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Capítulo 24



Eso es lo que somos, ¿una aberración?

 

—Les deseo la mejor de las suertes —Con esa frase acompañada de una sonrisita, la mujer mayor, una de las encargadas de la farmacia donde fuimos Rosario y yo por la bendita prueba de embarazo para Gwendy, nos despachó.

Rosario embozó otra sonrisita dedicada exclusivamente a la mujer antes de casi arrebatarle la funda con la pequeña cajita de cartón adentro. Yo mantuve mi mirada lejos de cualquier persona y solo caminé detrás de mi amiga en pos de la puerta hacía el exterior.

Rosario estalló en carcajadas enseguida puso un pie fuera del negocio, yo me hice con el paquete y lo guardé en la mochila.

—Ella pensó que la embarazada era yo, y tú el papá de la criatura —dijo Chari adelantándose, mi amiga apenas podía hablar con claridad, la risa se lo impedía. Yo no le veía ninguna gracia al asunto, pero nada dije, después de todo debía agradecerle la compañía pues fue con su ayuda que la compra se hizo rápido.

—Si hubiésemos ido a la farmacia de doña Artemisa, ya para mañana todo el barrio estaría hablando de nosotros, los supuestos buenos amigos que ahora tendrán un bebé juntos —mencionó Chari, la idea de ir a una farmacia lejos del área donde vivíamos, fue de ella.

Mantuve silencio caminando al lado de mi amiga, solo pensaba en el próximo día, ansioso por ver a Gwendy para darle la prueba.

—Tranquilo amigo, mañana sabremos la verdad —mencionó Rosario en tono alegre— .He estado pensando mucho y estoy casi segura de que Gwendolyn no está embarazada —No era la primera vez que mi amiga decía aquello y aunque yo trataba de convencerme de que llevaba razón, lo cierto era que hasta que Gwendy no se hiciese la prueba yo no podía estar seguro de nada.

Gracias al cielo no había vuelto a sentirme como me sentí días atrás, cuando el agobio hizo estragos en mi ánimo. Aquel episodio no lo comenté con nadie, ni siquiera a Sasuke le dije, por aquellos días pensaba que había sido algo pasajero y único.

Ese viernes cuando llegamos a la escuela, me encontraba particularmente nervioso y le pedí a Rosario que acompañara a Gwendy, en el receso, para que se hiciera la dichosa prueba. Esa mañana noté a Gwendy distinta conmigo, incluso se mantuvo lejos y apenas me miró.

Cuando salimos al receso busqué a mi exnovia y ella al parecer hacía lo mismo conmigo.

—¿Me acompañas afuera, Alejandro? —Gwendy no me dejó hablar, tomó una de mis manos y salimos al exterior.

Afuera estaba muy nublado y frío, sobre el resbaladizo suelo aun se podían ver montículos de nieve acumulada, algunos ya no lucían la blanca nitidez impoluta de días atrás, y otros comenzaban a derretirse, formando enormes charcos de agua. Aquella agua nieve solía congelarse y provocar muchos resbalones.

Gwendy enlazó su brazo con el mío y caminamos alejándonos del edificio principal, el recuerdo de nuestro primer beso paso fugaz por mi mente, y aunque de eso no había pasado mucho tiempo, a mí me pareció una eternidad. Aquel día no tenía idea de lo rápido que la ilusión pasaría.

—Rosario tiene la prueba de embarazo en su mochila —dije porque no le veía el caso seguir posponiendo lo que se tenía que hacer. No había visto a Sasuke antes de salir, pero podía imaginarlo buscándome.

Gwendy me tomó de las manos colocándose de frente a mi, lo que me hizo detenerme.

—Ya no hace falta, Alejandro, anoche...me bajo la menstruación —Gwendy apretó mis manos y sonrió aliviada. Yo no dude en abrazarla fuerte a mi pecho, y sentí como si un enorme peso se desvaneciera de mis hombros.

—Eso me hizo sentir tan bien...es que no podía imaginarme embarazada tan joven...—La oí decir sobre mi oreja, mientras me apretaba más contra ella.

—Gracias a Dios...

Me alejé y al mirarnos nos echamos a reír.

—Aunque no pierdo la esperanza de que algún día...—Levanté uno de mis dedos y con el sellé sus labios.

—Te quiero mucho Gwendy, pero...

—Lo sé...se que hay alguien más...no sé quién, pero sé que estás enamorado, Alejandro, es algo que no puedes ocultar —dijo ella y me pareció notar un toque de tristeza en su tono de voz— .Sin embargo, la vida da mucha vueltas...

