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Capítulo 16


Fuera de base



Gwendolyn me miró fijamente con aquellos ojos tan azules como un cielo sin nubes antes de colocar una de sus manos sobre mi nuca para atraerme hacía ella y robarme un rápido beso en los labios.

Ella dejó escapar una risita pues yo no la dejé alejarse del todo antes de atrapar nuevamente sus labios con los mios en un beso algo menos rápido que el anterior.

—¿Sabes cuánto te quiero? —preguntó ella en tono suave sin dejar de mirarme a los ojos. Nos encontrábamos sentados frente a una de las mesas más apartadas de la cafetería, hacía días que aquella esquina se había convertido en «nuestra esquina».

Desde el día en que me propuse emular la fría actitud de Sasuke hacía mi, también decidí ponerle alma y corazón a mi relación con Gwendy. No sabía si la relación funcionaría a largo plazo, pero mientras tanto disfrutaba de su compañía y muestras de cariño. Estar pendiente a ella también me evitaba la pena y la lucha interna entre lo que quería hacer, mis ojos insistían en desviarse hacia Sasuke cada vez que lo veía venir, y lo que debía hacer, ignorarlo completamente.

Estar con ella me ayudaba y también era una manera de demostrarle a Sasuke que no me estaba muriendo por él, aunque sinceramente aquello último se acercaba mucho a lo que sentía.

Mientras Sasuke pasaba la mayor parte del tiempo con Rosario y su hermana, yo no me separaba de Gwendy, en ocasiones nos agrupábamos con sus amigas en una mesa, pero la mayoría de los días solo éramos ella y yo.

—¡Nene, parece que ni Gwendy o tú pueden mantener sus manos alejadas del otro! —comentó Rosario una tarde, coincidimos frente a la casa, ella llegaba de la tienda con Brenda Lee, que entró casi corriendo a la vivienda, y yo había salido a recoger la correspondencia.

Le dediqué una sonrisita taimada y me encogí de hombros.

—¿Ves como yo tenía razón? —Rosario puso una de sus manos sobre mi hombro a modo de gesto para que me detuviese, yo hice una pausa en mi andar y ella se coloco a mi lado.

—Seguro que ese golpe que te dio Peter te afecto momentáneamente...—Rosario no fue explicita, pero ella y yo sabíamos, sin necesidad de abundar, a que se refería.

No sé que vio mi amiga en mi gestos, si algo, pero al parecer sintió la necesidad de repetir la promesa que me hizo días atrás.

—No te preocupes, a nadie le dire lo que me dijiste —mencionó a lo cual yo, incómodo, giré de prisa y entre a la casa.

Esa tarde permanecí en mi cuarto oyendo música, pasando de todos y de todo.

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Con el día de acción de gracias a menos de una semana en el futuro Gwendolyn no podía ocultar su frustración por tener que acompañar a su familia en un viaje hasta Chicago.

Si fuera por ella cancelaría los planes del viaje familiar para pasar esa semana de vacaciones conmigo, pero lamentablemente aquello no estaba en sus manos.

Lo que si estuvo en sus manos fue invitarme a visitar su casa aquel lunes, último día de clases antes de las festividades, después de clases.

—Papá, mamá y mi hermano estarán afuera toda la tarde, saldrán de compras —Gwendy no me dijo el porque ella no iría con ellos, pero me dejó clara sus intenciones para conmigo — .Estaremos solos tú y yo, Alejandro —añadió antes de depositar un ligero beso sobre mi mejilla y mirarme con esa miradita ingenua a la vez que maliciosa.

No voy a negar que en ese momento sentí emoción por la promesa que sus palabras implicaban. Y por verme ante la posibilidad de experimentar mi primera relación sexual, que debido a mi ignorancia,  guardaba la esperanza de que gracias a ella podría aclarar mis sentimientos e inquietudes, en favor de una relación heterosexual, sana y natural.

De dejar en el pasado lo que creía Sasuke significaba para mi, junto con todo lo que su sola presencia provocaba.

