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Capítulo 12


Problemas a la vista




La segunda semana de noviembre las temperaturas ya no permitían salir sin un buen abrigo encima. Esos primeros días después del accidente de Ben, de vuelta a la escuela, tuve la sensación de estar perdido. Con solo unos días fuera, basto para atrasarme bastante en algunas clases, además de que socialmente me vi aislado, pues Gwendy me había ignorado absolutamente y Rosario al parecer volvía a preferir la compañía de los japoneses a la mía.

Recuerdo que esos días además de sentirme marginado, tenía que bregar con mis sentimientos por Sasuke que ya se perfilaban claros para mí. De esa época predomina el recuerdo de lo mal que llegué a sentirme porque Sasuke pasaba de mí, completamente. Lo veía de lejos, mientras yo picoteaba mi almuerzo, sentado en una mesa con personas totalmente ajenas, él compartía con Rosario y Suzume.

Nunca me animé a acercarme a ellos, a pesar de mi amistad de años con Rosario y lo bien que nos llevábamos Suzume y yo. Nunca quise imponer mi presencia, la inseguridad pudo sobre mi usual carácter seguro.

De ese modo terminó la semana y vi con alivio el fin de semana donde no tendría que ver a ninguno de mis compañeros de clases. Mis planes eran mantenerme al abrigo de mi cuarto y aprovechar el tiempo libre para estudiar el material de las pruebas necesarias para el ingreso a la universidad.

Ese viernes Brenda Lee y yo regresamos juntos a casa, y mi hermana no lo había pensado mucho para preguntarme sobre Gwendy.

—¿Ya terminaron? —Miré de reojo a mi curiosa hermana, sus ojos marrones se veían inmensos enmarcados por el cabello trenzado— .No pude dejar de notar que ya no están juntos, están como dice mamá, cada uno por su lado —Esa era una frase muy común cuando nuestra madre se refería a algunas parejas separadas o en proceso de divorcio, ya sean conocidas o parejas de la farándula.

—No lo sé —contesté hundiendo mis manos en los bolsillos del abrigo que llevaba, y acelerando los pasos pues la suave brisa fría arrecio un poco.

—¿Ya no la quieres? —La pregunta de mi hermana fue inesperada y me hizo cuestionarme por primera vez mis sentimientos por Gwendy. No solo lo que sentía en aquellos momentos sino lo que ella me inspiraba hacia meses atrás cuando le pedí que fuera mi novia— .No entiendo a los hombres...no te entiendo a ti, Alejo. Hace unos meses atrás te morías por Gwendolyn Harrison, ahora parece no importarte —agregó Brenda Lee con desaprobación en su tono de voz.

—Gwendy me importa pero si lo que quieres decir es que ya no quiero estar con ella, te diré que es de humanos desilusionarse, no solo de hombres —puntualice con firmeza.

Gwendolyn fue mi amor platónico por muchos años, luego, cuando ella puso sus ojos en mí, fuimos dos enamorados que salíamos juntos y nos divertíamos. Aquello había sido hasta hacía muy poco, antes de formalizar nuestra relación en un noviazgo que resulto no ser para mi lo que yo esperaba, aunque tampoco entendía bien por aquellos días el verdadero significado de lo que esperaba.

La realidad era que estaba muy confundido, no podía comprender como pasé de estar ilusionado por una chica, a sentirme completamente enamorado de un chico.

¿Enamorado?

Ese solo pensamiento provocó un escalofrío que me recorrió el cuerpo.

—Ya viste, para mi que Chari y ese chinito tienen algo...—Iba tan ensimismado en mis conclusiones que no me había dado cuenta que caminábamos frente a la casa de Chari, en el balcón se encontraba ella con Sasuke y Suzume.

Brenda Lee hizo un gesto de saludo con su mano, yo evite mirarlos directamente.

—No es chino, ellos son japoneses y eso lo sabes —mascullé y bajé la cabeza, pendiente a mis pies y a cada paso que daba sobre la acera.

—Discúlpame, hermanito...—dijo ella alargando la palabra hermanito— .No sé porque, pero creo que Gwendy debe de cuidarse de esa chica japonesa —añadió pegándome un pequeño empujón en el brazo, tomándome de sorpresa. Brenda Lee dejó escapar su risita maliciosa.

—No sabes lo que dices —alegué— .No sé de dónde sacas tantas suposiciones —

—Y tengo más, no te imaginas la de cosas que comentan en los baños de la escuela —dijo ella sin parar de reír con malicia —.El otro día escuché a una chica decir que Peter Logan está celoso de nuestro vecino porque ahora anda para arriba y para abajo con Rosario—Nos detuvimos frente a la casa, me giré para mirarla de frente, intrigado. Recordé la fiesta de Halloween y ver a mi amiga con Peter, besándose. No había vuelto a pensar en eso y mucho menos preguntado a Chari.

