Capítulo 10
¿Y si nos besamos?
Sasuke estaba de pie frente a la mesa de madera con su guitarra en mano. Eche un vistazo hacia la casa vecina y por ende al supuesto camino entre los arbustos utilizado por el chico para llegar hasta acá.
Volví la mirada nuevamente hacia Sasuke, bajo su escrutinio el placer de fumarme el cigarrillo se perdió y lance lo que quedaba hacia mis pies.
Aun así me encogí de hombros simulando indiferencia.
—Sentarse en el techo de una casa es ejemplo de tomar riesgos innecesarios, pero fumar...
—Piensa lo que quieras, yo siempre hago lo que quiero...—contesté aun consciente de que me oía a la defensiva, pues lo estaba, además de que todavía mi corazón latía acelerado debido al susto que me lleve cuando apareció de la nada.
Aunque yo era consciente que igual esa sería mi reacción, no importaba si me hubiese avisado con tiempo —. Y eso depende de como se miren las cosas, como todo en esta vida —añadí buscando suavizar el tono de voz.
Sasuke embozo una pequeña sonrisa divertida.
—No quise asustarte —dijo él.
¿Es qué acaso lee mis pensamientos?
—Tranquilo...
Sasuke fue a sentarse frente a mi de forma que pudiese acomodar la guitarra sobre sus muslos, el japones llevaba pantalones largos y bastante anchos de tela de pijama y una camisilla blanca que dejaba al descubierto sus brazos. Lo miré acomodarse en la posición correcta para tocar el instrumento, fui consciente de la tensión en sus brazos, y de lo atractivo que lucia.
Recorrí con la vista el largo de su brazo derecho hasta llegar a su mano de finos dedos sobre las cuerdas de la guitarra.
Un poco aturdido y con miedo ante la posibilidad de que Sasuke notara mi escrutinio, no podía saber en esos momentos que él sentía la misma atracción por mí, retire la mirada para fijarla sobre la mesa que nos separaba. Lo mínimo que sentiría el chico si se daba cuenta de la manera detallada e intensa en la cual lo miraba, sería incomodidad y de seguro comenzaría a mirarme con recelo.
—¿Te importa si toco algo de música?, algo suave pues casi todos duermen —En esos momentos nada me gustaría más, pero no lo dije solo negué con un leve movimiento de cabeza.
Sasuke volvió a acomodar el instrumento y rasco las cuerdas de la guitarra liberando las primeras notas de una melodía suave al comienzo, luego, con un poco más de ritmo y me sorprendió totalmente cuando lo oí cantar, y cantar en lo que supuse era japones.
Sasuke era dueño de una hermosa voz profunda y aunque yo no entendía ni una palabra, estaba disfrutando de la música y su interpretación.
—Linda...—dije, pero me pareció que esa palabra no era suficiente halago. Había disfrutado de las suaves notas que salían del instrumento al vibrar sus cuerdas, pero sobre todo de su voz y la propia interpretación de mi vecino.
—Son dos estrofas de la canción mi vecino Totoro, una película animada para niños —mencionó con simpleza.
—Cantas verdaderamente bien —Aun no me sentía cómodo, sentía que debía añadir más, pero mi miedo a ser muy efusivo me hacía dudar.
—Gracias...
El silencio que siguió solo fue roto por los ruidos provenientes del ocasional automóvil que pasaba por la calle, el sonido, casi imperceptible, de la brisa agitando las escasas hojas del viejo árbol que nos cobijaba, y algún que otro sonido aleatorio producto del entorno.
—¿Por qué no fuiste con tu hermano y sus amigos? —No esperaba la pregunta. Sasuke coloco la guitarra con cuidado sobre la mesa, nos miramos.
—Lo pensé, pero casi de inmediato descarté la opción aunque no tengo nada de sueño, bueno no tenía, ahora estoy un poco cansado —mencioné sin rebuscar tanto lo que diría. Cuando estaba con él no solía pensar tanto antes de hablar. No utilizaba poses, como hacía estando con muchos de mis compañeros, incluida Gwendy.
Sonreí e hice una mueca, eso si, evite mirarlo directo a los ojos pues cada vez que me había atrevido a hacerlo, tenía la impresión de que no podría apartar la vista de sus ojos oscuros, ojos que tenían un extraño efecto hipnótico en mí.