Esa tarde abandoné mi casa a solo minutos de haber llegado de la escuela, solo quería refrescarme un poco. Di gracias por no encontrarme con Rosario o Brenda Lee pues lo menos que quería era distraerme, tener tiempo de pensar mejor las cosas y terminar quedándome en casa.

Casi no podía controlar mi nerviosismo mientras caminaba dándole vistazos al pequeño pedazo de papel donde Gwendy había escrito las indicaciones para llegar a su casa. Nunca había estado allí antes aunque tenía una idea de qué tan lejos estaba. Pude hacer el viaje en la bicicleta, pero preferí evitar una caída ya que en las aceras y calles habían evidentes parches de hielo gracias a las bajas temperaturas de aquellos días.

Después de varias equivocaciones, con las manos y el rostro entumecidos gracias a la brisa helada, al fin visualice la casa de ladrillos, de dos plantas y tejas, con un enorme árbol centenario en el patio delantero, donde vivía mi novia.

Gwendolyn parecía estar detrás de alguna cortina esperando mi llegada porque no tardo nada en abrir la puerta y echárseme encima una vez que cruce el umbral.

La rubia beso mis labios con suavidad y no tardo en buscar acceso al interior de mi boca mientras me abrazaba colocando sus brazos alrededor de mi cuello, casi forzándome a inclinarme hacía ella y responder a su arrebato de pasión.

Cuando nos separamos Gwendy tomo una de mis manos y entre risas, sin darme tiempo a recomponerme, halo de mi escaleras arriba. Me dejé llevar por su entusiasmo y poco fue lo que pude apreciar del entorno, pues mi novia llevaba prisa.

El cuarto de Gwendy olía a cítricos, era una habitación bastante grande decorada en distintos tonos de blanco y rosado, tal cuál me había imaginado.

Una cama de dos plazas con un edredón de apariencia suave en diferentes colores pasteles como azul, amarillo, rosado y un lindo color lima llevaba el protagonismo. Encima de la cama, justo en el medio de la misma, pude notar varios peluches afelpados de diferentes tamaños y texturas, a la par de algunas muñecas con vestidos bordados.

Ya antes había visto ese tipo de muñecas en algunos anuncios de televisión y me parecían algo inquietantes, con sus ojos de cristal que parecían mirarte allí donde fueras.

—¿Te gusta? —Gwendy soltó mi mano, cuando yo estaba a pasos de la puerta mientras ella, con las manos a la cintura pretendía modelar, nunca supe si su ropa, unos pantalones bastante cortos de tela suave y una camisilla ajustada e igual de corta color melocotón, o quería que prestara atención al cuarto, con sus cortinas vaporosas también en tonos pastel.

Embocé mi mejor sonrisa en respuesta a la de ella y repasé de un vistazo su atuendo, admirando lo bien que le quedaba.

—Me encanta —dije.

—Ponte cómodo Alejandro —dijo ella, me fijé que a la derecha se abría una puerta que daba a un baño, y hasta allí caminó Gwendy — .Ya vuelvo —añadió y antes de desaparecer en el interior del cuarto de aseo volvió a echarme una de sus intensas miraditas.

Por mi parte estaba bastante nervioso y a la expectativa de lo que podría pasar entre nosotros, dos adolescentes sin experiencia dispuestos a juntos experimentar nuestro primer encuentro sexual.

No podía dejar de pensar en cuál sería mi respuesta sexual ante Gwendy, me preguntaba si mi miembro se comportaría igual que con Sasuke la última vez que nos besamos.

También temía ser un rotundo fracaso con ella, inquieto palpé por encima de la tela de mis jeans el pequeño paquetito de aluminio en cuyo interior esperaba un preservativo para ser usado, cortesía de Ben, aunque mi hermano no sabía que lo había sacado de sus cosas.

Gwendy no tardó casi nada en el baño, cuando salió lo único que pude notar diferente en ella fue la aparente humedad en sus labios quizás debido a una nueva pasada de brillo labial.

—Siéntate aquí a mi lado —Mi novia palmeo un lugar junto a ella sobre el colchón y yo obedecí, a su lado estuve más consciente de su rico aroma a cítricos, que parecía impregnar casi todo en aquel cuarto.

