Capítulo 7
Tal vez habrían pasado unos ¿treinta minutos? No lo sé, pero Yoongi ya se había dormido, aferrándose por completo a mi cuerpo, descansando plácidamente en el colchón de su cama.
Yo no había podido dormirme con él. Sólo quería poder disfrutar un poco de estos escasos minutos a su lado, antes de volver a casa. Ya no podía tardarme más, o mamá me daría el regaño del siglo por haberme tardado más de lo estipulado por ella misma. Con cuidado saque los brazos del joven alfa y me separe con sigilo de su lado.
Lo observe por unos segundos, lucia tan tranquilo, tan en paz, que podría apostar a todo para poder quedarme y compartir con él esa paz que emanaba su ser.
Algo tímido por lo que haría, me acerque a él, y deje un dulce y cálido beso en su mejilla, me despedí aunque el no me viera y salí de su pintoresca habitación.
Abajo estaba el resto de los Min, compartiendo un grato momento en familia mientras veían una película.
—Oh Jimin, ¿Ya te vas?—me preguntó la madre de Yoongi.
—Si señora, debo irme, mamá debe estar preocupada, ya he tardado lo suficiente con estas cosas—dije señalando la bolsa con los huevos que traía.
—Oh, comprendo, puedes venir cuando gustes cariño—dijo amablemente—Sabes que está es tu casa, después de todo te conozco de toda la vida—y era así, ella siempre desde que supo de mi amistad con Yoongi me recibió en su casa como un hijo más, siempre fue dulce conmigo y nunca dejó de decirme que ante cualquier cosa acudiera a ella sin dudarlo mucho.
—Lo haré señora Min, con su permiso debo retirarme—hice una reverencia y me acerque a la puerta de entrada.
—Ve con cuidado muchacho—me dijo el padre de Yoongi, el joven alfa era el vivo retrato de su padre, eran exactamente iguales, cosa que a veces asustaba.
—Gracias, nos vemos.
Y desaloje la casa de los señores Min. Camine lo más rápido que pude a mi casa, mamá de seguro ya estaba sacando sus absurdas conclusiones del porque me he demorado tanto. De camino por suerte no me encontré con nadie que entorpeciera mi andar, por un momento pensé que nuevamente Taehyung se encontraría aquí pero no.
Para mi suerte mamá no había sospechado nada y sin modular palabra alguna me recibió sin reclamos los diez huevos que me había pedido. Al parecer nuevamente estaba experimentando con su adorada cocina, ese lugar era sagrado y nadie podría meterse allí sin que mamá lo aprobará. Todos estaban aquí, papá descansaba en su sofá, mientras que mis hermanos corrían por el patio creyéndose súper héroes.
Vaya imaginación las suyas.
Como no tenía mucho que hacer, opte por irme a dormir. Había quedado con las ganas de hacerlo cuando me acosté con mi Yoonie, pero no pude hacerlo. Les avise que iría a mi habitación, y ellos asintieron sin decirme nada más, dejándome en completa "libertad", y lo digo así porque si por mi fuera, ahora mismo hubiera vuelto a la casa del alfa, pero solo me limitaban hasta el patio trasero, y si no quería podía irme a dormir y eso sería lo que haría ahora.
Me despoje de mis zapatos y mi polera quedando con mi pecho al descubierto. El clima se había puesto más pesado, y dentro de la casa ya era algo sofocante. Por lo que dormiría semi desnudo para tener un sueño más fresco. Acomode mi almohada bajo mí cabeza y me dispuse a dormir. Poco a poco todo el ruido se volvía ajeno a mis oídos, cayendo finalmente en brazos de Morfeo.
Yoongi.
La luz del sol comenzaba a molestar en mi vista. Empecé a removerme en la cama tratando de abrazar nuevamente el pequeño cuerpo al me había aferrado hace unas horas, buscando el rico aroma a vainilla y limón de mí cachorro, pero él ya no estaba aquí. Me había decepcionado un poco, por un momento pensé que él en realidad se quedaría aquí y mandaría al diablo a su familia para estar acurrucadito a mi lado pero lamentablemente no fue así.
