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Capítulo 20



No hay nada malo en nosotros, Sasuke




Llevé una de las manos a mis hinchados labios, en tanto no le sacaba los ojos de encima a Sasuke, quién después de servirme chocolate caliente en el vaso que trajo el termo, bebía a sorbos su porción desde el envase.

Volvió a mi memoria la conversación que tuvimos minutos antes, Sasuke mencionó a su hermano Ryu, y su reacción al vernos juntos, comentó que Ryu se mostro bastante consternado y también molesto al punto de que lo estuvo sermoneando el resto de la mañana y fue allí cuando pasó a contarme el porqué.

—Ryu tiene sus razones, Alejandro —Sacudí la cabeza afirmativamente e hice una mueca, no supe que decirle— .Ryu no quiere que vuelva a salir lastimado, se preocupa por mi —Ante aquello perdí totalmente el camino, me sentí realmente confundido. Ryu no había visto nada, solo dos vecinos dentro de una habitación, y solo podía suponer. Aunque toda la situación se podría prestar para cualquier cosa, nada era seguro, al menos que no fuera la primera vez que Ryu veía a su hermano es una situación similar.

Sus últimas palabras marcaban un precedente para mi.

—¿Qué vuelvas a sufrir? —Recuerdo que le pregunté.

—Hace poco más de un año atrás la pase muy mal cuando me enamoré de otro chico —En ese momento agrande los ojos y lo miré fijamente levantando las cejas en un gesto de estupor, porque realmente aquello no me lo esperaba.

Hasta ese momento yo creía que lo nuestro era su primera experiencia homosexual, igual que lo era para mi, pero sus palabras abrieron mis ojos. Me sentí incómodo, pero a la misma vez deseoso de conocer esa historia.

Sentado con las piernas cruzadas mientras saboreaba el chocolate, que con su tibieza lograba darme calor interiormente, miré a Sasuke invitándolo a contarme, si quería, un poco de su pasado.

En esos momentos también me di cuenta de lo poco que lo conocía, y viceversa.

Sasuke se acomodó de manera tal que su mirada se perdía en el paisaje, muy derecho, con sus brazos, laxos, a ambos lados de su cuerpo.

—Siempre he sabido que...siempre sentí atracción por los varones, nunca he tenido novia, y mi familia lo ha sabido todo el tiempo, porque yo mismo se los dije. Mi madre y mis hermanos optaron por hacerse de la vista larga, mi padre todo lo contrario, él siempre encontró la ocasión ideal para hablarme de lo que él esperaba de mí, de mi rol como varón en la sociedad, y me animaba a conocer alguna chica que me gustará, porque según su pensar, si logro tener una relación heterosexual, todo cambiara...

Aquello último me recordó lo que Rosario me había aconsejado. Sasuke revelo que, a instancias de su padre, su mamá lo llevó con un psicólogo para tratar «el trastorno» que según ellos tenía su hijo. Sasuke, en tono aparentemente divertido, pero que también escondía pesar, me contó de las largas secciones con aquel hombre, inútiles, donde lo único que valía la pena eran los dólares que sus padres pagaban cada mes.

Las idas al psicólogo cesaron cuando Sasuke, de quince años, decidió tratar de engañar a todos, incluso a él mismo, alegando que la confusión que sentía ya no estaba presente.

Por algunos meses el chico, a quién siempre le gusto la música, se mantuvo ocupado con sus clases de guitarra, además de asistir al colegio con Ryu, donde participaba de actividades extracurriculares como los deportes. Nunca más volvió a dar señales de aquella confusión, o trastorno frente a su familia o amigos, pero interiormente él sabía que sus preferencias siempre habían sido las mismas, aunque tuviera que callarlas.

—Eso fue hasta que conocí a Justin y nuevamente perdí la perspectiva de las cosas —dijo y noté rabia en su tono de voz. No supe si era rabia dirigida al tal Justin, o a su alegado fallo al enamorarse del chico.

Para el momento en que conoció a Justin, el chico del que se enamoró, Sasuke tenía casi diecisiete años, el tal Justin, veintidós. Unos días atrás, el pasado veinte de noviembre, el asiático había cumplido dieciocho años. Lo primero que pensé fue que me hubiese gustado haber tenido aquella información antes.