Gwendy sacudió su melena rubia y se acomodó mejor para mirarme, yo imité lo último y me concentré en aquellos lindos ojos y pequeños labios.

Por unos segundos no hicimos más que mirarnos fijamente, pero la risa nos gano y ambos estallamos en carcajadas. Sin embargo, segundos luego pude sentir una de las manos de mi novia sobre el cuello, mientras arrimaba su rostro al mio para comenzar un intercambio de pequeños y fugaces besos que pronto se intensificaron.

Al separarnos para buscar aliento Gwendy aprovecho para sacarse la camisilla que llevaba, quedando en un sostén blanco de encaje que hacía lucir sus medianos pechos muy hermosos y delicados. Contuve el aliento, a la espera de los primeros indicios de excitación provocados por el intercambio de besos y la imagen de mi novia semi desnuda, sin embargo nada sucedió, por lo menos nada rotundo.

Aun así estaba dispuesto a ir por todas y envalentonado devoré de un solo vistazo lo que se me ofrecía, Gwendy se puso de pie y dejó caer aquel pantaloncito corto mostrándome unos interiores igual de blancos que el sostén, también envueltos en encaje.

En esos momentos pensé que para cualquier chico Gwendy sería un sueño hecho realidad, la chica ideal.

Y cuando ella se subió nuevamente a la cama, está vez para sentarse sobre sus piernas ligeramente recogidas, extender sus brazos y con sus manos liberar mi torso, primero de la chaqueta térmica para luego continuar con el suéter que llevaba debajo, dejándome desnudo de la cintura para arriba, volví a contener el aliento y sentí como una oleada de calor subía hasta mis mejillas.

Insistí en mantener la mirada sobre ella, repasando su nívea piel con la mirada para imaginar lo bien que me sentiría acariciándola, besándola. Era mi forma de estimularme, o tratar de estimularme, empujando fuera de mi mente las comparaciones, y el recuerdo de cierto japones que aun allí, en aquella situación, amenazaba con adueñarse de mi mente. Si eso sucedía sería el principio del final.

Gwendy volvió a acercar su rostro al mío, pero fui yo que desesperado e impulsivamente cerró la distancia entre los dos con un solo movimiento para atrapar su boca, mientras envolvía su cintura con mis brazos y la atraía sobre mi pecho, ansiando sentirla contra mi, sus manos ancladas sobre mis hombros.

Pronto estuvimos sobre el colchón besándonos apasionadamente, mientras con manos inexpertas y torpes buscábamos despojarnos de la ropa que nos sobraba.

Minutos después en calzoncillos, respirando agitado y a gatas sobre el colchón me acerqué a ella que permanecía boca arriba, su mirada nublada por la excitación. Sin embargo, aunque yo me sentía preparado para el momento todavía percibía que echaba de menos algo, aunque no lograba entender qué.

Gwendy levantó los brazos en mi dirección, para llamarme sin necesidad de palabras, y yo obediente me entregué nuevamente y sin perder la fe a los brazos de la persona que creía podría liberarme de aquellos pensamientos anti naturales, como los llamaba mi amiga Rosario.

Fueron momentos en que no me importaba lo que vendría luego, tampoco me preocupe al sentir mi casi inexistente respuesta sexual. En ocasiones recuerdo lo evidente que fue el poco entusiasmo frente a mi novia, una chica por la casi cualquier chico enloquecería de ganas, cualquier chico menos yo.

Sin embargo, esos días lo único que yo buscaba era evadirme y solo sentir debajo de mi, piel con piel a mi hermosa novia, dandole la bienvenida a mi mascunilidad, que casi de manera forzada poseía su interior.

Confundido, acalorado, pero decidido a exorcizar gracias al acto sexual con una mujer los demonios que me instaban a pensar en Sasuke, recuerdo que me movía en su interior cada vez con más fuerza, con esa sensación de placer, casi extinta, que iba y venia, mientras oía los fuertes, pero a la misma vez tan falsos gemidos que salían de la garganta de mi novia entre tanto mantenía los ojos cerrados.