—La chica dijo que todos pensaban que Rosario y Peter serían la próxima parejita de la clase graduanda —continuó Brenda Lee con expresión de sabelotodo. Pensé debatir un poco más con mi hermana, pero me dio pereza.

—Ve a hacer tus tareas Brenda Lee y no pienses tanto en las pendejadas que dice la gente.

Entré a la casa antes que ella y subí directo a mi habitación antes de que mamá y se diera cuenta de mi presencia y me ocupara en algo. Aquella tarde fingí sentirme acatarrado y ni siquiera bajé a cenar.

******************

El fin de semana lo dedique a estudiar, prácticamente no salí del cuarto, quería prepararme muy bien para una de las pruebas más importantes de mi joven vida. Mamá subió en varias ocasiones para consentirme y decirme lo orgullosa que estaba de mi desempeño escolar y los planes de convertirme en médico cirujano, un camino bastante arduo por recorrer.

El domingo en la tarde Rosario pasó a visitarme, además de que le dedicó algo de tiempo a mi hermano, lo ayudo con la alimentación y la oí dale ánimos.

Yo aproveché para llamar a Gwendy y disculparme con ella, le dije que habían sido días de mucha tensión, dándole a entender que la situación con Ben era la causante de que me mostrara molesto. Mi novia escuchó mis disculpas intercalando algunos monosílabos aquí y allá pero me quede con la impresión de que no creía en mis palabras totalmente.

Quedé algo frustrado e igual de confundido pues al final, cuando colgué la comunicación con Gwendy me pregunté que buscaba con mantener una relación que sabía ya, no me hacía feliz.

Recuerdo que no fue una la ocasión en que miré a través de una de las ventanas del cuarto, mis ojos en dirección al ático de la casa vecina que siempre lucia en penumbras.

—Maria dice que no has dejado de estudiar —Rosario al fin encontró tiempo para mí, ahora pienso mucho en aquellos días y he llegado a la conclusión de que fue por esa época que Benjamín y ella comenzaron a construir un vínculo especial.

Mi amiga entró a la habitación en el momento en que me alejaba de la ventana , ambos nos dejamos caer sobre el colchón de mi cama casi al mismo tiempo. Chari recogió sus piernas, sentándose en posición de indio, mientras yo me estiraba cuan largo era, de lado, colocando una de mis manos sobre la cabeza para soporte.

Rosario le echó un vistazo al escritorio repleto de papeles y algunos libros.

—Quiero pasar ese examen con muy buena puntuación y el tiempo se acorta —dije mirándola desde abajo, casi al ras del colchón.

—No necesitas esforzarte tanto Alejo, estoy segura de que aun sin estudiar serás uno de los estudiantes con mejor puntuación en el Collegue board —comentó ella y sé que así lo creía.

Sin embargo, aun cuando siempre he gozado de buenas calificaciones sin esforzarme mucho, yo entendía a que me enfrentaba con aquel examen y necesitaba sentirme seguro de poder salir airoso de la prueba porque era una  decisiva a la hora de conseguir mi puesto en la universidad de Akron. Esto no era para dejárselo a la suerte, había que esforzarse.

Aquella tarde hablamos no solo de mis planes futuros sino también los de ella, mi amiga planeaba ir al colegio donde asistía Maricarmen después de graduarse de cuarto año, allá incluso estudiaba Ben.

Le dije que me hubiese gustado que solicitara admisión a la universidad de Akron como yo lo hice, e irnos juntos a estudiar, pero Rosario no quería irse a estudiar lejos de casa y dejar sola a su abuela.

Su visita me sirvió para distraerme bastante porque luego de la mención de los estudios muy por encima, nos dedicamos a las habladurías típicas de los adolescentes sobre ciertos compañeros de escuela, o incluso maestros que por diferentes razones levantaban especulaciones entre el estudiantado.

En otras palabras, chismecitos de escuela, entre ellos los que hablaban de Peter y el beso de la fiesta de Halloween. Recuerdo que no pude contenerme y le mencioné lo que me había dicho Brenda Lee sobre su amitad con Sasuke y lo que mucha gente pensaba, que Peter estaba celoso de Sasuke por lo unido que estaba a ella.

Mi amiga tomó todo a risa, burlándose de los rumores sobre un futuro noviazgo con Peter solo porque los vieron besándose esa noche, y su risas se intensificaron al oír lo que dije sobre Sasuke.

—Tú sabes muy bien que no me gusta Sasuke, te lo dije antes, Alejandro. Él es mi amigo y de vez en cuando lo ayudo con la tarea —Fue su respuesta y aunque ella tenía razón, una conocida sensación de alivio volvió a abrazarme. Rosario mencionó que el muchacho había tenido algunas dudas los días en que yo estuve ausente y que ella se ofreció a ayudarlo como lo hizo antes.

—Lo de Peter no fue nada, solo nos divertíamos y él lo sabe muy bien —añadió en tono ligero aunque eso a mí no me constaba— .A mi no me gusta Peter, tampoco Sasuke...