—De seguro mi hermano y sus amigos están ahora mismo bailando salsa y te diré que no es uno de mis ritmos preferidos —Apenas me di cuenta de que seguramente Sasuke no sabía de que hablaba.
—He oído hablar de la salsa, y también del merengue, son ritmos caribeños, creo que me gustaría aprender a bailarlos —Nuevamente me equivocaba, era de esperarse que siendo músico, Sasuke estuviese al tanto de los diferentes géneros musicales, allí el ignorante era yo.
—Toda mi familia a excepción mia ama la salsa, a mis padres les trae muchos buenos recuerdos de su juventud en Puerto Rico. Yo nací allá, pero prefiero el Pop...
Guarde silencio abruptamente pues, cohibido, me pareció que había hablado demasiado. Sin embargo, Sasuke me prestaba toda su atención.
—Me encantaría aprender a bailar salsa e ir a Puerto Rico —Fue lo que dijo.
—Hablaré con mi hermana Maricarmen para que te enseñe a bailar, seguramente aprenderás rápido y te divertiras mucho —Sasuke acomodó mejor su postura y volvió a mirarme de lleno, me fue difícil evadir sus ojos.
—¿Por qué no lo haces tú? —Creo que agrande los ojos desmesuradamente, y abrí la boca para emitir algo, pero no sabía que. En otras palabras me quede mudo, vi turbación en el japones, quizás ante mi reacción y silencio, o por su propia e inesperada pregunta.
—¿Te imaginas lo raros que nos veríamos bailando salsa juntos? —Aquello fue lo único que se me ocurrió decir, pregunta que terminé soltando unas carcajadas que disminuyeron al ver lo pasmado que se veía Sasuke.
El muchacho se apartó los cabellos de la frente con una de sus manos y bajo la vista a la guitarra.
—Era...broma...
—¡Claro! Lo sabía, pero ¿sabes qué? El problema no solo sería ese, sino que yo no sé bailar salsa...—añadí alzándome de hombros y con una sonrisita de bobo pegada a los labios.
No estaba seguro de nada, y mi contestación a su sugerencia podria malinterpretarse, pero si me hubiese limitado a asentir, a guardar silencio...
Confundido, en esos momentos no tuve una idea clara de lo que habría sido mejor, quizás decir un:
¨Por supuesto que te enseñó a bailar salsa, Sasuke¨
Sin embargo, su "era broma" también me dejaría mal parado. Aquel intercambio de palabras comenzó a inrritarme pero lo que hizo Sasuke luego gano mi completa atencion.
De repente él soltó unas carcajadas, tan espontaneas como fuera de lo común. Lo miré colocarse la guitarra otra vez sobre sus muslos y dar unas cuantas notas preparándose para iniciar la misma melodía que lo escuché interpretar, aun sin conocerlo, desde alguna parte de su casa, recién se habían mudado.
Era la introducción a una de mis canciones preferidas, y no solo eso, está vez el chico por el cual estaba perdiendo hasta la perspectiva de las cosas comenzó a darle voz a la hermosa letra que contaba la historia de dos amantes dispuestos a todo por permanecer juntos y defender su amor.
Me dejé llevar al escucharlo cantar esa canción y solo tenía ojos para él. Repasé su postura, pude apreciar el cabello un poco largo en la nuca cuando bajaba la cabeza, lo vi cerrar los ojos y disfrutar la música además de saborear las palabras al cantar. Sasuke disfrutaba realmente prestarle voz a las hermosas estrofas de amor y sacarle acordes a su vieja guitarra.
En esos momentos sentí como me desprendía del temor a lo desconocido, a experimentar, a sentir de lleno todo lo que aquel hombre joven frente a mi provocaba en mi interior.
Solo una cosa podía interrumpir ese momento y fue cuando se encendió la luz del patio de mi casa. Contuve la respiración a la espera de que en cualquier momento alguno de mis padres abriera la puerta y me viera. Seguramente no la pasaría nada bien cuando se dieran cuenta de que había bebido y fumado.