—Justin no era lo que yo creía, de hecho, yo ni siquiera le gustaba, me engaño para sacar provecho de mis padres —Mientras él hablaba yo trataba de visualizar al tipo, aunque ya para ese momento la incomodidad había dado paso al enojo, pues podía sentir lo lastimado que Sasuke había salido de todo ese asunto.

—Justin lo único que quería era el dinero de mi padre, que pudiera sacar a través de mi —El tal Justin se había acercado a Sasuke con intenciones de enamorarlo, pues desde un principio se dio cuenta de que llamaba la atención del joven. Sasuke se sentía muy atraído por Justin y esté se aprovechó.

De algunos coqueteos, pasaron a los besos y caricias, siempre a escondidas. Entre ellos no hubo más intimidad porque, como era de esperarse, Justin no estaba interesado en llevar la situación a más. Fue entonces que comenzó a hablarle a Sasuke de la supuesta enfermedad de su hermana menor y de la gran necesidad de dinero que tenía. Su sueldo como obrero en la obra de construcción, la compañía para la que trabajaba Justin estaba encargada de construir el segundo piso de la casa donde vivía la familia Takahashi, no era suficiente para cubrir los gastos.

Sasuke estaba enamorado e ilusionado, y lo más que deseaba era ayudar a Justin con los gastos que generaba la enfermedad de Eliza, así que no lo pensó mucho para sacar dinero del lugar donde sabía,su padre lo guardaba y entregárselo al otro chico.

—Me dejé engañar, actúe cegado por lo que Justin me hacía sentir, estaba enamorado, creía en él, en sus promesas. No sé cuantas veces me hablo de huir fuera del país, de un futuro juntos —Para ese momento estuve a punto de pedirle que no siguiera, no quería saber más de su romance con Justin, de lo mucho que él le hizo sentir, de lo enamorado que estaba. Me puse de pie después de dejar la taza casi vacía a un lado.

Caminé algunos pasos aspirando suavemente el frío aire que cargaba el olor a grama húmeda, en afán de aclarar mis pensamientos. Sasuke permaneció callado y yo buscaba bajar un poco la intensidad de mis celos. Porque estaba ridículamente celoso al oír hablar de aquel pendejo que había logrado provocar en Sasuke tan intensos sentimientos, pues el tono de su voz al hablar de él no mentía, y por primera vez tuve miedo que él, Sasuke, estuviese tan lastimado que no pudiera o no quisiera entregar nuevamente su corazón.

Y estaba mi consciente que eso me dejaba en una mala posición, pues yo ya estaba irremediablemente enamorado.

—Alejandro...

—¿Qué pasó después? —

Me obligue a peguntar a pesar de las ganas que tenía de salir corriendo. No lo miré de frente, permanecí de espaldas a él.

—Mi padre se dio cuenta de lo que sucedía y nos confronto, fue cuando Justin rebelo sus verdaderas intenciones y sentimientos, le grito a papá que yo era un maldito perturbado, que él no tenía la culpa de lo fácil que había caído en sus engaños...le dijo que no sabía como pudo aguantar el asco que yo le provocaba...papá no hizo nada en contra de él para evitar habladurías sobre mi, sobre la familia, pero no sabes las cosas que me dijo después, a solas...—La voz de Sasuke evidenciaba plenamente el dolor, la rabia y frustración que experimentó en aquel momento y que al recordarlo al parecer volvía a experimentar, casi con la misma intensidad— .Luego de eso mamá enfermó, o por lo menos empeoró su enfermedad, pues era algo que arrastraba desde antes. Semanas después papá decidió vender la casa y aceptar un puesto de trabajo en Ohio, según sus palabras todos necesitábamos un cambio de ambiente —Sasuke no lo dijo, pero inferí que la mudanza se debió más que nada al afán de su padre de llevar a su hijo menor lejos del tal Justin, aunque el tipo había asegurado que realmente no estaba interesado en él.

—Ryu está preocupado por mi, no porque crea que tu eres como Justin, sino por la reacción de papá, si sospechara que entre nosotros...le juré a papá que...sé que fue un juramento en vano y que él lo sabe también...pero me siento tan presionado, Alejandro...—La inestable voz de Sasuke se quebró y fue cuando me giré para verlo con las manos sobre su rostro, el cuerpo inclinado sobre sus dobladas rodillas. Las lágrimas que yo contenía lograron escaparse de mis ojos y al verlo sacudir los hombros, me di cuenta de que él también lloraba.

