persona que ama —Esa última frase me llegó hondo y luché por no darle el significado que Ryu le daba— .Sasuke está enamorado de ti, Alejandro, y yo creo que tarde o temprano él tampoco deseara seguir ocultando ese amor —No supe hacía dónde mirar mientras sentía un incómodo sonrojo esparcirse por mi rostro.
Ryu me habló del próximo fin de semana cuando la primavera comenzaría oficialmente. Él y Kimberly tenían planeado acampar en una reserva natural, el lugar quedaba a casi cinco horas de Cleveland.
—Sasuke sabe cuales eran mis intenciones, ahora mismo posiblemente esté esperando ansioso mi regreso para saber tu respuesta a la invitación. Piénsalo, Alejandro, si puedes dale una oportunidad a mi hermano, confio en que no te arrepentirás. Además, si tu vas, yo tendré más tiempo a solas con Kim...—Ryu me dio un golpecito en el hombro y embozó una picara sonrisa— .Solo tienes que poner tu presencia —Me gusto que no mintiera, que expusiera sus intenciones de frente.
—De todas maneras creo que deben de hablar aunque al final decidan dejar las cosas como están entre ustedes —añadió.
—¿Por qué Sasuke no vino y me invito el mismo?
—Le dije, pero no se animaba, me dijo que probablemente no quisieras ni abrirle la puerta —Sonreí levemente, la actitud de Sasuke me provocaba ternura— .Tranquilo, si no quieres ir...
El problema era que si quería ir, en esos momentos, si no hubiese tenido miedo de parecer un desquiciado, le hubiera pedido a Ryu que buscara a su hermano, pues apenas podía disimular las ansias que tenía de tenerlo frente a mi.
—Si quiero.
Ryu me dio una palmada en el hombro y su sonrisa se hizo más amplia.
—Ya veras que bien la pasaremos —
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Desde que volví a entrar a la casa ese domingo, mi mente se llenó de cientos de posibilidades. Mi lado soñador se ocupo de escenificar momentos entre Sasuke y yo, en medio del bosque, durmiendo en una caseta de acampar, donde el romance y la pasión se desbordarían. Mi atención se disperso un poco y eso lo notaron todos los miembros de la familia, aunque nadie dijo nada.
Durante la semana, ni Sasuke o yo, parecíamos querer dar el siguiente paso para volver a acercarnos, aunque comenzamos a saludarnos e intercambiábamos alguna que otra miradita acompañada de sonrisas.
El viaje estaba previsto para el siguiente sábado, solo serían dos días y una noche fuera de casa, pero Ryu había dicho que quería salir bien temprano para aprovechar todo el tiempo posible.
Cuando le hablé a mis padres sobre la acampada, mamá puso sus objeciones, en parte porque era en una reserva natural algo alejada, pero papá le recordó lo divertido que era acampar. Antes de ni siquiera ser novios, allá en la isla, mis padres formaban parte de un grupo de amigos que solían salir a acampar a la playa.
Las dudas de mamá no impidieron que se pusiera de acuerdo con mi padre y me dieran el permiso para ir.
Como por arte de magia, el peso que parecía doblegar mis hombros desde lo que sucedió afuera de Studio89, desapareció. La ilusión, de que después de todo, la relación entre Sasuke y yo pudiera tener un futuro, fue germinando en mi. Y aunque todavía me decía que debía ser cauteloso, conforme se acercaba el día de la salida, más volvía a creer en un futuro en común con el chico de los ojos rasgados, el chico que amaba.
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A pesar de que las temperaturas habían ido mejorando, la madrugada de ese sábado que salimos con rumbo a Cincinnati, hacía mucho frío. Mamá preparó un termo con café y leche bien calientes para que lo llevara, acompañado de unos sándwiches de jamón y queso, además de un envase con galletas de chocolate hechas por ella.
Acompañando todo aquello no perdió oportunidad para darme unos cuantos consejos y recomendaciones.
—Cualquier cosa nos llamas, Alejo —dijo antes de entregarme una bufanda que fue bien recibida, mucho más cuando salimos al interperie.
Mamá me acompañó hasta el balcón, desde mi posición pude ver llegar el carro de Kimberly y salir a Ryu de su casa, el muchacho me saludo con un gesto de su mano.
—Que te diviertas, hijo —Cualquiera que nos viera pensaría que me iba de viaje por varias semanas. Después de un rápido abrazo me eché la mochila al hombro y acepte la bolsa de tela de manos de mamá, la amiga de Ryu se desmonto y me llamó por mi nombre.
Justo ahí, me sentí casi avasallado por una intensa mezcla de emociones y me di prisa por llegar hasta ella, que luego de los saludos y muy sonriente alargo una de sus manos para agarrar la mochila, que puso en el compartimiento trasero del vehículo.
Mi atención se desvió hacía el interior del auto, hacía los asientos traseros específicamente, buscando ver si Sasuke se encontraba allí, pero me di cuenta que no.
—¿Me buscabas? —su voz cerca de mi oído acompañado de su tibio aliento provoco que la piel de mis brazos se erizara, me eché a un lado y nuestras miradas se encontraron.
—¿Tú crees? No creo que tengas tanta suerte —Me sentía con deseos de jugar un poco.
—Yo creo que si —dijo él y los dos nos echamos a reír.
—¡Vámonos ya! —exclamó Ryu mientras le echaba uno de los brazos sobre los hombros a Kimberly para atraerla a su pecho y robarle un largo beso en la boca.
Sasuke y yo nos miramos unos segundos antes de movernos hacía el cálido interior del vehículo y esperar que la pareja decidiera subir para irnos de allí.
Sasuke me dio paso y yo me acomodé con la bolsa de tela sobre los muslos, mientras él rodaba un poco, acomodándose bastante pegado a mí, lo cual no me molesto para nada, al contrario, tuve deseos de arrebujarme a su lado para buscar no solo calor, sino para poder oler su aroma personal que tanto extrañé.
En cuanto nosotros nos acomodamos, Ryu y Kim subieron al auto, el hermano de Sasuke sería el conductor, mientras que su novia se encargaría del viejo mapa de carreteras. En los años ochenta todo era peculiarmente más difícil, pero aún así, siempre he tenido la sensación de que por lo mismo uno atesoraba más las vivencias.
Ese viaje a la reserva para el esperado fin de semana con Sasuke, lejos de todo y de todos, es algo que nunca olvidé, y aunque lo niegue, hubiese dado cualquier cosa por volverlo a vivir. La emoción que sentía en mi pecho y mi cabeza llena de atrevidos pensamientos al imaginarnos solos, son sentimientos inigualables.
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