No le dije, pero esas vueltas a las que se refería a mi solo me llevaban en una dirección, hacía el japonés de ojos rasgados que amaba, a nadie más.

**********************

Recuerdo que enero de mil novecientos ochenta y nueve fue un mes helado y con continuas y profusas precipitaciones de nieve, también, por lo menos en sus días finales, bastante tranquilo y armonioso.

Febrero llegó con veintiocho días por delante, igual o mas frío que su predecesor. En la escuela se hablaba de la próxima graduación, los planes para la fiesta, sobre quién había sido aceptado y quién no, en algunas universidades, entre ellas la universidad de Akron, desde donde yo había recibido mi carta de aceptación a finales de enero. Además del esperado por muchos, día del amor y la amistad. Algunos lo esperaban ilusionados, otros con indiferencia.

Ni Sasuke o yo hablamos de hacer planes para celebrar tal fecha más allá de compartir una caja de chocolates frente al televisor, en compañía de Rosario y Ben mientras veíamos unas películas.

Era sábado, mis padres, la abuela y Brenda Lee habían salido a una actividad de la iglesia y mi hermana Maricarmen estaba en el cine con su novio, Richard.

Nosotros cuatro habíamos ido a la tienda de alquiler de películas y salimos de allí con dos películas para ver, además de palomitas de maíz, soda y dulces.

Benjamín y Rosario se adueñaron del sofá más grande mientras Sasuke y yo nos sentamos en el llamado love seat, un sofá para dos personas. Hubiésemos podido escoger cada uno, una butaca, pero siendo así se nos dificultaría un poco ver la película. Comenzamos nuestro maratón con una película de terror, mis favoritas y según recuerdo también las favoritas de Sasuke.

Después tocó el turno a la segunda selección, una película sobre un grupo de amigos universitarios, una comedia bastante hilarante. Sin embargo, uno de los personajes secundarios y sus manerismos afeminados fue lo que desato el mal ambiente que se apodero de nosotros.

De la nada, Benjamín comenzó a hacer comentarios groseros y hasta homofóbicos sobre el personaje. Jamás lo había visto es ese plan, incluso Rosario pareció muy incómoda, mientras Sasuke permaneció mirando fijamente la televisión dificultándome ver su expresión real.

—¿Qué te pasa, Benjamin? —Chari se giró para quedar de frente a Ben, el tono de su voz reflejaba lo escandalizada que estaba. Ben se encogió de hombros.

La película continuo mientras yo miraba de Rosario a Ben y viceversa. Mi amiga no tardo en ponerse de pie.

—No he dicho nada que no sea cierto, linda —

Cosas como «A ese chico se le nota de lejos lo maricon que es» O «Vieron cómo mira al protagonista, si le da una oportunidad le robará un beso» seguido de unas secas carcajadas y un  «Qué incómoda situación, ese chico gay es toda una aberración de la naturaleza»

No solo molestaron a mi amiga, seguramente también estaba sorprendida ante los comentarios de Ben, y lo asociaba todo con mi secreto, y la reacción que yo pudiera esperar de mi propio hermano.

—Eres un ignorante, Benjamín Morell —Fue esa noche que pude comprobar que mi amiga había modificado mucho su manera de pensar sobre la homosexualidad. De decirme que la homosexualidad era anti natural, Chari había pasado a sentirse ofendida por los comentarios hirientes de Ben, y hasta estar dispuesta a discutir con él de ser necesario.

—Jamás pensé que pensaras de esa manera, mejor me voy —Ben la miraba desde su posición inferior sentado sobre el sofa, mientras Rosario no tardo en colocarse el abrigo y casi salir corriendo de la casa.

Mi hermano no dijo nada por varios segundos, tampoco hizo aguaje de seguirla.

—¡Bah!, mujeres...¿quién las entiende? —

Por un momento pensé en ir detrás de mi amiga, pero dude. Benjamín centro su atención en mi.

—Lo mejor que hiciste fue terminar con la Gwendolyn, hermanito...—Luego de aquel comentario Ben miró a Sasuke que no se había movido, creo que apenas respiraba, y pensé que lo mejor era sacarlo de allí.

—¿Qué piensas tú ,Sasuke, son o no son una aberración de la naturaleza, los gay? —

—¡Déjalo tranquilo, Ben! —exclamé y enseguida me di cuenta de que en vez de sentirse bien al oírme intervenir, para que Benjamín no continuara diciéndole sandeces, a Sasuke le molesto. Mi hermano centro su atención en mi con una de sus cejas levantadas a modo de interrogación.

—Estoy de acuerdo contigo Benjamín, los homosexuales son una aberración de la naturaleza —Oírle decir algo así casi me dolió físicamente. Un enojado bufido escapó de mi garganta antes de voltearme para salir de la sala y subir las escaleras. Solo en contadas ocasiones me he sentido tan furioso como esa noche.

**********************

Los homosexuales son una aberración de la naturaleza, Sasuke lo afirmo, sin reparos a que yo lo escuchara. Él lo decía porque así lo creía, aunque sus preferencias sexuales estuviesen en desacuerdo con sus creencias.

Sasuke despreciaba su propia naturaleza, yo lo vi, el problema conmigo fue que me creía con la capacidad, basado en el amor que sentía por él, para hacerlo cambiar. En mi ignorancia, pasé por alto algo que luego tuve muy presente;

«nadie cambia si no quiere cambiar»

De esa noche recuerdo bien la tristeza que sentía, lo menos que deseaba era verlo y me acosté, aún vestido, sobre el colchón de mi cama. No pensaba dormir pues el olvido me eludía, sin embargo, con la tristeza también vino el dolor de cabeza.

—Alejandro —No esperaba su presencia en mi cuarto, lo hacía muy a gusto terminando de ver la película con Ben.

—¿Puedo entrar? —Por la cercanía de su voz lo asumí ya dentro de la habitación. Por un momento pensé en guardar silencio y esperar que se fuera, pero el enojo que había ido disminuyendo, volvió multiplicado por tres.

Me incorporé sobre la cama y lo miré. En efecto, Sasuke se encontraba a pocos pasos de mi cama y parecía que no se animaba a mirarme de frente.

—¿Qué quieres? No sé si te conviene estar aquí adentro conmigo, Sasuke, recuerda que solo soy una aberración de la naturaleza y no sabemos si eso se pega —No pude evitar decir esas estupideces.

—Tu hermano terminó por irse a buscar a Rosario —

—¿Y? pudiste irte a tu casa entonces —

—Alejandro por favor, hablemos. Odio cuando estás enojado conmigo o cuando lo estoy yo, no tengo paz cuando eso sucede —

—A ti lo único que te interesa es tu bienestar, eres egoísta y solo piensas en ti, lo que me acabas de decir lo prueba —dije y bajé la cabeza. En esos momentos encontraba bastante entretenido mirar mis manos. Odiaba tratarlo así, aun sintiéndome herido por sus palabras lo único que deseaba era abrazarlo y besarlo.

—Te equivocas, yo estoy pensando en los dos, veo con más claridad las cosas porque ya pasé por algo similar en el pasado. Tu eres demasiado ingenuo, piensas que despertar un buen día gritándoles a todos que eres gay será lo mejor que podrías hacer y no es así, Alejandro —Sasuke caminó hasta quedar justo frente a mi, podía ver sus tenis negros y mantuve la mirada gacha.

—¿Y cuándo será eso? ¿Cuándo será el momento indicado para mostrarme como soy al resto del mundo? —Sasuke fue a sentarse a mi lado.

—No lo sé...—

—Aunque me llames ingenuo yo no tendría problemas en decirle a todos...—Me detuve a tiempo antes de revelarle mis verdaderos sentimientos hacia él— .Me parece que aquí el que tiene problemas serios con aceptar tus preferencias eres tú, Sasuke —giré un poco para mirarlo, nuestras miradas se encontraron.

—Yo no quiero mostrarme todavía, no me siento preparado. Discúlpame si allá abajo te ofendí cuando secunde a tu hermano con sus dichos, pero me da pavor ser descubierto, Alejandro —Hice un movimiento afirmativo con la cabeza, fue algo leve y rápido.

—Te equivocas si piensas que algo como la sexualidad se puede ocultar por mucho tiempo. Además no somos o hacemos algo malo, tampoco somos los primeros o los últimos —

—Lo siento, Alejandro, pero si no me puedes entender será mejor...

Me puse de pie de un salto.

—¿Será mejor terminar lo que sea que tenemos?

Sasuke no dejaba de mirarme mientras yo sacudía las manos frente a él.

—¿Eso es lo que quieres?—pregunté dejándome llevar por la frustración. Por un lado entendía su miedo, yo tampoco quería correr a gritar a los cuatro vientos que era gay, pero no era algo que deseaba mantener oculto toda la vida, sin embargo, sentía que para Sasuke la idea de mostrar su sexualidad le provocaba algo más fuerte que el miedo.

De pronto él se puso de pie también y me inmovilizo con un afuerte abrazo.

—No...Alejandro, mi Alejandro...ya no puedo estar lejos de ti —Sasuke llevo su rostro a mi cuello mientras apretaba el abrazo, y yo llevé una de mis manos a su cabello, para apartar algunos mechones de sus ojos.

—Dame un tiempo, no me presiones, tampoco te enojes conmigo. Cuando estemos en Akron comenzaremos a vivir juntos y tendremos más libertad. Poco a poco juntos, buscaremos la manera de hacer las cosas —Asumí que hacer las cosas era revelar a nuestra familia y amigos que estábamos juntos.

Esa noche, nuevamente, me ganaron los sentimientos que tenía por aquel chico de cabellos oscuros capaz de convencerme casi de cualquier cosa con solo una de sus miradas.

*********************

Los comentarios desafortunados de Ben quedaron parcialmente en el olvido, digo parcialmente pues por lo menos yo, nunca pude descartarlos completamente. En ocasiones, recordaba esa noche y la seguridad con que Sasuke secundo las palabras de Ben, entonces me sentía angustiado e inseguro.

Mi amiga Rosario castigó a Benjamín con su indiferencia por más de una semana.

—No sabes lo enojada que estaba con tú hermano, Alejandro. Luego de unos días ignorándolo, hablé con él y le dejé en claro que ese tipo de pensamientos era retrogrado y nada amable. Y que a mi no me gustaba para nada —me comentó ella días después.

Rosario no sabía sobre la participación de Sasuke, cuando le dije, me miró con tristeza.

—¿Por qué no se limitó a mantener la boca cerrada como lo hice yo? ¿Acaso eso es lo que piensa de nosotros, que somos una aberración? —

Después que le dije tuve dudas, quizás estaba haciendo un drama de todo aquello, lo mejor era dejarlo pasar, olvidarlo. Rosario agarró una de mis manos, veníamos caminando de la tienda, era un ventoso y frío sábado en la mañana, regresábamos de comprar algunos encargos para mi madre y doña Esther.

—No lo tomes así, amigo. Relájate, no sobre pienses las cosas o le des tanta mente a lo que pasara en el futuro, que eso nadie lo sabe—Admito que me gustaba y todavía me gusta tener una idea clara hacía donde ir, no dejar muchos cabos sueltos—. Discúlpame, amigo, pero creo que lo mejor para ustedes dos es no decirle a nadie, por ahora. Cuando estén en Akron las cosas serán mejor, ninguno de los dos se sentirá presionado —Recuerdo que pensé sobre lo madura que se oía Chari.

—A veces temo que Sasuke jamás saldrá del closet —

Esperé frente a su casa que mi amiga le entregara el encargo a su abuela, el plan era pasar juntos el día, compartiendo, jugando video juegos y viendo películas, en invierno no había mucho que hacer fuera de la casa. Se suponía que Sasuke no tardaría en llegar.

Cuando nos acercábamos a la casa ambos nos detuvimos porque nos llamó la atención un vehículo último modelo color perlado que se estacionó frente a la casa de los Takahashi.

Una elegante mujer asiática fue la primera en bajar del automóvil, la siguió un chico no muy alto de cabellos cortos y oscuros, seguido de su casi copia femenina.

Unas frases, me pareció que eran de jubilo y bienvenida, dichas en japones se escucharon luego del sonido de pasos apresurados provenientes de la casa de Sasuke.

La madre de Sasuke fue la primera en dejarse ver en la acera, su bonito rostro iluminado por una enorme sonrisa mientras se acercaba a los recién llegados con los brazos abiertos. Enseguida vi a Sasuke con Ryu y Suzume pisándole los talones. El padre fue el último en aparecer en escena.

Rosario y yo veíamos todo casi escondidos, pegados a la entrada de mi casa y sin al parecer atrevernos a hacer algún movimiento que delatara nuestra presencia. Para mi era claro que los recién llegados eran familia de los Takahashi, pues el parecido entre la madre de Sasuke y la mujer que llegó fue evidente.

Hice memoria tratando de recordar si Sasuke había hablado sobre aquella visita, pero estuve seguro de que no.

Viendo a la distancia el encuentro familiar sentí un vacío en el estómago, y deseé entrar a esconderme a la casa. Sin embargo, me encontraba casi fascinado, con la mirada sobre el Sasuke que reía mientras abrazaba con afecto no solo a la mujer sino a la chica y también al muchacho. Esté último sacudió los cabellos de Sasuke de una sola pasada en un gesto amistoso. 

En un momento dado, que solo duro pocos segundos, la oscura mirada de Sasuke se cruzó con la mia, sin embargo, no hubo ni siquiera un gesto de reconocimiento, él paso de mi, como si yo fuese invisible, como si no existiera.

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