Pasmado apenas me moví, pero Sasuke hizo lo contrario, tomo una de mis manos y halo de mi, que me puse de pie de un salto. No me resistí y lo seguí fuera del patio de mi casa hasta la puerta trasera de su casa.
El muchacho abrió la puerta y enseguida estuvimos adentro. Todo paso bastante rápido sin embargo, me di cuenta de que en efecto alguien había abierto la puerta de tela metálica de la casa y vuelto a cerrarla porque oí el característico sonido que hacía al dar sobre el marco.
Sasuke no soltó mi mano y me guió escaleras arriba hacia el segundo piso de la vivienda, desde allí subimos una estrecha y corta escalera hasta el ático, en el trayecto me di cuenta de que la casa donde vivía Sasuke y su familia tenía casi la misma distribución que la mía, a excepción del cuarto en el desván.
El cuarto del chico no era muy grande y en algunas áreas el techo de la habitación se notaba bastante bajo. En tanto Sasuke se encargaba de cerrar la puerta yo permanecí de pie y de un solo vistazo me fije en la distribución del poco mobiliario. Había un colchón a ras del suelo, un librero repleto de libros pegado a la pared izquierda, y un mueble de madera con tres gavetas, sobre este una enorme lámpara, la única fuente de luz en la habitación. Justo encima de ese mueble el chico japones dejó la guitarra.
Mi vista fue de allí a la única ventana del cuarto, y recordé la primera vez que vi al muchacho. Admití que desde esa noche tenía bastante curiosidad por el interior del lugar y no fue una la ocasión en que me pregunté que estaría haciendo su ocupante.
—No lo pensé mucho allá abajo, solo me preocupo que tu familia no te viera en las condiciones que estas —Lo oí decir — .No debí traerte hasta acá, si quieres bajamos y me aseguro que la persona que salió ya no...—
—Tranquilo, me salvaste de una buena reprimenda —Le aseguré, no hubo necesidad de decirle que allí estaba más que cómodo y que no tenía intenciones de irme a casa todavía. Lo que él en esos momentos quizás veía como impulsividad, para mí era la oportunidad de estar juntos un poco más.
Sasuke embozo su pequeña y habitual sonrisa antes de sentarse sobre el colchón a ras del suelo, una vez allí me señaló el espacio vacío junto a él.
Una conocida sensación de nerviosismo se apodero de mi ánimo pero aun así fui a sentarme junto a él. Desde allí volví a echarle un vistazo al dormitorio, era evidente que Sasuke dormía solo, a diferencia mia no compartía cuarto con su hermano mayor.
Los colores claros predominaban en la poca decoración del cuarto, eso me parecio raro pues a su dueño parecían gustarle las prendas oscuras al vestir.
Tanto Sasuke como yo teníamos las piernas cruzadas, en la posición llamada de loto, uno frente a otro.
—Si mamá se da cuenta de que bebí alcohol mi castigo será por lo menos hasta que se acabe el año escolar el próximo junio —Ya para ese momento los vapores del alcohol habían comenzado a disiparse un poco. Sin embargo a mis palabras las siguieron unas carcajadas— .Gwendy estaba peor que yo, la pobre se vomito y todo —añadí aunque de inmediato quise retirar lo dicho, no quería que Sasuke pensara que me estaba burlando de mi propia novia.
Me llevé una de mis manos a la cabeza y me rasque con los dedos la coronilla.
—Fue la primera vez para los dos...
Mi voz se perdió bajo su escrutinio, que comenzó a ponerme más nervioso.
—Los padres siempre quieren lo mejor para nosotros —dijo él en clara referencia a mi comentario sobre mi madre y el supuesto castigo que recibiría de ser pillado ebrio. Sasuke mencionó que probablemente sus padres hiciesen los mismo con él.
—Probablemente no soy el primer joven en decirlo pero me propongo no volver a beber alcohol por buen tiempo —Ante esto fue Sasuke el que se echo a reír, y recuerdo que me fascino verlo soltar las carcajadas ante un comentario que yo consideraba bobo pero que a él le ocasiono risa, una risa tan espontánea, como desacostumbrada.
Sasuke comentó que su hermano mayor Ryu, el rebelde de la familia, solía beber alcohol en compañía de sus amigos cuando aun no se graduaba de escuela superior y no fueron pocos los problemas en que se metió como consecuencia.