Rosario hizo silencio repentinamente, dándome la impresión de que deseaba decir algo más, algo que ni siquiero yo, su mejor amigo, sabia. Alce los ojos y le dedique una sonrisita que quería ser de ánimo.

—Que hablen lo que quieran —Finalizó pero me quede con la idea de que aquello no era lo que quería decir.

Sin embargo, fue allí cuando nos interrumpió Brenda Lee, entrando como un torbellino al cuarto para llevarse a Chari con ella pues le quería mostrar unas revistas juveniles.

—Te encantará el afiche de Ralph Macchio, está guapísimo... —Rodee los ojos ante los dichos de mi hermanita antes de enderezarme sobre el colchón. Rosario no pudo negarse a la urgencia de Brenda Lee de enseñarle al protagonista de la película Karate Kid.

No pude sacarme de lamenté la idea de que mi amiga  tuviese algún secreto guardado que yo no conocía, y aunque esa posibilidad me llenaba de intriga, tuve que reconocer que yo también tenia secretos que no me había atrevido a revelarle a nadie, ni siquiera ella, como mi atracción por el chico japones.

*******************


Se acercaba la época festiva de navidad, época también de exámenes finales, fiestas y vacaciones. Gwendy y yo volvíamos a pasar tiempo y sentarnos juntos. Ninguno de los dos hizo nada por terminar el noviazgo, nuestra pequeña desavenencia quedo sepultada entre algunos besos fugaces. Ella se mostraba emocionadísima por las próximas fiestas, el próximo día de acción de gracias saldría junto a su familia de viaje fuera de Ohio, era algo que solían hacer mucho.

Contrario a nosotros, los Morell, para mi familia no había viajes fuera de Ohio. En años anteriores, en ocasión de la cena de acción de gracias, solíamos recibir algunos primos de papá, pero ya para ese año no teníamos familia inmediata viviendo cerca, casi todos habían regresado a la isla o se habían mudado a ciudades más cosmopolitas como Nueva York. Y aunque mis padres todos los años hablaban de hacer un viaje familiar a Puerto Rico, la economía no lo había permitido.

Así que el receso navideño lo pasaríamos en casa, eso si, disfrutando de la riquísima comida que mamá y mis hermanas preparaban, una fusión de la comida puertorriqueña y por supuesto la americana.  Recuerdo que hasta yo cooperaba, nos sentábamos en la mesa del comedor con nuestra peor vestimenta, para la tarea de pelar viandas, como guineos verdes y yautías, y confeccionar pasteles en hoja, una comida típica navideña de nuestra isla.


Fiel a su fama de lo variado de sus temperaturas, pues en verano podías encontrarte con días inusualmente fríos y a finales de otoño con días de temperaturas primaverales, ese noviembre de 1988, después de semanas con temperaturas de cuarenta grados Fahrenheit, todos pudimos despojarnos de nuestros abrigos y salir al exterior en el receso para almorzar.

Ese mediodía el sol dejaba caer sus tenues rayos sobre nosotros, y una brisa suave y fresca bailaba a nuestro alrededor. Me encontraba con Gwendy terminando de almorzar en una de las mesas estilo picnic de madera, si miraba un poco a mi izquierda me encontraría directo con Sasuke, Rosario y Suzume sentados frente a otra de las mesas haciendo lo mismo, debido a eso mantenía mi atención lejos de esa dirección.

Distraerme con Gwendy era bastante fácil, pues mi novia siempre tenía un tema de conversación. Además, ella no perdía la oportunidad para entretenerme con sus mimos que yo me dejaba hacer. No la rechazaba, incluso en ocasiones era yo él que tomaba una de sus manos o la abrazaba sin ningún motivo, de manera espontánea, buscando revivir quizás esa chispa entre nosotros que existía al comienzo de nuestro noviazgo y que se había ido apagando.

Esa tarde apenas restaban diez o doce minutos para que se escuchara el timbre anunciando el comienzo del segundo período de clases cuando la voz, muy conocida, de alguien gritando, agitado, llamó nuestra atención, y la de muchos más estudiantes en los predios del plantel.

Como otros, Gwendy y yo miramos en la dirección que se escuchaban los gritos. Era Peter Logan quien voceaba mientras Daniel y otro chico del que no recordaba el nombre se mantenían cada uno a un lado, de brazos cruzados sobre el pecho y sin perder de vista su objetivo; Sasuke Takahashi.

Me puse de pie lentamente y apoyé las manos sobre la superficie rugosa de la mesa, yo también tenía la mirada fija, pero en Peter. No me di cuenta de que me había movido hasta que Gwendy colocó una de sus manos en mi antebrazo.

Fue allí donde me di cuenta de que todo mi cuerpo y mente estaba a la expectativa y listo para la acción. Sabía identificar problemas cuando los veía y Peter Logan y sus amigos estaban ansiosos de armar uno.


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