—Ya llegamos Gwendy, cariño...papá olvidó la billetera y tuvimos que regresar, ¿puedes creerlo?—Detuve los movimientos a la misma vez que Gwendy abría los párpados y me miraba a los ojos con terror.

La chica me empujó fuerte y sin previo aviso para liberarse de mi peso, yo algo confundido probablemente di la peor imagen de mi vida, desnudo, con un preservativo guindando de mi desinflado miembro y los calzoncillos blancos de raya en la cintura todavía atorados en mis rodillas.

Así me puse de pie y casi doy con mi humanidad al suelo en tanto Gwendy se cubría la desnudez con una bata de toalla.

Unos toques sobre la madera de la puerta nos sobresaltaron a los dos.

—Gwendy linda, ¿estás ahí? —llamó su padre tratando de girar el pomo de la puerta.

—Enseguida voy papá, me estaba bañando —Creo que en esa ocasión me vestí en menos de dos minutos pero aunque ya estaba listo para irme de allí, no tenía la menor idea de como saldría de la casa sin ser visto por los padres y el hermano de mi novia.

Gwendy me hizo señas para que guardara silencio, ambos oímos los pasos de su madre cerca de la puerta del cuarto, seguidos del pesado paso del padre rumbo a la escalera. Segundos después se escuchó el ruido de una puerta en el segundo piso al ser cerrada.

—Nos vamos Gwendy, ¿estás segura de que no quieres venir? —Pegada a la puerta pero sin intentar abrirla Gwendy le contestó a su hermano.

—No, Tobías, aún tengo un leve dolor de cabeza, que la pasen bien —Hubo unos segundos de silencio antes de que Tobías volviera a hablar. Lo imaginé pensativo y atento a cualquier sonido que viniera del interior del cuarto y le pareciera extraño.

—No nos tardaremos —

Mi novia permaneció dándome la espalda unos instantes, cuando me miró noté algo de vergüenza en su expresión, vergüenza que compartíamos, ninguno de los pudimos mantener el contacto visual por mucho tiempo. Tuve la impresión de que nuestro primer encuentro sexual en vez de acercarnos acabo por alejarnos más.

Mucho después hacía el camino de regreso a casa, con más frío que horas antes y totalmente derrotado porque sin importar lo que sucedió con el regreso imprevisto de la familia de mi novia, aquella experiencia sirvió para hacerme entender que mis sentimientos y emociones ya no estaban con Gwendy, que ni siquiera me atraía físicamente no importaba lo hermoso de su rostro y cuerpo, o la tibieza y suavidad de su piel.

Esa noche mientras deambulaba por las calles de Cleveland, cerca de mi casa, pero sin animarme a llegar, acepté finalmente mi verdadera orientación sexual y de la mano de ella me reafirmé en lo que ya sabía, estaba rotunda e irreversiblemente enamorado de Sasuke Takahashi.

*********************

Recuerdo que luego de dar varias vueltas por las calles vecinas, cansado y sintiendo que la ventisca nocturna se metía por cualquier recoveco del abrigo que llevaba, inicié el camino a la casa.

Ya había oscurecido, según mi reloj faltaban varios minutos para las ocho de la noche. Solo me separaban unos pasos de la entrada peatonal de mi casa, y fue entonces cuando me fijé que un vehículo claro se detenía frente a la casa de los vecinos.

Lo manejaba una chica morena, desde mi posición, terminé ralentizando los pasos porque algo me dijo que me interesaría ver bajar al o a los ocupantes del carro, también noté que era muy linda.

Y si, antes de meterme al patio de la casa pude ver salir del auto al pasajero que cargaba su casi inseparable guitarra y que evidentemente venía muy alegre y risueño en compañía de la muchacha.

Con el corazón inesperadamente acelerado enderecé mi postura y giré a la izquierda en dirección a mi hogar, sin embargo, no aparté la mirada con la celeridad suficiente para no toparme con la oscura de Sasuke, que pareció enmudecer ante mi presencia.

Apretando los labios mientras parpadeaba repetidamente para alejar las traicionera lágrimas que amenazaban con nublar mis ojos, apuré el paso ansioso por refugiarme en el calor de mi hogar.



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