Tristemente él nunca cambiaría eso.
Con algo de pereza me puse de pie y arregle un poco mi cabello, que se encontraba mirando para todos lados. Corrí las cortinas y mire al exterior, todo lucia normal, como antes, pero tanta calma me ponía los pelos de punta, era algo así como la calma antes de la tormenta, y por nada del mundo quería que esa tormenta se desatará nuevamente en este pueblo, porque nuestra tormenta aquí se trataba de un feroz lobo que merodea por el bosque.
—Yoongi, ¿estas despierto?—era mí madre.
—Lo estoy, ¿necesitas algo?—pregunté dulcemente.
—De verdad no quería molestarte, pero..—me acerque a la puerta y la abrí, ella me miro y sonrió—Bueno, tu padre saco un pieza de la lavadora, ¿Podrías arreglarlo?—sonrió apenada.
—Ok, no te preocupes. Yo lo arreglo.
Hace ya años que me había convertido en el maestro para todos los arreglos de la casa, no me molestaba que mí madre me lo pidiera a mí, en absoluto. Sólo es que me sorprendía la rapidez con la que las cosas se echaban a perder o se les caían algunas piezas. Retrocedí en mis pasos dados y me puse mis zapatos.
Mamá ya había bajado, por lo que sin más que esperar baje de igual manera las escaleras para dirigirme al patio trasero que era en donde estaba la lavadora, era un tipo de cuartito para dejar los utensilios del aseo y demás.
Mire el lugar, estaba en completo vacío, mamá seguramente se encontraba regando sus flores, papá debe estar con algún amigo de las cercanías de la casa y mi abuelo, hay ese viejo, seguramente estaba por ahí curioseando por los alrededores, algo que me gustaba de él era que siempre tenía algo en mente, nunca se quedaría un día sin hacer nada, se me había adorable de alguna forma.
—Bien, veamos que te sucede preciosa..—dije en un intento de sonar divertido, aunque fue un fracaso totalmente.
Tomé las herramientas de papá y busque la pieza causante del estrés que tenía mi madre por no poder ocupar la lavadora; y como pensaba, una de las mangueras del aparato se había descolocado provocando así que el agua saliera y saliera sin detenciones.
Me tomo sólo unos minutos en volver a encajar la pieza faltante en su lugar. Ya una vez completa mi tarea, volví a guardar las herramientas de papá, una por una sin dejar alguna afuera, si fuera así sería capaz de colgarme. Ahora que todo estaba en su lugar me di media vuelta con la intención de volver a mi habitación, pero unos gruñidos llamaron mi atención, mi paso cesó rápido.
Él terror invadió mi cuerpo, y con algo de torpeza me di la vuelta para encontrarme con una criatura, para nada salvaje, respire tranquilo cuándo vi que sólo se trataba de un perrito que se había atorado con el cerco de la casa.
Reí por haber temido por ese gruñido, cuando sólo se trataba de un inofensivo can danés si no me equivocaba. Con cautela me acerque al canino, no quería asustarlo y que por eso me mordiera, ni yo ni el saldríamos bien parados de una situación como esa. Como temía, el can reaccionó a la defensiva, pero no me detuve, no era tan cruel como para dejarlo ahí a su suerte, así que pese a lo que sea, intentaría ayudarlo.
—Haber cachorro, veamos como te saco de este embrollo...—reí, a causa de que involuntariamente había rimado. Después de que me haya ganado la confianza del cachorro comencé a actuar, fue más o menos complicado poder sacarlo del cerco pero lo hice.
Le volví a acomodar su arnés y le deje libre, esta era mi obra buena del día y eso me hacía sentir de alguna forma bien conmigo mismo.
—¿Ayudando a tu prójimo Min gruñón Yoongi?—preguntó una voz burlona, una sonrisa involuntaria se formó en mis labios y con emoción me gire hacía la voz familiar que estaba a mis espaldas.
Conocía al portador de esa voz.
—Volviste maldito ingrato..—mis ojos comenzaban a picar y un nudo se había formado en mi garganta, era él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro