Capítulo 23
Pánico
Gwendolyn no pudo contener algunas lágrimas, tampoco disimular lo asustada que se sentía ante la posibilidad de convertirse en madre. Como adolescentes que éramos en esos momentos no dejábamos llevar por las emociones, incapaces de analizar a conciencia las circunstancias. Si yo lo hubiese hecho me hubiera ahorrado algunos tormentosos días.
Cuando bajamos le ofrecí a mi exnovia un vaso con agua pues me dijo que tenía la garganta seca.
—¿Puedo usar tu teléfono para llamar a Tobías y pedirle que me busque?—
Acompañé a Gwendy hasta que terminó su llamada, luego nos sentamos un rato frente a la mesa del comedor en un incómodo silencio. De vez en cuando la veía sorber mocos y con el dorso de una de sus manos apartar rastros de humedad en sus rosadas mejillas.
Algunos minutos después la ella se puso de pie con expresión ansiosa.
—Creo que debo salir, seguramente Tobías está afuera —Asentí con un leve movimiento de cabeza y después de colocarme un ligero abrigo con capucha, la seguí afuera de la casa. Una rampante brisa helada nos dio la bienvenida, Gwendy se adelantó a la acera, pero su hermano todavía no se encontraba allí.
Pensé en pedirle a Gwendy que no comentara el asunto del embarazo con nadie, en especial con su hermano, pues lo menos que deseaba era un seguro enfrentamiento con Tobias, pero no lo considere apropiado.
Gwendy regresó a mi lado y enlazó uno de sus brazos al mio, la miré recostar su rostro sobre mi hombro y no tuve corazón para apartarla.
—Gracias por escucharme, Alejandro, eres un buen muchacho —dijo— .Sé que no me darás la espalda si estoy esperando un hijo tuyo —Ante aquello tuve deseos de gritar, Gwendy suponía mucho de mi.
¿Es que acaso no veía en mis ojos lo asustado que también estaba?
Sentí que sus palabras me arrinconaban a comportarme de la mejor manera posible, maduro y adecuado, según las circunstancias.
—¿No piensas que quizás mi embarazo sea una señal para que estemos juntos? —Gwendy se alejó un poco de mi, colocándose de frente y antes de que yo pudiera contestar o moverme, levantó los brazos y coloco sus manos en mis hombros para impulsarse hacía adelante y unir sus fríos labios con los míos.
Fue un beso rápido, apenas un roce de nuestros labios porque yo de manera suave la separé de mi con amabilidad. Las luces del pequeño auto de Tobias nos iluminaron cuando se estaciono en la calzada, y al levantar la mirada me encontré con las miradas sorprendidas de Sasuke y Rosario.
Sentí que el alma se me iba al piso, mientras terminaba por alejarme de mi exnovia, por poco voy a parar de culo a la acera cuando tropecé con un desnivel en el cemento.
—Gracias por escucharme, Alejandro —Gwendy volvió a mi para darme un leve beso en la mejilla. Mi exnovia levantó una de sus manos para desperdirse de Rosario y Sasuke antes de abordar el carro de su hermano.
Yo no sabía hacía donde mirar. Rosario se me puso de frente.
—¿Y eso?, ¿qué hacía Gwendolyn aquí, Alejandro? —Sasuke se había acercado muy interesado en mi respuesta.
Llevé la mirada desde Rosario a Sasuke y viceversa, sin deseos de decirles la razón de su visita. Me alcé de hombros y apreté los labios. Rosario miró de reojo a Sasuke.
—Voy a entrar, aquí hace demasiado frío —dijo y nos adelantó en dirección a la puerta principal, mi amiga entró a la casa y cerró tras de sí la puerta, dejándome solo con Sasuke.
—No es lo que parece, Sasuke. Ella vino por una buena razón —dije, pero no sabía como comenzar a decirle de que se trataba todo.
Sasuke se llevó su mano izquierda a la parte posterior del cuello, bajando la cabeza y lo escuché dejar escapar un largo suspiro.
—¿Qué vino a hacer ella aquí?, ¿vino a suplicarte que volvieras con ella? ¿por qué se besaron? ¿por qué la besaste, Alejandro?—El silencio de Sasuke se rompió con aquel aluvión de preguntas, lo vi apretar los labios y mirarme fijamente con gesto enojado.
Yo me limite a mover la cabeza negativamente mientras llevaba las manos frente a mi, en un gesto que pedía calma.
—No, ella no vino a suplicar nada, Sasuke. Gwendolyn está asustada, vino a hablar conmigo...
—¡Y a besarte!
—Eso no debió pasar —
—Pero pasó, y no vi que te molestaras, de hecho, te vi participando muy a gusto...mira Alejandro, si te diste cuenta de que te has precipitado con todo esto, solo dímelo y lo entendere...
Sasuke parecía no poder mantenerse quieto en un lugar y lo seguí a un costado de la casa. A ese punto recuerdo que mis nervios se encontraban al tope, primero fue la visita de Gwendy y su alocada suposicion de embarazo, luego la escena con Sasuke, y su ridícula conclusión de que estaba arrepentido de terminar el noviazgo con ella, o quizas de la relación entre nosotros dos, no estaba claro.
Intenté tomar una de sus manos pero él se sacudió la mia y me dio la espalda.
—Gwendolyn vino porque está asustada, piensa que puede estar embarazada...
Vi como Sasuke levantaba la cabeza y su postura de hombros caídos cambio, el chico inhalo con fuerza y exhalo ruidosamente.
—¿Embarazada? —dijo aun de espaldas a mi.
Ante aquello sabía que tenía que dar muchas explicaciones, y me vería obligado a contarle mi primera y única experiencia sexual con Gwendy, producto del despecho que sentía en esos días cuando él pasaba de mi, más que de mis verdaderos deseos de sostener relaciones sexuales con ella.
Sasuke se giró hasta que quedamos de frente y nos miramos fijamente a los ojos. El japonés expresaba con su rostro lo atónito que se encontraba, mucho más que enojado.
Di unos pasos hacía él, pero guardé la distancia.
—¿Y cuándo paso todo eso? Porque me imaginó que si ella vino a buscarte es porque tu eres el potencial padre —
—Claro que si —afirmé y me di cuenta enseguida que mi contestación, demasiado rápida y efusiva, no fue de su agrado. Sin embargo, lo hice no porque me ilusionara tener un hijo, mi afirmación fue porque estaba seguro de que era el primer chico en la vida de Gwendy y por nada iba a dar pie a que pensaran lo contrario. Una cosa era que entre ella y yo el romance hubiera terminado, otra que permitiera que pusieran en duda su comportamiento.
Sasuke hizo una mueca de disgusto—Necesito estar solo, Alejandro. Si quieres puedes venir al ático cuando mi familia se retire a dormir, dejaré la puerta del patio abierta por si te animas —Me hice a un lado para dejarlo pasar, los dos necesitábamos un espacio a solas para procesar todo aquello.
Sin embargo, no voy a negar que poco me falto para intentar detenerlo. Sasuke caminó de vuelta a la acera que lo llevaría a su casa sin ni siquiera voltear a verme.
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—Tienes que entender que aun cuando no eyacularas, existen fluidos que llevan espermatozoides y que pueden iniciar un embarazo —Después de la sorpresa inicial que la dejó muda por algunos minutos, Rosario me explicó algunas cosas sobre los embarazos que yo ignoraba. No negaré que fue un poco incómodo para mi, compartir con ella algunos detalles de mi encuentro sexual con Gwendy, pero no podía callar más.
—¿Y qué hay con el preservativo?—
—Pudo romperse, Alejandro —puntualizó mi amiga y se notaba muy segura de lo que decía, de todo lo que decía.— .Son cosas que nosotras las mujeres debemos tomar en cuenta en el momento de tener relaciones sexuales, por eso es bueno el uso de pastillas anticonceptivas, al menos eso era lo que decía mi tia Bruni —Me llevé las manos a la cabeza, pues sentía que en cualquier momento podría desprenderse de mi cuerpo.
Todo el asunto del embarazo parecía complicarse más y más, por lo menos en mi mente. Además, saber que Sasuke estaba enojado me afectaba muchísimo, esa noche no veía la hora de poder subir al ático y hablar con el.
—Lo mejor que puedes hacer es ir y comprar una prueba de embarazo para Gwendy —Terminó Rosario.
Levanté la vista, en esos precisos momentos Ben entraba a la habitación, cuando vio a Rosario su rostro se ilumino con una sonrisa, noté el sonrojo de mi amiga en cuanto vio a mi hermano, entre ellos se notaba un entendimiento mas allá de las palabras.
—Hola Ben.
—Hola pequeña Rapunzel —Automáticamente me sentí excluido.
—Ya me voy a casa, ¿me acompañas Benjamín?—Rosario le dedico una radiante sonrisa a mi hermano, que se aparto del umbral de la puerta para dejarla pasar, antes de asentir a su petición con un movimiento de cabeza.
Antes de irse con Benjamín, Rosario me echo una última mirada.
—Trata de aclarar las cosas lo más pronto posible —fue lo que me dijo.
Me quedé solo, sentado sobre la cama y mis pensamientos dando vueltas sin cesar. Todavía no era medianoche, los padres de Sasuke siempre iban a la cama puntualmente minutos después de las doce, entonces era cuando yo subía al ático. Siempre, Sasuke estaba detrás de la puerta trasera para recibirme, pero esa noche sus intenciones eran otras, yo lo veía como una manera más de mostrar su enojo o darme la oportunidad de ir a su encuentro sin presiones.
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La puerta trasera de la casa vecina, estaba abierta. Cuando entré todavía esperaba que Sasuke estuviese en un rincón de la cocina o al pie de las escaleras, pero no fue así. Me apresuré escaleras arriba, cuando llegué frente a la puerta del ático, que estaba semi abierta, la empujé suavemente.
Vi la silueta de Sasuke enseguida, iluminada por la tenue luz amarilla de la única lámpara del cuarto. Cerré la puerta a mis espaldas con mucho cuidado.
—Viniste...—La palabra salió de sus labios como un suspiro.
Sasuke permaneció de perfil, sentado con las piernas cruzadas sobre el colchón a ras del suelo. Fui a arrodillarme a su lado, luego eché el cuerpo un poco hacia atrás, colocando mi trasero sobre los talones.
—Por nada del mundo faltaría a nuestra cita, Sasuke —
—Siempre me a gustado la manera en que pronuncias mi nombre —dijo— .Tengo miedo a perderte, Alejandro...
—No tienes porque pensar eso, aquí estoy porque quiero estar Sasuke, porque no puedo estar lejos de ti por mucho tiempo —Ante aquella declaración que salió del fondo de mi alma, él volteo a verme y quedamos frente a frente, muy cerca.
—Si ella está embarazada, tus padres y los de ella, los obligarán a casarse...
—Te perdono porque obviamente no me conoces lo suficiente, pero a mi nadie me obliga a nada Sasuke, todo lo que hago es porque así lo siento, incluso si es algo que para la mayoría de la gente está mal, si estoy convencido de lo contrario...—embocé mi mejor sonrisa, la que pensaba era sexy, aunque por dentro realmente temblaba.
—No he parado de pensar que vamos a hacer si ella está embarazada —Me gusto que se incluyera en la solución del problema.
—No le faltara el apoyo, ni a ella o al bebé—asegure, ambos nos acomodamos muy juntos, Sasuke no dejaba de crear círculos imaginarios con uno de sus dedos sobre lo largo de unos de mis brazos, mientras que yo cada cierto tiempo, apartaba de su rostro algunos mechones oscuros.
—¿Cómo fue? —Entendí enseguida la pregunta, sin embargo no estaba seguro de querer compartir los detalles de mi primera experiencia sexual —.No quiero detalles, solo tengo curiosidad por saber...si te gusto hacer el amor con ella. Cuando estamos juntos...bueno, aunque entre nosotros no...quiero decir...
Toque sus labios con uno de mis dedos, con aquel gesto le pedía silencio.
—Solo puedo decirte que lo que siento cuando tú y yo estamos juntos supera por mucho lo que experimenté ese día con Gwendy. Te confieso que fui a su casa casi convencido que al tener relaciones con ella podría sacarte de mi cabeza —Terminé contándole sobre la inesperada manera en que terminaron las cosas ese día con la llegada de los padres de Gwendy.
Sasuke escuchó muy interesado el relato y apenas hizo preguntas.
—Recuerdo que no soportaba tu indiferencia y me comporte como un idiota —Sasuke enderezo su postura para mirarme de frente.
—Si las cosas se dieron como dices, yo estoy seguro de que Gwendolyn no está embarazada —dijo. Yo no quise comentarle lo que me dijo Rosario sobre ciertos fluidos con espermatozoides.
—Lo mejor que puedo hacer es ir a comprar una prueba de embarazo —mencioné—.Pero ya no hablemos más sobre Gwendy...
Atrapé su rostro con mis manos y ataqué su boca con la mía, Sasuke no tardo en corresponderme con el mismo ímpetu que mostré yo. La noche terminó para nosotros cuando perdimos la conciencia uno en brazos del otro, en un tranquilo descanso.
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La primera semana de vuelta a la escuela, al último semestre de nuestro último año de escuela superior, para mi fue bastante estresante, y estoy seguro de que Sasuke se sintió igual que yo.
La cercanía de Gwendy mortificaba a ambos, pero yo trataba de comprenderla, sobre todo mostrarle paciencia y consideración. Sasuke casi no podía disimular su malestar, estaba todo el tiempo enojado y evitaba mirarnos.
Gwendy me había buscado al iniciar el día y procuro mantenerse junto a mi no solo en la clases que tomábamos juntos, sino también en el receso. Lo primero que me dijo fue que todavía no se le presentaba la menstruación, y que tampoco lo síntomas que casi siempre sentía días antes.
—Ve y compra la bendita prueba, Alejandro —urgió Rosario en la primera oportunidad que tuvo. Chari me agarró del antebrazo para apartarme a un lado, lejos de los demás estudiantes. Ni Sasuke o Gwendy estaban cerca.
—Tienes que salir de dudas —
Esa tarde Gwendy me fue a buscar al gimnasio quejándose de estar mareada, quería que le hiciera compañía hasta que su hermano pasara por ella. Sasuke me vio salir del gimnasio en su compañía y sentí como si con su mirada él pudiera, si quisiera, incendiarme.
A Dios gracias Tobías llegó casi de inmediato, sin embargo, no vi por los alrededores a Sasuke, a Brenda Lee o a Chari.
Con el ánimo por los suelos inicié el camino a la casa, el plan era buscar dinero y irme directo a la farmacia.
Casi estoy seguro de que ese fue el primer día en que el agobio, esa emoción tan apabullante, comenzó a afectarme no solo mentalmente, sino físicamente.
De camino a casa tuve que detenerme y buscar apoyo en el delgado tronco de un desojado árbol, apoye la mano derecha sobre su fría corteza e incliné el rostro un poco. La mano izquierda la llevé a la altura del cuello e hice presión, mientras la cabeza se me llenaba de imágenes aleatorias sobre Gwendy con una enorme barriga suplicándome que no la dejara sola, un bebé sin rostro o género que levantaba una de sus manitas hacía el frente, y el rostro enojado de Sasuke cuando lo dejé en el gimnasio.
En esos segundos, al amparo de la capucha del abrigo que ocultaba mi rostro y lo protegía de la brisa helada casi cortante, me vi incapaz de pensar coherentemente y terminé sacudiendo la cabeza, en afán de alejar todos aquellos intrusivos pensamientos.
Realmente no sabía que me estaba pasando, tampoco como sentirme mejor, pero por instinto busqué controlar mis respiraciones pensando que me ayudaría. Cerré los ojos como una manera de tomar control de mi cuerpo, entonces sentí sobre el dorso de la mano que todavía tenia apoyada en el tronco, una pizca de algo frío, luego otra y otra más.
Abrí mis párpados antes de que la brisa llevara los siguientes copos de nieve sobre mi rostro, segundos después me vi rodeado del comienzo de una intensa e inesperada, por lo menos para mí, nevada.
Y poco a poco se fue aclarando mi mente y aquella incomoda sensación de agobio, mermando. Me separé del árbol y reanude mi caminata. Aunque al principio me preocupé por la incapacidad de pensar con claridad, o incluso moverme que minutos antes me atacó, conforme caminaba pude relajarme y envié a un rincón de mi mente ese primer episodio de mi historia con los ataques de pánico.
Cuando llegué a casa, antes de adentrarme en el patio eché un rápido vistazo a la casa del lado, me imaginé que Sasuke podría estar esperándome, pero me equivoqué.
O eso crei hasta que lo vi sentado en el concreto, su espalda pegada a una de las paredes laterales de la casa, sus hermosas manos de dedos largos extendidas al frente, mientras los débiles copos de nieve caían y se derretían sobre sus palmas.
Sasuke levantó la cabeza y llevó su oscura mirada sobre mi en cuanto oyó mis pasos. Se puso de pie embozando una sonrisa de disculpa y en dos zancadas estuvo frente a mi para envolverme en sus brazos.
Yo llevé los míos sobre su espalda y lo apreté contra mi, mientras hundía el rostro en su cuello aspirando su delicioso aroma amaderado. Allí, entre sus brazos, me sentía como en mi hogar.
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