Casi me abalance sobre él para abrazarlo lo mejor que pude, sentía su dolor como si fuera mío.

—Hay algo malo en mi, Alejandro...en nosotros...

Arrodillado junto a él, con mis brazos tratando de abarcar su cuerpo, que se sacudía entre sollozos apagados, percibí la intensidad de su pesar, pude sentir y entender sus emociones y dichos, aunque no estaba de acuerdo.

Algunos minutos después, cuando lo senti sosegado, me eché hacía atrás para quedar sentado sobre mis pies y me llevé la humedad de mis mejillas con el dorso de una de mis manos.

Sasuke levantó la cabeza y dejó escapar un largo suspiro.

—Me siento ridículo —Lo oí decir aún rehuyendo mi mirada. Yo podía entenderlo, quizás pensaba que ese momento de vulnerabilidad lo hacía ver débil y tonto pero no era así, no conmigo.

—No tienes porque, lo que sucede es que aún te afecta lo que sucedió con ese chico. Entiendo que sientas temor a un nuevo confrontamiento con tu padre si sabe de nosotros, también entiendo la reacción de Ryu, ustedes apenas me conocen...pero yo te puedo asegurar de que lo único que me atrae de ti son esos labios tan bonitos que tienes, tus ojos oscuros y rasgados, y que mis intenciones son borrar esa tristeza que a veces veo en tu mirada...

Me arriesgué a mencionar aquello último para darle ligereza al momento, buscando que se relajara un poco, pero contuve el aliento cuando no me contesto enseguida.

Sasuke se puso de pie y caminó fuera de la manta, lo oí soltar otro suspiro mientras me daba la espalda, seguro estuve que mi tonto comentario lo había molestado.

De pronto lo oí reír, sonoras carcajadas salían de su garganta, cuando lo tuve de frente le brillaban los ojos, yo también me puse de pie y lo miré confundido. Él se acerco a mi para abrazarme con fuerza a su pecho, mientras depositaba rápidos y cortos besos por todo mi rostro, dificultándome hasta mantenerme de pie, pues casi me tenía cargado.

De esa manera tropezamos y dimos tumbos, sin caer, alejándonos del lugar donde estaba la manta. Sasuke no paraba de reír.

—Eres especial mi Alejandro, desde que te vi supe que eras la persona indicada para mi, el único que podría hacerme feliz, y con quien podría mostrarme como realmente soy y me siento —No negaré que el drástico cambio en su ánimo, pasar de la tristeza a reírse desaforadamente me preocupo, pero fue algo pasajero pues me di cuenta que las boberías que dije hicieron su trabajo. Además, ¿cómo permanecía serio y indiferente a sus besos y caricias?

Mas tarde ese día, dejando atrás el tema del fatídico Justin, Sasuke y yo volvimos a tumbarnos sobre la manta a disfrutar de los sándwiches que él había preparado y algo de fruta.

Luego bajamos hasta las áreas principales del parque buscando fuentes de agua potable para beber, pues eso fue lo único que Sasuke olvido, de allí regresamos a nuestro lugar entre los árboles, donde Sasuke enseguida agarro la guitarra dispuesto a tocar cualquier melodía que yo le pidiera.

—Y si conozco la letra, la cantaré para ti —me prometió embozando mi sonrisa favorita.

La tensión pasada, incluso el pesar que percibí en su expresión, se diluyó con el paso de los minutos. Nuestro entorno se llenó de la música que él hacía flotar desde la vieja guitarra y también de su linda voz, mientras yo, que de vez en cuando me veía inquieto por los recuerdos del anterior relato de desengaño, poco a poco permití que verlo y sentirle allí, junto a mi, apaciguara mi temor.

Porque desde ese día supe que Sasuke era un chico, que aun a su corta edad, cargaba con muchos traumas y temores a sus espaldas.

Mientras sonreía escuchándolo cantar mi canción favorita, que en mi mente bauticé como nuestra canción, un intrusivo pensamiento se instaló en mi mente;

¿Podría algún día hacerle ver al atormentado chico que amaba lo equivocado que estaba, que no había nada malo en nosotros?

***************************

El regreso a la escuela después del receso festivo me confronto con una de mis realidades, mi novia Gwendy. Esa mañana, cuando ella me vio llegar, en pleno pasillo atestados de estudiantes, casi me salto encima para echarme los brazos al cuello y llenarme el rostro a besos. Yo la abracé por la cintura buscando separarla de mí, más que devolverle la efusividad de su bienvenida.