Sasuke pretendía no estar de acuerdo con la actitud de su hermano, pero aun así yo escuché admiración en el tono de su voz al hablar de él.
De hecho, Ryu, según su hermano, continuaba haciendo lo que le salía en gana sin medir mucho las consecuencias de sus actos. Sasuke me confió que su hermano tenía novia, una chica preciosa, pero que sus padres no lo sabían y no solo eso, sino que no lo podían saber.
—¿Y eso por qué? —No pude evitar la curiosidad, además de que esa premisa me preocupo algo pues enseguida supuse que sus padres no aceptaban a la novia blanca de su hijo por el solo hecho de ser caucásica y no asiática — .¿No la quieren porque no es asiática como él, como ustedes? —
—No, no es eso. Ryu está comprometido en matrimonio desde que era un bebé, su novia, Akiko, vive en Florida con sus padres. Su papá es el mejor amigo de mi padre desde que eran niños e hicieron ese compromiso en su juventud. Cuando Akiko Ishikawa nació mis padres ya tenían a mi hermana mayor, luego nació Ryu, si hubiese sido yo...—Sasuke dejó la frase inconclusa, en suspenso y se encogió de hombros.
—¿Entonces tu también tienes un compromiso? —Eso no era lo que había entendido, pero quería estar seguro.
—No, solo Ryu y créeme que no le hace ninguna gracia, pero sabe que tiene que cumplir, pronto comenzaran los preparativos para su boda con Akiko. Todo se atrasó con la enfermedad de mamá, pero ahora que ella está mejor...—Sentí alivio al escucharlo, aun sin estar seguro de hacia dónde iba nuestra relación, fue un alivio saber que Sasuke no estaba comprometido con nadie. Y no negare que no acababa de comprender aquello de los matrimonios arreglados y por compromiso, algo que para mi solo se daba en películas y telenovelas.
La premisa me parecía muy loca y la vida que le esperaba a Ryu con aquella muchacha, a la que solo lo unía un compromiso hecho por su familia, aun antes de nacer, era algo que me infundo miedo, no podía imaginar como se sentiría el hermano de Sasuke.
Quizás toda la rebeldía que mostraba, según Sasuke, era consecuencia de ese absurdo compromiso.
—Tu hermano debe de sentirse totalmente presionado —
—Sé que se encuentra dividido entre lo que quiere hacer y el compromiso, pero aun cuando Ryu es rebelde e impulsivo, creo que muy en el fondo sabe que se casara con Akiko —Me pregunté que pensaría la supuesta novia del muchacho, si acaso lo sabia.
Bajé la mirada a mis manos y nada dije, Sasuke tampoco hablo, los ruidos comunes de un hogar casi a las dos de la madrugada se intensificaron acompañando nuestras suaves respiraciones.
No sabía que pensaba Sasuke o si estaba conciente de nuestro entorno como yo. Su aroma amaderado asalto mis fosas nasales de manera intensa, levanté la mirada y me encontré perdido en la suya, en esa oscuridad que me miraba directo a los ojos.
Emocionado abandoné su mirada en favor de esos labios que deseaba probar con tantas ansias, pero volví a mirar sus ojos para escrudiñar su sentir, lo menos que quería era aventurarme a ciegas...
Sin embargo, con nuestros rostros tan cerca, entremezclando respiraciones, el camino hacia sus labios se hizo tan corto, tan correcto...
Y allí estaba yo, atrevido, por primera vez saboreando tentativamente la suavidad de esos finos labios con los mios algo gruesos, y con mi lengua abriéndose paso a la cálida cavidad de su boca y sintiéndome correspondido, con algo de timidez y temor por él, pero disfrutando al fin, probando, succionando, lamiendo...
Sin tocarnos, solo nuestros labios unidos en aquel beso que inicio la magia entre nosotros, una magia que en aquellos años pensaba podría con todo lo adverso, con todos los que se opondrían a nuestro amor. Sin embargo, no mucho tiempo después me di cuenta lo equivocado que estaba.
Para nosotros no existió magia tan poderosa que pudiera sobre los prejuicios, o sobre el sentido de compromiso, y eso lo aprendí de la manera más dolorosa.
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