Mis ojos se desplazaron, como si tuviesen voluntad propia hacía la derecha, hasta allí donde estaba Sasuke con su hermana, esperado el timbre de inicio de clases.

Bajé la cabeza avasallado por la intensidad de su oscura mirada y del rictus de enojo en sus labios. Entonces terminé por apartar con suavidad a Gwendy a un lado, sin embargo la tome de una de sus manos y avance con ella directo al aula de nuestra primera clase, y mientras caminaba, trataba de reunir valor para terminar con ella.

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

—No entiendo...—El bonito rostro de Gwendolyn transmitía su total incredulidad ante lo que le acababa de decir. Enseguida estuve seguro de haber actuado con premura, en el lugar equivocado y quizás con las palabras incorrectas, pero, ¿de qué otra manera le decías a tu novia de cuatro meses que ya no quieres estar con ella?

Estábamos en el receso, los dos solos y apartados en nuestra mesa. Lo quise de esa manera porque había escogido ese momento para hablar con ella pues no vi que tuviese alternativa, no pensaba ir por su casa, con aquella única y última vez, fue suficiente.

Además, no estaba dispuesto a continuar aquella relación que ya no tenía nada más que dar, por lo menos en lo concerniente a mi, me sentía desleal y una mala persona.

Sin embargo, no pensé que la reacción de Gwendy fuera tan explosiva, mucho menos rodeados de media escuela.

—¿Ya no me amas, Alejandro? —Hasta allí mi novia no alzo la voz, recuerdo que me miraba fijamente, incrédula y dolida, mientras con una de sus manos buscaba la mía para apretarla suavemente.

—Te quiero mucho Gwendy, eres linda, una chica especial, pero...

Gwendy retiró su mano, la unió a la otra y las apretó al tiempo que apretaba también sus labios.

—No me amas...—murmuró y vi como progresivamente sus lindos ojos se llenaban de lágrimas, me sentí como una mierda— .Lo sabía...—

—Gwendy...

La rubia se puso de pie rápidamente tomándome por sorpresa, la vi sortear la silla en la que estaba sentada y en tanto se detenía a unos cuantos pasos de mi, señalarme con uno de sus dedos.

—A quién amas ahora, ¿Alejandro? —exclamó mientras me señalaba mirándome fijamente, la vi recorrer con la mirada parte del salón de la cafetería y cuando se quedo mirando en dirección a Sasuke y Suzume, por poco me escondo debajo de la mesa.

—Puedo imaginarme a quién, pero que se sepa, a ella también la dejaras como una muñeca de trapo inservible una vez te canses de ella —grito llena de ira antes de agarrar su bulto y volver a echarme una penetrante mirada. De un segundo a otro allí estaban sus amigas, tres de ellas haciendo gestos de rabia en mi dirección, tratando de consolar a la rubia. Permanecí callado, de frente a la mesa y sintiendo que todos los ojos del estudiantado estaban sobre mi. Unos se reían de mi o de ella, otros murmuraban expresiones de sorpresa, también estaban los que movían las cabezas de manera negativa, molestos.

El grupo de amigas se alejó de mí, llevando consigo a la lastimada Gwendy, mi exnovia. Fui consciente de que poco a poco la atención que atrajo nuestro encuentro se perdía, casi todos volvían a lo suyo, solo unos cuantos insistían en echarme miraditas. Entre ellos estaban Rosario, Sasuke y su hermana, se encontraban cerca de una de las puertas de doble hoja que llevaba de vuelta a los pasillos.

No sé si esperaba que se acercaran y por ese motivo me sentí mal cuando los vi darme la espalda y salir de la cafetería. Volví a sentir aquella incómoda sensación de aislamiento, de soledad y me llené tristeza.

Recuerdo pensar que bien se hubiese sentido el abrazo del chico que verdaderamente amaba, una demostración de cariño en público que estaba prohibida para nosotros. Aquello último hizo que cambiara la sensación de tristeza por una de rabia y frustración.  


*En audiovisuales el video de la canción de 1988 «Nothing gonna stop us now» de la banda norteamericana Starship. Esta canción es la favorita de Alejandro, la canción de él y Sasuke.

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